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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
SÁNCHEZ SANTOS JULIA JAQUELINE
¿POR QUÉ HABLAMOS DE EDUCACIÓN INCLUSIVA? LA INCLUSIÓN EDUCATIVA COMO
PREVENCIÓN PARA LA EXCLUSIÓN SOCIAL.
21 DE OCTUBRE DE 2020

SÍNTESIS

Inclusión y exclusión escolar/social.

El fenómeno de la exclusión social, está adoptando en las últimas décadas características y


dimensiones cada vez más preocupantes, no solo en los países de desarrollo, sino en las prosperas
sociedades occidentales y es un proceso que parece ir en aumento, ocurre que la sociedad de la
información nos está recibiendo con una triple diferencia: por un lado, la seguridad de los
privilegiados con trabajo fijo y pleno disfrute de sus derechos in divídales y sociales; por otro, la
inseguridad de los que tienen trabajos eventuales y viven y en permanente estado de ansiedad
escepticismo y, por último, el desarraigo y la exclusión del mercado laboral de amplias capas de
la población, lo cual conduce, por otra parte, a la dualización de la sociedad.

Pero el fenómeno de la exclusión social es más amplio y no solo implica pobreza económica, sino
también falta de participación y problemas de acceso a la vivienda, a la salud, a la educación, al
empleo, etc. La exclusión, se construye sobre la metáfora de «dentro y fuera»; los excluidos son
los que no cuentan, son insignificantes y sobran... Por lo tanto se puede definir la exclusión
como: "Proceso de apartamiento de los ámbitos sociales propios de la comunidad en la que se
vive, que conduce a una pérdida de autonomía para conseguir los recursos necesarios para vivir,
integrarse y participar en la sociedad de la que se forma parte".

Junto a los riesgos de procesos excluyentes vinculados especialmente a factores económicos, hay
que añadir también el avance indiscutible y tristemente cotidiano, de la intolerancia de origen
étnico, cultural o religioso, capaz de levantar, por si sola, muros de separación y exclusión
permanente entre personas y comunidades, más fuertes, incluso, que los vinculados a los factores
económicos anteriormente señalados. De ahí que, frente a los dramas de la exclusión creciente y
la guerra se alcen voces reclamando la necesidad y la aspiración de la inclusión como valor
emergente (y urgente), necesario para construir, en primer lugar, una cultura de la paz que
permita a la humanidad reencontrarse con sus valores más esenciales. De esta manera se da a
entender que "La educación puede ser un factor de cohesión social si procura transformarla
diversidad en un factor positivo de entendimiento mutuo entre los individuos y los grupos
humanos y al mismo tiempo evita ser (ella misma) un factor de exclusión social". Pero de la
misma forma en que se pretende que las escuelas sean uno de los sitios que permitan la inclusión,
se denuncia a la escuela como factor de exclusión social.

De la exclusión escolar a la inclusión educativa: un camino compartido.

Dentro de este apartado se realiza un resumen de las cuatro grandes fases que cabe distinguir en
la historia que transcurre desde la más clara y rotunda exclusión de todos aquellos considerados
como especiales, hasta los actuales avances hacia una educación inclusiva. En su análisis Clough
y Corbett (2000) identifican cinco grandes perspectivas que han ido influyendo en nuestra
comprensi6n de los procesos educativos a los efectos de avanzar hacia una educación más
inclusiva:

1, El legado psicomédico, hablar de un “modelo medico" en el contexto de las dificultades de


aprendizaje sería, sobre todo, hablar de prácticas que descansan en una visión patológica de la
diferencia, la cual se apoya en un diagnóstico médico y, posteriormente en el tiempo,
psicológico/psicométrico, 2. La respuesta sociológica, pone el acento en resaltar que tales
necesidades son el resultado de un proceso social, 3. La aproximación curricular, se toman en
consideración otros ámbitos de diversidad más allá de lo meramente cognitivo, en particular todo
lo referido a la motivación e intereses del alumnado, y seguramente pueda decirse que se inicia
un proceso de valoración de la diferencia, que empieza a dejar de ser vista como algo negativo o
rechazable y puede ser vista como un elemento de identidad, 4. Las estrategias de mejora escolar,
la preocupación por los factores organizativos en el ámbito escolar contribuye decididamente a
resituar el análisis de cómo atender a la diversidad del alumnado, en un marco más global y
sistémico de los que hasta entonces habían predominado (centrado en lo individual primero y en
lo curricular después), y 5. Los estudios críticos de la discapacidad, las preguntas tipo que surgen
de este modelo vendrían a ser: ¿Tienen algo que aportarnos otras disciplinas no educativas para
ayudarnos a una mejor comprensión de lo que puede significar la educación inclusiva? ¿Cómo
relacionamos en un análisis global las cuestiones de inclusión social en el empleo o en cuestiones
de vivienda, por ejemplo, con la preocupación educativa?

