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Lo que generó la inmigración en países europeos y en la Argentina durante el siglo

XIX y XX

Introducción

El continente Americano no es ajeno a la inmigración, desde los primeros habitantes


americanos que llegaron a través del canal de Bering (teoría del puente de Bering) o a
través de otras rutas hace miles de años, hasta la llegada de las expediciones de Cristóbal
Colón a finales del siglo XV y la posterior conquista. En el periodo colonial solamente
llegaron alrededor de tres millones de europeos y el triple de esa cifra en esclavos traídos
de África. Pero luego de la emancipación de las naciones latinoamericanas y la llegada
de la revolución industrial, se abre un periodo de gran movimiento de personas hacia el
“nuevo mundo” a un nivel nunca antes visto y que aún hoy en donde la mayoría de los
países del mundo se han transformado en “sociedades multiétnicas” no se ha vuelto a
repetir. Argentina fue uno de los países receptores por excelencia de esos flujos
migratorios que modelaron el país social, económica y culturalmente tanto en los hechos
como en su “mitología” fundacional, por ello es de gran importancia, tanto cuantitativa
como cualitativa.

El objetivo de este trabajo es conocer como los procesos migratorios de fines del siglo
XIX y comienzos del XX afectaron social, económica y culturalmente tanto a sus países
emisores como receptores y comprender sus causas y consecuencias y finalmente realizar
una reflexión sobre este fenómeno. Para ello hemos recurrido a buscar diferentes artículos
académicos en línea y realizar un análisis a partir de ellos.
1. Las grandes migraciones del siglo XIX y XX en Europa

Primero es necesario tener una idea del proceso migratorio europeo en sí, para ello el
trabajo de Blanca Sánchez Alonso “la época de las grandes migraciones: desde mediados
del siglo XIX a 1930” de la Universidad de San Pablo nos ofrece una perspectiva clara y
una base sólida desde un punto de vista español.

Como dice Sánchez “Las tasas de inmigración eran del 10 al 20 por 1000 de media anual
eran comunes en los principales países receptores de inmigrantes a comienzos del siglo
XX”, tan solo en la “primera oleada” migratoria alrededor de 60 millones de personas
migraron solo entre 1820 y 1830 pero el periodo de mayor volumen fue el de 1870-1913
y luego interrumpieron entre la primera y segunda guerra mundial, años caracterizados
por la desintegración de la economía internacional.

Desde un punto de vista general, las transformaciones ocurridas en Europa por la difusión
de la industrialización, la modernización económica y las mejoras de transporte,
permitieron que millones de personas se trasladaran desde Europa -que en ese momento
tenía una abundancia de mano de obra- hacia países del “Nuevo Mundo” donde la oferta
de tierra era abundante y el factor trabajo y capital era escaso.

2. Características y distinciones

Decir “emigración europea” puede dar a entender un fenómeno homogéneo y uniforme


geográfica, temporal y humanamente. Pero en realidad hay una gran diversidad tanto a
nivel nacional como a nivel regional, por lo que pueden verse grandes diferencias.

La emigración europea presenta un crecimiento casi constante hasta las vísperas de la


Gran Guerra y luego se desacelera y colapsa en el periodo de entreguerras, el fenómeno
sin embargo fue diverso. Los países como Gran Bretaña, Irlanda, los estados alemanes y
los países escandinavos tuvieron un nivel de emigración más elevado en las décadas
centrales del siglo XIX, en cambio a finales del siglo se registran los máximos niveles
que corresponden a la Europa mediterránea y en especial a Italia y, finalmente la Europa
del Este alcanza su máximo en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial.
Analíticamente se dividieron entonces países de emigración temprana o “vieja” a los que
tuvieron un boom en la segunda mitad del siglo XIX y de emigración “tardía” o “nueva”
aquellos que tuvieron su “boom” a principios del siglo XX como por ejemplo España o
Italia.

Hay distinciones en las características de los movimientos migratorios. Por ejemplo,


mientras en las décadas centrales del siglo XIX era una emigración definitiva, con bajas
tasas de retorno localizada en el sector agrario de países receptores y en gran medida
compuesta por familias enteras, por otro lado aquellos países de emigración tardía se
caracterizaron por tener un elevado porcentaje de retorno, era básicamente masculina y
de baja cualificación profesional pero que se localizaron en sectores urbanos e industriales
de los países del nuevo mundo.

Entre regiones también hubieron diferencias de comportamiento, la elección de destinos


estuvo concentrada según países de origen, hubieron destinos preferentes para ciertos
países, razón por lo que los investigadores se plantean el movimiento de la mano de obra
como un “mercado segmentado de trabajo”. Los irlandeses y británicos eligieron
principalmente Estados Unidos, mientras que los italianos se diversificaron, los
emigrantes del norte eligieron América Latina, mientras que los del Sur emigraron a
Estados unidos, y hubo una diferencia temporal, generalmente hasta 1900 estuvo más
orientada a América Latina representando un 60% frente a un 28% de Estados Unidos,
tendencia que se invierte completamente al comienzo del siguiente siglo. En el caso de
España la preferencia fue casi exclusivamente a países de América Latina mientras que
los portugueses si bien prefirieron Brasil, formaron un grupo numeroso en el mercado
americano.

