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Información M. Liz 2008 PDF
Información M. Liz 2008 PDF
Manuel Liz
manuliz@ull.es
Por el camino, en el apartado 3, presentaré también una serie de ideas acerca de cómo
podrían seleccionarse contenidos informacionales específicos, del tipo que a sea F, sin
apelar en ningún momento a la existencia de algún tipo de “funciones”.
(Se podría también intentar caracterizar la información como una propiedad funcional.
Toda propiedad funcional sería de segundo orden, aunque no toda propiedad de segundo
orden sea funcional. Ser una propiedad de segundo orden es ser una propiedad tal cuya
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definición requiere cuantificar, en sentido lógico, sobre otras propiedades. Ser una
propiedad funcional es ser una propiedad cuya definición requiere no sólo cuantificar
sobre otras propiedades, sino que esas propiedades satisfagan un determinado tipo de
estructura funcional. Hemos optado por la definición más permisiva)
(Esa indeterminación es compatible con el hecho de que los objetos con esa forma
tengan de hecho unas determinadas propiedades constitutivas y con el hecho de que
sean efectos causales de otras cosas. Y también es compatible con el hecho de que el
tener cierta forma limite también, a su vez, qué cosas pueden ser efectos causales suyos)
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8. La información puede medirse. La información se mide en cantidades de información
(bits, entropía, qubits, etc.). La cantidad de información mide la capacidad de tener
información.
Al decir esto, no sabemos de qué material es la vasija. Como hemos dicho, el que pueda
contener, dada su forma (y tamaño), un volumen de ½ litro, o de 1 litro, o de 5 litros,
etc., no determina ni las propiedades, constitutivas o relacionales, de la vasija. Ni
tampoco sus propiedades causales. Y tampoco sabemos qué clase de líquido contiene la
vasija (si es que contiene alguno).
11. Pero el saber qué cantidad de información puede contener un portador, deja
indeterminadas tanto las propiedades físicas del portador (constitutivas, relacionales,
causales, etc.) de tal cantidad de información como el contenido semántico concreto que
ese portador puede contener dada su capacidad para contener esa “cantidad de
información”.
(Podemos entender las propiedades físicas de primer order del portador como las
propiedades no informacionales con las que describimos la realidad desde el punto de
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vista de las ciencias más básicas. El contenido semántico sería la clase de información
que resulta cognitivamente relevante desde un punto de vista psicológico.)
1. ¿Qué sentido puede tener la idea de que, en el fondo, toda la realidad es sólo
información?
13. Tal idea está hoy día presente en ciertos ambientes. Pero de acuerdo a nuestra
anterior noción de portador de información, y de sobreveniencia de la información a
(otras) propiedades físicas, estrictamente no puede existir sólo información.
Sería como decir que puede existir la capacidad de contener un volumen de ½ litro, de 1
litro, de 5 litros, etc., sin que exista ninguna clase de “vasija”.
14. Tal vez la idea de que, en el fondo, toda la realidad no es sino información tenga un
sentido sólo epistemológico. Por “realidad” se entendería entonces “realidad
epistémicamente accesible”.
Aunque si lo que se quiere decir es que de la realidad sólo podemos conocer cantidades
de información, y relaciones entre cantidades de información, entonces la realidad
accesible se convierte en algo ciertamente bastante pobre.
Nunca podríamos afirmar que consiste en algo como que a sea F, para ningún a y F que
no fueran cantidades de información.
Sin embargo, abundan las afirmaciones de ese tipo. Y a menos que se muestre cómo
podrían ser traducibles a otras afirmaciones involucrando tan sólo cantidades de
información, lo cual es dudoso, deberemos concluir que el problema es más bien
explicar cómo podemos tener esos contenidos semánticos del tipo consistente en que a
sea F (siendo a y F otras cosas aparte de cantidades de información).
15. Explicar los contenidos semánticos es una tarea realmente complicada. Pero un
planteamiento muy influyente en los últimos años ha sido el de Fred Dretske
(Knowledge and the Flow of Information, 1981). Y a través de él, podemos hacer
explícitos tres grandes problemas.
