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PREVENCIÓN EN
CONSTRUCCIÓN
ÍNDICE
UD1. CONCEPTOS BÁSICOS.................................................................................................................................................................3
2. Riesgos ligados a los agentes físicos, químicos y biológicos presentes en el ambiente de trabajo y su prevención.
36
3. Riesgos derivados de la carga, la organización y el contexto socioambiental del trabajo y su prevención ......... 41
1. Organización básica de los primeros auxilios. Actuaciones generales en caso de emergencia ............................ 62
GLOSARIO ............................................................................................................................................................................................. 94
En este sentido, el artículo 40.2 de la Constitución Española encomienda a los poderes públicos, como uno de los
principios rectores de la política social y económica, “velar por la seguridad e higiene en el trabajo”.
Este mandato constitucional conlleva la necesidad de desarrollar una política de protección de la salud de los
trabajadores mediante la prevención de los riesgos derivados de su trabajo.
Para el logro de este objetivo es necesario conocer tanto la naturaleza de dicho trabajo, como todos aquellos aspectos
del mismo que pueden influir en la aparición de los riesgos.
A lo largo de la presente unidad didáctica se abordan de manera general los aspectos formales de la relación trabajo-
salud, los efectos negativos que dicha relación puede tener sobre el trabajador, así como las distintas técnicas
preventivas utilizadas para la mejora de las condiciones de trabajo.
1. El trabajo y la salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término “salud” como “el estado de completo bienestar físico,
mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”.
La ausencia de enfermedad no es por sí sola un factor determinante de salud; para que un individuo disponga de
salud es necesario que exista, además, un equilibrio entre su estado físico, psíquico y social.
Cuando se piensa en el trabajo, este concepto se relaciona con la actividad a través de la cual se satisfacen las
necesidades del individuo y se favorece su desarrollo personal.
Tomando como base esta primera aproximación, es evidente que el trabajo, a priori, influye de manera positiva en la
salud de aquellos que, por medio de él, consiguen satisfacer sus necesidades y alcanzar dicho estado de bienestar.
No obstante, la siniestralidad laboral evidencia que el trabajo afecta también negativamente a la salud de los
trabajadores. Si las condiciones en las que este se lleva a cabo no son las adecuadas, existe riesgo de sufrir algún tipo
de daño.
Con objeto de clarificar la relación trabajo-salud se analizan a continuación algunos de los conceptos fundamentales
que derivan de esta relación.
Se entiende por “condición de trabajo” cualquier característica del mismo que pueda tener una influencia significativa
en la generación de riesgos para la seguridad y la salud del trabajador.
Materiales: equipos y útiles de trabajo, medios auxiliares, características de los lugares de trabajo (espacio,
acabados, etc.) o instalaciones de suministro de energía empleados en la actividad laboral.
Físicas: ruido, vibraciones, radiaciones, iluminación y condiciones termo higrométricas a las que el trabajador
está expuesto en la ejecución de su trabajo.
Químicas: elementos o compuestos químicos presentes en el trabajo y con los que el trabajador tiene o podría
tener contacto.
Biológicas: agentes biológicos presentes en el trabajo (bacterias, hongos, virus, etc.) y productos derivados de
los mismos a los que el trabajador está o podría estar expuesto.
Relacionadas con las exigencias físicas (esfuerzos, posturas, movimientos, manipulación de cargas...) a las
que se encuentra sometido el trabajador con ocasión de su trabajo.
Mentales y de relaciones interpersonales: relacionadas con las exigencias mentales de la tarea (nivel de
atención, ritmo y cantidad y complejidad de la tarea), así como con los aspectos organizativos y sociales del
trabajo (consideración del puesto en la empresa, posibilidades de promoción, autonomía sobre la realización
de su propio trabajo, horario, participación en la toma de decisiones, relaciones existentes con sus compañeros,
etc.).
Cuando se produce un desequilibrio en algunas de las condiciones de trabajo y este no se controla lo suficiente, existe
la posibilidad de que tal circunstancia afecte negativamente a la salud del trabajador.
Así, la realización de un trabajo en unas condiciones materiales, físicas, químicas o biológicas inadecuadas podría
perjudicar la salud física de dicho trabajador, mientras que su salud psíquica se vería afectada si las exigencias mentales
de ese trabajo superaran sus capacidades o si el mismo se realizara en unas condiciones organizativas que no
satisficieran sus expectativas.
Las condiciones en las que se efectúa el trabajo tienen la capacidad de influir de manera significativa en la generación
de riesgos que, si no se controlan, pueden provocar un daño al trabajador.
De acuerdo con todo lo mencionado, es necesario estudiar y analizar las condiciones en las que se lleva a cabo el trabajo
para poder detectar tanto los problemas como las necesidades, y adoptar, en consecuencia, las soluciones más
apropiadas. De esta forma se conseguirán unas condiciones de trabajo adecuadas para garantizar la seguridad y la
salud de los trabajadores.
Con objeto de que el análisis de las condiciones de trabajo sea lo más realista y práctico posible, se deben tener en
cuenta las novedades que, como consecuencia de los desarrollos productivos y organizativos de las empresas, podrían
dar lugar a la aparición de nuevos problemas.
Se define como riesgo laboral “la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo”
(artículo 4.2 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales).
Para poder evitar o reducir los riesgos laborales y garantizar así la seguridad y la salud del trabajador, es necesario
desglosar en un grado más el término de riesgo, introduciendo el concepto de factor de riesgo, definido como “aquella
condición de trabajo insuficientemente controlada que puede desencadenar un daño en la salud de los trabajadores”.
Ejemplos de factores de riesgo
FACTOR DE RIESGO → RIESGO/DAÑO
No comprobar la ausencia de tensión antes de iniciar los trabajos en una instalación eléctrica. → Contacto
eléctrico/Electrocución.
Elaborar mortero en la pastera mecánica vertiendo, de forma manual, el contenido de los sacos de cemento.
→ Contacto con sustancias cáusticas/Quemaduras.
Ejecutar un solado con baldosas cerámicas recibidas con mortero situándose el trabajador en posición “de
rodillas” sobre una superficie rígida. → Sobreesfuerzo físico sobre el sistema musculoesquelético/Lesiones,
principalmente, en las rodillas.
En la práctica los factores de riesgo nunca se presentan aisladamente; en el entorno de trabajo están presentes varios
factores de riesgo al mismo tiempo, de forma que cuando se produce una alteración en la salud de los trabajadores no
se puede achacar a una sola causa, sino a un conjunto de factores diferentes.
Relación trabajo-salud
TRABAJO → SALUD: EQUILIBRIO Físico, Mental y Social
Prevención → Evitar/minimizar daños + Favorecer la satisfacción de las necesidades y el desarrollo personal
Los daños derivados del trabajo se presentan en forma de accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y
patologías de naturaleza ergonómica y psicosocial.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales define como "daños derivados del trabajo" las enfermedades, patologías
o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo".
a. Accidente de trabajo
La definición legal de “accidente de trabajo” expresada en el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social
(LGSS) es: “toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por
cuenta ajena”.
Fuerza mayor extraña al trabajo, entendiéndose por esta la que sea de tal naturaleza que no guarde relación
alguna con el trabajo que se ejecutaba al ocurrir el accidente. En ningún caso se considerará fuerza mayor
extraña al trabajo la insolación, el rayo y otros fenómenos análogos de la naturaleza.
Dolo o a imprudencia temeraria del trabajador accidentado.
Por otra parte, en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por cuenta propia o Autónomos (RETA)
se define como accidente del trabajador autónomo: “el ocurrido como consecuencia directa e inmediata del trabajo que
realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación de este régimen especial”.
También se entiende como accidente de trabajo del trabajador autónomo el sufrido al ir o al volver del lugar de la
prestación de la actividad económica o profesional.
A estos efectos se entiende como lugar de la prestación el establecimiento en donde el trabajador autónomo ejerza
habitualmente su actividad siempre que no coincida con su domicilio y se corresponda con el local, nave u oficina
declarado como afecto a la actividad económica a efectos fiscales.
Desde el punto de vista técnico, se define el “accidente de trabajo” como “todo suceso anormal, no querido ni deseado,
que se presenta de forma brusca e inesperada en el trabajo, interrumpiendo su normal continuidad y pudiendo causar
lesiones a los trabajadores o pérdidas de patrimonio a la empresa”.
A diferencia del concepto legal de accidente de trabajo, esta definición incluye, asimismo, aquellos sucesos que no
producen lesiones, denominados incidentes, por su potencialidad de generarlas, dado que el mecanismo que provoca
un incidente es igual que el que ocasiona un accidente.
Es importante realizar un análisis, no solo de los accidentes de trabajo sino también de los incidentes, ya que estos,
en la mayoría de los casos, son indicadores de la existencia de situaciones de riesgo que, si no se corrigen, pueden
dar lugar a un accidente de trabajo.
b. Enfermedad profesional
En la práctica existen multitud de actividades en las que están presentes, determinados factores o agentes físicos (ruido,
vibraciones, radiaciones, etc.), químicos (polvo, humos, vapores, nieblas, etc.) o biológicos (virus, bacterias, hongos, etc.)
que pueden suponer un riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores y, por lo tanto, exponer a la persona que
realiza dicha actividad a una enfermedad.
Cuando estas actividades y los agentes presentes en ellas se encuentran incluidos en el cuadro recogido por el Real
Decreto 1299/2006 y la enfermedad es contraída como consecuencia del trabajo realizado, esta se denomina
“enfermedad profesional”.
Tanto el Régimen General como el Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social
contemplan este concepto de “enfermedad profesional”.
Conforme a lo expuesto anteriormente, aquellas alteraciones de la salud que no estén incluidas en ninguna de las
definiciones establecidas en el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social, se considerarán, a efectos
legales, accidentes no laborales o enfermedades comunes.
En el caso de que las exigencias físicas y mentales del trabajo superen las capacidades de la persona que lo lleva a
cabo, es previsible que esta sufra dolencias físicas y trastornos de carácter psicosocial.
En relación con las exigencias físicas de una tarea, las mismas vienen determinadas por el grado de esfuerzo muscular
que se debe realizar, que puede ser de tipo estático, dinámico o una combinación de ambos.
Por otra parte, para acometer una tarea no es suficiente con invertir una determinada energía física, se requiere también
una energía mental. El trabajador debe realizar un esfuerzo para descifrar la información recibida y actuar en función de
ella. Este esfuerzo es más importante cuanto mayor resultan la cantidad y la complejidad de esa información y menor
el tiempo disponible para generar una respuesta.
La consecuencia de los esfuerzos físicos y mentales anteriormente comentados es la “fatiga”, definida como la
disminución de la capacidad física y mental del individuo después de haber realizado un trabajo durante un tiempo
determinado que puede generar daños de tipo musculoesquelético (derivados de la fatiga física) o estados de ansiedad,
irritabilidad, etc. (derivados de la fatiga mental).
Además, si los aspectos relacionados con la organización del trabajo no satisfacen las expectativas del trabajador en
cuestiones, tales como: la consideración social de su puesto; las posibilidades de promoción; la autonomía concedida
para la realización de su propio trabajo; el horario; la participación adjudicada en la toma de decisiones; etc., podrían
llegar a generarle daños psicosociales derivados de la desmotivación o insatisfacción.
La realización de un esfuerzo físico o mental excesivo (por encima de la capacidad del trabajador) así como una
organización inadecuada del trabajo que no satisfaga sus expectativas pueden ocasionar daños de naturaleza
ergonómica y psicosocial, respectivamente.
En el ámbito de la acción protectora de la Seguridad Social, un daño derivado del trabajo de naturaleza ergonómica o
psicosocial se considerará enfermedad profesional en el caso en que se contemple así en la lista del cuadro oficial de
enfermedades profesionales, o accidente de trabajo en el caso contrario.
3. Técnicas preventivas
Para mejorar las condiciones de trabajo y elevar el nivel de seguridad y salud de los trabajadores es necesario evitar o
reducir los riesgos derivados de su trabajo y adoptar las medidas oportunas para ello en todas las fases de actividad de
la empresa y de forma previa a su desarrollo. Esta acción se conoce como prevención.
Para la consecución de sus objetivos, la prevención emplea diferentes técnicas. Tomando como base los factores de
riesgo sobre los que actúan, las técnicas de mejora de las condiciones de trabajo, tanto de prevención como de
protección, se estructuran en especialidades o disciplinas preventivas.
La Seguridad en el trabajo fundamenta su actividad en el control de los factores de riesgo que pueden generar un
accidente de trabajo y que están ligados, principalmente, a las condiciones materiales del trabajo.
Para el logro de este objetivo es necesario identificar, en primer lugar, dichos factores y conocer la magnitud de sus
riesgos por medio de las denominadas técnicas analíticas de seguridad.
En función de la información proporcionada por las técnicas analíticas, las actuaciones posteriores deben ir
encaminadas a evitar los riesgos en su origen o, en su caso, a disminuir la magnitud de los riesgos que no se hayan
podido evitar. Para ello se pueden aplicar técnicas de seguridad operativas de carácter preventivo, así como, de manera
complementaria, técnicas de seguridad operativas de protección, con objeto de minimizar las consecuencias por la
materialización de dichos riesgos.
b. Higiene industrial
La Higiene industrial centra su campo de acción en el control de los factores de riesgo ligados a los agentes físicos
(ruido, vibraciones, radiaciones, etc.), químicos (polvo, vapores orgánicos, humos, etc.) y biológicos (virus, bacterias,
hongos, etc.) presentes en el ambiente del trabajo, con el fin de prevenir la aparición de enfermedades profesionales.
DE CAMPO → Identificar
ANALÍTICA → Evaluar
OPERATIVA → Controlar
La metodología de actuación de esta técnica contempla tres fases claramente diferenciadas: identificación de los
agentes presentes en el ambiente laboral que podrían provocar alteraciones en la salud del trabajador; medición de la
concentración de dichos agentes y valoración de los resultados obtenidos comparándolos con los criterios de referencia
existentes; y adopción de las medidas necesarias para la eliminación y minimización del riesgo.
Es el conjunto de técnicas de carácter multidisciplinar que tienen por objeto la adecuación de las exigencias o demandas
físicas, mentales y sociales de las tareas a las correspondientes capacidades de los trabajadores.
Entre las exigencias asociadas al trabajo que son objeto de aplicación de estas disciplinas preventivas, cabe mencionar:
Ergonomía: persigue, principalmente, equilibrar las exigencias de las tareas con las capacidades físicas de los
trabajadores.
Psicosociología aplicada: se ocupa, fundamentalmente, de la prevención de los riesgos derivados de los aspectos
organizativos del trabajo.
La Medicina del trabajo es una técnica de naturaleza médica cuyo objetivo es, principalmente, la prevención o
minimización de los efectos negativos que el trabajo puede tener sobre el estado de salud del trabajador, y no sólo el
tratamiento de dichos efectos.
Para la consecución de sus objetivos, la Medicina del trabajo debe coordinarse con el resto de técnicas preventivas con
el fin de llegar al conocimiento exhaustivo de las condiciones de trabajo, determinar el origen del daño e intervenir de
manera solidaria en su prevención.
Para que las acciones derivadas de las técnicas de Medicina del trabajo sean eficaces, resulta esencial conocer las
características individuales de los trabajadores, dado que las manifestaciones nocivas del trabajo sobre su salud
pueden ser diferentes de unos a otros.
Vigilancia de la salud: su objetivo es conocer el estado de salud de los trabajadores en relación con su entorno laboral.
Cuando su campo de acción es colectivo, se emplean como instrumento de recopilación de datos los estudios
epidemiológicos; cuando se refiere a un trabajador en concreto, se utilizan los reconocimientos médicos. Ambos
campos son complementarios.
Promoción de la salud: conjunto de actuaciones encaminadas a permitir a las personas incrementar su control sobre
los factores determinantes de su salud y, en consecuencia, mejorarla (por ejemplo, acciones de sensibilización dirigidas
a los trabajadores acerca de los efectos perjudiciales y daños que pueden derivarse del consumo de bebidas alcohólicas
en el trabajo).
En virtud de este precepto constitucional, de la necesidad de armonizar nuestra política concerniente a la seguridad y
salud laboral con la política europea correspondiente, y de los compromisos contraídos por el Estado Español con la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), surgió la exigencia de conformar un nuevo entorno jurídico en la materia
y proceder, al mismo tiempo, a la actualización del existente hasta el año 1995.
El marco normativo resultante, vigente en la actualidad, está compuesto por la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos
Laborales, sus normas de desarrollo y complementarias, así como otras disposiciones con contenidos marcadamente
preventivos.
Para desarrollar las funciones de nivel básico objeto del presente manual es imprescindible disponer de unos
conocimientos mínimos del marco normativo regulador de las actuaciones, competencias, funciones y obligaciones en
materia de seguridad y salud.
Con tales efectos, la presente unidad didáctica presenta el marco normativo básico en materia de prevención de riesgos
laborales.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales se caracteriza, entre otros aspectos, por su naturaleza preventiva y su
enfoque integrador.
En virtud de estos aspectos, la citada ley determina, entre otras, las obligaciones que en la materia corresponden a los
sujetos que intervienen en las relaciones laborales incluidas en su ámbito de aplicación, con el fin de garantizar el
derecho fundamental de los trabajadores a una protección eficaz de su salud e integridad física.
a. Aspectos fundamentales
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, como su propio nombre indica, tiene un carácter fundamentalmente
preventivo. Se dispone que la actuación preventiva del empresario debe realizarse bajo la aplicación de los principios
preventivos establecidos por la propia ley (artículo 15).
Por otra parte, en relación con el enfoque integrador propugnado por la mencionada Ley de Prevención de Riesgos
Laborales, la misma establece los distintos instrumentos para garantizar que la prevención se extiende, desde el inicio
En este sentido, el plan de prevención de riesgos laborales es la herramienta reglamentaria y el marco de referencia
mediante el cual el empresario debe desarrollar la integración de la prevención en el sistema general de gestión de la
empresa. Dicho plan se instrumenta, principalmente, a través de la evaluación de riesgos y de la planificación de la
actividad preventiva.
b. Derechos y deberes
El artículo 14 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que “los trabajadores tienen derecho a una
protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo”.
En virtud de este precepto, el citado artículo determina, asimismo, el consiguiente deber del empresario de asegurar la
protección de la seguridad y la salud de los trabajadores a su servicio frente a los riesgos derivados del trabajo.
En este sentido, la propia ley indica los instrumentos legales a través de los cuales el empresario da cumplimiento a sus
obligaciones en materia preventiva en lo relativo, tanto al citado derecho fundamental de protección como a los
derechos que se derivan del mismo, entre otros: información y formación en materia preventiva, consulta y participación,
vigilancia del estado de salud y protección de la integridad física en situación de emergencia, así como en el caso de
existencia de riesgo grave e inminente.
La protección eficaz en materia de seguridad y salud frente a los riesgos derivados del trabajo se establece, desde
el punto de vista reglamentario, como un derecho fundamental de los trabajadores y, recíprocamente, como una
obligación del empresario.
Con independencia de las obligaciones determinadas en la normativa laboral para el empresario en materia preventiva,
los trabajadores tienen el deber básico de velar por su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras
personas a las que pueda afectar su actividad profesional.
Usar adecuadamente los medios con los que desarrollen su actividad (por ejemplo, equipos de trabajo,
herramientas, sustancias peligrosas, etc.).
Utilizar correctamente los equipos de protección proporcionados por el empresario (tanto los medios de
protección colectiva –sistemas provisionales de protección de borde (barandillas), redes de seguridad, etc.–
como los equipos de protección individual –calzado de seguridad, casco de protección, etc.–).
No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los dispositivos de seguridad (por ejemplo, no
inutilizar –“puentear”– los interruptores diferenciales de los cuadros eléctricos de la obra).
Informar sobre cualquier situación que entrañe riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores (tanto del
propio trabajador como del resto de los trabajadores).
Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autoridad competente.
Cooperar con el empresario en materia de prevención de riesgos laborales.
La relación de normas de desarrollo reglamentario de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales publicadas desde su
entrada en vigor es extensa. Seguidamente, se presentan o relacionan las más destacables.
El Reglamento de los Servicios de Prevención (Real Decreto 39/1997 y sus posteriores modificaciones) regula de forma
específica aquellos aspectos relativos, tanto a los procedimientos de evaluación de los riesgos como a las modalidades
de organización de los recursos destinados a desarrollar la actividad preventiva en las empresas.
Asimismo, a efectos de la capacitación en materia preventiva, la mencionada disposición clasifica las funciones
preventivas en tres niveles –básico, intermedio y superior- y desarrolla los contenidos mínimos de los programas de
formación correspondientes a cada uno de ellos.
En este sentido, cabe reseñar que el presente manual da respuesta a los contenidos del programa formativo que
capacita para el desarrollo de las funciones preventivas de nivel básico (ver la introducción general).
En relación con los aspectos referentes a las modalidades de organización preventiva, el citado reglamento desarrolla
los requisitos que han de cumplirse para cada una de las mismas. Estas son: asunción personal por el empresario
(modalidad de difícil aplicación en las empresas que realizan actividades en las obras de construcción), designación de
uno o varios trabajadores, constitución de un servicio de prevención propio y contratación de un servicio de prevención
ajeno.
La asunción personal por el empresario (modalidad de difícil aplicación en las empresas que realizan actividades en
las obras de construcción), la designación de uno o varios trabajadores, la constitución de un servicio de prevención
propio y la contratación de un servicio de prevención ajeno, son las modalidades contempladas por el Reglamento
de los Servicios de Prevención para la organización de los recursos destinados a desarrollar las actividades
preventivas en las empresas.
Otro de los aspectos que incluye esta norma reglamentaria es el ordenamiento de las actuaciones que permiten la
integración de la prevención de riesgos laborales en el conjunto de actividades de las empresas y en toda su estructura
organizativa.
A tal efecto, el propio Reglamento de los Servicios de Prevención desarrolla algunos de los aspectos del ya citado plan
de prevención de riesgos laborales y, más concretamente, la evaluación de los riesgos inherentes a las actividades de
la empresa y la planificación de aquellas actuaciones tendentes a eliminar o reducir y controlar dichos riesgos.
“el proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la
información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la
necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse”.
Cuando la citada evaluación ponga de manifiesto situaciones de riesgo para los trabajadores, el empresario tiene que
planificar la actividad preventiva que se requiera para eliminar o reducir y controlar esos riesgos. Con tal fin se
establecerá un orden de prioridades para la implantación de las acciones preventivas.
Los centros de trabajo en los que se desarrolla la actividad de construcción (obras) presentan determinadas
características particulares que conllevaron al establecimiento, en el ámbito europeo, de unas normas de regulación
específica en materia de prevención de riesgos laborales. En este sentido, la Directiva 92/57/CEE es la que de forma
concreta determina las disposiciones mínimas de seguridad y de salud que deben aplicarse en las obras de
construcción temporales o móviles.
De la transposición de esta directiva al Derecho español y de la incorporación de los acuerdos en la materia con la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) surgió el Real Decreto 1627/1997.
El Real Decreto 1627/1997 establece, entre otros aspectos, las obligaciones en materia preventiva del promotor,
proyectista, contratista, subcontratista y trabajador autónomo. Asimismo, determina las funciones del coordinador
en materia de seguridad y salud.
Esta norma de desarrollo reglamentario de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, determina, entre otros aspectos,
las características de índole técnica que deben contemplar las medidas preventivas que hay que implantar en las obras
de construcción para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores.
Otro de los rasgos que caracteriza esta norma es el que se deriva de la intervención de determinados agentes no
contemplados en otras reglamentaciones. Así, se determinan las obligaciones relativas a la seguridad y salud en las
obras de: el promotor, el proyectista, el contratista, el subcontratista y los trabajadores autónomos.
Asimismo, cabe destacar, como consecuencia directa de la transposición de la antedicha directiva europea, la
incorporación y ordenación de la figura del coordinador en materia de seguridad y salud, tanto durante la elaboración
del proyecto como durante la ejecución de la obra.
Definiciones
El Real Decreto 1627/1997 formula las definiciones relativas a algunos de los términos que se incorporan durante su
desarrollo a efectos de la aplicación de sus contenidos. Entre estas cabe destacar:
Obra de construcción: cualquier obra, pública o privada, en la que se efectúen trabajos de construcción o
ingeniería civil cuya relación no exhaustiva figura en el anexo I del mismo Real Decreto 1627/1997.
Trabajos con riesgos especiales: trabajos cuya realización exponga a los trabajadores a riesgos de especial
gravedad para su seguridad y salud, comprendidos los indicados en la relación no exhaustiva que figura en el
anexo II (ver figura 2).
Promotor: cualquier persona física o jurídica por cuenta de la cual se realice una obra.
Proyectista: autor o autores, por encargo del promotor, de la totalidad o de parte del proyecto de obra.
Coordinador en materia de seguridad y salud durante la elaboración del proyecto: técnico competente
designado por el promotor para coordinar, durante la fase del proyecto de obra, la aplicación de los principios
que se mencionan en el artículo 8 de dicho Real Decreto.
Coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución de la obra: técnico competente integrado en
la dirección facultativa designado por el promotor para llevar a cabo las tareas que se mencionan en el artículo
9 de dicho Real Decreto.
Dirección facultativa: técnico o técnicos competentes designados por el promotor, encargados de la dirección
y del control de la ejecución de la obra.
Contratista: persona física o jurídica que asume contractualmente ante el promotor, con medios humanos y
materiales propios o ajenos, el compromiso de ejecutar la totalidad o parte de las obras con sujeción al proyecto
y al contrato.
Subcontratista: persona física o jurídica que asume contractualmente ante el contratista, empresario principal,
el compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de la obra, con sujeción al proyecto por el que
se rige su ejecución.
Trabajador autónomo: persona física distinta del contratista y del subcontratista que realiza de forma personal
y directa una actividad profesional sin sujeción a un contrato de trabajo y que asume contractualmente ante el
promotor, el contratista o el subcontratista el compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de
la obra. Cuando el trabajador autónomo emplee en la obra a trabajadores por cuenta ajena tendrá la
consideración de contratista o subcontratista a efectos del Real Decreto 1627/1997.
Trabajos con riesgos especialmente graves de sepultamiento, hundimiento o caída de altura por las particulares
características de la actividad desarrollada, los procedimientos aplicados o el entorno del puesto de trabajo.
Trabajos en los que la exposición a agentes químicos o biológicos suponga un riesgo de especial gravedad o
para los que la vigilancia específica de la salud de los trabajadores sea legalmente exigible.
Trabajos con exposición a radiaciones ionizantes para los que la normativa específica obliga a la delimitación
de zonas controladas o vigiladas.
Trabajos en la proximidad de líneas eléctricas de alta tensión.
Trabajos que expongan a riesgo de ahogamiento por inmersión.
Obras de excavación de túneles, pozos y otros trabajos que supongan movimientos de tierra subterráneos.
Trabajos realizados en inmersión con equipo subacuático.
Trabajos realizados en cajones de aire comprimido.
Trabajos que impliquen el uso de explosivos.
Trabajos que requieran montar o desmontar elementos prefabricados pesados.
Algunas de las actuaciones que hay que tener en cuenta para garantizar un adecuado estado de orden y limpieza en la
obra son:
Planificar el acopio de material en función de las necesidades de la obra con el fin de evitar excedentes
innecesarios y gestionar la retirada del material sobrante.
Organizar la limpieza periódica de escombros, así como su almacenamiento provisional y evacuación.
La elección del emplazamiento de los puestos y de las áreas de trabajo teniendo en cuenta sus condiciones de acceso
y la determinación de las vías o zonas de desplazamiento o circulación.
Para el movimiento, el traslado y la elevación de los materiales en la obra se preverá, en la medida de lo posible, la
utilización de equipos de trabajo destinados a tal fin (por ejemplo, carretillas elevadoras, grúas, cabrestrantes,
montacargas, transpaletas, etc.) con objeto de reducir al máximo los riesgos derivados de la manipulación manual de
las cargas (caídas de material, cortes, sobreesfuerzos, etc.).
Cuando la manipulación mecánica no sea posible, para el manejo manual de materiales se considerarán otras medidas
que reduzcan los riesgos derivados de dicho manejo (por ejemplo, la formación de los trabajadores en la correcta
manipulación manual de cargas, el manejo de las cargas por varios trabajadores, etc.).
El mantenimiento, el control previo a la puesta en servicio y el control periódico de las instalaciones y los dispositivos
necesarios para la ejecución de la obra para corregir los defectos que pudieran afectar a la seguridad y salud de los
trabajadores.
Las áreas de almacenamiento de los materiales deben diferenciarse en función de sus características e
incompatibilidades. Algunos de los aspectos que se han de considerar para el citado almacenamiento son:
Forma en la que se va a llevar a cabo la ubicación de los materiales para garantizar la estabilidad (organización del
apilamiento, altura máxima, necesidad de topes, etc.).
