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Módulo III

Patologías del Lenguaje y la


Comunicación Humana
INTRODUCCIÓN

La adquisición del lenguaje, requiere del establecimiento paulatino de asociaciones


específicas, tales como, sonidos, significados y conceptos.

Si bien, no se conoce de manera acabada cómo se organizan las relaciones entre


estos elementos para combinar las palabras en diferentes estructuras, es posible observar
que estos componentes se organizan en secuencias con diversas entonaciones y ritmos,
que configuran estructuras expresivas y comprensivas que nos permiten pensar,
comunicarnos y resolver problemas, por medio del lenguaje oral y escrito.

Normalmente, con la estimulación necesaria, las habilidades de comunicación se


desarrollan en términos generales, siguiendo un patrón: el balbuceo a los seis meses, las
primeras palabras al año, un vocabulario de aproximadamente entre cinco y diez palabras
a los dieciocho meses, frases de dos palabras a los dos años y frases completas a los
tres.

A los cinco años, se espera que los niños distingan y usen tiempos verbales y
puedan relatar experiencias; y es hasta los diez años, cuando adquieren un dominio casi
completo del lenguaje.

Para que este patrón evolutivo se cumpla, es necesario que el niño oiga claramente
lo que se le dice, que no haya alteraciones en los órganos que participan de la actividad
fonoarticulatoria y en las conexiones psiconeurológicas y cognitivas, que le permitirán el
uso del lenguaje en un contexto comunicativo.

Cualquier deficiencia o alteración de estas áreas, puede dar lugar a múltiples


trastornos del lenguaje en su más amplio sentido, los cuales pueden tener consecuencias
que van desde la esfera cognitiva, hasta el área de la interacción psicosocial y afectiva.

Las alteraciones del lenguaje como señala Rutter, M. (1994), se centran en cuatro
aspectos sobre los cuales tienen distintos tipos de consecuencias. Algunas de ellas tienen
efecto sobre los procesos del pensamiento, otras sobre las actividades lúdicas, algunas se
manifiestan en el proceso de aprendizaje del lenguaje escrito a nivel escolar y muchas de
ellas, se expresan como dificultades en el desarrollo emocional social y psicoafectivo.

En términos generales, se puede apreciar que un retraso del lenguaje puede


interferir en el aprendizaje de conceptos; en los juegos simbólicos, desde lo social se
aprecia bajo desarrollo de habilidades comunicacionales, baja capacidad para establecer
amistades y obtener reconocimiento social, todo lo cual incide en el desarrollo de la
autoestima y sus relaciones interpersonales como así mismo dificulta o retrasa la
adquisición de las técnicas instrumentales de la lectura, escritura y las matemáticas, a
nivel escolar.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Al término de este módulo, usted estará en condiciones de:

Conocer e identificar los conceptos y características básicas de


la Comunicación Humana y sus alteraciones.

Relacionar y comprender los diferentes parámetros de


clasificación y descripción, de las Alteraciones y Patologías
presentes en el Lenguaje y la Comunicación.

Diferenciar desde el punto de vista diagnóstico, las características


más relevantes de los Trastornos del Lenguaje y la
Comunicación.

Comprender y aplicar en forma preventiva, pautas generales de


estimulación y orientación de la comunicación y el lenguaje, en
el contexto familiar y educativo-social.
MAPA CONCEPTUAL DEL MÓDULO
1. CONCEPTOS GENERALES Y PREVALENCIA DE LAS
ALTERACIONES DEL LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN

Dentro del amplio espectro de las alteraciones del lenguaje y la comunicación, en


general, se pueden encontrar trastornos, que se definen con precisión a partir de su
etiología, como por ejemplo, los trastornos del lenguaje, secundarios a trastornos de la
audición, a déficit intelectual y a daño neurológico.

Por otra parte, aparecen también un sinnúmero de síndromes clínicos que se


caracterizan por alteraciones de diversa intensidad, en el área de las funciones lingüísticas
y que aún en la actualidad, no poseen una etiología conocida y claramente delimitada.
Dentro de éstos, se encuentran los trastornos específicos o primarios del lenguaje.

Existen distintos niveles en los cuales se intenta describir y clasificar a estos


trastornos, tomando como criterios, algunas de sus características desde el punto de vista
lingüístico; otras clasificaciones, intentan describir, las bases neurológicas de estos
trastornos y por último, algunas de estas clasificaciones, adoptan un modelo de análisis
funcional de sus orígenes.

Por otra parte, en las descripciones de los trastornos del habla, el problema de
clasificación y de análisis etiológico es más reducida, ya que estos trastornos presentan
sintomatologías muy características y más limitadas, lo cual permite utilizar una
terminología más clara, que se acepta universalmente.

Dentro de la literatura, en general, en cuanto a la prevalencia de la población, en


relación a los trastornos del lenguaje, existen fluctuaciones; sin embargo, las puntuaciones
más altas, se sitúan alrededor del 13% para los trastornos del desarrollo del lenguaje, y
por otra parte, hasta un 21% en las estimaciones más altas, para los trastornos del
desarrollo de la articulación.

Según García, J. N. (2000), quien hace una estimación conservadora de la


prevalencia, se estima que alrededor de un 10% de los niños entre tres y siete años,
presenta trastornos del desarrollo de la articulación, y alrededor del 5% de los niños de
ocho años en adelante, manifiestan trastornos del desarrollo del lenguaje.

A pesar de las diferencias cuantitativas, entre los diversos estudios poblacionales a


nivel mundial, en cuanto a la prevalencia, se pueden mencionar diversos criterios
consensuales, entre ellos, un decrecimiento significativo de la frecuencia de los trastornos
articulatorios evolutivos a medida que aumenta la edad de los sujetos. Un rango de dos a
tres niños por cada niña con alteraciones de la articulación, y a su vez, un rango de tres
niños por cada niña afectada por trastornos del desarrollo del lenguaje, lo cual indica una
tendencia clara de prevalencia por género.
Por otra parte, se aprecia que en los estudios de la prevalencia familiar no es
común observar trastornos del aprendizaje o de la articulación trasmitida de padres a hijos.
Sin embargo, es importante señalar, que en los análisis de la historia familiar, se
encuentran antecedentes importantes relacionados con la zurdera y el ambidextrismo, los
cuales estarían presente en muchos de los trastornos del lenguaje.

Se puede señalar también, que la prevalencia del género masculino sobre el


femenino, no es específica de las dificultades del aprendizaje del lenguaje, sino que se
extiende asimismo a los estudios epidemiológicos de otros trastornos generalizados del
desarrollo, y también en algunos aspectos de los trastornos psiquiátricos en diferentes
edades, es decir, que la edad y el sexo, se asocian en general, a factores de riesgo en las
etapas de desarrollo.

En estudios realizados en Chile, en la Región Metropolitana, en la Comuna de


Conchalí, en 1994, se encontró una prevalencia de un 22% de trastornos del habla en
menores entre cinco y siete años de edad, entre los cuales, un 61,2% eran niños y un
38,7% niñas. Entre las causas mencionadas en este estudio, se encontraron en orden
decreciente, causas no precisadas, factores audiógenos y factores orgánicos.

En un estudio posterior, en menores entre cuatro y cinco años, de nivel


socioeconómico bajo, de distintos sectores de la Región Metropolitana, se encontró que un
90% de los sujetos, presentaba a lo menos un aspecto del habla o del lenguaje alterado,
primando la presencia simultánea de trastornos a nivel de habla y lenguaje.

Otro estudio realizado también en Chile, considerando menores entre cuatro y cinco
años, de nivel socioeconómico alto, constató, que el 94% de los niños evidenciaba al
menos un aspecto de su habla o lenguaje alterado, encontrándose las principales
dificultades en el nivel articulatorio.

Apreciamos entonces, que entre los niños menores de cinco años


independientemente del nivel socio - cultural al cual pertenecen, presentan de forma
similar, alteraciones de tipo articulatorio; sin embargo, el nivel socio - cultural discrimina
respecto de los rendimientos de comprensión y expresión gramatical y semántica, a favor
de los sujetos de nivel socioeconómico alto.

Es necesario recordar, previamente a la descripción y diferentes clasificaciones en


torno a los trastornos del lenguaje y la comunicación, qué se entenderá por trastornos
específicos del habla y del lenguaje.

El lenguaje, es el resultado de una actividad neurológica compleja, que permite la


comunicación entre los individuos a través de signos convencionales propios de una
comunidad lingüística.1

El desarrollo del lenguaje, como lo señala esta autora, comienza a partir del
nacimiento y se va enriqueciendo con el tiempo con una adecuada estimulación ambiental,
siempre y cuando el niño desde el punto de vista orgánico y funcional esté indemne.

1
Grez, T. “Trastornos del Habla y del lenguaje” en Montenegro, H. (2000) “Psiquiatría del Niño y del Adolescente.”
Una de las funciones que cumple el habla, es la de ser el medio a través del cual se
materializa la función del lenguaje, lo cual tiene lugar y se hace posible, por la acción de
los órganos fonoarticulatorios.

Tomando en cuenta el modelo explicativo del lenguaje formulado por Bloom, L.2 se
pueden describir en el lenguaje, tres componentes esenciales, los cuales en su conjunto
interactúan en el sistema lingüístico y permiten la comunicación humana.

• Contenido, se refiere al aspecto semántico, es decir, al vocabulario y a las palabras que


se utilizan en la comunicación, como también a los conceptos como elementos
fundamentales que constituyen el mensaje que se quiere expresar. Desde el punto de
vista cognitivo, abarca el conocimiento de los objetos, las relaciones entre ellos, y a su vez
las relaciones entre los acontecimientos y eventos.

• Forma, se relaciona con la manera cómo se estructura el lenguaje con respecto a los
sonidos, las palabras y las oraciones, es decir, en cuanto al plano fonológico, morfológico
y sintáctico.

• Uso, se refiere a lo apropiado en el uso de la lengua, relacionándose con el nivel


pragmático y los contextos verbales y no verbal es de la comunicación; implica por tanto,
el propósito y la función del lenguaje en el contexto comunicativo, y a su vez, el manejo
adecuado de las formas y del contenido en distintas situaciones comunicativas.

Para un análisis exhaustivo de las distintas alteraciones del lenguaje, es importante


referirse a tres procesos básicos que implica la comunicación y que se han analizado en
profundidad en el capítulo anterior.

Recordemos que el lenguaje está conformado por tres procesos básicos:

• La Comprensión • La Expresión • La Pragmática

2
Bloom,. L: “Desarrollo del Lenguaje, Trastornos del Lenguaje y del Aprendizaje”. En García J. N. (1999)
Proceso Expresivo y Comprensivo

ACTIVIDAD Nº 1

Defina con sus palabras, lo que entiende por Alteraciones del Lenguaje.

1.1. Elementos más Relevantes del Desarrollo del Lenguaje y la Comunicación

Existen ciertos rangos en la adquisición y el desarrollo del lenguaje que es


importante tener en cuenta, como parámetros dentro de los cuales ocurre el desarrollo
normal.

Todos los niños poseen capacidades innatas para desarrollar el lenguaje, las cuales
deben coexistir con una indemnidad anátomo – funcional, y un ambiente adecuado que les
permitirá la interacción con las personas, los objetos y el mundo circundante., todo lo cual,
se traducirá en una actualización de sus potencialidades cognitivas, físicas y sociales.

En los estudios tradicionales, generalmente se describe el desarrollo evolutivo del


lenguaje en dos grandes períodos: La etapa Pre–Lingüística, que comprende
aproximadamente el primer año de vida y hasta la aparición de las primeras palabras con
significado, y posteriormente la etapa Lingüística.
En el contexto general del desarrollo del lenguaje, la etapa pre-lingüística tiene una
especial relevancia ya que en su evolución se integran algunas instancias básicas. En
primer lugar, la interacción social del niño con el mundo circundante, lo que va originando
paulatinamente el contenido. Por otra parte, la manera como estructura los sonidos, las
palabras y las oraciones las cuales van constituyendo la forma; y por último, los propósitos
con que se utiliza el lenguaje con el fin de comunicarse, lo cual implica una intencionalidad
que se va agregando evolutivamente a la comunicación.

Tomando en consideración, los planteamientos de Bloom, L. mencionados


anteriormente, se hará mención a los precursores de la forma, contenido y uso durante
esta etapa, los cuales aparecen en forma independiente, para luego integrarse en la etapa
lingüística.

Precursores del Contenido

• Atención a los estímulos.


• Procesamiento de estímulos.
• Almacenamiento de los estímulos procesados.
• Permanencia del objeto.

Precursores de la Forma

• Llanto.
• Vocalizaciones (fines del primer mes), el arrullo (fines del segundo mes),
variantes de los gritos en tonalidad y ritmos (estados de bienestar o malestar).
• Balbuceo (seis meses aproximadamente) constituido por muchos sonidos, a
partir de éstos, se van estructurando paulatinamente las primeras palabras con
las características propias del lenguaje a nivel de la entonación, ritmo, tono y
duración.
• Imitación del lenguaje (fin del primer año)

Precursores del Uso

• Contacto físico entre el niño y el adulto


• Contacto ocular entre el niño y el adulto
• Contacto auditivo
Al iniciarse la etapa lingüística, comienzan a aparecer las primeras palabras, y la
articulación de los fonemas se ajustan paulatinamente a las normas del habla adulta,
iniciándose de esta forma, las primeras palabras con significado que el niño articula.

Estos hitos ocurren normalmente entre los doce y dieciocho meses normalmente.
En el transcurso de la etapa lingüística, por ejemplo, alrededor de los dos años y medio,
generalmente, un niño ya posee gran capacidad de imitación frente a las palabras del
adulto, aun cuando éstas pueden no corresponder al modelo fonológico percibido.

Comparación de Emisiones entre un Niño y un Adulto

Adulto Niño

pato
Tren ten

Elefante fante

Posteriormente a la aparición de las primeras palabras, las habilidades expresivas


del niño aumentan rápidamente, consolidándose alrededor de los seis y siete años.

El aprendizaje de la estructura gramatical básica en los estudios más actuales del


desarrollo de la comunicación lingüística, debe estar concluida alrededor de los cuatro
años de edad; sucesivamente, el niño seguirá aprendiendo nuevas formas de estructuras,
siendo su discurso cada vez más complejo.

El nivel comprensivo también evoluciona progresivamente. Alrededor de los doce a


los dieciocho meses, el niño es capaz de señalar partes del cuerpo, objetos comunes,
animales y algunos verbos.

Entre los dos y tres años, se afianza el concepto de vocabulario, es capaz de


comprender órdenes más complejas y los plurales. Entre los tres y cinco años, comprende
las estructuras básicas de su lengua materna, todo lo cual le permitirá desenvolverse
adecuadamente frente a diversas situaciones de la vida cotidiana, lo que se refuerza entre
los tres y cinco años.

El nivel comprensivo sigue evolucionando hasta ir logrando un grado de destrezas


comprensivas que le permita comprender elementos abstractos y poder interpretarlos; este
avance se aprecia significativamente entre los siete y quince años, a partir de esta edad la
evolución del lenguaje y la comunicación están subordinados en gran medida al nivel
intelectual, social y cultural de cada individuo.
ACTIVIDAD Nº 2

Explique a qué corresponden, o qué son los precursores de contenido, forma y uso.

1.2 Aproximación General a la Clasificación de los


Trastornos del Lenguaje y la Comunicación

Los trastornos del lenguaje se pueden clasificar según las habilidades afectadas y
pueden ser de comprensión, expresión o ambos. Tomando en cuenta los criterios
mencionados, las diferentes alteraciones del lenguaje se han dividido en:

➢ Trastornos Semánticos: Cuando el niño tiene dificultades para comprender el


significado del lenguaje. Un niño con problemas semánticos tiene dificultades para
aprender los colores, los nombres de los objetos comunes y conceptos clave (chico-
grande, arriba-abajo). O bien, si se trata de una alteración expresiva semántica, al chico se
le dificultará encontrar las palabras y no se puede dar a entender.

➢ Alteración de la sintaxis: Para comunicarnos es necesario comprender la gramática.


Un niño tiene dificultades sintácticas cuando no puede decodificar el significado de los
tiempos en los verbos y el orden en las frases.

➢ Alteraciones pragmáticas: Los niños con este tipo de alteración, tienen dificultades
frecuentes en el uso y comprensión de las reglas del lenguaje en situaciones sociales.

➢ Trastornos del discurso: Comunicarnos también implica saber cómo organizar las
oraciones para integrar un discurso en la conversación. Para algunos niños esto puede
significar un gran problema.

Parece importante tomar en cuenta, que hoy día no es tan sencillo intentar clasificar
los trastornos generales y específicos del lenguaje. Por un lado, hay clasificaciones
rigurosas, y por otra parte, nos encontramos con la descripción de las alteraciones sin ser
clasificadas. Las dos tendencias presentan ventajas y desventajas.

Cuando se clasifica y precisa en demasía el trastorno, se corre el riesgo de


enmascarar lo esencial, que en definitiva es el niño desde una mirada integral, pero
tampoco se puede dejar fuera el trastorno, dado que su presencia permite la comprensión
del mismo y adoptar las terapias pertinentes para su mejor evolución.

También es necesario destacar que tanto un criterio cronológico de clasificación


como el semiológico tienen sus miradas particulares; en este sentido, se aprecia que
aquellos que utilizan un criterio cronológico, pueden dejar pasar casos que en un futuro
cercano pueden evolucionar en un mayor grado de alteración, y el uso de un criterio
semiológico, podría correr el riesgo de tener solo una visión asociada al síntoma.
Mas allá de la tendencia, es relevante y significativo tener en cuenta que el lenguaje
y el habla no existen aisladamente y que el trastorno, sea cual sea, tiene repercusión en el
conjunto del niño.

A continuación, se presenta una clasificación general que permite, otra apreciación


y comprensión de las alteraciones del lenguaje, que resulta más funcional desde el punto
de vista pedagógico.

El Trastorno Leve del Lenguaje es homologable al Retardo del Habla, según


un criterio cronológico.

