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FUNDAMENTALES
DEL MARXISMO
MUM. 3
Las cuestiones
fundamentales del marxismo
EDICIONES DE LA FEDERACION
DE MAESTROS DE CHILE --
PREFACIO
Las Cuestiones fundamentales del marxismo, la
última obra de 'Plejanov, que contiene una exposición
sistemática del marxismo dialéctico, hizo su aparición en
1908,. es decir, u n cuarto de siglo después que Plejanov
lanzara a la publicación su célebre panfleto El socia-
lismo y la lucha política, que inaugura la historia de la
social-democracia revo [ucionaria rusa.
' Este folleto, publicado en 1833, significó la rup-
tura completa con los viejos prejuicios de los narodniki.
Frente a la derrota sufrida por el movimiento reoolucio-
'ñario, su aparición señaló una nueva vía, al término de
la cual habría de llegar la oictoria, lenta pero seguramen-
te. Plejano-o ahondó en la más profunda realidad rusa
para mostrar el procem social y económico, que minaba
lentcrmente pero con tenacidad, el antiguo régimen. Pre-
dijo que la clase obrera rusa, desarrollándose paralela-
mente al capitalismo, asestaría e! golpe mortal a! abso-
lutismo ruso y ocuparía el lugar que le correspondía en
las filas del ejército internacional idel protetariado.
Pero Plejanov no se ha limitado a la crítica &l vie-
jo populismo de los narodniki. E n un tratado, qve aun
conserva todo su valor, ha hecho la exposición de las
cuestiones fundamentales del socialismo científico e in-
dicado que el método del mciterialismo dialéctico es el
arma más eficaz en la lucha teórica y prdcticn.
¿Qué es el social'ismo científico? Por tal entendemos
esta doctrina comunista que desde 1840 comenz6 a des-
prenderse' del sociaCisrno utópico, bajo la fuerte influen-
cia de la filosofía hegeliana, de u n lado, y de la econo-
mía clásica, del otro; que dió por primera vez una
explicación real de todas las etapas del desenvolvitp~ento
de fa civilización humana; que demolió sin piedad los
sofismas de los teóricos burgueses y que, "armado de
todo el saber de su siglo", se aprestió a la defensa del
proletariado. Esta doctrina demostró, no solamente con
una claridad perfecta toda la inconsistencia científica de
los adversarios del socialismo, sino que, señalando sus
errores, dió al propio tiempo la explicación histórica de
dlos. De este modo, como dijera en otro tiempo Heirn de
la filosofía de Hegel, "ella unció a su carro de triunfo
cada una de las opiniones sobre las que habí.a triunfado".
"Así como Darwin ha enriquecido la biología con
Ya teoría del origen de las especies, de asombrosa simpli-
cidad y de gran rigor científico, del mismo modo Tos
fundadores del socialismo científico han demostrado, en
la evolución de las fuerzas productoras y la fucha de
estas fuerzas contra las formas sociales retrasadas de pro-
ducción, el gran principio ,de la transformación de las
especies sociales". . .
Pero n o es como u n "cliché" o una "verdad defini-
tiva y sin apelación", que Plejanov había recomenda-
a los revo!ucionarios rusos e! sistema del socialismo cien-
tífico. Se comprende, desde luego, escribía, que la eoolu-
ción del socialismo científico n o está todaoíp terminada y
que efla n o puede detenerse en los trabajos de Engels y
de Marx, del mismo modo que la teoría de origen de las
especies n o podía considerarse como definitivamente coqs-
tituída con la aparición de las principales obras del bió-
logo inglés. Al planteamiento de los principios fundamen-
tales de la nueva doctrina debe suceder el estudio deta-
llado de las cuestiones que se relgcionan con esta última,
estudio que de8e completar y llevar a su término la revo-
lución realizada en la ciencia por los autores del Mani-
fiesto comunista. No hay ninguna rama de la sociología
ante la cual n o se hayan abierto nuevos horizontes, de una
magnitud extraordinaria, a medida que cada una de ellas
ha ido asimilando las concepciones filosóficas e históricas
de aquella revolrtción, La influencia fecunda de estas
concepciones se deja sentir actualmente en el dominio de
la hisforiu del derecho y de fo que se llama la ciuiliza-
ción primitiva".'
Plejanov cree necesario subrayar la siguiente purti-
cularida@de la doctrina marxista: "Remntando en su
g~nealagía,entre otros, a Kant y a Hegel, el socialismo
científico se presenta como el más encarnizado y rauel-
t o adversario del idealismo filosófico. DespZuza 4e p
último refugio a fa sociología, en donde los posirioistas
le habiun hecho tan ca!urosa acogida. E2 socialismo cien-
tífico presupone la "concepción materialista de la histo-
ria", es decir que explica la historia espiritual de la huma-
nidad gor Ia evolución de las relaciones sociales en el seno
de ésta (entre otras, por la influencia de medio ambiente) ".
Una actividad incansuble en la actividad del parti-
do retloíucionario del proletariado, la necesidad de aplicar
un método nuevo al estudio de la actualidad rusa, a la
exploración de los "destinos del cupitalisrn~en Rusia",
no impedían, sin embargo, a Plejanoo trabajar en el
'
( 1 ) Volkerkundc, pág. 1 P .
(2) El Capital, págs. 524-526.
( 3 ) Ver su History of civilisation M England, vol. 1. Leípzig,
1865. pigs. 36-37. Según Bucklc, "el aspecto geheral del país" (tbc
general aspe'ct of natun), que es una de las cuatro causas determinantes
de1 carácter particular de un pticblo. influye sobre todo sobre la imagi-
nacián, y una imaginación fuertemente desarrollada engendra sapersti-
cionm. las que a su vez entorpecen el desarrollo del saber. La frecuen-
geogrAfco iactúa sobre el hombre por inbefmedlo de Ea6 m-
ladones de produccion que nacen en un d o determinado,
sobre la base de fuerzas de producción determinadas, cuya
primera mdici6n de d8ss~rrolloestá precisamente representada
por las propiedades de dicho msdio. La etnologia moderna
se adhiere cada vez más a este punto de vista y, por consl-
guiente, reserva a la "raza" un lugar más y más restringido en
la historia de la "civilización". "La uosesión de cierto fondo
de civilización-dice Ratzeh- nada tiene que ver con la raza
en si" (XXVI).
Pepo una' vez que se ha alcanzado cierto grado de "clvi-
lización", esta ejerce incontestablemente su influencia sobre
las cualidades físicas y siquicas de la "raza" (1).
La influencia del medio grdfico sobre el hombre social
representa una wtidzd variable. La evoluci6n de las fuerzas
productivas, condicionada por las propiedades de este medio,
aumenta cl poder del hombre sobre la naturaleza, y, @ r ende,
crea una relaci6n nueva entre el h.o.mbre y e1 medio geografico
ambiente. Los ingleses de nuestros dlas reaccionan sobre este
medio de modo muy diferente al de las tribus que poblaban In-
glaterra en los tiempos des Julio CCsar. Por esta raz6n se en-
cuentra descartada definitivamente la objeci6n según la cual el
caracter de 1.a población de un pais determinado puede trans-
formarse fundamentalmente, aun cuando sus condiciones geo-
grhficas permanezcan las mismas.
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la vida y las costumbres de los animales; pantoniimas de ca-
rlcter n:!imal y mascaras) (1).
2.q - La vida y las costumbres del ganado (entre Ics pue-
blos pastores). .
3.9 El trabajo entre los agricultores: las semillas, 13 tri-
lla del trigo, el cuidado de las viñas).
"Er. la representacióil participa la tribu entera (coro), que
canta y acciona. Se cantan palabras, ptiesto que el contenido
de los cantos constituye precisamente el lado escénico (paii-
tomima). No figuran en ella sino los actos de la vida cotidiana,
cuyo cumpliniiento es absolutamente necesario en la lucha por
la existencia". 'Wallaschek dice que durante semejantes repre-
sentaciones, en gran número de tribus; el coro estaba dividi-
do en dos partes, colocadas una en frente de otra. "Tal era,
agrega, el aspecto primitivo del drama griego que en su ori-
gen fue igualmente tina panfoniima de caracter animal. El
animal. que representaba el máyor papel en la vida económi-
ca de los griegos, era. la cábra (de donde la palabra tragedia,
que viene de tragos, macho cabrío).
Casi no es posible imaginar'una ilustración más brillante
a la tcsis de que no es el ser quien esta determinado por el
pensamiento, 'si110 el pensaniiento por cl ser.
que entre los, negros. los esclavos estiman quc evadirse es cometer can
el dueño que ha dado dinero por e:los una acción infamante y contra-
r i a al honor. A ello es necesario agregar que estos mismos esclavos con-
sideran su situación como m i s honrosa que la de un trabajador asa-
larijdo. Semejante manera de pencar corresponde a este periodo de 13 so-
cidad, "en donde la esclavitud existe todavía como un fenómeno de
ininistrativo de los' negocios comunes de la clase burguesa."
, La importancia del "factor" politico aparece aquí con nl-
tidez extraordinaria-no faltando "criticos" que la consideren
exagerada-. El origen y el poder de este factor, asi como la
manera como ejerce su acci6n en cada periodo dado del de-
sarrollo de la sociedad burguesa, son explicadas en el h k l -
fiesto por la marcha del desarrollo ec.onómico, y, por consi-
guiente, la variedad d e los "factores" no perjudica a la unl-
dad de la causa inicial. .
- Es indudable que las reladiones políticas iiifluyen sobre
el ivovimiento económico; pero nto lo es menos que ant~vsde
influir 931bre este movimiento m creadas por él.