Sistemas de protección contra incendios que tienen que disponer los lugares en los que se almacenen los productos
inflamables (por ejemplo, disolventes) y combustibles (por ejemplo, tableros de madera para encofrados).
Señalización de los lugares de almacenamiento en función de la peligrosidad del producto (inflamabilidad, toxicidad,
etc.).
Cabe mencionar el caso particular de la recogida de materiales que contienen amianto, cuya gestión se ha de ajustar a
lo dispuesto en el Real Decreto 396/2006.
La adaptación, en función de la evolución de la obra, del período de tiempo efectivo que habrá de dedicarse a los
distintos trabajos o fases de trabajo.
En la adecuación de la planificación realizada para la obra motivada por cambios en el proceso constructivo hay que
tener en cuenta, entre otras cuestiones, los períodos de tiempo, los ritmos de trabajo, la concentración de empresas y
trabajadores, la incompatibilidad de actividades, etc., de tal forma que se evite la generación de nuevos riesgos.
Las obras de construcción son centros de trabajo en los que, de forma habitual, desarrollan su actividad varias
empresas (contratista, subcontratistas y trabajadores autónomos) de manera simultánea o sucesiva. Por lo tanto, su
cooperación se hace necesaria a fin de evitar o reducir y controlar tanto los riesgos que pueden ocasionarse por las
interferencias, incompatibilidades y contradicciones entre las distintas actividades, como el agravamiento que dichas
interferencias, incompatibilidades y contradicciones producen en los riesgos asociados a cada tarea.
Las interacciones e incompatibilidades con cualquier otro tipo de trabajo o actividad que se realice en la obra o cerca
del lugar en que se ejecuta la misma.
Las interacciones e incompatibilidades pueden ser ocasionadas por las actividades propias de la obra y por las externas
a ella desarrolladas dentro de su recinto o en sus proximidades.
En la siguiente relación se indican algunas de las normas reglamentarias del ámbito de la prevención de riesgos
laborales que destacan por su estrecha relación con las actividades del sector de la construcción.
El marco normativo relativo a la prevención de riesgos laborales se completa con la aprobación de otras disposiciones
que incluyen en su desarrollo aspectos relacionados con la seguridad y la salud.
Por su frecuente aplicación en el ámbito de las obras de construcción, se destacan las siguientes:
Real Decreto Legislativo 5/2000, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el
Orden Social.
En el citado texto se determinan, entre otras, las infracciones administrativas en el orden social por las acciones u
omisiones en materia de prevención de riesgos laborales estableciendo, igualmente, su tipificación, los sujetos
responsables de las mismas, así como las sanciones.
En este reglamento se determinan las condiciones técnicas y los requisitos que han de cumplir las instalaciones
eléctricas de baja tensión con el fin de asegurar su correcto funcionamiento, contribuir a su fiabilidad técnica y eficiencia
económica y garantizar, asimismo, la seguridad de las personas y de los bienes.
Más concretamente, la ITC BT-33 establece las prescripciones particulares para las instalaciones eléctricas de baja
tensión temporales de obra.
Real Decreto 836/2003, por el que se aprueba una nueva Instrucción Técnica Complementaria “MIE-AEM-2” del
Reglamento de aparatos de elevación y manutención, referente a grúas torre para obras u otras aplicaciones.
Dicha Instrucción tiene por objeto determinar las condiciones técnicas que, relacionadas con la seguridad, son exigibles
en el montaje y la utilización de las grúas torre para asegurar la protección de las personas y de los objetos frente a los
riesgos que puedan derivarse.
Real Decreto 837/2003, por el que se aprueba el nuevo texto modificado y refundido de la Instrucción Técnica
Complementaria “MIE-AEM-4” del Reglamento de aparatos de elevación y manutención, referente a grúas móviles
autopropulsadas.
Esta ley tiene como objetivo principal la mejora de las condiciones de trabajo, en general, y de las condiciones de
seguridad y salud de los trabajadores, en particular.
Con tal fin, se determinan, entre otros, los requisitos exigibles a las empresas que intervienen en el proceso de
subcontratación (contratistas y subcontratistas), las condiciones en las que debe llevarse a cabo dicho sistema de
organización productiva (sistema de subcontratación), así como los mecanismos para la acreditación, el registro y el
control documental del cumplimiento de los requisitos mencionados (Registro de Empresas Acreditadas y Libro de
Subcontratación). Derivados de estas exigencias, cabe destacar la regulación de los aspectos relativos tanto al deber
de las empresas de vigilar la observancia de la ley por parte de las empresas subcontratistas y los trabajadores
autónomos con los que contraten (en referencia a su acreditación y registro y al cumplimiento del régimen de
subcontratación), como a la formación de sus recursos humanos (a nivel directivo y productivo) en materia de
prevención de riesgos laborales.
Real Decreto 1109/2007, por el que se desarrolla la Ley 32/2006, reguladora de la subcontratación en el Sector de la
Construcción.
Real Decreto 105/2008, por el que se regula la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición.
Entre otros aspectos, esta disposición define los conceptos de productor y poseedor de los residuos de construcción y
demolición y los identifica, respectivamente, en las figuras del titular del inmueble (que se va a construir o demoler) y
del ejecutante de la obra (contratista, subcontratistas y trabajadores autónomos), respectivamente, a efectos de
aplicación del propio real decreto.
La política de residuos que inspira esta ley apuesta por la prevención, maximizando el aprovechamiento de los recursos
y la disminución de los impactos adversos de su producción y gestión sobre la salud humana y el medio ambiente.
Determina el régimen jurídico de la producción y gestión de los residuos, delimita las obligaciones de productores y
gestores y establece un registro compartido entre las diferentes Administraciones.
Real Decreto 656/2017, por el que se aprueba el Reglamento de almacenamiento de productos químicos y sus
instrucciones técnicas complementarias.
Este reglamento tiene por objeto establecer las condiciones de seguridad en las instalaciones de almacenamiento,
carga, descarga y trasiego de productos químicos peligrosos.
Uno de los aspectos que cabe resaltar de la formulación de este convenio es el referente a la adaptación a la actualidad
normativa de las disposiciones mínimas de seguridad y salud de aplicación específica a las actividades del sector en
las obras.
Por otra parte, como resultado de lo establecido en el artículo 10 de la Ley 32/2006, reguladora de la subcontratación
en el Sector de la Construcción, cabe destacar, asimismo, las disposiciones que establecen los ciclos formativos
(programas y contenidos) en materia de prevención de riesgos laborales (primer ciclo [formación inicial] y segundo ciclo
[formación por puesto de trabajo o por oficio]), así como el programa formativo para el desempeño de las funciones de
nivel básico en el sector de la construcción.
Con respecto a los riesgos que hay que evaluar y las medidas preventivas que se deben implantar –en caso de ser
necesarias–, la presente unidad didáctica se centra en las actuaciones que ha de desempeñar el personal con funciones
preventivas correspondientes al nivel básico.
Por otra parte, en esta unidad didáctica también se tratan los aspectos esenciales de la vigilancia de la salud como
técnica preventiva complementaria de la evaluación de riesgos. Dicha técnica detecta los daños que origina el trabajo
sobre la salud de los trabajadores y que ponen de manifiesto las condiciones de trabajo que deben mejorarse. De forma
indirecta, permite identificar los riesgos no detectados inicialmente y, por lo tanto, actualizar la evaluación de riesgos.
1. Evaluación de riesgos
La protección colectiva se puede definir como la técnica dirigida a proteger a más de un trabajador frente a un mismo
riesgo en una determinada área de trabajo.
Los medios de protección colectiva empleados con mayor frecuencia en las obras de construcción son los que se van
a ver dentro de este apartado.
La evaluación de riesgos persigue conocer las condiciones de trabajo no controladas para actuar sobre ellas.
Se trata de un proceso que consiste en identificar los peligros de una actividad o tarea laboral, así como en estimar y
valorar los riesgos que comporta, con el fin de conocer si es necesario llevar a cabo actuaciones preventivas para evitar
o reducir y controlar dichos riesgos.
Se deberá efectuar una evaluación inicial de riesgos de todos los puestos de trabajo de la empresa teniendo en cuenta
las condiciones de partida.
A partir de esta evaluación inicial de riesgos, se volverán a evaluar aquellos puestos de trabajo que puedan verse
afectados por:
Además de las situaciones señaladas, es conveniente revisar la evaluación de riesgos en caso de producirse incidentes
de consideración que pongan de manifiesto que las medidas de prevención pueden ser inadecuadas o insuficientes.
Por otro lado, no será necesario evaluar los riesgos derivados de equipos de trabajo o instalaciones reguladas por la
normativa industrial, siempre que se cumplan los condicionantes que establezca su normativa.
Partiendo de unas condiciones de trabajo no seguras en las que se debe evaluar el riesgo, ¿qué situaciones se pueden
dar?
Que se trate de operaciones, actividades o procesos en los que el evaluador, contando con la formación
preventiva necesaria, puede llegar a una conclusión sin necesidad de recurrir a mediciones, análisis o ensayos.
Que se trate de operaciones, actividades o procesos que requieran para su evaluación mediciones, análisis o
ensayos y se disponga de normativa que indique los métodos que deben emplearse. En este caso, la evaluación
del riesgo se realizará conforme a las condiciones que la normativa concreta establezca.
Cuando no sea posible realizar la evaluación por apreciación directa o no exista normativa específica, se emplearán, si
es posible, otros métodos de reconocido prestigio.
En caso de no disponer de ninguna referencia, se empleará un método general de evaluación. Uno de los métodos más
habituales es el del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
De forma general, las evaluaciones de riesgos se clasifican, en función del grado de complejidad para efectuarlas, en:
Aquellas que requieren el establecimiento de una estrategia de medición para asegurar que los resultados
obtenidos caracterizan efectivamente la situación que se valora, o una interpretación o aplicación no mecánica
de los criterios de evaluación (son las más complejas).
Aquellas que no requieren para su realización emplear una estrategia de medición o la interpretación de los
criterios de evaluación por parte del evaluador. En este grupo se encuentran las evaluaciones elementales de
riesgos.
Con carácter general, un sistema de control de riesgos es un conjunto ordenado de medidas que tienen por objeto
mantener el nivel de los riesgos a los que estén expuestos los trabajadores por debajo de valores que puedan generar
daños considerables en su salud.
En particular, los sistemas elementales de control de riesgos son aquellos que, como consecuencia de su frecuente
aplicación ante un riesgo, son conocidos de antemano. Los más comunes son los medios de protección colectiva y los
equipos de protección individual. En este sentido, cabe recordar que el empleo de medios de protección colectiva
prevalecerá frente al uso de equipos de protección individual.
La protección colectiva se puede definir como la técnica dirigida a proteger a más de un trabajador frente a un mismo
riesgo en una determinada área de trabajo.
Por otra parte, los sistemas de redes de seguridad se clasifican, desde un punto de vista técnico, en los siguientes:
Sistema S (Red horizontal): está compuesto por red de seguridad con cuerda perimetral (Norma UNE-EN 1263).
La superficie mínima de paño es de 35 m2 y los lados del mismo deberán ser mayores o iguales a 5 m. El
sistema se emplea, tanto en obras de edificación como en obra civil, para la protección de grandes huecos
horizontales (patios interiores en las primeras o redes bajo tablero en la ejecución de los viaductos en las
segundas).
Sistema T (red de bandeja): red de seguridad sujeta a consolas para su utilización horizontal (Norma UNE-EN
1263), con el fin de limitar la altura de caída (posición B de la figura). Asimismo, puede emplearse en posición
vertical al objeto de limitar aún más la caída al exterior (posición A de la figura), aunque en este caso únicamente
protege los trabajos que se desarrollen sobre la losa o el forjado al cual se ancla el sistema.
Sistema U: red de seguridad sujeta a una estructura soporte para su utilización vertical (Norma UNE-EN 1263).
A diferencia de los otros sistemas contemplados en la norma UNE-EN 1263, el sistema U tiene por objeto
impedir las caídas de personas desde el área de trabajo donde se instala. Se puede considerar la utilización de
este tipo de red de seguridad en los sistemas provisionales de protección de borde como “protección intermedia”
entre la barandilla superior y la superficie de trabajo, como se verá más adelante.
Sistema V: red de seguridad con cuerda perimetral sujeta a un soporte tipo horca (Norma UNE-EN 1263). Se
utiliza, preferentemente, en las obras de edificación para la protección perimetral durante la ejecución de
estructuras en sus fases de encofrado, ferrallado y hormigonado. Este sistema de redes tampoco evita la caída,
sino que limita o atenúa las consecuencias de la misma.
Sistema de red vertical: está compuesto por redes de seguridad con cuerda perimetral para la protección de
huecos verticales, como balcones, terrazas, ventanas y cajas de escalera. Su colocación debe ser estirada y
ajustada al hueco que se va a proteger y los elementos de anclaje han de ser suficientemente resistentes.
Sistema de red bajo forjado: está compuesto por redes de seguridad con cuerda perimetral que limita la caída
de los trabajadores al forjado inferior o al vacío (Norma UNE 81652). Se emplean, tanto en el caso de colocación
de tableros en los encofrados continuos como cuando sólo se encofran jácenas y zunchos. Este sistema puede
ser de dos tipos: Desechables, normalmente las dimensiones de las redes son de 100 m de longitud y un ancho
variable, entre 5 y 6,5 m; reutilizables, la dimensión de los paños de red es de 1 m o 1,20 m de ancho, con una
longitud variable (3 m, 5 m o 10 m).
Existen diversos tipos de sistemas provisionales de protección de borde. Los más usuales son aquellos cuyos postes
se anclan al canto de los forjados (conocidos como sargentos) y los que se empotran en un cartucho (introducido
previamente en el forjado durante la fase de hormigonado del mismo).
Barandillas contrapesadas: útiles cuando no es posible taladrar el suelo (por ejemplo, cubiertas
impermeabilizadas).
Barandillas para instalar en estructuras metálicas, abrazando a las vigas.
Barandillas sujetas a postes tipo puntal metálico.
Se recomienda que la altura de la protección de borde no sea inferior a 1 m medido perpendicularmente a la superficie
de trabajo (reglamentariamente se establece una altura mínima de 90 cm).
Un sistema provisional de protección de borde debe estar constituido, al menos, por una barandilla principal, una
barandilla o protección intermedia, un plinto o rodapié y los postes o balaustres.
Estos huecos pueden protegerse con tapas de madera o de otro material lo suficientemente grandes y resistentes para
cubrir ampliamente la superficie de los mismos.
Con objeto de garantizar la solidez de la protección, las tapas tienen que fijarse adecuadamente en el hueco que se va
a proteger.
Viseras y marquesinas
Son sistemas que se instalan en las vías de circulación de personas (tanto de los trabajadores en la obra como, en su
caso, de personas ajenas a la misma) para protegerlas frente a la caída de materiales desde niveles superiores.
Elementos que se instalan en los extremos de las esperas de la ferralla para evitar los riesgos de corte que se pueden
producir, principalmente, durante la ejecución de la estructura.
Se trata de barreras físicas instaladas en la proximidad de los bordes de los cortes de terreno para evitar el riesgo de
caída de los vehículos y de la maquinaria de movimiento de tierras.
La naturaleza del terreno y las solicitaciones a las que el mismo se encuentre sometido (vías de acceso, circulación y
maniobras, etc.) condicionan la distancia a la que tiene que instalarse este tipo de protección.
Dispositivos u obstáculos fijados al suelo, junto a los bordes de zonas de vertido, con la resistencia y altura suficientes
para impedir el avance de las ruedas de los vehículos que efectúen dicho vertido.
Fijos: son aquellos que se mantienen en su posición (cerrados), ya sea de forma permanente (soldadura) o por
medio de elementos de fijación (tornillos), que impiden que puedan ser retirados o abiertos sin el empleo de
una herramienta. Los resguardos fijos, a su vez, se pueden clasificar en: envolventes, es decir, que encierran
completamente la zona peligrosa; y distanciadores, es decir, aquellos que por sus dimensiones y distancia a la
zona de peligro la hacen inaccesible.
Móviles: son aquellos resguardos articulados o guiados que es posible abrir sin utilizar herramientas. Para
garantizar su eficacia protectora, han de ir asociados a un dispositivo de enclavamiento, con o sin bloqueo.
Regulables: son aquellos resguardos (fijos o móviles) que son regulables en su totalidad o que incorporan
partes regulables. Cuando se ajustan a una cierta posición, sea de forma manual (reglaje manual) o automática
(autorregulable), permanecen en ella durante la realización de una operación determinada.
Se entiende por EPI cualquier dispositivo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno
o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud, así como cualquier complemento o accesorio destinado
a tal fin.
Categorías de EPI
Los equipos de protección individual se agrupan en tres categorías en función del grado de peligrosidad de los riesgos
frente a los que protegen:
Categoría I: protegen frente a los riesgos mínimos, son de diseño sencillo y el usuario puede juzgar por sí mismo
su eficacia al percibir sin peligro los riesgos de forma progresiva. Un ejemplo de EPI de esta categoría
corresponde a los guantes de jardinería o las gafas de sol. El fabricante puede certificar directamente el
cumplimiento de las exigencias de seguridad y salud.
Categoría II: protegen frente a los riesgos de grado medio o elevado, pero no de consecuencias mortales o
irreversibles, como las mascarillas de retención de partículas. Antes de ser fabricados deben someterse a un
examen normalizado realizado por un organismo independiente. Si se supera dicho examen, el organismo
correspondiente expedirá un certificado en el que constará que el EPI cumple con las exigencias esenciales de
seguridad y salud.
Categoría III: protegen frente a los riesgos de consecuencias mortales o irreversibles. Son, entre otros, los
equipos que protegen frente a gases irritantes o tóxicos, equipos contra la caída desde altura, equipos de
protección frente a riesgos eléctricos y equipos de protección frente a temperaturas extremas (por debajo de
–50 ºC o superiores a 100 ºC). Para utilizar correctamente los EPI de esta categoría, dado que protegen frente
a riesgos mortales o irreversibles, se deben organizar sesiones formativas con el fin de evitar los posibles fallos
que los trabajadores pudieran tener durante el manejo de los mismos.
Este tipo de EPI está obligado a superar el examen normalizado y someterse a un control de fabricación.
Los EPI que utilicen los trabajadores en la obra deben llevar el marcado “CE”, que asegura que los mismos cumplen con
la normativa vigente.
Un EPI tiene que reunir una serie de condiciones: ser eficaz, adecuado al riesgo, práctico y de fácil mantenimiento.
Protección de la cabeza: se utilizan para la protección del cráneo frente a determinados riesgos derivados de
una actividad laboral. En las obras de construcción es muy frecuente el uso de cascos que protegen al
trabajador de los riesgos de caída de objetos y golpes en la cabeza.
Protección de pies y piernas: el calzado de uso profesional es cualquier tipo de calzado destinado a proteger el
pie frente a determinados riesgos derivados de la realización de una actividad laboral. En función de los riesgos
particulares que se van a proteger, el calzado deberá disponer de características técnicas acordes a estos
riesgos. Además del calzado de uso profesional, existen otra serie de EPI para la protección de las piernas,
como rodilleras, polainas, etc.
Protección de ojos y cara: el empleo de determinados equipos de trabajo y herramientas en las distintas
actividades del proceso constructivo puede originar proyecciones en los ojos y la cara. Para evitar o reducir los
daños ocasionados por estos riesgos se deberá emplear un equipo de protección ocular o facial adecuado que
proteja los ojos o la cara, según corresponda.
Protección de las vías respiratorias: en las obras de construcción se generan gran cantidad de partículas, como
polvos, humos, nieblas, gases o vapores, con capacidad de afectar a las vías respiratorias del trabajador por
inhalación y provocar, por lo tanto, diversas enfermedades de carácter respiratorio. Los equipos de protección
respiratoria se clasifican en: filtrantes (retienen los contaminantes en un filtro) y aislantes (proporcionan unas
condiciones respiratorias aisladas de las del entorno de trabajo). En este último caso, el sistema suministra al
usuario un gas respirable (aire u oxígeno) ante la deficiencia de oxígeno, o para evitar la respiración de aire
contaminado con capacidad de dañar gravemente la salud del usuario.
Protección de los oídos: los protectores auditivos son equipos de protección individual cuya función es atenuar
los niveles de ruido que resulten dañinos. Existen distintos tipos de protecciones auditivas en función del nivel
de ruido que se pretenda atenuar: a) Tapones auditivos y arcos aurales: ocluyen exclusivamente el oído y son
los que tienen menor capacidad de atenuación del nivel de ruido; b) Orejeras: cubren las orejas y tienen una
mayor capacidad de atenuación del nivel de ruido; c) Cascos antirruido: cubren las orejas y gran parte de la
cabeza. Son los que proporcionan mayor atenuación del nivel de ruido.
Protección de manos y brazos: protegen de uno o varios peligros. Las características de estos EPI estarán en
función de los riesgos de los que vayan a proteger (mecánicos, eléctricos, químicos, etc.). Los protectores de
las manos y los brazos más habituales en las obras de construcción son los guantes, los manguitos y las
muñequeras.
Ropa de protección: es aquella diseñada para proteger contra uno o varios peligros (inclemencias
meteorológicas, agresiones mecánicas, proyecciones de metales en fusión, agentes químicos, rayos X,
contaminación radiactiva, etc.) durante la realización del trabajo. No se considera ropa de protección la que
únicamente tiene como finalidad la diferenciación corporativa. Por otro lado, en todas las obras se emplea ropa
destinada a señalizar visualmente la presencia del usuario para que este sea detectado en situaciones de riesgo,
tanto en presencia de luz diurna como de un haz de luz artificial. Estas prendas de alta visibilidad pueden ser:
parcas, brazaletes, monos, chalecos, etc.
Equipos de protección contra las caídas desde altura: en este caso la elección del equipo adecuado es
primordial, dado que pertenecen a la categoría III que se ha mencionado anteriormente (una selección o un
manejo inadecuado pueden tener consecuencias nefastas). Dentro de estos equipos se encuentran los
sistemas anticaídas que están compuestos por: un arnés, un punto de anclaje seguro (que puede ser un
elemento fijo o una línea de anclaje) y una conexión para unir el arnés a dicho punto de anclaje (en algunos
casos, esta conexión dispone de un absorbedor de energía). Todos los elementos del sistema también son EPI
y su eficacia depende del conjunto. Los sistemas anticaídas están destinados a conseguir la parada segura del
trabajador que cae. Para ello: 1) La altura recorrida por el cuerpo a consecuencia de la caída debe ser la mínima
posible; 2) El frenado de la caída tiene que producirse en las condiciones menos perjudiciales para el trabajador;
3) Ha de asegurarse su mantenimiento en suspensión y sin daño hasta la llegada del auxilio. En la selección del
sistema anticaídas adecuado han de considerarse: sus características de diseño y de comportamiento en caso
de caída, la presencia de obstáculos, la libertad de movimientos requerida por el trabajador para la ejecución
de la tarea y la situación del punto de anclaje.
En el caso de que los riesgos, tras su evaluación, no se hayan controlado suficientemente con medidas preventivas de
carácter organizativo, técnico y de formación, deberán implantarse medidas complementarias que refuercen dicho
control.
La promoción y el fomento del orden y de la limpieza en el lugar de trabajo, así como de la adopción de comportamientos
seguros y la señalización en materia de seguridad y salud, son algunas de estas medidas complementarias.
La señalización de seguridad y salud en el trabajo aporta una advertencia, obligación o instrucción a través de una señal
en forma de panel, un color, una señal luminosa o acústica, una comunicación verbal o una señal gestual, según proceda.
La señalización no es una medida sustitutiva de cualquier otra de carácter organizativo, técnico (por ejemplo, medios
de protección colectiva, equipos de protección individual, etc.) o de formación e información.
La señalización ha de utilizarse siempre que el análisis de los riesgos, de las situaciones de emergencia previsibles y de
las medidas preventivas adoptadas, ponga de manifiesto la necesidad de:
c. Tipos de señales
Asimismo, cabe diferenciar la señalización indicativa que facilita información de orden diferente a las anteriores y, por
lo general, no está específicamente normalizada.
Señalización gestual
La señal gestual está constituida por un movimiento o disposición de los brazos o de las manos en forma codificada,
con el fin de guiar a las personas que estén realizando maniobras que constituyan un riesgo o peligro para los
trabajadores.
La señal acústica consiste en la emisión de un sonido codificado y difundido por medio de un dispositivo apropiado, sin
intervención de voz humana o sintética.
Comunicación verbal
La comunicación verbal está constituida por mensajes predeterminados en los que se utiliza voz humana o sintética.
Por ejemplo, el aviso de alarma, la orden de evacuación y las instrucciones frente a posibles situaciones de emergencia
difundidas mediante mensajes verbales emitidos por megafonía.
El acceso a las zonas o locales en los que se realicen actividades que requieran la utilización de equipos de
protección individual.
Las zonas o locales de acceso restringido a personal autorizado debido a las características de la actividad que
se realiza en los mismos (por ejemplo, salas de máquinas, túnel en excavación, etc.).
Posibles situaciones de emergencia e instrucciones a seguir ante dichas situaciones.
Equipos de lucha contra incendios (por ejemplo, los extintores), salidas y recorrido de las vías de evacuación
así como la ubicación de las instalaciones y de los medios de primeros auxilios (botiquín, camilla, etc.).
Cualquier otra situación que, como consecuencia de la evaluación de riesgos y de las medidas implantadas, así
lo requiera, como, por ejemplo: la existencia de los riesgos de caída y de choque; la delimitación de las vías de
circulación; la presencia de tuberías, recipientes y áreas de almacenamiento de sustancias y mezclas
peligrosas; etc.
Preferentemente, las señales se instalarán a una altura y en una posición apropiadas (en relación con la visual
del trabajador) así como cerca del riesgo u objeto que deba señalizarse o, cuando se trate de un riesgo general,
en el acceso a la zona de riesgo.
El lugar de emplazamiento de la señal debe estar bien iluminado, ser accesible y fácilmente visible. Si la
iluminación general es insuficiente, se empleará una iluminación adicional o se utilizarán colores o materiales
fotoluminiscentes.
No se instalarán demasiadas señales próximas entre sí.
La vigilancia de la salud es una actividad preventiva, incluida en la disciplina de Medicina del trabajo, consistente en
evaluar el estado de salud de los trabajadores conforme a los riesgos a los que están expuestos en el desarrollo de su
actividad profesional. La vigilancia de la salud es un derecho establecido reglamentariamente y, recíprocamente, una
actividad obligada para el empresario.
Mediante la realización de los reconocimientos médicos específicos del puesto de trabajo se persigue conocer si el
individuo está sufriendo algún daño en su salud motivado por la actividad que desempeña y, en tal caso, ponerlo en
conocimiento del resto de técnicos de prevención de cada especialidad con los que cuenta la organización preventiva
de la empresa con el fin de que propongan medidas preventivas que supriman o reduzcan los riesgos que originan los
citados daños.
Uno inicial tras la incorporación al trabajo o después de la asignación de tareas específicas con nuevos riesgos para la
salud. Cuando el trabajador se reincorpore al puesto de trabajo tras una ausencia prolongada por motivos de salud.
b. Para las empresas enmarcadas en el ámbito de aplicación del vigente Convenio General del
Sector de la Construcción
Los reconocimientos médicos son voluntarios por parte de los trabajadores, excepto cuando:
Exista alguna disposición legal en relación con los riesgos específicos que obligue a ello.
Sean imprescindibles para evaluar los efectos de las condiciones de trabajo.
Los riesgos a los que está expuesto el trabajador puedan constituir un peligro para sí mismo o para los demás.
Los resultados de la vigilancia de la salud únicamente han de ser comunicados a los propios trabajadores.
No obstante, el empresario y las personas u órganos con responsabilidades en materia de prevención de riesgos
laborales serán informados de las conclusiones que se deriven de los reconocimientos efectuados en relación con la
aptitud del trabajador para el desempeño del puesto de trabajo, o con la necesidad de introducir o mejorar las medidas
de protección y prevención para que puedan desarrollar correctamente su función en materia preventiva.
Con carácter previo, el empresario debe, a través de su organización preventiva, realizar una evaluación de riesgos que
permita identificar, estimar y valorar aquellos presentes en el lugar de trabajo. Tomando como base esta evaluación, se
determinarán las medidas preventivas que hay que implantar en coherencia con los principios generales de la acción
preventiva contenidos en el artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (recordar el apartado 1.1 de la
unidad didáctica 2).
