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Índice
2.1 Innovadora
2.2 Al consumidor
6.2 Características.
7 Referencias
8 Bibliografía
Se pretende ayudar al paciente para que a pesar de las circunstancias por las que se ve afectado
para que pueda continuar desarrollándose de manera íntegra en cada uno de los aspectos
personales que requiere.
Esta forma de hacer pedagogía comprende la formación integral y sistemática de niño enfermo y
convaleciente, cualquiera que sean las circunstancias de su enfermedad, en edad escolar
obligatoria, a lo largo de su proceso de hospitalización. La Pedagogía Hospitalaria surge en los
contextos hospitalarios ante las siguientes necesidades:
Gran cantidad de niños hospitalizados padecen trastornos emocionales. Hay que tener en cuenta
las fases por las que pasa el proceso de tratamiento y recuperación del niño enfermo, y la
complejidad de las personas implicadas dentro del contexto. Son las siguientes:
1. Fase de admisión: El niño, ya desde el diagnóstico previo, suele sentir inquietud, inseguridad y
ansiedad. Es la ansiedad uno de los factores que más inciden en la nueva situación vivida por el
niño, ya que tiene que separarse de la familia y encontrarse en un lugar desconocido, con
personas desconocidas, y con miedo ante la intervención quirúrgica. Por tanto será necesario
contar con un programa que ayude a reducir la ansiedad del niño o de los padres.
2. Fase de estancia: Uno de los factores que más influye en el decaimiento de ánimo del enfermo
es la separación de su familia. Por lo que puede influir en la recuperación del enfermo el
establecimiento de un ambiente similar al medio familiar, que junto a la presencia de los padres
producirá en el niño enfermo seguridad y confianza. Es importante llevar a cabo una conveniente
orientación a la familia en relación a la actitud que deben tener ante la enfermedad, a la conducta
más adecuada para favorecer la adaptación del niño en el hospital. Los profesionales deberán
atender a una serie de necesidades que surgirán en el niño tales como: el apoyo a la carencia
afectiva, el proceso de adaptación del niño a la institución, la instrucción como complemento a la
pérdida escolar y la preparación para integrarse cuando salga del hospital en la familia, en la
escuela y en el medio social. Para todo esto es necesario la presencia de un equipo
multiprofesional que diseñe un programa dirigido al niño y otro a la familia.
3. Fase del alta: En esta fase hay que tener en cuenta la situación personal del enfermo, por si
pudiera resultar una esperanza o una amenaza.
Los niños que padecen enfermedades crónicas, presentan una gran diversidad de problemas que
afectan de muy distintas formas a sus necesidades educativas especiales.
Ciertas discapacidades serán permanentes, otras serán transitorias. Las necesidades educativas
pueden atenderse en el aula ordinaria con ayuda educativa, en el hospital, o en casa, otras
necesitarán programas específicos de educación especial.
La atención educativa ha de ser parte integral del programa de tratamiento médico y constituir
una labor compartida por la familia, equipo docente y personal sanitario, ya que la continuidad
escolar del niño transmite un mensaje de esperanza en el futuro; y, asimismo, una atención
educativa integral permite al niño desarrollar sus habilidades sociales y cognitivas. Es
imprescindible contar con un programa hospital/escuela bien definido y organizado.
La organización de los servicios de atención integral de los niños con enfermedades crónicas debe
responder a los principios defendidos por la escuela inclusiva: innovadora, orientada al
consumidor, cooperativa e integradora de todos los servicios comunitarios que atienden a estos
niños en todas sus facetas.
Innovadora
Los profesionales tienen que desarrollar nuevas destrezas para enfrentarse a la resolución de
problemas en un medio especialmente complejo, utilizando metodologías donde los niños puedan
desarrollar su área psicomotora fina y gruesa e ir creciendo día con día que ellos puedan sentirse
en otro mundo, experimentar, vivencia y sobre todo sentirse plenamente libres y capaces de
realizar cualquier actividad aunque sus capacidades no lo permitan.
Al consumidor
La familia y el propio niño deben tener una participación activa en los programas de tratamiento.
Necesitan estar preparados para contestar a las preguntas de sus compañeros de clase, y los
adolescentes, especialmente, han de expresar su opinión respecto a cómo se da la información a
los profesores y a sus compañeros.
Cooperativa e integradora
La educación de estos niños es una labor compartida por la familia, el equipo docente y el personal
sanitario. Por ello, es fundamental que se establezca una coordinación estrecha y una
comunicación fluida entre estos tres agentes en lo que respecta a la planificación y a la
implementación del programa terapéutico. Ello favorecerá al desarrollo académico y social del
niño o la niña. Se basa en nuevas actitudes hacia el niño enfermo.
Cuanto más pronto se incorpore el niño enfermo a la escuela, antes recobrará su equilibrio y
autoestima perdidos como consecuencia del trauma emocional producido por la enfermedad.