Es necesario decir otro tanto del estadi, psíquico del
hombre social, de aquello que Stammler llamaba, de uná ma-
nera un poco unilateral, los coaceptois soclaies. El Manifiesto
dem~icztra;sin dejar lugar a dudas, que sus aut,ores habían
ccmprendidc bien el valor del "factor" ideológico. Vemos, al
propio tiempo, que si el "factor" ideológico desempeña un pa-
pel iri-portante en el desarrollo de la sociedad, 61 rnisnio es
previamente creado por este desarrollo.
"Cuando el mundo antiguo estuvo a punto de perecer, las
viejas religiones fueron vencidas por la religión cristiana.
Cuando las ideas cristianas .sucumbienon frente a las ideas dc
progreso del siglo XVIII, la sociedad feudal libraba una lucha
a muerte con la burguesia, entonces revol~cionaria.'~En cl
caso que nos interesa, el ultimo capitulo del Manifiesto es to-
davía mAs convincente. Sus autores dicen en kl que sus conl.
pañeros d e ideas aspiran a inculcar a los obreros, tan neta-
mente como sea posible, la conciencia del antagonismo que
esisie entre los intereses de la, burguesía y los del proleta-
riado. Se comprende bien que quien n:o concede importancia
al "factor" ideol6giCo no tiene razón alguna.:para aspirar a
fdrniar conciencia de una cuesti6n determinada en no impor-
ta qr14 grupo social.
- .M -
el contrario, es entonces, precisitnante, cuando este valor sc
hace sentir mejor, puesto que es en tal oportunidad que estan
deterininados por 61 la posibiiidad y los iímites de la influeacia
de lw otros factores (1);
Esto no es todo, sin embargo. La clase superior mira a
la inferior con iin desprecio no disimulado, no obstante que
ella toma parte en el proceso de producci6n en calidad de cla-
se dirigente. Ello se refiere igualmente en la ideologla de las
clases en cuesti6n. Los romances franceses de la Edad Media,
y particularmente las cancianes de gesta, pintan a los cam-
pesinos de entonces con los colores mas ingratos, He aqul un
ejemplo:
Li vllaen son de laide forme
Ainc si tres laide ne vit home;
Cliaucuns a XV piez de granz.
En auques ressemblent jaianz.
Mais trop w n t de laide manikre;
Bocu sont dcvant et dkrriere (2).
Pero los campesinos, como se comprende, tenlan de sf
una Idea totalmente diferente. Mostrfindose indignados ante el
desprecio de ks señores, cantaban:
Nous sommes des hommes, tout comme eux, ,
r
*ilgo completamente nuevo fre te a la Concepción materialista
de hlarx y Engels. Juzga, po eso, necesario dar un nombre'
nuevo a su interpretación de la historia, llamándola Ia teorí~
-
( 1 Además. rofiriindose a 13 eeonomía de la Grecia antigua.
Eleutheropolus no da'una idea concreta y se limita a lagares comunes.
que en este caso, como en otros, no explican nada.
griega del devenir (1). Esto es simplemente diverfido, y sblo
cabe decir una cosa, a este propósito: la "korla griega del
devenir", que no es, en realidad, sino materialismo hist6rico
mal digerido y expuesto de manera niuy incoherente, p m &
sin embargo, mucho mbs de lo que Eleutlieropulos da, cuando
pdsa de 1á característica de su mktiodo a sú aplicación. En-
tonces se aleja completamente de Marx.
Ea cuanto concierne especialmente a la "personalidad del
filósofo" y, en general, a la de todo hombre que deja en la
histcria humana la huella d e su actividad: es un grave errar
creer que la' teoria d i Marx y Engels no permite un lugar pa-
ra ella. Es evidente que s e lo asigna; pero ha sabido, al pro-
pio tiempo, evitar la inadmisible aposición d e Ia actividad da
la personalidad^' con la marcha de los acontecimientos, de.
bmimad~tpar la necesidad económica. Recurr'ir a ella es de.
nicstrar que no se ha comprendido gran cosa de la explica-
~1611 materialista de la hissoria. La tesis inicial del materialis-
':no, como ya lo hemos repetido v r'ias veces, dice que b his-
toria es hecha por los hambres. I" si ello es asi, es claro que
es hecha, entre nosotros, por los "grandes hombres". No falta
~ntoricessino darse cuenta de que es precisamente lo que de-
'criíiina la actividad de estos hombres. Engels dice en ulna de
aüs czrtas, que hemos citado más arriba:
"Que semejante hombre, y precisamente 61, se eleve en
de!erminada epoca y en un pais dado, constituye naturalmente
un puro azar. Pero si nosotros lo elimin5semcrs Iiariia faRr
quien le reemplazara, y este seria, finalmente, encontrado, bien
o mal. Es al .azar al que es necesario atribuir el hecho d e que
ci oictador militar que la República fnancesa, agotada por sus
propias guerras, exigfa necesariamente fuese el corso Napo-
leon. Pero que a falta de Napole6n otlro hombre habria ocu.
pauo su lugar, es algo que queda'demostrado por el hecho
(le que el hombre preciso, Cesar, Augusto, Cromwell u otro,
na s!do encontrado cada vez que ha sido necesario. Si Marx
ha descubierto la concepción mater.ialista de la historia, el ejem-
plo de Thierry, de Mignet, de GiiizoS y de todos los historla-
dores ingleses hasta 1850, demuestra que s e tendia a este re-
siiltado, y el descubrimlmto de esta misma concepción por
Morgan es una prueba de que habia llegado la epoca de for.
-
(1) Wirtxhafr und ~1;ilosophie. pág. 17.
mularla y que ella era una necesidad. Tal puede decirse de
todos los azares o de lo que parece azar en la historia. Cuan-
bo más se aleja de la economia el dominio que exploramos y
reviste un carácter ideoldgico abstracto, encontramos el azar
oon más frecuencia en su desarrollo y mayor es el zig zag
que dibuja su curva. Pero trazad el eje medio de esta curva,
y encontrartis que cuanto mayor es el periodó por examinar
y más vasto el dominio tratado, m&s tiende dicho eje a ser
paralelo al del desarrolb ec~nómico.~'(1).
- La "personalidad" de todo hombre eminente en el campo
intelectual'o social pertenece al nitmero de estos azares, cuya
aparicibn no impide a la llnea "media" del desarrollo Intelec-
tual de la humanidad seguir un curso paralelo al a e su de-
sarrollo econ6mico -(2). Eleutheropulos se habria dado mejor
cuenta de lo que precede,si hubiera estudiaqo atentamente la
teorla histórica de Marx y mostriindose menos preocupado de
crear su propia "teoría griega" (3). C.
XIV
En sus esfuerzos por explicar esta marcha, los idealistas
no han sabido jamis mirar desde el punto de vista del "curso
de las cosas". Asi, Taine explica las obras de arte por las
propiedades del medio que al artista. Pero ~cuAlessoti
éstas? Son, según 61, las propiedades psicollbgicaa, es decir, t a
psicologia propia de una época determinada y cuyas propie-
dades mismas tienen necesidad de una explicacibn (2). El ma-
terialismo, al explicar la psicologia de una sociedad o de una
clase determinada, se refiere a la estructura social creada por
ei desarrollo económico; pero Taine, que es idealista, explica
el origen del regimen social por la psicologin social, 10 que le
lleva a contradicciones sin solución. No todos. los idealistas
conceden en la actualidad su adhesión a Taine. Se comprende
por que. Por "medio" Taine entiende la psicologin de la ma-
ea, la psicologta del :'hombre medio" de una epoca y de una
clase determinada, y esta psicologia es, según 61, la última
instancia a la que puede recurrir el sabio. Por consiguiente,
según Taine, el "gran" hombre piensa y siente inspirandose
siempre en el hombre "medio" en las "mediocridades". Ahora
bien, eno es falso y, ademAs, descortes para los "intelectua-
les" burgueses, inclinados siempre a colocarse en la catego-
rla de los grandes hombres. Taine ha sido el hombre que
habiendo dicho A, se ha mostrado incapaz de pronunciar B,
-
(1) Aquí nos encoiitramos frente al mismo quiproquo que hace
que los partidarios del archiburgués Nietzache se nos presenten verda-
dcramente divertidos cuando atacan a la .burguesía.
( 2 ) "La obra de aite, dice Taine, está determinada por nn con-
junto representado por el estado general de espíritu y las costumbres
predominantes".
arruinando asi'su propia causa. No habia posibilidad de salir
del dedalo de contradlcclones que habia creado., fuera de in
que ofrece el materialismo histdrlco, que reserva un lugar ade-
cuado tanto a la personalidad" como al "medio", a las gentes
medias como .a los "elegidos del destino".
Desde la Edad Media hasta 1871, inclusive, Francia ha
sido el país donde la evoluci6n social y politica y la lucha en-
tre las diferentes clases sociales han revestido el carácter más
tlpico, en la Europa occidental. Dicho esto, no deja de tener
interes hacer notar que é s precisamente en Francia donde se
puede descubrir más fdcilmente la relación causal que existe
entre el desarrollo. y la lucha ya cifados, de un lado, y la his-
toria de las ideologías de otro.
