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Caudillismo: En américa latina se ha hilado una patología cuasi divina con

respecto al caudillo desde el siglo XVIII de manera más incisiva. El origen de la


palabra caudillo viene del diminutivo latino caput, que significa "cabeza",
"cabecilla", y aunque no existe una definición actual única e incontrovertible,
tanto en términos académicos como popugrande por alguien sin conocerlo y
que después te defraude o no sea como tu querías.
Son muy esporádicos mis tiempos libres así que el lugar varia pero prefiero
pasalo en tranquilidad y en lugares que sean de mi gusto.
veo mis redes sociales, o detallo el lugar donde estoy si es nuevo; de mis
principales distracciones son los juegos móviles y las lecturas creativas de una
aplicación que tengo en mi celular. El descanso es necesario, no puedes
poner a trabajar una maquina todo el tiempo porque se puede quemar o
dañar, así que es necesario tomarnos un tiempo; con respecto al tipo de
diversión soy muy abierta, pero no me gusta la que tiene doble sentido o es
irrespetuosa.

He viajado a sitios como Cartagena, Santa Marta, Ibagué, Villavicencio y


Bogotá, y el que más me ha influenciado es el de
Trato de planificar lo que hare en vacaciones que al final todo cambia y es
distinto así que no sale como nada de lo que planeé. Al ser esporádicos mis
tiempos libres con la persona que este ya sean mis amigos o familia paso
esos tiempos o sino los paso sola pero si hablamos de preferencia, me gusta
estar acompañada de gente que me genere confianza. En dicho tiempo libre
veo mis redes sociales, o detallo el lugar donde estoy si es nuevo; de mis
principales distracciones son los juegos móviles y las lecturas creativas de una
aplicación que tengo en mi celular. El descanso es necesario, no puedes
poner a trabajar una maquina todo el tiempo porque se puede quemar o
dañar, así que es necesario tomarnos un tiempo; con respecto al tipo de
diversión soy muy abierta, pero no me gusta la que tiene doble sentido o es
irrespetuosa.
He viajado a sitios como Cartagena, Santa Marta, Ibagué, Villavicencio y
Bogotá, y el que más me ha influenciado es el de Villavicencio; me gusta
mucho viajar en bus y disfrutar el tiempo de viaje, pero si necesito llegar
rápido prefiero el avión.lares el término evoca al hombre fuerte de la política,
el más eminente de todos, situado por encima de las instituciones de la
democracia formal cuando ellas son apenas embrionarias, raquíticas o en
plena decadencia. Si ponemos en cuestión Caudillismo frente a la democracia
son elementos situados en los extremos del espectro político a nivel
histórico, una línea ascendente de la evolución política en donde el primero
sería el "más primitivo" y el segundo el "más desarrollado".
Este fenómeno se dio en prolongados períodos de la historia del cono sur de
historia republicana; en algunos casos desembocó en fuertes dictaduras,
represiones a la oposición y estancamiento económico y político, pero en
otros canalizó las primeras modalidades democráticas y federales en las
repúblicas latinoamericanas, así como proyectos de desarrollo autónomo,
frente a las expresiones políticas neocoloniales.
El mal latino miente: la guerra; son hijos de la misma historia terrible" (Furet,
1995: 191).
El ingreso a la guerra se declaró sin la participación del pueblo italiano, que la
vivía como ajena y sólo la llamada "derrota de Caporetto" logró la unión de
los italianos en la defensa nacional. Esta causa común comprometió fuertes
sacrificios, y el gobierno había prometido a cambio reformas y redistribución
agraria para los campesinos y reivindicaciones sociales para los obreros.
En la postguerra, los grandes beneficios que habían obtenido los empresarios
descendieron brutalmente por los elevados impuestos que el gobierno aplicó
sobre los beneficios de guerra y fundamentalmente por la reducción de la
demanda de armamento y la consiguiente adaptación de una industria bélica
a una economía de paz.
Para recuperar el amplio margen de beneficios, los empresarios redujeron
salarios y despidieron a miles de obreros que intentaron recuperar estas
pérdidas utilizando masivamente el instrumento de las huelgas organizadas
por los socialistas.
Veamos algunos números para graficar este proceso: En 1918 los salarios
reales eran inferiores en un tercio aproximadamente a los de 1913; en 1914
se dieron 781 huelgas que afectaron a 170.000 trabajadores, decreciendo
estas cifras durante la guerra; en 1919 se produjeron más de 1.800 huelgas
que afectaron a un millón y medio aproximado de trabajadores y en 1920
más de 2.000 en las que tomaron parte cerca de dos millones de personas
(estas cifras no incluyen las huelgas a nivel nacional). Estos hechos se dieron
con una fuerte represión: entre Abril de 1919 y Septiembre de 1920
resultaron muertos más de 320 trabajadores (Parker, 1986).
Es en este contexto de triunfo de la revolución rusa y extensión del sistema
de soviets, de empobrecimiento de la clase obrera y frustración para con el
régimen liberal tras la guerra, que se organizan los consejos de fábrica en
Turín.
El movimiento obrero de Turín recogió la experiencia sovietista entre 1919 y
1920, ocupó las fábricas, principalmente la Fiat y se organizó en "consejos de
fábrica". El semanario de orientación comunista LON, creado por Gramsci y
Togliatti -ambos miembros críticos del Partido Socialista Italiano (PSI)- fue el
órgano de expresión de esa experiencia obrera.
En el mismo relato de Gramsci ("El movimiento turinés de los consejos de
fábrica", informe enviado al Comité ejecutivo de la Internacional americano
no se presentó de forma repentina en 1492. Nuestro cáncer forma parte de