1.2.1 Trastorno Leve del Lenguaje

Su característica principal, es la presencia de perturbaciones en la organización


articulatoria de secuencias complejas. A diferencia de lo que ocurre en las dislalias, la
alteración no se centra en la articulación de los fonemas aisladamente, sino que frente a la
palabra en su conjunto y por lo tanto, el niño no es capaz de reproducirla adecuadamente.

A nivel verbal, se observa que el balbuceo no está necesariamente disminuido en


relación al niño sin dificultades. Las primeras palabras pueden o no aparecer tardíamente.
Este trastorno se caracteriza por un déficit en el proceso de expresión a nivel fonológico
del lenguaje. El nivel de comprensión, se mantiene dentro de los niveles normales, y el
nivel semántico y mofosintáctico se encuentra adecuados para el desarrollo. Desde el
punto de vista pragmático, no se aprecian dificultades.

A nivel no verbal, se aprecia alteraciones de las habilidades práxicas, en relación a las


praxias bucolinguofaciales. El desarrollo motor, se encuentra dentro de lo esperado para
su desarrollo.

La etiología del trastorno es inespecífica, se orienta a causas múltiples. Encontramos:

- Factores hereditarios y constitucionales: Se encuentra en el anamnesis, casos


similares en el grupo familiar. Hay una constitución genéticamente frágil.

- Factores neurológicos: No presentan alteraciones neurológicas desde el punto de


vista clínico. En algunos casos se aprecia que hay antecedentes patológicos que
remontan a la idea de una disfunción cerebral. Son generalmente niños muy
tranquilos o muy inestables.

En algunos niños se registran dificultades de integración visomotriz y en otros,


exceso de sincinesias.
- Factores ambientales: Dado que el desarrollo lingüístico está muy relacionado con
la estimulación del ambiente, se puede observar aquí, que tanto a nivel verbal como
sensoriomotriz, el modelo lingüístico ofrecido es pobre.

- Factores afectivos: Una actitud altamente sobreprotectora, ambivalente o


rechazante, de la familia hacia el niño, influye para que se presente un trastorno
del lenguaje.

En general, este trastorno presenta buen pronóstico, en la medida que reciba una
reeducación precoz, la ausencia de una adecuada intervención, puede acentuar más el
trastorno y por ende, entorpecer el pronóstico.

El Trastorno Moderado del Lenguaje, es homologable al Retraso


Simple del Lenguaje, según un criterio cronológico.

1.2.2 Trastorno Moderado del Lenguaje

Aquí se aprecia un desfasaje cronológico en la adquisición del lenguaje.

A nivel verbal, se observa una reducción del balbuceo en relación a un niño normal. El
lenguaje aparece tardíamente, las primeras palabras surgen hacia los dos años o han
aparecido al año, pero el progreso es lento . Se aprecia en las primeras etapas, un
predominio de la comunicación gestual. En este trastorno lo que más se ve afectado, es la
expresión del lenguaje. A nivel de la comprensión, no se observan dificultades y en el caso
de tenerlas son leves. Este nivel le permite al niño, adaptarse medianamente bien a
situaciones de la vida cotidiana.

Si bien es capaz de captar las órdenes simples y responder adecuadamente a lo que se le


pide, al evaluar con mayor precisión la comprensión, puede que surjan dificultades
relacionadas con enunciados relacionados con nociones temporales y espaciales, y se
puede apreciar también, que los contenidos cognitivos, son mayores de lo que él es capaz
de codificar.

A nivel fonológico, se aprecia un habla poco inteligible y por tanto, una expresión de un
niño de menor edad. A nivel semántico, presenta problemas de vocabulario expresivo. Es
capaz de nombrar objetos familiares pero no conoce el nombre de muchos otros objetos
conocidos. El color, la forma y el tamaño son conceptos que se encuentran disminuidos, al
igual que la capacidad de clasificar semánticamente. Por otra parte, tiene dificultades en
relación a oposiciones y similitudes; el nivel morfosintáctico, también está alterado, hay
una prolongación del lenguaje telegráfico, yuxtapone palabras, no es capaz de estructurar
frases complejas, usa poco los plurales y las preposiciones, al igual que los adjetivos
posesivos y demostrativos, los artículos los adverbios y pronombre son francamente
escasos; asimismo, hay dificultad en cuanto a la concordancia de género y número, y en
las conjugaciones verbales.

A nivel no verbal, se encuentran alteradas de manera aislada y secuencial, las praxias


bucolinguofaciales. Desde el punto de vista psicomotor, presenta dificultades tanto a nivel
fino como grueso, mostrando torpeza en la precisión y coordinación de los movimientos.
Frente a la realización de un dibujo, se aprecia dificultad en el manejo del espacio,
problemas de esquema corporal y déficit del lenguaje, no respeta los límites del trazado
para colorear. Todo esto, puede acompañarse de un trastorno emocional reactivo como
consecuencia de sus dificultades en el lenguaje.

En cuanto a su etiología, son las mismas que para el trastorno leve del lenguaje. En
relación al pronóstico, es favorable si recibe el tratamiento oportuno.

1.2.3 Trastorno Severo del Lenguaje

Es una alteración funcional del lenguaje sin sustrato orgánico clínicamente


demostrable.

El Trastorno Severo del Lenguaje es homologable a la Disfasia, según


un criterio cronológico.

Según el criterio cronológico, se puede diagnosticar este trastorno después de los


seis años, ya que previo a esta edad, sólo es posible referirnos al retardo del lenguaje y
retraso simple del lenguaje.

La disfasia es una forma perturbada de lenguaje, donde subyacen bases distintas a


las del lenguaje normal. Presenta alteración de la comprensión del lenguaje, en cuanto a
discriminación y retención auditiva, lo que a su vez se traduce en dificultades en la
expresión lingüística.

A nivel verbal, es posible apreciar compromiso de los procesos expresivos y


comprensivos en distintos niveles. En cuanto al nivel fonológico, se observan múltiples
alteraciones, lo cual puede generar un lenguaje ininteligible. En cuanto al nivel de análisis
Morfosintáctico, aparece disminuido, tanto en la expresión, como en la comprensión de los
patrones morfológicos y las estructuras sintácticas. En cuanto al aspecto semántico, se
observan alteraciones en los procesos expresivos y comprensivos del vocabulario,
dificultades en la memoria de palabras y comprensión conceptual de los términos verbales.
Respecto del proceso pragmático, se encuentran alteradas las funciones específicas del
nivel social del lenguaje, específicamente en cuanto a la toma de turnos y manutención de
los tópicos.

En general, se pueden distinguir dos tipos de niños, los prolijos o locuaces poco controlados
con un acentuado desfase entre la expresión y la comprensión, con un mayor
compromiso de las funciones lingüísticas compresivas; y por otro lado los lacónicos o
parcos mesurados, en los cuales se aprecia una homogeneidad entre los procesos de
comprensión y expresión, siendo sujetos pocos comunicativos y con mayor conciencia de
su trastorno.

A nivel no verbal, presentan praxias orofaciales alteradas y perturbaciones en la


motricidad de los órganos fonoarticulatorios; asociado a esto, alteraciones psicomotoras a
nivel fino y grueso, de coordinación y ritmo. Concomitantemente, presentan alteraciones
en la atención, y trastornos emocionales reactivos, como producto de la alteración del
lenguaje.

Respecto a la etiología, sus orígenes pueden ser múltiples y similares a los trastornos
moderados del lenguaje. El pronóstico de estos niños, es incierto, de evolución lenta, con
escasa incorporación y generalización de los aspectos intervenidos.

1.2.4 Trastorno Profundo del Lenguaje

Se caracteriza por una alteración severa y profunda de los aspectos de formulación


y elaboración del lenguaje a nivel superior. Dentro de esta clasificación, se encuentran los
trastornos más severos de la organización del lenguaje.

Los trastornos profundos del lenguaje se conocen también, como Audiomudez o Sordera
Verbal.

A nivel verbal, se observa un compromiso tanto en los procesos de expresión y


comprensión en sus tres niveles de análisis lingüístico. A nivel de la expresión oral se
aprecia un retardo evolutivo severo, con múltiples alteraciones a nivel fonoarticulatorio. Se
aprecia agramaticalidad y fallas en la organización sintáctica, lo cual hace que la expresión
se caracterice por una jerga.

En relación al nivel comprensivo, si bien desde el punto de vista evolutivo se presenta muy
retrasado, es importante señalar que aparece más conservado que el nivel expresivo.

Se presenta de esta manera un trastorno de la percepción auditiva, conocido también


como sordera verbal, donde la palabra espontánea surge más tardíamente que en la
audiomudez. Por otra parte, la comprensión verbal es muy débil o puede ser nula. También
se observa que la jerga es amelódica, con incapacidad para la repetición de palabras,
y en cuanto a la capacidad de memoria de las sílabas, ésta es casi inexistente.

A nivel no verbal, se aprecia un desarrollo psicomotor deficiente con una aparición de la


marcha a una edad tardía y concomitantemente, alteraciones en las destrezas
relacionadas con las coordinaciones dinámicas generales y específicas, y torpeza motora
a nivel fino. Por otra parte, es posible registrar dificultades en la orientación espacial y en
la actividad rítmico motora.
Asimismo, es posible apreciar sincinesias que se mantienen evolutivamente más
allá de los ocho años de edad; asociado a esto, se encuentran alteraciones importantes a
nivel práxico en la zona bucolinguofacial.

En cuanto a la etiología, su origen coincide con las señaladas para los trastornos
severos del lenguaje, mencionados anteriormente. Es relevante señalar la importancia de
realizar un diagnóstico diferencial con patologías de sintomatología similar, pero de origen
psiquiátrico, secundarias a déficit intelectual o concomitante a lesiones auditivas.

El pronóstico es desfavorable, considerando la complejidad sintomatológica que


conforma; por lo tanto, es un síndrome de gran dificultad desde el punto de vista
terapéutico, alcanzando progresos sólo a nivel expresivo, de forma primaria.

A continuación y con fines didácticos, se presentan las diferencias relevantes entre


el retraso Simple del Lenguaje y el Retraso Específico Severo del Lenguaje.

Retraso Simple del Lenguaje (R.S.L.)

• Es una disfunción del lenguaje de tipo evolutivo con desfase cronológico. Son
niños que no presentan alteraciones evidentes, intelectuales, relacionales,
motrices o sensoriales. Afecta a más de un aspecto del lenguaje, siendo la
fonología y la sintaxis los más afectados. La capacidad de comprensión es
mejor que la expresión.
• Realizan muchas simplificaciones fonológicas. Presentan una gramática poco
evolucionada, suelen utilizar jerga, hay un escaso uso de formas verbales,
reducción de las proposiciones y reducción de nexos.
• En la semántica hay un retraso lexical y en algunos casos, un retardo cognitivo
leve.
• La pragmática en general, no está afectada de forma primaria, pero sí hay
presencia de una expresión gestual aumentada. Las funciones lingüísticas
suelen ser pobres o primarias.
• Su pronóstico suele ser bueno y de respuesta más favorable a la intervención
terapéutica.
• Desde el diagnóstico diferencial, quedan excluidas las patologías de
deficiencia mental profunda, sordera profunda, lesiones cerebrales y parálisis
cerebral, psicosis y autismo.
Retraso Específico Severo del Lenguaje (R.E.S.L.)

• Este grupo estaría en una posición intermedia entre el RSL y la disfasia. Hay
autores que lo incluyen en el grupo de las disfasias.
• Son niños que suelen iniciar el lenguaje a una edad tardía, hacia los tres
años. Habría un retraso en la consolidación de las clases fonológicas. Déficit
marcado en las secuencias, y procesos de simplificación muy tardíos. El área
perceptivo-auditiva se encuentra descendida, presentando mejor desarrollo a
nivel del área motora - articulatoria.
• En la morfosintaxis, presentan dificultades en la comprensión de las reglas
combinatorias del lenguaje. Déficit de concordancias, realizan
reformulaciones, parafasias, circunloquios, y suelen presentar síntomas
anómicos leves.
• La semántica se presenta mejor desarrollada que el nivel morfológico,
encontrándose un desfase entre el rendimiento de ejecución manual, en
relación al rendimiento verbal (más bajo) en pruebas de inteligencia.
• La pragmática se presenta de manera similar al RSL.
• El pronóstico es más severo y tardío que el RSL, pero más leve que en las
disfasias. Logran evolucionar pero de forma lenta, manteniendo cierta
“fragilidad lingüística”, con un desfase cronológico de uno o dos años.
• El diagnóstico diferencial excluiría: nivel intelectual, disfunción cerebral
mínima, lesiones neurológicas varias, trastornos primarios de la personalidad
e hipoacusias profundas.

1.2.5 Trastorno del Habla

Estos trastornos se centran en el proceso expresivo, específicamente en los


aspectos de la articulación y fluidez del habla, donde encontramos:

• Dislalias Funcionales: Este trastorno se origina por una alteración del proceso
motor básico de la articulación, lo cual afecta la emisión de uno o más fonemas, en
forma permanente y sistemática. En este tipo de alteraciones, no se observa
compromiso a nivel de los órganos fonoarticulatorios ni del aparato auditivo, sin
embargo, puede encontrarse en el diagnóstico, un retraso en el desarrollo
psicomotor, lo cual puede generar como consecuencia, fallas a nivel de la
coordinación necesaria para la realización de los distintos movimientos de los
órganos fonoarticulatorios que participan en la producción de diferentes fonemas.

Otra de las causas que se pueden mencionar para este trastorno, es la poca
práctica de los mecanismos preparatorios de la articulación, en la etapa
prelingüística del desarrollo evolutivo del lenguaje, tales como la succión, deglución
y masticación entre otros. Asimismo, se pueden encontrar causas de inmadurez
emocional específicamente en aquellos niños que perseveran en la producción de
un lenguaje infantil asociado a eventos externos, como por ejemplo, el nacimiento
de un hermano, enfermedad de la mamá y otros.

El pronóstico es exitoso cuando se interviene a una edad cronológica adecuada,


acompañado de un adecuado desarrollo de las funciones cognitivas, auditivas y del
aparato fonoarticulatorio.

• Tartamudez o Espasmofemia. Este trastorno se refiere fundamentalmente a una


alteración del ritmo de la palabra, ocasionando una perturbación de las emisiones
del habla, que se caracteriza por repeticiones de sílabas, o dificultades en la
emisión de éstas, generando por lo tanto, espasmos de la fluidez verbal.

Estos espasmos, pueden presentarse en un rango desde leves a severos,


impidiendo por completo la facultad para articular el lenguaje.

En términos generales, se aprecia un ritmo de habla alterado, lo cual puede afectar


la organización del discurso a nivel sintáctico, dando lugar a un temor anticipatorio
frente a la expresión verbal. En sus inicios, el niño no se da cuenta de la dificultad
que porta, a medida que evoluciona y por refuerzo adverso del ambiente, se instala
paulatinamente este trastorno, fijando de esta manera, los patrones inadecuados a
nivel del ritmo de la palabra, conformándose como una alteración secundaria,
anidada en trastorno emocional.

Es importante distinguir entre la tartamudez fisiológica y la patológica. La


tartamudez fisiológica aparece en niños entre los dos años y medio, y los cuatro
años aproximadamente. Sin bien la sintomatología hace referencia a una
espasmofemia, se puede hablar con mayor precisión de una incoordinación en el
habla, como consecuencia del ritmo acelerado de adquisición del lenguaje que
ocurre en este período.

En esta etapa, la capacidad expresiva es menor que la cantidad de ideas y


experiencia que el niño desea transmitir, por lo tanto, los enunciados, se ven
empobrecidos con múltiples omisiones y repeticiones, producto de la ansiedad por
comunicarse.

Este cuadro no constituye en sí una patología, sin embargo, es muy susceptible de


evolucionar a una tartamudez de tipo patológico.

La tartamudez patológica, se caracteriza por espasmos de tipo tónico y clónico, en


los cuales el sujeto emite en forma repetida, sílabas, palabras o fonemas, además
de, afectar a diversos grupos musculares que se relacionan con el habla,
produciéndose bloqueos de diferente intensidad.
En estos niños, se aprecian reacciones de ansiedad, retraimiento y disminución
considerable de la expresión verbal, acompañados también, de sensaciones de
miedo y vergüenza, lo cual afecta su interacción social.
En cuanto a la etiología, aún no se ha logrado determinar claramente las causas
que generan este trastorno, sin embargo, se señalan factores hereditarios, causas
orgánicas y psicológicas, que podrían detonar esta alteración.

De esta forma, el pronóstico para este cuadro es incierto, ya que la intervención


requiere tomar en cuenta múltiples aspectos del sujeto y no sólo el habla.

• Taquifemia o Taquilalia: Este cuadro, es un trastorno del ritmo del habla, en la


cual se observa una expresión precipitada y desordenada con detenciones
recurrentes; lo cual, la transforma en un habla incomprensible.

El farfulleo, es una desorganización temporal de la palabra, en la cual se produce


una desestructuración de la frase con omisiones de sílabas y con una articulación
poco precisa.

Se puede apreciar por un lado, una aceleración en el ritmo del habla, lo que se
denomina taquilalia, la cual se acompaña de una producción defectuosa de la voz y
alteraciones en la prosodia o entonación; un elemento importante de señalar, es
que se producen repeticiones de sílabas y palabras, lo cual puede conducir a una
confusión con la tartamudez. Por otra parte, se encuentra lo que se denomina
bradilalia, es decir la lenificación del habla, ésta se aprecia generalmente como una
alteración secundaria a patologías más complejas de origen generalmente
orgánico.

En relación a la etiología, al igual que en la tartamudez, no se ha podido establecer


de forma clara sus causas, por un lado, se postula la existencia de factores
hereditarios y por otra parte, también se postula, la alteración de una región cerebral.
En cuanto al pronóstico, este es adecuado si se realiza una rehabilitación integral
acompañada por una buena motivación del sujeto.

2. CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE

El término “trastornos del lenguaje”, es utilizado para diagnosticar a niños que


desarrollan aspectos selectivos del lenguaje en forma lenta, limitada o de manera
desviada, cuyo origen no se debe a la presencia de causas físicas o neurológicas
demostrables, problemas de audición, trastornos generalizados del desarrollo ni a retraso
mental.