Hablando de la razón por la que expandieron, en la epoca
de la Restauraci6n en Francia, las ideas de la escuela teo-
crdtica sobre la filosofla de la historia, R. Flint observa lo si-
guiente: "El kxito de semejante teoría permaneceria, sin ern-
bargo, inexplicable, si el sensualismo de Condillac no le hu-
biera preparado la vla y si no hubiera e s t a 0 manifiestamente
destinada a servir los intereses de aquella otra teorla que
representaba las ideas de una vasta clase de la sociedad fran-
cesa $antes y despues de la Restauraci6n1' (1). Esto es eviden-
temente justo. Es fAcil comprender que clase era la que habla
encontrado, en la escuela teocrática, la expresidn ideológica
de sus intereses. Pero ahondemos mas a fondo nuestro estu-
dio de la historia francesa y planter2monos esta cuestión: ¿no
seria posible descubrir igualmente las causas sociales d ~ éxi-l
tq del sensualismo en la Francia, anterior a la Revolución?
El movimiento intelectual de donde hablan surgido los te6ri-
cos del sensualismo, ¿no expresaba, a su vez,, las tendencias
de cierta clase social? Indudablemente que si: expresaba las
tendencias de emancipaci6n del tercer estado franch (XXXIV).
Si fueramos más lejos en este sentido veríamos que, por ejem-
plo, la filosofia de Descartes refleja muy vivamente las ne-
cesidades de la evolucibn economica y la relaci6n de las fuer-
zas soclales de su época (2). Finalmente, si nos referimos al
\
( 1 ) Páginas 24 y 109 del libro de S.. 'qman.
(2) Algunas palabras todavía para expli. r lo que precedz. Según
Marx. "las categorías económicas no son sino las expresiones .teóricnc,
las abstraccio~iesde las relaciones sociales de produ:ción". (Mispdia de .la
filosofía, 11 parte, 2.' obs?rvación). Ello significa que Marx considera
las categorías económicas igualmente desde el punto de vista de las rela-
ciones mutuas que existe entre los hombres .cn el proceso social de la
produccióg, y por cuya evolución explica en su líneas fundamentales c1
movimiento hist6rico de la humanidad.
este "partidario" del materialismo económico que es llevar
la8 cosas hasta un extremo intolerable el pretender explicar
"la religibn y hasta el cristianismo" por causas econbmicas (1).
Todo ello demuestra claramente hasta q ~ i Cpunto esthn pro-
fundamente arraigados los prejuicios y por consiguiente, tani-
bien, los obstAculos que debe combatir y vencer la teoria de
Marx. Y, sin embargo, el hecho mismo de la aparición del
libro de Seligman, asl corno el carácter de las reservas que
formula, permiten abrigar la esperanza de que el materialismo
histórico-aunque no sea mas que en una forma cercenada,
"depurada" - acabará por ser reconocido por los ideblogos
de la burguesía que no han renunciado del todo a poner or-
den en sus concepciones históricas (2).
Pero la lucha contra el socialismo, el materialisnio y los
otros extremos desagradables, supone la existencia de cierta
"arma espiritual", que se halla representada, en la actualidad
sobre todo, por lo que se llama "la economía po.litica subje-
tiva",, completada por una estadisfica que se deforma mhs o
nienos diestramente. La principal fortaleza en la lucha contra
el materialismo está representada por todas las variedades
posibles del lcantismo. En sociologia se utiliza el kantismo a
este efecto, como una doctrina dualbta, que rorn~pela relacibn
entre el ser y el pensar. Coino el examen de las cuestiones
econ6micas no forma parfe de nuestro plan, nos limitaremos
aqul a la apreciación del arma filosSfZca de que se sirve la
burguesia en el terreno ideológico.
(1) Ibid, pág. 37. El origen &l qistian.hmo, de Kautaky, por ccr
un libro del mismo géne:o "extremo". merece evidentemente, se& Sc-
ligman, ser censurado.
(2) El paralelo que vamos a exponer s e d extremadamente ins-
tructivo. Según Marx, al explicar la dialéctica materialista, l o que exiotc.
cxp!ica al mismo tiempo. su &waparición inev$tablc. E n ello vc Marx el
lado ventajoso, el valor de esta dialhctica d.csde el punto de vista dc!
progreso. Pero Seligman, dice: "El socialismo es una teoría que M n f i r -
re al porvenir: e1 matcria!ismo histórico, una teoría que se refiere al
pasado". (Ibid., pág. 108). Es Unicamente por esta razón que Seligman
estima posible para él, defendcr al materialismo histórico. L o que equi-
vale a d.ecir que se pucdc ignorar cate materialiarno en la medida en que
61 explica la desaparición inevitable de lo quc cxisu, pero rervirse de 61
para la explicación de lo que 112 existido. Ello eo una & lao nuyerosas
variedades de la "contabilidad por partida doblc" m el dominio ideo-
lógico, la misma qac cs engendrada por causas c c o n ó m k .
Al final de su pequeño libro S o ~ ut6pico
~ oy socialfsano
cientificq Engels observa que cuando los poderosos medios
de producci6n creados por 1s epoca capltalista se hayan trans-
formado en propiedad social y la producción Iiaya sido or-
ganizada de una manera que se conforme a las necesidades
de la !sociedad, los hombres serán al fin dueños de la natu-
raleza y de si mismos. Solamente entonces co~menzarána ha-
cer conscientemente su historia y las causas sociales que pon-
gan en acción, producirhn cada vez más los efectos que ellos
esperan. "La humanidad saltarl del reino de la necesidad al
de la libertad".
Estas palabras de Engels suscitaron las objeciones de to-
dos aquellos que, por ser refractarios m general a la idea
de los "saltos", no podfan o no querfan, de níngún modo,
comprender el "salto" del relno de la necesidad al de la li-
bertad. Semejante "salto" les parecería -estar en contradiccidn
misma con la concepci6n de la libertad que Engels había for-
mulado en la primera parte del Anti Dühring. Por consiguien-
te, para explicar en que consistla la confusión en sus ideas
sobre esta cuestión, nos vemos obligados a recordar lo que
Engels habia dicho ya en el citado libro.
Explicando las palabras de Hegel, "La necesidad no es
ciega sino en la medida en que ella no es comprendida", En-
gels afirmaba que la libertad consiste "en el dominio ejer-
cido sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza exterior y
fundado en el conocilniento de las necesidades inherentes a la
naturaleza" (1) y ha desarrollado este pensamlento de ma-
nera bastante clara para aquellos que están al corriente de la
doctrina de Hegel a que se refería. Pero la desgracia es pre-
cisamente que los kantistas modernos no hacen más que "cri-
ticar" a Hegel, sin haberlo estudiado. No conocl~ndolo,mal po-
dian comprender a Eiigels. Es así como hacian al autor del
Anti-Dtihring la objeci6n de que no existe libertad donde exis-
te sumisi6n a la necesidad, lo cual era per.fectamente lógico
en personas cuyas concepciones filosóficas están impregnada6
de un dualismo que no sabe unir el pensar al ser. Desde el
punto de vlsta de este dualismo, el "salto" de la necesidad a
la libertad e3, en efecto, totalmente incomprensible. Pero la fi-
losofia de Mar-lo mlsino que la de Feuerbach-proclama la
" la cosa en ni, la famosa "cosa en sí" de Kant". A esto se puede agre-
gar que en la hpoca d: Kant nuectra noción de las cosas de la naturaleza
tenia todavía un carácter fragmentario, y ICant tenía derecho a sospechar
que detrás de lo poco que sabiarnos de estas cosas se mcondia en cada
una de ellas la misteriosa "cosa en si". Pero todas estas cosas inaprehen-
sihles han sido una despuhs de otra aprehendidas. analizadas; aun mis,
cllas han sido reconstitufdas gracias a los progresos gigantescos de la
ciencia. Y todo aquello que nosotros estamos en aptitud de reconstituir no
podemos considerarlo como imposible de aprehendef. Durante la prime-
n mitad del siglo XIX, las sustancias orghnicas eran para la quimica co-
sas mieeriosas de este genero, cn tanto que ahora hemos aprendido a re-
conitituirlas, una despu4s de otra, por la síntesis de sus elementos quí-
, micos, sin recurrir a la ayoda de procesos orgánicos. L o s ~ u i m i c o acon-
tcinporáneos declaran que desde el mom:nto eii que la estructura qufmica
de un cuetpo cualquiera nos es conocida, puede ser reconstituído por.me-
dio de sus elementos. Estimos todavía lejos, por el momento, de conocer
la composición de las sustancias orgánicas superiores. los cuerpos albn-
niinoides: p ~ r no
, existe razón para que no podamos, aunque fuese al
cabo de varios siglos, adquirir este conocimiento y llegar así a producir
la albúmina artificial. Cuando hayamos logrado tal cosa tendremos Ir
posibilidad de reproducir la vida orgánica, desde sus formas inferiores
hasta las más elevadas, puesto que la vida no es otra cosa que la forma
normal de existencia de los ciicrpos albuminoídeos.
"Pero después de haber hechos estas resenras formales, nuestro ag-
nóstico habla y actúa como un materialista ordinario que es 61 en e l
fondo. T a n t o como alcancemos a saberlo, dirá quizás. la materia y el
movimiento, o como se dice ahora. la encrgia, n o pueden ser ni creados
ni destruidos; pero no tenemos ninguna prueba de que uno' y otro n o
n creados en una (poca o en otra. Si ensaphis servlme de estu
l ~ a y ~eido
afirmncibn contra 41. en un cano particular cualqiiiera. os h a r i abando-
dar l á p i d a i ~ ~ ~ nesta
t e posición. Admitiendo in absnqacto 11 posibilidad del
cviritualirmo. n o quiere oír biblar de ello in concreto. Os diri:' T a n t o
como lo ocpamos o podamos saberlo, n o rxiite creador o . rcgentr del
Uniroreo; huta donde podanios saberlo. la materia y Ia energía n o pue-
den &or cioidas iii destiuídas; para nosotros, el penoamiento n o es sino
una forma de la energía. una función del cerebro: todo l o que norotror.
sabemos indica que el mundo está regido p o r leyes inmutables, etc., etc
De este modo, en cuanto él es hombrc de ciencia o sabe alguna cosa, m
materialist;. Más allá de 11 ciencia, en las regiones donde 61 no sabe ni-
d r tiaduce sil ausencia de saber en griego y la llama agnosticismoM.