nuestro ADN psico-social hasta el día de hoy, y no seremos capaces de
atacarlo si no nos atrevemos a reconocerlo. Nuestra relación patológica con
el caudillismo ha marcado el continente desde lo micro a macro social.
En América Latina hemos tenido caudillos, dictadores y también dictadores-
caudillistas, estos últimos cobijados bajo el paraguas del poder militar. Por
ejemplo, Duvalier en Haití, Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay,
Pérez Jiménez en Venezuela, Estrada Cabrera en Guatemala, Tiburcio Carías
en Honduras y Fulgencio Batista en Cuba. Es verdad, caudillos, dictadores y
dictadores-caudillistas poseen rasgos comunes. Todos se proclaman
salvadores de la patria. Cuando ejercen el poder se encuentran libres de
ataduras éticas, morales y, sobre todo, miente: la guerra; son hijos de la
misma historia terrible" (Furet, 1995: 191).
El ingreso a la guerra se declaró sin la participación del pueblo italiano, que la
vivía como ajena y sólo la llamada "derrota de Caporetto" logró la unión de
los italianos en la defensa nacional. Esta causa común comprometió fuertes
sacrificios, y el gobierno había prometido a cambio reformas y redistribución
agraria para los campesinos y reivindicaciones sociales para los obreros.
En la postguerra, los grandes beneficios que habían obtenido los empresarios
descendieron brutalmente por los elevados impuestos que el gobierno aplicó
sobre los beneficios de guerra y fundamentalmente por la reducción de la
demanda de armamento y la consiguiente adaptación de una industria bélica
a una economía de paz.
Para recuperar el amplio margen de beneficios, los empresarios redujeron
salarios y despidieron a miles de obreros que intentaron recuperar estas
pérdidas utilizando masivamente el instrumento de las huelgas organizadas
por los socialistas.
Veamos algunos números para graficar este proceso: En 1918 los salarios
reales eran inferiores en un tercio aproximadamente a los de 1913; en 1914
se dieron 781 huelgas que afectaron a 170.000 trabajadores, decreciendo
estas cifras durante la guerra; en 1919 se produjeron más de 1.800 huelgas
que afectaron a un millón y medio aproximado de trabajadores y en 1920
más de 2.000 en las que tomaron parte cerca de dos millones de personas
(estas cifras no incluyen las huelgas a nivel nacional). Estos hechos se dieron
con una fuerte represión: entre Abril de 1919 y Septiembre de 1920
resultaron muertos más de 320 trabajadores (Parker, 1986).
Es en este contexto de triunfo de la revolución rusa y extensión del sistema
de soviets, de empobrecimiento de la clase obrera y frustración para con el
régimen liberal tras la guerra, que se organizan los consejos de fábrica en
Turín.
El movimiento obrero de Turín recogió la experiencia sovietista entre 1919 y
1920, ocupó las fábricas, principalmente la Fiat y se organizó en "consejos de
fábrica". El semanario de orientación comunista LON, creado por Gramsci y
Togliatti -ambos miembros críticos del Partido Socialista Italiano (PSI)- fue el
órgano de expresión de esa experiencia obrera.
En el mismo relato de Gramsci ("El movimiento turinés de los consejos de
fábrica", informe enviado al Comité ejecutivo de la Internacional americano
no se presentó de forma repentina en 1492. Nuestro cáncer forma parte de
nuestro ADN psico-social hasta el día de hoy, y no seremos capaces de
atacarlo si no nos atrevemos a reconocerlo. Nuestra relación patológica con
el caudillismo ha marcado el continente desde lo micro a macro social.
En América Latina hemos tenido caudillos, dictadores y también dictadores-
caudillistas, estos últimos cobijados bajo el paraguas del poder militar. Por
ejemplo, Duvalier en Haití, Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay,
Pérez Jiménez en Venezuela, Estrada Cabrera en Guatemala, Tiburcio Carías
en Honduras y Fulgencio Batista en Cuba. Es verdad, caudillos, dictadores y
dictadores-caudillistas poseen rasgos comunes. Todos se proclaman
salvadores de la patria. Cuando ejercen el poder se encuentran libres de
ataduras éticas, morales y, sobre todo, político-institucionales. Se consideran
héroes librando una cruzada contra el maligno, muchas veces representado,
como no podía ser de otra manera, en el siglo XX y XXI, por el marxismo, el
socialismo, el comunismo o ideologías disolventes de la civilización
occidental, la familia, la patria y Dios.
La dinámica de catalogar y categorizar las iniciativas populares como un
eminente caudillismo en periodo embrionario, dejándose llevar por un
rechazo a los movimientos populares como motores del cambio social, se
descalifica, caricaturiza y declara obsceno a líderes políticos Comunista en
Julio de 1920) podemos encontrar cuál es su interpretación de las
condiciones materiales de lucha de clases en Turín. Se trataba de una ciudad
industrial, principalmente político-institucionales. Se consideran héroes
librando una cruzada contra el maligno, muchas veces representado, como
no podía ser de otra manera, en el siglo XX y XXI, por el marxismo, el
socialismo, el comunismo o ideologías disolventes de la civilización
occidental, la familia, la patria y Dios.
La dinámica de catalogar y categorizar las iniciativas populares como un
eminente caudillismo en periodo embrionario, dejándose llevar por un
rechazo a los movimientos populares como motores del cambio social, se
descalifica, caricaturiza y declara obsceno a líderes políticos Comunista en
Julio de 1920) podemos encontrar cuál es su interpretación de las
condiciones materiales de lucha de clases en Turín. Se trataba de una ciudad
industrial, principalmente cuya autoridad radica en la capacidad de
convencimiento en las urnas y no en un discurso populista o un quehacer
caudillista. Lo nacional-popular incomoda.