Los distintos tipos de trastornos del lenguaje, a menudo se asocian con un déficit
con el rendimiento académico durante la etapa escolar, trastornos del desarrollo, con
problemas emocionales, conductuales y sociales (Dabbah, 1994).

Es importante destacar que existen en la bibliografía especializada, diferentes


clasificaciones en cuanto a trastornos y patologías del lenguaje.
Para efectos didácticos, se adoptará la clasificación planteada por Grez y Guajardo
(2000), los cuales distingue entre trastornos específicos del lenguaje, trastornos del habla
y trastornos generalizados del desarrollo.

2.1. Trastornos del Habla Referidos al Proceso de Articulación.

Para una mayor claridad de estos trastornos se dividen a continuación los tres
principales en el proceso de articulación.

2.1.1 Dislalias

Se entiende por dislalia a, “la alteración producida en la articulación de los fonemas.


Puede darse por ausencia o alteración de algunos de ellos, o sustitución por otros, de
forma inadecuada” (Serón y Aguilar, 1992)

De acuerdo a su etiología, las dislalias pueden ser clasificadas de la siguiente


manera:

➢ Dislalia Evolutiva.

Se refiere a trastornos articulatorios que se presentan en las primeras etapas del


desarrollo del habla y son considerados normales, ya que el niño está en pleno proceso de
adquisición del lenguaje y aún no puede emitir con exactitud la totalidad de los fonemas.
Los sonidos del habla son aprendidos en una secuencia relativamente similar para todos
los niños hablantes de una misma lengua, la cual según los patrones actuales de desarrollo
fonológico debería estar completa alrededor de los 5 años de edad. Este tipo de dislalia, por
tanto, suele superarse con el tiempo, y no necesita una intervención directa antes de los
cuatro años, sobre todo cuando se trata de /r/ y sinfones.

➢ Dislalia Funcional.

Según Grez, T. (2000) es un “Trastorno del habla que se da a nivel del


proceso motor básico de la articulación y que afecta la emisión de uno o más
fonemas en forma permanente y sistemática”.

En este tipo de trastorno, no se presenta ninguna alteración física u orgánica que


justifique la aparición de la dislalia. Otros autores los denominan desórdenes fonológicos,
ya que los niños habrían organizado su sistema de organización y articulación de los
sonidos de la lengua materna, de manera distinta a la habitual.

En la articulación de los fonemas, intervienen órganos que entran en actividad


acercándose o tocándose a otros. A los primeros se los conoce como órganos activos
(labios, lengua y velo del paladar entre otros). Mientras que a los segundos, se los
denomina pasivos (dientes y alvéolos, entre otros.).
Cada uno de los distintos fonemas, son perceptibles al control acústico, visual y/o
táctil, y en consecuencia, con la ayuda del oído, vista y tacto, éstos pueden ser articulados,
corregidos o transformados.

Los errores de dicción, suelen ser parecidos a los que producen los niños durante
las etapas de adquisición del lenguaje y pueden clasificarse en cuatro tipos:

• Sustitución: se emite un fonema en reemplazo de otro que no puede ser


pronunciado, por ejemplo, losa por rosa. Es el que presenta mayor dificultad en su
corrección, ya que el niño generaliza el uso de la sustitución en su lenguaje
espontáneo.

• Omisión: ante la dificultad de emitir un fonema, simplemente se le omite, por


ejemplo, osa por cosa.

• Inversión: el niño, al presentar dificultad en la articulación de un determinado


fonema, puede acostumbrarse a intercalarlo en otro sonido. Esto no es muy
frecuente.

• Distorsión: se emite un fonema similar al adecuado, pero no es correcto ni tampoco


se da la sustitución por otro fonema, por ejemplo “schopa por sopa”. Debe
observarse el entorno cultural del niño, ya que en algunos idiomas ciertos fonemas
son adecuados, en tanto que en otros, no.

Los errores más frecuentes son las sustituciones y las distorsiones.

En cuanto a su etiología, se han planteado distintos modelos para explicar las


dislalias funcionales. Entre ellos, podemos mencionar a Serón y Aguilar (1992), quienes
plantean tres modelos de análisis de las causas de este trastorno, que nos serán de
utilidad para el desarrollo de este tema.

• Modelo Perceptivo Motor: en este modelo la articulación de los fonemas se


explica como un tipo de aprendizaje motor, es fundamental entonces que el niño
aprenda un esquema motor, es decir, que interiorice un patrón secuencial y
ordenado de movimientos que permiten su aplicación en una variedad de
situaciones. Desde esta perspectiva, no es suficiente la práctica del movimiento,
sino que es necesario su interiorización representativa a nivel motor cognitivo , lo
cual implica que el niño debe prestar atención a la información kinestésica y
propioceptiva del movimiento, y a la retroalimentación acústica de la fonación.

• Modelo Fonológico y de Discriminación Auditiva: en este análisis las


alteraciones de la articulación, se explican por su relación con el procesamiento
fonológico y la discriminación auditiva de los sonidos del habla.
De esta manera, las dislalias se producirían por la incapacidad de discriminar los
sonidos en la cadena hablada, como también, por un déficit a nivel de la memoria
acústica, es decir, que la percepción de los sonidos que el niño tiene almacenada
es inadecuada o insuficiente, y por lo tanto, tiene dificultades al comparar los
sonidos que oye con los que tiene guardados en su memoria auditiva.

De esta forma, los errores de la articulación responden a una inadecuada


estructuración por parte del niño, quien por ejemplo, puede haber memorizado dos
fonemas como uno solo y al momento de emitirlo, no lo discrimina y por lo tanto, no
lo articula adecuadamente.

Otra explicación, puede estar dada por una falta de estimulación socio ambiental,
carencia de estimulación e interacción materna en las primeras etapas del
desarrollo.

También según lo plantea Grez, T. (2000), se puede asociar este tipo de trastorno a
rasgos de inmadurez emocional, presentándose muchas veces en los niños, una
regresión que se manifiesta en actitudes infantiles, producto, por ejemplo del
nacimiento de un hermano.

• Dislalia Audiógena.
Los problemas de articulación son producidos por deficiencias auditivas, ya que el
niño no puede reconocer de manera adecuada sonidos semejantes. La gravedad
de la dislalia estará en relación al grado de hipoacusia y entre las medidas a tomar,
se encuentra el uso de prótesis auditivas y la intervención pedagógica para
desarrollar la discriminación auditiva, enseñar articulaciones ausentes, lectura labial,
etc.

• Dislalia Orgánica.
Son los trastornos de articulación motivados por alteraciones orgánicas. Cuando la
alteración afecta a los órganos del habla, ya sea como anomalías anatómicas o
malformaciones, se denomina disglosia. Problemas de articulación ocasionados por
alteraciones o malformaciones en el aparato de la fonación.

2.1.2 Disartria

Se refiere a “los problemas de articulación del habla a consecuencia de una lesión


cerebral (quedan dañados los nervios craneales), produciendo una parálisis o ataxia de los
músculos de los órganos fonatorios.” (Serón y Aguilar, 1992).

Cuando los órganos del lenguaje son normales, pero el cerebro no es capaz de
controlarlos adecuadamente, el niño presenta trastornos motores del habla. Estos niños
tiene dificultad para mover la lengua al hablar y también al comer, específicamente en las
actividades de masticación y deglución.
Los problemas del lenguaje, varían según la localización del daño neurológico.
Algunos tipos de disartrias producen un habla torpe, como si estuviera borracho; otros,
hacen que suene ronco o sofocado.

La terapia del lenguaje, consiste en mejorar el tono de los músculos faciales,


facilitar los movimientos necesarios para la alimentación y el habla, y desarrollar, cuando
es necesario, formas alternativas de comunicación.

El caso extremo en esta patología es la anartria, en la cual el niño no puede emitir


correctamente ningún fonema.

La etiología debe buscarse en las posibles causas capaces de dañar el sistema


nervioso, como puede ser un trauma craneo-cervical, un tumor del cerebro o cerebelo y
enfermedades infecciosas o degenerativas del sistema nervioso.

2.1.3 Tartamudez, Disfemia o Espasmofemia

La disfemia es “una disfluencia o dificultad en el flujo normal del habla. Ocasiona


repeticiones de sílabas o palabras, o paros espasmódicos que interrumpen la fluidez
verbal”, (Serón y Aguilar, 1992); a las alteraciones del habla se le suman, generalmente,
manifestaciones de tensión muscular como movimientos de manos, cierre de ojos,
gesticulación facial y movimientos corporales. Suele aparecer a edad temprana (el 88% de
ellas se presenta antes de los 7 años) y es más común, en los hombres.

Se piensa que se debe a que el cerebro presenta dificultades para controlar el ritmo
y duración de los movimientos del habla. Muchos de los guiños, contorsiones y tics
frecuentes en estos niños, son el resultado de sus intentos de forzar las palabras y no un
signo de limitaciones neurológicas.

Para objeto de diagnóstico temprano, se debe distinguir entre la disfluencia,


característica de la tartamudez, y la afluencia o no afluencia, la cual es normal en el
desarrollo de los niños. La primera, se referiría a la repetición de sonidos y sílabas, y a
prolongaciones de ellos; la segunda, a la repetición de frases y palabras, y la revisión de
frases e interjecciones.

Encontramos diferentes tipos de disfemias, de acuerdo a donde se produce la


dificultad en la articulación:

• Disfemia tónica: el atasco en la fluencia, se produce al inicio del habla.

• Disfemia clónica: el titubeo se produce en la palabra, una vez que se ha empezado


a hablar.

• Disfemia tónica-clónica: es una combinación de las dos anteriores.


De acuerdo al nivel de severidad, se puede observar:

• Ligero: Tartamudea el 2% de las palabras, tensión imperceptible, pocos bloqueos y


no mayores de un segundo de duración.

• Suave: Repite el 2-5% de las palabras, tensión perceptible, presenta varios


bloqueos de duración menor a un segundo.

• Regular: Repite el 5-8% de las palabras, alguna tensión, bloqueos regulares de un


segundo. Manifiesta algunos movimientos asociados y mímica facial.

• Moderadamente severo: Tartamudeo del 8-12% de las palabras. Tensión


perceptible, bloqueo de dos segundos.

• Severo: Tartamudea entre el 12-25% de las palabras, tensión notable, bloqueo de 3


y 4 segundos. Manifiesta movimientos asociados.

• Grave: Repite el 25% de las palabras, mucha tensión, bloqueos más largos de 4
segundos. Manifiesta muchos movimientos asociados y mímica.

En cuanto a su etiología, se han desarrollado tres modelos que buscan explicar la


tartamudez:

✓ Modelo de los factores fisiológicos: Algunas investigaciones en gemelos univitelinos,


han demostrado una predisposición genética a tartamudear, aunque no en todos los
casos.

Otros estudios, han demostrado un tiempo de iniciación superior que en los niños
normales, así como reacciones más lentas en el ámbito manual y vocal.

✓ Modelo psicosocial: El inicio de la tartamudez, estaría dado por las reacciones


estresantes de la familia ante las no fluencias normales del niño. Además, el niño
intenta resolver sus afluencias a través de variadas acciones, las cuales son
reforzadas mediante condicionamiento operante, lo que explicaría el origen de los
variados signos de tensión física en el tartamudo.

✓ Modelo psicolingüístico: Investigaciones han estimado que el lenguaje del disfémico


a nivel comprensivo y del vocabulario, conlleva un retraso aproximado de 6 meses.
Además, repiten más las conjunciones y los pronombres, repiten más al inicio de
las frases, etc.

Junto a esto, es interesante la relación existente entre el habla del niño y la no


aceptación de ésta, por parte de la madre, reflejada en una mayor interrupción del
discurso del niño.
3. CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN CLÍNICA (DSM – V)

El Manual de Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos Mentales (DSM, por sus


siglas en inglés) desarrollado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) posee
una trayectoria reconocida por revisiones y modificaciones desde su primera publicación el
año 1952 que ha tenido lugar gracias a los avances en el conocimiento de la salud mental.

Fue creado para facilitar la comprensión del diagnóstico de estos trastornos y optimizar
sus tratamientos, posee una clara descripción organizada desde trastornos que emergen en
los primeros años de vida hasta el fin del ciclo vital.

La versión actual se caracteriza por poseer una organización que facilita su


manipulación de manera que para fines de este estudio fueron agrupados los trastornos más
frecuentes que podemos distinguir en nuestro quehacer profesional.

Discapacidad Intelectual

Trastornos de la
Comunicación

TRASTORNOS DEL Trastorno del Espectro


NEURODESARROLLO Autista

Afecciones de
manifestación precoz Trastorno por Déficit de
durante la niñez Atención/Hiperactividad

Trastorno Específico del


Aprendizaje

Trastornos Motores

Un método para integrar conceptos clínicos y enriquecer el quehacer de diversos


profesionales de la salud y educación es la revisión de los criterios diagnósticos presentados
en este manual, de tal forma que el sujeto que posea dificultades del lenguaje y la
comunicación sea abordado por un equipo multidisciplinario.

A continuación, se presentan los cuadros más relevantes en relación a las alteraciones


del lenguaje y la comunicación, según el DSM–V, en su versión publicada el año 2013.
3.1. Trastornos de la Comunicación.

Los trastornos de la comunicación incluyen alteraciones de habla (producción de


sonidos que involucra articulación, fluidez, voz y resonancia), lenguaje (uso, forma y contenido
de un sistema convencional de símbolos) y comunicación (comportamiento verbal y no verbal,
con o sin intencionalidad).

Trastornos de la
Comunicacion

Trastorno de la Trastorno de la
Trastorno de la
Trastorno del Trastorno Fluidez de inicio Comunicaión
Comunicación No
Lenguaje Fonológico en la Infancia Social
Especificado
(tartamudeo) (pragmático)

3.1.1. Trastorno del lenguaje

Descripción del Trastorno

El trastorno del lenguaje se caracteriza por la dificultad en la adquisición y uso del


lenguaje causado por deficiencias en la de la comprensión o producción de vocabulario,
estructuras gramaticales y discurso. Estas dificultades pueden verse expresadas tanto en el
lenguaje oral como en el escrito o a través de señas.

Generalmente, se manifiesta con afectación al vocabulario y la gramática lo cual influye


en el desempeño del discurso. El niño presenta aparición tardía de las primeras palabras y
frases, su vocabulario es reducido y poco variado lo que se traduce en frases simples y
presencia de errores gramaticales. El nivel comprensivo suele ser menos notorio ya que el
individuo tiende a apoyarse del contexto y poder inferir el significado. Es frecuente observar
dificultad para recordar nueva información (palabras y frases), seguir instrucciones largas,
recordar serie de datos verbales y secuencia de sonidos nuevos.

Existen ciertos indicadores que apoyan el diagnóstico como la existencia de


antecedentes familiares de trastornos del lenguaje, algunos individuos pueden parecer tímidos
y sólo prefieren comunicarse con familiares o conocidos. Si se establece un diagnóstico a
partir de los 4 años éste suele ser estable a lo largo del tiempo y alcanzar la edad adulta con
ciertas variaciones de acuerdo a su desarrollo.
Para realizar una evaluación del lenguaje es necesario identificar la modalidad receptiva
(proceso de recibir y comprender los mensajes lingüísticos) y la modalidad expresiva
(producción de señales vocales, gestuales o verbales), las cuales pueden tener una severidad
diferente, sin embargo, quienes poseen dificultades a nivel comprensivo poseen un peor
pronóstico, resistencia al tratamiento y dificultades en comprensión lectora.

El diagnóstico de trastorno del lenguaje debería contemplar los antecedentes


proporcionados por el individuo, las observaciones clínicas aportadas por los contextos
familiar, social y laboral y los resultados de las pruebas estandarizadas disponibles.

Criterios Diagnósticos

Para corroborar la sospecha de un trastorno del lenguaje se debe reconocer la


presencia de ciertas características en el individuo, las que son descritas en el DSM–V, como:

A. Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades


(es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos, otros) debido a deficiencias de la
comprensión o la producción que incluye lo siguiente:
1. Vocabulario reducido (conocimiento y uso de palabras).
2. Estructura gramatical limitada (capacidad para situar las palabras y las
terminaciones de las palabras juntas para formar frases basándose en reglas
gramaticales y morfológicas).
3. Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar frases para
explicar o describir un tema o una serie de sucesos o tener una conversación).

B. Las capacidades del lenguaje están notablemente, desde un punto de vista


cuantificable, por debajo de lo esperado para su edad, lo que produce limitaciones
funcionales en la comunicación eficaz, la participación social, los logros académicos o
el desempeño laboral, de forma individual o en cualquier combinación.

C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.

D. Las dificultades no se puede atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de otro tipo, a


una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y no se explica mejor por
discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o retraso global del
desarrollo.

Diagnóstico Diferencial

Establecer un diagnóstico diferencial contempla la consideración de las variaciones


normales del desarrollo lingüístico y comunicativo, lo cual se complica a muy temprana edad;
se debe descartar la presencia de una discapacidad auditiva u otra deficiencia sensorial como
causa del trastorno del lenguaje; discapacidad intelectual puede estar acompañado de un
notorio retraso del lenguaje pero no se puede establecer hasta completar las evaluaciones
estandarizadas; trastornos del lenguaje asociados a trastornos neurológicos; regresión del
lenguaje puede ser signo de otras alteraciones como del espectro autista (si se presenta en
un niño menor de 3 años) o de una afección neurológica específica (si se presenta en niños
mayores de 3 años).

3.1.2. Trastorno Fonológico

Descripción del cuadro

Se describe a la producción fonológica como la articulación clara de los fonemas


(sonidos de la lengua) para la formación de palabras, esto conlleva el conocimiento fonológico
de los sonidos de nuestro idioma y el dominio de los movimientos de los órganos articulatorios
(lengua, labios, mandíbula) con la respiración y vocalización.