Las condiciones de trabajo son todas las que afectan al trabajador en el lugar de trabajo, si bien, en el ámbito de la
prevención de riesgos laborales, se analizan, exclusivamente, aquellas que pueden tener una influencia significativa en
la generación de riesgos para su seguridad y salud, es decir, las que son insanas o inseguras.
En la presente unidad didáctica se tratan los riesgos más importantes derivados de las condiciones materiales del lugar
trabajo y se sugieren medidas preventivas de carácter general que han de adoptarse frente a dichos riesgos.
A continuación, en la presente se abordan los riesgos más significativos que se originan en los lugares de trabajo como
consecuencia de la presencia de agentes físicos, químicos y biológicos, por un lado, y de la carga, organización y
contexto socioambiental del trabajo, por otro. Asimismo, se proponen algunas medidas preventivas de carácter general
que hay que adoptar frente a tales riesgos.
Por último, en aplicación de lo expuesto, se desarrolla una evaluación elemental de riesgos tomando como base el
método propuesto por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).
Dentro de los posibles daños para la seguridad y salud de los trabajadores, son muy frecuentes los que se producen en
forma de lesiones como consecuencia de los accidentes originados por unas deficientes condiciones materiales del
lugar de trabajo (cabe recordar que este es el campo de actuación de la especialidad preventiva de “Seguridad en el
trabajo”).
Estas condiciones materiales corresponden a las características constructivas, el estado de orden y limpieza, los
equipos de trabajo y las instalaciones existentes en el lugar de trabajo.
Algunos riesgos derivados de las condiciones constructivas y el estado de orden y limpieza de los lugares de trabajo se
indican en la relación no exhaustiva siguiente:
Una vez manifestado el riesgo, la probabilidad de que se produzca un daño y su gravedad dependerán, por un lado, de
la altura desde la cual se produzca la caída y, por otro, de la forma en la que el trabajador caiga.
Para eliminar o reducir y controlar el riesgo de caída desde altura se deberán adoptar medidas encaminadas,
principalmente, a la instalación de medios de protección colectiva en los desniveles existentes en el lugar de trabajo
(como consecuencia de la presencia de huecos, aberturas, bordes, etc.).
Entre las medidas preventivas de tipo colectivo que hay que implantar para el control del riesgo de caída de personas
desde altura se encuentran los sistemas provisionales de protección de bordes (barandillas) y las redes de seguridad.
No obstante, dado que la implantación de medios de protección colectiva puede resultar, en ocasiones, insuficiente para
eliminar o reducir y controlar el riesgo hasta niveles tolerables, puede ser necesario complementar estos medios con el
uso de un equipo de protección individual (por ejemplo, un EPI contra las caídas de altura o sistema anticaídas).
El riesgo de caída de personas al mismo nivel como consecuencia de las condiciones constructivas del lugar de trabajo
suele originarse por la existencia de superficies de tránsito irregulares o deslizantes.
Las medidas preventivas que se han de adoptar estarán encaminadas al acondicionamiento de dichas superficies.
Además de las referidas condiciones constructivas de las superficies de tránsito, el deficiente or-den del lugar de trabajo,
como consecuencia de la presencia de escombros o restos de embalajes que se depositan en el suelo (flejes, plásticos),
el vertido accidental de líquidos, etc., puede ser también la causa del riesgo de caída al mismo nivel. En estas situaciones
se requiere, como medida preventiva, el mantenimiento del lugar de trabajo en adecuadas condiciones de orden y
limpieza.
Por lo tanto, el mantenimiento del orden y la limpieza en el lugar de trabajo se considera también necesario para el
control del riesgo de pisadas sobre objetos. No obstante, en ocasiones, se precisará que los trabajadores utilicen
calzado de uso profesional con plantilla resistente a la perforación y antideslizante.
La utilización de calzado de uso profesional con plantilla resistente a la perforación se hace necesario en la mayoría
de las actividades que se realizan en las obras de construcción, debido a la alta probabilidad de que se produzcan
daños con elementos punzantes (puntas, clavos, etc.).
Durante estos desplazamientos el trabajador puede colisionar con objetos que supongan un obstáculo (elementos
constructivos, equipos o mobiliario de trabajo, materiales acopiados indebidamente, etc.) y que pueden ser causantes
de magulladuras, cortes, pinchazos, etc.
Las actuaciones preventivas generales que hay que tener en cuenta frente a este riesgo son, entre otras:
Caída de objetos
El riesgo de caída de objetos sobre los trabajadores se produce por la concurrencia, entre otras, de las siguientes
circunstancias:
Una vez manifestado el riesgo, la probabilidad de que ocurra un daño y la gravedad del mismo dependerán de la
presencia de los trabajadores en el área de caída, la altura a la que se encontraba el objeto y la forma y el peso del
mismo.
Por otra parte, se deberán acotar y señalizar las áreas afectadas por una posible caída de objetos desde altura.
Derrumbamiento
Se produce, generalmente, como consecuencia de un fallo estructural en el lugar de trabajo (por ejemplo, pérdida de
estabilidad o falta de resistencia de los elementos de un encofrado, derrumbe incontrolado durante la ejecución de una
demolición, vuelco de una obra de fábrica recién levantada por la acción del viento, etc.).
Como resultado, se puede producir que los trabajadores que se encuentren en el área de influencia del riesgo resulten
sepultados.
Asimismo, puede manifestarse el riesgo de derrumbamiento de las paredes de excavación durante la ejecución de
determinadas operaciones de movimiento de tierras que conllevan la formación de cortes o de taludes en el terreno, así
como durante la excavación de túneles y galerías subterráneas.
Con el fin de eliminar o reducir y controlar los riesgos descritos se deberán considerar, entre otras, las siguientes
medidas preventivas:
Planificar las actividades (acopios, circulación de vehículos, etc.) de tal forma que se evite la sobrecarga de los
elementos portantes de la obra (estructurales) o de otras zonas de la misma (cortes del terreno).
En caso necesario, disponer de sistemas de armado, sujeción, refuerzo o apoyo con el fin de asegurar la
resistencia y estabilidad de estos elementos.
Por otra parte, para facilitar y llevar a cabo el proceso constructivo de las estructuras es habitual el empleo de diversos
elementos auxiliares: puntales, cerchas, cimbras, autocimbras, mesas y carros de encofrado, encofrados trepantes o
deslizantes, etc.
Estos elementos auxiliares se deben proyectar, calcular, montar y mantener de manera que puedan soportar sin
riesgos las cargas a los que sean sometidos y, de este modo, garantizar que no se produce un fallo estructural.
Con objeto de contribuir al control y a la reducción de algunos de los riesgos que se derivan de las condiciones
materiales del lugar de trabajo se han de considerar, entre otras, las siguientes observaciones:
b. Cuando deban realizarse trabajos en la proximidad de huecos, bordes o aberturas con riesgo de caída desde
altura se utilizará el EPI apropiado (por ejemplo, un sistema anticaídas).
c. El desecho de los desperdicios, así como el vertido de escombros, se realizará mediante los sistemas previstos
a tal fin (recipientes de basura, contenedores, trompas de vertido, etc.).
d. No se verterán materiales por los huecos, bordes o aberturas del lugar de trabajo.
Los equipos de trabajo (medios auxiliares, maquinaria y herramientas) ocasionan riesgos que pueden afectar, tanto a
los trabajadores que los utilizan como a aquellos que se encuentren en el área de influencia de dichos equipos.
La evaluación de riesgos de los puestos de trabajo debe tener en cuenta todos los riesgos derivados de cualquiera de
las actividades relacionadas con la utilización de los equipos de trabajo empleados.
Se entiende como utilización de un equipo de trabajo cualquier actividad referida al mismo, tales como: la puesta en
marcha o la detención; el propio uso; el transporte; la reparación; la transformación; así como el mantenimiento y la
conservación, incluida, en particular, la limpieza.
La instrucción a los trabajadores acerca del uso correcto de los equipos de trabajo es una de las medidas preventivas
fundamentales para controlar y reducir, entre otros, los riesgos que su utilización origina sobre el lugar de trabajo.
Los equipos de trabajo no deben emplearse de forma, en operaciones o en condiciones contraindicadas por el
fabricante. Tampoco han de utilizarse sin los elementos de protección previstos.
Cabe destacar los siguientes riesgos que se pueden derivar del uso de los equipos de trabajo:
Asimismo, este riesgo se puede manifestar durante la ejecución de labores de mantenimiento, inspección o reparación
de aquellos elementos del equipo de trabajo que se encuentran en altura (por ejemplo, la pluma de una grúa).
En este sentido, se ha de asegurar que los trabajadores puedan acceder y permanecer en condiciones de seguridad en
todos los lugares necesarios para la utilización, ajuste y mantenimiento del equipo de trabajo.
Cuando sea preciso el uso de un equipo de trabajo específicamente diseñado o proyectado para la realización de los
trabajos temporales en altura (plataformas elevadoras, andamios, escaleras, etc.), tiene que seleccionarse el más
adecuado a la naturaleza del trabajo y a las dificultades previsibles, de forma que el acceso y la permanencia de los
trabajadores no suponga un riesgo para la seguridad y salud.
En su elección hay que tener en cuenta, en particular, que ha de darse prioridad a las medidas de protección colectiva
frente a las de protección individual, y que tal elección no puede subordinarse a criterios económicos.
En las obras de construcción, este riesgo se incrementa por el uso frecuente y generalizado de equipos de trabajo
portátiles.
Las medidas preventivas generales que hay que tener en cuenta para reducir al máximo el riesgo de caída de este tipo
consisten, principalmente, en promover el orden a través de actuaciones, tales como:
Caída de objetos
El riesgo de caída de objetos desde altura puede derivarse del uso de equipos de trabajo, tanto para la elevación y los
movimientos de cargas (por ejemplo, grúas, cabrestantes, etc.) como para la realización de trabajos en altura (por
ejemplo, plataformas de trabajo, andamios, plataformas voladas para la carga y descarga de materiales, etc.).
Las medidas preventivas que se han de adoptar frente al riesgo de caída de objetos variarán, en cierta medida, en
función del tipo de equipo de trabajo que se esté utilizando.
En este caso, algunas medidas preventivas que se deben adoptar para eliminar o reducir y controlar el riesgo de caída
de objetos desde altura son:
Colocar la carga de manera ordenada, estable y sin sobrepasar el volumen creado por el contenedor o recipiente
de transporte.
No sobrepasar la carga admitida por el equipo de trabajo o por cualquiera de los elementos que intervienen en
la elevación (gancho, eslingas, batea, etc.).
Velar por que se realicen las revisiones periódicas de todos los elementos de elevación de cargas.
Establecer, en la medida de lo posible, las vías de circulación y áreas de trabajo fuera del ámbito del movimiento
de las cargas.
Por otra parte, en las obras de construcción es muy frecuente el riesgo de caída de objetos desde altura debido al
manejo de materiales y herramientas durante la ejecución de trabajos realizados sobre andamios. Este riesgo podría
controlarse y reducirse velando por la adopción de las siguientes medidas preventivas:
Por ejemplo, durante la demolición de elementos de hormigón mediante el empleo de un martillo neumático se produce
la proyección de partículas de un tamaño tal que pueden ocasionar daños de tipo lesivo (principalmente, en cara y ojos).
En la situación descrita, los trabajadores han de utilizar protección ocular o facial frente al riesgo de proyección de
partículas de hormigón. Asimismo, es conveniente delimitar la zona afectada para impedir que trabajadores ajenos a la
tarea se vean afectados por el riesgo mencionado.
Con carácter general, para evitar el riesgo de proyección de partículas se adquirirán máquinas o herramientas que
dispongan de sistemas que apantallen la fuente de proyección (disco de corte, sierra de vaivén, etc.).
Por otro lado, algunas de estas máquinas, como las diseñadas para el movimiento de tierras o para la elevación de
cargas, disponen de elementos móviles (palas, plumas, etc.) que durante su manejo describen un área de barrido, lo
que entraña el riesgo de golpe ocasionado por dichos elementos.
Por lo tanto, la circulación de las máquinas autopropulsadas y, en su caso, los movimientos de sus elementos móviles
crean áreas de peligro para los trabajadores que se encuentran en las proximidades.
En este sentido, se tendrán que adoptar las medidas preventivas encaminadas a evitar el contacto de las máquinas o
de alguno de sus elementos con los trabajadores.
Planificar los accesos y las vías de circulación de manera que sean independientes para los trabajadores y las
máquinas.
Delimitar las áreas de trabajo de las máquinas.
Designar responsables de operaciones y señalistas que orienten a los operadores de estos equipos de trabajo
durante la realización de las maniobras peligrosas o fuera de su campo visual.
En el caso de las máquinas fijas, la pérdida de estabilidad y el consiguiente vuelco pueden estar provocados por un
emplazamiento inadecuado como, por ejemplo, junto a la coronación de taludes o sobre superficies irregulares, de
escasa resistencia o excesiva pendiente.
En dichas situaciones las actuaciones preventivas deben dirigirse a ubicar las máquinas fijas en emplazamientos
estables o a disponer de los elementos necesarios para garantizar su estabilidad (superficies de apoyo resistentes,
calzos, etc.).
En el caso de las máquinas autopropulsadas, con el fin de evitar el riesgo de quedar atrapado por un posible vuelco, se
ha de evitar, en la medida de lo posible, la presencia de los trabajadores en las áreas de maniobras de las máquinas
mediante las medidas de planificación y delimitación de estas áreas mencionadas en el punto anterior.
No obstante, no deben obviarse otro tipo de actuaciones preventivas relacionadas con la propia seguridad de las
máquinas y su utilización, tales como:
Velar por una adecuada conducción y un manejo acorde con las características del terreno y de las cargas que
se transporten.
Planificar la instalación de barreras de delimitación de la coronación de taludes o, en su caso, de sistemas que
garanticen la resistencia del terreno en las zonas de maniobras.
Algunos de los equipos de protección individual que deben utilizarse cuando los riesgos materiales generados por
los equipos de trabajo no hayan sido suficientemente controlados son:
Chaleco o ropa de alta visibilidad frente al riesgo de atropello o golpe con vehículos.
Casco de protección del cráneo frente al riesgo de caída de objetos desde altura.
A efectos de desarrollo del presente apartado, se estudiarán los posibles riesgos de naturaleza material derivados de
las instalaciones en el lugar de trabajo y, en concreto, de las de suministro de energía, por ser las más habituales en las
obras.
Contacto eléctrico directo: es aquel que se produce con las partes activas de la instalación, es decir, elementos que han
sido diseñados para estar en tensión en condiciones de funcionamiento (por ejemplo, cables conductores, enchufes,
etc.).
Por lo general, este riesgo se origina por defectos de aislamiento de los componentes activos de las instalaciones.
Frente al riesgo mencionado, las actuaciones preventivas que se han de considerar estarán dirigidas a garantizar el
correcto aislamiento de los componentes activos que forman parte de la instalación. Concretamente, en el caso de las
obras, algunas medidas preventivas que hay que implantar frente al riesgo de contacto eléctrico directo son:
Proteger la instalación frente a las agresiones mecánicas (por ejemplo, mediante la cubrición resistente de las
mangueras, el cierre eficaz de los cuadros eléctricos, etc.).
Controlar periódicamente el estado de aislamiento de los componentes de la instalación y corregir los defectos
que se detecten (mangueras o enchufes deteriorados, cuadros eléctricos sin protección, etc.).
Velar por que los trabajadores utilicen correctamente las instalaciones.
Contacto eléctrico indirecto: es aquel que se produce, generalmente, con equipos de trabajo que accidentalmente se
han puesto en tensión como consecuencia de posibles defectos en la instalación eléctrica
Las medidas preventivas para evitar el contacto eléctrico indirecto se encuentran establecidas reglamentariamente
(Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión –REBT– y su Instrucción Técnica Complementaria –ITC-BT 24–). Estas
medidas se concretan en aquellas que deben llevarse a cabo sobre los equipos y la instalación eléctrica de suministro
y en el control periódico de las instalaciones de protección (sistema de puesta a tierra y dispositivos de corte
automático).
Por corte automático de la alimentación (por ejemplo, combinando la puesta a tierra de las masas con un
interruptor diferencial).
Por empleo de equipos de Clase II o por aislamiento equivalente (aislamiento doble o reforzado).
Por separación eléctrica de circuitos.
Por conexión equipotencial local.
Los principales riesgos que se derivan de la existencia de este tipo de instalaciones son los de incendio y explosión.
Con objeto de garantizar la seguridad de este tipo de instalaciones, la primera consideración que hay que tener en
cuenta en su implantación es el cumplimiento de los requisitos establecidos por las normas que les sean de aplicación
en cada caso, tanto en lo relacionado con su instalación como con las operaciones de revisión y mantenimiento que
hay que realizar.
No obstante, frente a los riesgos mencionados, se considerarán las siguientes medidas preventivas de carácter general:
2. Riesgos ligados a los agentes físicos, químicos y biológicos presentes en el ambiente de trabajo y
su prevención.
La presencia de agentes físicos, químicos y biológicos en el ambiente de trabajo puede influir en la producción de
riesgos para la seguridad y la salud del trabajador.
Los mencionados agentes con capacidad de ocasionar riesgos son, por lo general, medibles. Cuando se requiera, el
personal competente desarrollará una estrategia de medición para determinar la gravedad de los riesgos que se derivan
de las condiciones físicas, químicas o biológicas del lugar de trabajo.
Como agentes físicos cuya presencia en el ambiente de trabajo puede influir en la generación de riesgos laborales cabe
citar:
Ruido
En el ámbito de la prevención de riesgos laborales se puede definir el ruido como el sonido que por sus características
de frecuencia (hercios) e intensidad (decibelios) es indeseado o molesto y puede afectar a la salud de los trabajadores.
Los efectos que se pueden provocar sobre los trabajadores por la exposición al ruido son, en algunos casos, difíciles de
determinar. En cualquier caso, su gravedad dependerá de las características del ruido, así como del tiempo de
exposición. Algunos de dichos efectos son:
Los empresarios han de adoptar, sobre la base de una evaluación de la exposición apoyada, como norma general, en la
medición de los niveles de ruido, un programa de medidas técnicas y de organización destinado, según el siguiente
orden de prioridades, a:
Las medidas técnicas y de organización destinadas a la eliminación o, en su caso, reducción del ruido en el lugar de
trabajo se adoptarán conforme a un orden de prioridades, según el cual se actuará en:
La fuente o foco productor del ruido; por ejemplo, adquiriendo equipos de trabajo que produzcan el menor nivel
posible de ruido.
El medio de transmisión; dotando a los lugares y puestos de trabajo de los elementos apropiados para minimizar
la transmisión del ruido, tanto por vía aérea como a través de las estructuras sólidas.
El receptor (trabajador o trabajadores afectados); mediante la utilización, como medida complementaria a las
anteriores, de protectores auditivos individuales.
Vibraciones
Se pueden clasificar en dos tipos: las transmitidas al sistema mano-brazo y las transmitidas al cuerpo entero.
Las primeras afectan, en particular, a los sistemas: óseo (huesos y articulaciones de las extremidades superiores),
muscular, vascular y nervioso. Las segundas pueden provocar trastornos musculoesqueléticos (por ejemplo,
lumbalgias y daños en la columna vertebral), efectos sobre los sistemas nervioso, circulatorio y digestivo, etc.
Entre las medidas preventivas que, con carácter general, tienen que considerarse frente a la exposición de los
trabajadores a las vibraciones, cabe destacar las siguientes:
Modificar los métodos de trabajo de forma que se evite o reduzca la exposición de los trabajadores a las
vibraciones (por ejemplo, mediante la rotación entre los puestos de trabajo).
Seleccionar equipos de trabajo que emitan menos vibraciones.
Proporcionar medios auxiliares que atenúen las vibraciones (por ejemplo, empuñaduras antivibratorias,
sistemas de amortiguación, etc.).
Ejecutar programas de mantenimiento periódico de los equipos y lugares de trabajo.
Iluminación
La iluminación de los lugares de trabajo debe ser tal que los trabajadores puedan desarrollar su actividad en unas
condiciones de visibilidad adecuadas para su salud y seguridad.
Cuando la iluminación no es la apropiada, además de aumentar el riesgo de accidente (por caída al mismo o a distinto
nivel, por choque contra objetos, etc.), puede ocasionar, entre otros efectos: pérdida de visión y fatiga visual.
Cuando se requiera, se complementará la iluminación natural de las áreas de trabajo con los sistemas de
iluminación artificial general y, en su caso, localizada, necesarios.
Se controlarán las fuentes de luz que se encuentren en el campo visual de los trabajadores mediante la
instalación de sistemas de difusión y apantallamiento (cortinas, persianas, pantallas y difusores de las
luminarias, etc.) para evitar los deslumbramientos y reflejos.
En la medida de lo posible, se garantizará tanto la correcta orientación de los puestos de trabajo con respecto
a los sistemas de iluminación o viceversa, como una adecuada distribución de las lámparas o luminarias.
Radiaciones
Las radiaciones se clasifican, en función de sus características de longitud de onda y frecuencia y, por lo tanto, de la
energía que emiten, en ionizantes y no ionizantes.
Los efectos que puede producir la exposición a las radiaciones son diversos, si bien estos difieren en función, tanto de
la clase de radiación (ionizante/no ionizante) como de su tipología (rayos X, rayos gamma, radiofrecuencia, microondas,
etc.).
Debido a la gravedad de los efectos que la exposición a las radiaciones ionizantes puede originar sobre el individuo
expuesto, la protección a los trabajadores frente al riesgo por dicha exposición se encuentra regulada a través de una
reglamentación específica.
No obstante, con carácter general, se han de considerar las siguientes medidas preventivas frente al riesgo por
exposición a las radiaciones:
Condiciones termohigrométricas
La exposición de los trabajadores a determinadas condiciones de temperatura, humedad y ventilación del lugar de
trabajo puede generar el riesgo de estrés térmico por calor o frío (que pueden derivar en consecuencias tan graves
como el golpe de calor o la hipotermia).
El nivel del riesgo al que está expuesto el trabajador dependerá, entre otros factores, de la intensidad de la actividad que
esté realizando.
Es necesario controlar las condiciones termohigrométricas de los lugares de trabajo con el objeto de evitar los riesgos
que pueden originarse.
En el caso de los locales de trabajo cerrados, se adoptarán las medidas preventivas necesarias para que dichas
condiciones se ajusten a lo establecido reglamentariamente.
Algunas de las medidas preventivas consisten en el aislamiento térmico de los locales de trabajo cerrados y en la
instalación de sistemas de ventilación, calefacción o climatización adecuados.
Por otra parte, en relación con los trabajos realizados al aire libre (o en lugares de trabajo que no puedan quedar
cerrados), se adoptarán las medidas preventivas necesarias frente a los riesgos que pueden ocasionarse por las
inclemencias meteorológicas.
En este sentido, han de considerarse, tanto los riesgos derivados de las condiciones termohigrométricas (frío y calor
extremos, humedad excesiva, etc.) como los que se producen como consecuencia de las variaciones que pueden darse
en las condiciones materiales del lugar de trabajo.
En cualquier caso, cuando tengan que ejecutarse trabajos en condiciones termohigrométricas extremas, deberán
adoptarse las medidas de carácter organizativo que se requieran con objeto de reducir la exposición de los trabajadores
a los riesgos consiguientes.
Beber periódica y regularmente líquidos que contengan algo de sal y azúcares, tales como las bebidas isotónicas.
Si la actividad que se esté realizando lo permite, utilizar ropa amplia y ligera y, en cualquier caso, de colores
claros y permeables al aire.
En los trabajos realizados bajo la exposición solar, utilizar cremas de protección con factor suficiente frente a
las radiaciones solares.
Seguir una dieta equilibrada que sea adecuada a las condiciones térmicas con el fin de aportar energía extra
para la producción de calor.
En cualquier circunstancia, procurar no realizar trabajos en solitario. Comunicar a los compañeros la ubicación
del puesto de trabajo.
Los agentes químicos peligrosos pueden ser causa de riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores.
Las vías de contacto o de entrada de los agentes químicos en el organismo del trabajador son:
Respiratoria
Dérmica
Digestiva
Parenteral
Respiratoria
Es la más frecuente e importante en el ámbito laboral. Esta vía de entrada la constituyen: nariz, boca, laringe, tráquea,
bronquios y alvéolos pulmonares.
Dérmica
Incluye la piel y otras partes del cuerpo expuestas al ambiente, como los ojos.
Digestiva
Esta vía es la menos frecuente dado que requiere el acto voluntario de la ingestión, salvo en ambientes laborales
muy contaminados y en lugares de trabajo en los que es frecuente el hábito de comer o beber en el puesto de trabajo.
Parenteral
El tipo de contacto con el organismo está relacionado con la forma en la que se materializan los agentes químicos. En
este sentido, se puede decir que:
Los gases entran fácilmente en el cuerpo por inhalación y suelen absorberse sin dificultad.
Los líquidos pueden penetrar por vía digestiva de manera accidental pero, en la práctica, los principales riesgos
que se producen son: la inhalación de los vapores y aerosoles que se desprenden, y el contacto por vía dérmica.
La entrada de los sólidos en el aparato respiratorio por inhalación hasta el nivel de los alvéolos pulmonares (que
producen los efectos más graves) solo tiene lugar cuando las partículas tienen un diámetro inferior a 5 micras
(< 0,005 mm).
Los efectos ocasionados por la exposición a los agentes químicos dependen de los siguientes factores:
Las propiedades del agente químico (irritante, carcinogénico, corrosivo, mutagénico, etc.).
La concentración ambiental de dicho agente.
El tiempo de exposición al agente.
La sensibilidad particular del trabajador.
Cabe recordar que (como para el resto de agentes ambientales tratados en apartados anteriores) el empresario (a través
de su organización preventiva) debe, en primer lugar, identificar la presencia de agentes químicos peligrosos en el lugar
de trabajo y evaluar los riesgos derivados de dicha presencia.
Para ello tiene que considerar, entre otros aspectos, los valores límite ambientales aplicables, así como la información
contenida en la ficha de datos de seguridad de las sustancias y mezclas químicas.
Las sustancias y mezclas peligrosas, además de la ficha de datos de seguridad, deben disponer en sus envases de una
etiqueta identificativa en la que se indiquen los peligros físicos, para la salud humana y para el medio ambiente (frases
H y pictogramas), así como los consejos de prudencia generales, de prevención, de respuesta y de almacenamiento y
eliminación (frases P).
Cuando de la evaluación mencionada se desprenda la existencia de un riesgo para la seguridad y la salud de los
trabajadores, se implantarán las medidas de prevención, protección y vigilancia de la salud que, en su caso, se requieran.
Se definen como agentes biológicos aquellos microorganismos susceptibles de originar cualquier tipo de infección,
alergia o toxicidad. Una clasificación básica los diferencia en:
Los riesgos derivados de la exposición a agentes biológicos se identifican, principalmente, en aquellas actividades en
las que, por sus características, la presencia de estos agentes en el lugar de trabajo es inevitable. Por ejemplo, en el
sector sanitario, un médico o un enfermero están expuestos al riesgo de contagio de los pacientes portadores de
enfermedades infecciosas.
En el caso de las obras de construcción, los trabajadores pueden estar expuestos a este tipo de agentes durante la
realización de determinadas actividades en lugares con presencia de microorganismos susceptibles de originar
infección, alergia o toxicidad, como: movimiento de tierras; trabajos subterráneos; tareas de demolición o trabajos que
puedan ocasionar cortes o heridas.
Una de las peores consecuencias de cualquier corte, mordedura u otro tipo de herida, incluso pequeña, es la infección
por tétanos. La inmunización activa o vacunación de los trabajadores potencialmente expuestos es una de las posibles
vías para la prevención de este tipo de patologías.
La carga de trabajo se puede definir como el conjunto de “requerimientos físicos y mentales a los que se ve sometido
el trabajador a lo largo de su jornada laboral”. Por lo tanto, la carga de trabajo tiene dos componentes: físico y mental.
Dependiendo de la actividad que se realice, el componente físico será mayor que el mental, o viceversa.
Carga física
La carga física de un determinado puesto de trabajo vendrá determinada por los esfuerzos musculares, tanto estáticos
como dinámicos, la repetición de movimientos, el ritmo de producción y la ausencia de períodos de descanso.
La fatiga física se produce como consecuencia directa de una excesiva actividad física derivada, por ejemplo, de la
inadecuada manipulación manual de cargas (por exceso de carga o por manipularla en condiciones ergonómicas
desfavorables), de la ejecución de trabajos en posturas forzadas o inadecuadas (de rodillas, en cuclillas, con el tronco
flexionado...), etc.
Esta fatiga física se caracteriza por una disminución del ritmo de la actividad del trabajador, un mayor cansancio y la
ejecución de movimientos torpes e inseguros. Como consecuencia de ello, se incrementa el riesgo de accidente.
