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AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

Magistrado ponente

STC11391-2017
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02
(Aprobado en sesión de dos de agosto de dos mil diecisiete)

Bogotá, D. C., tres (3) de agosto de dos mil diecisiete


(2017).

Decide la Corte la impugnación formulada frente al


fallo proferido el 28 de junio de 2017 por la Sala Única del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Rosa de
Viterbo, en la acción de tutela promovida por la Agencia
Nacional de Tierras - ANT contra el Juzgado Promiscuo del
Circuito de El Cocuy, a cuyo trámite fueron vinculados las
partes e intervinientes en el proceso objeto de la queja
constitucional.

ANTECEDENTES

1. La entidad accionante reclama la protección de


los derechos fundamentales al debido proceso, a la
seguridad jurídica, a la administración de justicia, al
«patrimonio público» y al «acceso progresivo a la propiedad de

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la tierra de los trabajadores agrarios», presuntamente


vulnerados por el despacho judicial accionado.

En consecuencia, solicita se declare la nulidad del


«proceso Agrario de Pertenencia adelantado por el Juzgado
Promiscuo del Circuito de El Cocuy… con radicado 2012-
0002… de[jando] sin efecto la sentencia de… 18 de mayo de
2016» (folios 1 a 9, cuaderno 1).

2. De lo que reposa al interior del expediente y las


pruebas recaudadas, se extrae que su queja se sustenta, en
síntesis, en lo siguiente:

2.1. José Donato Suescún González promovió proceso


ordinario de pertenencia contra personas indeterminadas
con el fin de obtener por la vía de la prescripción
extraordinaria el dominio de los predios rurales
denominados «La Ramada» y «Capellanía», ubicados en la
vereda Taucasí, del municipio de Chiscas - Boyacá; asunto
cuyo conocimiento le correspondió al Juzgado Promiscuo
del Circuito de El Cocuy.

2.2. Surtido el trámite de rigor, el 18 de mayo de 2016


el estrado judicial accionado accedió a las pretensiones y
ordenó a la oficina de Registro de Instrumentos Públicos de
ese municipio «abrir folio de matrícula inmobiliaria para
cada uno de los inmuebles señalados… e inscribir la
sentencia dentro del mismo»; lo anterior, al considerar que el
demandante probó los presupuestos exigidos para acceder
al derecho real de dominio.

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2.3. Indicó la entidad accionante que en cumplimiento


a lo establecido por la Ley 1579 de 2012, la Oficina de
Instrumentos Públicos de El Cocuy suspendió el trámite de
registro de la sentencia, comunicándole dicha decisión el 9
de noviembre de 2016, momento en el que se enteró del
juicio promovido por Suescún González.

2.4. Sostuvo que con la determinación de la sede


judicial se quebrantaron las garantías invocadas, pues, en
su sentir, existió una indebida valoración probatoria sobre
los actos posesorios alegados, máxime cuando los aludidos
inmuebles carecían de «antecedentes registrales, titulares de
derechos reales sobre el predio o titulares inscritos», por lo
que resultaban ser bienes baldíos, cuya administración,
cuidado y custodia correspondía al Instituto Colombiano de
Desarrollo Rural - INCODER (hoy Agencia Nacional de
Tierras de conformidad al Decreto 2363 de 2015); resaltando
que, incluso, en la sentencia cuestionada, el fallador
acusado anotó que los fundos «no contaba[n] con
certificado[s] de tradición y libertad», con lo que, afirmó la
tutelante, se confirmaba que tales heredades no eran de
dominio privado.

2.5. Destacó que el INCODER inició un proceso de


registro de predios baldíos, informando que los bienes
objeto de prescripción no se encontraban allí inscritos, pero
ello era insuficiente para que el juzgador censurado pudiera
afirmar que su propietario era un particular, desconociendo
que oficiosamente debía acudir a otras pruebas para «hallar
la verdad como presupuesto de justicia»; a más que de

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conformidad con los artículos 2512 y 2518 del Código Civil


en concordancia con el 375 del Código General del Proceso,
el proceso de pertenencia «no procede contra bienes
corporales que poseen una condición de imprescriptibilidad,
propia de los bienes Baldíos de la Nación».

2.6. Agregó que el despacho accionado desconoció la


normatividad aplicable al caso concreto y la jurisprudencia
constitucional, en especial la sentencia T-488/14, toda vez
que al no existir certeza respecto de la naturaleza jurídica
del bien objeto de litigio, el fallador no podía declarar la
procedencia de la prescripción extraordinaria de dominio
sobre los fundos, en la medida en que «la presunción legal
de la propiedad opera[ba] a favor del Estado y no del
particular».

LA RESPUESTA DEL ACCIONADO Y LOS VINCULADOS

1. La Procuraduría 2 Judicial II Ambiental y Agraria


de Boyacá apoyó las pretensiones de la acción tuitiva
debido a que los predios objeto de pertenencia no contaban
con antecedentes registrales ni «tampoco se extremó el
acervo probatorio para desvirtuar que estos no [eran] bienes
baldíos o h[icieran] parte de uno de mayor extensión», por lo
que «surgían elementos de juicio para pensar,
razonablemente, que el predio en discusión podría tratarse
de un bien baldío y en esa medida no era susceptible de
apropiación por prescripción», conclusión respaldada en los
precedentes jurisprudenciales frente al particular (entre
ellos, T-488/14, T-549/16 y STC11024-2016); destacó que

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no intervino en el juicio criticado y que el llamado a


responder por la situación denunciada era el Juzgado
convocado (folios 47 a 52, cuaderno 1).

2. La Oficina de Instrumentos Públicos Seccional de


El Cocuy - Boyacá manifestó que con resolución Nro. 11 de
26 de octubre de 2016 suspendió el registro de la sentencia
dictada por la sede judicial accionada, bajo las facultades
que le otorgó el artículo 18 de la Ley 1579 de 2012 y lo
estipulado en la sentencia T-488/14, tras considerar que
ante la inexistencia de matrícula inmobiliaria de los fundos
se presumía su naturaleza baldía, pero ante la ratificación
de la determinación del despacho acusado, procedió a la
apertura de los folios con matrícula Nros. 076-27424 y 076-
27425, inscribiendo en ellos la mentada providencia.
Resaltó que la Procuraduría 3 Judicial Agraria y Ambiental
de Boyacá con oficio Nro. PJAA-1-2542-16 le solicitó la
revocatoria directa de la resolución atrás referida (folios 57
a 59, cuaderno 1).

3. El Juzgado Promiscuo del Circuito de El Cocuy


historió las actuaciones surtidas al interior del juicio
criticado, relievando que en cumplimiento de lo ordenado
en el fallo T-488/14 integró al contradictorio al Instituto
Colombiano de Desarrollo Rural - INCODER , garantizando
de esa manera el debido proceso; instó la improcedencia de
la solicitud de resguardo al advertir ausentes los
presupuestos de inmediatez y subsidiariedad, pues, por
una parte, la sentencia criticada databa de mayo de 2016, y
por otra, que al estar vinculado al proceso el INCODER, era

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evidente que éste desperdició las oportunidades procesales


otorgadas para controvertir las decisiones judiciales (folios
84 a 89, cuaderno 1).