Durante el proceso de adquisición y aprendizaje de los sonidos del habla es frecuente


que los niños acorten palabras y sílabas pero en la medida que van consiguiendo mayor
dominio, estas alteraciones van disminuyendo, por tanto a partir de los 3 años se espera un
habla mayoritariamente inteligible.

Los niños que poseen trastorno fonológico pueden presentar dificultades para
reconocer los sonidos del habla o para coordinar la producción de los mismos, se trata de un
trastorno heterogéneo, incluye trastorno fonológico y trastorno de articulación. Además, siguen
utilizando procesos de simplificación fonológica más allá de lo esperado para su edad
cronológica o etapa del desarrollo. A modo de ejemplo: un niño con desarrollo típico a los 4
años de edad su habla es inteligible, mientras que a los 2 años de edad el 50% es inteligible.

Su diagnóstico tiene lugar cuando la producción de los sonidos del habla no es la


esperable para su edad y cuando esta deficiencia no se explica por alteración física,
estructural, neurológica o auditiva.

Otros indicadores que apoyan este diagnóstico son la presencia de antecedentes


familiares de trastornos de habla o lenguaje; la incoordinación de los articuladores puede
interferir en la ejecución de otras acciones tales como masticar, mantener la boca cerrada y
sonarse la nariz.

Este trastorno posee buen pronóstico, la mayoría de los niños presentan mejorías
durante el tratamiento y las dificultades del habla mejoran con el tiempo, razón por la cual se
estima que este trastorno no alcanzaría la edad adulta. Cabe señalar que la presencia de un
trastorno fonológico tiene peor pronóstico cuando está presente un trastorno del lenguaje y
puede asociarse a un trastorno específico del aprendizaje.

Criterios Diagnósticos

Para confirmar la sospecha de un trastorno fonológico se debe reconocer la presencia


de ciertas características en el individuo, las que son descritas en el DSM–V, como:

A. Dificultad persistente en la producción fonológica que interfiere con la inteligibilidad del


habla o impide la comunicación verbal de mensajes.
B. La alteración causa limitaciones en la comunicación eficaz que interfiere con la
participación social, los logros académicos o el desempeño laboral, de forma individual
o en cualquier combinación.

C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.

D. Las dificultades no se pueden atribuir a afecciones congénitas o adquiridas, como


parálisis cerebral, paladar hendido, hipoacusia, traumatismo cerebral u otras
afecciones médicas o neurológicas.

Diagnóstico Diferencial

Para obtener un diagnóstico certero es trascendental establecer la exclusión de ciertos


parámetros tales como considerar las variaciones normales del habla según la región
geográfica, el nivel sociocultural o si pertenece a alguna etnia; la disminución de la capacidad
auditiva u otra deficiencia sensorial o motora podría traer alteraciones en el habla; la presencia
de deficiencias estructurales (por ejemplo: paladar hendido, frenillo sublingual corto) podrían
traer alteraciones articulatorias; el mutismo selectivo (ausencia de habla en uno o más
contextos o entornos), un trastorno de ansiedad el cual se puede manifestar porque el
individuo siente vergüenza por padecer un trastorno de habla.

3.1.3. Trastorno de la Fluidez de inicio en la infancia (tartamueo)

Descripción del cuadro

El trastorno de la fluidez de inicio en la infancia (o tartamudeo) se describe como una


alteración de la fluidez y la organización temporal del habla que no es acorde a la edad del
niño. Se puede presentar como la repetición frecuente o la prolongación de ciertos sonidos o
sílabas y otras alteraciones de la fluidez, tales como palabras fragmentadas, bloqueo audible
o silencioso, circunloquios, palabras producidas con exceso de tensión física y repeticiones
de palabras monosilábicas.

Es frecuente que la manifestación de estas alteraciones sea variable de acuerdo al


contexto o situación comunicativa particular, siendo más grave cuando es un entorno que
genera presión en el individuo, por ejemplo al exponer un trabajo en el colegio.

Algunas conductas son frecuentes en los niños que tartamudean como: parpadeo de
ojos, gestos o movimientos involuntarios, temblores en los labios o la cara, sacudidas de
cabeza, movimientos de la respiración, apretar puños, entre otros; los cuales apoyan el
diagnóstico. Asimismo, se puede observar que el individuo intenta evitar estos episodios de
disfluencia mediante la evitación con ayuda de recursos lingüísticos: alteración de la velocidad
del habla, evitando la producción de ciertas palabras o sonidos; o simplemente, evitando
situaciones que le generen estrés o ansiedad.
La edad de inicio de este trastorno se ubica entre los 2 y 7 años, en ocasiones el niño
no es consciente de sus alteraciones de fluidez como repetición de consonantes iniciales, las
primeras palabras de una frase o palabras largas. Cuando el niño toma consciencia de su
dificultad para hablar tiende a manifestar conductas para evitar su disfluencia y repuestas
emocionales asociadas (estrés, ansiedad) las cuales tienden a exacerbar su tartamudeo. Se
estima que el riesgo de padecer este trastorno es tres veces mayor en niños con familiares
biológicos de primer grado.

Criterios Diagnósticos

El DSM–V considera la presencia de ciertas características en el individuo, las que


son descritas como:

A. Alteraciones de la fluidez y la organización temporal normales del habla que son


inadecuadas para la edad del individuo y las habilidades de lenguaje, persisten con el
tiempo y se caracterizan por la aparición frecuente y notable de uno (o más) de los
siguientes factores:
1. Repetición de sonidos y sílabas.
2. Prolongación de sonido de consonantes y de vocales.
3. Palabras fragmentadas (por ejemplo, pausas en medio de una palabra).
4. Bloqueo audible o silencioso (pausas en el habla, llenas o vacías).
5. Circunloquios (sustitución de palabras para evitar palabras problemáticas).
6. Palabras producidas con un exceso de tensión física.
7. Repetición de palabras completas monosilábicas (por ejemplo, “Yo, yo, yo, yo
leo”).

B. La alteración causa ansiedad al hablar o limitaciones en la comunicación eficaz, la


participación social, el rendimiento académico o laboral de forma individual o en
cualquier combinación.

C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del periodo de desarrollo.
(NOTA: Los casos de inicio más tardío se diagnostican como trastorno de la fluidez de
inicio en el adulto).

D. La alteración no se puede atribuir a un déficit motor o sensitivo del habla, disfluencia


asociada a un daño neurológico (por ejemplo, ictus, tumor, traumatismo) o a otra
afección médica y no se explica mejor por otro trastorno mental.

Diagnóstico Diferencial

Se debe excluir aquella disfluencia provocada por un déficit sensitivo o motor del habla.
Prestar atención a la presencia de tartamudeo normal del habla en aquellos niños pequeños,
tales como repetición de palabras o frases, frases incompletas, interjecciones, pausas vacías
y comentarios fuera de contexto; no obstante, el diagnostico seria confirmado si estas
conductas aumentan en frecuencia y complejidad conforme el niño va creciendo.

Cabe señalar que podría confundirse con los efectos secundarios de alguna medicación
con una duración en función al medicamento. Asimismo, si el inicio del tartamudeo se produce
durante la adolescencia o posterior a ella, se trataría de una disfluencia del adulto la cual se
asocia a daño neurológico especifico, afecciones médicas y trastorno mental. Dadas las
características del síndrome de Tourette (tics vocales y vocalizaciones repetitivas), debería
ser identificado sin problemas.

3.1. 4. Trastorno de la comunicación social (pragmático)

Descripción del cuadro

El trastorno de la comunicación social es una alteración en el uso del lenguaje, que se


caracteriza por dificultad en la compresión y empleo de reglas sociales de comunicación verbal
y no verbal para adaptar el lenguaje al contexto. Esto afecta a la participación social,
establecimiento de relaciones sociales, desempeño escolar y laboral dado que no es posible
alcanzar una comunicación eficaz; esto no se explica mejor por una dificultad de lenguaje o a
una disminuida capacidad cognitiva.

Es posible que esté acompañado de la presencia de otra dificultad tal como retraso del
lenguaje o trastorno del lenguaje en el momento actual o previo a la detección del trastorno
de la comunicación; trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH); problemas
conductuales o trastornos específicos del aprendizaje.

Para la detección y diagnóstico de esta alteración es necesario que el individuo posea


un desarrollo inicial del lenguaje y habla que permita identificar dichas alteraciones, los casos
más leves pueden identificarse hasta la adolescencia cuando las interacciones sociales se
vuelven más complejas.

Este trastorno posee una evolución variable, en algunos niños se observa una mejoría
en el tiempo y en otros casos las dificultades persisten hasta la edad adulta, sin embargo,
quienes han evolucionado positivamente ven mermado su desarrollo a nivel de social o en la
adquisición de otras habilidades, como la expresión escrita.

Criterios Diagnósticos

Corroborar la presencia de un trastorno de la comunicación social requiere del


cumplimiento de ciertos criterios los que son descritos por el DSM–V, como:

A. Dificultades persistentes en el uso social de la comunicación verbal y no verbal que se


manifiesta por los siguientes factores:
1. Deficiencias en el uso de la comunicación para propósitos sociales, como
saludar y compartir información, de manera que sea apropiada al contexto social.
2. Deterioro de la capacidad para cambiar la comunicación de forma que se adapte
al contexto o a las necesidades del que escucha, como hablar de forma diferente
en un aula o en un parque, conversar de forma diferente con un niño o con un
adulto, y evitar el uso de un lenguaje demasiado formal.
3. Dificultades para seguir las normas de conversación y narración, como respetar
el turno en la conversación, expresarse de otro modo cuando no se es bien
comprendido y saber cuándo utilizar signos verbales y no verbales para regular
la interacción.
4. Dificultades para comprender lo que no se dice explícitamente (por ejemplo,
hacer inferencias) y significados no literales o ambiguos del lenguaje (por
ejemplo, expresiones idiomáticas, humor, metáforas, múltiples significados que
dependen del contexto para la interpretación).

B. Las deficiencias causan limitaciones funcionales en la comunicación eficaz, la


participación social, las relaciones sociales, los logros académicos o el desempeño
laboral, ya sea individualmente o en combinación.

C. Los síntomas comienzan en las primeras fases del período de desarrollo (pero las
deficiencias pueden no manifestarse totalmente hasta que la necesidad de
comunicación social supera las capacidades limitadas).

D. Los síntomas no se pueden atribuir a otra afección médica o neurológica, ni a la baja


capacidad en los dominios de morfología y gramática, y no se explican mejor por un
trastorno del espectro autista, discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo
intelectual), retraso global del desarrollo u otro trastorno mental.

Diagnóstico Diferencial

Primeramente es considerado el trastorno del espectro autista para individuos con


alteración de la comunicación social, el cual se caracteriza por patrones
restringidos/repetitivos del comportamiento, intereses o actividades, que no están presentes
en el trastorno de la comunicación social.
Los déficits primarios del trastorno por déficit de atención/hiperactividad pueden alterar
la comunicación social y causar limitaciones involucrando la participación social y/o logros
académicos .En el trastorno de ansiedad social (fobia social) el niño desarrolló capacidad de
comunicación social pero no se utiliza por ansiedad, miedo o angustia. En presencia de
discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) y retraso general del desarrollo
se habla de trastorno de la comunicación social cuando esta deficiencia supera las limitaciones
intelectuales.

3.1. 5. Trastorno de la comunicación no especificado

No se cumplen todos los criterios de trastornos de la comunicación o de ninguno de los


trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos del neurodesarrollo. El clínico opta por
no especificar el motivo de incumplimiento de los criterios y no existe más información que
apoye un diagnóstico más específico.
ACTIVIDAD Nº3

Confeccione un mapa conceptual con los trastornos del lenguaje estudiados.

3.2 .Trastorno del Espectro Autista

Descripción del cuadro

El trastorno del espectro autista se caracteriza por ser un deterioro persistente de la


comunicación social recíproca y la interacción social, la presencia de patrones de conducta,
intereses o actividades restrictivos y repetitivos; los cuales están presentes desde la primera
infancia y limitan o impiden su desempeño diario. El término espectro alude a que este
trastorno se expresa de manera variable de acuerdo a la gravedad, nivel de desarrollo y edad
cronológica. Algunos trastornos del espectro autista incluye los anteriormente llamados
autismo de la primera infancia, autismo infantil, autismo de Kanner, autismo de alto
funcionamiento, autismo atípico, trastorno generalizado del desarrollo no especificado,
trastorno desintegrativo de la infancia y trastorno de Asperger.

El diagnóstico de este trastorno debe basarse en múltiples fuentes de información. Las


deficiencias verbales y no verbales de la comunicación social tienen manifestaciones de
acuerdo a la edad, nivel intelectual y capacidades lingüísticas del individuo, lo cual varía desde
la ausencia total del habla por retraso del lenguaje hasta la incomprensión del habla, ecolalia
o el lenguaje poco natural y demasiado literal. En el caso que el individuo posea un adecuado
desarrollo del lenguaje, éste no es funcional para lograr una comunicación social recíproca.
Una característica de este trastorno, es la deficiencia de la reciprocidad socioemocional o
la capacidad para compartir pensamientos y sentimientos con otros, la cual es evidente a
temprana edad, siendo niños que nunca o pocas veces inician interacción social, no
comparten emociones. El lenguaje existente tiene la utilidad para solicitar o clasificar y es
unilateral. En adultos con desarrollo típico del lenguaje e intelectual, sus limitaciones son más
evidentes en sus interacciones socioemocionales, y quienes han creado estrategias para
compensar dichas limitaciones sufren de constante ansiedad y esfuerzo para establecer
relaciones conscientemente.

En cuanto a las habilidades no verbales, es frecuente observar contacto visual, gestos,


distancia o postura corporal, expresión facial y/o tono de la voz inadecuados al contexto
comunicativo. Tempranamente se manifiesta alteración de la atención compartida siendo
niños incapaces para señalar con las manos o seguir a otro que señala o muestra con la
mirada. Un adulto dará la impresión que su lenguaje corporal es extraño, rígido o exagerado.

El establecimiento de relaciones se verá perjudicado de acuerdo a sus preferencias:


interés social ausente, reducido o atípico, dado por el rechazo a otras personas, la pasividad
o un trato inapropiado (agresivo o destructivo). En el caso de niños pequeños, se manifiesta
con ausencia de juego social e imaginación compartida.
Este trastorno también se define por patrones de comportamiento, intereses o actividades
restringidos y repetitivos; entre los comportamientos repetitivos están las estereotipias
motoras simples (aleteo de manos, los movimientos rápidos de los dedos), uso repetitivo de
objetos (girar monedas, alinear juguetes) y el habla repetitiva (ecolalia, repetición retrasada o
inmediata de palabras); el comportamiento restringido y la inflexibilidad de las rutinas da lugar
a resistencia a los cambios (angustia por cambios aparentemente pequeños, rigidez de
pensamiento), patrones de comportamiento verbal y no verbal ritualizados (preguntas
repetitivas, caminar continuamente por un perímetro); los intereses muy restringidos tienden
a ser anormales en intensidad y foco (por ejemplo, un niño pequeño con un fuerte apego por
una sartén, un adulto que pasa horas escribiendo horarios). La hiper o hiporreactividad a los
estímulos sensoriales pueden llevar a fascinaciones y rutinas, por ejemplo: respuestas
extremas a sonidos o texturas específicos, fascinación por luces u objetos que giran, hasta
restricciones alimentarias excesivas relacionadas con el sabor, olor o textura de los alimentos.

De acuerdo a la conducta del individuo, este trastorno se manifiesta en la primera infancia,


presentando falta de interés por la interacción social; algunos niños exhiben una detención o
retroceso del desarrollo implicando el comportamiento social o uso del lenguaje al alcanzar
los 2 años de vida. Estas alteraciones sirven de “señal de alerta” para el trastorno del espectro
autista, ya que rara vez se presentan en otros trastornos.

Para el perfilar el trastorno del espectro autista asociado a una afección médica o genética
conocida, a un factor ambiental o a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del
comportamiento, se registrará el trastorno del espectro autista como asociado al nombre de la
afección, el trastorno o el factor. La gravedad se estima de acuerdo al grado de apoyo
necesario descritos en la Tabla 1, la cual varía según el contexto y en el tiempo. Se debe
especificar con o sin déficit intelectual acompañante, luego con o sin deterioro del lenguaje
acompañante; ante la presencia de un deterioro del lenguaje, especificar el grado actual de
funcionamiento verbal. Si existe catatonía, debe registrarse por separado.
TABLA 1: Niveles de gravedad del trastorno del espectro autista

Nivel de Comunicación social Comportamientos restringidos y


gravedad repetitivos
Grado 3 Las deficiencias graves de las aptitudes La inflexibilidad del comportamiento, la
“Necesita ayuda de comunicación social, verbal y no extrema dificultad para hacer frente a los
muy notable” verbal, causan alteraciones graves del cambios y los otros comportamientos
funcionamiento, un inicio muy limitado de restringidos/repetitivos interfieren
interacciones sociales y una respuesta notablemente con el funcionamiento en
mínima a la apertura social de las otras todos los ámbitos. Ansiedad
personas. Por ejemplo, una persona con intensa/dificultad para cambiar el foco de
pocas palabras inteligibles, que la acción.
raramente inicia una interacción y que,
cuando lo hace, utiliza estrategias
inhabituales para cumplir solamente con
lo necesario, y que únicamente responde
a las aproximaciones sociales muy
directas.

Grados 2 Deficiencias notables en las aptitudes de La inflexibilidad del comportamiento, la


“Necesita ayuda comunicación social, verbal y no verbal; dificultad para hacer frente a los cambios
notable” problemas sociales obvios incluso con y los otros comportamientos
ayuda in situ; inicio limitado de restringidos/repetitivos resultan con
interacciones sociales, y respuestas frecuencia evidentes para el observador
reducidas o anormales a la apertura casual e interfieren con el funcionamiento
social de otras personas. Por ejemplo, en diversos contextos. Ansiedad y/o
una persona que emite frases sencillas, dificultad para cambiar el foco de la
cuya interacción se limita a intereses acción.
especiales muy concretos y que tiene una
comunicación no verbal muy excéntrica.