3. Causas, estrategias y factores clave.

En el análisis que realiza Sánchez considera que las características de la migración tardía
refleja que oportunidades se abrían en el Nuevo Mundo a fines del siglo XIX y comienzos
del XX, los jóvenes solos eran capaces de maximizar sus ganancias y disminuir sus costes,
por su condición de trabajadores de baja cualificación tenían un bajo capital humano
especifico pero eso les permitió adaptarse a mercados de trabajo distintos y en los países
receptores implicó unas altas tasas de participación en el mercado laboral para el mismo
grupo de edad respecto a la población nativa, esto benefició a la sociedad receptora en el
sentido de que esta se ahorraba los costes de crianza y educación de esa población. Por
otro lado aunque la gran mayoría consistía en hombres jóvenes de baja cualificación tal
como explica Devoto, las experiencias migratorias fueron diversas, a los campesinos se
sumaban también artesanos, obreros, intelectuales y profesionales

Estos inmigrantes solitarios generalmente (aunque no exclusivamente) tenían dos


objetivos, el retorno y el envío de remesas. Las tasas de retorno fueron variables pero en
las primeras décadas del siglo XX fueron de gran volumen, la estancia media estimada
era de 3-4 años con la intención de ahorrar dinero suficiente, en las primeras décadas del
silgo XX entre 40 y 50 por ciento de los italianos retornó a su origen. Para Sanchez esto
revela una estrategia maximizadora sobre la diferencia de salarios entre el país emisor y
receptor que se aprovechaban para enviar dinero a la familia, y esto enfatiza la
importancia de observar a la familia como unidad de toma de decisiones. Esto parece
demostrar que estas estrategias implican un elevado conocimiento de los mercados de
trabajo y condiciones de vida en los países receptores y el grado de eficacia de los
mecanismos de transmisión de información.

En cuantos a las causas, contrastan varios factores explicativos, como la importancia de


los diferenciales de ingresos, el grado de urbanización e industrialización en los países de
origen o el efecto “familia y amigos” en el país destino. Sánchez resalta el caso español
como una excepción a la hipótesis clásica de la influencia del crecimiento de la población
sobre la emigración, ya que en España las tasas de crecimiento natural habían decaído.
Por otro lado las condiciones económicas en los países receptores influyeron en la
emigración española así como la diferencia de salarios. Pero la emigración española
estuvo condicionada por bajos niveles de renta y a medida que esta creció la emigración
también, otra forma de superar este obstáculo fue la influencia de la inmigración pasada
y los lazos familiares, ejemplo de ello fueron el caso español pero más aún el italiano.

4. Países receptores: Características y particularidades

Los principales países receptores tienen unas características comunes como la escasez de
mano de obra y una alta demanda de trabajo, además de una abundancia de recursos
naturales y rápido un crecimiento económico debido a su inserción en la economía
mundial. La inmigración y la inversión en infraestructura fueron un elemento
fundamental del crecimiento económico.

Estados unidos fue el país que más inmigrantes recibió, entre 1815 y 1930 fueron más de
32 millones de europeos, demostrando una gran capacidad de absorción, sin embargo el
impacto de la inmigración sobre la sociedad receptora fue mayor en el caso de Argentina
debido al menor tamaño de la población local en el momento del aluvión, recibiendo 6.5
millones de inmigrantes, incluso más que Brasil que recibió 4 millones.

La inmigración no fue un proceso unilateral desde los países emisores, sino también un
activo proceso de parte de los países receptores que, no solo no pusieron trabas
inmigratorias sino que muchos tuvieron políticas de atracción de mano de obra y según
Sanchez “Argentina tuvo pocos rivales a la hora de atraer inmigrantes”, los gobiernos
argentinos intentaron promover la inmigración y entre los instrumentos utilizados
hubieron diferentes edificios, desde pensiones hasta un “Asilo” y posteriormente hoteles
donde se brindaba alojamiento gratuito a los recién llegados e incluso tenían una oficina
de colocaciones en el mismo hotel de inmigrantes.
Desde finales de siglo XIX las políticas migratorias de los países receptores también
comenzaron a intentar manipular los flujos y la composición de los movimientos para
adecuarla a la demanda de mano de obra. La opinión pública, la prensa y los políticos
veían la necesidad de controlar y seleccionar a los inmigrantes, en Argentina se había
intentado en una primera etapa recibir inmigrantes del norte europeo considerados como
“modernizadores” en cambio se percibía la llegada de un excesivo número de inmigrantes
españoles e italianos con otros de nacionalidades no deseadas. Esta preocupación estaba
relacionada con los efectos principalmente económicos en los países receptores, poniendo
como referencia el caso norteamericano es evidente que los trabajadores más afectados
por la competencia migrante fueron la mano de obra no cualificada, el efecto era pequeño
a nivel local aunque relevante globalmente. La concentración geográfica de inmigrantes
provocó el desplazamiento de la mano de obra local que a su vez emigraba a zonas de
expansión y promovía a los locales a empleos más cualificados.