4. La Superintendencia de Notariado y Registro


coadyuvó las pretensiones de la salvaguarda al considerar
que, de acuerdo a lo establecido en la Ley 160 de 1994, los
bienes que carecen de propietario pertenecen al Estado y,
en esa medida, sólo pueden adquirirse mediante título
traslaticio de dominio otorgado por éste; que en principio
los poseedores «que pretendan ser propietarios están
habilitados para acudir a la jurisdicción agraria a solicitar se
les declare dueños por haber usucapido el bien, [sin
embargo] es menester dentro del proceso que el juez como
garante del patrimonio público, acopie las pruebas
necesarias para establecer que no se trata de un terreno
baldío»; que la Ley 1579 de 2012 le dio la facultad de
desatender las órdenes judiciales al advertir irregularidades
como la relatada; y pidió aplicar al caso concreto lo
dispuesto en la sentencia T-488/14 (folios 90 a 103,
cuaderno 1).

5. José Donato Suescún González, a través de


apoderado judicial, extemporáneamente, solicitó denegar el
amparo argumentando que como demandante demostró los
presupuestos axiológicos para el buen suceso de su
demanda de pertenencia; que como «particular está
amparado por la presunción que es de su “propiedad
privada” en términos de ley, la tierra cuya usucapión
pretende por vía de la prescripción adquisitiva, la cual no es

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considerada baldía, sin perjuicio de que el estado en este


caso el INCODER (Hoy Agencia Nacional de Tierras) desvirtúe
esa presunción que así lo amerite y de la cual no hay
presencia en la actuación agraria»; que la sentencia atacada
se edificó en las probanzas recolectadas al interior del
juicio, a más que, de acuerdo con el artículo 762 del Código
Civil, dicha acción «usualmente no se ampara en título o
documento alguno sino en los actos positivos de explotación
percibidos por terceros y allegados al proceso en los
testimonios de la vista ocular» (folios 63 a 65, cuaderno 1).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

El a-quo constitucional concedió el amparo al


considerar que los predios objeto de la declaratoria de
prescripción adquisitiva de dominio, denominados «La
Ramada» y «Capellanía», carecían de antecedente registral y,
por ende, de titulares de derechos reales, evidenciándose
así un indicio de que los fundos eran baldíos, por lo que en
aplicación de la sentencia T-549/16, «al estar en duda [la]
naturaleza privada [de los predios] el juez incurrió en defecto
orgánico por adolecer de competencia por el factor funcional
al adelantar el proceso, la cual residía en el funcionario
administrativo»; en consecuencia, dispuso:

…DECLARAR la nulidad de todo lo actuado dentro del proceso


de pertenencia radicado bajo el N° 1524408090012012-00002-
00 tramitado ante el JUZGADO PROMISCUO DEL CIRCUITO DE
EL COCUY, a partir del auto admisorio de la demanda, inclusive,
a fin de que la juez valore nuevamente los requisitos de la
admisión de la demanda teniendo en cuenta las consideraciones
expuestas en la presente providencia.

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…ORDENAR a la AGENCIA NACIONAL DE TIERRAS proceda a


dar inicio al proceso de clarificación de los predios objeto del
proceso de pertenencia, con el fin de determinar su naturaleza y
el trámite a seguir respecto de su adjudicación, lo cual deberá
realizar dentro del término perentorio de veinte (20) días,
contados a partir de la notificación de la presente providencia
quedando en la obligación de allegar a este proceso judicial la
constancia del cumplimiento de esta orden (folios 45 a 59,
cuaderno 1).

LA IMPUGNACIÓN

La formuló José Donato Suescún González reiterando


los argumentos expuestos al contestar la tutela (folios 68 y
69, cuaderno 1).

CONSIDERACIONES

1. Conforme al artículo 86 de la Constitución


Política, la acción de tutela es un mecanismo jurídico
concebido para proteger los derechos fundamentales,
cuando son vulnerados o amenazados por los actos u
omisiones de las autoridades públicas y, en determinadas
hipótesis, de los particulares, cuya naturaleza subsidiaria y
residual no permite sustituir o desplazar a los jueces
funcionalmente competentes, ni los medios comunes de
defensa judicial.

Por lineamiento jurisprudencial, en tratándose de


actuaciones y providencias judiciales, el resguardo procede
de manera excepcional y limitado a la presencia de una
irrefutable vía de hecho, cuando «el proceder ilegítimo no es

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dable removerlo a través de los medios ordinarios previstos


en la ley» (CSJ STC, 11 may. 2001, rad. 2001-00183-01); y
por supuesto, se cumpla el requisito de la inmediatez.

2. Del examen de la demanda de amparo se extrae


que a través de ella se cuestiona el fallo proferido el 18 de
mayo de 2016 por el Juzgado Promiscuo del Circuito de El
Cocuy, el cual declaró que José Donato Suescún González,
por la vía de la prescripción extraordinaria adquisitiva de
dominio, obtuvo la propiedad de los predios denominados
«La Ramada» y «Capellanía», ubicados en la vereda Taucasí
del municipio de Chiscas - Boyacá; determinación que
critica la accionante porque, en síntesis, sostiene que a la
misma se arribó sin atender que como tales inmuebles no
tenían antecedentes registrales, se presumían baldíos y, por
ende, eran imprescriptibles.

2.1. Delimitado lo anterior, de entrada debe advertirse


que en un asunto de similares contornos al de ahora,
recientemente la Corte Constitucional, como garante de los
derechos fundamentales, a través de la sentencia T-548/16
revocó la de 16 de febrero de 2016, mediante la cual esta
Sala de Casación Civil había denegado el resguardo allí
rogado por el INCODER respecto a un juicio de pertenencia
diferente al aquí criticado (STC1776-2016); para tal efecto,
la primera colegiatura señaló allí la forma en que debe
interpretarse lo prescrito en los artículos 1º y 2º de la ley
200 de 1936, aquel modificado por el 2º de la ley 4ª de

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19731, y 48 de la ley 160 de 1994 2, que desarrollan la


consagración de dos presunciones en lo que tiene que ver
con los bienes baldíos desde la hermenéutica
constitucional, indicando:

...el mismo sistema jurídico ha reconocido la existencia de dos


presunciones, una de bien privado y otra de bien baldío, que
pareciesen generar un conflicto normativo. No obstante, cuando
se analizan de forma sistemática permiten entrever la
interpretación adecuada ante la cual debe ceder nuestro sistema
jurídico.