Grado 1 Sin ayuda in situ, las deficiencias de la La inflexibilidad del comportamiento


“Necesita ayuda” comunicación social causan problemas causa una interferencia significativa con
importantes. Dificultad para iniciar el funcionamiento en uno o más
interacciones sociales y ejemplos claros contextos. Dificultad para alternar
de respuestas atípicas o insatisfactorias actividades. Los problemas de
a la apertura social de las otras personas. organización y de planificación dificulta la
Puede parecer que tiene poco interés en autonomía.
las interacciones sociales. Por ejemplo,
una persona que es capaz de hablar con
frases completas y que establece la
comunicación, pero cuya conversación
amplia con otras personas falla y cuyos
intentos de hacer amigos son excéntricos
y habitualmente no tienen éxito.

Criterios Diagnósticos

El DSM–V, considera una serie de criterios para describir un trastorno del espectro autista,
tales como:

A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en


diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes
(los ejemplos son ilustrativos pero no exhaustivos):
1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional varían, por ejemplo, desde
un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos
sentidos, pasando por la disminución de intereses, emociones o afectos
compartidos, hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la
interacción social varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no
verbal poco integrada, pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje
corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total
de expresión facial y de comunicación no verbal.
3. Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones
varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en
diversos contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos
imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras
personas.
Especificar la gravedad actual:
La gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones
de comportamiento restringidos y repetitivos (véase la tabla 1).

B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se


manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes
(los ejemplos son ilustrativos pero no exhaustivos):
1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (por
ejemplo, estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambios de
lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).
2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones
ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (por ejemplo, gran angustia
frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de
comportamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino
o de comer los mismos alimentos cada día).
3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad
o foco de interés (por ejemplo, fuerte apego o preocupación por objetos
inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).
4. Hiper- o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por
aspectos sensoriales del entorno (por ejemplo, indiferencia aparente al
dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o
palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).
Especificar la gravedad actual:
La gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones
de comportamiento restringidos y repetitivos (véase la tabla 1).

C. Los síntomas deben de estar presentes en las primeras fases del periodo de desarrollo
(pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las
capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en
fases posteriores de la vida).

D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras


áreas importantes del funcionamiento habitual.
E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del
desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual
y el trastorno del espectro autista con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de
comorbilidades de un trastorno del espectro autista y discapacidad intelectual, la
comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general del
desarrollo.

Nota: A los pacientes con un diagnóstico bien establecido según el DSM-IV de trastorno
autista, enfermedad de Asperger o trastorno del desarrollo no especificado de otro modo, se
les aplicará el diagnóstico de trastorno del espectro autista. Los pacientes con deficiencias
notables de la comunicación social, pero cuyos síntomas no cumplen los criterios del trastorno
del espectro autista, deben ser evaluados para diagnosticar el trastorno de la comunicación
social (pragmática).
Especificar si:
Con o sin déficit intelectual acompañante
Con o sin deterioro del lenguaje acompañante
Asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocido
Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o de comportamiento
Con catatonía

Diagnóstico Diferencial

Durante la fase regresiva del síndrome de Rett puede observarse una alteración de la
comunicación social (niñas entre 1 a 4 años de edad), sin embargo, posterior a esta fase
recuperan sus habilidades para la comunicación social. Si se trata de mutismo selectivo, el
individuo posee un adecuado desarrollo de la comunicación social en ciertos contextos y
entornos. Ante la presencia de un trastorno del lenguaje y trastorno de la comunicación social,
no están acompañados de alteraciones de la comunicación no verbal ni patrones de
comportamiento restringidos y repetitivos. En un individuo con discapacidad intelectual
(trastorno del desarrollo intelectual) no existe discrepancia entre el nivel de capacidades
sociales/comunicativas y las demás capacidades intelectuales. Hablamos de trastorno por
déficit de atención/hiperactividad cuando las dificultades atencionales o la hiperactividad
superar las normalmente observables en un individuo de edad mental comparable. La
esquizofrenia de inicio en la infancia provoca un deterioro de la comunicación social y surgen
intereses y creencias atípicas, pero as alucinaciones y delirios son características
determinantes de a esquizofrenia. Los movimientos estereotipados son característicos del
trastorno del espectro autista, razón por la cual no se diagnostica el trastorno de movimientos
estereotipados por separado, salvo cuando estos movimientos generan autolesiones y se
convierten en un objetivo de intervención.
4. OTRAS ALTERACIONES DEL LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN

El leguaje se considera como el instrumento básico de comunicación emocional y


de relación en la especie humana. Por tanto, sus déficits pueden ser causa de una gran
variedad de desajustes psicológicos.

Estos pueden ser reactivos, a las dificultades de relación y comunicación del niño
con los adultos de apego y con los de su entorno social en general, o bien, y dependiendo
de la gravedad del déficit, a las alteraciones neurocognitivas que afectan las habilidades
de análisis, y por tanto, de enfrentamiento, frente a la gran variedad de situaciones a las
que debe hacer frente el niño.

Según el DSM - V, se modifica la categoría Trastornos de inicio en la infancia, la


niñez o la adolescencia por una nueva categoría de Trastornos del Neurodesarrollo, la cual
incluye la Discapacidad Intelectual en reemplazo a la denominación de retraso mental,
apareciendo el Retraso Global del Desarrollo para niños menores de 5 años; los Trastornos
de la Comunicación tratados anteriormente; el Trastorno del Espectro Autista que
comprende todos los trastornos generalizados del desarrollo bajo un solo diagóstico.

A nivel evolutivo, es importante tenerlos en cuenta ya que existe una asociación


frecuente entre los trastornos de la comunicación, incluyendo trastornos del lenguaje; con
los trastornos del aprendizaje, es más, existen evidencias que sugieren que los trastornos
del lenguaje pueden ser precursores evolutivos de los trastornos del aprendizaje.

Al igual que en los trastornos del aprendizaje, la investigación actual de los


trastornos de la comunicación ha variado, desde las posturas que hacen énfasis en los
déficit del procesamiento audioperceptivo, hacia una definición basada en las funciones
simbólicas del lenguaje.

Por tanto, se aprecia que existe una estrecha conexión entre los procesos
sensoriales, perceptivos, motores y cognitivos en el desarrollo cerebral.

De forma esquemática, se incluyen como zonas cerebrales del lenguaje a una serie
de estructuras neuroanatómicas corticales del hemisferio izquierdo, que comprenden:

• El córtex asociativo frontal o área de Broca. Comprende la tercera circunvolución


frontal.
• El córtex asociativo temporal, situado detrás del área auditiva primaria y una parte
de la segunda circunvolución temporal. Forman el área de Wernicke.
• Dos regiones del córtex asociativo multimodal, que ocupan la conjunción temporo-
parieto-occipital, el gyrus supramarginal y el angular o pliegue curvo, que también
conforman la zona de Wernicke.

Por otra parte, a las zonas mencionadas, se incluyen también la zona del córtex
senso-motor, que sigue a la zona de los gyrus pre y post-central izquierdos. Igualmente,
se incluye como estructura subcortical al fascículo arqueado que une la zona de Wernicke
con la de Broca.

Sin embrago, los estudios neurofuncionales realizados en los trastornos específicos


del desarrollo del lenguaje en la infancia, han puesto en evidencia la gran complejidad
funcional que implica el desarrollo normal del lenguaje.

La primera interrogante se refiere al peso de la genética frente a los factores


ambientales en su génesis. Se aprecia aquí a nivel familiar, la existencia de dos tipos de
transmisión: la de tipo poligénico y la autosómica dominante para algunos trastornos del
lenguaje y, finalmente, el fenotipo encontrado para el lenguaje en numerosas entidades
genéticas, tales como el síndrome X-frágil y el síndrome de Willians, entre otros. (Narbona
et cols, 1999).

Igualmente, estudios a nivel de la Resonancia Magnética Nuclear, han puesto de


relieve la disminución del volumen de las regiones perisilvianas en los dos hemisferios y
de las regiones infrasilviana anterior y parietal inferior del hemisferio izquierdo. Estos
hallazgos indicarían una asimetría entre el hemisferio izquierdo y derecho a favor de este
último, cuando lo habitual es lo contrario, a este hecho se le asocia la exposición anómala
a la hormona de la testosterona, durante el embarazo.

Mediante el SPECT, se ha detectado un hipometabolismo en ambos lóbulos


temporales y en el hemisferio izquierdo. A nivel neurofisiológico, se han detectado
anomalías inespecíficas como actividades paroxísticas sin clínica comicial y alteraciones
de los Potenciales Evocados Auditivos3.

La implicación de estructuras subcorticales en el desarrollo del lenguaje, es más


importante de lo que clásicamente se ha supuesto, así Crosson (1992), propone un
Modelo Neurolingüístico en el que intervendrían las siguientes estructuras: el tálamo y los
núcleos grises, la porción anterior del área de Broca, los núcleos ventral anterior y pulvinar
de tálamo que, a su vez, conectarían con el área de Wernicke. Estas estructuras estarían
implicadas en el análisis semántico.

Las anteriores estructuras talámicas estarían controladas por una acción de tipo
inhibitorio del globo pálido que, a su vez, se ve inhibido por el núcleo caudado. Estos
circuitos estarían implicados en el flujo verbal y en la organización secuencial de las
frases.

En relación a las interacciones sociales, la comunicación verbal y no verbal (mirada,


gestos de la cara y las manos; cualidades vocales), incluye la evocación de palabras
(acceso y recuperación de la información verbal), relaciones entre las palabras
(semántica), formación de frases (sintaxis), dar y recibir feedback, seguir la estructura de
la conversación y hablar con soltura, respuesta al contexto, adaptación a los significados y
a los acontecimientos externos, respuesta al propio sentido interno de los acontecimientos
y control de las propias producciones comunicativas (habilidades metalinguísticas).

3
Díaz, M. y col. en Narbona, J. (1999)
Todas estas habilidades se alcanzan normalmente alrededor de los cinco años.
Entre los dos y tres años, pueden observarse notables déficit en la articulación a nivel de
la producción de los sonidos del habla, en la expresión, en la producción y uso del
lenguaje oral y en la recepción, desde el punto de vista comprensivo.

Evidentemente, la pérdida auditiva juega un papel importante en la etiología de los


trastornos de la comunicación. La patología temprana del oído medio y la pérdida auditiva,
pueden causar problemas del lenguaje, especialmente si el deterioro auditivo es crónico.
Un adecuado y normal nivel de audición, es fundamental en el desarrollo del habla,
y los deterioros en la audición actúan etiológicamente, junto a los factores genéticos,
neurológicos, ambientales y educacionales.

Una interesante línea de investigación, ha llevado a proponer que el problema


neuropsicológico existente en los trastornos del lenguaje, pudiera ser un déficit en el
procesamiento rápido de estímulos.

Estas dificultades en la percepción y memoria de estímulos que aparecen


rápidamente, pueden implicar no sólo tareas lingüísticas, sino una variedad de funciones
sensoriales y motoras, así como el procesamiento integrativo. (Hales y Yudofsky, 2000).

El habla y el lenguaje, también dependen en un alto grado de las características


lingüísticas del ambiente, y pueden interactuar con otros factores socio-ambientales para
influir en el desarrollo y, las habilidades y destrezas necesarias en la vida adulta.

Por ello, puede resultar útil una valoración de las características de la familia
tomando en cuenta su tamaño, orden de nacimiento, status socioeconómico, habilidades
verbales de los padres, patrones familiares del habla y estimulación interpersonal, así
como también, observar el habla espontánea entre padres e hijos.

La comunicación del niño puede observarse mediante la comprensión del lenguaje


a nivel de las estructuras lingüísticas, la expresión en relación a la estructura y longitud de
las oraciones, y la capacidad de razonamiento lógico.

Por otra parte, la percepción y la memoria auditiva, pueden estar relacionadas con
la pérdida del hilo de la conversación, la falta de habilidad para oír en medio de una
muchedumbre y la distractibilidad. Asimismo, la discriminación auditiva fina, es decir la
capacidad de distinguir sonidos similares y la memoria auditiva específica, necesaria para
repetir secuencias de palabras o dígitos, pueden valorarse a través de pruebas
neuropsicológicas.

Por lo tanto, en términos generales es primordial abordar las intervenciones


educacionales y conductuales, así como también, el tratamiento de problemas médicos a
nivel auditivo, las lesiones neurológicas y psiquiátricas concomitantes.

Resulta especialmente útil, promover la interacción social, la imitación y el juego


imaginativo, como medios para estimular el ejercicio verbal, la comunicación y la capacidad
de simbolización.
ACTIVIDAD Nº 4

Realice una tabla comparativa con las características de comunicación social y


conductas repetitivas, restrictivas de un individuo con trastorno del espectro autista de
nivel 1 y nivel 3 de gravedad.

4.1 Afasia y Disfasia

Se puede definir como “una alteración del lenguaje debido a lesiones cerebrales
producidas después de la adquisición del lenguaje o en el transcurso del mismo.”(Serón y
Aguilar, 1992).

Es posible señalar distintos tipos de afasia, de acuerdo a la modalidad de expresión


afectada, las cuales casi nunca se encuentran en forma pura: oral, escrita, gestual y de
recepción.

Para efectos de diferenciar la afasia de otros trastornos, es preciso que exista una
lesión del sistema nervioso central que afecte al lenguaje, la cual se produce
generalmente en las áreas fronto-temporo-parietales del hemisferio dominante,
normalmente el izquierdo, por una encefalopatía, un accidente cardio-vascular, un TEC o
un tumor.

Se considera afasia, con más claridad, cuando se produce a partir de los tres años
de edad, aproximadamente. La pérdida de lenguaje es brusca y consecutiva a un periodo
de coma. En los primeros momentos el niño puede permanecer mudo, o emitir apenas
algunas palabras.

Características Diferenciales:

La manifestación lingüística de la afasia infantil puede asemejarse a otras


patologías cuyas características esenciales pertenezcan a otros tipos de trastornos no
específicos del lenguaje, tales como, el trastorno psicomotriz, el trastorno mental
(oligofrenias), la desorganización biológica y los trastornos psíquicos.

En cuanto a la disartria no existe trastorno en el ámbito lingüístico, sino tan sólo


afectación del componente motor en grado de realización de la articulación.
4.1.1. Clasificación General de las Afasias

Según el tipo de lesión y los trastornos causados sobre los diferentes factores que
intervienen en el lenguaje, podemos clasificar las afasias en:

❖ Afasia Sensorial o de Wernicke.

Se manifiesta tras una lesión en el tercio posterior de las circunvoluciones


temporales del hemisferio izquierdo, zona cortical encargada de la función auditiva. Se
expresa en dificultades para analizar los sonidos de la lengua, trastornándose la
comprensión y expresión del lenguaje oral, imposibilitando la repetición correcta de
elementos lingüísticos aislados e impidiendo la percepción de conjuntos de sonidos como
poseedores de significado.

❖ Afasia Acústico - Amnésica

Es una variante de la afasia de Wernicke, donde se presentan dificultades para


retener algunos rasgos auditivos del lenguaje. El paciente puede repetir sonidos y palabras
aisladas, pero no puede repetir series de tres o cuatro palabras seguidas o secuencias
sonoras aceleradas.

❖ Afasia Motora

De acuerdo a la localización de la lesión, estas se pueden clasificar en:

• Afasia Motora Aferente o Cinestésica: existe una imposibilidad de hallar la


combinación de movimientos necesarios para emitir los fonemas o cadenas sonoras
que forman las palabras o frases; esto, debido a la dificultad para percibir sus
órganos fonatorios y la posición exacta en que estos deben estar para realizar un
fonema. En casos graves el paciente no puede emitir ningún sonido, en tanto que
en las formas más leves podrá hacerlo, pero confundiendo aquellos que sean
similares en su forma de articulación.
• Afasia Motora Eferente o de Broca: se produce por una lesión en la zona pre-
motora del área del lenguaje. Ocasiona una falta de fluidez en la articulación, una
incapacidad para encadenar distintas articulaciones en un orden gramático
correcto, aunque el proceso en sí no se ve afectado.
• Afasia Dinámica: es causada por una lesión en el área inferior del lóbulo frontal del
hemisferio izquierdo, presentándose dificultades para organizar las ideas y
transformarlas en verbalizaciones. Se observan en los sujetos déficit en la iniciativa
de expresarse espontáneamente, siendo las expresiones ecolálicas o estereotipadas.
• Afasia Semántica: En este tipo de afasia los sujetos tienen dificultad en establecer el
significado de una frase de acuerdo a las posiciones de las distintas palabras
dentro de la estructura gramatical. Además, se pueden dar otros casos de anomia,
en la cual el sujeto no puede encontrar el nombre de los objetos.
• Afasia Pragmática: “Las palabras informativas aparecen con la sintaxis adecuada
pero los nexos son inadecuados. El mensaje es desordenado y caótico y muestran
restricción de vocabulario.”(Serón y Aguilar, 1992)
• Afasia Global o Total: Se denomina así cuando el lenguaje oral está prácticamente
abolido en todos sus aspectos: sensoriales, prácticos y motores. Es denominada
por afasia de Broca y Wernicke. Generalmente este trastorno va asociado a una
hemiplejia y el pronóstico suele ser severo.

4.1.2. Afasia Infantil

La afasia infantil es un trastorno del aspecto emisor del lenguaje. Para llegar a una
mejor clarificación, la afasia infantil ADQUIRIDA se sitúa entre el trastorno denominado
disfasia y un trastorno específico del lenguaje.

En el primero, el déficit es en la estructuración del lenguaje, en el segundo, la


perturbación se produce en el inicio y en la elaboración del lenguaje. “Esta afasia infantil
adquirida es la resultante de la aparición de una lesión cerebral entre los dos - tres
primeros años de vida.” (Serón y Aguilar, 1992).

Se diferencia de la afasia adulta por el tipo de desórdenes que produce y no tanto


por la lesión en sí, ya que en el niño (dependiendo de la edad), al no estar totalmente
elaborados los esquemas neuro-lingüísticos, la lesión no produce tanta alteración como en el
adulto.