Los médicos deben ofrecer a los maestros una información específica relacionada con la situación
del niño y darles la seguridad de que este dejará de asistir a la escuela si consideran que no está en
condiciones para ello; asimismo, han de valorar cómo los tratamientos afectarán a la asistencia a
la escuela y planificar adecuadamente las ausencias del niño.
La información que los médicos darán a los maestros incluirá los siguientes apartados:
características de la enfermedad y tratamientos; factores que afectan a la atención del paciente, a
su interacción social, a la enseñanza y cuidado médico; secuelas neurológicas y efectos educativos
de algunas enfermedades y de sus tratamientos; y factores de riesgo.
El papel de los padres. Los padres constituyen el apoyo más estable de sus hijos en el hospital y en
la escuela; por ello necesitan tener un conocimiento exacto del estado de su hijo y ser orientados
por los profesionales para asumir su responsabilidad en la educación y tratamiento del mismo. El
rol de las familias es fundamental para mejorar el desarrollo del niño o la niña.
El papel de los maestros. Tienen libertad para organizar los apoyos, realizar las adaptaciones
curriculares y conseguir la aceptación del niño enfermo por sus compañeros, basándose en una
evaluación cuidadosa de los efectos de la enfermedad y de los tratamientos en el funcionamiento
académico y cognitivo de los niños.
Pedagogía Hospitalaria en Venezuela
El inicio de esta Pedagogía data de 1845, cuando el Dr. José María Vargas, Presidente de la
Dirección de Instrucción Pública, expone la necesidad de crear instituciones, asilos y escuelas
infantiles (Hermo, 2012, p.33).
En 1912, se crean escuelas de tipo especial para atender a “ciegos, sordos y anormales”, según la
Ley de Instrucción Pública. Para 1948 se sustenta la creación de planteles y secciones especiales
para atender a niños física o mentalmente deficientes, inadaptados o en situación social irregular,
visión que se mantiene en el Estatuto Provisional de Educación hasta 1949. (UNA, 2013, p.150).
Bajo la dirección del Dr. Pastor Oropeza el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, se crean Los
Jardines de Infancia anexos a la Escuela Normal y el Consejo Venezolano del Niño para dar
atención integral de calidad al niño y a la madre desde la visión médica, social y educativa con las
ideas innovadoras del Dr. Rafael Vegas.
Los docentes que laboran y están a cargo de los espacios educativos en contextos hospitalarios en
Venezuela, son egresados de diferentes Institutos de Educación Universitaria y Universidades en
las que se imparte la carrera de Educación en las diferentes menciones y/o especialidades. Estos
docentes no poseen formación curricular formal dentro del pensum de estudios, tanto en las
instituciones públicas como privadas. Es la experiencia en la praxis lo que permite desarrollar las
distintas actividades y competencias, desde los enfoques formativo, instructivo y psicopedagógico.
(Hermo, 2008).
300pxGráfico en el que se representan las características del docente que labora en contextos
hospitalario en Venezuela
Las características de los docentes que laboran el contexto hospitalario inciden en la mejoría de la
calidad de vida del niño, niña y adolescentes hospitalizados y la de sus familias, porque les ayudan
a conocer y entender sus dolencias físicas, emocionales y espirituales.
Pedagogía Hospitalaria en Colombia
Su inspirador no fue un educador sino un médico, el Dr. Cristóbal Sastoque Melani, quien luego de
culminar su pregrado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires en
1958 hizo una especialización en cirugía plástica en la misma universidad en 1962. En 1963 regresó
a Colombia para ocupar una vacante rural en Antioquia, y una vez que se estableció en Bogotá, se
especializó en quemaduras en el Hospital San Juan de Dios, terminó vinculado al servicio de
Cirugía Plástica y Quemados del Hospital de la Misericordia en mayo de 1963, donde también
trabajaban los doctores Jorge Pedraza y Jorge Rincón atendiendo a la población de niños y niñas
quemada sobre todo por accidentes con cocinol y pólvora.
Como refiere el doctor Sastoque en su libro: Guía práctica para el manejo del paciente quemado2,
publicado en 1990: esta atención de los pacientes quemados inició en la Misericordia poco tiempo
después de su apertura, el 6 de mayo de 1963 , eran hospitalizados en el servicio de Ortopedia
para ser atendidos por médicos generales y ortopedistas, pero en unas condiciones muy precarias
por la falta de recursos económicos, locativos y de personal. Con la llegada del doctor Felipe
Coiffman en 1957 como cirujano plástico se organizaron 12 camas para la atención del niño
quemado en el Pabellón Margarita y 6 camas más en el Pabellón Sefaradita para cirugía plástica.
