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LOS SISTEMAS DE DETECCIÓN DE HUMOS E INCENDIOS

Introducción

El riesgo de incendio acecha por todas partes. Las estadísticas así lo demuestran: los
daños materiales y vidas humanas ocasionados por los incendios aumentan constantemente.
Un descubrimiento prematuro del incendio es el primer paso para preservar grandes
daños e incluso catástrofes. Tanto si se trata de un incendio sin llamas como de un fuego
declarado, lo que interesa en cualquier caso es reconocer con anticipación y seguridad los
fenómenos del incendio. Este es el cometido de los detectores de incendios.
En cada caso, de acuerdo con los materiales combustibles existentes en el local, se
puede estimar el probable desarrollo del incendio y las magnitudes características del mismo,
con las cuales hay que contar. Apoyándose en ello se puede determinar el detector más
adecuado. Por consiguiente la elección del detector tiene que ser diferente para una habitación
de un hospital que para un centro de cálculo, para una sala de industria textil que para un
almacén de disolventes.
Los sistemas automáticos para la detección fundamentalmente empleados en los
edificios industriales, son:
Detectores térmicos: Sensibles a las temperaturas anormalmente altas o a la velocidad
de aumento de la temperatura.
Detectores de humos: Sensibles a las partículas visibles o invisibles de los productos
de combustión.
Detectores de llamas: Sensibles a las radiaciones infrarrojas, ultravioletas o visibles
producidas por el fuego.
La detección demanda del análisis de dos magnitudes fundamentales: el valor de la
temperatura ambiente y la elevación brusca de temperatura por unidad de tiempo.
Se debe tener en cuenta la elevación brusca de la temperatura ambiente hasta una
elevación brusca de 22º C por minuto. En esa zona quedan comprendidos la inmensa mayoría
de los fuegos incipientes, pues por encima de los 22º C por minuto de elevación brusca, el
fuego se aproxima a la combustión ideal para la propagación de la llama, que entran de los
llamados fuegos explosivos, que raramente presentan problemas para la detección.

En los epígrafes siguientes analizaremos de forma sintetizada los principios de


funcionamiento y tipos más usuales de los aparatos de detección automática usados en los
edificios industriales.
DETERMINACIÓN DEL NIVEL DE PROTECCIÓN ESCOGIDO (N.P.E.)

La primera acción técnica al diseñar un sistema de detección es fijar el nivel de alarma a


una temperatura determinada, temperatura a la cuál se considera que siempre puede existir la
condición de fuego y que denominamos Nivel de Protección Escogido ( N.P.E.)1.
En condiciones normales, en los Edificios Industriales, salvo que las condiciones
térmicas ambientales impuestas por el proceso indiquen otra, el nivel de protección
establecido (N.P.E.) se fija en 60º C. Sesenta grados centígrados (60º C) es la base ideal de
alarma en las condiciones de temperatura ambiente. En los gráficos de las páginas siguientes,
se toma como origen de coordenadas la temperatura de 29,4º C, que es la temperatura media
que consideran los laboratorios homologados por la NFTA y como punto cero de las curvas u
origen la de 30º C, por considerarla como temperatura ambiente posible. Las curvas de los
gráficos se han trazado basándose en los métodos de pruebas usados por los citados
laboratorios.
Se mide el tiempo que transcurre entre el momento en que se alcanza los 30ºC hasta que
entra en funcionamiento el detector. Simultáneamente se efectúan las mediciones de la
temperatura del aire que rodea a dicho detector, mediante termopares.

SISTEMAS DE DETECCIÓN AUTOMÁTICA DE INCENDIOS

Existe una profusa y especializada sobre sistemas de detección automática de incendios


a la que hemos recurrido para realizar esta sucinta descripción y a la que sugerimos al alumno
recurra en caso de mayor interés sobre los aspectos aquí citados.
Los detectores de temperaturas o detectores térmicos no son más que dispositivos que
actúan por el estímulo de la elevación de temperatura provocada por el calor del incendio.
Existen una gran variedad de modelos que es conveniente conocer, aunque en esta síntesis nos
hemos referido fundamentalmente a los comercializados en España, y son:

Detectores de fuegos por el principio de temperatura fija o termostatitos

Los dispositivos que usan este principio se basan en que hay un elemento activo el cuál
se rompe, se funde, o se deforma a una temperatura prefijada. Al suceder esto, se abre o cierra
un circuito eléctrico que trasmite la orden al circuito de alarma. Para que actúe se debe
calentar complemente el conjunto del detector hasta la temperatura en la cuál opera
(normalmente 60º C).
Debido a ello, ha ocurrido muchas veces que bajo ciertas condiciones de elevación
brusca de temperatura el aire ambiente ha llegado a alcanzar valores mortales para los seres

1
Tomado de IDOM - Criterio Técnico 175

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humanos y equipos, situados dentro de la zona proyectada, antes que los detectores
correspondientes de temperatura fija hayan alcanzado la temperatura prefijada. Este retraso
térmico entre la temperatura de funcionamiento del dispositivo y la del aire ambiente, deja
una zona sin protección más arriba de la fijada por el N.P.E. En la figura se representa un
curva típica de este tipo de detectores estáticos, en el que el detector sólo da la alarma cuando
la temperatura alcanzada por el mismo llega al N.P.E., aunque en dicho instante la
temperatura del aire que rodea el detector puede ser otra completamente distinta.

En la Tabla de la página siguiente se muestran los diferentes tipos y modelos de


estos detectores termostáticos que más comunmente se encuentran en el mercado.

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DETECTORES TERMOSTÁTICOS

Detectores de fuegos por el principio de elevación brusca de temperatura o


termovelocimetricos

Los detectores de elevación brusca de temperatura se basan en el principio que en un


incendio, la temperatura ambiente por unidad de tiempo es superior a un valor
predeterminado, normalmente 7,4ºC por minuto, hace actuar el elemento activo del detector,
el cuál trasmite la orden de alarma. Se emplean normalmente para ello, dispositivos
neumáticos. La forma de operar se basa en la relación entre la expansión de un gas
(normalmente aire) y la cantidad de gas que se escapa es pequeña con relación a su expansión
se ejerce una presión sobre la membrana flexible la cual abre o cierra el circuito eléctrico de
alarma.
Debido a que solamente actúa dicha unidad cuando hay un incremento de temperatura
por unidad de tiempo de un valor predeterminado, nos demuestra que la actuación es
completamente independiente del Nivel de Protección Escogido (N.P.E.). Por otra parte, con
este tipo de detectores pueden suceder falsas alarmas por incrementos inofensivos de la
temperatura ambiente, que pueden causar estas falsas alarmas, quedando indicadas por la
curva A, de las figura, siendo entre ellas:
a) Nubes intermitentes de vapor procedentes de equipos o pequeños escapes en
canalizaciones de vapor.
b) Ráfagas de calor procedentes de una zona más caliente o bien ocasionarles al abrir
la puerta de un horno industrial para efectuar una operación de carga.
c) La repentina incidencia de los rayos solares durante un pequeño instante en el
transcurso de un día nublado.
El sistema de elevación brusca es ineficaz para incrementos de temperaturas inferiores
al valor prefijado en la construcción del aparato. Con incrementos de temperatura inferiores a
los 7,4º C por minuto, un fuego puede progresar y ocasionar la destrucción completa sin que
se haya detectado con este sistema.
A causa de los anterior, como se muestra en el gráfico ..., los detectores basados en el
principio de elevación brusca muchas veces se suplementan con un dispositivo de temperatura
fija. Este dispositivo de temperatura fija elimina la posibilidad antes mencionada de no
detectar fuegos que ocasionen un incremento de temperatura inferior a los 7,4º C por minuto.
Pero a pesar de haber incorporado este dispositivo de temperatura fija, queda siempre una
zona no protegida por encima del N.P.E.

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Detectores mediante el principio de reacción compensada

En la detección de esta zona crítica de incendios, estos detectores tienen la propiedad de