Como causa de las lesiones cerebrales causantes de la afasia encontramos la


encefalitis, accidentes cerebro-vasculares o tumores cerebrales. El pronóstico será más
favorable mientras menos definida estuviese la lateralización hemisférica de la zona del
lenguaje en el momento de producirse la lesión.

La afasia infantil se diferencia de la adulta en que hay reducción del lenguaje


espontáneo, acompañado de pobreza de vocabulario y estilo telegráfico, dando lugar al
uso de palabras yuxtapuestas en una frase sin nexos gramaticales.

En ocasiones, las frases emitidas están correctamente articuladas y con adecuada


construcción gramatical, no hay estereotipias ni parafasias y la recuperación es más
rápida que en el adulto. 4

En las afasias adquiridas existe predominancia de los trastornos expresivos por


sobre los receptivos, especialmente una reducción del lenguaje espontáneo; se presentan
trastornos del lenguaje escrito y en la lectura que pueden hacerse permanentes.

Los criterios de diagnóstico de la afasia son: retraso severo de la comprensión y


expresión del lenguaje, disfuncionamiento en la percepción de los estímulos presentados,
desorganización en el almacenamiento de la información, inteligencia normal.

4
Según Barraquer Bordas (1977, en Serón y Aguilar, 1992),

En la afasia congénita encontramos uno o varios déficit en la construcción del


lenguaje, sin que exista necesariamente una lesión, como en la afasia adquirida. Además de
estos signos, los niños que tienen afasia congénita suelen presentar desórdenes en la
discriminación y asociación fonética, junto a problemas en la memoria secuencial auditiva.

Como causa de la afasia congénita, se ha sugerido un retraso en la maduración de


los centros encargados de la integración de sonidos, o bien la presencia de lesiones
cerebrales precoces. (Serón y Aguilar, 1992)

➢ Afasias - Elementos Generales para la Detección y Encuadre

Síntomas Esenciales: en esta categoría, se analizan las alteraciones del lenguaje


como resultado de una lesión cerebral adquirida en una persona con lenguaje previamente
desarrollado.

La afasia es producida por un daño en las áreas fronto – temporo - parietales del
hemisferio dominante, generalmente el izquierdo.

Estos daños cerebrales pueden originarse por encefalopatias, accidentes


cardiovasculares, traumatismos craneoencefálicos o tumores.

Descripción y Síntomas Esenciales

• Se considera afasia, con más claridad, cuando se produce a partir de los 3 años
de edad, aproximadamente.
• La pérdida de lenguaje es brusca y consecutiva a un periodo de coma. En los
primeros momentos el niño puede permanecer mudo, o emitir apenas algunas
palabras.
• Predominan los trastornos expresivos sobre los comprensivos, apareciendo
dificultades articulatorias, reducción del vocabulario, anomia o incapacidad para
recordar el nombre de los objetos, incorrecciones y simplificación de la sintaxis, lo
que se denomina agramatismos y reducción de la expresión verbal espontánea.
• Comprensión generalmente menos alterada en cuanto al grado, pero pueden
aparecer con frecuencia errores comprensivos.

En las afasias también se presentan en forma concomitantes, alteraciones en otras


áreas del lenguaje, tanto a nivel de la expresión oral como del uso del lenguaje escrito.
Trastornos del Lenguaje Asociados

o Perturbaciones del Lenguaje Escrito y


Matemático:
Trastorno de la Lectura: Alexia Agnósica y Alexia
Afásica.
Trastornos de la escritura (Agrafias).
Dificultades en el área de cálculo.

o Perturbaciones del Lenguaje Oral:


Parafasias.

Síntomas Asociados: Es importante señalar que en los cuadros afásicos,


generalmente aparecen síntomas asociados en otras áreas del desarrollo, esto debido al
compromiso generalizado de mayor o menor magnitud, que a nivel neurológico pueden
presentar los sujetos afectados. Estas patologías por lo tanto, pueden ocurrir en las áreas
psicomotoras, en las funciones perceptivas y cognitivas afectando el desempeño global
del individuo.

Sintomatología Asociada

A Nivel Psicomotor:
Hemiplejia o Hemiparesia derecha.
Apraxia orofonatoria.

A Nivel de las Funciones Cognitivas y Aprendizajes:

o Dificultades de aprendizaje específicas y/o retraso


escolar.
o Perturbaciones de las funciones perceptivo-motrices.
o global funcionamiento cognitivo:
problemas de memoria, concentración, atención, y
otros.

Características Diferenciales: La manifestación lingüística de la afasia infantil


puede asemejarse a otras patologías cuyas características esenciales pertenecen a otros
tipos de trastornos no específicos del lenguaje, tales como el trastorno psicomotor, el
retardo mental, daños orgánicos cerebrales y a trastornos psíquicos.

En cuanto a la disartria se debe recordar que no se presenta un trastorno en el


ámbito lingüístico, sino tan sólo una alteración del componente motor que afecta la
realización de la articulación.
Tipos y Niveles: Como se ha apreciado existe una gran diversidad de
clasificaciones y tipificaciones de los cuadros afásicos, los cuales dependen de los
enfoques teóricos y experimentales de los diversos autores y escuelas de la neuropsicología
que han profundizado en el estudio de este tema.

Conceptualización Neuropsicológica Clásica

o Afasia Sensorial: abarca lo que se reconoce como


trastornos en la comprensión del lenguaje oral, déficit en
el lenguaje espontáneo, y trastornos en la escritura.

o Afasia Motora: hace referencia a la afasia motora


aferente que consistiría en una dificultad de movimientos
para la articulación del lenguaje y afasia motora eferente
que consistiría en una dificultad para encadenar distintas
articulaciones.

o Afasia Semántica, es posible observar la presencia de


“anomia”.

Paralelamente, con fines didácticos, se adoptará el siguiente criterio clasificatorio a


nivel general:

o Afasia Receptiva.
o Afasia Expresiva.
o Anomia.
o Afasia de Conducción.
o Sordera Verbal o Agnosia Auditiva Verbal).
o Alexia y Agrafia (incapacidad para leer y para escribir, que pueden
o no estar asociadas a estos síndromes afásicos)

A nivel de la afasia infantil, se pueden considerar los siguientes aspectos para la


realización del diagnóstico diferencial:
Criterios Diagnósticos Diferenciales

o Pérdida total o parcial del lenguaje de modo brusco en niños que ya


poseían lenguaje (Después de una edad aproximada 3 años y 6
meses).
o Lesión cerebral localizada, diagnosticada o muy presumible.
o No se debe a una parálisis cerebral, trastornos generales del
desarrollo, ni a deficiencia mental.

4.1.3. Disfasia

El concepto de disfasia no ha sido consensuado por los distintos autores y los


esfuerzos se han centrado en realizar diagnósticos por exclusión de los trastornos que no
podrían ser encuadrados dentro de esta categoría.

La disfasia, entonces, como señalan Serón y Aguilar (1992), “se aplica en general a
los niños que presentan un trastorno severo del lenguaje, y cuyas causas no se deben a
razones obvias como pueden ser: sordera, retraso mental, alguna dificultad motora,
desórdenes emocionales o alteraciones de la personalidad”.

Las disfasias se caracterizan por un desarrollo del lenguaje severamente alterado


en niños intelectualmente normales mayores de cinco años, tanto en la comprensión como
en la emisión del lenguaje, no posible de explicar por problemas intelectuales, sensoriales,
motores o a lesiones neurológicas, acompañado de problemas asociados, tales como la
atención dispersa, aislamiento y labilidad emocional.

Este déficit en el lenguaje oral se caracteriza, además por un retraso cronológico en


la adquisición del lenguaje.

Características Diferenciales:

Es necesario hacer un diagnóstico diferencial con, deficiencia mental, autismo,


déficit auditivo, alteraciones neurológicas, tales como se presentan en los cuadros
afásicos.

Resulta difícil establecer el límite entre retraso del lenguaje y disfasia; muchas
veces, el diagnóstico viene determinado por la falta de evolución ante la intervención y el
nivel de la severidad de la sintomatología.

Los trastornos disfásicos tienen una evolución precaria aún frente a una
intervención sistemática. Se considerarán como criterios de distinción, la mayor severidad
de los indicadores y la persistencia de los síntomas.
En el retraso del lenguaje, aunque en un momento determinado pudiera constatarse
como de la misma severidad que una disfasia, se encuentra una mejor evolución, como
consecuencia, no sólo de la intervención, sino también porque los factores ambientales
concomitantes y asociados, van perdiendo fuerza frente a la adecuada intervención y
orientación escolar y familiar.

El trastorno disfásico, se complica aún más, por sus mayores dificultades en los
aprendizajes básicos y su mayor y más persistente fracaso escolar.

4.1.4.Criterios de Diagnóstico de la Disfasia

Los criterios de diagnóstico de la disfasia son los siguientes:

• Déficit persistente en el lenguaje en todos los niveles, comprensivos y expresivos.


• Retraso cronológico y desviación respecto a los patrones normales de adquisición y
desarrollo.
• Graves dificultades para la comunicación.
• Dificultades, en los aprendizajes escolares.
• Todo ello, no es debido a deficiencias sensoriales, intelectuales o motoras graves.

Características Descriptivas de la Disfasia

➢ Campo Lingüístico

• Deficiencia Expresiva: desde el mutismo a cuadros cercanos a la dislalia. En general, la


intencionalidad comunicativa es pobre y se presentan grandes dificultades para adaptarse
al interlocutor.

En relación al lenguaje propiamente tal, se presentan dificultades para repetir frases


y estructurar de manera adecuada las estructuras sintácticas (agramatismo) y se observa
deficiencia en la integración auditiva y en el vocabulario.

Los disfásicos, en cuanto a la producción, se pueden clasificar en aquellos que son


parcos y que ocupan frases simples - produciendo emisiones que pueden ir desde de la
palabra-frase hasta la expresión telegráfica y los que son poco controlados, que no
respetan el orden de las palabras y presentan desfase entre la comprensión y la expresión.

• Deficiencias en el Campo Receptivo: se puede presentar desde una severa deficiencia


para reconocer sonido con significado, hasta formas más leves, donde hay confusiones en
la discriminación a nivel de fonemas o a nivel semántico (Serón y Aguilar, 1992).
En general, se puede observar dificultad para repetir y recordar enunciados largos y
problemas en la evocación, reflejada en expresiones interrumpidas con sustituciones de
palabras, uso de palabras y muletillas.

➢ Campo no Lingüístico.

Según Monfort y Juárez (1997), los niños disfásicos presentarían las siguientes
características en el campo no lingüístico:

A Nivel Cognitivo:

• Dificultades en el desarrollo del juego simbólico y en otras funciones simbólicas


• Dificultades en la construcción de imágenes mentales
• Déficit de memoria secuencial auditiva a corto plazo.
• Déficit de la memoria verbal.
• Alteraciones en la estructura del tiempo y el espacio
• Heterogeneidad de los resultados en las distintas subpruebas de las escalas de la
inteligencia no verbal.

A Nivel Perceptivo:

• Dificultades en la discriminación de estímulos auditivos.


• Tiempo de latencia más largo, necesario para la percepción auditiva.
• Problemas de lateralización en el tratamiento de los estímulos auditivos.

A Nivel Psicomotor:

• Dificultades práxicas.
• Alteraciones del proceso de lateralización.
• Inmadurez de las destrezas motoras.

A Nivel Conductual:

• Alteración de la capacidad de atención, hiperactividad.


• Alteración de las relaciones afectivas y del control de las emociones.

En relación al ámbito social y afectivo de los niños disfásicos, según Monfort y


Juárez (1997), las dificultades en el progreso de desarrollo del lenguaje, junto a una
carencia de una justificación clara de éstas, crea en el seno de la familia una situación de
gran tensión y ansiedad, con sentimientos de culpabilidad en los padres expresados hacia
sí mismo o hacia el otro miembro de la pareja.

La alteración en los patrones normales de interacción familiar, produce una


alteración cuantitativa de la estimulación externa (menos interacciones espontáneas) y
también cualitativas (intervenciones más directivas, menos flexibles y no ajustadas al nivel
de desarrollo del niño).
Es importante considerar que los padres ajustan su nivel de lenguaje al nivel del
niño, aunque en los casos muy graves se presenta un desfase muy grande entre la
complejidad de los contenidos que se desea comunicar y la capacidad del niño para
asimilarlos, lo que limita en mucho la posibilidad de interacción.

Las alteraciones de la interacción social también pueden observarse en el contacto


del niño con sus pares, ya que reciben menos peticiones de comunicación y establecen
interacciones más cortas.

Etiología:

Seeman5 (1965) considera que la precocidad en la aparición de la disfasia indicaría


que el factor constitucional sería importante, tal vez no como causa, pero sí como factor
predisponente; por otra parte, diferentes autores señalan que la disfasia es producto de
factores tanto heredados como ambientales.

El componente perceptivo-auditivo es fundamental en el desarrollo de la disfasia. Es


posible encontrar niños con sordera verbal, es decir, presentan una audición de sonidos
sin discriminación de estímulos verbales por problemas de percepción a nivel central.

Según Serón y Aguilar (1992), el diagnóstico de disfasia sólo se debe realizar entre
los seis y siete años, pues si se hace en edad temprana es posible confundirla con un
cuadro de retraso simple del lenguaje.

➢ Disfasias - Elementos Generales para la Detección y Encuadre

Síntomas Esenciales: Presencia de un déficit en el lenguaje tanto a nivel


comprensivo como expresivo, sin que exista un trastorno generalizado del desarrollo,
déficit intelectual, déficit auditivo o un trastorno neurológico.

5
Seeman (1965) en Serón y Aguilar (1992)
Síntomas a Nivel Expresivo y Comprensivo del Lenguaje

A Nivel Expresivo:
• Intencionalidad comunicativa disminuida y grandes dificultades para
adaptarse al interlocutor.
• lenguaje;
predominio de la función instrumental y reguladora.
• Expresión muy pobre, casi nula o constituida por emisiones que
pueden ir desde la palabra-frase hasta la expresión telegráfica.
• Las frases o palabras se dicen en el orden impuesto por el
pensamiento que lo suscita. En algunos casos la expresión se reduce
a jerga.
• Heterogeneidad del vocabulario, existiendo la presencia de palabras
complejas y la ausencia de palabras más simples.
• Agramatismo: dificultades variables en la estructuración sintáctica.
• Dificultad para manejar pronombres personales más allá de los 4 años.
• Ausencia total de elementos de nexos y relación, tales como, las
preposiciones, contracciones y otras.
• Empleo persistente del verbo en forma atemporal: infinitivos y
paráfrasis verbales.

A Nivel Comprensivo:
• Severa alteración de la comprensión, observándose conductas
ecolálicas.
• Pueden llegar a la sordera verbal.
• Reacción positiva a gestos.
• Dificultad para repetir y recordar enunciados largos.
• Problemas de evocación: expresiones interrumpidas con sustituciones
de palabras, uso de paráfrasis y muletillas.

Síntomas Asociados: los sujetos disfásicos presentan una sintomatología que afecta
los diferentes ámbitos del funcionamiento personal, cognitivo, de aprendizaje, afectivo y
social.
Descripción de los Síntomas Asociados

o Dificultades en la estructuración espacial, trastornos en el ritmo y


dificultades psicomotrices, con repercusiones en los aprendizajes
básicos.
o Perturbaciones en el área afectiva emocional, con baja autoestima y
ansiedad situacional en diferentes contextos.
o Frecuentes fracasos en los aprendizajes escolares, lo cual traerá
consecuencias a nivel personal, familiar y social.
o Alteraciones en la memoria secuencial de estímulos visuales, auditivos y
de acontecimientos.
o Trastornos de tipo perceptivo, a nivel de la integración auditiva fonética.
o Dificultades a nivel simbólico que afecta la actividad lúdica.
o Desfase en el desarrollo cognitivo, en relación al pensamiento y el
lenguaje.
o Severas dificultades para el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Con fines didácticos se presentan a continuación los síntomas más relevantes que
caracterizan los cuadros disfásicos:

o Retraso cronológico y desviación respecto a los patrones normales de


adquisición y desarrollo del lenguaje.
o Déficit persistente en el lenguaje en todos los niveles: comprensivo y
expresivo.
o Severas dificultades para la comunicación.
o Dificultades, en los aprendizajes escolares, no asociado a déficit
sensoriales, intelectuales o psicomotores severos.
Diferencias Esenciales entre Retraso Simple del Lenguaje y la Disfasia

o En el RSL hay un desfase cronológico en la conducta lingüística, en la


disfasia no se siguen las pautas normales de la adquisición.

o En el RSL está más afectada la expresión y en la disfasia la


comprensión.

o La clasificación de las disfasias según Rapin y Allen 1989:


- Agnosia verbal auditiva.
- Dispraxia verbal.
- Déficit de programación fonológica.
- Déficit fonológico - sintáctico.
- Déficit léxico - sintáctico.
- Déficit semántico - pragmático.

Pronóstico: negativo, con una gran resistencia a la reedición y rehabilitación.


Es más grave que la afasia infantil, aquí no hay desarrollo del lenguaje desde
un principio.

Disfasia

o Es un Déficit del Lenguaje Oral, que se manifiesta principalmente a


partir de los cuatro años con falta de organización del lenguaje en
evolución y que puede repercutir en el lenguaje escrito en sujetos sin
insuficiencias sensoriales, psicomotoras, ni fonatorias, pero dotados
de una estructura mental particular que impedirán el acceso de la
inteligencia al estadio analítico.
o Los órganos de la fonación son normales, siendo capaces de
reproducir todos los sonidos, pero pueden presentar problemas graves
de repetición, el vocabulario es reducido e impreciso.
o La morfosintaxis de un disfásico entre ocho y nueve años,
correlaciona aproximadamente con el lenguaje característico de un
niño de tres años.
o La comprensión del lenguaje es aproximativa, comprenden mal las
nociones abstractas y presentan dificultades para sintetizar relatos.