El representantes m d s típico del agnosticismo y autor de este tér-
mino es Tbomas Henry Huxlcy ( 1 825-1895), discípul6 de b r w i n y
nno de los más grandes biólogos indeses, que ha hecho mucho por la
vulgarización de los principios de las ciencias físicas y naturales moder-
nas. De 1 8 6 0 a 1880 fué popular en Rusia, sobre todo entre los "rca-
listas pensantes". Su libro El lugar del hombde en la naturaleza ha apa-
recido en 1864, en dos traducciones. Las lecciones de fisiología elomen-
t a l fueron prolongadas poc D. Pisarev (D. R.).
(IV) En la M i s d a de la filwoffa, Marx expone el metodo dia-
ICctico de Hegel de la siguiente manera:
"'Todo lo que existe, todo lo que vive sobre la tierra y el agua. só-
lo existe. sólo vive p o r un movimiento cualquiera. Así, el movimiento
de la historia producc las relaciones sociales. el movimiento industrial
nos da los productos industriales, etc. Del i t i s n ~ omodo que por medio
de Ia abstracción se transforma cualquier cosa en categoría lógica, así
también n o hay sino que hacer abstracción de todo cadcter distintivo de
los diferentes movimientos para llegar al movimiento en estado abstracto,
a l movimiento puramente formal, a la fórmula puramente lógica del mo-
vimiento. S i se encuentla en las categorías lógicas la snstancia de toda
cosa. se supone poder encontrar en la fórmula lógica dcl movimiento el
mhtodo absoluto que n o solamente explica toda cosa. sino que, además,
implica el movimiento de la cosa. Es de tal m6todo. que Hegel habla en
esos términos: "El método es la fuerza absoluta, suprema, infinita, a la
que ningún objeto podría resistir; cs la tendencia de la razón a m o -
nocerse ella misma en toda cora" (Lógica, t. 111).
" i Q d es. entonces el método absoluto? La abstracción del mo-
vimicnto. LQué la abstraccibn del moi~imicnto?E l movimiento en el as-
prcto abstracto. iQu6 es cl movimiento en el aspecto abstracto? Una for-
mula puramente lógica del movimiento o el movimiento de la razón
pura. ¿ E n qué consiste el movimiento de la razón pura? En que ella mis-
ma se plantea, se opone y une a sí misma; en que se formula en tesis,
síntesis y antítesis, a, en fiii. que ella se admite, se niega y niega su ne-
gecibn.
"¿Pero de qué maneia la razSn se admite, de qué manera sc plaq.
tea como una categoría de:erminada? Esto cs ya un asunto de la razbn
misma y dz sus apologietas Pero la iazón se ha planteado como tesis,
csta tesis. esta idea, oponihndosc a ella misma se divide cn don ideas, que
sc contradicen entre sí cn afirmaci6n y en negación, cn sl y en no.
La lucha de estos dos movimienros opncstos contenidos en la aat1tcsis
conbtituye tl movimiento dialictico. S1 sr trancforma en not no n t u
forma tn a [ ; d deviene úmultlneamtnte rf y no: no dcviene eimaldnu-
mente no y rí. De esta manen las opoeicionerr oc equilibran reclpnxs-
mente, sc neutralizan y paralizan. La fusi6n de estao don ideas que re
contradicen forma una nueva idea: la sínteeis. Esta nueva idea w divi-
de a SU turno en dos opuestas, que tambidn se funden en una nueva sin-
teei6. Este proceso de descomposición forma un grupo de ideae, el cual
se somete al mismo movimiento que la categoría simple y tiene por nn-
títcsis otro grupo de ideas opuestas. De .estos dos grupos nace uno nae-
co: su síntesis. Así como e1 grupo nace del movimiento dialúctico de los
categorías simples, del mismo modo, del movimiento dialdctko de h
grupos surge la aerie, y el movimietto dialectico de las series engendra
la totalidad del sistema.
"Aplicad este método a las categorías de la economía política .y ob-
tenddis la lógica y la metafisica de la economía política, . o, en otros
tfnninos, traducirbis las categorías económicas, conocidas de todo el mun-
do, en un lenguaje poco conocido, gracias al cual podrá creerse que ata-
ban de nacer de un cerebro p!eno de razón pura: d e , tal modo parecen
engcridrarse las categorías unas a otras, relacionarse y entrelazarse bajo la
wla influencia del movimiento dialbctico .... Segdin Hegel. todo lo qua
ha pasado y pasa todavía en el mundo es iddntico a lo que pasa rn SU
prapio pensamiento. Resulta de alli que la filosofía de la bistoria no
es mis que la historia de la filosofía, y , en Gltimo thrmino de la filo-
sofía de Hegel".
Hablando de este error que se encuentra en la dialdctica hegelkna.
Marx subraya. en el prefacio de Ir segunda edici6n del Capitai, la di-
ferencia que existe entre la dialhctica materialista y la dialhctica idealista.
"Mi dialdctica no soldmente se distingue esencialmente de la de He-
gel, sino que le es diametralmente opuesta. Para Hegel.: el proceso del
pensamiento, que él transforma, bajo el nombre de idea, en un sujeto
independiente, es el demiurgo (creador) de la realidad, que no es sino
su inanifestación exterior. Pero para mi es justamente lo contrario: el
ideal no es otra cosa que lo material traducido y transformado en el CC-
rebro del hombre. 'He Iiecho ya, hace treinta años, la crítica del aspec-
to mistico de la dialhctica Iiegeliana, en la é p o ~ aen que estaba todavía
de moda .... El carácter mistico !que la dialectica ha tomado en Hegel. no
le. Iia impedido haber sido el primero en dar un cuadro completo de lar
formas generales del inovimiento de la dialéctica. En Iiegel, la dialictica
se ziicontraba de cabeza. Ets necesario ponerla sobre sus pies p a n d a .
c u b ~ i rel grano racional debajo la envoltura mística.
Bajo su forma mística, !a dialhctica estuvo de moda en Alemania.
rorque permitía tender un velo sobre el estado de cosas existente. Bajo
SU forma racional es a los ojos de la burguesía y de sus intdrpretes doc-
ttiiiarios nada más que escándalo y horror, porque a la comprensión po-
sitiva de lo que existe agrega al mismo tiempo la comprensión de la
negación, de la ruina necesaria del estado de CDW existentes; porque con-
c i k cadi forma en el flujo del movimiento y, por lo tanto, m su as-
W t o tnnsitorio; porque n o se inclina ante nadie y e8 por tscncii crltice
7 revolucioníria", (Prefacio a la segunda edici6n del Capital).
POPlo que se refiere a la ley hegeliana de la trannformación de 1.E
diferencias cuantitativas en cualitativas, Marx habla en el capitulo aobn
"11 norma y la masa de la plus-valía", cuando examina las condicioncs
en que e1 artesano medioeval se transforma en capitalista. "Ei1 propie-
tario de fondos o de mercaderías n o se transforma realmente en capsi-
tilista más que cuando la suma mínima invertida para la producción so-
brrpaaa en mucho al capital msdioeval. E n este dominio. como en las
ciencias naturales y físicas. se confirma la verdad de la ley que Hegd br
d~scubierto en su Lógice, y según la cual los cambios puramente cuan.
tilativos a1 llegar a cierto grado se transforman en diferenciau, cualita-
tivas". I
9:a-
'
Señalando la:, contradicciones en que incurre John Stuart Mill, al
tratar de conciliar la teoría del provecho de Ricardo con la teoría de la
abstinencia de Segnor. Marx observa además: "Las contradiccionw vul-
gares le son tan familiares como extraña le es la "contradicción" hege-
liana. fuente de toda dialéctica".
Observa Marx en el Capital que las propiedades de una coca n o al-
cen de IUS relaciones con otras. sino que no hacen m i s que manifesmnr
t n estas relaciones. (D. R.). '
(V) La carta que Marx dirigía el 30 de octubre, a Feuerbach,
tenia una gran importancia para la característica de la evoluci6n de sus
concepciones filosóficas. Al invitar a Feuerbacli a tomar posición contra
Schelling. Marx escribia: "Sois poi ello el hombre mejor colocado del
mundo, puesto que sois Schelling al revés. La idea perfectamenm justa
que Schelling había formulado en su juventud--debemos reconocer lo que
triste d~ bueno aun entre nuestros adversarios-y'para cuya realización
carecía de toda cualidad, excepto la imaginación. de toda energía que n o
fuera la vanidad. de todo estimulante fuera del opio, de todo órgano fue-
ra de la irritabilidad, teniendo, además, una intuición muy femenina-
esta idea justa de su juventud, que había quedado en 01 como una vi-
sión juvenil fantástica, se ha transformado en vos en verdad, en reali-
dad, en seriedad viril. Es por esto que Schelling es vuestra anticipación
&figura&, y desde el momento en que la rcalidad se opone a semejante
Qpfiguratión, ésta debe disiparse como un vapor, como una nube. Y o
os c<jnsidrro por esta razón como el adversario de Sche!ling. necesario.
natural, enviado por Sus Maje~tadesla Naturaleza y la Historia. Vuestra
lucha contra 61. es la lucha de la filosofía misma contra au propia dea-
figuración". (K. Grun: Lodwig Frue:bach m S W canas y oscntos, Leip-
zig. 1874, t. 1, página 361). Como se ve, Marx comprzndia,,con toda
v~msimiliiud, la "idea de juventud d t Schelling" en el sentido del mo-
rlamo materialista. Pero Feuerbach n o participaba de esta manera de ver
dc Marx, como lo demuestra la respuesta que lo dió. Encuentra que ya
Schtlling, en sus primeros escritos, "no hace m i s que transformar el
idealismo del pensamiento en idealismo de la imaginación, y atribuye tan
poca realidad a las cosas como al yo, con la sola diferencia de que el10
tiene otra apariencia, porque en lugar del yo determinado, ha pueato e1
"absoluto" indeterminado. dando asi. al idealismo un matiz panttiitr".
