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la guerra de Karr

Eso es porque los monjes místicos.

Joyce.

Incandescencia.
Los artefactos se ordenan sobre la ciencia,
por decir
solamente
la vida.

Nadie se cuece entre los hombres


y apenas una idea se congela en la distracción
de los parcéfalos.

Gerión, aminorado, lazárico embrión de lo silente.


He –líquidos fijos, líquidos suaves –
mirado los cuerpos yuxtapuestos y la caldera
hermosa y elevada
sobre la estancia rianácula del sueño dormido.
Infierno.

Y en el cerco de las reses locas


en aquel monte oscuro donde la bóveda celeste
irreal, transmutada
parió la sombra más virginal y eléctrica
corre, infame, una turba de peregrinos
largos locos que tienen huesos, olor
y una bruja descomponiéndose
en sus espíritus transfigurados al ruido.

El gran pastor de los planetas se conduce por el aire.

Finalizado en Wichanzao, el 9 de febrero de 2019.


Seis y cuarenta y tres pe eme.

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