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La señal s, recibida en el receptor r y procedente de una fuente a, tiene el
contenido semántico consistente en que a es F syss la probabilidad condicional
de que la fuente a sea F es 1, dada la señal s y dado cierto conocimiento K que el
receptor tiene acerca de las posililidades de ser F de la fuente a.
Si, por ejemplo, la fuente a puede ser o bien F, o bien G, o bien H, y K consiste
en que la fuente no es H, entonces la señal s tendrá el contenido semántico
disyuntivo que a es FvG, si es 1 la probabilidad de que a sea o bien F o bien G
dado s.
(Dejaremos al margen este problema. Los dos siguientes son más graves.)
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probabilidad p menor que 1, entonces justo en esa misma medida ese contenido
sería correcto. En otras palabras, ese contenido tendría una probabilidad de error
de 1-p, que es justamente la probabilidad que tiene el que s no tenga como
contenido que a sea F. Lo que en cualquier caso se requeriría es alguna distancia
entre tener el contenido que consiste en que a es F y que sea correcto tener ese
contenido.
(Los dos últimos problemas son ampliamente discutidos por Fodor en A theory
of Content, 1980. Y son problemas realmente viejos. Especialmente el problema
del error aparece ya planteado con asombroso detalle en el Crátilo de Platón)
16. Así pues, no existe sólo información. Y tampoco conocemos sólo cantidades de
información. Pero quedaría pendiente la pregunta: ¿Conoceremos sólo aquello que
puede llegar a expresarse mediante contenidos semánticos del tipo “que a es F”?
17. Por simplicidad, vamos a considerar esa parte de nuestra mente que consiste en
estados epistémicos que, de un modo u otro, tienen que ver con el conocimiento.
Mi tesis en este punto sería que no es posible una explicación, no regresiva ni circular,
del conocimiento basado en contenidos semánticos sin recurrir a un conocimiento que
no sea únicamente un conocimiento basado en contenidos semánticos.
Ejemplos: “Conozco que Madrid es la capital de España”, “Sé que Ulises volvió
a Ítaca”, “Sé que la pasión ciega el entendimiento”, etc.
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de cierta forma. Conozco directamente a a. El contenido de mi conocimiento
(parcial o no) es ahora a mismo.
Con independencia de los conceptos que tenga, de los lenguajes que utilice, del
nombre o nombres con los que reconozca a a, de la poca o mucha información
que tenga sobre a, etc., si conozco a a, entonces conozco directamente al propio
y auténtico a. Si realmente conozco a a, no podría ser de otro modo.
Mi tesis afirmaría que no se puede explicar cómo nuestro conocimiento puede basarse
en contenidos semánticos, contenidos del tipo que a sea F, sin suponerse que también
tenemos conocimientos que no se basan en contenidos semánticos, conocimientos del
tipo “conozco a a”.
18. El que no sea posible conocer en base a contenidos semánticos sin conocer algo de
manera diferente, sin conocer algo que no esté elaborado en el formato de unos
contenidos semánticos, implica que no todo en la realidad que nos es accesible es
información.
La realidad no puede ser para nuestra mente una simple “fuente de cantidades de
información”. Ni tampoco, una simple “fuente de contenidos semánticos”. De algún
modo, nuestra mente ha de “tocar la realidad”.
19. ¿Qué más puede haber en nuestra mente? ¿Qué más puede haber aparte de
cantidades de información y de contenidos semánticos particulares? Para muchos
autores (incluyendo al propio Dretske), ese “algo más”, que no es sólo una serie de
cantidades de información y que tampoco consiste sólo en contenidos semánticos
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particulares, ese “algo más” capaz de seleccionar unos contenidos semánticos
particulares, es una serie de “funciones”, “fines”, “mecanismos de control”, etc.
Una perspectiva muy extendida a la hora de explicar cómo nuestra mente selecciona
unos determinados contenidos semánticos apela a nociones como “funciones”,
“finalidad”, “control”, etc. Y esta perspectiva puede aplicarse también a otros sistemas
receptores de información aparte de nuestra mente.
No todo contenido semántico del tipo consistente en que a es F, que puede ser
transmitido por una señal, es igualmente relevante para el sistema (para su
supervivencia, para su funcionamiento eficiente, etc.). Y el contenido semántico
propio de una señal puede seleccionarse en relación a esa relevancia diferencial.