actuar siempre que la temperatura del aire ambiente que rodea al detector alcance el Nivel de
Protección Escogido (N.P.E.) independientemente de las condiciones de elevación brusca.
Dispone de dos contactos de plata, los cuales están aislados y fijados cada uno sobre
una varilla metálica curvada de una aleación especial de bajo coeficiente de dilatación.
Los contactos y las varillas forman el conjunto interior que está montado a compresión
en una caja cilíndrica de acero inoxidable aleado. El coeficiente de dilatación de la caja es
mucho más grande que el del conjunto de las varillas. Al aumentar la temperatura, la caja se
dilata. Esta disminución de la compresión de la varilla debido a haberse dilatado la caja, hace
que se cierre el contacto eléctrico. Téngase presente que la caja forma el elemento sensible y
está siempre totalmente en contacto con el aire ambiente.
Si el conjunto se somete a elevaciones muy lentas de temperatura del orden de 0 a 2,8º
C minuto, se calienta por igual todo el detector, alcanzando éste la temperatura del aire
ambiente. La caja y las varillas se dilatan por igual. Actúan los contactos eléctricos cuando se
alcanza el N.P.E. Bajo condiciones de elevación de temperaturas más rápidas y bruscas, no se
calientan por igual la caja y el conjunto de la varillas, ocasionando todo ello un defecto de
anticipación o reacción compensada, con lo cual el aparato da la señal de alarma, cuando la
temperatura de aire ambiente alcanza el N.P.E. incluso en el caso de que la temperatura de la
caja no hubiera alcanzado dicho valor.

Comparación entre los tres sistemas de detección


A partir de las estadísticas de la National Fire Protection Association, N.F.P.A.2, sólo el
3% de todos los fuegos son de naturaleza explosiva; el 97% restante están caracterizados por
ocasionar unas elevaciones bruscas de temperaturas, inferiores a 22,4º C/min.
En el gráfico3 se ha hecho la superposición de los gráficos anteriores. De esta forma se
comparan los tres principios: Temperatura fija, elevación brusca y reacción compensada, bajo
las mismas condiciones.

2
Fire Protection Handbook - N.F.P.A. - 1976
3
Tomado de las notas del Dr. Ing. Rafael Escolá Gil - IDOM

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Para poder tomar datos comparativos, se han trazado 4 líneas para diferentes
incrementos de temperatura:
Línea A Inferior a 5,6º C/min.
Línea B 5,6º C/min
Línea C 22,40 C/min.
Línea D Superior a 22,4º C/min.
La línea C representa una elevación de temperatura de 22,4º C/minuto. Como punto de
origen se han tomado 29,4º C. Obsérvese que la primera curva que se intercepta es la
correspondiente a un detector que trabaja según el principio de elevación -PUNTO DE
INTERCEPCIÓN LC-. Se puede ver que está muy por debajo del N.P.E. Esto podría ser causa de
una elevación brusca de temperatura experimentada en el recinto por una de las causas antes
citadas, pero independientemente de la existencia de un fuego, o sea, que este punto 1C, lo
podríamos considerar como una posible falsa alarma.
La segunda curva interceptada corresponde al Detector de Reacción Compensada
(punto 2C). Nótese que coincide con el N.P.E. La tercera curva interceptada es la del punto
3C, que corresponde al Detector Termostático -temperatura fija-. Véase que cuando se
trasmite la señal de alarma, la temperatura del aire ambiente ha sobrepasado en mucho el
N.P.E.
Analizando de igual forma las líneas A, B y D, podemos extraer las conclusiones
reseñadas en la siguiente Tabla:
Principio de Detección Zona del 97% de los incendios Zona del 3%. Fuegos
empleado de naturaleza
Elevaciones medias de temperatura explosiva

< 5,6º C/min 5,6º C/min 22,4º C/min >22,4º C/min

Detector de Reacción Primero Primero Segundo Segundo


Compensada
La alarma en NPE Cuando la elevación
brusca se acerca al
infinito, todos los
principios de detección
responden por igual

Termostáticos Segundo Segundo Tercero Tercero

Termovelocimétricos Tercero Tercero Primero Primero

No obstante se acusaría alarma, excepto si Podría haber una falsa


llevara incorporada un dispositivo alarma
termoestático. En tal caso, actuaría al
alcanzar la temperatura de 7,4º C/min

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LOCALIZACIÓN DE LOS DETECTORES