Por otra parte, una incorrecta manipulación manual de las cargas o la ejecución de trabajos en posturas forzadas o
inadecuadas pueden ser causa de lesiones dorsolumbares derivadas de sobreesfuerzos, tales como: lumbalgias;
pinzamientos; etc.
Siempre que sea posible, se evitarán las tareas que conlleven la manipulación manual de cargas mediante la
automatización o la mecanización de los procesos.
Carga mental
El grado de carga mental al que se ve sometido un trabajador vendrá determinado por la cantidad y complejidad de la
información que debe procesar para realizar las tareas de forma correcta, así como por el tiempo del que disponga para
ello. La consecuencia directa de un exceso de carga mental es la fatiga mental.
Asimismo, la fatiga mental puede estar relacionada con la insatisfacción laboral (por ejemplo, cuando los
requerimientos de la tarea están muy por debajo de los que puede desarrollar el trabajador).
Al igual que la carga física, la magnitud de los efectos de la carga mental dependerá de las características particulares
del trabajador, tales como: cualificación, experiencia, estado de ánimo, personalidad, etc.
Algunas medidas de prevención que ha de considerar el empresario para mejorar las condiciones de trabajo y adaptar
las exigencias mentales del trabajo a la persona son las dirigidas a:
Facilitar y orientar la atención necesaria para desempeñar el trabajo mediante procesos de acompañamiento
por parte de los mandos a los trabajadores, en su etapa de inicio de la actividad.
Reducir o aumentar (según el caso) la carga informativa para ajustarla a las capacidades de la persona.
Reorganizar el tiempo de trabajo y establecer pausas periódicas durante la jornada.
En el caso de que las exigencias físicas y mentales del trabajo superen las capacidades de la persona que lo lleva a
cabo, es previsible que esta sufra dolencias físicas y trastornos de carácter psicosocial.
Por otra parte, como factores de riesgo psicosocial asociados al contenido de la tarea cabe destacar, entre otros:
Por último, tal y como se ha comentado anteriormente, las características individuales (edad, personalidad, experiencia,
etc.) son aspectos que condicionarán la respuesta del trabajador frente a estos factores de riesgo de naturaleza
psicosocial.
Las consecuencias más significativas relacionadas con los riesgos derivados de los factores de naturaleza psicosocial
son: la insatisfacción laboral; el estrés; y el burnout o síndrome de “estar quemado en el trabajo”.
La propuesta de medidas preventivas generalistas dirigidas a evitar, reducir o controlar los riesgos de naturaleza
psicosocial resulta una labor un tanto compleja, dado que cada organización (empresa) cuenta con unas peculiaridades
propias.
No obstante, a continuación, se apuntan unas medidas preventivas comunes a la mayoría de las empresas y que deben
ir dirigidas a:
Tal y como se comentó en la unidad didáctica 3, los trabajadores pertenecientes a la organización preventiva de la
empresa que tengan la formación para el desempeño de las funciones de nivel básico en materia de prevención de
riesgos laborales podrán realizar evaluaciones elementales de riesgos.
Para explicar en qué consiste una evaluación elemental de riesgos, a continuación, se muestran tres figuras en las que
se identifican otras tantas situaciones de trabajo a las que, a modo de ejemplo, se les aplicará el método general de
evaluación propuesto por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Situación A:
La imagen muestra a dos trabajadores situados sobre unos andamios de borriquetas con el consiguiente riesgo de
caída desde altura. Además, los citados andamios se encuentran ubicados junto al borde de un forjado en el que no
existe ningún sistema de protección.
La imagen muestra a varios trabajadores situados en una zanja. La tierra procedente de su excavación se ha depositado
junto al borde de dicha zanja con el consiguiente riesgo de que los trabajadores resulten sepultados.
Situación C:
La imagen muestra a un trabajador cortando una pieza de material pétreo. El polvo procedente del corte puede ser
fácilmente inhalado por la vía respiratoria y entrar en contacto con los ojos. En este sentido, se observa que el trabajador
utiliza mascarilla y gafas de seguridad.
a. Identificación de peligro
Los peligros identificados para cada una de las situaciones anteriores son:
Para cada uno de los peligros identificados ha de estimarse el riesgo, es decir, en función de la gravedad del daño y de
la probabilidad de que se produzca, se determinará el nivel de riesgo.
La gravedad (consecuencias) del daño dependerá de las partes del cuerpo que pueden ser afectadas y de la naturaleza
del daño. Se citan como ejemplos:
La probabilidad de que ocurra el daño se puede graduar desde baja hasta alta, es decir:
El nivel de riesgo está en función, tanto de la gravedad del daño como de la probabilidad de que este se produzca,
conforme a lo representado en la siguiente tabla:
De acuerdo con la tabla anterior, se estimará el nivel de riesgo para cada uno de los peligros identificados en las
situaciones mencionadas anteriormente, tal y como se refleja a continuación:
El nivel de riesgo indicado en la tabla anterior constituye la base para decidir, tanto si es necesario implantar medidas
de control frente a dichos riesgos como la urgencia o prioridad que hay que dar a la implantación de cada una de ellas,
tal y como se indica en la tabla siguiente:
RIESGO ACCIÓN
Tolerable (TO) No se necesita mejorar la acción preventiva. Sin embargo, se deben considerar soluciones
más rentables o mejoras que no supongan una carga económica importante. Se requieren
comprobaciones periódicas para asegurar que se mantiene la eficacia de las medidas de
control.
Moderado (M) Se deben hacer esfuerzos para reducir el riesgo determinando las inversiones precisas. Las
medidas para reducir el riesgo deben implantarse en un periodo determinado. Cuando el
riesgo moderado está asociado con consecuencias extremadamente dañinas, se precisará
una acción posterior para establecer, con más precisión, la probabilidad de daño como
base para determinar la necesidad de mejora de las medidas de control.
Importante (I) No debe comenzarse el trabajo hasta que se haya reducido el riesgo. Puede que se
precisen recursos considerables para controlar el riesgo. Cuando el riesgo corresponda a
un trabajo que se está realizando, debe remediarse el problema en un tiempo inferior al
de los riesgos moderados.
Intolerable (IN) No debe comenzar ni continuar el trabajo hasta que se reduzca el riesgo. Si no es posible
reducir el riesgo, incluso con recursos ilimitados, debe prohibirse el trabajo.
Hasta la etapa anterior se ha explicado cómo realizar una evaluación elemental de riesgos. Identi-ficado el riesgo,
estimada su gravedad (consecuencias) y probabilidad y valorado el riesgo. Se trata ahora de preguntarse si está o no
bajo control.
Un riesgo no está controlado cuando no se han implantado medidas preventivas frente al mismo o las medidas
adoptadas son insuficientes o ineficaces.
a. Cerramiento
Antes de proceder a la ejecución de los trabajos debe delimitarse físicamente el área de ocupación de los mismos con
objeto de impedir el acceso a personas y vehículos ajenos.
En función de las particularidades de cada obra, el cerramiento empleado puede ser de tipo continuo, abierto o de
señalización.
El cerramiento continuo es el más utilizado en las obras de edificación. Se compone de vallas de una altura comprendida
entre 1,50 y 2 m estabilizadas, con carácter general, mediante postes anclados al suelo o a peanas de hormigón situadas,
generalmente, cada 3 m. Su solidez y resistencia deben garantizar que este cerramiento únicamente pueda ser
sobrepasado de manera intencionada.
En las obras de ingeniería civil el cerramiento más empleado para delimitar la zona afectada por los trabajos es de tipo
abierto o de señalización. Suele estar formado por barreras de seguridad rígidas tipo “New Jersey”, módulos de vallas
autoestables (tipo “ayuntamiento”) o hileras de conos de balizamiento.
Asimismo, es recomendable prever que dicho cerramiento perimetral disponga, en aquellas zonas que lo precisen, de
una iluminación artificial suficiente y adecuada.
b. Accesos
Para la correcta planificación de los accesos de la obra se han de considerar los siguientes requisitos de seguridad:
El número de accesos será variable dependiendo, tanto del tipo de obra como de la cantidad de personas,
vehículos y maquinaria que deban acceder a ella.
Se recomienda que los accesos para personas y vehículos sean independientes. Cuando no resulte posible tal
independencia, se podrán adoptar, entre otras, las siguientes medidas:
Interponer una barrera física que separe la zona de tránsito de peatones de la destinada a vehículos y
maquinaria móvil.
Controlar las entradas y las salidas de vehículos y personas a través de la presencia de un trabajador
responsable de regular el acceso de ambos.
La adopción de una u otra medida dependerá de, entre otros aspectos, la frecuencia con la que los trabajadores y los
vehículos accedan a la zona en la que se ejecuten los trabajos.
La anchura libre mínima recomendada para las vías de circulación de vehículos y peatones será de 3,50 m y
0,80 m, respectivamente.
Los puntos establecidos para la entrada y la salida de los vehículos serán, en la medida de lo posible, distintos.
Asimismo, y con el fin de garantizar que únicamente las personas y los vehículos autorizados puedan acceder a la obra,
es recomendable que los accesos permanezcan vigilados o cerrados.
c. Vías de circulación
La adecuada organización de las vías de circulación, tanto de vehículos y de maquinaria como de personal es necesaria
para evitar o reducir los riesgos de vuelco, atropello y golpe.
En aquellas actividades en las que tenga lugar un gran movimiento de vehículos y maquinaria (por ejemplo, en el
movimiento de tierras y en el extendido y compactado de aglomerado asfáltico) es muy importante establecer un
circuito adecuado para la circulación de los vehículos –debidamente señalizado– evitando, en lo posible, el paso de
peatones por el mismo.
Igualmente, es necesario analizar con detalle el trazado de las vías de circulación para que el movimiento de vehículos
y maquinaria se realice de la manera más coordinada posible.
Con objeto de evitar o reducir los riesgos de vuelco, atropello y golpe es imprescindible organizar adecuadamente,
bajo criterios de seguridad y salud de los trabajadores, las vías de circulación de los vehículos y de la maquinaria
móvil.
Para lograr una correcta organización de las vías de circulación se han de contemplar, entre otros, los siguientes
aspectos:
Por lo general, los vehículos y demás equipos de trabajo móviles circularán por vías distintas de las destinadas
al personal.
Estas vías tienen que estar situadas, acondicionadas y preparadas para que su utilización resulte fácil, sencilla,
segura y conforme al uso previsto, de forma que los trabajadores que pudieran estar presentes en las
proximidades de las mismas no estén expuestos a riesgo alguno derivado de la circulación existente en ellas.
La circulación (sentido del movimiento, prioridades de paso, etc.) debe establecerse bajo la óptica de la
seguridad de los trabajadores.
Deben contar con la correspondiente señalización reguladora del tráfico, así como, en caso necesario, con
semáforos, espejos, señalistas u otros medios de eficacia contrastada.
Ha de disponerse, en la medida de lo posible, de una iluminación artificial adecuada durante la noche y cuando
la luz natural no sea suficiente.
Las rampas empleadas para la circulación y el acceso de los vehículos a zonas de excavación reunirán las
características adecuadas en cuanto a su pendiente y dimensiones, con el fin de garantizar el tránsito seguro a
través de ellas y evitar el vuelco de los vehículos.
Las puertas de los locales no abrirán directamente sobre las vías de circulación de vehículos y maquinaria móvil.
En el mismo sentido, las escaleras fijas no desembocarán directamente en estas vías.
Los aspectos relacionados con emplazamiento, características, dimensiones y dotación de los servicios higiénicos e
instalaciones de descanso y alojamiento del personal en aquellas obras en las que sea precisa la existencia de este
tipo de locales han de ser, igualmente, objeto de planificación.
Atendiendo a la singularidad de los trabajos de construcción, siempre se debe contar con vestuarios adecuados
dotados de duchas, retretes y lavabos, complementados con los accesorios correspondientes (asientos, taquillas,
espejos, secamanos, portarrollos, jaboneras, etc.). No obstante, aquellas obras condicionadas por la necesidad de una
intervención rápida, o de escasa importancia tecnológica y económica, que requieren poco tiempo para su ejecución,
pueden disponer de un medio alternativo para permitir a los trabajadores cambiarse, guardar la ropa y asearse.
Por motivos de alejamiento de los núcleos urbanos, así como por el tipo de actividad y el número de trabajadores,
puede ser necesario dotar a la obra de locales de descanso y, en su caso, de alojamiento. Cuando no existan este tipo
de locales, se pondrán a disposición del personal otras instalaciones para que puedan ser utilizadas durante la
interrupción de la actividad.
En el vigente Convenio General del Sector de la Construcción se determina que las obras de cons-trucción estarán
dotadas de servicios sanitarios y comunes, en función del número de trabajadores que vayan a utilizarlos. Dichas
instalaciones se irán adaptando progresivamente a medida que se incorporen los trabajadores, incluidos los de las
empresas subcontratistas y trabajadores autónomos, guardando siempre relación con el número de trabajadores que
desempeñen simultáneamente tareas en la obra.
No podrán iniciarse las obras sin haber adaptado previamente, mediante instalaciones fijas, provisionales o módulos
prefabricados, las referidas dotaciones.
Cuando los trabajadores deban llevar ropa especial de trabajo o se realicen trabajos “sucios” han de tener a su
disposición vestuarios adecuados. Estos tendrán un fácil acceso, unas dimensiones suficientes, y estarán provistas
de asientos e instalaciones que permitan a cada trabajador poner a secar, si fuera necesario, su ropa de trabajo. Los
vestuarios estarán dotados de un sistema de calefacción en invierno.
En todo caso, cada trabajador dispondrá de un espacio para colocar su ropa y sus objetos personales bajo llave.
Cuando el tipo de actividad o la salubridad lo requieran, se instalarán duchas apropiadas y en número suficiente, a
razón de una por cada 10 trabajadores o fracción que desarrollen actividades simultáneamente en la obra.
Las citadas duchas tendrán las dimensiones suficientes para permitir que cualquier trabajador se asee sin obstáculos
y en adecuadas condiciones de higiene y estarán provistas de agua corriente, caliente y fría.
Asimismo, se instalarán lavabos, uno por cada 10 trabajadores o fracción que desarrollen actividades
simultáneamente en la obra, con agua corriente, caliente, si fuese necesario.
Igualmente, se instalarán retretes, uno por cada 25 trabajadores o fracción que desarrollen actividades
simultáneamente en la obra.
Si las duchas o los lavabos y los vestuarios estuvieran separados, la comunicación entre unos y otros deberá ser fácil.
Los vestuarios, duchas, lavabos y retretes estarán separados para hombres y mujeres, o se preverá una utilización por
separado de los mismos.
La superficie recomendada de los locales se calculará en función de los trabajadores que precisen utilizarlos
simultáneamente, teniendo en cuenta la progresiva incorporación de trabajadores a la obra, incluidos los de las
empresas subcontratistas y los trabajadores autónomos.
Estos locales han de ubicarse en zonas delimitadas, de fácil acceso, alejadas de talleres de producción, zonas de
acopios, áreas afectadas por el movimiento de cargas suspendidas y, en general, apartados de todos aquellos puntos
de la obra en los que, por las actividades desarrolladas en ellos, los trabajadores pudieran quedar expuestos a algún
riesgo.
Además, el citado convenio determina que los trabajadores dispongan de agua potable en la obra en cantidad
suficiente, tanto en los locales que ocupen como cerca de los puestos de trabajo.
El mencionado texto también prevé las visitas que realicen a las obras personas ajenas a las mismas o que no presten
servicios con carácter habitual en ellas (personal técnico o dirección facultativa, inspectores y visitantes de
organismos oficiales, etc.). Para ello establece que se habiliten los equipos de protección individual necesarios en
cada caso, que tienen que ser utilizados, obligatoriamente, por los visitantes mientras permanezcan en la obra.
Cuando el número de trabajadores que intervienen en una obra sea superior a 50 deben disponerse locales destinados
a primeros auxilios y otras posibles atenciones sanitarias.
No obstante, en obras que cuentan con 50 o menos trabajadores puede ser precisa la existencia de este tipo de
locales, considerando la distancia al centro de asistencia médica más próximo o cualquier otra circunstancia que lo
requiera, por ejemplo, que los servicios médicos exteriores tengan dificultades para acceder a la obra.
En sentido contrario, en los casos en los que se vaya a trabajar en las proximidades de un hospital, centro asistencial,
centro de salud, etc., esta particularidad podría justificar la no existencia de un local de primeros auxilios.
Por otro lado, es preciso tener en cuenta la distancia existente entre este tipo de locales y cualquier punto de la obra al
efecto de que, si tal distancia es considerable, se prevea la necesidad de distribuir varios locales por la obra con el fin
de asegurar la máxima eficacia en la prestación de los primeros auxilios.
Una vez determinada la necesidad de disponer de este tipo de locales y el número preciso de ellos, ha de planificarse
su emplazamiento de manera que se ubiquen próximos a los puntos de acceso de los medios de ayuda exterior
(ambulancia, helicóptero, etc.) y alejados de todas aquellas áreas de trabajo en las que, debido a las actividades
desarrolladas, existan riesgos que pudieran afectar al personal presente en estos locales.
El uso de electricidad, aire comprimido y carburantes es habitual en las obras de construcción. Como consecuencia
de su empleo como fuentes de energía se pueden derivar accidentes por contacto eléctrico directo e indirecto,
incendios o explosiones, principalmente.
Por ello, es fundamental que las instalaciones para el abastecimiento de energía (térmica, hidráulica, neumática,
eléctrica, etc.) estén diseñadas y ejecutadas bajo criterios de seguridad y salud.
Estas instalaciones han de cumplir lo especificado en su propia normativa de aplicación.
Tanto la ejecución como el mantenimiento y, en su caso, la reparación de estas instalaciones será llevada a cabo por
instaladores cualificados y autorizados.
La normativa aplicable puede determinar la obligación de elaborar una documentación técnica que defina la
instalación. Dicha documentación consistirá, en función de las características de la instalación, en un proyecto
específico o en una memoria técnica de diseño.
Muchas obras de construcción precisan un gran aporte de materiales, tales como: áridos de granulometría
seleccionada, hormigón o aglomerado asfáltico. Para obtener estos materiales se requiere un conjunto de
instalaciones auxiliares específicas –plantas–.
Dependiendo del volumen de material que se necesita y de las características de la obra (emplazamiento, superficie
disponible, proximidad de la cantera, etc.), en determinadas obras puede plantearse, con carácter temporal, el montaje
de una planta fija o móvil en lugar de abastecerse a través de proveedores externos.
En estos casos, estas plantas han de considerarse parte integrante de la obra de construcción, por lo que es muy
importante que su emplazamiento y orientación sean adecuados teniendo en cuenta, entre otras, las siguientes
variables: la zona de acopios; el alejamiento de otras instalaciones (talleres o almacenes) o locales de la obra
(oficinas, instalaciones de higiene y bienestar, etc.); así como la posición de la caseta del operador de la planta –
plantista.
Las plantas destinadas a la elaboración de materiales (áridos, hormigón o aglomerado asfáltico) tienen que ser
revisadas antes de su puesta en funcionamiento. Además, debe realizarse un mantenimiento periódico de todas las
partes que la componen (sistemas eléctricos, elementos móviles, etc.).
Al igual que en los tajos de la obra, ha de protegerse a los trabajadores que se encuentran en las plantas frente a las
inclemencias meteorológicas (viento fuerte, lluvia y nieve intensa, tormenta, calor y frío extremo).
En este sentido, cabe recordar que se antepondrán las protecciones colectivas (toldos, sombrillas, pararrayos, etc.) a
las individuales (ropa de abrigo o impermeable, gafas, viseras, cremas protectoras, etc.), teniendo en cuenta que, en
determinadas circunstancias, será preciso complementar ambos tipos de protecciones. También será necesario
utilizar en ocasiones equipos de medición (pluviómetro, anemómetro, etc.) y medios de señalización (sirenas,
alumbrado, etc.) que adviertan sobre la presencia de ciertos fenómenos meteorológicos adversos.
Para la ubicación correcta de las zonas de almacenamiento y de los talleres, además de considerar las necesidades
productivas (superficie, accesibilidad, abastecimiento, movimiento de materiales, etc.), es necesario, desde el punto de
vista de la seguridad y salud de los trabajadores, tener en cuenta los riesgos asociados a ellos y las medidas que hay
que adoptar para evitar, en cualquier caso, la generación de interferencias o la existencia de incompatibilidades con
otras actividades de la obra.
En los casos en los que el transporte de material desde las zonas de origen (almacenamiento o talleres) hasta los
puntos de destino (lugares donde se han de instalar) pueda interferir con otras actividades de la obra, será necesario
prever las medidas de seguridad oportunas para evitar o, en su caso, controlar los riesgos generados por tales
interferencias. Una posible solución puede ser el emplazamiento próximo entre ambas zonas (procedencia y destino).
Igualmente, para una correcta planificación del emplazamiento de las zonas destinadas a almacenes y talleres, tienen
que considerarse las posibles incompatibilidades que pudieran existir entre estas y otras áreas cercanas.
Tanto los talleres como las áreas de almacenamiento de la obra deben ubicarse en zonas delimitadas y
adecuadamente señalizadas de manera que se advierta a los trabajadores de los riesgos existentes.
4. Interferencias con elementos ajenos a la obra
La existencia en las proximidades de la obra de edificios colindantes, tráfico viario (rodado y peatonal), instalaciones
destinadas al suministro de servicios públicos, otras obras, etc. son ejemplos de elementos ajenos a la obra que se va
a ejecutar y que pueden dar lugar a interferencias o incompatibilidades.
Antes del inicio de los trabajos es preciso identificar la existencia de este tipo de situaciones con objeto de analizar las
consecuencias que, en términos de seguridad y de salud, pudieran derivarse de estas interferencias.
Este análisis ha de contemplar la valoración de los riesgos derivados y, a partir de los resultados obtenidos, prever todas
aquellas medidas preventivas necesarias para el control de dichos riesgos. Las correspondientes medidas serán
recogidas, necesariamente, en la documentación técnica en materia de seguridad y salud relativa a la obra
(estudio/estudio básico de seguridad y salud y plan de seguridad y salud en el trabajo).
Asimismo, es imprescindible la cooperación entre los diferentes empresarios cuyas actividades concurrentes en la obra
se vean afectadas por el proceso constructivo.
Una de las situaciones más importantes que hay que resolver con carácter previo a la ejecución de los trabajos es la
que se produce por las interferencias debidas a la presencia en la obra de distintas instalaciones de suministro de
servicios públicos (agua, gas, electricidad, etc.).
La primera acción que se ha de considerar ante dicha circunstancia, una vez conocido el trazado exacto de las
instalaciones (a través de los datos obtenidos de las compañías suministradoras u otros archivos), es determinar,
mediante el acuerdo con el titular del servicio afectado (en general, la compañía suministradora), la solución que se
debe adoptar frente a estas interferencias. El corte del suministro o el desvío de las instalaciones son las opciones más
convenientes.
Cuando no sea posible la anulación o el desvío de la instalación afectada, se considerarán las alternativas encaminadas
a la protección de los trabajadores frente a las situaciones de riesgo que se puedan derivar.
De conformidad con lo indicado en la Guía técnica del Real Decreto 614/2001, sobre disposiciones mínimas para la
protección de la salud y seguridad de los trabajadores frente al riesgo eléctrico, en el caso de presencia de líneas
eléctricas aéreas se recomienda realizar un estudio detallado de la situación, analizando los movimientos de la
maquinaria, equipos y materiales que pudieran entrar en contacto con los elementos en tensión o invadir las zonas de
peligro.
Tomando como base lo anterior, para la delimitación de las zonas de trabajo seguras la citada Guía técnica del Real
Decreto 614/2001 fija unas distancias máximas de seguridad que se recomienda no sobrepasar durante la realización
de aquellas tareas en las que las máquinas, los equipos o los materiales empleados en ellas tengan una longitud
suficiente para entrar en contacto con elementos en tensión o generar un arco eléctrico entre ellos. Estas distancias
tienen un valor diferente en función de que los trabajos se lleven a cabo con la supervisión de un trabajador autorizado
o sin ella.
Asimismo, en la mencionada Guía técnica se proporcionan algunos ejemplos de medidas preventivas encaminadas a
restringir los movimientos de las partes móviles de las máquinas con la finalidad de lograr el control del riesgo eléctrico
generado en aquellas situaciones en las que los equipos pudieran alcanzar la zona de peligro o los elementos en tensión
debido a una falsa maniobra.
Se proponen, a modo de ejemplo, tanto la colocación de barreras de eficacia protectora garantizada entre las líneas
eléctricas y las máquinas (figura 7) como la instalación de dispositivos en los propios equipos que limiten la amplitud
del movimiento de sus partes móviles.
Sin embargo, en ambos casos es esencial considerar la presencia de un trabajador autorizado que vigile las operaciones
críticas con el fin de anticipar las situaciones de riesgo y advertir de ello al operador que realiza la maniobra.
Por otro lado, en el caso de que algunos vehículos de la obra tuvieran que circular bajo el tendido eléctrico aéreo en
tensión, la referida Guía recomienda tanto señalizar tal circunstancia durante el tiempo que dure esta situación como
instalar, por ejemplo, pórticos de seguridad que impidan el acceso de aquellos vehículos cuya altura sea susceptible de
generar accidentes por contacto con la línea eléctrica o por la generación de un arco eléctrico.
Respecto al correcto emplazamiento de una grúa torre en una obra es necesario cumplir las exigencias estipuladas en
la reglamentación de aplicación: Instrucción Técnica Complementaria (ITC) “MIE-AEM-2” del Reglamento de aparatos
de elevación y manutención, referente a grúas torre para obras u otras aplicaciones, aprobado por el Real Decreto
836/2003.
Con objeto de que durante la ejecución de la obra se eviten incompatibilidades derivadas de un emplazamiento
inadecuado de la grúa torre (interferencias con líneas aéreas, con otras grúas, etc.), es necesario que, en la fase previa
de organización de dicha obra, se identifiquen las necesidades productivas en referencia al número de grúas que han
de utilizarse para el movimiento y transporte de los materiales.
Para satisfacer estas necesidades productivas e integrar los criterios preventivos exigibles para el control de los riesgos
asociados a la utilización de este tipo de equipos, es preciso establecer una coordinación previa con la empresa
instaladora de la grúa.
En particular, para el correcto emplazamiento de la grúa, se deben tener en cuenta, entre otros requisitos recogidos en
la normativa anteriormente citada, el que “en ningún momento cualquier parte de la grúa, así como las cargas
suspendidas, pueden entrar en contacto con líneas eléctricas. Si estas líneas eléctricas son de alta tensión, tiene que
existir entre las citadas líneas y dichos elementos un espacio de seguridad de 5 m, como mínimo, medidos en su
proyección horizontal”.
b. Conducciones enterradas
De forma general, antes del comienzo de los trabajos es preciso identificar los servicios que puedan quedar afectados
por las obras y señalizar sus trazados (en lo que respecta a su longitud y profundidad). Para ello pueden seguirse las
siguientes pautas de actuación:
Los servicios más actuales (de más reciente instalación) pueden identificarse a partir de los colores de las bandas de
plástico que cubren las conducciones. El color amarillo señaliza la existencia de una instalación de gas o de electricidad
(esta última suele estar provista, además, de una señal de advertencia de riesgo eléctrico), mientras que el color azul
identifica una tubería de agua.
En cualquier caso, han de observarse las especificaciones que para cada tipo de suministro (gas, agua, electricidad,
etc.) se indiquen en otros documentos de aplicación (recomendaciones, normas no reglamentarias, procedimientos de
las compañías, etc.).
No obstante, todo lo anterior, es importante tener en cuenta que la intervención sobre los servicios afectados debe
realizarla la compañía titular o, en su defecto, bajo su supervisión, considerando los procedimientos que aquella
determine.
En el caso de que se ejecuten actividades de construcción que afectan a una vía de circulación pública (calle, carretera,
etc.), la invasión de la zona de obras por los vehículos de los usuarios puede dar lugar a riesgos, de:
Atropello.
Choque con maquinaria o vehículos de la obra.
Vuelco de los propios vehículos de los usuarios, etc.
Entre las medidas preventivas que se han de adoptar para evitar este tipo de accidentes o disminuir sus consecuencias
cabe citar las siguientes:
Limitar la velocidad.
Cerrar carriles a la circulación.
Utilizar elementos de señalización, balizamiento y defensa.
Con ello se pretende conseguir una mayor seguridad, tanto para los usuarios de la vía como para los trabajadores.
En el caso de las obras que puedan afectar a la libre circulación de los usuarios de una vía de la red de interés general
del Estado, ha de tenerse en cuenta que los criterios en los que se tienen que fundamentar la señalización, el
balizamiento y, en su caso, la defensa de dichas obras, se describen en la Instrucción 8.3-IC, “Señalización de Obras” y
en la monografía “Señalización móvil de obras” publicada por el Ministerio de Fomento.