Será un contenido semántico seleccionado sólo aquel contenido semántico que
desempeñe un papel funcional relevante en la economía informacional del
sistema. Sólo aquel contenido semántico que desempeñe una función al
satisfacer determinados objetivos, al servir para controlar determinados
procesos, etc.
Al poder tener acceso epistémico a esas funciones, fines, parámetros de control, etc., de
manera acaso consciente, ¡nuestra mente accedería con ello directamente a ciertos
rasgos de la realidad sin pasar por ningún contenido semántico!
20. Esta perspectiva nos sitúa frente a la noción biológica de información. Se trata aquí
de una información no sólo medida, sino descrita a través de ciertos contenidos
semánticos que son seleccionados funcionalmente.
Así, por ejemplo, podría hablarse de que ciertos movimientos de la cola de algunos
animales son los encargados de transmitir información sobre la presencia de peligro
(depredadores, etc.) en el entorno. O de que ciertos colores o gestos indican una buena
disposición reproductiva. O de que cierta información genética es la encargada de
ordenar la producción de determinadas proteínas o ciertos órganos, y que otra
información genética es simplemente “residual”, etc.
Hay una inmensa literatura en Biología y en Filosofía de la Biología sobre este tema. Y
sobre todo hay dos maneras de entender las funciones: 1) en un sentido histórico, en
relación a la noción de “adaptación”, y 2) en un sentido sistemático y sincrónico,
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conectado con el sentido en el que, por ejemplo, pueden identificarse las funciones de
diferentes partes de una “máquina”.
21. Pero, como se ha señalado repetidamente, esas dos maneras, de hecho muy
diferentes, de entender las funciones llevaría a conclusiones distintas respecto a cuáles
son los contenidos semánticos relevantes seleccionados. La noción de “función” está
llena de problemas. Tanto, o más, que la propia noción de “información.
22. Y aún hay otro enorme problema añadido. Las funciones, se entiendan como se
entiendan, son también propiedades de segundo orden (en este caso, obviamente, serían
también propiedades funcionales). Y su condición como propiedades “físicas” se ve en
mucho más grave peligro de exclusión (de exclusión del mundo físico) que la propia
información.
El problema aquí es que la información nos parece una propiedad mucho más básica
que las funciones. En otras palabras, estrictamente en el mundo físico sólo quisiéramos
admitir propiedades (y relaciones) físicas de primer orden y, acaso, información. Y las
funciones deberían ser reducibles a los anteriores elementos.
Estrictamente, no nos parece que en el mundo físico puedan aparecer las funciones
como propiedades primitivas (ni siquiera las que puedan llegar a llamarse “funciones
naturales” desde un punto de vista biológico evolutivo).
23. ¿Hay alguna otra manera de seleccionar contenidos semánticos? ¿Hay alguna forma
de hacerlo sin apelar a la noción de “función” (o a nociones equivalentes)? A
continuación, voy a presentar de manera muy arriesgada una posible alternativa.
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4. Una señal si puede servir para señalizar un objeto oi, o varios objetos diferentes
oi, oj, ….
25. Un contenido semántico consistente en que a sea F podemos entenderlo como una
propiedad adscrita a ciertas combinaciones peculiares de señales que el sistema es capaz
de producir. La propuesta es la siguiente:
Definimos S(si) como el conjunto de los objetos señalizados por la señal si.
Definimos S(sj) como el conjunto de los objetos señalizados por la señal sj.
(C2) Si hay señales F’, F’’, etc., tales que 1) el sistema pueda producir las
combinaciones R(a,F’), R(a,F’’), etc., y 2) se satisfacen para estas
combinaciones ciertas condiciones de corrección del tipo C1, diremos que el
sistema es capaz de reidentificar los objetos señalizados por a.
Si hay señales a’, a’’, etc., tales que 1) el sistema pueda producir las
combinaciones R(a’,F), R(a’’,F), etc., y 2) se satisfacen para estas
combinaciones ciertas condiciones de corrección del tipo C1, diremos que el
sistema es capaz de generalizar sobre los objetos señalizados por F.
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También diremos que la señal F se convierte en una señal con valor
generalizador.