Cuando se declara un incendio en una nave, una columna cónica de gases calientes se
eleva en dirección al techo, después los gases se expanden bajo el techo, radialmente a partir
del eje de la columna, en forma de una capa caliente. El espesor de la capa caliente depende
mucho de la altura del techo, ya que la columna de gases calientes a medida que se eleva en
dirección al techo, se mezcla en su periferia con el aire del recinto. Los gases más calientes,
para una altura del techo y un índice de desarrollo de incendios dados, se encuentran a una
distancia de 2,5 a 10 cm por debajo del techo, y por ello en esta zona es donde debe colocarse
el elemento sensible del detector.
El detector también debe ser sensible a los gases que se le acerquen en cualquier
dirección, ya que el sitio exacto en que se producirá el fuego es un azar. El detector debe tener
una sensibilidad suficiente.
Aunque en cuanto a la localización de los detectores de fuegos siempre prevalece lo
indicado en la NBE CPI-91, a continuación señalamos algunas recomendaciones que pueden
servir de guía para los aspectos no considerados en la legislación vigente y se basan en las
Normas NFPA (National Fire Protection Association), y son:
- No es recomendable la instalación de los detectores en el techo, ya que se
encuentran en una bolsa de gases muertos y su tiempo de reacción se prolonga
peligrosamente.
- En las zonas de temperaturas elevadas, los detectores termostáticos y
termovelocimétricos se elegirán tomando como margen entre las temperaturas de
tarado y las máximas temperaturas ambientales en el techo.
- Los detectores termostáticos -de tipo puntual- se deben colocar en el techo a una
distancia no inferior a 100 mm de la pared lateral o en la pared lateral, a una
distancia del techo entre 100 y 300 mm. (fig..) Con las siguientes excepciones:
a) En el caso de construcción con viguetas macizas, entre paredes, los
detectores se deberán instalar en la base de las viguetas.
b) En el caso de construcción con vigas que sobresalgan del techo menos de
300 mm y su distancia entre centros sea inferior de 2,4 m., los detectores
pueden instalarse en la base de las vigas.
- Los detectores termostáticos de tipo lineal se deben colocar en el techo o en las
paredes laterales, a no más de 500 mm del techo.
- Las distancias de instalación de los detectores térmicos, será:

En techos lisos:
a) La distancia entre detectores no debe exceder la distancia homologada por una
entidad competente. Estarán a una distancia máxima de las paredes laterales en
dirección perpendicular, de la mitad de la distancia homologada y extendiéndose
su campo de instalación, desde su colocación sobre el techo, hasta 460 mm
colgando debajo de él.

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b) La distancia de cualquier punto del techo al detector más próximo será como
máximo 0,7 veces la distancia homologada entre los detectores a instalar. Esta
regla es útil para pasillos y zonas irregulares.

Zonas de forma irregular y techo liso 4


En este caso el espaciado puede ser mayor que la distancia homologada, siempre que la
distancia máxima de un detector al punto más alejado de una pared lateral o esquina de su
zona de protección no sea mayor de 0,7 veces la distancia homologada.

Zonas de techos lisos y altos


En los techos de 3 a 9,1 m se establece un porcentaje de la distancia de espaciado en
función de esa altura, de forma que a mayor altura, se exige menor distancia. Ver Tabla
Altura del techo en metros Porcentaje de la distancia
homologada
de Hasta

0 3 100%

3 3,66 91%

3,66 4,27 84%

4,27 4,88 77%

4,88 5,49 71%

5,49 6,10 64%

6,10 6,71 58%

6,71 7,32 57%

7,32 7,93 46%

7,93 8,54 40%

8,54 9,15 34%

Los valores de esta Tabla no deben aplicarse a los siguientes detectores, los cuales
dependen de un efecto acumulativo:
a) Detectores térmicos de temperatura fija con cable de resistencia eléctrica variable
con temperatura -tipo lineal-.
b) Detectores termovelocimétricos con tubo neumático.
c) Detectores termocimétricos termoeléctricos.

4
Tomado de las Notas Técnicas de Prevención NTP-185-1986 del Instituto Nacional de Seguridad e
Higiene en el Trabajo.

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En estos casos se deben seguir las recomendaciones del fabricante para su localización y
espaciado.
Construcción con vigas y/o viguetas vistas
La distancia entre los dos detectores térmicos, medida en ángulo recto a las viguetas, no
debe exceder el 50% de la distancia homologada para techos lisos.