Educación inclusiva. Algo más que un derecho y un lugar.

La educación va mucho más allá de simplemente integrar a los sistemas ya que en muchos centro
de integración a la hora de la verdad, se han producido escasos o, a veces, nulos cambios respecto
a su proyecto educativo, su organización y funcionamiento o sus prácticas de enseñanza
haciéndonos dudar seriamente sobre el efecto que para el progreso social, emocional y académico
de muchos alumnos con n.e.e. habrá tenido o estará teniendo el hecho de estar integrados. De ahí
es que se ha ido fraguando la necesidad de ir cambiando el discurso de la integración por otro
nuevo, la inclusión, que nos haga pensar que la mejora en la educaci6n del alumnado con
necesidades educativas especiales no es una mera cuesti6n de localizaci6n (siendo esta
necesaria), ni de mera proclamaci6n de un derecho a no ser segregado (que es inalienable para
todos), sino de un proceso de transformación profunda de los centros escolares y, lo que es más
importante, del sistema educativo en su conjunto, que termine por crear "un juego nuevo".

La educación inclusiva como educación para todos.

Los sistemas educativos deben incluir a todos los alumnos, estriba en la necesidad de darla
bienvenida y respetar las diferencias entre ellos, bien sea por razones de género, procedencia,
etnia, capacidad o cultura. La razón para impulsar una educación para todos con una orientación
inclusiva estará vinculada a una cuestión de recursos: las escuelas inclusivas vendrán a ser no
solo una opción ética y socialmente deseable, al tiempo que eficaces pedagógicamente hablando,
sino también rentables y útiles para promover la educaci6n de todos y con ello promover el
desarrollo sostenido y la estabilidad de las naciones que más lo necesitan.

La educación inclusiva como participación

Es necesario presentar la inclusión como "El proceso de aumentar la participación de los


alumnos en el currículo, en las comunidades escolares y en la cultura, a la vez que se reduce su
exclusión en los mismos". Entre las acepciones que la palabra "participar" tiene en el diccionario
de la RAE se encuentran la de "tomar uno parte en una cosa" y la de "recibir una parte de alga".
Se trata, por lo tanto, de un sinónimo de estar, dar y recibir, tres dimensiones que la aspiración
por una educación más inclusiva quiere conseguir para todo el alumnado: estar con otros
compartiendo experiencias educativas enriquecedoras para todos; dar u ofrecer, entre muchas
posibles cosas, el testimonio y la riqueza de su singularidad, y recibir de aquellos con los que se
comparte un espacio y un tiempo en común, apoyo, comprensión y estima.

La educación inclusiva como valor

La educación inclusiva es además de todo lo anterior, o tal vez en primer lugar, una cuestión de
valores, una opción sobre la educación que queremos para nuestros hijos y sobre el tipo de
sociedad en la que nos gustaría vivir. Inclusión es más que un método, una filosofía una agenda
de investigación. Es una forma de vida. Es acerca de "vivir juntos". Es acerca de "darla
bienvenida al extranjero que regresa" y hacernos partícipes de nuevo de la totalidad.

Para avanzar hacia una educación más inclusivas

La educación escolar puede y debe jugar un papel decisivo para que la nueva sociedad de la
información en la que estamos viviendo no se configure también como una sociedad de
desigualdad, de guerra y de exclusión. Para ello, haríamos bien en seguir los requerimientos de
una educación más inclusiva que, a la vista de los análisis, debería tener presente las siguientes
propuestas:

 Otra educación escolar es necesaria y posible también.