(Ibld., pág. ,402).
(VI) , Se r e eoto más claro en la parte de la Ideología a k m a n t qrc
hemos publicado .m el primcr tomo de los Afchivw de Carlol Marx y
Federico Engels. Ver. K. Marx y Fr. Engels, 611s opinfmnes eob* L.
Pcucrbach, con prefacio nuestro. El texto auténtico de las tesis sobre
F!ciierbach se encuentra allí igua!ment:. (D. R.).
(VII) Engels esciibia: "1.2 evolución de Feuerbach es Ir transfor-
mación de un hegeliano (a decir verdad. nunca había sido nn hegeliano
perfertamente ortodoxo) . cn materialista. En un momento determinado
de esta .evoluci6n. Feuerbach !lee6 a la ruptura completa con el sispma
idealista de su pwdecesor. Finaiment!? se establece en 61, 'con fuerza irre-
sistible, la conciencia dc que la vida preexistente de la "Idea absoluta"
y , de las "categorías 16gicasW, cuya exis:encia, según Hegel. había prece-
dido la del Universo, n o cs m i s que un extraño rezago de la creencia
en un Creador supraterresrrc: que el niundo senaible. accesible a nuee-
tros scntidos exteriores. al que pertenecemos nosotros, es e1 ánico mun-
do real y que nuestra concienciri y razonümiento son engendrados p o r un
Órgano material. por una parte de nuestro c u e r p w l cerebro--. aun'quc
la una y el otro pertenezcan invisiblemente al mundo inmaterial. N o es
la, materia la engendrada por el cspiritn, es el espíritu el engendkdo por
la materia. Esto. evídeiitemente, materialismo puro". (Ludwig Fener-
bacb, Sttugart, 1907, págs. 17-1 8 ) .
(VII1) F. Lange escribe: "El verdadero materialismo estará siempre
inclinado a midar sobre el conjunto de 13 naturaleza exterior y a n o con-
siderar a1 hombre mSs que como una onda en el ocbano del movimiento
eterno de la materia. La naturaleza del hombre n o representa para el
materialismo (La Santa. Familia). M i s tarde, como ya lo hemos visto,
~itales". (Historia del materialismo, t. 11. pág. 74. Leipzig, 1902).
Pero Teodoro Dezamy, en su Código de la Comunichd (París. 1 8 4 3 )
roma también por punto de partida la naturaleza humana ("el orga-
nismo humnno") y. sin embargo, nadie podri dudar de que participa
de la manera de ver del materialismo foncés del siglo XVIII. Desde Ine-
go, Lange n o nlenciona pata nada a Dezamp, en tanto que M a r r le CO-
loca en el numero de los comunistas franceses, cuyo comunismo era m i s
científico que el de Cabei, por ejemplo. "Dezamy, Gay y los otros
comuliistas franceses d a la misma orientación. dice Marx; desarrollan 12
doctrina materialista como doctrina del humanismo real y base lógica
'del comnnismo". (La S.anta Familia). En la época en que Marx y En-
gels escriblan este libro. divergían todavía en la apreciación de la filo-
sofín de Feuerbnch. Marx le llamaba uii "materialismo que coincide con
el humanisino" ( a 4 como Feuerbach lo es en la teoría, el socialismo y
cl comunismo francés e inglés son en la practica inaterialismo coincidente
.
con cl bunianismo) M a r r considera. en general el materialismo co-
m o Ir base teórica necesaria del comuriismo y del socialismo. Engels.,
por el contrario. era de la opinión dc que Feuerbacb babia acabado de
uáa vez por todas con la vieja oposicióii entre el rspiritualismo y el
tnrterirliamo (La Sanca Familia). Más taidc, coino ya !'o hemos 'victo.
tambiin en la evolució11 de Fcuerbach, aquella qur este r r ~ l i z a del
,idealismo al materialismo.
- 88 -
(1X) Ya en esta época Fcucrbah escribla &as interesantes línms:
"Paz opwxtor que sean. de un lado al rulismo prácticp propio al cen-
~ m a l i ~ m7o materialismo de ingleses y franceccs, realismo ,que repudia
toda especulación, y de otro, el eapiritualismo de Spinoza, tienen estos
sistrnua su base 6liima en aquella concepción de la materia que Spino-
'za ba expresado como metafísico en su célebre fórmula: "La materia
es !a negación de Dios". (K. Grun: FewltuCb. t. 1: págs. 3 2 4 - 3 2 5 ) .
(X) En La Santa Familia, anota Marx: "La historia hegcliana
de la filosofia representa a1 materialismo francés como la realización de
Ir sustancia spinozista" .(El spinozismo de Marx y Engels había sí-
do particularmente señalado por €1 marxista alemin J. Stenr, traduc-
tor de la Etica y autor d: una monografía especial sobre la filoeofín
de Spinoza. (D. R.).
(XI) "¿Cómo apcehendemos el mundo exterior? ¿Cómo el mun-
d o interior? ¡Es evidente que n o disponemos para nosotros de otros
medios que para los otros! ;Puede saberse algo sobre mí sin intermedio
de los sentidos? ¿Es que yo existo si n o existo fuera de mi,. es decir
fuera de mi pensamiento? ¿Pero de dónde sh que yo existo? ¿Cómo sé
que existo, no en mi imaginación, sino de una manera accesible a los
sentidos, real, si n o me percibo yo mismo por medio de los sentidos?"
(Aforiarnos póstumos dk Feiicrbach. en e1 libro de Griin, t. 11, pág.
311).
'(XII) Recomendamos par~icularmente, en este punto, a la aten-
ción del lector aquel pensamiento de Engels, según el cual las leyes de
1i nzturaleza exterior y las que rigen la vida corpoíal y espiritual del
hombre son "dos grupos de leyes que podemos todavía separar con to-
do rigor en la imaginación, pero nunca en la realidad" (Anti-Dhhring).
Es la doctrina de la unidad del sai: y &i pensar, del objeto y del eujeto.
de que hemos hablad? más arribz. Por lo 'que se refiere al eapacio y a1
tiempo, ver el capítulo V de la obra indicada. Según se ve en él. el es-
pacio y el tiempo eran para Engels, como para Feuerbach, n o sola-
mente formas de la intuición, sino tambidn formas del ser.
(XIII) Feuerbach ha dicho de su filosofía: "Mi filosofía no
yiiede ser agotada por la pluma; no hay lugar pata ella sobre el pi-
pel". Pero esta frase no tenia para él mis que un sentido teórico. M á s
lejos declara: "Puesto que para ella (para su filosofía), lo verdadero
no es lo que ha sido pensado, sino lo que ha sido, al m i m o tiempo que
pensado, visto, oído y sentido". (Aforismos p&tumos, en el libro de
Grfin, t. 11. pág. 3 0 6 ) .
(XIV) Ernest Haeckel ( 1 834-19 1 9 ) , célebre zoólogo alemin que
ha hecho mucho por la penetración de la idea evolucionista en las cien-
cias naturales. E n dos libros- populares: Los Enigmas del Univefso y Lu
Maravillas de h Vida, ha desarrollado-.su sistema de '.'monismo", que e6
una de las variedades de aquel materialismo naturalista del que M a r x dt-
cie que "sus lagunas ae rcvelan ya t n las concepciones abstractas c i d d l ó -
gicas de sur defensores, desde al niomento en que allos i a utralimitan &
m e conocimiento^ cipeciila'. (D. 9
(XV) Aun más, de regreso e su deportacibn. Tchernychewky
public6 su articulo titulado: "Carícter del conocimiento humano". E n i l
demueetra con ingenio, que un hombre que duda de la existencia de1 mun-
d o exterior debe poner en duda su propia existencia. Tchernychevsky hi-
bia permanecido y permanecib fiel a Feuerbach. La idea fundamental de
so artículo puede ser resumida por estas palabras de Feuerbach: "Yo wy
diatiuto de la3 cosas y de los seres que existen fuera de mi, n o porque me
dis~iiigay o mismo de ellos, sino que yo me diatingo porque difiero de ellos
física, orgbnica. efectivamente La conciencia presupone el wr: ella no
es otra cosa que el ser del cual sc está consciente: que la cosa real de 10
que ae tiene conciencia que se representa". ( A f o ~ m o spóstumos, en el li-
bro de K. Gnin, t . 11, phg. 306),:
(XVI) Feuerbach llamaba rumiantes" a los pensadores que que-
rían resucitar los elementos de la vieja filosofía. Desgraciadamente cxis-
ten todavía tn la actualidad muchos "rumiantes" semejantes. Elloe han
creado una vasta literatura en Alemanip y Francia. Actualmente comien-
zan a multiplicarse tambibn en Rusia. Plejanov consagra a Bogdanov va-
rios artículos reproducidos en la recopilaci6n titulada DI k defensa d
ataqiu, y al revisioninta italiano Benedetto Croce un aiticliio, tambibn
mproducido en la recopilación Crítica & nuestrog crítkoa En eEta ólti-
ma tambiin se incluyen artículos contra Bernstein y Conrad Schmidt
(Obra, tomo XVII, t. X I ) . (D.R.).