Democracia: La historia de la lucha por la democracia en América Latina es


relativamente extensa y variada. Las muestras más palpables de esta lucha
fueron las olas de democratización y desdemocratización, esto es, las
fluctuaciones hacia y desde la democracia, que barrieron la región luego de la
Segunda Guerra Mundial, y que involucraron un período largo de
autoritarismo duro en las décadas de 1960 y 1970 y las transiciones hacia la
democracia en las décadas de 1980 y 1990. A partir de entonces, se abrió una
nueva y extremadamente positiva fase en la vida política de la región. Los
temores de una vuelta al autoritarismo resultaron ser injustificados y
gradualmente la democracia asumió el estatus de norma regional. En efecto,
un hecho inequívoco en la política latinoamericana en el siglo XXI es que
nunca antes tantos países de la región habían sido democráticos por tan
largo tiempo.

La década de 1980 marcó el inicio de un proceso de consolidación


democrática para América Latina. A partir de entonces, y a lo largo de los
años, este régimen se ha convertido en condición sine qua non del
reconocimiento y legitimidad internacional e interna de estos países. Pero la
democracia es un fenómeno contingente y tiene matices.
En primer lugar, si definimos democracia como “el gobierno del pueblo”, esto
implica que las decisiones que nos afectan a todos sean tomadas por
ciudadanas y ciudadanos plenos y conscientes de sus derechos civiles,
políticos y sociales —hecho que excede al mero sufragio popular—.
En segundo lugar, debemos recordar que en América Latina la democracia
nació y murió decenas de veces. Durante todo el siglo XX, gran parte de la
región vivió bajo regímenes militares: desde 1902 hasta 2002 hubo 327
golpes de Estado. Los países que más tiempo han vivido bajo gobiernos
militares (alrededor de medio siglo) son Venezuela, Paraguay, Guatemala,
Nicaragua, Brasil, Argentina y Bolivia. Por su parte, el grupo de países donde
las democracias han sido más longevas está conformado por Chile, Uruguay,
Colombia, Costa Rica y —paradójicamente— Venezuela.