En tal sentido, los artículos 1 y 2 de la Ley 200 de 1936 no


entran en contradicción directa con las referidas normas del
Código Civil, el Código Fiscal, el Código General del Proceso, la
Ley 160 de 1994 y la Constitución Nacional, ya que al leerse en
conjunto se descubre que el conflicto entre estas es apenas
aparente. Lo anterior, debido a que la presunción de bien privado

1
«Artículo 1°… Modificado, Articulo. 2°, L. 4 de 1973. Se presume que no son baldíos,
sino de propiedad privada, los fundos poseídos por particulares, entendiéndose que dicha
posesión consiste en la explotación económica del suelo por medio de hechos positivos propios
de dueño, como las plantaciones o sementeras, la ocupación con ganados y otros de igual
significación económica.

El cerramiento y la construcción de edificios no constituyen por sí solos pruebas de explotación


económica pero sí pueden considerarse como elementos complementarios de ella. La presunción
que establece este Artículo se extiende también a las porciones incultas cuya existencia se
demuestre como necesaria para la explotación económica del predio, o como complemento para
el mejor aprovechamiento de este, aunque en los terrenos de que se trate no haya continuidad
o para el ensanche de la misma explotación. Tales porciones pueden ser conjuntamente hasta
una extensión igual a la mitad de la explotada y se reputan poseídas conforme a este Artículo.

Artículo 2°…Se presumen baldíos los predios rústicos no poseídos en la forma que se
determina en el Artículo anterior».

2
«Artículo 48… El Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, previa obtención de la
información necesaria, adelantará los procedimientos tendientes a:

1. Clarificar la situación de las tierras desde el punto de vista de la propiedad, con el fin de
determinar si han salido o no del dominio del Estado.

A partir de la vigencia de la presente Ley, para acreditar propiedad privada sobre la respectiva
extensión territorial, se requiere como prueba el título originario expedido por el Estado que no
haya perdido su eficacia legal, o los títulos debidamente inscritos otorgados con anterioridad a
la vigencia de esta Ley, en que consten tradiciones de dominio por un lapso no menor del
término que señalan las leyes para la prescripción extraordinaria.

Lo dispuesto en el inciso anterior sobre prueba de la propiedad privada por medio de títulos
debidamente inscritos con anterioridad a la presente Ley, no es aplicable respecto de terrenos
no adjudicables, o que estén reservados, o destinados para cualquier servicio o uso público.

2. Delimitar las tierras de propiedad de la Nación de las de los particulares.

3. Determinar cuándo hay indebida ocupación de terrenos baldíos...».

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se da ante la explotación económica que realiza un poseedor, y,


como se observó, en lo que se refiere a los bienes baldíos no se
puede generar la figura de la posesión sino de la mera
ocupación.

Por lo anterior, no se puede concluir que una norma implique la


derogatoria de la otra o su inaplicación, sino que se debe
comprender que regulan situaciones jurídicas diferentes y que
deben ser usadas por el operador jurídico según el caso. Es por
ello que el legislador, de forma adecuada, previo cualquiera de
estas situaciones en el Código General del Proceso, brindándole
al juez que conoce del proceso de pertenencia las herramientas
interpretativas para resolver el aparente conflicto normativo, así
como las herramientas probatorias para llevar a una buena
valoración de la situación fáctica. Reconociendo, sin lugar a
dudas, que en todos los casos en los que no exista propietario
registrado en la matrícula de un bien inmueble, debe presumirse
que este es un bien baldío.

En conclusión, el juez debe llevar a cabo una interpretación


armónica y sistemática de las diferentes normas existentes en
torno a tan específico asunto, tales como los artículos 1º de la
Ley 200 de 1936; 65 de la Ley 160 de 1994, 675 del Código
Civil, y 63 de la Constitución Política, sin desconocer que existe
una presunción iuris tantum en relación con la naturaleza de
bien baldío, ante la ausencia de propietario privado registrado,
pues tal desconocimiento lo puede llevar a incurrir en un defecto
sustantivo por aplicar una regla de manera manifiestamente
errada, sacando la decisión del marco de la juridicidad y de la
hermenéutica jurídica aceptable (CC T-548/16 y T-488/14).

2.2. Por ende, no es que exista una interpretación


errada, lo que aconteció fue que la Corte Constitucional
acudiendo a la hermenéutica del balance o ponderación 3
frente a un conflicto interpretativo de estas dos
presunciones (una que beneficia al particular que explota el
terreno del que se desconoce dueño, que puede consolidar
el dominio a través del modo de la ocupación, siempre y
3
Ricardo Guastini. Filosofía del Derecho. Distinguiendo. Estudio de teoría y metateoría del
derecho. Editorial Gedisa. Págs. 167 a 169.

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cuando cumpla los presupuestos de los artículos 1º y 2º de


la ley 200 de 1936; la otra señalada en el canon 48 de la ley
160 de 1994, prevé ante la inexistencia de propietario
conocido se presume que es un bien baldío), mediante una
interpretación, crea una jerarquía axiológica no dada por el
legislador, derogando para el caso en particular la primera
de aquellas presunciones y privilegiando la segunda.

2.3. Por su parte, esta Sala de Casación Civil, a través


de la sentencia revocada por la Corte Constitucional, llegó a
una conclusión diferente, privilegió la presunción de la
explotación económica a favor del particular; y sacrificó la
que beneficia al Estado, partiendo de la base que el fin que
se busca con la ley 200 de 1936 es la explotación
económica del predio y no su inactividad, que no genera
ganancia alguna, ni para el propio Estado, y sí se le
garantiza el derecho que tiene el campesino de acceder a la
tierra.

2.4. Por lo tanto, se trata de dos interpretaciones


diversas ante un conflicto -no de yerro alguno- ante lo cual
la guardiana de la Constitución adoptó una decisión
aplicando la interpretación de ponderación de intereses,
sobre la cual la doctrina ha dilucidado. 4

2.5. En ese orden, teniendo en cuenta el mentado


pronunciamiento de la Corte Constitucional, como garante
de los derechos fundamentales, así como por respeto a la
institucionalidad en tratándose de precedentes, que deben
observarse en virtud del principio de igualdad y la
4
Ob. Cit.

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coherencia del sistema jurídico, la presente providencia se


edificara en la interpretación adoptada por esa Corporación.

Tal acogimiento va en concordancia con lo que ha


venido señalando la doctrina especializada, según la cual
«[u]na decisión de un tribunal o un juez, tomada después de
un razonamiento sobre una cuestión de derecho planteada
en un caso, y necesaria para el establecimiento del mismo,
es una autoridad, o precedente obligatorio, para el mismo
tribunal y para otros tribunales de igual... rango, en
subsiguientes casos en que se plantee otra vez la misma
cuestión; pero el grado de autoridad de dichos precedentes
depende necesariamente de su acuerdo con el espíritu de los
tiempos o el juicio de subsiguientes tribunales sobre su
corrección como una proposición acerca del derecho existente
o real».5

2.6. Se destaca, también, que para arribar a las


conclusiones contenidas en la referida sentencia T-548/16,
el máximo órgano patrio en lo constitucional, además de lo
atrás expuesto, consignó, en lo medular, que:

…la acción de tutela se presenta con el fin de que se revoque el


fallo del 14 de noviembre de 2014 proferido por el Juzgado Primero
Civil del Circuito de Tunja, el cual decretó la prescripción
adquisitiva del domino en favor de… Rosa Lilia Ibagué Cuadrado,
respecto del predio denominado “Miravalles” ubicado en la vereda
Casa Blanca del municipio de Sora…

Según la entidad accionante (Incoder en liquidación) el referido


fallo incurrió en distintas causales de procedencia de la acción de
tutela contra sentencias. Principalmente por cuanto: (i) el
5
Victoria Iturralde Sesma, El precedente en el common law, pág. 31, citando a la definición
de Chamberlain, cit. en R. Moschzisker, 1924, pág. 409.

