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XIX y XX
Introducción
El objetivo de este trabajo es conocer como los procesos migratorios de fines del siglo
XIX y comienzos del XX afectaron social, económica y culturalmente tanto a sus países
emisores como receptores y comprender sus causas y consecuencias y finalmente realizar
una reflexión sobre este fenómeno. Para ello hemos recurrido a buscar diferentes artículos
académicos en línea y realizar un análisis a partir de ellos.
1. Las grandes migraciones del siglo XIX y XX en Europa
Primero es necesario tener una idea del proceso migratorio europeo en sí, para ello el
trabajo de Blanca Sánchez Alonso “la época de las grandes migraciones: desde mediados
del siglo XIX a 1930” de la Universidad de San Pablo nos ofrece una perspectiva clara y
una base sólida desde un punto de vista español.
Como dice Sánchez “Las tasas de inmigración eran del 10 al 20 por 1000 de media anual
eran comunes en los principales países receptores de inmigrantes a comienzos del siglo
XX”, tan solo en la “primera oleada” migratoria alrededor de 60 millones de personas
migraron solo entre 1820 y 1830 pero el periodo de mayor volumen fue el de 1870-1913
y luego interrumpieron entre la primera y segunda guerra mundial, años caracterizados
por la desintegración de la economía internacional.
Desde un punto de vista general, las transformaciones ocurridas en Europa por la difusión
de la industrialización, la modernización económica y las mejoras de transporte,
permitieron que millones de personas se trasladaran desde Europa -que en ese momento
tenía una abundancia de mano de obra- hacia países del “Nuevo Mundo” donde la oferta
de tierra era abundante y el factor trabajo y capital era escaso.
2. Características y distinciones
En el análisis que realiza Sánchez considera que las características de la migración tardía
refleja que oportunidades se abrían en el Nuevo Mundo a fines del siglo XIX y comienzos
del XX, los jóvenes solos eran capaces de maximizar sus ganancias y disminuir sus costes,
por su condición de trabajadores de baja cualificación tenían un bajo capital humano
especifico pero eso les permitió adaptarse a mercados de trabajo distintos y en los países
receptores implicó unas altas tasas de participación en el mercado laboral para el mismo
grupo de edad respecto a la población nativa, esto benefició a la sociedad receptora en el
sentido de que esta se ahorraba los costes de crianza y educación de esa población. Por
otro lado aunque la gran mayoría consistía en hombres jóvenes de baja cualificación tal
como explica Devoto, las experiencias migratorias fueron diversas, a los campesinos se
sumaban también artesanos, obreros, intelectuales y profesionales
Los principales países receptores tienen unas características comunes como la escasez de
mano de obra y una alta demanda de trabajo, además de una abundancia de recursos
naturales y rápido un crecimiento económico debido a su inserción en la economía
mundial. La inmigración y la inversión en infraestructura fueron un elemento
fundamental del crecimiento económico.
Estados unidos fue el país que más inmigrantes recibió, entre 1815 y 1930 fueron más de
32 millones de europeos, demostrando una gran capacidad de absorción, sin embargo el
impacto de la inmigración sobre la sociedad receptora fue mayor en el caso de Argentina
debido al menor tamaño de la población local en el momento del aluvión, recibiendo 6.5
millones de inmigrantes, incluso más que Brasil que recibió 4 millones.
La inmigración no fue un proceso unilateral desde los países emisores, sino también un
activo proceso de parte de los países receptores que, no solo no pusieron trabas
inmigratorias sino que muchos tuvieron políticas de atracción de mano de obra y según
Sanchez “Argentina tuvo pocos rivales a la hora de atraer inmigrantes”, los gobiernos
argentinos intentaron promover la inmigración y entre los instrumentos utilizados
hubieron diferentes edificios, desde pensiones hasta un “Asilo” y posteriormente hoteles
donde se brindaba alojamiento gratuito a los recién llegados e incluso tenían una oficina
de colocaciones en el mismo hotel de inmigrantes.
Desde finales de siglo XIX las políticas migratorias de los países receptores también
comenzaron a intentar manipular los flujos y la composición de los movimientos para
adecuarla a la demanda de mano de obra. La opinión pública, la prensa y los políticos
veían la necesidad de controlar y seleccionar a los inmigrantes, en Argentina se había
intentado en una primera etapa recibir inmigrantes del norte europeo considerados como
“modernizadores” en cambio se percibía la llegada de un excesivo número de inmigrantes
españoles e italianos con otros de nacionalidades no deseadas. Esta preocupación estaba
relacionada con los efectos principalmente económicos en los países receptores, poniendo
como referencia el caso norteamericano es evidente que los trabajadores más afectados
por la competencia migrante fueron la mano de obra no cualificada, el efecto era pequeño
a nivel local aunque relevante globalmente. La concentración geográfica de inmigrantes
provocó el desplazamiento de la mano de obra local que a su vez emigraba a zonas de
expansión y promovía a los locales a empleos más cualificados.
Otros procesos ocurridos en los primeros años del siglo XX como la globalización y la
convergencia económica fueron muy influidos por los movimientos masivos de mano de
obra, dichos movimientos contribuyeron a reducir divergencias salariales a nivel
internacional y equilibrar el mercado de trabajo.
5. Efectos sociales-culturales-demográficos
6. Conclusiones generales.