En 1971, el doctor Sastoque solicitó la ayuda del Ministerio de Educación, de allí fue remitido a la
Secretaría de Educación del Distrito. María Cristina Arango Vega, esposa del presidente Misael
Pastrana Borrero le ayudó con el nombramiento de María Luisa Tovar como profesora en jornada
especial en 1972, ella duró en el cargo 5 años. Luego llegó la profesora Ana Lucía Rojas quien sólo
permaneció por espacio de 3 meses, pues la traumatizó el trabajo con los niños quemados,
aunque paradójicamente ella manifestaba que le gustaba el olor de estos niños…, pero
definitivamente no pudo continuar. Para reemplazarla, el Dr. Sastoque acudió a la ayuda del
presidente Misael Pastrana y logró que se nombrara en el cargo a la profesora María Nubia
Velásquez, quien ingresó al servicio el 1° enero de 1979 y se desempeñó como docente a cargo del
Aula hasta el 30 de agosto del año 2000. Finalmente el Dr. Sastoque se retiró de la Misericordia en
el año 1993, pero el nuevo director del servicio decidió no continuar este proyecto que alcanzó a
durar 25 años y 11 meses funcionando.3
En el año 2010 se sanciona el acuerdo 453 del Consejo de Bogotá por el medio del cual se crea el
servicio de apoyo pedagógico escolar para niños, niñas y jóvenes hospitalizados e incapacitados en
la red adscrita a la Secretaria Distrital de Salud, asimismo facilita el proceso de educación formal
de los niños, niñas y jóvenes, que por enfermedad o tratamientos médicos, se encuentren
hospitalizados o incapacitados4. Dando facultad a la Secretaría de Educación del Distrito y la
Secretaría Distrital de Salud de implementar el programa Aulas Hospitalarias5
En el año 2013, el Ministerio de Educación Nacional implementó el Decreto 1470. Por medio del
cual se reglamenta el Apoyo Académico Especial regulado en la Ley 1384 de 2010 y Ley 1388 de
2010 para la población menor de 18 años.6, el cual surge en el marco de la ley de cancer para
menores de edad y por una tutela interpuesta en la década anterior.
El docente Camilo Salgado Bocanegra adscrito al colegio Eduardo Santos y al Aula Hospitalaria de
la Fundación Hospital Pediátrico de la Misericordia recibió el reconocimiento en la Noche de los
Mejores del Ministerio de Educación Nacional, en la versión 2018, por ser una de las mejores
experiencias docente en Educación Inclusiva7.
Para dar respuesta a la necesidad que plantean algunos niños y niñas de escolarización que,
durante un período de tiempo, más o menos prolongado, deja de asistir al colegio de forma
regular, se ponen en práctica "Programas para la atención educativa del alumnado enfermo"
mediante los cuales se ejecutan actuaciones para la atención de los escolares ingresados en los
centros hospitalarios.
El ingreso por motivos sanitarios de niños y niñas en edad escolar ocasiona la interrupción del
ritmo de su escolarización y además influye en el desarrollo emocional, mostrando afectación en
relaciones sociales y afectivas
Marco legal.
El marco europeo en el que se encuadra la Pedagogía Hospitalaria, la encontramos en la Carta
Europea de los Derechos del Niño Hospitalizado, aprobada por el Parlamento Europeo en 1986 en
el que se reconoce “el derecho de todo niño a proseguir su formación escolar durante su
permanencia en el hospital” y en la Asociación Europea de Pedagogos Hospitalarios (HOPE) con
sede en Bruselas.
El origen de este modelo educativo lo tenemos en Francia, dando sus primeros pasos a finales de
la 1ª Guerra Mundial, dentro de una política dirigida a la protección de la salud infantil. Es a finales
de la Segunda Guerra Mundial cuando la escuela se introduce de forma definitiva en los hospitales
franceses, con la creación de los primeros puestos de enseñanza en los hospitales, que se vio
reflejada con el decreto del 23 de julio de 1965, por el que se obligaba a dar atención escolar a los
niños y adolescentes atendidos en los establecimientos sanitarios especializados.
En España la puesta en marcha de la aulas hospitalarias se produjo de forma más tardía en cuanto
a la base legal; sin embargo, era una práctica llevada a cabo de manera habitual en los hospitales
ya a finales del siglo XX, gracias a profesionales implicados en la misma.
Características.
Fomentar la utilización formativa del tiempo libre en el hospital, programando actividades de ocio
de carácter recreativo y educativo en coordinación con otros profesionales y asociaciones que
desarrollan acciones en el entorno hospitalario.
La metodología empleada dentro de las aulas hospitalarias se puede dividir, teniendo en cuenta
los recursos espaciales en: asistencia al aula por parte del alumno, siempre que se garanticen las
condiciones físicas para desplazarse hasta ella del alumno; o, si esto no fuera posible, en su propia
habitación. El fin siempre va a ser evitar, en la máxima medida de lo posible, la consecuencias
negativas de este periodo en el hospital, en cuanto a nivel académico y personal.
Dentro de los recursos imprescindibles, para paliar las consecuencias de este periodo, se
encuentran las Tecnologías de la información y comunicación, las cuales van a posibilitar:
El seguimiento de actividades llevadas a cabo dentro del aula ordinaria mediante el uso de blogs,
portfolios o espacios virtuales.
La minimización del distanciamiento curricular con los compañeros que asisten con regularidad al
centro.