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Juzgado… debió identificar que el predio… al carecer de


antecedentes registrales era baldío, (ii) el juzgado debió vincular al
Incoder al proceso de prescripción para que esta entidad
estableciera con certeza la naturaleza del bien objeto de litigio y (iii)
se sustrajo de la propiedad del Estado el referido predio sin tener
competencia para ello.

Tanto el Juzgado accionado como los jueces de tutela que


conocieron del amparo consideran que: (i) la acción de tutela no es
procedente para anular el proceso adelantado y (ii) no es claro que
el predio… sea baldío, y en esa medida la carga de la prueba
respecto de la naturaleza del bien, recae en el Incoder y no en el
prescribiente. Así mismo, ponen de presente que la sentencia T-488
de 2014 habilitó al Incoder para adelantar el mayor proceso de
recuperación de bienes baldíos en la historia, pero que al no estar
acompañada de un proceso de titulación masiva, estas acciones
han sido vistas por un amplio sector social como injustas políticas
expropiatorias.

8.2. Estudio de la procedencia de la acción de tutela…

De los antecedentes expuestos esta Sala encuentra que en el caso


concreto la acción de tutela es la herramienta idónea para
perseguir la salvaguarda de los derechos alegados por el Incoder,
como se pasa a exponer: 
 
8.2.1. Relevancia constitucional del asunto. 

En el presente caso cumple con este requisito. En primer lugar,


porque la discusión se circunscribe a la posible vulneración de
los derechos fundamentales al debido proceso, al acceso a la
administración de justicia, al principio de justicia material y la
prevalencia del derecho sustancial, con ocasión de la decisión
proferida en instancia judicial respecto al decreto de la
prescripción adquisitiva de dominio a favor de un particular, de
un bien cuya naturaleza pareciera no estar bien definida.
 
En segundo lugar, por la disparidad de posiciones existentes
entre los jueces de la República al interpretar las normas
referentes a las presunciones que deben imperar respecto de los
bienes baldíos. Esto, al encontrarse que esta situación ha sido
definida de una forma por la Corte Constitucional y de otra por

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la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, siendo esta última


la posición que adopta el Tribunal que resuelve la segunda
instancia de la tutela que aquí se revisa.

Finalmente, porque en el presente caso podría estar en juego un


bien rural del Estado, cuya protección requiere de respuestas
inmediatas y mecanismos eficaces que garanticen el
cumplimiento de los fines establecidos en el artículo 64 de la
Constitución Política y la salvaguarda del patrimonio público.
 
8.2.2. Agotamiento de los recursos judiciales.

Referente al requisito de subsidiariedad, la Sala de Casación


Civil de la Corte Suprema de Justicia indicó que “si la tesis
central del resguardo presupuesto por el INCODER, se edifica en
que el bien es baldío, esto es, imprescriptible, el ordenamiento le
ofrece un recurso extraordinario eficaz para someter a juicio sus
pretensiones constitucionales, en defensa del patrimonio público
por medio del recurso extraordinario de revisión ante el juez
competente, indicium rescindens del cual aún no ha hecho uso”.

Al respecto, resulta necesario traer a colación lo dispuesto en el


artículo 379 del Código de Procedimiento Civil, norma que regula
lo atinente a la procedencia del recurso extraordinario de revisión
en materia civil…

A continuación, el artículo 380 del mencionado estatuto procesal


establece las causales taxativas de procedencia de dicho
recurso…

Teniendo en cuenta lo anterior, así como los antecedentes de la


demanda de amparo interpuesta por el INCODER (en
liquidación), la causal contenida en el numeral 7º del artículo
3806 del Código de Procedimiento Civil7, sería la única que podría
eventualmente ajustarse al caso bajo estudio. Sin embargo, tal
como lo advierte la misma Sala de Casación Civil en el numeral
4.3. De las consideraciones del fallo de segunda instancia en
sede de tutela, para la fecha en que fue adelantado y fallado el
proceso de pertenencia, el ordenamiento procesal no
contemplaba, como el actual, el deber de vincular al Incoder en
6
“ARTÍCULO 380. Causales. Son causales de revisión: //7. Estar el recurrente en alguno de
los casos de indebida representación o falta de notificación o emplazamiento empleados en el
artículo 152, siempre que no haya saneado la nulidad”.
7
Ordenamiento procesal vigente al momento de ser fallado el proceso de pertenencia.

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ese tipo de actuaciones, lo que implica que no podría alegarse


una indebida notificación o la omisión de haber sido citado al
proceso.

Aunado a lo expuesto, advierte la Sala que lo alegado por parte


del actor no es una indebida notificación, sino el defecto orgánico
y fáctico del que adolece la sentencia, debido a la falta de
competencia del juez para disponer sobre la adjudicación de un
bien del que no se tiene certeza de ser privado, desconociendo el
indicio de la ausencia de antecedentes registrales.

Ahora bien, el literal c del numeral 1 del artículo 625 del Código
General del Proceso establece que en los asuntos ordinarios de
mayor cuantía que se encontraran en curso al momento de entrar
a regir la nueva normativa procesal, y ya se hubiere surtido la
etapa de alegatos y estuviere pendiente de fallo, el juez lo
dictará con fundamento en la legislación anterior y, proferida la
sentencia, el proceso se tramitará conforme a la nueva
legislación.

No obstante, ha de recordarse que las causales de procedencia


del recurso de revisión, son las mismas en los dos códigos y que
estas son taxativas8 y que ninguna de ellas hace referencia a la
causa que motiva la presente acción de tutela, es claro que no
existe otro mecanismo judicial idóneo para procurar la defensa
de los derechos que el Incoder estima vulnerados, por lo que se
desestima el incumplimiento del requisito de subsidiariedad.

8.2.3.  Principio de inmediatez.

Encuentra la Sala que el tiempo para examinar la inmediatez en


la presentación de la acción de tutela, no puede ser contado
desde la fecha en que fue proferida la sentencia cuya nulidad se
procura, sino desde la fecha en que el accionante tuvo
conocimiento de dicha decisión y de que la misma podría recaer
sobre un bien baldío.

Así, se observa en el expediente que el INCODER (en liquidación)


fue informado, por parte de la Registradora Principal de
Instrumentos Públicos de Tunja, acerca de la suspensión a
prevención del registro de la sentencia de pertenencia a que se
8
Artículo 380 del Código de Procedimiento Civil y artículo 355 del Código General del
Proceso.