Como se ha podido apreciar, las alteraciones y / o patologías del lenguaje son


diversas y de diferentes etiologías.
El objeto del análisis de cada una de las patologías de la comunicación y el
lenguaje es relevante ya que todas ellas de alguna forma afectan el proceso de
aprendizaje, la comprensión y la incorporación de las personas a los ámbitos familiar,
escolar y social.

Por otra parte, las evaluaciones y abordajes terapéuticos pertinentes, requieren de


un exhaustivo análisis e interpretación de los signos y síntomas de cada una de estas
patologías, lo que consecuentemente afectará notablemente tanto el pronóstico como las
posibilidades de rehabilitación y / o reeducación.

5. PAUTAS GENERALES PARA UNA ADECUADA ESTIMULACIÓN DEL


LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN

El desarrollo del lenguaje implica la evolución armoniosa de la comunicación. Las


investigaciones sobre el desarrollo del niño muy pequeño y un mejor conocimiento de los
factores de riesgo permiten actualmente, la detección precoz y la prevención de un retraso
en el desarrollo del lenguaje.

El lenguaje incluye por una parte los procesos de recepción-comprensión y por la


otra, el proceso de expresión.

El desarrollo de la comprensión precede siempre al de la expresión. Para la


comprensión, sólo existen algunas semanas de variación de un niño al otro, mientras que
para la expresión las variaciones inter-individuales pueden alcanzar varios meses.

El entorno familiar y educativo del niño, y el pediatra, son inicialmente los


observadores directos del desarrollo del lenguaje y / o de un déficit eventual en el ámbito
visual, auditivo, cognoscitivo, afectivo o de interrelación.

Cuando se sospechan una o varias anomalías, conviene efectuar un examen clínico,


que tome en cuenta el aspecto médico, fonoaudiológico, psico - motor y psicológico que
permita enfocar el seguimiento terapéutico.

Desde esta mirada, hay que tener en cuenta las condiciones de desarrollo del
lenguaje, tomando tanto los factores relacionados con el niño, como los que se presentan
a nivel familiar y afectivo.

Factores relacionados con el niño: Son aquellos que deben tenerse en cuenta
desde el nacimiento, es decir, la evolución de las estructuras neurofisiológicas,
neuromotrices, sensoriales y cognitivas, las cuales se espera se conserven y se potencien
a lo largo de su desarrollo conformando etapas evolutivas, de aprendizaje y nuevos
desarrollos cada vez más superiores.
Dentro de estas estructuras se encuentran factores específicos del desarrollo que
es importante conocer con el fin de detectar y prevenir tempranamente futuras
alteraciones:

o Factores Auditivos: Es indispensable una audición normal para una adecuada


recepción del mensaje hablado. La ausencia de aparición del balbuceo y del
lenguaje a una edad determinada deberá sistemáticamente hacer presumir una
sordera importante (sordera de percepción de 70 db o más) e investigarla.

Por otra parte, toda patología del oído que conlleve una pérdida auditiva bilateral
duradera de 30 db o más, considerando que el habla normal ocurre en un rango de 55 a
60 db, puede tener repercusiones en la iniciación y el desarrollo de balbuceo y del
lenguaje.

Esto afectará la percepción de los fonemas, causando imprecisiones articulatorias y


lentitud de asimilación, entre otras dificultades.

Es importante señalar que estas repercusiones son más importantes desde el


momento en que existen factores de riesgo asociados.

Por orden de frecuencia de aparición, las deficiencias auditivas por patología


infecciosa e inflamatoria corriente, están en primer lugar, antes que las sorderas de
percepción y las sorderas de transmisión ligadas a malformaciones congénitas del oído.

o Factores Morfológicos: Para un adecuado desarrollo del habla es necesaria una


integridad morfológica y funcional a nivel de los órganos fonoarticulatorios, la cual
es indispensable para un buen desarrollo de la palabra y del lenguaje.

Por ejemplo, en este sentido, una insuficiencia velar con o sin división palatina, un
velo corto, una úvula bífida y por último, una hipotonía buco-linguo-facial, pueden retrasar
y / o perturbar la elaboración de los movimientos de articulación y alterar la calidad de la
voz.

o Factores Perceptivos: La visión es uno de los aspectos fundamentales para la


organización de la comunicación. Por ejemplo, las miradas recíprocas
desencadenan y mantienen la comunicación, las expresiones del rostro y los gestos
acompañan naturalmente al lenguaje.

Estos elementos son indispensables para una adecuada interacción comunicativa


entre los interlocutores.

o Factores Neurológicos y Cognoscitivos: Una integridad neurológica y las


suficientes capacidades intelectuales son indispensables para el desarrollo del
lenguaje.

Las habilidades cognitivas y las competencias lingüísticas están estrechamente


ligadas. Por ejemplo, se pueden identificar las dificultades prácticas de los niños con
parálisis cerebral, las dificultades de estructuración del lenguaje de los niños con secuelas
de encefalopatías, así como también, los trastornos cognitivos de los niños disfásicos,
entre otras.

o Factores de Interacción Social: La relación entre padres e hijos, implica toda una
gama de situaciones que estimulan el desarrollo del lenguaje.

El niño se comunica antes de saber hablar, utilizando la mímica, la sonrisa social,


las diversas entonaciones de la voz y el llanto.

Esta habilidad, es particularmente importante en la medida en que prefigura la


función social del lenguaje.

En términos generales, es importante señalar que en las primeras etapas de


desarrollo de la totalidad de los factores mencionados, inicialmente uno de los factores
que adquiere mayor relevancia, desde las primeras semanas de vida, es la interacción en
la cual la madre considera a su bebé como un verdadero interlocutor al que atribuye
intenciones de comunicación.

Por otra parte, los gritos, la vocalización, la mímica y los movimientos no verbales
son interpretados por la madre como portadores de sentido y significado. Las madres son
supuestamente muy receptivas a todos estos comportamientos y responden a ellos de
manera verbal y / o gestual.

Este hecho, tiene por efecto, reforzar algunas actitudes del bebé, actitudes que,
retomadas por la madre, son insertadas en una “conversación” donde el bebé experimenta
alternativamente los tiempos de palabra y de escucha.

Desde los primeros meses, el niño multiplica experiencias perceptivas a través de lo


que ve, de lo que entiende, de lo que toca, de lo que huele y de lo que saborea.

Sus padres, participan al comentar sus experiencias, ayudándole a organizar su


entorno, su relación con las personas, los objetos y las acciones.

A medida que el niño se vuelve más hábil en el plano motor, van surgiendo nuevos
comportamientos interactivos y mentales.

Entre los comportamientos no verbales manifestados por los bebés, el


comportamiento de apuntar con el dedo, surge a la edad de los nueve meses, y hacia los
doce meses, este comportamiento ha adquirido ya una función social de comunicación.

A esta edad, este comportamiento se utiliza con la intención de atraer la atención de


la madre sobre ciertos elementos del entorno. La madre responde nombrando al objeto o
el acontecimiento apuntado con el dedo por el bebé.
Por ejemplo, si el niño apunta al perro, la madre responde:
“sí, es el perro, ¿qué hace el perro? Ah, el perro está comiendo, tiene
hambre”.

Este procedimiento que permite a la madre y al niño estar conectados en un acto


comunicativo, es la base sobre la que se estructura paulatinamente todo diálogo futuro;
esto implica que ambos interlocutores deben atraer su atención en un objeto o un
acontecimiento común para poder “hablar” y “comentar”, dialogando sobre ello juntos.

Continuando con el desarrollo, el niño está en disposición de experimentar


comportamientos sociales cada vez más amplios o sofisticados sobre los planos motores,
de relación y cognitivos.

Los procesos de adaptación de la madre a los comportamientos del bebé, que son
totalmente inconscientes, pero con una intencionalidad innatamente maternal, permiten de
esta forma, un ajuste progresivo en todas las etapas del desarrollo lingüístico.

Como se ha podido apreciar, el rol de la madre, en esta fase, es esencial. Es


precisamente en su capacidad de dejarse guiar por el bebé donde reside la comunicación
prelingüística.

Este tipo de comunicación, constituye un marco propicio para el desarrollo del


lenguaje ya que es en este contexto privilegiado de diálogo y de placer compartido que las
primeras vocalizaciones serán interpretadas por la madre y adquirirán sentido y
significado para ambos.

Las interacciones precoces son un pre-requisito para el desarrollo del lenguaje,


pero no son suficientes para guiar al niño hacia la asimilación de un sistema lingüístico.

El desarrollo del lenguaje supone la integridad de las capacidades sensoriales y


cognitivas del bebé.

Es importante recordar entonces, que las primeras palabras aparecen entre los
doce y dieciocho meses, y hacia los veinticuatro meses, la mayoría de los niños comienzan
a combinar dos palabras para formar sus primeras frases, mostrando la importancia de los
primeros años de vida para el desarrollo del lenguaje.
5.1 Algunos Elementos Perturbadores del
Desarrollo Normal del Lenguaje y la Comunicación

Los padres y los adultos que rodean a los niños pequeños a menudo notan más
frecuentemente las dificultades de expresión que las de comprensión del lenguaje.

Es común escuchar a los padres expresar: “mi niño no habla bien, no pronuncia
bien, no se entiende lo que dice”.
Factores Intervinientes en un Retraso del Desarrollo del Lenguaje

La magnitud de las consecuencias de un retraso del desarrollo del lenguaje está ligada:

• La naturaleza de los niveles de dificultades: la palabra, el lenguaje, la


comprensión y la expresión.
• Al origen de los problemas: auditivo, psicomotor, cognitivo, disfunción cerebral,
afectiva, entre otros.
• A las peculiaridades de la familia: la familia puede a veces paliar las dificultades
de comprensión y de expresión mediante ciertas conductas, tales como, el uso de
un código familiar, mímica, palabras clave y otros.

comportamiento y un aislamiento del niño.


La persistencia de códigos intrafamiliares, puede sin embargo reforzar el retraso
del lenguaje.
Algunas actitudes inadecuadas frente a las dificultades de expresión del niño
pueden fijar alguna de las alteraciones o patologías, por ejemplo, el tartamudeo.

Como es sabido, el desarrollo del lenguaje puede verse perturbado en sus aspectos
de comprensión y / o de expresión en los niveles fonológicos, morfosintácticos, léxicos y
pragmáticos.

➢ Proceso de Comprensión

Indicadores Relevantes del Proceso Comprensivo

• La capacidad de comprensión del niño es la base del desarrollo del lenguaje y


precede a su capacidad de expresión.
• La observación de la comprensión es por lo tanto primordial.
• Es indispensable verificar si se basa en lo verbal o en lo no verbal. Denominamos
“no verbal” a los gestos y las mímicas que acompañan a la palabra, así como la
situación (o contexto) de comunicación.
• Entre 12 y 18 meses, el niño debe poder asimilar los mensajes verbales sin
apoyarse exclusivamente en lo no verbal.
• El nivel de comprensión puede fácilmente inducir a error o ser ilusorio.

El niño parece comprender una consigna simple, pero de hecho comprende solamente la
situación y no el mensaje lingüístico. Ej.: “ven, que nos vamos”, de hecho ve a su madre
tomar su abrigo.
➢ Proceso de Expresión

Indicadores Relevantes del Proceso Expresivo

• Las alteraciones transitorias, tales como, las dislalias funcionales y las dislalias
ambientes, son parte del desarrollo normal del lenguaje en el niño.
• Los trastornos persistentes tanto del habla como de los aspectos estructurales del
lenguaje deben ser diagnosticados e intervenidos precozmente.
• Los trastornos importantes de la articulación, en los cuales se aprecien múltiples
deformaciones, sustituciones y omisiones entre otras, que impliquen una
inteligibilidad limitada de la palabra, pueden configurar elementos de diagnóstico
diferencial de patologías más severas.
• Un retraso en la expresión del lenguaje, se caracteriza por una dificultad a una
edad determinada, para comunicarse por medio de palabras y de frases en
referencia a la cronología habitualmente descrita.
• La expresión puede verse afectada en grados diferentes: el uso de jerga o de
estereotipos deberían orientar hacia una patología específica del lenguaje.

5.2 Incidencia de los Procesos Interactivos sobre la Comunicación y el Lenguaje.

Elementos a tener en Cuenta

• Si el niño no comprende lo que se le dice, no actúa o no responde en función de la


petición de su interlocutor y su respuesta no es adecuada.
• Dificultades en la integración de los aspectos sintácticos y semánticos del discurso
que el adulto le propone. Por consiguiente, el niño tiene dificultad para expresarse
y el flujo comunicacional no se realiza.
• Quiebre en la relación comunicativa, si las iniciativas lingüísticas del niño o de los
padres no tienen una respuesta adaptada, generando manifestaciones de
frustración; inhibición, conductas agresivas, inestabilidad emocional, hiperactividad
y otros.
• Conciencia en el niño de sus limitaciones de expresión y de sus errores, a través
de las correcciones excesivas de su entorno, generando bloqueo a nivel de
comunicación y deseo de expresarse.
• Desfases cognitivos como consecuencia de la recepción parcial de información.
• Dificultades en el uso de la conceptualización, el desarrollo de sus competencias
cognitivas, la memorización y la evocación de información.
• A partir de la escolaridad temprana, la dificultad del lenguaje altera sus
intercambios con los otros niños, corriendo el riesgo de producir una repercusión
en el proceso de adquisición y aprendizaje del lenguaje escrito.
5.3 Elementos Generales de Prevención y Detección Precoz de un
Trastorno del Lenguaje

Descriptores Relevantes

• Si el niño presenta una patología congénita o adquirida, tales como: alteraciones


congénitas durante el desarrollo fetal, encefalitis, toxoplasmosis, anoxia neo-natal,
sufrimiento fetal, entre otras.
• Si el desarrollo neurológico, auditivo, visual, psicomotor, acusan alteraciones que
conllevan a patologías asociadas tales como la sordera, ambliopia, retraso del
desarrollo psicomotor, que consecuentemente obstaculizan el desarrollo del
lenguaje.
• Si el niño está sano, pero presenta antecedentes familiares con riesgo para el
lenguaje, tales como : sordera, retraso del lenguaje, trastornos del habla, contexto
socio-afectivo y cultural desfavorable.
• Si el niño está sano, y sin antecedentes personales o familiares conocidos, y se
constatan desviaciones con respecto a las normas del desarrollo se sugiere:

▪ Eliminar las sospechas de deficiencia sensorial auditiva.


▪ Realizar un diagnóstico exhaustivo del desarrollo del lenguaje.
▪ Evaluar las condiciones psicológicas en que se presenta el niño.
▪ Estudio multidisciplinario de los factores personales y familiares. Intervención y
seguimiento multidisciplinario.

En síntesis, las dificultades auditivas, visuales, neuro-motrices, cognitivas, y afectivo


sociales, pueden impedir o retrasar el desarrollo de la palabra y del lenguaje.

A modo de recomendaciones generales es de vital importancia escuchar y tener en


cuenta las inquietudes de los padres y cuanto antes, realizar las pruebas específicas e
indispensables para confirmar o invalidar el presunto diagnóstico.

El niño desarrollará sus habilidades lingüísticas y de comunicación si su entorno se


comunica con él, si observa sus gestos, si entiende y comprende las palabras de aquellos
que le hablan.

Es particularmente importante que estas habilidades específicas que conforman la


capacidad de comunicación lingüística, se den en un marco referencial armónico desde el
punto de vista de las relaciones parentales, la interacción e integración social
relacionándose además con un trasfondo cultural enriquecedor y propicio.
5.4 Pautas de Orientación para la Estimulación del Lenguaje a Nivel del Hogar

o Orientaciones en Relación al Habla del Adulto:

• Hablar más lento que lo habitual, sin romper la entonación y prosodia natural.
• Pronunciar claramente las palabras. Marcar o “exagerar” ligeramente la
pronunciación de los sonidos, fundamentalmente aquellos que el niño suele decir
mal u omitir.
• Utilizar frases sencillas, adaptadas al nivel de producción del niño. Usar frases
cortas y simples no implica utilizar un lenguaje “infantil” o distorsionado, se debe
hablar correctamente.
• Recalcar las palabras o tipo de frases que es necesario que el niño aprenda a decir
mejor, repitiéndolas a menudo.
• Repetir las palabras y las frases de un modo natural, haciendo reformulaciones de
un mismo mensaje, por ejemplo: “Mira el auto”, “este auto es tuyo”, “me gusta
tu auto”.
• Evitar enunciados interrumpidos o desordenados.
• Conversarle y hablarle a menudo.
• No sobre - estimularlo con un lenguaje excesivo.
• Hablarle de aquello que le interesa y de lo que se comparte con él.
• Se debe conversar en aquellas situaciones en las que se está compartiendo
actividades conjuntas, por ejemplo, comiendo, dando un paseo, durante el baño, en
el trayecto al colegio, otras.
• Conversarle de sus temas preferidos y de sus centros de interés, de lo que nos
muestra o comenta.
• Hablarle de aquello que estamos haciendo en el momento, es decir, en el aquí y
ahora, por ejemplo, en los momentos en que se está cocinando, limpiando, mirando
televisión, y otros momentos similares de la vida cotidana.

o Orientaciones para la Potenciación de los Intercambios Comunicativos:


• Atender y escuchar todos los intentos comunicativos del niño, es decir, prestando
atención a todos sus enunciados.
• Adoptar una actitud positiva frente al niño, haciéndole ver que está interesado en lo
que dice, mostrándole alegría por sus intentos de hablar mejor y de comunicarse.
• Dedicar diariamente un tiempo destinado a hablar directa y exclusivamente con el
niño.
• Buscar situaciones ambientales sin estimulación externa que distraiga la
comunicación personal con el niño, por ejemplo mantener el televisor apagado, no
permitir la interferencia de otros adultos o niños.
• Según la edad del niño dedicar estos periodos a un tipo u otro de actividades
específicas que potencien la interacción comunicativa.
• Utilizar la Técnica de Expansión, es decir, ante una emisión del niño, el adulto
debe responderle haciendo un comentario que “repite” el enunciado del niño
mejorándolo o ampliándolo, reformulando lo que el niño ha dicho de manera de
ampliar y complejizar sintacticamente las expresiones. Por ejemplo: El niño dice:
“Papá ido”, y el adulto le responde: “Sí, el papá se ha ido”.
Niño: “Papá se ha ido”, y el adulto responde: “El papá se ha ido a trabajar”.