Otros procesos ocurridos en los primeros años del siglo XX como la globalización y la
convergencia económica fueron muy influidos por los movimientos masivos de mano de
obra, dichos movimientos contribuyeron a reducir divergencias salariales a nivel
internacional y equilibrar el mercado de trabajo.

5. Efectos sociales-culturales-demográficos

Los inmigrantes modificaron la composición de la población de los países receptores,


pero también otros aspectos como la cultura, la fisonomía de las ciudades, las luchas
sociales y la participación política.

La opinión general en la época en Argentina señalaba que se había producido una


asimilación exitosa de los migrantes, con la famosa frase de “crisol de razas”, sin embargo
es un término que ha sido puesto en cuestionamiento, debido a que muchos de estos
grupos mantuvieron su identidad y costumbres de origen y un deseo consciente de
mantener las diferencias con la sociedad receptora. Los estudios recientes sobre las
formas de integración en las sociedades receptoras se concentran estudiar a los
inmigrantes como grupos regionales, que se concentran en ciertos barrios y donde la
familia es esencial para conservar valores y costumbres tradicionales, el surgimiento de
asociaciones regionales de inmigrantes y sociedades de socorros mutuos han sido
estudiados profundamente como se puede ejemplificar en obras como los de Fernando
Devoto, José C. Moya, María Bjerg o la revista del Centro de Estudios Migratorios
Latinoamericanos (CeMLa).

6. Conclusiones generales.

El contexto actual de globalización de la economía, parece paradójico pero la mayoría de


los países imponen fuertes regulaciones y trabas a la migración de trabajadores, el
mercado internacional de trabajo está menos liberalizado y no parece que eso vaya a
cambiar, por lo que el fenómeno de las migraciones masivas fue un periodo único que
probablemente no va a volver a repetirse, pero que ha influido fuertemente en la
economía, la sociedad y cultura tanto de los países emisores como receptores, y en el caso
argentino particular, ha generado una marca indeleble en la composición demográfica del
país, y con ello en la economía, la sociedad, en la cultura y las costumbres como también
en ideas persistentes sobre la identidad nacional que los estudios recientes han empezado
a cuestionar. El fenómeno migratorio, no puede verse solo como un proceso general y un
conjunto de números, como resalta Devoto la experiencia migratoria es un fenómeno
plural, es importante resaltar que antes que nada es un fenómeno humano, de personas
que ante la necesidad y por propia voluntad se aventuraron como pioneros a vivir nuevas
vidas muy lejos de sus lugares de origen, y se llevaron consigo sus lazos familiares y
crearon “redes” que permitió a otros llegar y con ellos también cargaron un acervo
cultural que en su afán de conservarlo hizo raíz en la sociedad receptora dándole
características que hoy se conservan, sin aquellas personas y su contribución humana,
probablemente hoy Argentina sería muy diferente.
Bibliografía:

 Sánchez Alonso, B. (2011). La época de las grandes migraciones: desde


mediados del siglo XIX a 1930. Bjerg, María. «La inmigración en la Argentina:
un mito fundacional y un problema historiográfico», s. f., 8.
 «Cudes | Instituto de Cultura | “LA INMIGRACIÓN EN 200 AÑOS DE
HISTORIA ARGENTINA”, POR FERNANDO DEVOTO
https://institutodecultura.cudes.org.ar/articulo/la-inmigracion-en-200-anos-de-
historia-argentina-por-fernando-devoto/.
 Devoto, Fernando J. «La inmigración de ultramar», s. f., 18.
 «Historia de la inmigración en la Argentina | El Dipló.
https://www.insumisos.com/diplo/NODE/4074.HTM.
 Jullier, Juan Pablo. «Las migraciones desde una perspectiva teorica», s. f., 5.
 Maturo, Graciela. «La identidad de los pueblos hispanoamericanos en el
Bicentenario de la emancipación», s. f., 15.
 Pimentel Siles, Manuel. Procesos migratorios, economía y personas. Almería:
Caja Rural Intermediterránea, Cajamar, 2002.
 «Poblamiento de América». En Wikipedia, la enciclopedia libre.
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Poblamiento_de_Am%C3%A9rica&
oldid=130202444.
 «“Primos y extranjeros. La inmigración española en Buenos Aires, 1850-1930” |
Cartelera de Historia»..
https://carteleradehistoria2.wordpress.com/2010/08/26/primos-y-extranjeros-la-
inmigracion-espanola-en-buenos-aires-1850-1930/#more-2610.
 «Teorías y prácticas de la inmigración.». http://www.ub.edu/geocrit/sn-94-
3.htm.
 «CEMLA - Centro de Estudios Migratorios Latinoamericano»..
https://cms.cemla.com/.
 Dialnet. «Estudios Migratorios Latinoamericanos»..
https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=10203.
 Devoto, F., & Benencia, R. (2003). Historia de la inmigración en la Argentina.
Sudamericana.

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