16
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

sustrae este asunto, mediante escrito radicado el 27 de mayo de


2015 y la demanda constitucional fue interpuesta 12 de agosto
del mismo año. Es decir, que transcurrieron menos de 3 meses
desde la fecha en que el Incoder fue informado sobre la
declaración judicial de pertenencia y aquella en la que se
presentó la tutela objeto de estudio, tiempo que se considera
razonable por la Sala para haber dado inicio a la presente
acción, máxime si se tiene en cuenta que mediante Sentencia T-
488 de 2014 esta Corporación ordenó al Incoder que, conforme al
informe que debía remitirle la Superintendencia de Notariado y
Registro, adelantara los procedimientos de recuperación de
baldíos a los que hubiera lugar.

Con todo, corresponde advertirse que el requisito de inmediatez


debe observarse con cierta flexibilidad en estos casos, ya que se
busca la recuperación de bienes que son sustancial y
constitucionalmente imprescriptibles, por lo que la procedencia de
la acción que garantiza su defensa debe analizarse de acuerdo a
la naturaleza de estos....

8.3. Requisitos especiales de procedibilidad…

8.3.1. Defecto fáctico.

En el caso que ocupa la atención de la Sala, se encuentra que el


Juzgado Primero Civil del Circuito de Tunja siendo conocedor de
que el bien objeto de litigio no contaba con antecedentes
registrales y, por ende, el inmueble carecía de dueño
reconocido9, surgían elementos de juicio para pensar,
razonablemente, que el predio en discusión podía tratarse de un
bien baldío y en esa medida no era susceptible de apropiación
por prescripción.

Tal y como establecen las normas citadas en el acápite 5 de la


presente sentencia, existen motivos suficientes para presumir
que un bien que no cuenta con antecedentes de registro es un
bien baldío, situación que el juez de conocimiento no analizó en
ningún momento, tal y como se desprende de la sentencia por
medio de la cual declaró la prescripción adquisitiva del bien en
cuestión.

9
El artículo 675 del Código Civil se refiere a los baldíos y es así como prescribe: " Son bienes
de la Unión todas las tierras que estando situadas dentro de los límites territoriales, carecen de
otro dueño".

17
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

En consecuencia, el juzgado no solo omitió valorar pruebas


sobre la situación jurídica del predio “Miravalles” y desconoció
las reglas de la sana crítica, sino que también omitió sus
deberes oficiosos para la práctica de pruebas conducentes que
determinaran si realmente era un bien susceptible de adquirirse
por prescripción.

Si el juez tenía dudas con respecto a la calidad jurídica del bien,


las mismas no se hicieron visibles en la argumentación del fallo,
la inspección judicial realizada o demás pruebas practicadas.
Por el contrario, se puede llegar a la conclusión de que se obró
con premura, se concluyó de forma inmediata que el bien era
privado y se omitieron dudas razonables que conllevaban el uso
de las potestades oficiosas del juez.

En efecto, este último solo tuvo en cuenta las declaraciones de


un vecino y dos hermanos de la accionante, así como las
observaciones de una inspección judicial para concluir que el
accionante había satisfecho los requisitos de posesión, pero al
analizar si el bien era susceptible de prescripción, le bastó con
concluir que era un bien prescriptible, sin traer a colación ningún
razonamiento jurídico sobre el tema.

Ahora bien, al momento de contestar la presente acción de


tutela realiza todo un ejercicio argumentativo en el que afirma
que el bien objeto del proceso de pertenencia es un predio que
se encuentra en el comercio y trae a colación jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia, tal como la proferida el 28 de
agosto de 2000 en el expediente bajo radicado 5448 que, según
afirma es una directriz que desde antaño ha sido acogida por
juzgados y tribunales de todo el país, a partir de lo cual se ha
dispuesto en numerosas ocasiones la apertura del
correspondiente folio de matrícula inmobiliaria para fundos que
carecían del mismo.

Al respecto, estima la Sala que estos argumentos no suplen la


ausencia de valoración probatoria en el fallo aquí demandado.

Aunado a lo anterior, el juez omitió el deber que le asiste de


ejercer sus potestades para esclarecer los hechos o
circunstancias que rodean las pretensiones de la demanda y

18
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

sus implicaciones. Si bien la normatividad que imperaba al


momento de proferir el respectivo fallo de pertenencia no
obligaba la vinculación del Incoder, al no tenerse la certeza de la
calidad jurídica del inmueble objeto del proceso de pertenencia,
el juez debió decretar pruebas oficiosas como disponer que el
citado instituto precisara la naturaleza del inmueble objeto de
prescripción.

Así, encuentra la Sala que el juez no solo omitió estudiar el


certificado de tradición y libertad del inmueble, sino que omitió
también solicitar un concepto al Incoder sobre la calidad del
predio, presupuesto sine qua non para dar continuidad al
proceso de pertenencia, toda vez que de la calidad del inmueble
se deriva su competencia.

Sea esta la oportunidad para aclarar que la Sala no establece


que la carga probatoria respecto a la naturaleza del bien deba
recaer sobre el particular o sobre el Incoder, lo que se reprocha
es la omisión del juez para procurar la certeza acerca de que el
terreno ostente la calidad de ser un inmueble privado y no del
Estado, característica determinante de la competencia del
funcionario.

8.3.2. Defecto orgánico.

De igual manera, al haber omitido dilucidar la naturaleza


jurídica del bien, incurrió el juzgador de instancia en una falta
de competencia para decidir sobre la adjudicación del mismo,
como quiera que de tal claridad depende establecer cuál es la
autoridad competente para disponer sobre la posible
adjudicación del inmueble.

Nótese entonces, que al no estar acreditado que el bien objeto


del proceso de pertenencia es un inmueble privado, el juez
tampoco puede tener clara su competencia para conocer del
asunto, debido a que de tratarse de un bien baldío, la autoridad
competente para pronunciarse acerca del reconocimiento del
derecho de dominio sobre el predio sería el Incoder (en
liquidación) ahora en la Agencia Nacional de Tierra, tal y como
lo determina el numeral 11 del artículo 4 del Decreto 2363 de
2015, en concordancia con el artículo 65 de la Ley 160 de 1994.

19
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

De esta manera, tal como se indicó anteriormente, en el asunto


objeto de esta providencia se observa la falta de competencia
del Juzgado Primero Civil del Circuito de Tunja para disponer
sobre la adjudicación de un terreno respecto del cual no existe
claridad ni certeza de que se trate de un bien privado, lo que
constituye un defecto orgánico que no solo resulta insaneable,
sino que además vulnera abiertamente el derecho al debido
proceso, por lo que habrá lugar a declarar violado este principio.