• Evitar, fuera del contexto terapéutico y sobre todo en los primeras fases del
desarrollo del lenguaje, la corrección directa, por ejemplo, expresiones tales como:
“así no se dice”, “lo dices mal”, “dilo nuevamente”.
• Utilizar Estrategias que favorecen la Autocorrección por parte del niño, es decir,
que tome conciencia de sus enunciados o palabras mal enunciadas, dándose
cuenta de la necesidad de decirlo mejor para ser comprendido.
• En un inicio es importante, no tratar de corregir más de un elemento a la vez dentro
de un mismo enunciado.

➢ Estrategias que Favorecen la Autocorrección:

Corrección Indirecta

En este tipo de estrategia, el adulto responde a una emisión del niño con un
comentario natural que corrige su enunciado.

El adulto “devuelve” al niño su emisión pero corregida, de este modo, le da un


modelo adecuado.

No se le pide nada al niño, pero si éste se autocorrige o repite lo que el adulto ha


dicho se le refuerza positivamente, diciendo:

“que bien lo has dicho”, “que bien dices pelota”.

Niño: “una pota”


Adulto: “una pelota, si”

Niño: “yo omo pan”


Adulto: ¿comes pan?
yo como patatas.
Peticiones de clarificación o aclaración del mensaje:

Se trata de hacer una pregunta o un comentario que indiquen al niño que su


emisión no ha sido bien entendida y/o que debe completarla o mejorarla. Estas peticiones
deben estar adaptadas al nivel de conocimientos del niño, sólo podrá autocorregir lo que
potencialmente puede decir bien (lo dice bien a veces, lo ha estado trabajando y en las
clase lo decía bien, lo corrige por imitación..).

clarificación “¿qué?”,
”¿cómo?”,”no te he oído, dímelo otra vez”,”¿un pato?” (cuando el niño quiere un plato).

Niño: “voy a cacha” (casa)


Adulto: “¿a la calle?”
“¿te vas a la calle?”
—————————————
Niño: “una ama”
Adulto: “¿qué?
Niño: una cama

Preguntas de Alternativa Forzada

Se trata de preguntas que ofrecen al niño dos posibilidades de respuesta, una de las
cuales es la correcta, otorgándole el modelo correcto de emisión que se quiere conseguir.

Niño: “pinta un ato”


Adulto: “¿pinto un pato o un auto?”

Niño: “el niño come ea cuchara”


Adulto: “¿come una cuchara o come con la cuchara?”

Se propone de esta manera una estimulación del lenguaje global y natural, con objetivos
previamente planteados en un contexto de intervención, con una modalidad sistemática
en situaciones de juego o en tareas de aprendizaje.

➢ Técnicas de Corrección Directivas o Estructuradas


Imitación o Modelado

Consiste en ofrecerle al niño un modelo a imitar, que se encuentre inserto en una


situación de interés para el niño.

Por ejemplo: se esconden objetos cuyos nombres comienzan por el fonema o


sonido que se están trabajando, se “mencionan” los objetos mientras se buscan, de
modo que el niño realice la imitación.

Adulto: “pato, ven”


“Ayúdame” o “llámalo tu”, “pato”

En la imitación se debe pronunciar remarcando la articulación del sonido o


emisión que se quiere conseguir.

Las actividades elegidas para usar la imitación deben permitir que el niño realice
varios ensayos recurrentes de ese aprendizaje, es decir, que repita y / o ensaye varias
veces la palabra o palabras que se están trabajando.

Es importante utilizar Preguntas Directas, por ejemplo:

¿Qué es esto?”, “¿Qué hace?”, “¿Para qué sirve?”

5.5 Orientaciones Generales para el Desarrollo de la Comunicación y del Lenguaje

Es importante señalar el rol que los padres cumplen diariamente en la vida cotidiana
en el desarrollo de la comunicación y del lenguaje.

A través de esta interacción, el niño realiza sus aprendizajes más importantes,


utilizando el lenguaje, para satisfacer sus necesidades y expresar la curiosidad por el
mundo que lo rodea.

Por lo tanto, es imprescindible participar activamente para estimular su necesidad


de informarse y de conocer en un contexto comunicativo, afectivo y de socialización
utilizando el lenguaje como herramienta.

La experiencia del uso del lenguaje que el niño recibe en su hogar, puede ser un
factor esencial a la hora de determinar sus actitudes hacia el aprendizaje en etapas
posteriores de su vida.

➢ Cómo Hablar con su Hijo

• Despacio y claro, sin precipitación ni ansiedad.


• De frente y a una distancia prudencialmente corta.
• Conversar con su hijo siempre que tenga ocasión. Aunque pueda parecer que el
niño no está comprendiendo, es fundamental que se le hable y se le invite al
diálogo.
• Utilizar una forma sencilla, con frases cortas y comprensibles para él.
• Es importante darle el tiempo y la oportunidad de expresarse, aunque no se
entienda mucho lo que él dice.
• Cuando el niño pronuncie mal alguna palabra, se debe corregir de forma
indirecta, repitiendo correctamente lo que él acaba de decir mal.

➢ Orientaciones Destinadas a Evitar la Ansiedad de los Padres

Indicadores

• No todos los niños tienen el mismo ritmo madurativo.


• Durante las etapas tempranas suelen darse diferencias evolutivas entre niños con
edades similares.
• Hay que facilitar y provocar experiencias que estimulen el uso del lenguaje oral,
motivando al niño para que lo utilice.

➢ Pautas de Estimulación del Lenguaje

Estimulación
• Describir verbalmente las cosas que se realicen con el niño.
• Motivarlo y solicitarle que nombre los objetos y no sólo que utilice los gestos.
• Utilizar las palabras que el niño ya tiene incorporadas y aplicarlas en las
conversaciones.
• Construir pequeñas frases referidas a personas y objetos del entorno familiar.
• Narrar cuentos infantiles.
• Proporcionar al niño un entorno lingüístico simplificado para que le sea accesible,
pero que a su vez sea capaz de crecer en complejidad, a medida que se
incrementan sus necesidades comunicativas.
• Favorecer las situaciones de juego en las cuales el niño tenga un rol activo.
• Incitar a cantar pequeñas canciones infantiles.

Un elemento importante que se debe tener en cuenta en relación a los padres, es que los
niños necesitan recibir su atención e interés desde que nacen.
Necesitan del afecto y de la estimulación de ellos y de las personas que los rodean.

Los niños necesitan estar cerca de sus padres, oír sus voces, responder a su atención
cuando los cuidan o les conversan.

Es altamente significativo para los niños que sientan la presencia y el interés de los
padres o tutores en el más amplio sentido.
➢ Normas Generales de Comunicación para Padres de Niños con Dificultades
del Lenguaje

Comunicación Efectiva

• Utilizar constantemente un lenguaje claro y adulto, evitando los diminutivos y el


lenguaje infantil.
• Respetar el ritmo personal del niño cuando se expresa. No interrumpirle cuando
cuenta algo. No anticipar su respuesta aunque tarde en darla.
• Si el niño comete errores en su lenguaje, no se debe interrumpir y corregir
inmediatamente, es importante dejarlo que se exprese para no provocar una
inhibición.
• Se puede utilizar el método de corrección indirecta de las palabras del niño,
respondiéndole frecuentemente, repitiendo sus frases, corrigiendo las palabras mal
dichas e incorporar nuevas palabras, pero siempre después de que él haya
terminado de expresarse.
• Proporcionar un ritmo y tiempo para que el niño aprenda a escuchar y que él
también sea escuchado.
• Solicitarle al niño que mire a los ojos a la persona cuando dialogan.
• No interrumpirlo cuando se expresa, para que incorpore la toma de turnos,
respetando los tiempos personales, de manera que preste atención a lo que se le
dice e incorpore los mensajes completos.
• Tanto los padres u otros adultos cuando conversan con el niño deben escuchar las
frases completas que involucra el diálogo que mantienen.

En términos generales, es importante señalar que ya desde el nacimiento, los niños


aprenden, y es por eso que es tan importante el rol y la figura de los padres y otros adultos
que están en constante interacción con los niños.

Ellos son los primeros facilitadores y mediadores de los aprendizajes y sus


desarrollos posteriores.

Cada niño se desarrolla a su propio ritmo, pero, existen ciertos patrones normales
de evolución que son comunes y esperables que se susciten en todos los niños, como por
ejemplo, la evolución y desarrollo neuro – pisco – motor, la incorporación del lenguaje,
entre otros.

En relación a los bebés, es relevante señalar que inicialmente aprenden a través de


los sentidos, el contacto y la comunicación que establecen con los adultos.

Ellos manipulan, tocan lo que ven, escuchan e interactúan con las personas que los
cuidan y los rodean. Los bebés disfrutan particularmente de los sonidos del lenguaje
cuando se les habla, mientras se les canta, cuando se juega con ellos y se los invita y
estimula a “hablar”, imitando los sonidos que ellos mismos emiten.
En relación a las pautas generales de estimulación que se han desarrollado es
importante señalar, que están referidas al desarrollo evolutivo normal de las habilidades
comunicativas y lingüísticas de los niños.

De esta forma, se debe tener en cuenta, según se ha desarrollado en el capítulo


correspondiente a los patrones evolutivos del lenguaje, que alrededor de los cinco a seis
años, los niños ya han desarrollado sus habilidades y capacidades para comprender,
expresar y utilizar el lenguaje como estructura y como función.

A partir de esta edad, estas habilidades se enriquecerán y se perfeccionaran a partir


de los aprendizajes que otorga el ámbito escolar y con el mayor incremento de la capacidad
de socialización que van adquiriendo los niños a medida que se desarrollan en un contexto
social y cultural.

Cualquier alteración en estos ritmos normales en que aparecen los diversos hitos
que marcan el paso evolutivo de una etapa a la otra, deberá ser tomada en cuenta en
primer lugar por los padres, así como también por los profesores que interactúan
cotidianamente con el niño, para derivarlos oportunamente a los profesionales encargados
de evaluar, diagnosticar y orientar las intervenciones pertinentes según sea las dificultades
que presenta el niño.

ACTIVIDAD Nº 5

Haga una lista con aquellos puntos, que le son de mayor utilidad de la pauta
general de estimulación del lenguaje, y explique por qué los eligió.
6. TRASTORNOS ESPECÍFICOS DEL HABLA Y LA VOZ

La personalidad y la afectividad de cada persona se refleja en las características de


su voz, existen numerosas alteraciones tanto en el desarrollo y en la producción de la voz que
pueden deberse a causas fisiológicas o psicológicas.

Los trastornos de la voz en un niño no suelen ser sintomáticos de enfermedades


más severas, sin embargo, la ronquera es un síntoma de algunas alteraciones o formaciones
fisiológicas tales como la laringitis o trastornos hiperfuncionales, los secundarios a la presencia
de nódulos, pólipos o úlceras en las cuerdas vocales.

No es fácil diferenciar un problema crónico de uno transitorio, ya que en la edad


escolar, muchos niños son propensos a infecciones respiratorios que pueden ocasionar
disfonías, sin embargo, si estos síntomas persisten más allá de dos semanas, la disfonía puede
llegar a ser crónica.

Dentro de las características más destacables de los cuadros disfónicos, se


encuentra el enronquecimiento de la voz, en forma frecuente y el aumento de las sensaciones
dolorosas al hablar.

Los niños generalmente se quejan de sensaciones de pinchazos, sequedad,


quemazón, y la sensación de tener algo “atascado” en la garganta (sensación de cuerpo
extraño).

6.1 Características Acústicas de una Voz Disfónica

Entre las características más relevantes es una alteración del timbre dando la
impresión de un esfuerzo vocal exagerado.

Casi siempre la altura tonal es demasiado grave en relación con la constitución física
y la edad del niño. La intensidad es demasiado fuerte (en las disfonías por hiperfunción
laríngea) y el sujeto no puede hablar en voz baja.

Estas dificultades también se presentan en la voz cantada, la cual se ve afectada y


reducida a algunas notas y con una frecuencia muy grave.

6.2 Trastornos de la Voz en la Pubertad

Se refiere a las alteraciones en la evolución normal de la voz durante la edad puberal


provocadas por disfunciones endocrinas o por cambios anatómico -laríngeos no seguidos por
cambios funcionales del tono de emisión. En el varón, es frecuente la aparición de ronquera,
una imposibilidad para cantar, cansancio al hablar, quiebres tonales (“gallos”, oscilación entre
tonos graves y agudos)
timbre estridente de falsete, disminución de armónicos, agudos, mordiente opaco e
intensidad disminuida.

Es característica la bitonalidad, con aparición brusca de tonos graves en una fase de


tono agudo, pudiendo haber simultaneidad de tonos graves y agudos en la misma emisión.

Frente a la persistencia de esta sintomatología, es importante realizar un diagnóstico


adecuado, en el cual participe un especialista otorrinolaringólogo, que evalué y diagnostique la
naturaleza de la alteración, sus causas y sus antecedentes.

Un estudio interdisciplinario de esta alteración de la voz, requiere de exámenes


radiológicos y un estudio específico de la voz desde varios parámetros, su intensidad, su tono,
el timbre, la velocidad del habla, como también, la función respiratoria.

Dentro de un esquema multidisciplinario de evaluación e intervención, es importante


señalar, el rol del especialista fonoaudiólogo, quien en última instancia y de acuerdo a las
indicaciones del médico tratante, se hará cargo de la rehabilitación de la voz del sujeto.

6.3 Afonías y Disfonías Psicógenas

Este cuadro, es conocido también por las denominaciones de disfonía


psicosomática, disfonía o afonía histérica (más común en mujeres).

Se designa como disfonía psicógena a un cuadro con características clínicas


especiales que ocurren en un paciente que cursa una neurosis, y que consecuentemente
somatiza y dirige su problemática emocional a nivel de su órgano laríngeo.

La voz, como se ha mencionado anteriormente, constituye una de las formas que el


ser humano posee para objetivar y mostrar su estado de ánimo, y por lo tanto, es una manera
de interpretar la personalidad del individuo.

Los síntomas esenciales de este cuadro son la pérdida de la voz por una situación
afectiva traumática, el miedo a hablar o cantar, un trauma psíquico que persiste frente a una
alteración vocal, bloqueos por situaciones de stress o como una forma de llamar la atención.

Todos estos síntomas, se producen sin que exista ninguna alteración anatómica ni
funcional en la laringe.

El comienzo es brusco, la voz se vuelve apagada y el sujeto habla a nivel de susurro.

El tratamiento frente a una disfonía psicógena, requiere de una acción terapéutica


coordinada, en la cual el tratamiento básico es la psicoterapia, la cual profundizará en el estudio
y la resolución de las causas subyacentes en la esfera psíquica.
En forma simultánea, es importante la participación del fonoaudiólogo, a nivel de la
intervención sintomática, lo cual contribuirá a la superación de esta afección.

6.4 Rinolalias

Se refiere a una alteración en la articulación de algunos fonemas o ausencia total de


ellos, asociada a un timbre nasal de la voz, lo que se reconoce como nasalización o timbre
muerto, es decir oclusión nasofaringea.

Se produce generalmente por deficiencias en la inervación del velo del paladar, por
falta de funcionalidad del mismo o por procesos que provocan la oclusión nasofaringea.

Esto requiere de un diagnóstico médico del otorrinolaringólogo, y posteriormente de


una intervención fonoaudiológica, destinada a la corrección y rehabilitación del timbre de la voz.
IDEAS FUERZA

El lenguaje, medio de expresión humano, es signo del despertar intelectual del niño,
señal de vivacidad, imaginación, sentido de observación y maduración, así como, índice de
desarrollo de la inteligencia, equilibrio afectivo y expansión del carácter, por lo que su desarrollo
normal es de suma importancia.

La desorganización del aspecto externo del lenguaje ocasiona alteración en la


expresión, en los cuadros puros no existe compromiso de los aspectos comprensivos.

Para que un niño pueda producir una expresión oral (codificación) adecuada, debe
estar en condiciones de seleccionar los fonemas que corresponden a una palabra y
combinarlos entre sí de una manera correcta.

Así como se desorganiza la palabra en su correcta emisión, puede observarse una


organización alterada del enunciado gramatical.

Las alteraciones de organización del lenguaje, comprometen toda la expresión y


deben ser tratadas precozmente, pues determinan secuelas en todos los ámbitos del
aprendizaje posterior.

El trastorno del lenguaje interno en los niños radica fundamentalmente en la


incapacidad para comprender el mensaje del otro. Sí la expresión oral no revela fallas
significativas, esta alteración suele pasar inadvertida en los primeros años de la vida.

Las diferentes patologías del lenguaje, desencadena consecuencias de mucha


importancia en la vida del niño. El entorpecimiento de los procesos que desembocan en la
formación de conceptos coloca al niño en una situación de desventaja para lograr un adecuado
desarrollo de su capacidad cognitiva.
TALLER NO EVALUADO

1. Reflexione y comente la relevancia que tiene para Usted el conocer detalladamente el


desarrollo del lenguaje normal en el niño.

2. De acuerdo a las diferentes clasificaciones de las patologías del lenguaje presentadas,


seleccione y reorganice las que a su parecer mejor definen cada una de ellas.

3. Redacte un ensayo breve acerca de la relevancia de las Dislalias y la Tartamudez, y su


influencia respecto del niño inserto en el sistema escolar.

4. Explique cuál es el objetivo y la importancia de la clasificación de las patologías del lenguaje


planteadas por el DSM – IV.

5. Desarrolle un cuadro comparativo entre las principales características del diagnóstico


diferencial entre los cuadros de Síndrome de Autismo y Síndrome de Asperger.

6. Determine y describa brevemente las principales características del lenguaje y del


comportamiento en los Síndromes Afásicos y la Disfasia.

7. ¿Cómo afectan las alteraciones del lenguaje (teniendo en cuenta las diferencias de
severidad), al desarrollo global del sujeto en el ámbito cognitivo, social y psicoafectivo?
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