(XVII) Ernest Mach y sus adeptos proceden de la misma manera.
Transforman primero la sensación en entidad aut6noma, independiente
del cuerpo sensible y a la cual llaman elemento, y despphs proclaman que
ella contieiie la aoluci6n de la contradicción entre el ser y el pensar, en-
tre e1 sujeto y el objeto. Puede verse por esto cuán grande ea el error
de los que afirman que Mach se acerca a Marx.
(XVIII) Es así como se explican las reservas que formula Feuer-
hach, siempre que habla del materialismo. Dice, por ejemplo: "Mis ac6
de este punto estoy completamente de acuerdo con los materialistas; m i s
allá, me separo de ellos". (Aforismos póstumos). Lo que Feuerbach que-
ría decir queda explicado de manera precisa en las siguientes palabras:
"Yo también reconozco la idea. pero solamente en el dominio de la ha-
msnidad, de la política, de la moral, de la filosofia" (Grün, t. 11. píg.
307). pero de dónde viene la idea de la política y de la mofa17 T a l
rucstión no queda resuelta por el solo hecho de q u e "reconozcamos" If
idea.
(XIX) Desde luego, aegón Feuerbach, igualmente el "ser boma
no" está formado por l a historia. Así dice: "YO pienw solamente coma
nn aujeto educado por la historia, generalizado, unido al todo, a la es
pecie, al espíritu de la histo~ia universal. Mis pensamientos n o tienen 61
principio y $U fundamento directamente en mi subjetividad particulai
nino que son sus resultados; su principio y su fundamento son lo8 de 1.
hiitozia universal". (K. G N ~ ,t. 11, página 309). De este modo encon-
tramos ya en Feuerbach loa g é r m e n ~de la concepcibn materialista & 1s
hiatoria. Pero en-este puiito Feuerbach no va máa allá que Hegel (ver
nuectro articulo "En ocasión del 60P aniversario de la muerte & Hegel",
m la recopilaci& titulada Veintt ador (Obras, t. VIII). Ea aun mte
ntrnsido que ¿l. Como Hegel, 61 subraya la importancia de l o quc al
8ran filósofo idealista alemán llamaba la "baso geográfica de la historia
univernal". &)ice así: "El camino que sigue la hiatoria de la Humanidad
le estd evidentemente prescrito. ya que el hombre sigue el camino de la
Naturaleza, como se ve al seguir el curso de las aguas. Los hombres
tratan de ir hacia donde encuentran mejor sitio. Se detienen en u n lu-
gar y eufren la influencia de éste. La esencia de la India es la esencia del
indio. L o que 61 es, lo que, 61 11) devenido, no es sino el produ&o del
sol. del agua. del aire, de las plantas y animales indios. ¿Cómo habría
podido, pues, el hombre dejar de surgir primitivamente de la Naturalr-
7a? Los hombres que se adaptan a todo género de naturaleza han salido
de Lsta, pues ella no tolera ningún extremo". (Aforismm p&umwb K.
Grün, t. 1, p6g. 3 3 0 ) .
(XX) Ver la Miseria de la filosofía. primera parte, y
agunda notas. Hay que observar, sin embargo, que Feuerbach había cri-
ticado también la dialhctica hegeliana desde un punto de vista materia-
lista. " ~ Q n bpuede dccirse-se p r e g u n t a b a d e una dialhctica que eeti en
contradiccióp con el origen de la evolución de la Naturaleza? ¿Cuál a,
pues. su "necesidad"? ¿Cuál la "objetividad" de una psicología, de una
filosofía que hace abstracción de la única objetividad categórica e impe-
. rrtiva, fundamental y sólida, la objetividad de la naturaleza física, y que
va hasta situar la verdad absoluta, la perfección del esp'ritu, el 'fin de
loe fines de la filosofía en el alejamiento completo de la naturaleza física,
en la subjetividad absoluta y no limitada por ningún "no yo" de Fieh-
te, por ninguna "cosa en sí" de Kant". (K. Gaün. 1, pág. 3 9 9 ) .
(XXI) "A pesar de .su gradualidad, el paso de una forma de mo-
vimicnto a otra resulta siempre un salto, un cambio decisivo. Tal, por
cjeniplo, el paso de la mecánica de los cuerpos celestes a la de las masas
m6s pequeñas sobre un solo astro y el paso de la mecánica de las masas
a 1.1 de las moléculas, la cual comprende los movimientos que estudia-
mos en la física: calor, luz, electricidad, magnetismo. Asimismo, el paso
de la física de las moléculas a la de los átomos-a la químic8-se pm-
duce igualmente por medio de un salto decisivo, y es más cierto todavía
en lo que se refiere al paso de la acción química ordinaria, a la acción
química dc la albúmina, que llamamos la vida. No es sino después. en la
esferr limitada a la vida, que los saltos se hacen cada vez mds raros y
mcilos perceptibles". (Engels, Anti-Diihning) .
(XXII) Plejanbv atribuye una importancia exagerada a 106 t a b a -
jss de De Vnes. Es interesante conocer la opinión que sobre estos tta-
bnjos tiene uno de los más grandes botdnicos del siglo XIX, e1 profe-
sor Timeriazev, darwinista consecuente. que sitúa los trabajos & De
Vries en el número de tentativas destinadas a rebajar el valor del darwi-
niamo.
"Una de las afirmaciones de De _ V i e s llama la atención: 41 pr+
tende haber llegado a descubrir el verdadero proceso de formación de las
cspcios nuevas. Según él, dicho proceso no consistiría en una transfor-
cía quz ' ' 6 ~ 6lagunas st revelan ya t n las concepciones abstractas e ideoló-
dcao de rus defensores. desde el momento en que ellos ac axtralimitan &
ris conocimientor copeciales'. (D. R.).
(XV) Aun más, de regresocae su deportación. Tchernychemky
public6 su artículo titulado: "Carácter del conocimiento humano". E n 41
dernue~tracon ingenio, que un hombre que duda de la existencia &1 mun-
do' exterior debe poner en duda su propia existencia. Tchernychvsky h r -
bía permanecido y permaneció fiel a Feuerbach. La idea fundamentai de
en artículo puede ser resumida por estas palabras de Feuerbach: "Yo soy
distinto de las cosas y de los seres que existen fuera de mí, n o porque me
diatriiga yo mismo de ellos. sino que yo me distingo porque difiero de ellos
fisica, orgánica. efectivamente. La conciencia presupone o1 wr: ella n o
es otra cosa que el ser del cual se está consciente; que la cosa real de 13
que ae tiene conciencia que se representa". (Afodrnoa póstumos, en el li-
bro de K. Gnin, t. 11. pág. 306).
(XVI) Feuerbach llamaba "rumiantes" a los penradoree que que-
rían resucitar los elementos de la vieja filosofia. Desgraciadamente exis-
ten todavía t n la actualidad muchos "rumiantes" semejantes. Ellor han
creado una vasta literatura en Alemanb y Francia. Actualmente comien.
zan a multiplicarse t a m b i h en Rusia. Plejanov consagra a Bogdanov va-
rios artículos reproducidos en la recopilación titulada De L defensa a i
ataque, y al revisionirta italiano Benedetto Croce un aRiciiio. tambiCn
rrproducido en la recopilación Crítica 6 nuestrop critkoa E n esta 61ti-
ma también se incluyen artículos contra Bernstein y Conrad Schmidt
(Obras, tomo XVII, t. X I ) . (D. R.).
(XVII) Ernest Mach y sus adeptos proceden de la misrna manera,
Transforman primero la sensación en entidad autónoma, independiente
del cuerpo sensible y a la cual llaman elemento, y despphs proclaman que
ella conticrie la solución de la contradicción entre el ser y el pensar. en-
tre el sujeto y el objeto. Puede verse por esto cuán grande es .e1 error
de los que afirman que Mach se acerca a Marx.
(XVlII) Es así como se explican las reservas que formula Feuer-
hach, siempre que habla del materialismo. Dice. por ejemplo: "Más ac6
de este punto estoy completamente de acuerdo con los materialistas; máa
allá, me separo de ellos". (Aforismos póstumos). L o que Feuerbach que-
ría decir queda explicado de manera precisa en las siguientes palabam:
"Yo también reconozco la idea, pero solamente en el dominio de la hu-
manidad, de la política, de la moral, de la filosofla" (Grün, t. 11, p5g.
307). ¿Pero de dónde viene la idea de la política y de la moral? T a l
cuestión n o queda resuelta por el solo hecho de que "ieconozcarnoe" 11
idea.
(XIX) Desde luego, scgiin Feuerbach, igualmente el "ser huma-
no" está formado por la historia. Así dice: "Yo pienao solamente como
un aujeto educado por la historia, generalizado, unido al todo, a la es-
pecie. al espíritu de la historia universal Mis pensamientos n o tienen 6 U
priricipio y su fundamento ditectamente en mi subjetividad particular,
sino que aon a s resultados, su principio y su fundamento son loa de la
historia universal" (K. Grün, t. 11, página 309). De este p o d o encon-
tramos ya en Feuerbach los gérmenq de la concepción materialista & la
historia. Pero en-este y u ~ i t oFeuerbach no va más allá que Hegel (vef
numtro articulo "En ousíón del 609 aniversario de la muerte & Hegel",
en 1a recopilacih titulada Veinte aiim (Obnr, t. VIII). Ei aun min
r e t r ~ s r d o que 41. Como Hcgcl, 61 subraya la importancia de lo quc el
p a n f i l h f o idealista alemán llamaba la "baso geográfica de la historia
universal". E>ice así: "El camino que sigue la historia de la Humanidad
1s está evidentemente prescrito, ya que el hombre sigue el camino de la
Naturakza, como se ve al seguir el curso de las aguas. Los hombres
tratan de i r hacia donde encuentra11 mejor sitio. Se detienen en un lo-
gar y sufren la influencia de óste. La esencia de la India es la esencia del
indio. L o que 61 es, lo que, él ha devenido, no es sino el p r o d u d o del
ml, del agua, del aire, de las plantas y animales indios. ¿Cómo habría
podido, pues, el hombre dejar de surgir primitivamente & la Natural<-
r a ? Los h o m b r a que se adaptan a todo ghnero de naturaleza han salido
de (sta, pues ella n o tolera ningún extremo". (Aforiemw p&tumoa~ K.