8.3.3. Defecto Sustantivo

Tal y como se desprende de la sentencia que aquí se juzga, así


como de las diferentes manifestaciones del juez en el marco del
proceso de tutela, este pareciese haberse remitido a hacer un
análisis exclusivo de lo dispuesto en los artículos 1 y 2 de la Ley
200 de 1936.

Sin embargo, debe decirse que un análisis profundo de esta


norma se extraña en el fallo de instancia. En tal decisión, el
Juez Primero Civil del Circuito de Tunja trae a colación algunas
normas del Código Civil, recalca lo relativo al proceso de
pertenencia, la prescripción, la figura de la posesión y la suma
de posesiones, pero no hace ninguna referencia a la Ley 200 en
la parte dogmática, así como tampoco lo hace en el caso en
concreto.

Sin embargo, es claro que el registro que existe en la Oficina de


Instrumentos Públicos muestra un predio que se encuentra
debidamente inscrito, pero que nunca ha contado con un titular
del derecho de dominio, situación que no suscitó ninguna clase
de duda fáctica o sustantiva en el juez, como hasta ahora se ha
visto.

En consecuencia, al no haberse generado tal duda en el


juzgador este omitió por completo el estudio jurídico del asunto,
y falló sin tener en cuenta ninguna de las normas estudiadas en
el acápite 4 del presente fallo. Por lo anterior, terminó por omitir
llevar a cabo una interpretación armónica y sistemática del
ordenamiento jurídico a la luz de principios y valores
constitucionales y tomó una decisión sin aplicar las normas
pertinentes para el caso, que posiblemente lo hubiesen llevado a

20
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

dictar un fallo diferente, o por lo menos a vincular al Incoder (en


liquidación), ahora ANT, al proceso de pertenencia.

En este caso concreto, es de resaltar que el registrador de Tunja


motivó una nota devolutiva invocando el principio de legalidad
previsto en la Ley 1579 de 2012 y explicando que la propiedad de
los terrenos baldíos adjudicables solo puede adquirirse mediante
título traslaticio de dominio otorgado por el Estado a través del
Incoder, hoy ANT.

Así las cosas, el yerro advertido por el registrador era evidente en


tanto la decisión judicial recaía sobre un terreno que carecía de un
propietario registrado, por lo cual era razonable pensar que se
trataba de un bien baldío, tal y como lo presumen el Código Fiscal
y la Ley 160 de 1994. De igual manera, en la nota devolutiva se
advirtió que los ocupantes de tierras baldías, por ese solo hecho,
no tienen la calidad de poseedores sino una simple expectativa, de
acuerdo al marco legal vigente. Dicha argumentación fue
presentada oportunamente por el registrador en el acto
administrativo mediante el cual se opuso inicialmente al registro y
que puso sobre aviso al Incoder.

De tal forma que, tanto la Oficina de Registro, el Incoder y esta


Corporación han caído en cuenta de la ausencia de estudio que se
hizo por parte del juez del proceso de pertenencia en un proceso en
el que se adjudicó un bien que puede constituirse como baldío.
Debe en consecuencia indicarse que el fallo del Juzgado Primero
Civil del Circuito de Tunja adolece de un defecto sustantivo…
 
8.4. Aclaraciones finales…

8.4.6. Finalmente, al notarse que la sentencia del 16 de Febrero


de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia ha generado una
serie de decisiones de jueces de nivel Municipal y del Circuito,
contrarias a los precedentes de esta Corporación, es necesario
solicitar a la Escuela Judicial “Rodrigo Lara Bonilla” que envíe
copia de la presente providencia a todos los Juzgados Civiles,

21
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

Promiscuos y Tribunales Superiores de Distrito del país, con el fin


de recordar a los jueces que en el marco de los procesos de
pertenencia, donde no se tenga claridad de la calidad del bien
objeto del litigio, se debe vincular a la Agencia Nacional de
Tierras, incluso en aquellos regidos por el Código de
Procedimiento Civil. Igualmente deberá llevar a cabo un proceso
de pedagogía sobre esta sentencia y la T-488 de 2014, con el fin
de evitar una escalada de acciones de amparo por parte del
Incoder (en liquidación), hoy Agencia Nacional de Tierras, en
contra de decisiones de pertenencia adoptadas por jueces de la
República. (CC T-548/16)

3. De cara al caso concreto que en esta ocasión


ocupa la atención de la Corte, con fundamento en las
anteriores premisas, sin duda, se muestra necesaria la
intervención del Juez Constitucional, en orden a
salvaguardar los derechos invocados por la entidad
accionante, habida cuenta de que el estrado judicial
acusado incurrió en diferentes defectos fácticos y
sustantivos, pues, además de omitir analizar las
consecuencias derivadas de que los predios «La Ramada» y
«Capellanía», objeto de usucapión, carecieran de
antecedentes registrales, dejó de lado la práctica de pruebas
a fin de establecer la naturaleza jurídica de los mismos y
pasó por alto que, existiendo duda en punto a que su
propietario fuera un particular, se debía presumir que eran
bienes baldíos y, por tanto, imprescriptibles.

En el sub exime, se itera, en la sentencia proferida el 18


de mayo de 2016 por el Juzgado Promiscuo del Circuito de
El Cocuy, se incurrió en «vía de hecho», al adjudicar la
propiedad, por la vía de la prescripción extraordinaria
adquisitiva de dominio, de los predios denominados «La

22
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

Ramada» y «Capellanía» a José Donato Suescún González,


considerando que éste había cumplido con todos los
presupuestos axiológicos para resultar beneficiado con la
mentada figura jurídica.
Lo anterior, porque ninguna trascendencia dio el
juzgador accionado a la naturaleza jurídica de tales fundos,
omitiendo el deber de efectuar un análisis conjunto del
material probatorio respecto a tal aspecto e, incluso, de ser
oportuno, decretar de oficio la práctica de las pruebas que
se mostraran como necesarias para adoptar su decisión
(artículos 179, 180 y 187 del Código de Procedimiento Civil
y 169, 170 y 176 del Código General del Proceso),
resaltando que de lo acopiado, en principio, dichos predios
ni siquiera contaban con folios de matrícula inmobiliaria,
con lo que, además, dejó de lado la valoración, incluso, de
las documentales aportadas, como los certificados
expedidos por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y las
inspecciones judiciales en punto a su valor suasorio de cara
a determinar si realmente eran inmuebles susceptibles de
adquirirse por prescripción, pasando por alto el principio de
seguridad jurídica y las pruebas que de oficio hubiera
podido decretar a fin de tener certeza en punto a la
identificación puntual de los fundos.