Si un sistema
entonces
Dicho de otro modo, R(a,F) tendrá el contenido semántico de que a es F cuando una
señal a con valor identificador se combine con una señal F con valor generalizador,
teniendo como condición de corrección que S(a)⊆S(F).
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No sería necesariamente así si los conjuntos de posibles condiciones de corrección que
podrían ser aplicables a un sistema señalizador complejo fueran convergiendo a medida
en que aumente la propia complejidad de dichos sistemas.
Y una hipótesis importante a tener muy en cuenta es que tal vez sea esto lo que
justamente ocurra.
28. Señalizar sería un proceso, o una operación, mucho más básica que nombrar.
Pero sólo hay esto. Y los argumentos de Wittgenstein mostrarían que no puede haber
contenidos semánticos por no existir criterios “privados” que aseguren la satisfacción de
la condición de reidentificación C2 ni, tampoco, la condición de generalización C3.
En la medida en que nombrar requiera satisfacer (y tener criterios para saber que se
satisface) la condición de reidentificación C2, tampoco podrá haber un nombrar en el
“diario privado de mis sensaciones” (las de cada uno).
29. He sugerido una estrategia para seleccionar contenidos semánticos de manera que 1)
se resuelva el problema de cómo cortar el pastel y de manera que 2) esos contenidos
semánticos puedan ser erróneos (en tal caso, simplemente no se satisfacerla su
condición de corrección del tipo C1).
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Las señales tendrían una determinada cantidad de información. Y esa cantidad de
información podría “llenarse” de contenidos semánticos particulares a través de
procesos de señalización y de procesos de producción de combinaciones de señales
satisfaciendo las anteriores condiciones C1, C2 y C3.
Y para ello, debe haber alguna forma de “acceso directo” a esos objetos del mundo que
se señalizan (objetos, eventos, estados de cosas, etc.). ¿Podemos concretar más? Creo
que sí. Al menos un poco más. Tal forma de acceso directo nos la podría proporcionar la
“atención”.
“Estar atento” es una actitud psicológica muy básica (realmente es una familia de
actitudes). Y es una actitud que no admite “mediaciones”. Estar atento a un objeto, que
acaso “llama” nuestra atención, es estar pendiente de él de un modo muy directo. Las
“mediaciones” (utilizar un monitor, un microscopio, unas gafas, etc.) sólo tienen un
valor instrumental. En absoluto son “velos”.
Podríamos hablar aquí del contenido cualitativo de la atención (de los “qualia”), de
cómo hay en nuestra mente contenidos no semánticos de este tipo, de cómo los
contenidos cualitativos quedan indeterminados por los contenidos semánticos (espectros
invertidos, zombies, etc.), y también de cómo los contenidos semánticos podrían
consistir en una progresiva modulación de estos otros contenidos. Pero no lo haremos. A
propósito hemos querido evitar estos componentes.
Creo que para los propósitos presentes, bastaría con definir (de una manera tan genérica
como sugerente) la atención del siguiente modo:
Y tal vez sean estos procesos, junto con otros procesos de combinación de señales, los
que permitan explicar cómo la información se llena de los contenidos semánticos
concretos que en cada caso tiene.
(Estos procesos serían los que permitirían explicar cómo una vasija con capacidad de
contener ½ litro de “algo” resulta contener de hecho ½ litro de agua, en lugar de ½ litro
de leche o de cerveza).
Cualquier sistema señalizador sería un sistema con capacidad de estar de algún modo
“atento” a la realidad. Y esto no sería ya una propiedad meramente informacional.
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(En una terminología más “cualitativa”, que como dije hemos querido evitar, podríamos
decir que cualquier sistema señalizador tendría capacidad de “sentir” o “tocar” de
algún modo la realidad. Desde luego, esto no sería tampoco una propiedad
informacional. Y es un problema apasionante el de si la atención en este sentido más
cualitativo puede ser, o no. una propiedad física.)
31. Hemos dado una respuesta negativa a esas preguntas. La realidad no puede ser, en el
fondo, sólo información. Y tampoco nuestra mente puede ser, en el fondo, sólo
información.
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32. O mejor dicho, contenidos semánticos ¡progresivamente determinables! Pues, en
ninguna parte está escrito que todos los contenidos semánticos deban estar siempre
completamente determinados.
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