Construcción con vigas


Se considera como techo liso si las vigas no sobresalen más de 100 mm por debajo del
techo. Si sobresalen más de 100 mm., el espaciado de los detectores térmicos puntuales en la
dirección perpendicular a las vigas, no será superior a los 2/3 de la distancia con techo liso
(forma regular o irregular indicado anteriormente). Si las vigas sobresalen más de 460 mm. y
están separadas más de 2,4 m. entre centros, se considerará cada nave formada por un par de
vigas, como una zona separada.
Techos Inclinados
Cubiertas a dos vertientes (aguas)
En primer lugar se instalará una hilera de detectores a una distancia máxima de 0,9 m de
la cumbre del techo medida horizontalmente. El número y espaciado de los detectores
adicionales, si se necesitan, debe basarse en la proyección horizontal del techo y de acuerdo
con el tipo de construcción del techo.
Cubierta en diente de sierra
Se instalará una hilera de detectores en el techo a una distancia máxima de 0,9 metros
del lado más elevado, medido horizontalmente y espaciados según el tipo de construcción.
Los detectores restantes, si se necesitan, se deberán colocar en la zona que queda y
según la proyección horizontal del techo.

INFLUENCIA DEL TIPO DE EDIFICACIÓN EN EL FUNCIONAMIENTO DEL


DETECTOR

El funcionamiento de un sistema de detección automática sensible al calor no depende


sólo de las características del sistema, sino también de las características de la construcción.

Influencia del techo


Los techos con orientación norte, claraboyas, etc. tienen tendencia a canalizar la
corriente de gases calientes y hacen necesaria la colocación, al menos de un detector por
canal.
Los techos planos y los techos de vano tienden a tener una dirección preferencial según
el eje más largo de la sala o corredor. El aislamiento del techo afecta a la cuantía de la pérdida
de calor de la capa del gas en beneficio del techo. La altura del techo influye de tal forma que
a medida que aumenta la altura se necesita una emisión de calor por convención mayor.

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Distancia horizontal entre el fuego y el punto de detección
La temperatura de los gases alcanza su máximo, inmediatamente por encima del foco,
en la corona del penacho del humo, y luego disminuye muy rápidamente en función de la
distancia hasta el borde del penacho. Del hecho de la distribución de temperaturas, resulta que
un detector dado, si está colocado fuera de la corona del penacho, responderá
aproximadamente dos veces más importantes que al que respondería si estuviese colocado
inmediatamente encima del foco. Fuera del penacho, la distancia entre el detector y el foco
apenas cuenta.

Otras influencias
También influyen en la detección: Las estructuras aparentes del techo, que impiden o
reducen el flujo de los gases en la dirección del detector; las pérdidas de gases calientes por
chimeneas, escaleras, etc. y en las cavidades del techo, y los efectos de ventilación,
susceptibles de hacer desvanecer la capa de gases calientes.

CURVAS CARACTERÍSTICAS DE UN DETECTOR

El tiempo de respuesta de la cabeza detectora para diferentes velocidades de elevación


de la temperatura de los gases, da una curva característica del detector.
Es necesario fijar un límite superior de sensibilidad para evitar las falsas alarmas en
condiciones de no incendio y un limite inferior para eliminar los sistemas de detección cuya
sensibilidad no sobrepase al menos la de los temas sprinklers teniendo estos la ventaja de
empezar, en cierto modo, combatiendo el incendio cuando se produce la detección.
Dado que una cabeza de detector debe trabajar de modo seguro durante cierto número
de años, debe someterse también a ensayos contra la corrosión y contra la vibración.

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DETECTORES SENSIBLES A LOS HUMOS

Existen dos tipos generales. El primero funciona cuando el humo presente en la


atmósfera penetra en una cámara de ionización abierta, en la que una fuente radiactiva
emitiendo partículas alfa ha producido una corriente ionización. La absorción de las partículas
alfa reduce la corriente de ionización y desequilibra un circuito electrónico, lo que provoca la
alarma. Este tipo de material es capaz de una sensibilidad mucho mayor que de un detector
termométrico, a condición de que el contenido general de humos en la atmósfera no sea tan
alto que haga preciso reducir la sensibilidad del detector para evitar las falsas alarmas.

Otro tipo de detector utiliza la ocultación parcial del fascículo luminoso transmitido a
una célula fotoeléctrica.

Otros tipos de detectores dependen de la recepción por una célula fotoeléctrica sensible
a los infrarrojos de las radiaciones térmicas que provienen de la combustión de un fuego
latente o de un fuego con llamas. Estos tipos pueden utilizarse en los recintos sin techo. Una
variante de este tipo detecta la frecuencia característica de pestañeo de una llama.
Existen tipos que detectan al mismo tiempo las variaciones debidas a humos las
variaciones termométricas.

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