En efecto, observa la Sala que respecto al valor


probatorio dado por la sede judicial acusada a la
certificación expedida por la Oficina de Instrumentos
Públicos Seccional El Cocuy y a lo allí expuesto por el
INCODER, en la sentencia del juicio de pertenencia se
consignó que:

23
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

No tiene duda… respecto a que los bienes de la nación, entre los


que se hayan los baldíos, tienen el carácter de imprescriptibles y
una decisión judicial no podría adjudicar su dominio pues ello
sería atentar contra normas de orden público, yendo en contravía
del ordenamiento legalmente establecido y la diversa
jurisprudencia que ha sido enfática en señalar que los bienes
públicos no se adquieren de esta forma; ahora, en efecto, tal y
como ya se dijera, el hecho de que no aparezca inscrito titular
alguno sobre el inmueble, en principio pudo llevar a pensar que
no se trata de un bien de propiedad pública, y la obligación de
este Juzgador recayó entonces en la vinculación de la entidad
administradora de los bienes baldíos como lo es el INCODER,
para que esta hiciera la defensa de los derechos que sobre el
bien le correspondían al Estado, acreditando la naturaleza
jurídica del inmueble…

Ahora bien, itérese que contestada la demanda, el Instituto no


acreditó que el bien inmueble objeto de este proceso apareciese
registrado dentro de su base de datos como bien de propiedad
del Estado ni mucho menos que sobre el mismo fuese la Nación
quien ejerciera su dominio, y por ende, ninguna certeza tiene e[l]
despacho acerca de que la naturaleza jurídica del mismo sea la
de baldío, en tanto, si no existe folio de matrícula inmobiliaria y
tampoco registro de dichos bienes en cabeza del Estado, …de
otra parte, y si se insiste, que no existe certeza de que se trata
de un bien baldío, pues no serán aplicables las normas propias
del artículo 65 y subsiguientes de la Ley 160 de 1994,
precisamente porque allí se establecen las pautas para la
adjudicación de bienes baldíos, pero como se ha dicho de es[tos]
inmueble[s] no se ha acreditado dicha calidad.

Así mismo, respecto de la presunción de los bienes


baldíos dijo que:

…si bien puede que exista un indicio que ponga en duda la


naturaleza jurídica del inmueble, para este Juzgado el
demandante no es el obligado a demostrar que el bien no es un
baldío como requisito para poder acudir al proceso de
pertenencia, precisamente porque la legislación la ha otorgado
una presunción a su favor siempre que se demuestre la

24
Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

explotación económica del inmueble, y si en desarrollo de las


diligencias se llama al Estado, a través de la entidad encargada
de la administración de dichos bienes como lo es el INCODER, es
a este a quien le corresponde establecer que el inmueble aparece
registrado como tal y que a partir de ahí se derrumba la
presunción de No Baldío, si por el contrario la entidad encargada
no certifica con exactitud la calidad del bien, pues simplemente
no existe prueba de que estemos en presencia de un baldío y por
tanto, nada limita al Juez de conocimiento para valorar las
pruebas allegadas al plenario, y a partir de ahí verificar que se
hayan ejercido actos de dominio en él; si fuese de otra forma,
simplemente los procesos de pertenencia habrían de ser
rechazados ipso iure desde el momento en que se presenta la
demanda si el registrador de instrumentos públicos, de acuerdo
a lo preceptuado en el artículo 407 del Código de Procedimiento
Civil, certifica que sobre el inmueble no existen titulares de
derechos reales y no habría lugar a demandar a indeterminados;
claro, compartimos plenamente el hecho de que debe vincularse
al INCODER para dar garantía de que una decisión judicial no
vaya a adjudicar inmuebles de dominio del Estado, pero nos
apartamos del concepto según el cual es el demandante quien
deba probar que el bien no es un baldío única y exclusivamente a
través de la demostración de un título traslaticio de dominio por
parte del Estado, cuando el art. 1 de la Ley 200 de 1936 genera
una presunción del dominio privado, siempre que haya probado
la explotación económica. (folios 18 a 37, cuaderno 1).

4. Basta volver sobre los apartes atrás transcritos


de la decisión del despacho acusado para concluir que allí
no existió una debida valoración de las probanzas recaudas
de cara a las consecuencias sustanciales derivadas de las
mismas, como lo exige el ordenamiento jurídico, relievando
que los predios objeto de usucapión carecían de
antecedentes registrales, por lo que, siguiendo las
conclusiones de la Corte Constitucional a las que se hizo
mención líneas atrás, debía presumirse que constituían
baldíos imprescriptibles, a menos que al interior del juicio
se demostrara lo contrario, lo que obligaba al funcionario

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

judicial acusado a decretar y practicar los medios de


convicción suficientes con el fin de esclarecer la real
naturaleza jurídica de los predios, lo que no hizo.

Aunado a lo anterior, respecto a la presunción de la


naturaleza jurídica de los predios, el accionado erró al
apartarse del precedente jurisprudencial, pues, se reitera,
al carecer dichos fundos de propietario privado registrado,
los mismos debían presumirse baldíos.

En efecto, la Sala en casos de similares contornos, ha


sostenido que:

…si bien el juez del conocimiento estudió la naturaleza del bien


objeto del litigio, lo hizo con sustento en el artículo 1º de la Ley
200 de 1936 y con respaldo en dicha disposición dio por
acreditado que el inmueble podía ser objeto de apropiación
particular, sin reparar en que, en razón de no haberse
consolidado la usucapión antes de entrar en vigencia la Ley 160
de 1994, la presunción contenida en esa norma no era aplicable.

Por otra parte, le otorgó valor probatorio a un certificado expedido


por la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos que, por las
circunstancias analizadas en acápites anteriores, no era idóneo,
pues no revelaba con toda certidumbre la inexistencia de
titulares de derechos reales, y adelantó el proceso contra el
poseedor que precedió al actor, quien no tiene la condición de
titular de un derecho real principal, con lo cual contravino lo
estatuido por el numeral 5º del artículo 407 del estatuto procesal,
que determina las personas contra las cuales debe dirigirse la
acción… (STC12184-2016, 1° sep. 2016, rad. 00014-
02).

5. Luego, la patente falta de ponderación de los


medios de convicción obrantes en el expediente del proceso

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

de pertenencia, la indebida presunción aplicada a la


naturaleza de los fundos allí denunciados y la omisión del
deber del juez de decretar pruebas oficiosamente,
constituyen defectos que vulneraron el debido proceso;
nótese que ante la ausencia de antecedentes registrales de
aquéllos, que en sentir del fallador era insuficiente para
establecer su condición de baldíos y no le correspondía
desvirtuar al allí demandante, previo a dictar sentencia, el
juzgador debió proceder al decreto de las pruebas que
fueran necesarias, en tanto que las recaudadas eran
insuficientes para determinar que el inmueble era de
dominio privado y, por ello, susceptible de adquirirse por
prescripción.

Además, el tutelado también debió proceder en la


forma antedicha para establecer las personas contra las
cuales debió dirigirse la acción de pertenencia, o la
ausencia de ellas, ello al observar que si bien la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos de El Cocuy certificó la
falta de titulares de derechos reales sobre los predios
denominados «La Ramada» y «Capellanía», lo cierto es que
no ocurrió lo mismo con lo dicho por el Instituto Geográfico
Agustín Codazzi, el que informó la existencia de matrículas
inmobiliarias en cabeza de particulares, sin que nada se
dijera respeto de ello (folios 8 a 11, cuaderno Corte 2).