Corporativismo: El término corporativismo procede del latín corpus que


significa cuerpo. En el uso contemporáneo, el corporativismo es utilizado
comúnmente como un término peyorativo contra la corporatocracia y la
política dominada por las corporaciones y los negocios. Un caso de
corporativismo económico colaborativo con sindicatos débiles existe en
Japón. En cuanto al corporativismo económico, la versión japonesa difiere en
gran medida del corporativismo europeo que incluye a los sindicatos como
una parte integral del corporativismo.

Los modelos corporativistas formales se basan en el contrato de grupos


corporativos, tales como afiliación agrícolas, de negocios, étnicas, laborales,
militares, científicas o religiosas, en un cuerpo colectivo.11 Los países que
mantienen sistemas corporativistas típicamente utilizan una fuerte
intervención estatal para dirigir políticas corporativistas. El corporativismo ha
sido utilizado por muchas ideologías del espectro político, incluyendo el
absolutismo, conservadurismo, neoliberalismo, nacionalismo, fascismo,
progresismo, reaccionismo, socialdemocracia, socialismo y sindicalismo

Una de las características del Estado corporativista (los Estados Unidos de


América) es la de incluir un sistema de vigilancia agresiva, mediante acuerdos
y contratos entre el gobierno y las grandes empresas, encarcelamientos en
masa, reducción de las libertades civiles y a menudo, la tortura, según Naomi
Klein, en su ensayo La doctrina del shock. El auge del capitalismo del
desastre.
Un ejemplo de difusión del corporativismo indiferente al espectro político en
diadas, es que el izquierdismo de Morales y de Chávez incluía una agresiva
lucha de clases y un programa de gobierno que se describe mejor como
corporativista. Se trata de políticas similares a las instrumentadas por los
gobiernos fascistas de los años 30, o sea una mezcla de socialismo,
autoritarismo, populismo, nacionalismo y xenofobia. Eso se combina con la
nacionalización y regulación de la economía, la militarización de gran parte
de la sociedad y la creación de organizaciones civiles controladas por el
Gobierno que gradualmente acaban con la libre asociación.

En América Latina ya ocurrió eso con la llegada de Juan Domingo Perón –gran
admirador de Mussolini– a la presidencia de Argentina, en 1946, quien, igual
que Chávez, era militar. Perón eliminó la libertad de intercambio y de
asociación, todo lo cual fue reemplazado por empresas y sindicatos dirigidos
y manipulados por el Gobierno; se procedió, además, a estatizar las
principales industrias y a la expulsión de empresas extranjeras. La retórica
peronista también era nacionalista, militarista y antioccidental

Positivismo: En América Latina, con el fin de remplazar la herencia colonial,


se adoptaron las ideas positivistas de Comte para los proyectos de nación
que estaban surgiendo en las nuevas repúblicas. Varios líderes de la región
aceptaron la concepción del progreso siguiendo el ejemplo de los países
industriales y capitalistas europeos, pues era vista como la única forma de
entrar a hacer parte de la "civilización". Para ello dieron gran importancia a
una nueva educación basada en los principios positivistas, para así superar el
estado de "barbarie" de la sociedad americana, y propusieron una "mejora"
de la raza a través de la inmigración europea, principalmente de países del
norte de Europa.

Bajo la idea del "orden y el progreso", se planteó un gran esfuerzo por


implantar en las nuevas repúblicas una forma de pensar y una sangre que no
era la suya, en otras palabras, la deslatinización por medio de la filosofía
positivista nacida en Europa, que implicaba una especie de sajonización que
no era más que una forma autoimpuesta de "civilización". Algunas de las
raíces de las ideas positivistas estuvieron presentes en importantes líderes
latinoamericanos como Simón Bolívar, quienes sentían que la realidad
surgida por la colonización era ajena a su proyecto de nación, pues implicaba
un pasado servil a partir del cual estos hombres veían la negación de su
propia identidad, lo que a su vez dificultaba la construcción y el gobierno de
una nueva sociedad. A esta problemática se añadió luego el debate de la
raza, con líderes como el argentino Domingo Faustino Sarmiento, que se
preguntaba quiénes eran en realidad los criollos, pues no podían ser
considerados igual al conquistador, ni al indígena, ni al mestizo.