Conforme a esta instrucción y en función de las circunstancias concretas, deberá determinarse una ordenación de la
circulación con una o varias de las medidas siguientes:
Su definición y ejecución no puede confiarse a personal no especializado sin que este reciba instrucciones muy
concretas.
No resulta posible determinar normas de aplicación universal, sino que cada caso particular tiene una solución propia
y distinta según las circunstancias en él concurrentes que, si se trata de una obra fija fuera de poblado, pueden
resumirse en:
Tipo de vía.
Intensidad y velocidad de circulación.
Visibilidad disponible.
Ocupación de la plataforma.
Duración de la ocupación.
Peligrosidad.
La cualidad más importante es la credibilidad de todo el sistema. Por ello, tanto la ordenación como los elementos de
señalización y balizamiento deberán:
La instalación comenzará con las señales que han de estar situadas en el punto más alejado respecto al emplazamiento
de la obra, avanzando progresivamente según el sentido de marcha de la circulación vial.
El vehículo con las señales debe avanzar por el arcén derecho hacia la zona ocupada por la obra y tiene que ir instalando
la señalización según la secuencia correspondiente.
Al colocar las señales de delimitación de la zona ocupada por las obras, tales como: conos, vallas y otras, el operario ha
de proceder de forma que permanezca siempre en el interior de la zona delimitada.
La retirada de la señalización se realizará en el orden inverso al de su colocación. El operario estará situado siempre en
la parte de la calzada aislada al tráfico.
En primer lugar, se retirarán todas las señales de delimitación de la zona de obras, cargándolas en el vehículo destinado
a tal fin –que ha de estar estacionado en el arcén derecho– si la zona de obras se sitúa en el carril de marcha normal.
A continuación, se procederá a retirar las señales de desvío del tráfico (sentido obligatorio, paneles de balizamiento,
etc.), quedando así libre la calzada.
Finalmente, se desplazarán las señales de preaviso al extremo del arcén o mediana de forma que no sean visibles para
el tráfico (de donde serán recogidas).
Los trabajadores encargados de colocar la señalización tendente a regular el tráfico en los tramos de vía afectados
por las obras han de seguir un procedimiento de trabajo seguro previamente planificado.
En relación con la planificación y organización de los recursos humanos en materia de primeros auxilios, la normativa
de aplicación determina que todas las obras deben contar con personal que disponga de conocimientos en dicha
materia.
En el caso de las obras con más de 250 trabajadores, estas han de contar, además, con un ayudante técnico sanitario
(diplomado en enfermería) como responsable de los primeros auxilios.
Por otra parte, con respecto a la dotación de los medios materiales, se establece que todos los centros de trabajo
dispongan, al menos, de un botiquín. No obstante, en el caso de las obras de carácter lineal (por ejemplo, las obras de
construcción de carreteras, vías férreas, etc.), se dispondrá de un botiquín, al menos portátil, en los lugares más
significativos (por ejemplo, en aquellos que dispongan de instalaciones de higiene y bienestar) o con elevada
concentración de trabajadores.
Cuando se requiera la instalación de locales de primeros auxilios, su dotación mínima será: un botiquín, una camilla,
agua potable y los materiales necesarios en función de los riesgos específicos.
En cualquier caso, el material de primeros auxilios tendrá que revisarse de forma periódica y reponerse cuando sea
necesario (en el caso de utilización o caducidad).
Además, la ubicación de los locales, así como del material de primeros auxilios, se señalizará conforme a la
reglamentación en materia de señalización de seguridad y salud en el trabajo.
Los riesgos más característicos que pueden derivar en una situación de emergencia en las obras son, entre otros:
accidente laboral, incendio, vertido accidental e intoxicación con productos peligrosos, o asfixia durante la realización
de trabajos en espacios confinados.
Con objeto de garantizar una intervención eficaz, en el caso de materialización de estos riesgos en una situación de
emergencia, se considerarán, entre otras, las actuaciones que se explican a continuación.
En este sentido, toda organización empresarial dispondrá, en sus distintos centros de trabajo, del personal encargado
de activar, cuando se requiera, el sistema de emergencia.
Las personas designadas para llevar a cabo dichas funciones tendrán una formación básica en primeros auxilios que
les permita identificar una situación de emergencia e intervenir oportunamente, con carácter previo a la asistencia del
personal sanitario especializado.
Además, poseerán unas características particulares (serenidad, confianza en sí mismo, buena constitución física, etc.)
para poder actuar con rapidez y eficacia en caso de accidente.
En determinadas circunstancias se requerirá también la presencia de personal médico o sanitario en el centro de trabajo.
Ante cualquier accidente, el equipo de primeros auxilios o, en su defecto, el personal al que se le haya asignado dichas
funciones debe seguir la secuencia de actuaciones que se denomina P.A.S. (Proteger, Alertar y Socorrer).
Se trata de proteger, tanto la zona donde se ha producido el accidente como al propio personal responsable de los
primeros auxilios y al accidentado.
También hay que alertar a los servicios de emergencia exteriores (teléfono 112) e informarles adecuadamente de los
datos relativos a:
Una vez facilitados los datos necesarios, se esperará a que sea nuestro interlocutor el que suspenda la comunicación.
En virtud de la actuación de alertar, se dispondrá, en un lugar visible de la obra, de la información relativa al centro
asistencial más próximo, el recorrido más recomendable para acceder al mismo y la relación de los teléfonos de
emergencia necesarios (hospitales cercanos, jefe o responsable de emergencia, etc.).
En las obras de carácter lineal (por ejemplo, carreteras y vías férreas), la anterior información estará disponible en los
lugares de trabajo más significativos.
Por último, se debe socorrer al accidentado valorando, en primer lugar, sus constantes vitales (consciencia y respiración,
por este orden) –evaluación primaria– y, en segundo lugar, otras posibles lesiones –evaluación secundaria– (fracturas,
quemaduras, hemorragias, etc.).
Tras la valoración de las lesiones se atenderá cada una de ellas en orden de prioridad, siempre y cuando se disponga
de los conocimientos necesarios.
En las obras de construcción, algunas de las lesiones que se producen con mayor asiduidad son: luxaciones; esguinces
y fracturas; contusiones; heridas; hemorragias; quemaduras (térmicas y eléctricas); lesiones producidas por el calor;
intoxicaciones, etc.
El personal responsable en la obra de los primeros auxilios tiene que conocer la sintomatología de cada una de dichas
lesiones para actuar oportunamente en cada caso.
El personal de emergencia dispondrá de la capacitación (formación teórica y práctica, información específica del lugar
de trabajo, etc.) y de las cualidades personales (condiciones físicas y psíquicas) necesarias para el ejercicio de las
funciones encomendadas al respecto.
Cuando la situación de emergencia de incendio se origine por la combustión o inflamación de un producto químico
peligroso, el personal de emergencia tendrá que considerar la información de interés contenida en su ficha de datos
de seguridad, entre otros, los datos relativos a:
Los medios de extinción adecuados.
Los medios de extinción que no deban utilizarse.
Los peligros especiales por la exposición al propio producto o a los productos resultantes de la combustión.
En su caso, el equipo de protección especial para el personal de lucha contra incendios.
A tal fin se dispondrá en la obra de toda la documentación relativa a los productos químicos peligrosos que se
manipulen, utilicen y apliquen durante la ejecución de la misma.
No obstante, las actuaciones que han de llevar a cabo los equipos o responsables de emergencia de incendio, los
trabajadores tendrán que considerar las siguientes normas generales de actuación:
Conservar la calma y alertar
Evitar las aglomeraciones
Extinguir el fuego con medios adecuados
No correr riesgos innecesarios
Desalojar la zona
Protegerse del humo
Solicitar ayuda
Independientemente de los riesgos que se derivan de la mencionada manipulación y utilización, tienen que considerarse,
igualmente, las acciones que han de llevarse a cabo en situación de emergencia tanto por la intoxicación con productos
catalogados como peligrosos como por el vertido accidental de los mismos o la producción de sus residuos. En estas
situaciones, el personal encargado de las emergencias ha de considerar la información contenida en la ficha de datos
de seguridad del producto en cuestión, en relación con su información toxicológica, las medidas que se han de aplicar
en caso de vertido accidental, las medidas de primeros auxilios y las consideraciones relativas a su eliminación.
En dichas situaciones, con carácter general, la orden de evacuación del personal partirá de los componentes del equipo
de evacuación de la obra, cuando exista, o de los responsables de emergencias de la misma.
Con independencia de las actuaciones que han de emprender los equipos o responsables de evacuación, es preciso
que todos los trabajadores consideren, entre otras, las siguientes normas generales de actuación ante una emergencia
que precise la evacuación del área de trabajo o de la totalidad de la obra.
Prestar atención
Desconectar los equipos
Abandonar el lugar con rapidez
Mantener la calma
Utilizar las vías y salidas de evacuación
No utilizar los ascensores y montacargas
No bloquear las salidas
No retroceder
Ofrecer ayuda
Acudir al punto de encuentro
Al socorrer a un accidentado hay que valorar, en primer lugar, sus constantes vitales (consciencia y respiración, por este
orden) -evaluación primaria- y, en segundo lugar, otras posibles lesiones -evaluación secundaria- (fracturas,
quemaduras, hemorragias, etc.).
Tras la valoración de las lesiones se atenderá cada una de ellas en orden de prioridad, siempre y cuando se disponga
de los conocimientos necesarios.
Algunas de las lesiones más frecuentes son: luxaciones, esguinces y fracturas, contusiones, heridas, hemorragias,
quemaduras (térmicas y eléctricas), lesiones producidas por el calor e intoxicaciones.
El personal responsable de los primeros auxilios en los centros de trabajo ha de conocer la sintomatología de las
lesiones para actuar según corresponda en cada caso.
Valoración inicial
Comprobar la capacidad de respuesta de la víctima (su estado de consciencia): hablar al paciente,
preguntándole con voz fuerte: "¿Se encuentra bien?". Si responde, se sabrá que no está inconsciente y se
procederá a realizar la evaluación secundaria. En caso de no recibir respuesta, probar a pellizcarle o a sacudirle
suavemente de los hombros.
Si no responde, significará que la víctima ha perdido el conocimiento. Pedir ayuda y colocar a la víctima en
posición de reanimación (boca arriba, con brazos y piernas alineados, sobre una superficie rígida y con el tórax
descubierto).
Abrir la vía aérea utilizando la maniobra frente-mentón: colocar una mano en la frente de la víctima y extender
la cabeza de ésta hacia atrás, manteniendo el pulgar y el índice libres para tapar la nariz si se requiere ventilación
de rescate. Elevar el mentón para abrir las vías aéreas. Comprobar que no existen objetos (dentadura postiza,
chicle…) en la boca del accidentado y, si lo hubiera, retirarlo.
Manteniendo las vías aéreas abiertas, comprobar si respira:
o Ver si existe movimiento torácico.
o Oír si hay ruidos respiratorios. Acercar el oído a la boca de la víctima para comprobar si entra aire en
los pulmones.
o Sentir aire espirado, acercando la mejilla.
Si la víctima respira normalmente: hay que colocarla en posición de recuperación y llamar a los servicios de
emergencia (112) o buscar o enviar a alguien por ayuda. Periódicamente, hay que comprobar que continúa
respirando. Si no respira normalmente: enviar a alguien por ayuda o, si se encuentra solo, llamar o alertar a los
servicios de emergencias (ambulancia), regresando de inmediato para comenzar las compresiones torácicas.
La víctima puede tener una respiración precaria, o estar haciendo "boqueadas" ruidosas, en los primeros minutos
después de una parada cardíaca; no hay que confundirlo con la respiración normal. Ver, oír y sentir durante no más
de 10 segundos si la víctima está respirando normalmente. Si se tiene la mínima duda de que la respiración sea
normal, hay que actuar como si no lo fuera.
Las principales señales de paro cardíaco son la pérdida de conocimiento y de respiración. La presencia de estas
señales significa que no está llegando sangre y oxígeno al cerebro y a otros órganos vitales.
Si no puede o, por alguna razón, no quiere dar ventilaciones de rescate (ventilaciones), administre la RCP con
compresiones torácicas únicamente, a una frecuencia de 100 a 120 veces por minuto. No interrumpa la maniobra
de reanimación hasta que llegue la ayuda cualificada, la víctima comience a respirar normalmente o alguien le releve
cuando usted se agote.
Hemorragias
Las hemorragias pueden ser producidas por el corte de una vena o de una arteria. Toda hemorragia debe ser
considerada grave, aunque la arterial es la más peligrosa ya que puede producir rápidamente la muerte. Los minutos en
estos casos cuentan.
Si la hemorragia es venosa, la sangre sale de una forma continua y es de color rojo oscuro. No se deben poner
“torniquetes”, sino únicamente comprimir la vena con gasas de algodón hidrófilo (tejido) o, en su defecto, pañuelos o
trapos limpios para la cohibición de la hemorragia.
La hemorragia arterial se reconoce porque la sangre es de color rojo vino y sale a borbotones o a golpes. Para detener
la hemorragia hay que comprimir la arteria seccionada en un punto que esté entre la herida y el corazón.
Hay cuatro puntos en el cuerpo humano que es preciso conocer para comprimir en el caso de que exista una hemorragia
arterial:
Cuello: para contener las hemorragias del cuello y de la cabeza se comprime hundiendo los dedos en el cuello
(figura 3), al lado de la tráquea (por debajo de la herida), contra la columna vertebral. Así se comprime la arteria
carótida, destinada a irrigar la cabeza. La compresión de la carótida puede ocasionar que el herido pierda el
conocimiento, por lo cual se deberá hacer solamente en el último extremo.
Hombro: para contener las hemorragias del hombro y del brazo hay que comprimir con un dedo por detrás de
la clavícula y contra la primera costilla. De esta forma se comprime la arteria subclavia que lleva la sangre del
corazón al hombro y al brazo.
Miembro superior: para contener la sangre que sale de una herida en el brazo se debe presionar con los dos
pulgares de abajo arriba en la parte superior de él. Así resulta comprimida la arteria humeral, que lleva la sangre
hasta la mano.
Miembro inferior: el punto de compresión para contener las hemorragias del muslo y de la pierna es en la ingle,
comprimiendo contra el hueso de la pelvis. De esta forma se comprime la arteria femoral.
Torniquete
Se debe utilizar como último recurso, debido a las enormes y graves consecuencias que trae su utilización (la
compresión intensa y sostenida sobre los nervios que se hallan cercanos a las arterias y venas produce un bloqueo en
Utilice una venda triangular doblada o una banda de tela de 5-10 cm de ancho (no utilice vendas estrechas,
cuerdas o alambres).
Coloque la venda cuatro dedos por encima de la herida.
Dé dos vueltas alrededor del brazo o pierna.
Haga un nudo simple en los extremos de la venda.
Coloque una vara corta y fuerte. Haga dos nudos más sobre la vara.
Gire la vara lentamente hasta controlar la hemorragia.
Traslade inmediatamente a la víctima a un centro asistencial.
Fracturas
Hay una serie de detalles que de una manera fácil nos hacen reconocer el diagnóstico de una fractura:
Dolor intenso.
Imposibilidad de ejecutar cualquier movimiento con el miembro lesionado.
Deformación del miembro.
Sensación de roce entre los dos fragmentos del hueso fracturado.
En el caso de existir una fractura la regla más importante es la inmovilización de la misma, esté donde esté. Por tanto,
hay que impedir que el herido se levante; no se le debe trasladar hasta que se le inmovilice y, por último, se deberá tratar
con las mayores precauciones posibles.
Si la fractura es abierta, solamente se colocará un apósito sobre la herida y se intentará, si sangra, detener la hemorragia
procediendo después a la inmovilización provisional para el traslado.
La inmovilización se efectúa, generalmente, mediante tablillas. Tienen que tener una longitud tal que inmovilice la
articulación por encima y por debajo de la fractura. Por ejemplo, si la fractura se ha producido en el antebrazo, las
tablillas tendrán que inmovilizar también el codo y la muñeca.
Las tablillas se sujetan por medio de vendas, tiras de tela u otros medios improvisados. No se debe atar con mucha
fuerza, puesto que puede paralizar la circulación.
La obstrucción de la vía aérea se produce con frecuencia, sobre todo en los niños como consecuencia de cuerpos
extraños (piezas de juguetes, frutos secos, botones…). En los adultos, la causa más habitual de la obstrucción se debe
a los alimentos ingeridos. El paso del aire se puede obstruir de forma completa o parcial.
Si la víctima está consciente y respira, significa que tiene una obstrucción parcial. En este caso, al estar la persona
consciente se la animará a que tosa hasta que la obstrucción se solucione.
Si de esta manera no se resuelve el atragantamiento, la víctima mostrará signos de agotamiento y la tos dejará de ser
eficaz. En esta situación, el reanimador se ha de colocar al lado de la víctima, e inclinándola hacia delante y sujetándola
por el pecho, le ha de proporcionar 5 palmadas fuertes entre los omóplatos (paletillas) para intentar la desobstrucción.
Si con dichas palmadas no se resuelve, se ha de realizar la "maniobra de Heimlich". El reanimador se sitúa detrás de la
víctima y, rodeando con los brazos su cintura, coloca el puño de una mano en la boca del estómago con el pulgar contra
el abdomen. Con la otra mano agarra el puño y realiza 5 compresiones bruscas en la boca del estómago, entre el
ombligo y el final del esternón, hacia arriba y adentro.
Si la víctima está inconsciente se han de iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) como si se tratara
de una parada cardio-respiratoria.
Primero se ha de abrir la vía aérea de la víctima mediante la maniobra frente-mentón para comprobar si el objeto que
provoca el atragantamiento está visible.
En el caso de que el cuerpo extraño esté accesible, se tratará de extraer mediante la maniobra de "gancho": se introduce
el dedo índice por un lado de la boca hasta la base de la lengua y, tras adoptar la forma de gancho, se intenta retirar el
objeto. Esta maniobra solamente se ha de realizar si el objeto está visible y accesible.
Tras observar el interior de la boca, se ha de comprobar si la persona respira o no. En el caso de que no respire, se ha
de alertar a los servicios de emergencia (112) y comenzar la RCP con la secuencia de 30 compresiones torácicas,
seguidas de 2 ventilaciones de rescate.
La única diferencia con la RCP básica es que, en el caso de atragantamiento, tras cada ciclo de 30 compresiones se ha
de comprobar la boca por si se hiciera visible el cuerpo extraño, antes de realizar los intentos de ventilación.
Electrocución
La conducta frente a un accidentado por corriente eléctrica puede esquematizarse en algunos actos simples pero
precisos que todos los trabajadores deben conocer:
Pedir ayuda: Como primera medida se debe dar la alarma para que alguien acuda y se encargue de avisar al
servicio médico de urgencia y a un electricista mientras trata de prestar auxilio al accidentado.
Rescate o desenganche del accidentado: Si la víctima ha quedado en contacto con un conductor o pieza bajo
tensión, debe ser separada del contacto antes de tratar de aplicarle los primeros auxilios. Para ello:
o Se ha de cortar la corriente eléctrica accionando el interruptor, disyuntor, seccionador, etc.
o Si resultara imposible cortar la corriente o se tardara demasiado por encontrarse lejos el interruptor,
hay que tratar de desenganchar a la persona electrizada mediante cualquier elemento no conductor
(tabla, listón, cuerda, silla de madera, cinturón de cuero, palo o rama seca, etc.) con el que hacer presa,
a distancia, en el cable o en el accidentado.
o Si el accidentado ha quedado enganchado en una línea de alta tensión no hay que acercarse a él; se
debe esperar a que llegue el personal electricista cualificado, al que se ha de avisar como primera
medida.
Aplicación de los primeros auxilios: Una vez que el accidentado ha sido liberado del contacto eléctrico, se han
de iniciar las operaciones de socorro, que, por orden de urgencia, son:
o Apagar el incendio de la ropa (si es que existe) echando a la víctima sobre el suelo y tratando de sofocar
las llamas con mantas, arena o cualquier otro material incombustible del que se disponga.
o Reanimación. En los accidentes por electricidad son muy frecuentes la supresión de la respiración y de
los latidos cardíacos, que, con la pérdida del conocimiento, caracterizan la muerte aparente del
accidentado.
Si la víctima está inconsciente, no respira y no tiene pulso, se ha de proceder inmediatamente a aplicar la reanimación
cardiopulmonar.
El empresario tiene que investigar aquellos sucesos que hayan producido daños en la salud de los trabajadores.
El objetivo principal de la investigación de un accidente es la determinación de las causas que lo han provocado
mediante el conocimiento previo de los hechos acaecidos, con el fin de evitar situaciones futuras de idénticas o
similares características mediante el diseño y la adopción de las medidas correctoras necesarias.
No obstante, para detectar los posibles fallos existentes en las condiciones de trabajo que puedan desencadenar en un
accidente es recomendable investigar también los incidentes.
La investigación de los accidentes e incidentes se llevará a cabo, en función de su complejidad, bien por la organización
preventiva de la propia empresa -trabajador designado, servicio de prevención propio, servicio de prevención ajeno, etc.-,
bien por las personas de la organización designadas para el ejercicio de dichas funciones -jefes de obra, encargados,
etc.-.
Cuando se produzca un accidente o incidente es necesario que los trabajadores de la obra que tengan constancia del
suceso pongan dicha circunstancia en conocimiento de sus superiores, con el fin de poner en marcha el procedimiento
de investigación correspondiente.
Asimismo, se precisa que los testigos del accidente o incidente faciliten a las personas designadas para llevar a cabo
la investigación del suceso toda la información que permita conocer con mayor detalle las causas determinantes del
mismo. En este sentido, es importante la objetividad del trabajador en relación con la información proporcionada.
Otro de los aspectos reglamentarios en relación con el acaecimiento de un accidente es el relativo a su notificación. En
concreto, se establece que el empresario tiene que notificar por escrito a la autoridad con competencias en materia de
seguridad y salud cualquier suceso en el que se hayan producido lesiones a los trabajadores. Asimismo, esta
notificación ha de realizarla el trabajador autónomo que disponga de cobertura por contingencias profesionales. Esta
notificación tiene que realizarse en la forma y el plazo establecidos por la normativa de aplicación.
Igualmente, tras la declaración de una enfermedad profesional, la mutua de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales de la Seguridad Social que asuma la protección de las contingencias profesionales está obligada a
elaborar y tramitar el parte de enfermedad profesional correspondiente. Ello sin perjuicio del deber de las empresas, o
de los trabajadores por cuenta propia que dispongan de cobertura por contingencias profesionales, de facilitar a dicha
entidad gestora la información que obre en su poder y les sea requerida para la elaboración del mencionado parte.
Este parte de enfermedad profesional se elaborará y transmitirá por medios electrónicos mediante el sistema
informático de la Seguridad Social denominado CEPROSS, sin perjuicio de su posible impresión en soporte papel en los
casos en los que se considere necesario, y concretamente cuando lo soliciten el trabajador y el empresario.
Sin embargo, para ampliar esta información, diferenciando las enfermedades reconocidas como accidentes de trabajo,
en aplicación del artículo 115 de Ley General de la Seguridad Social, se ha diseñado el sistema PANOTRATSS de
comunicación de patologías no traumáticas causadas por el trabajo. Esta base de datos recoge las enfermedades no
incluidas en la lista de enfermedades profesionales que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo,
siempre que se pruebe que la correspondiente enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo. También
contiene las enfermedades o defectos padecidos con anterioridad por el trabajador que se agraven como consecuencia
de la lesión constitutiva del accidente.
Con independencia de la organización preventiva que cada empresa disponga, es muy importante la participación de
sus trabajadores en las cuestiones relacionadas con la prevención de riesgos laborales.
El contenido de la presente unidad didáctica aborda los principales instrumentos a través de los cuales se debe
desarrollar una actividad preventiva interdisciplinar, participativa e integrada en el sistema general de gestión
empresarial.
Asimismo, se señalan las distintas modalidades conforme a las cuales puede realizarse la organización de los recursos
necesarios para el desarrollo de las actividades preventivas en función del tamaño de la empresa y de su actividad.
Por otro lado, se tratan los aspectos básicos asociados a la gestión preventiva en las obras de construcción como
centros de trabajo diferenciados, con fundamento, entre otras referencias, en las disposiciones del Real Decreto
1627/1997, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, y en su
Guía técnica elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 16, dice que la prevención debe “integrarse en el sistema
general de gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de esta,
a través de la implantación y aplicación de un plan de prevención de riesgos laborales”.
Asimismo, se establece que los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación de dicho plan son la evaluación de
riesgos laborales y la planificación de la actividad preventiva.
El plan de prevención de riesgos laborales debe ser aprobado por la dirección de la empresa, asumido por todos sus
niveles jerárquicos y conocido por todos sus trabajadores.
Además, el mencionado plan se ha de conservar a disposición de la autoridad laboral, de las autoridades sanitarias y
de los representantes de los trabajadores, y ha de incluir los siguientes elementos, todos ellos en relación con la
prevención de riesgos laborales:
El plan de prevención de riesgos laborales deberá incluir la estructura organizativa, las responsabilidades, las
funciones, las prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios para realizar la acción preventiva
en la empresa.
b. Evaluación de riesgos
El empresario tiene que elaborar y conservar a disposición de la autoridad laboral la evaluación de los riesgos para la
seguridad y la salud en el trabajo.
Los representantes de los trabajadores o, en su ausencia, los propios trabajadores han de ser consultados sobre el
procedimiento de evaluación que se prevea utilizar en la empresa.
La evaluación de los riesgos constituye una de las actividades esenciales del sistema de gestión preventiva de la
empresa. Así, para poder acometer acciones encaminadas a prevenir los riesgos laborales, es preciso identificar con
anterioridad los peligros y conocer, igualmente, la magnitud de los riesgos que se derivan de aquéllos.
Una vez evaluados los riesgos y determinada la existencia de situaciones de riesgo que precisan la adopción de medidas
de prevención, el empresario debe llevar a cabo la planificación de la actividad preventiva que proceda con objeto de
eliminar o reducir y controlar dichos riesgos conforme a un orden de prioridades, en función de su magnitud y del
número de trabajadores expuestos a los mismos.
La planificación de la actividad preventiva incluirá, en todo caso, los medios humanos y materiales necesarios, así como
la asignación de los recursos económicos precisos para la consecución de los objetivos propuestos.
La actividad preventiva tiene que planificarse para un período determinado, estableciendo las fases y prioridades de su
desarrollo, así como su seguimiento y control periódico.
Las empresas de hasta 50 trabajadores que no desarrollen actividades peligrosas podrán reflejar en un único
documento el plan de prevención de riesgos laborales, la evaluación de riesgos y la planificación de la actividad
preventiva. Este documento puede ser de extensión reducida y fácil comprensión, adaptado a la actividad y tamaño
de la empresa.
Para poder desarrollar las actuaciones preventivas, el empresario ha de constituir una organización preventiva
adecuada a la empresa (en función de su tamaño y actividad) y dotarla de los recursos humanos y materiales necesarios.
A este fin, el empresario puede optar entre asumir personalmente la actividad preventiva, constituir un servicio de
prevención propio, concertar dicho servicio con una o varias entidades externas (servicio de prevención ajeno) o
designar a uno o varios trabajadores para llevar a cabo tal actividad. Estas modalidades de organización preventiva
están reguladas de forma concreta en el Reglamento de los Servicios de Prevención.
La organización preventiva puede ser llevada a cabo a través de una única modalidad preventiva o se puede recurrir a
un sistema mixto, es decir, una combinación de varias de las modalidades. En este último caso, es necesario indicar
claramente qué actividades le corresponde realizar a cada una de ellas.
Gran parte de los trabajos que las empresas del sector de la construcción realizan se encuentran recogidos en el anexo
I del Reglamento de los Servicios de Prevención. Cuando los trabajos que ejecute una empresa coincidan con alguno
de los incluidos en el mencionado anexo, la actividad preventiva no podrá ser asumida por el empresario por
considerarse trabajos de especial riesgo.
Por lo tanto, las modalidades de organización preventiva por las que, generalmente, puede optar una empresa del sector
de la construcción son:
En las empresas que ejecutan actividades en el sector de la construcción, la única modalidad que resulta obligatoria es
la constitución de un SPP cuando la plantilla de trabajadores es igual o superior a 250 y se ejecuten actividades
contenidas en el antes citado anexo I del Reglamento de los Servicios de Prevención.
Los servicios de prevención (propios, ajenos o modalidad “mixta” o “combinada”) tendrán carácter interdisciplinario. Sus
medios serán apropiados para cumplir sus funciones, entre ellas las de nivel básico (objeto del programa formativo al
cual se destina el presente manual) (cabe recordar las funciones de nivel básico relacionadas en la presentación general
de este manual).