En cuanto a la procedencia del resguardo en


tratándose de falencias en la valoración probatoria, ha
dicho la Corporación que:

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

Es preciso en este punto memorar que según el artículo 187 del


Código de Procedimiento Civil [hoy 176 del Código General del
Proceso] “[l]as pruebas deberán ser apreciadas en conjunto, de
acuerdo con las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de las
solemnidades prescritas en la ley sustancial para la existencia o
validez de ciertos actos. (…) El juez expondrá siempre
razonadamente el mérito que le asigne a cada prueba”. Precepto
que armoniza con el artículo 304 del citado estatuto [hoy 280 del
Código General del Proceso] que contempla que la motivación de
la sentencia “deberá limitarse al examen crítico de las pruebas”,
disposiciones que no fueron debidamente observadas por el
funcionario de segundo grado al preterir, se insiste, el examen de
los instrumentos de convicción referidos en el párrafo precedente,
configurando así una vía de hecho.

Sobre el punto, ha explicado la Sala que “[u]no de los supuestos


que estructura aquella es el defecto fáctico, en el que incurre el
juzgador cuando sin razón justificada niega el decreto o la
práctica de una prueba, omite su valoración o la hace en forma
incompleta o distorsionando su contenido objetivo; incluso,
cuando olvida apreciar el material probativo en conjunto o le
confiere mérito probativo a un elemento de juicio que fue
indebidamente recaudado. Esto, porque si bien los jueces tienen
un amplio margen para valorar el acervo probatorio en el cual
deben fundar su decisión y formar libremente su convicción,
inspirándose en los principios científicos de la sana crítica
(artículo 187 del Código de Procedimiento Civil), también es cierto
que jamás pueden ejercer dicho poder de manera arbitraria,
irracional o caprichosa. Y es que la ponderación de los medios de
persuasión implica la adopción de criterios objetivos, no
simplemente supuestos por el fallador; racionales, es decir, que
sopesen la magnitud y el impacto de cada elemento de juicio; y
riguroso, esto es, que materialicen la función de administración
de justicia que se le encomienda a los funcionarios judiciales
sobre la base de pruebas debidamente incorporadas al proceso”
(CSJ STC, 10 oct. 2012, rad. 2012-02231-00; reiterada
en STC, 7 mar. 2013, rad. 2012-00522-01; y STC, 9
dic. 2014, rad. 2014-00210-01).

6. Por esa línea, también se evidencia que en su


decisión el juzgador accionado incurrió en falta de

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

motivación, pues dejó de lado aspectos relevantes que para el


caso concreto demandaban pronunciamiento expreso de su
parte, pues pasó por alto lo referente a la naturaleza jurídica
de los predios y su imprescriptibilidad, desatendiendo sus
deberes como juez respecto a motivar adecuada y
suficientemente los fallos que se emitan como conclusión de
los litigios puestos a su consideración.

Esta Corporación, sobre la falta de motivación de las


sentencias proferidas por los funcionarios judiciales, ha sido
enfática en señalar que:

…la motivación de las providencias judiciales es un imperativo


dimanado del debido proceso en garantía del derecho de las
partes e intervinientes a asentir o disentir de la actividad
intelectual desplegada por el operador jurídico frente al caso
materia de juzgamiento, razón por la cual no puede ser
anfibológica… (CSJ STC, 4 dic. 2009, rad. 2009-02174-
00; reiterada en CSJ STC, 10 oct. 2013, rad. 2013-
01931-00; y en CSJ STC10689-2016, 4 ag. 2016, rad.
2016-01267-01).

Y que:

…el artículo 304 del Código de Procedimiento Civil [hoy 280 del
Código General del Proceso] consagra que la sentencia deberá
ser motivada, lo cual se limitará al examen crítico de las pruebas
y a los razonamientos legales, de equidad y doctrinarios
estrictamente necesarios para fundamentar las conclusiones,
exponiéndolos con brevedad y precisión, y citando los textos
legales que se apliquen, de suerte que la omisión de tal requisito
o su motivación insuficiente o precaria son razones justificadas
para tildarla de vía de hecho, en la medida que del cumplimiento
cabal de tal exigencia depende, en grado sumo, que las partes
puedan hacer uso del derecho de defensa y contradicción (CSJ
STC, 24 sep. 2010, rad. 2010-00913-00; reiterada,

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

entre otras, en CSJ STC, 19 jul. 2013, rad. 2013-


01486-00; y en CSJ STC10689-2016, 4 ag. 2016, rad.
2016-01267-01).

7. Corolario de lo discurrido en precedencia, se


evidencia que la impugnación propuesta está llamada al
fracaso, sin embargo, se impone modificar el fallo del a-quo
constitucional, en el sentido de invalidar únicamente la
sentencia que puso fin al proceso criticado, que no todo lo
actuado en éste, con el fin de que la autoridad judicial
acusada proceda a recaudar los medios de prueba
necesarios para verificar el cumplimiento de la totalidad de
los presupuestos esenciales de la acción puesta en su
conocimiento, principalmente los referentes a la
prescriptibilidad de los inmuebles y a la titularidad de
derechos reales sujetos a registro sobre éstos, y
posteriormente profiera la decisión que en derecho
corresponda a fin de resolver la litis, teniendo en cuenta lo
expuesto en esta providencia.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
modifica los ordinales «SEGUNDO» y «TERCERO» de la parte
resolutiva del fallo objeto de impugnación, bajo el entendido
de que con ocasión de la concesión del resguardo rogado se
declara sin valor ni efecto la sentencia proferida el 18 de
mayo de 2016, que declaró a José Donato Suescún
González propietario por prescripción extraordinaria de

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

dominio de los predios denominados «La Ramada» y


«Capellanía», situados en la vereda Taucasí del municipio de
Chiscas (Boyacá); y en consecuencia, se ordena al Juzgado
Promiscuo del Circuito de El Cocuy que, en el término de
las cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación
de esta providencia, proceda a efectuar las gestiones
necesarias para recaudar los medios de prueba que le
permitan verificar el cumplimiento de la totalidad de los
presupuestos axiológicos de la acción de pertenencia,
principalmente los relativos a la prescriptibilidad de los
inmuebles y a la titularidad de derechos reales sujetos a
registro sobre los mismos, y posteriormente, en un término
que no podrá exceder de diez (10) días, profiera la decisión
que en derecho corresponda a fin de resolver el litigio,
atendiendo lo expuesto en la parte considerativa de esta
determinación y disponiendo las comunicaciones de rigor
ante la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos
respectiva para que efectúe las correcciones y adecuaciones
a que haya lugar.

En lo demás, se confirma el fallo objeto de


impugnación.

Comuníquese lo aquí resuelto, por el medio más


expedito y eficaz, a las partes, al a-quo y, en oportunidad,
remítase el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.

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Radicación n.° 15693-22-08-002-2017-00097-02

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de la Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO


(Salvamento de voto)

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


(Salvamento de voto)

32

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