 Es necesario empezar a pensar en términos de un cambio profundo.
 Se trata de un cambio cultural.
 La visión sistémica de los cambios y de las intervenciones es central al propósito
planteado.
 La preocupación por el alumnado en desventaja y, por lo tanto, en mayor riesgo de
exclusión que el resto debe ser central en la política escolar (a todos los niveles) y no una
cuestión marginal que simple mente origina "problemas”.
 Adoptemos como máxima irrenunciable la de desear para todos los niños y jóvenes,
especialmente para aquellos que están en peor situaci6n, lo que cualquiera de nosotros
quisiera para sus hijos.
 Aprendizaje cooperativo.
 Convertir las prácticas de colaboración y ayuda en foco de atención prioritaria en las
políticas de desarrollo curricular (formación, documentación, investigación e innovación
educativa, etc.).
 Promover el sentimiento de pertenencia de cada uno de los miembros de la comunidad
educativa, como base para su cohesión, es el primer paso hacia sociedades acogedoras que
busquen luchar seriamente contra la exclusión.
 La educación inclusiva no tiene que ver, de entrada, con los lugares. Es, antes que nada,
un valor y una actitud personal de profunda respeto por las diferencias y de compromiso
con la tarea de no hacer de ellas obstáculos sino oportunidades.

REFLEXIÓN PERSONAL

La exclusión ha estado presente en la manera en la que se organiza la sociedad prácticamente


desde que se comenzaron a formar. A lo largo de la historia los grandes conflictos han dejado a
diversos grupos excluidos, con el paso del tiempo se ha intentado formular un sistema que
permita desaparecer aquellos sistemas que fomentan o dan paso a la exclusión, sin embargo,
parece que solo ha sido disfrazada a través del tiempo, como un ejemplo de esto último,
encontramos los diversos modelos que “integran” a las personas con alguna discapacidad a los
sistemas sociales o escolares, haciendo que sean estas personas las que se tengan que adaptar al
sistema o en otros casos dando como solución la creación de centros donde se les educa de
manera especial con la premisa de que están diseñados de acuerdo a sus límites y capacidades.

Hablar acerca de inclusión dentro de la educación es un tema central que debería de estar
presente en las nuevas restructuraciones de los modelos educativos, por lo tanto es importante
tener muy claro que es la inclusión, ya que este término tiende a ser confundido o mal
interpretado, la inclusión es hacer partícipe a todas las personas en las decisiones de una
sociedad, dentro del sistema educativo hablar de inclusión va más allá de simplemente integrar a
alumnos diversos dentro de un aula ya que esto simplemente limita su proceso de aprendizaje.

Para hablar de inclusión dentro de los sistemas educativos es necesario poner en juicio la forma
de evaluar que se tiene dentro de las escuelas, el papel del docente, la convivencia dentro de la
sociedad, las redes de apoyo que poseen los alumnos y mucho más, ya que se va a entender a la
educación como un componente sistémico que no solo dependerá de un modelo de profesor-
alumno que desde mi punto de vista está obsoleto.
La inclusión será el pase de acceso de las personas desfavorecidas a una mejor calidad de vida,
será crucial dentro de su desarrollo a lo largo del tiempo, pero sobre todo será la base para lograr
una mejor sociedad, ya que, en la inclusión están sentados los valores éticos y sociales básicos
que permiten una convivencia adecuada que dirigirá a las sociedades a un mayor progreso ya que
fomenta un aprendizaje cooperativo.

Un sistema de escuela inclusiva suena inclusive como una utopía, en especial para los países en
pleno desarrollo como lo es México, desde mi perspectiva, en este país la educación se sigue
considerando un privilegio, teniendo en cuenta que gran parte de la población se encuentra en una
situación de pobreza esto quiere decir que gran parte de la población escolar se puede englobar
dentro del concepto de alumnos con necesidades educativas especiales por lo que desarrollar un
programa educativo que tenga como base la inclusión como oportunidad para mejorar es lo que
más nos conviene a nivel de sociedad.

Teniendo en cuenta lo anterior considero importante resaltar que actualmente nuestra sociedad
no se encuentra muy alejada de aquella que se caracterizaba por ser excluyente en los siglos
pasados, puesto que raramente se puede encontrar a algún niño o niña con discapacidad dentro
de una escuela ordinaria, aún se mantiene una doctrina arraigada a temas políticos y religiosos en
muchos centros educativos, donde encontramos una prohibición total a la educación en temas de
relevancia social como puede ser la educación sexual, la inclusión, temas de género, entre
muchos otros, por lo tanto necesitamos casi de manera inmediata un restructuración en el sistema
educativo que aplauda la diversidad, tenga como base la inclusión para generar nuevos
ciudadanos que sean sensibles ante las problemáticas que enfrentamos y puedan trabajar de
manera conjunta en la construcción de un mejor espacio para las generaciones futuras.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 

Echeita, G. (2016). Educación para la Inclusión o Educación sin Exclusiones.  Narcea.

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