La formación, la especialidad, la capacitación, la dedicación y el número de componentes de estos servicios así como
sus recursos técnicos, tendrán que ser suficientes y adecuados a las actividades preventivas que se vayan a desarrollar
al objeto de estar en condiciones de proporcionar a la empresa el asesoramiento y apoyo que precise, en función de los
tipos de riesgo existentes en ella, y en lo referente a:
El diseño, la implantación y la aplicación del plan de prevención de riesgos laborales que permita la integración
de la prevención en la empresa.
La evaluación de los factores de riesgo que puedan afectar a la seguridad y la salud de los trabajadores.
La planificación de la actividad preventiva y la determinación de las prioridades en la adopción de las medidas
preventivas y la vigilancia de su eficacia.
La información y formación de los trabajadores.
Los planes de emergencia y la prestación de los primeros auxilios.
La vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con los riesgos derivados del trabajo.
Para que el sistema de prevención sea considerado eficaz ha de ser capaz de lograr, a lo largo del tiempo, unas
condiciones de trabajo sanas y seguras y, además, cumplir los requisitos reglamentarios aplicables.
En este sentido, los controles aplicados y efectuados por el propio sistema de gestión preventiva pueden poner de
manifiesto dónde se muestra ineficaz dicho sistema. Así, se podrán detectar las deficiencias, determinar las
correcciones necesarias y establecer las modificaciones o las mejoras precisas.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que, además de las auditorías internas o externas que se lleven a cabo
voluntariamente por la empresa, la normativa en materia de seguridad y salud determina la obligación de realizar
auditorías externas en determinados supuestos.
Así, en el artículo 30 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales se estipula que “el empresario que no hubiere
concertado el servicio de prevención con una entidad especializada ajena a la empresa deberá someter su sistema de
prevención al control de una auditoría o evaluación externa, en los términos que reglamentariamente se determinen”,
con el fin de valorar su integración en el sistema general de gestión de la empresa y su eficacia para prevenir, identificar,
evaluar, corregir y controlar los riesgos laborales en todas las fases de actividad de la empresa.
En este apartado se desarrollan los instrumentos fundamentales para la gestión preventiva en las obras de construcción
en función de la existencia o no de proyecto de ejecución.
En las obras de construcción donde es exigible un proyecto, el promotor está obligado a que, en la fase de redacción
del mismo, se elabore un estudio de seguridad y salud si se da alguno de los siguientes supuestos:
Que el presupuesto de ejecución por contrata (PEC) incluido en el proyecto sea igual o superior a 450.759,08 €.
El PEC se obtiene sumando al presupuesto de ejecución material (PEM) los gastos generales (GG) y el beneficio
industrial (BI) y aplicando, además, a dicha suma el incremento correspondiente al impuesto sobre el valor
añadido (IVA).
Que la duración estimada de la obra sea superior a 30 días laborables, empleándose, en algún momento, a más
de 20 trabajadores simultáneamente.
Para el resto de obras con proyecto no incluidas en los supuestos anteriores, el promotor está obligado a que se elabore
un estudio básico de seguridad y salud.
El estudio o, en su caso, el estudio básico de seguridad y salud forma parte del proyecto de obra como un capítulo más
del mismo, y constituye un requisito necesario para la expedición de la licencia municipal y de las demás autorizaciones
y trámites que requieran las Administraciones públicas.
En las obras de construcción donde es exigible un proyecto, el promotor está obligado a que, en la fase de redacción
del mismo, se elabore un estudio de seguridad y salud o, en su caso, un estudio básico.
En aplicación del estudio de seguridad y salud o, en su caso, del estudio básico, cada contratista debe elaborar un plan
de seguridad y salud en el trabajo en el que se analicen, estudien, desarrollen y complementen las previsiones
contenidas en dichos estudio o estudio básico de seguridad y salud, en función de su propio sistema de ejecución de la
obra.
El plan de seguridad y salud en el trabajo constituye la evaluación general de riesgos de la obra y sirve de instrumento
básico para la ordenación de la actividad preventiva en ella.
Sin embargo, cabe recordar que cada empresa tiene que realizar una evaluación de los riesgos en aquellos oficios y
actividades que desarrollarán en la obra, puesto que la sujeción al plan complementa, pero no elimina ni sustituye la
obligación reglamentaria de cada empresario de adoptar las medidas preventivas necesarias para la protección de la
seguridad y la salud de sus trabajadores.
Así, cada empresa subcontratista determina las medidas preventivas que va a aplicar para controlar los riesgos
identificados en su evaluación y que servirán de base para crear los procedimientos de trabajo que habrá de trasladar
al contratista para que, en su caso, los incorpore al plan de seguridad y salud en el trabajo.
De este modo, el contratista reflejará en el citado plan de seguridad y salud en el trabajo la gestión de la prevención
concreta para la obra en cuestión, en el que se incluirá la coordinación de todas y cada una de las empresas
subcontratistas y trabajadores autónomos que dependan de dicho contratista.
Cada contratista debe elaborar un plan de seguridad y salud en el trabajo en el que se analicen, estudien, desarrollen
y complementen las previsiones contenidas en el estudio de seguridad y salud o, en su caso, el estudio básico, en
función de su propio sistema de ejecución de la obra.
Con fines de control y seguimiento del plan de seguridad y salud en el trabajo se habilita un libro de incidencias. Este
libro ha de mantenerse en la obra y estar en poder del coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución
de la misma o, en caso de no ser necesaria su designación, en poder de la dirección facultativa.
Para cumplir con lo antes mencionado, el coordinador o la dirección facultativa deben dar a conocer a todas las
personas autorizadas a realizar anotaciones en el libro de incidencias el procedimiento por el cual se garantiza el acceso
al mismo.
Efectuada una anotación en el libro de incidencias, el coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución
de la obra (o en su caso la dirección facultativa) tendrá que notificarla al contratista afectado y a los representantes de
los trabajadores de este. En el caso de que la anotación se refiera a cualquier incumplimiento de las advertencias u
observaciones previamente anotadas en el citado libro por las personas facultadas para ello, así como en el supuesto
de paralización de los trabajos, ha de remitirse una copia a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en el plazo de
24 horas. En todo caso, deberá especificarse si la anotación efectuada supone una reiteración de una advertencia u
observación anterior o si, por el contrario, se trata de una nueva observación.
Al libro de incidencias tienen acceso y pueden hacer anotaciones en el mismo: la dirección facultativa de la obra; los
contratistas; los subcontratistas; los trabajadores autónomos; las personas con responsabilidad en materia de
prevención en las empresas intervinientes en la obra; los representantes de los trabajadores; y los técnicos de los
órganos especializados en materia de seguridad y salud laboral de las Administraciones públicas competentes.
Las obras que no cuentan con proyecto de ejecución pueden clasificarse en:
Obras en las que el proyecto no es exigible para su tramitación administrativa. Por lo general, se trata de obras
menores en las que la autoridad competente no solicita proyecto.
Obras de emergencia. Son aquellas que deben realizarse de manera rápida y urgente, lo que imposibilita la
redacción de un proyecto antes de su inicio como, por ejemplo, las demoliciones por peligro inminente.
En este tipo de obras de construcción, al no disponer de proyecto de ejecución, no se redacta el estudio o estudio básico
de seguridad y salud y, por consiguiente, tampoco existe plan de seguridad y salud en el trabajo.
No obstante, lo anterior, este tipo de obras ha de contar con la evaluación de riesgos de cada una de las empresas que
intervienen en ellas referida al propio centro de trabajo, teniendo en cuenta sus características y riesgos.
Además, en todas las obras, con o sin proyecto, han de cumplirse las disposiciones mínimas de seguridad y de salud
recogidas en el Real Decreto 1627/1997.
También hay que tener en cuenta que los empresarios (contratista/s y subcontratistas) así como los trabajadores
autónomos, han de cooperar entre sí y establecer los medios de coordinación necesarios para la prevención de los
riesgos laborales.
Libro de subcontratación
El libro de subcontratación es exigible al contratista siempre que pretenda subcontratar parte de la obra a empresas
subcontratistas o a trabajadores autónomos. Es un libro habilitado por la autoridad laboral en el que el contratista debe
reflejar, por orden cronológico desde el comienzo de los trabajos, todas y cada una de las subcontrataciones realizadas
en la obra con empresas subcontratistas y trabajadores autónomos. Sirve para realizar el control y seguimiento del
régimen de subcontratación.
Disponer de él en la obra.
Mantenerlo actualizado.
Permitir el acceso al mismo a las siguientes personas físicas o jurídicas:
o Promotor, dirección facultativa y coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución de
la obra.
o Empresas y trabajadores autónomos.
o Técnicos de prevención.
o Delegados de prevención y representantes de los trabajadores de las empresas que intervengan en la
ejecución de la obra.
o Autoridad laboral.
Conservarlo durante los 5 años posteriores a la finalización de su participación en la obra.
Acreditación de empresas
Las empresas contratistas o subcontratistas, para poder participar en la cadena de subcontratación, han de estar
inscritas en el Registro de Empresas Acreditadas (REA) de la comunidad autónoma donde radique su domicilio social.
Tal inscripción acredita que la empresa dispone de los medios técnicos y humanos suficientes para garantizar el
cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales y desarrollar una adecuada actividad
preventiva.
A continuación, se relacionan las obligaciones referidas a la gestión de la prevención de riesgos laborales que
corresponden a algunos de los principales agentes que participan en el proceso constructivo.
a. Promotor
Pueden ejercer como promotores las Administraciones públicas (ayuntamientos, gobiernos autonómicos, ministerios,
etc.), las empresas o particulares que promueven obras para su venta, las empresas que promueven obras para la
ampliación o reforma de sus propias instalaciones, las comunidades de propietarios que promueven obras para el
mantenimiento o mejora de sus edificios, etc.
El promotor de una obra con proyecto debe designar a un técnico competente para que elabore, según corresponda, el
estudio o estudio básico de seguridad y salud.
Si en la elaboración del proyecto de obra intervienen varios proyectistas, el promotor ha de designar a un técnico
competente para que desempeñe las funciones de coordinador en materia de seguridad y salud. En estos supuestos,
corresponde al coordinador elaborar o hacer que se elabore, bajo su responsabilidad, el antes citado estudio o el estudio
básico.
Cuando en la ejecución de la obra intervengan más de una empresa, una empresa y trabajadores autónomos o diversos
trabajadores autónomos, antes del inicio de los trabajos o tan pronto como se constate tal concurrencia, el promotor
tiene que designar a un coordinador en materia de seguridad y salud.
En aquellos casos en los que el promotor ejecuta directamente con trabajadores propios la totalidad o parte de los
trabajos en la obra, adquiere a su vez la condición de contratista; es decir, asume las obligaciones que le corresponden
como promotor y como contratista.
Asimismo, cuando el promotor contrate directamente a trabajadores autónomos para la realización de la obra o de
parte de la misma, adquiere las obligaciones de contratista en relación con estos (excepto en el caso del cabeza de
familia que promueve obras destinadas a la construcción de una vivienda para uso propio).
b. Proyectista
Durante la concepción, el análisis y la elaboración del proyecto el proyectista debe tener en cuenta los principios
generales de prevención previstos en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (ver el apartado 1.1 de la unidad
didáctica 2), en particular:
Al tomar las decisiones constructivas, técnicas y de organización con el fin de planificar los distintos trabajos
o las fases de trabajo que se desarrollarán simultánea o sucesivamente.
Al estimar la duración requerida para la ejecución de los distintos trabajos o fases del trabajo.
Estas obligaciones son de gran trascendencia puesto que implican que las decisiones que afectan a la organización y
a los sistemas de ejecución de la obra no deben posponerse a la fase de ejecución para que las resuelva el contratista,
sino que han de considerarse a la hora de planificar y elaborar el proyecto.
c. Dirección facultativa
Las obligaciones en materia de seguridad y salud del técnico o de los técnicos que constituyen la dirección facultativa
son:
Además, en aquellas obras en las que no se ha designado a un coordinador en materia de seguridad y salud durante la
ejecución de las mismas por no ser ello exigible, a la citada dirección facultativa le compete:
Aprobar el plan de seguridad y salud elaborado por el contratista y, en su caso, las modificacio-nes introducidas
en el mismo.
Cuando el promotor contrate la elaboración del proyecto o de distintas partes del mismo con varios proyectistas, debe
designar a un coordinador en materia de seguridad y salud.
Este coordinador ha de ser un técnico competente. En el ámbito de aplicación de la Ley de Ordenación de la Edificación,
las titulaciones académicas y profesionales que habilitan para desempeñar la función de coordinador son las de:
arquitecto, arquitecto técnico, ingeniero o ingeniero técnico, de acuerdo con sus respectivas competencias y
especialidades.
Este técnico se designa para coordinar a los distintos proyectistas de manera que apliquen en el proyecto los principios
generales de prevención y contemplen las previsiones e informaciones útiles para efectuar, en su día, en las debidas
condiciones de seguridad y salud, los previsibles trabajos posteriores (mantenimiento, conservación y reparación).
Es muy importante tener en cuenta que el Real Decreto 1627/1997 concibe al coordinador como un técnico competente
plenamente integrado en la dirección facultativa. Por consiguiente, el resto de componentes de la misma que han de
tomar las decisiones técnicas y de organización de la propia obra deben contar con la participación del coordinador,
con el fin de asegurar que en dichas decisiones se ha tenido en cuenta la aplicación de los principios de la acción
preventiva.
El coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución de la obra tiene las siguientes obligaciones:
En las obras promovidas por las Administraciones públicas el coordinador no aprueba dicho plan, sino que emite un
informe a la administración que ha adjudicado la obra para que esta, en su caso, apruebe el mencionado plan.
El contratista asume ante el promotor, con medios humanos y materiales propios o ajenos, el compromiso de ejecutar
la totalidad o parte de la obra con sujeción al proyecto y al contrato suscrito con dicho promotor.
Por su parte, los subcontratistas asumen, mediante contrato, ante el contratista, al que se identifica como el empresario
principal de la obra, el compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de la misma.
Toda empresa, independientemente del sector de actividad al que pertenezca, ha de asumir, en cumplimiento de lo
establecido tanto en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales como en el Reglamento de los Servicios de Prevención,
unas obligaciones generales. Del resto de normas de desarrollo reglamentario de la citada ley se derivan obligaciones
específicas que no hay que perder de vista. Lógicamente, en el ámbito de las obras de construcción, deben tenerse muy
en cuenta las obligaciones emanadas del Real Decreto 1627/1997.
Aplicar los principios de la acción preventiva que se recogen en el artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (ver el apartado 1.1 de la unidad didáctica 2).
Constituir una organización preventiva (trabajadores designados, servicio de prevención propio o servicio de
prevención ajeno).
Cumplir y hacer cumplir a los trabajadores lo establecido en el plan de seguridad y salud en el trabajo de la obra.
Responder de la ejecución correcta de las medidas preventivas fijadas en el plan de seguridad y salud en el
trabajo respecto a las obligaciones que le corresponde directamente y, en su caso, a los trabajadores
autónomos a los que contrate.
Atender las indicaciones y cumplir las instrucciones del coordinador en materia de seguridad y salud durante
la ejecución de la obra o, en su caso, de la dirección facultativa.
Cumplir la normativa en materia de prevención de riesgos laborales teniendo en cuenta, en su caso, las
obligaciones sobre coordinación de actividades empresariales.
Tener en cuenta durante la ejecución de la obra las disposiciones mínimas establecidas en el anexo IV del Real
Decreto 1627/1997.
Garantizar que los trabajadores reciben una información comprensible y adecuada de todas las medidas que
se deben adoptar en la obra para su seguridad y salud.
Informar y proporcionar las instrucciones adecuadas a los trabajadores autónomos a los que contrate sobre
todas las medidas que hayan de adoptarse en lo que se refiere a su seguridad y salud.
Consultar a los trabajadores y permitir su participación en aquello que afecta a la seguridad y salud en la obra.
Garantizar a los trabajadores a su servicio la vigilancia periódica de su estado de salud en función de los riesgos
inherentes al trabajo. Esta vigilancia abarca una evaluación inicial o previa, una evaluación después de
ausencias prolongadas y evaluaciones periódicas.
Se enumeran seguidamente las obligaciones que únicamente les corresponden a los contratistas:
En aplicación del estudio de seguridad y salud o del estudio básico, elaborar el plan de seguridad y salud en el
trabajo de la obra.
Poner en conocimiento del coordinador o, en su caso, de la dirección facultativa la necesidad de modificar las
previsiones del plan de seguridad y salud en el trabajo de la obra y, en consecuencia, someter a su aprobación
las modificaciones propuestas.
Tener el plan de seguridad y salud en la obra a disposición permanente de: dirección facultativa, empresas
subcontratistas, trabajadores autónomos, personas u órganos con responsabilidades en materia de prevención
de las empresas intervinientes y representantes de los trabajadores de las mismas.
Facilitar una copia del plan de seguridad y salud en el trabajo a los representantes de los trabajadores de la
obra.
En su caso, disponer de los recursos preventivos en la obra (esta cuestión se trata en el epígrafe 5 de esta
unidad didáctica).
Comunicar la apertura del centro de trabajo a la autoridad laboral competente.
Vigilar el cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales por parte de los subcontratistas
exigiendo que acrediten por escrito que han realizado, para los trabajos y servicios que vayan a ejecutar, la
evaluación de riesgos y la planificación de su actividad preventiva, y que han cumplido las obligaciones en
materia de información y formación respecto a los trabajadores que han de realizar los referidos trabajos o
servicios.
Por último, el contratista ha de tener presente que las responsabilidades de los coordinadores, de la dirección facultativa
y del promotor no le eximen del cumplimiento de sus propias obligaciones.
g. Trabajadores autónomos
El trabajador autónomo es una persona física distinta del contratista y del subcontratista que realiza, de forma personal
y directa, una actividad profesional sin sujeción a un contrato de trabajo y que asume, mediante contrato mercantil ante
el promotor, el contratista o el subcontratista el compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de una
obra.
Aplicar los principios de la acción preventiva recogidos en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Cumplir, durante la ejecución de la obra, las disposiciones mínimas establecidas en el anexo IV del Real Decreto
1627/1997.
Cumplir las obligaciones que en materia preventiva se establecen para los trabajadores en el artículo 29 de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Coordinar su actividad con la del resto de empresas y trabajadores autónomos que intervienen en la obra.
Utilizar equipos de trabajo que cumplan la norma reglamentaria que les sea de aplicación (Real Decreto
1215/1997 - utilización de los equipos de trabajo).
Elegir y utilizar equipos de protección individual en los términos previstos en el Real Decreto 773/1997.
Atender las indicaciones y cumplir las instrucciones del coordinador en materia de seguridad y salud durante
la ejecución de la obra o, en su caso, de la dirección facultativa.
Cumplir lo establecido en el plan de seguridad y salud en el trabajo de la obra. El empresario que le contrate
(contratista o subcontratista) tiene la obligación de informarle de la parte del plan de la obra que le afecte. Al
igual que lo comentado en el apartado anterior, el trabajador autónomo, tras conocer el contenido del plan,
puede trasladar al empresario que le contrata las sugerencias y alternativas a dicho plan que considere
oportunas.
Hay que tener en cuenta que, si el trabajador autónomo contrata a trabajadores por cuenta ajena, pasa a ser el
empresario de dichos trabajadores contratados, por lo que debe asumir sus obligaciones como tal.
4. Control documental
Con el fin de evidenciar el cumplimiento de sus obligaciones en materia de seguridad y salud, los empresarios han de
llevar a cabo una gestión (seguimiento, edición, difusión, control y archivo) de la documentación relacionada con la
prevención de riesgos laborales de la obra.
Entre los documentos que han de ser gestionados en las obras de construcción, en función de si el empresario es
promotor, contratista o subcontratista, se mencionan los siguientes:
De carácter general: apertura de centro de trabajo, estudio o estudio básico de seguridad y salud, plan de seguridad y
salud en el trabajo y notificaciones e informes de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales.
Relativos a la coordinación de seguridad y salud: acta del nombramiento del coordinador en materia de seguridad y
salud durante la ejecución de la obra, asignación de la presencia de los recursos preventivos, aprobación del plan de
seguridad y salud en el trabajo y, en su caso, de sus posibles modificaciones, así como actas de las reuniones de
coordinación.
Relativo a las empresas contratadas y subcontratadas: inscripción en el Registro de Empresas Acreditadas (REA), libro
de subcontratación, relación de trabajadores del contratista, relación de trabajadores de cada subcontratista, relación
de trabajadores autónomos y póliza de responsabilidad civil.
Relativo a los trabajadores de las empresas que intervienen en la ejecución: certificado de aptitud médica, justificante
de entrega de los equipos de protección individual (EPI), entrega de la información y formación recibida, así como
autorizaciones a los trabajadores debidamente formados y cualificados, tanto para el uso de los equipos de trabajo,
como para el acceso a las zonas restringidas.
DOCUMENTACIÓN CUÁNDO
Acta del nombramiento de coordinador en materia de Antes del inicio de los trabajos, si en la ejecución de la obra
seguridad y salud en el trabajo (promotor). van a intervenir más de una empresa, o una empresa y
trabajadores autónomos o diversos trabajadores
autónomos. En caso contrario, durante la ejecución de la
obra, tan pronto como se constate dicha concurrencia
de empresas o trabajadores autónomos.
Acta de modificación del plan de seguridad y salud Cuando se produzca tal modificación y antes de iniciar los
(coordinador en materia de seguridad y salud durante trabajos afectados.
la ejecución de la obra o, en su caso, órgano
competente de la administración pública y
contratista).
Justificante de entrega de equipos de protección Antes de empezar sus trabajos y durante la sustitución de
individual (contratista y subcontratista). los EPI dañados.
Estas deficiencias o carencias en la disposición de los recursos necesarios se constatan también en el insuficiente
control que la organización preventiva de las empresas realiza en determinadas operaciones o procesos considerados
peligrosos o con riesgos de especial gravedad, donde su presencia sería necesaria para: asegurar el control de los
riesgos; verificar la eficacia de las medidas preventivas implantadas; o detectar deficiencias que dieran lugar a nuevos
riesgos.
Actualmente se dispone la obligada presencia de los recursos preventivos del empresario, cual quiera que sea la
modalidad de organización de dichos recursos, en las situaciones de especial riesgo y peligrosidad. Tales recursos
tienen que permanecer en el centro de trabajo durante el tiempo en el que se mantenga la situación que determine su
presencia.
“Los riesgos puedan verse agravados o modificados en el desarrollo del proceso o la actividad, por la
concurrencia de operaciones diversas que se desarrollan sucesiva o simultáneamente y que haga preciso el
control de la correcta aplicación de los métodos de trabajo”.
“Se realicen actividades o procesos peligrosos o con riesgos especiales”, cuya relación no exhaustiva se
especifica en el Anexo II del Real Decreto 1627/1997 (ver figura 2 de la Unidad Didáctica 2).
“La necesidad de dicha presencia sea requerida por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, si las
circunstancias del caso así lo exigieran debido a las condiciones de trabajo detectadas”. En el caso de darse
esta situación, sería necesario modificar el plan de seguridad y salud en el trabajo de la obra fijando en el mismo,
si antes no constaba, la presencia del recurso preventivo.
Una vez determinada la necesidad de nombrar recurso preventivo, en el caso de las obras de construcción, la obligación
de designar el recurso preventivo le corresponde a cada contratista, con independencia de la empresa que realice la
actividad.
Para ello puede optar por asignar la referida presencia a los propios componentes de la organización preventiva de la
empresa. Es decir, dependiendo de la modalidad de organización preventiva elegida, el contratista puede asignar dicha
presencia a:
No obstante, el contratista tiene también la posibilidad de asignar la preceptiva presencia de forma expresa, a los
mismos efectos que a los anteriores, a uno o varios de sus trabajadores aunque no formen parte del servicio de
prevención propio ni sean trabajadores designados. Estos trabajadores tienen que disponer de los conocimientos, la
cualificación y la experiencia necesarios en las actividades o los procesos a los que se asigna su presencia. Además,
tienen que contar con la formación preventiva correspondiente, como mínimo, a las funciones de nivel básico
determinadas en el Reglamento de los Servicios de Prevención (el vigente Convenio General del Sector de la
Construcción establece un programa formativo de nivel básico con una duración mínima de 60 horas, al cual está
destinado el presente manual).
En las obras de construcción, la presencia del recurso preventivo tendrá como objeto vigilar el cumplimiento de las
medidas incluidas en el plan de seguridad y salud en el trabajo de la obra y comprobar la eficacia de estas.
La presencia de los recursos preventivos se considera una medida preventiva complementaria que tiene como
finalidad vigilar el cumplimiento de las medidas incluidas en el plan de seguridad y salud en el trabajo de la obra y
comprobar su eficacia.
En aquellas obras que carezcan de plan de seguridad y salud en el trabajo, la función del recurso preventivo será la de
vigilar que las actividades que requieren su presencia se realicen de la forma y en las condiciones previstas en su
procedimiento de trabajo.
Con el fin de facilitar el trabajo del recurso preventivo, el empresario tiene que garantizar que este dispone de la
información necesaria para desempeñar una vigilancia eficaz. A estos efectos, puede ser conveniente dotarle de
Para poder desarrollar su actividad, la normativa estipula que el recurso preventivo ha de permanecer en el centro de
trabajo durante el tiempo en que se mantenga la situación que motivó su presencia.
Reglamentariamente queda establecido que, cuando, como resultado de la vigilancia, se observe un deficiente
cumplimiento de las actividades preventivas, las personas a las que se asigne la presencia como recurso preventivo
deberán dar las instrucciones necesarias para el correcto e inmediato cumplimiento de las mencionadas actividades
preventivas.
Por otro lado, si durante su vigilancia se observara una ausencia, insuficiencia o falta de adecuación de las medidas
preventivas, el recurso preventivo debería poner tales circunstancias en conocimiento de su empresario (contratista)
que ha de proceder, de manera inmediata, a la adopción de las medidas necesarias para corregir las deficiencias y a la
modificación de la planificación de la actividad preventiva y, en su caso, de la evaluación de riesgos o del plan de
seguridad y salud en el trabajo.
En cualquier circunstancia es el contratista, y no el recurso preventivo, quien ha de adoptar las medidas necesarias para
corregir la situación que pueda afectar a trabajadores propios, así como a las empresas o trabajadores autónomos que
dependan de él.
Por último, en relación con la exclusividad del recurso preventivo en el cumplimiento de sus funciones, se determina la
posibilidad de desarrollar una actividad distinta de la propia como recurso preventivo, siempre que sea compatible con
el cumplimiento de sus funciones.
Los derechos de información, consulta y participación, formación en materia preventiva, paralización de la actividad en
caso de riesgo grave e inminente y vigilancia de su estado de salud, en los términos previstos en la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales, forman parte del derecho de los trabajadores a una protección eficaz en materia de seguridad y
salud en el trabajo.
a. Derechos
Información
El empresario deberá garantizar que sus trabajadores reciban, antes del inicio de los trabajos, una información
adecuada de todas las medidas que hayan de adoptarse en lo que se refiere a su seguridad y su salud en la obra.
Esta información hará referencia a los riesgos relativos a su propia actividad profesional, a los correspondientes al
puesto de trabajo y a los restantes riesgos existentes en la obra que les puedan afectar, así como a las medidas
preventivas implantadas para su eliminación o reducción.
En consecuencia, los trabajadores han de recibir información adecuada en relación con los procedimientos de trabajo
seguro, el modo de utilización de los equipos de trabajo, el conjunto de medios y medidas de protección colectiva, los
equipos de protección individual que han de ser empleados y los productos químicos que se vayan a utilizar (fichas de
datos de seguridad y etiquetado), entre otras informaciones.
La información no tiene que limitarse a la entrega de documentación sin que se compruebe que ha sido comprendida.
En este sentido, ha de tenerse en cuenta el idioma en el que el trabajador se exprese.
En las empresas que cuenten con representantes de los trabajadores, la información a la que se refiere el presente
apartado se facilitará por el empresario a los trabajadores a través de dichos representantes. No obstante, deberá
informarse directamente a cada trabajador de los riesgos específicos que afecten a su puesto de trabajo o función y de
las medidas de protección y prevención aplicables a dichos riesgos.
Consulta y participación
El empresario consultará a los trabajadores y permitirá su participación en el marco de todas las cuestiones que afecten
a la seguridad y la salud en el trabajo.
Los trabajadores tendrán derecho a efectuar propuestas al empresario así como a los órganos de participación y
representación, dirigidas a la mejora de los niveles de protección de la seguridad y la salud en la empresa.