G N ~ .t. 1, pdg. 3 3 0 ) .
(XX) Ver la Miseria de la filosofía, primera parte, primera y
segunda notas. Hay que observar, sin embargo, que Feuerbach habia cri-
ticado también la dialkctica hegeliana desde un p u n t o de vista materia-
lista. " ~ Q n 6 puede decirse-se preguntaba-de una dialkctica que eatí en
conttadiccióp con el origen de la evolución de la Naturaleza? (Cuál ea,
p u e ~ ,su "necesidad"? ¿Cuál la "objetividad" de una psicología, de una
filosofía que hace abstracción de la única objetividad categórica e impe-
. rativa, fundamental y sólida, la objetividad de la naturaleza física, y que
va hasta situar la verdad absoluta, la perfección del esp'ritu, el 'fin de
loa fines de la filosofía en el alejamiento completo de la naturaleza física,
en la subjetividad absoluta y n o limitada por ningún "no yo" de Fich-
te, por ninguna "cosa en sí" de ICant". (K. Gnün, 1, pág. 399).
(XXI) "A pesar de su gradualidad, el paso de una forma de mo-
vimicnto a otra resulta siempre un salto, un cambio decisivo. Tal, p o r
ejeniplo, al paso de la mecánica de los cuerpos celestes a la de las masas
mis pequeñas sobre un solo astro y el paso de la mecánica de las masas
a Ir de las inoléculas, la cual comprende los movimientos q u e estudia-
mos en la física: calor, luz, electricidad, magnetismo. Asimismo, el paso
de la física de las moléculas a la de los átomos-a la química-se pro-
duce igualmente p o r nwdio de un salto decisivo, y es más cierto todavía
en l o que se refiere al paso de la acción química ordinaria, a la acción
química de la albúmina, que llamamos la vida. N o es sino después, en la
esferr limitada a la vida, que los saltos se hacen cada vez m6s raros y
m w o s perceptibles". (Engels, Anti-Dühning) .
(XXII) Piejanbv atribuye una importancia exagerada a los t n b a -
jas de De Vries. Es interesante conocer la opinión que sobre estos t t a -
bajos tiene uno de los más grandes botánicos del siglo XIX, el profc-
sor Timeriazev, darwinista consecuente, que sitúa los trabajos & De
Vnes en el número de tentativas destinadas a rebajar el valor del darwi-
nismo.
"Una de las afirmaciones de De -Vries llama la atención: 61 pr+
tende haber llegado a descubrir el verdadero proceso de formación de lag
cspcies nuevas. Según hl, dicho proceso n o consistiría m una transfor-
thación gradual que se verifica en circunstancias determinadas, sino que
procedería por saltos. a consecuencia de una causa interna deaonocid~.
Pem De Vtíes se da cuenta perfecta di: que es i m p i b l e u r p l i u r por m-
mejantea .raltos I u adaptaciones de los organimios, y qnc 6610 el darwi-
uimo explica esta paíticularidad fundamental de aquélloa. Formula su
posición frente a1 darwinismo de la maneta siguiente: "La d e c d ó n na-
tural no &termina el otligm & las especies, sino la ümrucción & ha
qua no se han adaptado". Esta distincibn entre las dos teoría8 no es muy
grande. Porquc. bajo esta forma, gira alrededor de un juego de pala-
b n s , puesto que el término "especie" está tomado en dos sentidos total-
mente diferentes. Cuando Daiwin publicaba au libro Del Origen de la
hpries, tenía en cuenta las especies "buenas", generalmente adrpta-
das en el sentido que les daba Linneo. Es despues de la aparición de este
libro que el botánico frances Jordán señala la presencia, en los limites
de las especies generalmente adoptadas. de grupos más pequeños, provir-
tos dc esta misma estabilidad. que estaba considerada como la marca dis-
tintiva de la especic. Es por esto que se llama a éstas "especies de Jordin"
y "jordanismo" a la tendeocia a reemplazar los antiguos grupos de es-
y ~ ~ i epor
s una clasificacibn cn grupos más pequeños. Son estas nuevas
especies, desconocidas en la época en que Danvin publicó su libro. en t s
que De V n e fundamenta su fbrmula. Hay que anotar que este hecho n o
había escapado a la atención de Danvin, quien señalaba la existencia ei-
multínea de variedades que visiblemente no desaparecían a consecuencia
de1 cruzamiento y compartían esta estabilidad con las especies. Mejor
dicho, él conocía la existencia de lo que Jordán llama las "especies me-
nores". y que en sa tiempo s: consideraban como variedades. Así. pues.
la variedades de Darwin (y ,de todos sus contemporáneos) son Ilamadrc
por De Vries especies, y ello en cl sentido que les daba Jordín. En rr-
bumen. la selección no da nacimiento a n u e v a especies, sino que supri-
me las eqecies que ya existen. peto que no re encuentran adaptadas. Sea
lo que fuere. De Vries, lo mismo que Danvin, no encuentra otra expli-
cacibn de la transformación de las especies que la selección. No p&de de-
jar de tener en cuenta este principio, puesto que él explica la diferencia
entrc la &simple variabilidad y adaptación. N o puede decirse lo mismo de
ICorjinsky. De darwinista fanático, se transformó de repente en anti-
darwinista declarado, pretendiendo haber imaginado una teoría qne eli-
minaba el darwinismo, cuando, cn realidad, no hacia sino ampliar (en
la proporción de los matcriales reunidos durante cuarenta años) la lista
de ejemplos de cambios súbitos y considerables que Darqin había acumu-
lado abundantemente en sus dos libros. Korjinsky .no ha comprendido
nunca la diferencia que existe entre el simple cambio y la adaptación, os
deíii. aquello que es fundamental en el danvinismo. Es necesario tener
en cuenta que la tentativa de De V r i e , Korjinsky y otios no cambiaba
n i afiadia nada a las conccpciones fundamentales de Darwin, ni siquien
cn lo que se refiere a la cuestión parcial de la variabilidad. Danvin admi-
tía también el cambio brusco por saltos y el eirnl#i gradual, y m&
cbliga en la actualidad a conceder a1 primero iin valor,ex:esivo, cuando
no predominante". (K. Tiniinarev: Los tratad- fundamentales del d a -
arrollo dr la biología en el siglo XIX, Moscú, 1908, pjgs. 94-96).
A eutc propósito, es probable que Plejanov haya citado a Armando
Gnuiier en lugar de Alejandro Jordán, pues los mlritos de aquC1, quími-
co eminente, sc refieren a un dominio totalmente distinto. E s a 61 a quien
hay que atribuir 10s trabajos que demuestran la unidad de Ir materia or-
gánica s inorginica.
El, hecho de que "las bases de la teoría de Korjinsky y de De Vries
ban sido fondamentadas aobre ternno poco sólido", ba sido reconoci-
do por el profesor L. S. Berg. uno de los m66 modernos partidarios de
la teoría de la evoluci6n de las especies "por saltos". (Tewír & Ir w o -
lución, Petrogrado, 1 9 2 2 ) . En su voluminosa obra, titulada Monogene-
o evolnción conforme a 1a.s leyes naturales (Petrogrado, 1 9 2 2 ) , con-
t1n6a ignorando las refutaciones & Timiriazcv, y, al querer probar que
la evoluci6n procede "por saltos, paroxismos, cambios", olvida hs re-
futacionea hecha por Darwin y su doctrina, L o mismo que en K o r j i n h k ~
y Danilevsky, se descubre en el profesor Berg la intención de reintm-
ducir en la ciencia el principio de la "finalidad interna de lo que vive",
a titulo de la evoluci6n "regular".
. Plejanov habría podido refetirse cn la actuaiidad a la teoría 6 los
"~luanu" de Planck. que introducz también los "saltos" en el mnndo
de los procesos electromagnbticos. El "quanta"s1emento de energía-.
es una diferencia cualitativa. resultado de diferencias cuantitativas. Del
mismo modo q u e e h a y npcasidad de cierta acumulación de diner-trans-
formación cnantitativa-para obtener el mínimum del "quanta" nece-
sario para la transformación de cste dinero en capital, así también, sc-
gún esta misma teoría, la energta e'hctrica debe acurnularse-transfo~
mación cnantitativa-hasta que se obtenga el "quanta", que es una
cantidad de energía que produce un efecto determinado. Es fhcil in-
tegrar con esta teoria la de la r\rolución por saltos, y Planck mismo
lo atestigua así. Este critica la tesis de la "inamovilidad de los procems
dinkmicos", qne cra en otra época la premisa incontestable de todas las
teorías físicas y que encontraba sn expresión, de acuerdo con Aristótcles,
en la fórmula Narnra non facit saltus.