Detrás de este discurso "civilizador", estaban las ideas para consolidar las
nuevas naciones, pero permitiendo la inserción de los países
latinoamericanos al nuevo sistema económico mundial. Bajo la realidad del
siglo XIX, cuando estos países se encontraban en un proceso de consolidación
de su expansión económica interna y externa, con un capitalismo
dependiente de Europa, principalmente Inglaterra, y a finales de siglo de los
Estados Unidos, era necesario mantener una estabilidad política y social en
cada una de las naciones, a partir de la cohesión de los diferentes grupos del
sector dominante. Para este propósito servía muy bien la ideología positivista
y su doctrina sobre el orden y el progreso, que busca la alianza entre grupos
heterogéneos por unos objetivos comunes: el crecimiento económico, la paz
interior y la prosperidad nacional.

Feminismo: Los movimientos feministas han estado presentes en América


Latina desde los inicios del siglo XX y tras el cierre de la Primera Guerra
Mundial. Reacciones feministas suscitaron tras las movilizaciones lideradas
por personalidades tales como Paulina Luisi (1875-1949) en Uruguay, y
Bertha Lutz (1894-1972) en Brazil, quienes figuraron como protagonistas del
movimiento feminista Panamericano. Éstas lucharon por la defensa de los
derechos de la mujer, como también por el derecho femenino al sufragio en
sus respectivos países. La discriminación a la mujer y su subordinación fueron
expuestas por féminas de clase media quienes continuaban con iniciativas
propuestas por Luis, Lutz, y otras. A su vez, las mismas influenciaron otros
movimientos de tendencia feminista provenientes de distintos orígenes e
ideologías de toda Latinoamérica y El Caribe. Los objetivos principales en la
agenda propuesta incluían la representación política de las mujeres, así como
la paridad ciudadana, y la declaración de la igualdad de géneros. Dicha
campaña fue adoptada por mujeres quienes decidieron llamarse feministas, y
quienes son dignas de reconocimiento por los inagotables esfuerzos por su
inclusión en un mundo liderado por hombres. Sin embargo, a pesar de los
avances en dicha propuesta, el feminismo del siglo XXI parece estar
fragmentado. El movimiento ha sido víctima de un sinnúmero de conflictos.
Entre sus mayores obstáculos se encuentra la constante desacreditación
entre las mismas feministas. El feminismo en Latinoamérica se halla en la
necesidad de ser rescatado de las feministas, y a su vez, por ellas mismas.

Por décadas, el movimiento feminista ha sido caracterizado por el creciente


desempeño en alcanzar la equidad de la mujer con el hombre. Desde sus
inicios, el feminismo ha intentado atacar al sistema patriarcal y al machismo
que promovía la violencia contra las mujeres. Las mismas se han encargado
de denunciar la discriminación de género, y su proyecto se ha convertido en
un emprendimiento hacia la emancipación femenina. Pero el feminismo
forcejea con problemas internos arraigados al movimiento. Al momento de
reunirse y consolidarse, el movimiento encuentra barreras intoxicadas con
racismo, discriminación, e intolerancia ideológica que debilitan los pilares del
feminismo. La feminista y socióloga peruana Virginia Vargas, comenta que
“no existe proyecto transformativo que pueda ser concebido en base a una
propuesta mono lógica,” recalcando que los ideales de un movimiento como
el feminismo no pueden ser exitosos si se encuentran atados al
individualismo. El contexto histórico revela la necesidad imperativa de
corregir el enfoque feminista
Conservadurismo: El conservadurismo en Latinoamérica, ajeno a las
tradiciones monarquistas europeas —con la excepción de México y Brasil,
quienes sí experimentaron una monarquía—, se manifiesta como una
tentativa de mantención del orden —republicano— emergente de las
guerras de independencia" para empezar, este proyecto carecía de una
ideología política propia, similar a las que existieron en Europa, expresándose
así en dos elementos centrales: la mantención del orden social sistema de
clases, etc"( existentes, que se transformó rápidamente en una lucha)a por la
mantención del papel de la iglesia católica y la mantención del orden del
heredado del sistema colonia

La lucha por la primacía de la iglesia católica se da contra el telón de fondo de


las tentativas liberales de remover esa institución del papel central que ha
tenido durante la colonia como fuente de única regulación y legitimación
social. Así, por ejemplo, durante la época colonial, para acceder a la
educación superior, se necesitaba pasar un examen de “pureza de sangre”,
es decir, demostrar que se provenía de familias hispanas puras. La iglesia,
controlando el sistema de matrimonio, bautizo, etc", controlaba, de hecho,
quién tenía acceso a tales beneficios" durante el periodo posterior a esas
guerras, la iglesia católica fue percibida por el sector conservador no sólo
como fuente de estabilidad social, sino también como proveyendo una
fundación estable para las “tradiciones populares” de las nuevas naciones, en
reemplazo de las tradiciones de pueblos de indígenas conquistados.

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