El número de delegados de prevención de una empresa varía en función del número de trabajadores.
En las empresas o centros de trabajo con 50 o más trabajadores se constituirá un comité de seguridad y salud destinado
a la consulta regular y periódica de las actuaciones de la empresa en materia preventiva. Estará formado por los
delegados de prevención, por una parte, y por el empresario y/o sus representantes en número igual al de los delegados
de prevención, por otra.
Formación
El empresario garantizará que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada en materia
preventiva, tanto en el momento de su contratación, cualquiera que sea la modalidad o duración de esta, como cuando
se produzcan cambios en las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o cambios en los equipos
de trabajo.
Tendrá que impartirse, siempre que sea posible, dentro de la jornada de trabajo (en su defecto, el período de tiempo
dedicado será descontado posteriormente de la jornada de trabajo) y su coste no recaerá nunca sobre los trabajadores.
Podrá ser impartida con medios propios o concertándola con servicios ajenos y será comprensible por los trabajadores
afectados.
Cuando los trabajadores estén o puedan estar expuestos a un riesgo grave e inminente con ocasión de su trabajo y el
empresario no adopte o no permita la adopción de las medidas necesarias para garantizar su seguridad y salud, los
representantes legales de estos pueden acordar por mayoría la paralización de la actividad de los trabajadores
afectados por el citado riesgo. Tal acuerdo será comunicado de inmediato a la empresa y a la autoridad laboral, la cual
anulará o ratificará la paralización acordada.
Vigilancia de la salud
El empresario garantizará a los trabajadores a su servicio la vigilancia periódica de su estado de salud en función de los
riesgos inherentes al trabajo.
b. Obligaciones
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, caracterizada por su naturaleza preventiva y su enfoque integrador,
establece también las obligaciones que en materia de prevención de riesgos han de asumir los trabajadores.
Además, los trabajadores han de desempeñar las funciones que en materia de prevención de riesgos laborales les
asigne la dirección de la empresa, de conformidad con el sistema preventivo implantado y con la opinión de sus
representantes.
En consecuencia, a cada trabajador le corresponde velar, según sus posibilidades y mediante el cumplimiento de las
medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas, por su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de
aquellas otras personas a las que pueda afectar su actividad profesional a causa de sus actos y omisiones en el trabajo,
de conformidad con su formación y con las instrucciones recibidas del empresario.
Informar de inmediato a su superior jerárquico directo y a los trabajadores designados para realizar actividades
de protección y de prevención o, en su caso, al servicio de prevención acerca de cualquier situación que, a su
juicio, entrañe un riesgo laboral.
Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autoridad competente con el fin de proteger
la seguridad y la salud de los trabajadores.
Cooperar con el empresario para que este pueda garantizar unas condiciones de trabajo seguras que no
entrañen riesgos laborales.
Antes de iniciar el trabajo hay que poner en práctica las cuatro rutinas de la prevención:
a. Rutina nº 1: proteger
1.º Hay que pensar que cada día tenemos que ser: Una persona segura, rodeada de personas seguras.
2.º Hay que usar todos los elementos de protección que necesitemos en el tajo.
Esta rutina consiste en mirar cada día a los compañeros para ver si se han provisto de los elementos de protección. Si
no lo han hecho, hay que convencerles con buenos modales de que deben usar los elementos que sean necesarios para
trabajar en ese tajo.
Es necesario que, antes de empezar el trabajo, dediquemos unos minutos a comprobar los riesgos presentes alrededor
del tajo, o incluso dentro de él, y pensar en la manera de evitarlos o controlarlos.
Mirar alrededor del tajo para observar los riesgos o peligros que nos rodean nos llevará unos minutos, pero el premio
puede ser enorme: un día más sin accidentes, gracias a todos.
d. Rutina nº 4: comunicar al encargado los riesgos que observemos y pedirles que se eviten
Combatir los riesgos del tajo es tarea de todos. Es tarea del equipo del cual formamos parte. Por eso, no sería suficiente
que supiéramos dónde está el peligro si no damos un paso más: intentar eliminarlo o, al menos, señalarlo.
¿Cómo nos sentiríamos si un compañero sufriera un accidente grave por no haber comunicado a los superiores
jerárquicos la existencia de la causa que lo provocó y que ya conocíamos?
Hay que informar a los mandos del riesgo o del peligro que hemos encontrado en nuestro tajo o en sus alrededores. Es
un derecho que tenemos, pero también es una obligación.
Esta política se articula en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales tomando como base los principios de eficacia,
coordinación y participación, ordenando tanto la actuación de las diversas Administraciones públicas con competencias
en materia preventiva como la necesaria participación en dicha actuación de empresarios y trabajadores a través de
sus organizaciones (patronales y sindicales) más representativas.
La política en materia de prevención de riesgos laborales no solo trata de ordenar las obligaciones y responsabilidades
de las partes directamente relacionadas con el ámbito laboral; su propósito es fomentar una auténtica cultura preventiva
que involucre a la sociedad en su conjunto, entre otros objetivos, a través de la mejora de la educación en dicha materia
en todos los niveles educativos.
De todo lo anterior se deduce que para la promoción de la mejora de las condiciones de trabajo se necesita la
cooperación y la participación de las siguientes partes implicadas:
Administraciones públicas (con competencias en materia laboral, sanitaria, educativa, industrial, etc.).
Entidades privadas colaboradoras con los organismos públicos.
Organizaciones empresariales y sindicales.
Fabricantes, importadores, suministradores de productos y equipos de trabajo.
En la presente unidad didáctica se trata el papel que desempeñan los organismos públicos y las entidades privadas
más representativas con competencias en materia de prevención de riesgos laborales.
Asesorar e informar a las empresas y a los trabajadores sobre la manera más efectiva de cumplir las
disposiciones cuya vigilancia tiene encomendada.
Elaborar los informes solicitados por los Juzgados de lo Social en las demandas deducidas ante los mismos
en los procedimientos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
Informar a la autoridad laboral sobre los accidentes de trabajo mortales, muy graves o graves, así como sobre
las enfermedades profesionales en las que concurran dichas calificaciones y, en general, en los supuestos en
que aquella lo solicite.
Comprobar y favorecer el cumplimiento de las obligaciones asumidas por los servicios de prevención
establecidas en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Ordenar la paralización inmediata de los trabajos cuando, a juicio del inspector actuante, se advierta la
existencia de riesgo grave e inminente para la seguridad o salud de los trabajadores.
Las competencias ejecutivas o actuaciones comprobatorias de la ITSS se encuentran transferidas a las comunidades
autónomas, a excepción de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En el caso de Cataluña y País Vasco, las
funciones de la ITSS han sido transferidas totalmente a dichas comunidades autónomas.
Por otro lado, la Administración General del Estado y la administración de las comunidades autónomas adoptan, en sus
respectivos ámbitos de competencia, las medidas necesarias para garantizar la colaboración pericial y el
asesoramiento técnico necesarios a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. En el ámbito de la Administración
General del Estado estas funciones se llevan a efecto por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).
Por su parte, en el ámbito de las comunidades autónomas son los funcionarios públicos -técnicos en prevención de
riesgos laborales– dependientes de las comunidades autónomas a los que les corresponde el ejercicio de la función de
La forma de actuación de los citados técnicos habilitados es distinta a la de los inspectores de trabajo y seguridad
social. Mientras estos últimos pueden iniciar los procedimientos sancionadores mediante la extensión de actas de
infracción por incumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales, los primeros tienen que
requerir a la empresa y, en el caso de que el respectivo requerimiento se incumpla, remitirán un informe a la ITSS para
que surta los efectos oportunos.
Los inspectores de trabajo y seguridad social y los técnicos habilitados, en el ejercicio de sus funciones, tienen en común
las siguientes facultades:
Acceder libremente en los centros de trabajo y empresas, con limitaciones en caso de ser el domicilio particular
de la persona afectada.
Hacerse acompañar en sus visitas del personal de la empresa que estime necesario para el mejor desarrollo
de su actuación.
Exigir la comparecencia del personal de la empresa (empresarios o sus representantes y encargados,
trabajadores o sus representantes), tanto en el centro de trabajo sujeto a comprobación, como en la oficina
sede del organismo público al que estén adscritos.
Practicar cualquier comprobación, medición o prueba necesaria para la realización de su función.
Examinar en el centro de trabajo cualquier documentación con trascendencia para la verificación del
cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales.
Tomar o sacar muestras de sustancias, agentes y materiales utilizados o manipulados en el establecimiento;
realizar mediciones; obtener fotografías, vídeos o grabaciones de imágenes; y levantar croquis y planos,
siempre que le sea notificado al empresario o a su representante.
La CNSST está integrada por representantes de la Administración General del Estado, de la administración de las
comunidades autónomas y de las ciudades de Ceuta y Melilla, y por representantes de las organizaciones empresariales
y sindicales más representativas, constituyendo así los cuatro grupos de representación de la misma.
La citada comisión conocerá las actuaciones que desarrollen las administraciones públicas competentes en materia
de promoción de la prevención de riesgos laborales, de asesoramiento técnico y de vigilancia y control y podrá informar
y formular propuestas en relación con dichas actuaciones, específicamente en lo referente a:
Las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias de ejecución de la legislación en materia laboral y
de seguridad y salud en el trabajo.
Para el desarrollo de sus competencias, las comunidades autónomas cuentan con los órganos técnicos. Los técnicos
pertenecientes a los mencionados órganos tienen funciones de promoción, formación, información, investigación,
estudio y divulgación en materia de prevención de riesgos laborales. Asimismo, dichos técnicos colaboran con el INSST,
tanto en el ejercicio de las funciones relativas a los referidos ámbitos de actuación como en cualquier otra función que
le sea encomendada al INSST por la CNSST.
Por otro lado, tal y como se indicaba en el apartado 1.1.a anterior, las labores comprobatorias del cumplimiento de la
normativa de prevención de riesgos laborales las efectuará la ITSS con la colaboración pericial de los técnicos
habilitados pertenecientes a los órganos técnicos de las comunidades autónomas.
Por lo tanto, entre los técnicos que forman parte de las plantillas de los mencionados órganos técnicos de las
comunidades autónomas hay que destacar aquellos que, además de las funciones de promoción, formación,
información, investigación, estudio y divulgación en materia de prevención de riesgos laborales, han sido
específicamente habilitados para colaborar con la ITSS en la comprobación del cumplimiento, por parte de las empresas,
de la normativa de prevención de riesgos laborales. A tales efectos, los referidos técnicos habilitados tienen las
facultades indicadas en el ya mencionado apartado anterior.
De acuerdo con lo especificado en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, corresponderá a las administraciones
públicas competentes en materia sanitaria llevar a cabo las siguientes funciones:
Establecer los medios adecuados para la evaluación y el control de las actuaciones de carácter sanitario que
se realicen en las empresas por los servicios de prevención actuantes.
Implantar un sistema de información adecuado que permita la elaboración, junto con las autoridades laborales
competentes, de mapas de riesgos laborales y la realización de estudios epidemiológicos para la identificación
y prevención de las patologías que puedan afectar a la salud de los trabajadores, así como hacer posible un
rápido intercambio de información.
Supervisar la formación que, en materia de prevención y promoción de la salud laboral, deba recibir el personal
sanitario actuante en los servicios de prevención autorizados.
Elaborar estudios y estadísticas así como promover investigaciones relacionados con la salud de los
trabajadores.
Por último, cabe destacar las competencias atribuidas al Ministerio de Industria, Energía y Turismo en relación con la
ordenación y seguridad industrial.
El Real Decreto 837/2003, por el que se aprueba el nuevo texto modificado y refundido de la Instrucción Técnica
Complementaria “MIE-AEM-4” del Reglamento de aparatos de elevación y manutención, referente a grúas móviles
autopropulsadas, recoge disposiciones tendentes a que la manipulación de cargas se lleve a cabo de manera segura.
El Real Decreto 842/2002, por el que se aprueba el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión, tiene por objeto
establecer las condiciones técnicas y garantías que deben reunir las instalaciones eléctricas de baja tensión con la
finalidad, entre otras, de preservar la seguridad de las personas y los bienes.
Se trata de las asociaciones, debidamente autorizadas por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que con tal
denominación se constituyan, sin ánimo de lucro y con sujeción a las normas reglamentarias que se establezcan, con
el objeto principal de colaborar en la gestión de la Seguridad Social, sin perjuicio de la realización de otras prestaciones,
servicios y actividades que le sean legalmente atribuidos.
Es una entidad privada sin ánimo de lucro que se crea por el Convenio General del Sector de la Construcción a iniciativa
de las entidades más representativas de dicho sector:
La Fundación Laboral de la Construcción tiene como objetivos el fomento de la formación profesional, la mejora de la
seguridad y la salud en el trabajo, así como la profesionalización y dignificación del empleo en el sector, con medidas
como la expedición de la Tarjeta Profesional de la Construcción (TPC).
La política en materia de prevención de riesgos laborales se articula en la LPRL tomando como base los principios
de eficacia, coordinación y participación, ordenando tanto la actuación de las diversas administraciones públicas
con competencias en materia preventiva como la necesaria participación en dicha actuación de empresarios y
trabajadores a través de sus organizaciones (patronales y sindicales) más representativas.
A
TÉRMINO DEFINICIÓN
Accidente de trabajo Desde el punto de vista legal se define el accidente de trabajo como: "Toda lesión corporal
que el trabajador sufra con ocasión o consecuencia del trabajo que ejecuta por cuenta
ajena( RD Legislativo 1/1994 por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General
de la Seguridad Social) ".Así mismo, se define el accidente de trabajo del trabajador
autónomo como: "El ocurrido como consecuencia directa e inmediata del trabajo que
realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación del
régimen especial (RD 1273/2003)".
Acero corrugado Redondo de acero de distintos diámetros estandarizados que presenta corrugaciones para
una mayor adherencia y es empleado en el montaje de armaduras para estructuras de
hormigón armado.
Aditivo del hormigón Producto incorporado en el momento del amasado del hormigón en una cantidad no mayor
del 5% en masa con relación al contenido de cemento en el hormigón, con el objetivo de
modificar las propiedades de la mezcla en estado fresco y endurecido.
Agente químico Todo elemento o compuesto químico, por sí solo o mezclado, tal como se presenta en
estado natural o es producido, utilizado o vertido, incluido el vertido como residuo, en una
actividad laboral, se haya elaborado o no de modo intencional y se haya comercializado o
no.
Alta dirección "Persona o grupo de personas que dirigen y controlan al más alto nivel una organización"
(Norma UNE-EN ISO 9000:2000).
Andamio colgado Plataforma de trabajo suspendida de nivel variable instalada temporalmente sobre un
edificio o una estructura para tareas específicas. Está constituido por una plataforma y por
una estructura de suspensión que se ensambla antes de utilizarse en la obra. Después de
finalizar el trabajo para el cual se ha instalado se desmonta y retira de la obra.
Andamio constituido Estructura de perfiles que se compone de una o varias plataformas de trabajo protegidas
por elementos perimetralmente.
prefabricados
Andamio de Andamio constituido por dos borriquetas sobre las que apoya la plataforma de trabajo.
borriquetas
Andamio de columna Andamio constituido por la plataforma de trabajo, los mástiles (normalmente, 1 o 2), los
anclajes de los mástiles, el chasis de la base y el chasis móvil. La plataforma de trabajo
incluye la plataforma principal y cualquier extensión de la misma. La plataforma de trabajo
se eleva desplazándose a lo largo del mástil mediante un sistema de cremallera.
Apeo Sistema auxiliar utilizado para sostener y descargar provisionalmente un edificio o parte
del mismo o de alguno de sus elementos estructurales cuya capacidad de respuesta frente
a las solicitaciones a las que se encuentran sometidos se ha visto reducida por la influencia
de factores ajenos a su morfología, tales como patologías o actuaciones de derribo, o por
reformas estructurales que varían sus condiciones de carga originales.
Asbesto Amianto.
Balancín Elemento auxiliar de elevación constituido por un marco rígido que permite mover piezas
colgadas de cuatro puntos.
Balasto Capa de grava gruesa y piedra machacada que se pone en las vías del ferrocarril para
asentar las traviesas que sujetan los raíles y dar más consistencia al conjunto.
Barandilla tipo Barandilla cuyo balaustre o montante se sujeta en un cartucho embutido en el hormigón.
"balaustre"
Barandilla tipo Barandilla cuyo montante se sujeta con un sistema de mordaza al canto del forjado.
"sargento"
Barra de uña Herramienta de trabajo consistente en una barra de hierro con un extremo curvo y con las
puntas planas, con las que se hace palanca.
Batache Cada parte de terreno excavado de forma alterna ejecutado para evitar su desplome.
Blondín Equipo de elevación y transporte formado por dos torres unidas por cables por los que
discurre un carro de poleas de traslación, al que se sujetan los materiales a elevar o
transportar.
Buldózer Máquina tractor con cuchilla delantera accionable llamada hoja de empuje, encargada de
mover tierras y proceder a su despeje y nivelación.
Bulón Barra metálica que se fija en el taladro previamente perforado en el terreno, y que sirve de
anclaje de los elementos de refuerzo o sostenimiento de las paredes de la excavación.
Bulonado Perforación en el terreno de una serie de taladros (de diámetros y longitudes calculadas)
en los que se introduce una barra metálica (bulón) que se fija en el taladro por medio de un
dispositivo de expansión (resina y/o mortero).
Cable de seguridad Sistema de seguridad de equipos de elevación suspendidos constituidos generalmente por
un cable de acero que no sustenta la carga suspendida y debe ser instalado en asociación
con un dispositivo anticaídas.
Calidad "Grado en que un conjunto de características inherentes cumple con una serie de
requisitos" (Norma UNE-EN ISO 9000:2000).
Carga de trabajo Conjunto de obligaciones psicofísicas a las que se ve sometido el trabajador a lo largo de
su jornada laboral.
Carraca portante Mecanismo de rueda dentada y linguete a través del cual pasan los cables de sustentación
de las plataformas suspendidas de nivel variable.
Cata En las obras de rehabilitación se entiende como tal a la perforación que se realiza en un
elemento constructivo con objeto de conocer su composición y el estado del material que
lo compone. En el ámbito del movimiento de tierras, se entiende como tal a la perforación
que se ejecuta a poca profundidad para conocer las características del terreno y determinar
su idoneidad como superficie portante o para su utilización como material de aporte.
Causas básicas Causas por las cuales ocurren los actos y condiciones inseguras.
Cerchas Cada una de las vigas triangulares y paralelas que soportan las correas en una cubierta
metálica.
Certificación Es la acción llevada a cabo por una entidad reconocida como independiente de las partes
interesadas, mediante la cual se manifiesta la conformidad de una empresa, producto,
proceso, servicio o persona con los requisitos definidos en normas o especificaciones
técnicas. Según la Ley 21/1992 de Industria es: "La actividad que permite establecer la
conformidad de una determinada empresa, producto, proceso o servicio con los requisitos
definidos en normas o especificaciones técnicas"
Ciclo circadiano Es el ciclo de sueño-vigilia regido por un "reloj biológico" interno que dicta al cuerpo cuándo
despertar y cuándo dormir. El ciclo circadiano abarca 24 horas, divididas en ocho para el
sueño y 16 para la vigilia.
Cimbra Armazón que sostiene el peso de un arco o una construcción, destinada a salvar un vano,
en tanto no esté en condiciones de sostenerse por sí mismo.
Cimentaciones Apoyos, bases y fundamentos en los que descansan las estructuras de las construcciones,
cuya función es la de transmitir las cargas y pesos de dichas estructuras al terreno.
Clavazón Conjunto de clavos puestos en una obra o preparados para tal fin.
Cliente "Organización o persona que recibe un producto (puede ser externo o interno a la
organización). Ejemplos: consumidor, usuario final, minorista, beneficiario y comprador"
(Norma UNE-EN ISO 9000:2000).
Compresor Máquina utilizada para producir y almacenar aire a presión utilizado para alimentar
herramientas neumáticas.
Condición de trabajo Cualquier característica del trabajo que pueda tener una influencia significativa en la
generación de riesgos para la seguridad y la salud del trabajador.
Condiciones del Cualquier característica del ambiente de trabajo que pueda tener una influencia
entorno significativa en la generación de riesgos para la seguridad y salud del trabajador.
Contaminante químico Aquella sustancia natural o sintética que durante su fabricación, manejo, transporte o
almacenamiento puede incorporarse al aire en forma de aerosol, gas o vapor produciendo
una exposición laboral con probabilidad de causar daño a la salud de los trabajadores
expuestos.
Contratista La persona física o jurídica que asume contractualmente ante el promotor, con medios
humanos y materiales propios o ajenos, el compromiso de ejecutar la totalidad o parte de
las obras con sujeción al proyecto y al contrato.
Coordinador en Técnico competente integrado en la dirección facultativa, designado por el promotor para
materia de seguridad y llevar a cabo las tareas que se mencionan en el artículo 9 del RD 1627/1997.
de salud durante la
ejecución de la obra
Coordinador en Técnico competente designado por el promotor para coordinar, durante la fase del
materia de seguridad y proyecto de obra, la aplicación de los principios que se mencionan en el artículo 8 del RD
de salud durante la 1627/1997.
elaboración del
proyecto de obra
Cuasi máquina Conjunto que constituye casi una máquina, pero que no puede realizar por sí solo una
aplicación determinada. Un sistema de accionamiento es una cuasi máquina. La cuasi
máquina está destinada únicamente a ser. incorporada a, o ensamblada con, otras
máquinas, u otras cuasi máquinas o equipos, para formar una máquina a la que se aplique
este real decreto 1644/2008.
Cubierta Estructura superior de una construcción por medio de la cual ésta se aísla del medio
ambiente. También se denomina tejado.
Cubierta plana o Aquellas que presentan una ligera pendiente para evitar que el agua se estanque en su
azotea superficie.
Cubiertas inclinadas o Aquella que presenta una fuerte pendiente, pensada principalmente para evacuar con
tejado facilidad el agua y a las que se pueden acceder únicamente para la realización de trabajos
de mantenimiento.
Cuñero Elemento auxiliar utilizado en la fabricación de cuñas para facilitar el corte con la sierra de
disco sobre mesa.
Daños derivados del Enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo.
trabajo
Delegados de personal Son los representantes de los trabajadores en la empresa o en los centros de trabajo de
ésta para la defensa de los intereses de aquéllos. Su elección, así como sus competencias
se establecen en el artículo 62 del Estatuto de los Trabajadores.
Delegados de Son los representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia de
prevención prevención de riesgos en el trabajo. Su designación, así como sus competencias y
facultades se establecen, respectivamente, en los artículos 35 y 36 de la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales.
Derribo Acción de derribar, arruinar, demoler, echar a tierra muros o edificios. Demolición de
construcciones. Es posible que se recupere parte de los elementos derribados, por lo que
primeramente se procede al aprovechamiento de los mismos, y después se hace una
demolición del resto.
Descalce Movimiento de los cimientos o de una pared debido a un fallo del terreno. También puede
referirse a socava. La Real Academia Española (RAE) define "socavar" como: excavar por
debajo algo, dejándolo en falso.
Directiva comunitaria Norma de alcance general que obliga a los estados miembros al resultado que pretende
(UE) obtenerse, pero deja a las autoridades nacionales la elección de la forma y los medios para
conseguirlo. Tienden a aproximar la legislación de los estados en la materia tratada.
Pueden ir destinados a todos los miembros o sólo a uno. Se aplica en su totalidad, pero no
directamente, los estados deben transponerla a normas internas en el plazo establecido.
Disyuntor diferencial Aparato eléctrico que tiene por misión interrumpir el paso de la corriente ante una corriente
de defecto.
Dosímetro Equipos de medición personal de exposición al ruido. Proporcionan una lectura directa del
nivel de exposición diario equivalente (LAeq,d) de cualquier tipo de ruido.
Dragar Acción de extraer arena, piedras y otros materiales del fondo de un río, puerto o cualquier
zona navegable.
Drenaje Disposición constructiva para desaguar o propiciar la salida del agua infiltrada en el
terreno.
Elemento Material que es parte o componente integrante de una pieza, dispuesto para ser montados
o instalado en su lugar correspondiente
Empresarios "Todas las personas, físicas o jurídicas, o comunidades de bienes que reciban la prestación
de servicios de las personas [trabajadores por cuenta ajena], así como de las personas
contratadas para ser cedidas a empresas usuarias por empresas de trabajo temporal
legalmente constituidas" (Estatuto de los Trabajadores).
Empujador Elemento auxiliar utilizado para acercar la pieza de madera al disco de corte de una sierra
y evitar accidentes de corte en las manos.
Encofrados Molde destinado a recibir y dar forma a la masa de hormigón vertida, hasta su fraguado o
endurecimiento.
Energía mínima de Cantidad mínima de energía necesaria para que los vapores de un combustible mezclados
activación con el oxígeno empiecen a arder.
Enfermedad La contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena en las actividades que
profesional se especifican en el cuadro aprobado por el Sistema de la Seguridad Social, aprobado por
el RD 1299/2006 y que estén provocadas por la acción de los elementos o sustancias que
en dicho cuadro se indican. Así mismo para el caso de trabajadores autónomos, se define
como: "la contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta propia, en la actividad
en virtud de la cual el trabajador está incluido en el campo de aplicación del régimen
especial, que esté provocada por la acción de los elementos y sustancias y en las
actividades contenidas en la lista de enfermedades profesionales con las relaciones de las
principales actividades capaces de producirlas, anexa al RD 1299/2006, por el que se
aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social".
Enfilaje Recubrimiento de chapas metálicas, tablestacas o mallazos soportadas por las cerchas.
Entidad de Entidad de acreditación Organización privada sin ánimo de lucro, que se constituye con la
acreditación finalidad de acreditar o reconocer formalmente, en el ámbito estatal y a través de un
sistema conforme a normas internacionales, la competencia técnica de una entidad para
certificar, inspeccionar o auditar la calidad o de un laboratorio de ensayo o de un laboratorio
de calibración, que operen tanto en el ámbito voluntario de la calidad como en el ámbito
obligatorio de la seguridad industrial, o de una persona o entidad en el ámbito de la
verificación medioambiental.
Entidad Nacional de Es una entidad privada, independiente y sin ánimo de lucro, cuya función es coordinar y
Acreditación (ENAC) dirigir en el ámbito nacional un sistema de acreditación conforme a criterios y normas
internacionales. Se trata de una organización auspiciada y tutelada por la Administración
que se constituye con arreglo a lo dispuesto en la Ley de Industria 21/1992 y al Real Decreto
2200/1995, por el que se aprueba el Reglamento para la Infraestructura de la Calidad y
Seguridad Industrial.
Entrevía Distancia entre los ejes de dos o más vías adyacentes en el caso de una línea de vía doble
o múltiple.
Envase Todo producto fabricado con materiales de cualquier naturaleza que se utilice para
contener, proteger, manipular, distribuir y presentar mercancías, desde materias primas
hasta artículos acabados, en cualquier fase de la cadena de fabricación, distribución y
consumo. (Ley 11/1997, de 24 de abril, de Envases y Residuos de Envases). Se consideran
también envases todos los artículos desechables utilizados con ese fin.
Envejecimiento laboral Proceso regresivo del ciclo vital, que se indica como una fatiga crónica derivada de la
actividad laboral.
Envejecimiento Patología inespecífica de desgaste biológico provocado por una fatiga crónica que acelera
prematuro el normal proceso de envejecimiento y está provocada por factores ambientales diversos.
Equipo de protección Cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de
individual uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o salud en el trabajo, así como
cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin.
Ergonomía Conjunto de técnicas o procedimientos cuyo objeto es la adecuación del puesto de trabajo
a la persona, desde el punto de vista de las exigencias físicas y mentales de la tarea.
Escollera Dique o relleno de grandes piedras o bloques de hormigón lanzadas al mar, sin aparejo o
argamasa, propio de las obras marítimas y fluviales.
Eslinga Cuerda, cable o malla que sirve para elevar o suspender cargas.
Espacio confinado Cualquier recinto con aberturas limitadas, tanto de entrada como de salida, y ventilación
natural desfavorable, en el que puedan acumularse contaminantes tóxicos o inflamables,
y tener una atmósfera deficiente en oxígeno. Dichos espacios, además, no están
concebidos para una estancia prolongada por parte de ningún trabajador.
Especificación técnica Documento que define las características requeridas de los bienes o procesos y métodos
de producción conexos, o las características de servicios o sus métodos de operación
conexos, incluyendo las disposiciones administrativas aplicables. También puede incluir
requisitos en materia de terminología, símbolos, embalaje, marcado o etiquetado
aplicables a un bien, proceso o método de producción u operación o tratar exclusivamente
de ellas.
Espuma física Agente extintor compuesto por una emulsión de agua y un aditivo espumógeno.