"La investigación cientifica contcmporánea ha hccho una brecha
considerable en la antigua y venerada fortaleza de la ciencia física. La
tesis en cuestión es batida en toda regla por los principios de lo termo-
'dinbniica, y, si las apariencias n o engañan, sns dlas se encuentran con-
tados. La naturaleza da saltos visiblemente, y hasta de un género b u -
tante extraño .... E n todo caso, la teoría de los "quanta" nos lleva a la
conclnsión de que en la Naturaleza se producen cambios que n o c cum-
plen gradualmente, sino en forma de explosión". (M. Planck, Physika-
lischc Rundblicke. 1922, páginas 72-75).
La dialéctica de Marx realizaba desde el principio la dntesis de la
evolución gradual y de la teoría de las iatdstrofes. de los aaltos. Seg6n
ella, estas catístrofes representan iin momento indispensable en e1 proce-
so dialictíco. Es esta la única diferencia c i i t n la diallctlca y la n o -
lución.
G d a progreso en el conocimiento de la N~turaieza trse conaigo
nuevas prncbaa del hecho de que todo esti en movimiento, de que todo
cvolucioia. Los hltimos progresos de la física 7 dr Ir quimlci han dt-
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mostrado que el movimiento. la vida, se realizan en el mundo de lm
elementos químicos "inertes", el cual evoluciona. ae transforma lo miamo
que al de los organismos. T o d o vive y 813 mueve, todo ati ea nn proa
ceso de transformacióii cttrna, dialéctica. (D. R.) Comparar I i Dialúti-
ca de la Naturaleza dk Fr. Engek (Archivos de M a i t y Engcle. t. 11).
(XXIII) Napoleón 1 dijo: "La n_aturaleza de las armas decide &
1í composición de los ejércitos, de los sitios de campaña, de laa marcha,
poticiontr. órdenes de batalla. trazado y perfilca de las plazas fuertm,
lo que establece una oposición constante entre el sistema de las g u e m
de los antiguos y la de los hombres modernos". ( P m i s de G u m de
C h t , Parú, 1836, p5p;s. 8 7 - 8 8 ) .
(XXIV) De los trabajos de Ftiednch ~ a t i e l (1844-1904) ha
sido traducido al ruso, por D. K o r o p t c b d y y editado por la II-
b r e r i ~ Prosvechtchenie, 1900, la Etnografía. La obra más importante
que ha aparecido después del libro de Plejanov es la Gdograpbie bumaine,
dcl geógrafo francds Brunhes, 1910. E n ruso existe igualmente un Com-
pendio & la evolu¿ón Be las ideas antropo-geogrAficas (1908). p o r L.
Sinitsky, en el que este tema es objeto de un estudio circunstanciado. En-
tre 108 geógrafos alemanes que han estudiado la influencia de1 medio geo-
gráfico sobre el hombre e inversamente, el m i s notable es Gettner. A 41 S@
debe también una exposición detallada de las Condiciones geográficas de
la economía humana. en su o t r a de recapitulación titulada: GNndrise dti
Socialokonomik (Fundamentos de la economia social), 1914. El carna-
rada Bujarin se apoya en Gettner cuando trata en su libro Tcoría del ma-
eerialumo histórico, párrafo 30, de la "Naturaleza en tanto que medio
para la sociedad", pág. 116-1 1 7 (D. R.).
(XXV) Es característico que ya en SU obra sobre la teoría eco-
nómica eobn Rodbertus, Plejanov se detenga en el estudio del papel de la
conquista. Segiin él, Rodbertus no ha sobrepasado todavía aquella filo-
aofia de la Historia que a principios del siglo XIX se esforzaba, en la
persona de Agustín Thierry, por explicar el curso de la Historia ingle-
sa por el hecho de que "existe sobre todo una conquista", de que "todo
ello data de una conquista". Plejanov formula de este modo su refuta-
ción fundamental: "Se puede ya, por los escritos de T h i e r y , darse cucn.
ta de la inconsecuencia e inconsistencia de semejante concepción. Si aun
tonserva cierto aspecto de probabilidad en cuanto ae refiera a la "eutitica"
de un rdgimen social, la teoría de la violencia se revela. en cambio, inca-
paz de explicar las etapas que dicho régimen atraviesa en su evolución,
de descubrir las causas que transforman las relaciones de las f u e m a so-
ciales". (Obras, t. 1, pigs. 39-40). (D. R.).
(XXVI) Mil1 decía ya, repitiendo las palabras de "uno de los
más grandes pensadores de nuestra época: "De todos los modos vulgar-
¿e sustraerse al estudio de !a acción ejercida sobre el epiritu humano por
laa influencias miales y morales, el mayor es dquel que consiste en atri-
buir laa diferencias de altitud y de caricter a diferencias naturalea iana-
W". (Prindipb of political Economy, t. 1, página 390).
(XXVII) Por lo que ce refiere a la influencia de la economía
sobre laa relaciones socialcs y en particular sobre tl derecha. e3 nccaarie
mencionar las obras de N. 1. Sieber. que han conservado todavía todo
sa palor. E n primar lugar, cabe soñalor aos Ensayas sobre la cultura sra-
aómia primitiva, 1883. reeditados en 1899, y sus articules minidos
bajo r1 título El Derecho y fa economía, en el segundo tomo & mis obras
{San Potersburgo, 1900). (D. R.).
(XXVIII) Ludwig Noird (1 829-1 889). filósofo alemin can
completamente derconocido de los hidtoriadores de la filosofia proferional.
defendió en una de aus primerns o b r a (Der moniítische Gcdankc, 1875)
un monismo próximo al spinozismo. S u punto de partida e6 la unidad
de la materia y el espíritu. Ee autor de doa obran: la una. citada p a r
Plcjanov, sobre los Odgenrs d d lenguaje (1874) ; la otra, que n o ofre-
a el menor intcris, titnlada El instrumento y su impomanuia pía el
b m l b ¿t la Hainanidad (Das Wrrkzeng ond ~ i n Dedeutung e f6r dic
Gcrchichte &r Menschheit (D. R.).
(XXIX) N o s permitimoa aeñalar nuestro articulo, aparecido rn la
nviata Sovnmionny Mir ("L2s pretendidas corrientes religiosas en Ru-
ma"). 1908. setiembre y noviembre (Obras, t. XVII). En a t e articulo
hemos examinado igualmente la importancia de la ttcnita para la evolu.
cí6n de l i s idear religiosas
(XXX) Una nueva tentativa de exponer la evoluci6n de la civi-
lización humana desde el punto de vista materialista es la que representa
la obra inconclusa del sociólogo alemán M. Muller-liere: Ennrricbklungss-
mfea d$r Menrqscheic (Erapis de la evolucióri do la, Humanidad), 1 9 0 8 -
1914).
Plejanov ha consagrado al arte, considerado desde el punto de vista
de la concepci6n materialista de la Historia, un articulo especial con el
título "El Arte", reproducido en la recopilaci6n Veinte aiíw, pbgs. 334-
354 ( o b r a , t. XIV).
E n estos dltimos ~1606, la cuestión del origen del arte ha sido es-
tudiada desde un punto de vlsta marxista por Hausenstein: Die Kunit
und dic Gcdellschaft (El arte y la sodedad), Munich. 1916, y p o r
Ln Merten. W w n und die Venndemng der Künate (La rsmdia y las
nan~fozmacionesbe1 arte), 1920. Comparar Bourjarin. Teoría del ma-
n r i d s m o histórico, pbgs. 215-233 (D. R.).
(XXXI) Como se sabe, en el otoño de 1 9 0 5 algunos matxiataa
no eran de esta opini6n. Consideraban posible en Rusia la revolucibn
socialirta. como si laa fuerzas prodiictoras de este paín~hubieran estado
ya lo auficientem~nte desarrolladas para tal revoluci6n.
(XXXII) Engels dice, en su obra sobre el origen de la familia.
que loa pueblos puramente :azadorea n o existen sino en la imaginación
de los mbioa. Las tribus de cazadores se entregan igualmente a la nco-
lección de frutos y plantas. Pero, como lo hemos visto, la caza ejerce
una influrncu considerable sobre la evolución de las ideas y gustos de es.
ta9 razaa.
(XXXIII) Estas ideas han sido desarrollad3s por Plejanov con
mis detalles en su articulo "La literatuza dramática y la p i n t u n f n n -
ctsae en el siglo XVII. consideradas dende el punto de vista de 1& So-
ciología" (reproducido en la recopilación Vbinu niloa). (Obnr. t.
XIV).
"Decir que el arte-lo mismo que la literatura-es un reflejo de 11
vida, es expresar un penanmiento que. n o obstante la verdad que encierra.
a,sin cmbirgo, muy vago. Para comprrnder 6 qu¿ m a n q el i r t e n-
tieja la vida, cs necesario comprender Ir mcciaica de h t a . Pero es cler-
t o que en los pueblos civilizados, la locbi de clasu ea o n o de los m i s
irnyortantcs rtaortes de esta mrcinica. Y n o e s sino dcpnís de hibet exa-
mimado este resorte. de haber tomado cn consideracibn la lucha de clases y
estudiado las peripecias en todas sus mbltiples variedades que citaremos
en aptitud de explicarnos d: una manera c n tanto satisfactoria Ir historia
"tspiritual" de la sociedad civilizada. La marclia de laa "ideas" de esta
sociedad refleja la historia de la3 clases dc que ac compone y los combate6
que estas clasts libran entrz si. (Veinte a6os, plgs. 323-324) (Obrar, t.
XIV). .
E n cuanto se refiere a las causas que determimu el Cxlto dc l a pin-
tura de David, ver en el mismo tomo. pigs. 3 17-3 19.
M'. Hausenstein, historiador alem6n de arte, ha ' consagrado, varias
cbraa a este mismo tema. I