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LA CHAQUILANA

Mi padre fue pescador


y mi madre pescadora
en un rancho de totora
de chaquila, yo nací
como mis padres seguí,
también con el mismo oficio.
Y con mucho sacrificio,
me gano la vida, casera,
sobre todo, en estos tiempos,
que está de moda la veda.

Muchas veces en la playa,


dormí en una chalana,
a la espera del pescado,
que traen muy de mañana.
¡qué horas las que pasado!
con las almitas en pena,
oyendo toda la noche,
el canto de la sirena.

Y en el boquerón del puerto,


vela siempre a la viuda,
que esa hora salía
para encontrarse con el muerto.
yo no sé, si tu conoces,
al “Viejito Tintorera”
pero lo juro, casera,
que ese viejo, es una fiera,
ochenta años se pasó,
pescando de puro macho,
así como el tintorera,
así es el hombre de Huacho.
A mi todos me conocen
por mi mandil a cuadritos,
porque luzco en mis orejas,
aretes de oro purito
aunque pobre, nunca uso
alhajas de fantasía,
por más que las disimulen, se conoce su falsía.

Dirán que soy charlatana,


eso, a mí no ofende,
quien oye a la chaquilana,
estoy segura que aprende,
a conocer un poquito,
de las cosas de la tierra,
y, en eso yo te aseguro,
el pico nadies me cierra.

Tuavía puedo ayudar,


porque no soy egoísta,
pa tenerle que contar,
si viene un gringo turista.
yo quisiera a ti llevarte,
pa mi barco de chaquila,
pa que veas que la vida,
allí se pasa tranquila.

Todo el mundo allí trabaja;


viejos, cigarritos, mujeres,
ya que arreglando los botes
o remendando las redes.

No tengo por qué negar,


que mi barrio es pobrecito,
como pobre fue también,
nuestro Patrón, San Pedrito,
por eso ya no me importa
que lo miren con desprecio,
porque pa mi ese barrio,
casera, no tiene precio.
Serán calles torcidas,
serán sus casas maltrechas,
de lo que estoy convencida,
es que su gente es derecha.

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