Estimación del riesgo Etapa de la evaluación de los riesgos dirigida a determinar la potencial severidad del daño
(consecuencias) y la probabilidad de que se materialicen dichos riesgos.
Estrobador Persona que ata la carga mediante eslingas y la engancha a los equipos de elevación y
transporte.
Estudio básico de Documento de carácter descriptivo que debe precisar las normas de seguridad y salud
seguridad y de salud aplicables a la obra conforme a lo establecido en el artículo 6 del Real Decreto 1627/1997.
Estudio de seguridad y Documento que, formando parte del proyecto de obra y partiendo de todos los elementos
salud proyectados y de unas hipótesis de ejecución (incluidos los previsibles trabajos
posteriores), contiene las medidas de prevención y protección técnica necesarias para la
realización de la obra en condiciones de seguridad y salud. El estudio de seguridad y salud
debe cumplir los requisitos mencionados en el artículo 5 del RD 1627/1997.
Etiqueta Primera información que recibe el usuario y que permite identificar el producto en el
momento de su utilización. Todo recipiente que contenga un producto químico peligroso
debe llevar, obligatoriamente, una etiqueta bien visible, redactada en el idioma oficial del
estado. La etiqueta debe contener la identificación del producto, composición, responsable
de la comercialización, identificación de peligros, descripción del riesgo y medidas
preventivas.
Evaluación de riesgos Proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse,
obteniendo la información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar
una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso,
sobre el tipo de medidas que deben adoptarse.
Explosivo Material que puede hacer explosion liberando grandes cantidades de energía bajo la forma
de gases, calor, presion o radiación.
Factor de Riesgo Todo objeto, sustancia, forma de energía o característica de la organización del trabajo que
pueda contribuir a un accidente de trabajo, agravar las consecuencias del mismo o
producir, aun a largo plazo, daños en la salud de los trabajadores.
Fatiga Disminución de la capacidad física y mental de un trabajador después de haber realizado
una actividad durante un periodo de tiempo.
Filtro de ponderación A Filtro que pondera la frecuencia de un sonido o la frecuencia similar que sería percibida por
de un sonido el oído humano.
Flejes Banda estrecha de chapa metálica o plástica, utilizada para atado y embalajes.
Fops Protección contra el peligro de caída de objetos o de materiales en una máquina con
conductor a bordo y, eventualmente, con operarios a bordo.
Formaldehído Aldehído del ácido fórmico. Es uno de los gases contaminantes, producido en la
combustión de los motores diesel.
Fuego Reacción química entre un combustible y un comburente (oxígeno) presente en el aire que
precisa del aporte de una cierta cantidad de calor para elevar la temperatura del
combustible y una reacción en cadena de todos los anteriores componentes.
Gancho Pieza metálica en la que se introducen las terminaciones de los cables y eslingas, y que
deberá disponer de un pestillo de seguridad.
Gánguil Barco destinado a recibir, conducir y verter en alta mar, el fango, la arena, etc. que extrae la
draga.
Gavión Caja de tela metálica, rellena de grava, que se utiliza como defensa en las márgenes de un
talud.
Gestión de la calidad "Actividades coordinadas para dirigir y controlar una organización en lo relativo a la calidad"
(Norma UNE-EN ISO 9000:2000). ISO. Organización internacional de normalización.
Grisú Gas metano desprendido de las minas de hulla que al mezclarse con el aire se hace
inflamable y produce violentas explosiones.
Grúa torre Grúa formada por una pluma orientable en la que el soporte giratorio de la pluma se monta
sobre la parte superior de una torre vertical, cuya parte inferior se une a la base de la grúa.
Guardacabos Pieza especial, normalmente metálica, que sirve para proteger la integridad de los cables
evitando su roce con otros elementos (por ejemplo, aristas).
Gunitar Proyectar, mediante un cañón lanza, una capa de gunita, de espesor variable, sobre las
paredes de la excavación para impedir la descompresión, rellenar las fisuras y evitar la
alteración de la excavación.
Hierro corrugado Barras de hierro con salientes en aletas o en espiral (arrugas) para aumentar la adherencia
entre el acero y el hormigón en el hormigón armado.
Higiene analítica Es la parte de la higiene industrial que se encarga, en colaboración con la higiene teórica y
la higiene de campo, de la investigación y la determinación tanto cualitativa, como
cuantitativa de los contaminantes presentes en los ambientes de trabajo.
Higiene de campo Es la disciplina que se encarga de analizar, desde la perspectiva de la higiene industrial, el
puesto de trabajo y todas las características que lo definen. Se incluyen en esta definición:
el análisis de los procesos, de las condiciones de la operación, de los contaminantes
presentes y de los tiempos de exposición, así como la toma de muestras para su posterior
tratamiento analítico. La encuesta higiénica y la toma de muestras son herramientas
fundamentales de esta técnica.
Higiene industrial Conjunto de técnicas, no médicas, cuyo objetivo es evitar que se produzcan enfermedades
profesionales. Tiene por objeto la prevención de las enfermedades profesionales mediante
el control de la presencia de agentes peligrosos para la salud en el medio ambiente del
trabajo.
Higiene operativa Es la técnica que interviene eliminando los riesgos identificados y que engloba la elección
y recomendación de los métodos de control a implantar para reducir los niveles de
concentración de los contaminantes hasta valores no perjudiciales para la salud.
Higiene teórica Es la parte de la higiene industrial que tiene por objetivo el estudio de los contaminantes y
su relación con el hombre, permitiendo establecer la relación entre la dosis recibida y el
efecto producido.
Homologación Certificación por parte de una Administración Pública de que el prototipo de un producto
cumple los requisitos técnicos reglamentarios.
Hondilla Lía terminada en un gancho, encargado de sujetar un tiro para la subida y bajada de
materiales.
Huecos de patinillo Huecos realizados en los forjados para permitir el paso de las instalaciones.
Iluminancia Flujo luminoso (energía radiante que afecta a la sensibilidad del ojo en la unidad de
tiempo) por unidad de superficie.
Incidente Cualquier suceso no esperado, ni deseado que no dando lugar a pérdidas de salud o
lesiones a las personas, puede ocasionar daños a la propiedad, equipos, productos o al
medio ambiente, pérdidas de la producción o aumento de las responsabilidades legales.
Índice de gravedad Relación entre el número de jornadas de trabajo perdidas por cada mil horas-hombre
trabajadas.
Índice de incidencia Relación entre los accidentes habidos en un periodo de tiempo y el promedio de personas
expuestas al riesgo durante ese tiempo
Insatisfacción laboral Grado de malestar que experimenta el trabajador con motivo de la realización del trabajo.
Investigación de Técnica analítica preventiva empleada por la disciplina de seguridad en el trabajo que tiene
accidentes como objetivo principal la determinación, previo conocimiento de los hechos sucedidos, de
las causas que provocan la materialización de un riesgo en un accidente.
Jabalcón Madero ensamblado en otro vertical que sirven de puntal a otro elemento horizontal o
inclinado.
Jácena Viga maestra en la que se apoyan las vigas secundarias. Ideada para soportar grandes
cargas y para cubrir grandes luces entre apoyos. Suele ser de hormigón armado, hierro o
madera
Lana de roca o lana de Material no combustible y altamente resistente a la acción del fuego que lo sitúa en
vidrio condiciones idóneas para ser utilizado en cualquier tipo de cerramiento o conducto que
precise una determinada resistencia al fuego.
Limpiadores de Ácidos minerales, generalmente, que disuelven el cemento y disgregan el mortero.
fachada
Lucernarios Abertura en la parte superior de una estructura de cubierta para iluminación y ventilación
de interiores.
Lugar de trabajo Áreas del centro de trabajo, edificadas o no, en las que los trabajadores deban permanecer
o a las que puedan acceder en razón de su trabajo.
Maderas blandas Son las provenientes de especies arbóreas de hoja perenne, las coníferas, como el pino,
abeto, alerce, pícea, cedro y secuoya, entre otras.
Maderas duras Son las provenientes de especies arbóreas caducifolias, también conocidas como
frondosas o de hoja caduca, como son el roble, haya, nogal, fresno, cerezo, castaño, olmo,
sauce, abedul, sicómoro, entre otras.
Magnetotérmicos Aparato eléctrico que tiene por misión interrumpir el paso de la corriente ante una
sobreintensidad de corriente.
Maquinillo Polipasto de elevación de cargas formado por una polea unida en el extremo a un brazo
rígido metálico anclado en una base.
Marquesina Techumbre, que se sitúa en las zonas de paso y accesos a la obra, protegiendo a los
operarios o a terceros del riesgo de caída de objetos desde la obra.
Masa crítica Mínima cantidad de explosivo que se necesita para que se produzca la detonación por
efecto de una llama.
Medicina del Trabajo Especialidad médica que, actuando aislada o comunitariamente, estudia los medios
preventivos para conseguir el más alto nivel de bienestar físico, psíquico y social de los
trabajadores, en relación con la capacidad de éstos, con las características y riesgos de su
trabajo, el ambiente laboral y la influencia de éste en su entorno, así como promover los
medios para el diagnóstico, tratamiento, adaptación, rehabilitación y calificación de la
patología producida o condicionada por el trabajo.
Medio ambiente Para el Consejo de Europa, el medio ambiente está constituido por los recursos naturales
abióticos y bióticos, tales como el aire, el agua, la fauna, la flora y la interacción entre estos
factores, los bienes que componen la herencia cultural y los aspectos característicos del
paisaje. Según la norma ISO 14001:2004 es: "El entorno en el cual una organización opera,
incluidos el aire, el agua, el suelo, los recursos naturales, la flora, la fauna, los seres
humanos y sus interrelaciones". El Tribunal Constitucional Español, en su sentencia
102/1995 lo define, desde una perspectiva jurídica, como: "...compuesto por los recursos
naturales, con el soporte físico donde nacen, se desarrollan y mueren. Sin embargo, ya
desde su aparición en nuestro ordenamiento jurídico en el año 1916, sin saberlo, se
incorporan otros elementos que no son naturaleza sino Historia, los monumentos, así
como el paisaje, que no es sólo una realidad objetiva, sino un modo de mirar distinto en
cada época y cada cultura".
Microtraumatismos Trastorno por trauma acumulado, provocado por diversos factores de riesgo entre los que
destacan los ciclos de trabajo reiterativos con movimientos rápidos de pequeños grupos
musculares o tendinosos o por el mantenimiento de posturas fisiológicamente no neutras
Neumoconiosis Acumulación de polvo en los pulmones con reacción tisular patológica ante su presencia.
Nivel de exposición Nivel de presión acústica continuo equivalente, expresado en decibelios, al que está
diario equivalente expuesto un trabajador, determinado con el filtro de ponderación frecuencial A, cuando el
tiempo de exposición se normaliza a una jornada de 8 horas.
Nivel de pico Valor máximo de la presión acústica instantánea, expresado en decibelios, al que está
expuesto un trabajador, determinado con el filtro de ponderación frecuencial C con
respecto a una presión de referencia.
Nivel de presión Presión acústica, expresada en decibelios, a la que está expuesto el trabajador, que puede
acústica (db) o no desplazarse de un lugar a otro del centro de trabajo, con respecto a una presión de
referencia.
Norma armonizada Especificación técnica aprobada por un Organismo Europeo de Normalización (CEN),
elaborada bajo un mandato de la Comisión Europea, de acuerdo con lo establecido en la
Directiva 83/189/CEE.
Norma reglamentaria Cualquier disposición normativa con rango de Reglamento (Reales Decretos, Decretos,
Órdenes Ministeriales).
Obra de construcción Cualquier obra, pública o privada, en la que se efectúen trabajos de construcción o
ingeniería civil.
Obras de corta Obras de escasa importancia tecnológica y económica que requieren poco tiempo, algunos
duración días como máximo, para su ejecución.
Obras de emergencia Aquella condicionada por la necesidad de una intervención rápida y urgente, lo que
imposibilita la redacción de un proyecto en sentido estricto del término antes del inicio de
la obra.
OIT Es un organismo especializado de las Naciones Unidas que tiene como fin fomentar la
justicia social y los derechos humanos y laborales internacionalmente reconocidos. Fue
creada en 1919, y es el único resultado importante que aún perdura del Tratado de
Versalles, el cual dio origen a la Sociedad de Naciones; en 1946 se convirtió en el primer
organismo especializado de las Naciones Unidas. La OIT formula normas internacionales
del trabajo, que revisten la forma de convenios y de recomendaciones, por las que se fijan
unas condiciones mínimas en materia de derechos laborales fundamentales: libertad
sindical, derecho de sindicación, derecho de negociación colectiva, abolición del trabajo
forzoso, igualdad de oportunidades y de trato; así como otras normas por las que se
regulan condiciones que abarcan todo el espectro de cuestiones relacionadas con el
trabajo. Presta asistencia técnica, principalmente, en los siguientes campos: formación y
rehabilitación profesionales; política de empleo; administración del trabajo; desarrollo
gerencial; cooperativas; seguridad social; estadísticas laborales; y seguridad y salud en el
trabajo. Fomenta el desarrollo de organizaciones independientes de empleadores y
trabajadores y les facilita formación y asesoramiento técnico. Dentro del sistema de las
Naciones Unidas, la OIT es la única organización que cuenta con una estructura tripartita,
en la que los trabajadores y los empleadores participan en pie de igualdad con los
gobiernos en las labores de sus órganos de administración.
Oxicorte Operación de corte de metales, generalmente acero, mediante soplete, en cuya boquilla la
combustión de un gas en presencia de oxígeno, produce la llama a altas temperaturas.
Pantalán Muelle o embarcadero pequeño, para barcos de poco tonelaje, que avanza algo en el mar.
Pedraplén Relleno de piedras con el que se eleva un perfil, realizando mediante extensión y
compactación por tongadas de materiales pétreos con el fin de crear una plataforma sobre
la que se asiente la explanada y el firme de una carretera.
Peligro Fuente o situación con capacidad de causar daño en términos de lesiones, daños a la
propiedad, daños al medio ambiente o una combinación de estos.
Plan de emergencia y Documento que recoge la organización de los medios humanos y materiales disponibles
evacuación en un lugar de trabajo para la prevención de posibles situaciones de emergencia, así como
para garantizar su evacuación y la intervención inmediata.
Plan de prevención de Herramienta a través de la cual la prevención de riesgos laborales de una empresa se
riesgos laborales integra en su sistema general de gestión, tanto en el conjunto de sus actividades como en
todos los niveles jerárquicos de la misma. Debe incluir, entre otros aspectos, la
identificación de la empresa y su actividad productiva, su estructura organizativa, la
organización de la prevención, así como la política, objetivos y metas que en materia
preventiva pretende alcanzar la empresa, y los recursos humanos, técnicos y materiales y
económicos de los que va a disponer al efecto.
Plan de seguridad y Documento en el que se analizan, desarrollan y complementan las previsiones contenidas
salud en el trabajo en el estudio o estudio básico, en función del propio sistema de ejecución de la obra del
mencionado contratista (RD 1627/1997).
Planificación de la Uno de los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del plan de prevención de
actividad preventiva riesgos laborales que se hace necesaria cuando el resultado de la evaluación de los riesgos
pone de manifiesto situaciones de riesgo. Se realiza conforme a un orden de prioridades
en función de la magnitud de los riesgos y del número de trabajadores expuestos a los
mismos.
Plataforma de Base del camino de rodadura del ferrocarril sobre el cual se asienta la superestructura
ferrocarril (vía, carriles, traviesas, etc.).
Plataforma elevadora Plataforma de trabajo que se eleva desplazándose a lo largo de un mástil con un sistema
sobre mástil (ver de cremallera.
andamio de columna)
Plataforma suspendida Plataforma de trabajo suspendida por cables de acero sobre los que se eleva o desciende
de nivel variable (ver mediante un mecanismo de elevación que puede ser manual o electrico.
andamio colgado)
Poliuretano Resina sintética obtenida por condensación de poliésteres caracterizada por su baja
densidad. Se utiliza como aislamiento térmico. Se aplica generalmente proyectado
mediante una máquina especial que proporciona la potencia adecuada para controlar la
dosificación del producto, así como regulación del caudal y de la presión.
Prevención Conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las fases de actividad
de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.
Procedimiento de Secuencia definida de las operaciones a desarrollar para realizar un determinado trabajo,
trabajo con inclusión de los medios materiales (de trabajo, de prevención o de protección) y
humanos (cualificación o formación del personal) necesarios para ejecutar de una forma
segura y organizada las sucesivas fases y tareas que componen dicho trabajo.
Proceso constructivo Secuencia ordenada de los trabajos de la obra organizados por fases, tareas y operaciones
en las que se divide la misma.
Producto "Resultado de un proceso. Existen cuatro categorías genéricas de productos: servicios (por
ejemplo, transporte), software (por ejemplo, programas de computador, diccionario),
hardware (por ejemplo, parte mecánica de un motor) o materiales procesados (por
ejemplo, lubricante). La mayoría de los productos contienen elementos que pertenecen a
diferentes categorías genéricas. La denominación del producto, en cada caso, como
servicio, software, hardware o material procesado depende del elemento dominante"
(Norma UNE-EN ISO 9000:2000).
Promotor Cualquier persona física o jurídica por cuenta de la cual se realice una obra.
Protección Técnica de prevención que actúa sobre las consecuencias del riesgo, disminuyéndolas e
incluso eliminándolas.
Proyecto Conjunto de documentos mediante los cuales se definen y determinan las exigencias
técnicas de las obras de construcción, de acuerdo con las especificaciones requeridas por
la normativa técnica aplicable a cada obra.
Psicosociología Disciplina que estudia los factores de naturaleza psicológica, social y organizativa
aplicada existentes en el trabajo, que pueden repercutir en la salud del trabajador.
Puesta a tierra Unión eléctrica directa, sin fusibles ni protección alguna, de una parte de un circuito o de
una parte conductora no perteneciente al mismo, mediante una toma de tierra con un
electrodo o grupo de electrodos enterrados en el suelo.
Punto de inflamación Temperatura mínima, en condiciones normales de presión, a la cual una sustancia
desprende la suficiente cantidad de vapores para que se produzca la inflamación mediante
la aportación de un foco de ignición externo.
Replanteo Materializar, de forma adecuada en el espacio, los puntos y ejes que definen la forma y
dimensiones de un proyecto, a partir de los planos y cálculos del mismo, plasmándolo de
forma real en el terreno.
Resguardo Dispositivo que impide el acceso a las zonas peligrosas o detiene las maniobras peligrosas
antes de alcanzar dichas zonas.
Riesgo importante Aquel para cuyo control pueden precisarse recursos considerables.
Riesgo intolerable Aquel para cuyo control pueden precisarse recursos ilimitados exigiéndose no comenzar
ni continuar el trabajo hasta que se haya reducido a niveles adecuados.
Riesgo laboral Posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo.
Riesgo laboral grave e Aquel que racionalmente resulta probable que se materialice en un futuro inmediato, y
inminente que puede suponer un daño grave para la salud de los trabajadores.
Riesgo moderado Aquel para cuyo control se precisa llevar a cabo esfuerzos e inversiones precisas en un
período de tiempo determinado.
Riesgo trivial Aquel que no requiere la realización de acciones específicas para su control.
Riesgos profesionales Aquellas situaciones del trabajo que pueden romper el equilibrio físico, mental o social de
los trabajadores.
Roblón Clavija generalmente de hierro, con cabeza en un extremo, que después de colocada es
objeto de remachado por la parte opuesta, para fijarla con firmeza.
Rozadora Máquina excavadora que desarrolla un sistema de trabajo mediante un cabezal rotatorio,
provisto de herramientas de corte de metal duro que incide sobre la roca y que va montado
sobre un brazo articulado.
Ruido continuo Todo lo que no se considere de impacto. Se denomina ruido continuo de intensidad estable
al que mantiene el nivel de presión acústica ponderado A esencialmente constante.
Ruido de impacto o de Ruido que se produce cuando colisionan dos masas. Ademas se define como aquél en el
impulso que se presentan variaciones rápidas de un nivel de presión sonora en intervalos de tiempo
muy cortos.
Ruido estable Aquel cuyo nivel de presión acústica ponderado A permanece esencialmente constante.
Ruido variable Aquel cuyo nivel de presión acústica ponderada A oscila más de 5 dbA a lo largo del tiempo.
Salud Estado de bienestar físico, mental y social completo y no meramente la ausencia de daño
o enfermedad.
Saneo Eliminación del material que quede suelto o inestable.
Scraper Cazo para suministro de áridos mediante arrastre en las plantas de hormigón.
Seguricable Dispositivo que impide la caída del andamio con un cable auxiliar que sujeta andamio en
caso de rotura del cable principal.
Seguridad en el trabajo Conjunto de técnicas preventivas, no médicas, aplicadas a los procesos productivos y a las
máquinas e instalaciones que intervienen en estos procesos, que pretenden prevenir y
evitar el accidente de trabajo, controlando las consecuencias de los mismos y empleando
una metodología racional de identificación de las causas que pudieran generar accidentes.
Seguridad industrial "Tiene por objeto la prevención y limitación de riesgos, así como la protección contra
accidentes y siniestros capaces de producir daños o perjuicios a las personas, flora, fauna,
bienes o al medio ambiente, derivados de la actividad industrial o de la utilización,
funcionamiento y mantenimiento de las instalaciones o equipos y de la producción, uso o
consumo, almacenamiento o desecho de los productos industriales" (Ley 21/1992, de
Industria).
Señal en forma de Señal que, por combinación de una forma geométrica, de colores y de un símbolo o
paneles pictograma, proporciona una determinada información, cuya visibilidad está asegurada por
una iluminación de suficiente intensidad.
Señalización de Señalización que, referida a un objeto, actividad o situación determinadas, proporcione una
seguridad y salud en el indicación o una obligación relativa a la seguridad o la salud en el trabajo mediante una
trabajo señal en forma de panel, un color, una señal luminosa o acústica, una comunicación verbal
o una señal gestual, según proceda.
Servicio de prevención Conjunto de medios humanos y materiales necesarios para realizar las actividades
preventivas, a fin de garantizar la adecuada protección de la seguridad y salud de los
trabajadores, asesorando y asistiendo para ello al empresario, a los trabajadores y a sus
representantes, y a los órganos de representación especializados.
Silo Depósito generalmente cilíndrico, que se utiliza para almacenar áridos, yeso, cemento, etc.
Silobús Cubo de hormigón, de grandes dimensiones, que circula sobre vía, movido por un motor
eléctrico o de combustión.
Sinfín Tubo giratorio, ligeramente inclinado u horizontal, con un tornillo o helicoide arrollado a él
interiormente empleado en el transporte de material pulverizado o granulado.
Sistema de gestión "Sistema para establecer la política y los objetivos y para lograr dichos objetivos" (Norma
UNE-EN ISO 9000:2000). "Es un grupo de elementos interrelacionados usados para
establecer la política y los objetivos y para cumplir estos objetivos. Un sistema de gestión
incluye la estructura de la organización, la planificación de actividades, las
responsabilidades, las prácticas, los procedimientos, los procesos, los recursos"
(International Standarization Organization / Organización Internacional de Normalización -
ISO).
Sistema de gestión de "Sistema de gestión para dirigir y controlar una organización con respecto a la calidad"
la calidad (Norma UNE-EN ISO 9000:2000).
Skip Cazo que desliza sobre guías para la recepción del material en las plantas de fabricación
de hormigón.
Sofocación Método de extinción de incendios por el que se actúa sobre el oxígeno evitando su
aportación o disminuyendo su concentración a límites que hagan imposible la reacción con
el combustible.
Solado Colocación de revestimientos horizontales que cubren suelos de forjados, escaleras, etc.
Soldadura eléctrica Unión de dos piezas metálicas mediante la aportación de material y utilizando como aporte
de calor el arco eléctrico.
Soldadura Tipo de soldadura en la que unión entre las piezas a soldar se consigue mediante el aporte
oxiacetilénica de un material adicional por fusión de un electrodo. El calor utilizado para dicha fusión es
producido por la llama generada en la combustión de acetileno con el oxígeno
proporcionados específicamente con esta finalidad.
Sonómetro Equipo de medición del nivel de presión acústica del ruido. El sonómetro no integrador-
promediador se pueden emplear únicamente para la medición de nivel de presión acústica
ponderado A (LpA) del ruido estable. La lectura promedio se considerará igual al Nivel de
presión acústica contínuo equivalente ponderado A (LAeq,T) de dicho ruido. Si el sonómetro
es integrador-promediador podrá emplearse para la medición del Nivel de presión acústica
continuo equivalente ponderado A (LAeq,T) de cualquier tipo de ruido.
Sopandas Pieza adosada a la cara inferior de una viga, para refuerzo de la misma, que se apoya en la
cabeza de un pie derecho o se apea con dos jabalcones.
Subcontratista Persona física o jurídica que asume contractualmente ante el contratista, empresario
principal, el compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de la obra, con
sujeción al proyecto por el que se rige su ejecución.
Tablestacas Tablas con un extremo en punta, que se hincan en el terreno para formar paredes de
ataguía o de sostenimiento de las tierras de una excavación. Igualmente se consideran
como tales, las piezas de acero aplanadas y largas que se hincan en el suelo, unidas y
acopladas entre sí, de manera que constituyan pantallas con el objeto de resistir los
esfuerzos de empuje, a fin de servir como obras de contención de tierras o agua.
Tapones auditivos Elementos que se introducen en el canal auditivo externo, cerrando el mismo de una forma
hermética.
Técnico competente Persona que posee titulaciones académicas y profesionales habilitantes, así como
conocimientos en actividades de construcción y de prevención de riesgos laborales
acordes con las funciones a desempeñar según el RD 1627/1997. En el ámbito de la LOE
dichas titulaciones serán las de arquitecto, arquitecto técnico, ingeniero o ingeniero
técnico, de acuerdo con sus competencias y especialidades
Temperatura de Temperatura mínima para que un producto entre en combustión de forma espontánea.
autoignición
Terraplén Tierra, entendida como distintos tipos de suelos definidos según proyecto, con los que se
levanta el perfil de una explanada (por ejemplo, para constituir la plataforma de una
carretera).
Tirantillo Pieza de armadura que une y sujeta los pares de una techumbre.
Tornapunta Pieza que enlaza un elemento vertical con otro horizontal, arriostrándolo o apuntándolo.
Trabajador autorizado Trabajador que ha recibido una formación e información adecuada para poder ejecutar
(electricidad) las operaciones asignadas en el RD 614/2001 y que, además, debe haber sido
específicamente autorizado por el empresario para realizar el tipo de trabajo con riesgo
eléctrico de que se trate, en base a su capacidad de realizarlo de manera correcta.
Trabajador cualificado Trabajador autorizado que, según el RD 614/2001, posee conocimientos especializados
(electricidad) en materia de instalaciones eléctricas, debido a su formación acreditada, profesional o
universitaria, o a su experiencia certificada de dos o más años.
Tráctel Dispositivos auxiliares portátil empleado para atirantar o elevar cargas formado por un
cable pasante a través de dos o más mordazas en el caso que, por medio de un sistema
de palancas, se transmite el esfuerzo necesario para lograr dicha elevación o, en su caso,
para afirmar o tirar con tirantes.
Trinchera Excavación en sentido longitudinal, de poca anchura, con taludes a ambos lados, que se
realiza por encima del nivel de la rasante para construir un camino, canal, paso de
ferrocarril, etc.
Túnel carpiano Canal o espacio situado en la muñeca por el cual pasan los tendones flexores de los dedos
y el nervio mediano limitado por el ligamento anular del carpo y por los huesos de la
muñeca.
Turnicidad Factor de tipo psicosocial que puede generar alteraciones físicas, psíquicas y/o sociales
en la salud del trabajador, por la obligación de desarrollar su labor en turnos de trabajo
establecidos en la empresa.
Valoración del riesgo Etapa de la evaluación de los riesgos dirigida a determinar la tolerabilidad de dichos
riesgos.
Vibración Oscilación de partículas o cuerpos en torno a un punto o posición de referencia. La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece que dicho término "comprende todo
movimiento transmitido al cuerpo humano por estructuras sólidas, capaz de producir un
efecto nocivo o cualquier tipo de molestia."
Zanja Excavación descubierta de carácter lineal, que se realiza para alojar generalmente
conducciones de instalaciones o servicios que han de quedar enterrados.
Zona de peligro en el En las líneas electrificadas, es la zona que engloba en su interior los conductores de dichas
ferrocarril líneas, definida por el cumplimiento de las distancias de seguridad establecidas en la
normativa vigente.
Zona de seguridad Zona comprendida entre la cabeza del carril más próximo a los trabajos y una línea paralela
para las circulaciones exterior al citado carril, situada a tres metros de distancia.