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La formación de un hombre de Dios

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa


de la vida que es en Cristo Jesús,  a Timoteo, amado hijo: Gracia,
misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy
gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia,
de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;
deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;
trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó
primero en tu abuela Loida, y en tu madre(B) Eunice, y estoy seguro que
en ti también. 2ª Timoteo 1:1-5

1. Ejemplo de formación de un sustituto: Pablo formando a


Timoteo

Durante el período de ministerio de  Pablo después de su primera prisión


romana, Pablo dejó a Timoteo en Éfeso cuando viajó a Macedonia. El
apóstol lo nombró como su representante para mantener el orden y la
sana doctrina. Cuando escribió la primera carta a Timoteo, es evidente
que habían entrado a esa iglesia las enseñanzas legalistas de los
judaizantes y otros errores doctrinales.

Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para


que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, 1ª Timoteo
1:3

Timoteo necesitaba enseñar a la iglesia a escoger ancianos y diáconos que


tuvieran las cualidades espirituales que se requerían y también debía
conocer la forma en que él debía apoyarlos material y moralmente. La
iglesia necesitaba corregir algunos problemas en sus cultos generales y
equilibrar la ayuda social para las viudas.

Al leer 1 Timoteo, notamos que el reto para Timoteo era grande. El tenía
que cuidar mucho su propia vida espiritual y dedicarse a la enseñanza de
la congregación. Al estudiar 2 Timoteo, vemos que la situación en la
iglesia de Éfeso todavía estaba muy difícil. Posiblemente algunos de los
problemas prácticos se habían resuelto, pero existía todavía una fuerte
amenaza contra la enseñanza apostólica. Pablo se preocupaba por la
conservación de la buena doctrina.
También estaba preocupado por Timoteo, su falta de ánimo, de valor y de
perseverancia. Existía oposición al joven líder. El transmitir y defender la
verdad implicaba mucho trabajo y sufrimiento. Pablo reconocía que
Timoteo no tenía las características personales que podían ayudarle a
enfrentar con facilidad tales circunstancias.

En la carta, Pablo no acusa a Timoteo de haber fallado en sus deberes,


pero le insta a no avergonzarse del apóstol ni del evangelio, a fortalecerse
en el Señor y a no huir del trabajo y el sufrimiento. El autor le exhorta a
no enredarse en polémicas sobre cuestiones que no tenían importancia,
sino a dedicarse a enseñar la buena doctrina a los hombres fieles.

Timoteo debía predicar la Palabra de Dios y, con ella, reprender, exhortar


e instruir a los creyentes. Las Escrituras vienen de Dios y son capaces de
preparar a los cristianos para toda buena obra. Entonces se puede resumir
el tema del libro en palabras como estas: “A través del trabajo duro y a
pesar del sufrimiento, los creyentes han de conservar la sana doctrina y
transmitir fielmente la Palabra de Dios”.

Vivimos en una época peligrosa, cuando parece que los problemas no


tienen solución. Cada día, será más y más difícil que el creyente sea santo,
fiel y valiente en su testimonio. Los creyentes sufren y sufrirán por su fe.
Pocos se interesan por estudiar y transmitir la doctrina cristiana, aún
dentro de las iglesias. A menudo, los cristianos confían más en los medios
humanos que en la verdad y el poder de la Palabra de Dios. Nosotros
necesitamos hoy el mensaje de estas últimas palabras del apóstol Pablo.

1. Dios formaba a Timoteo

En este pasaje veremos algunas personas que Dios usó para formar la vida
de Timoteo. Sin embargo, primero queremos notar varias frases que
enseñan que Dios mismo es el que obra de manera quieta y persistente,
forjando al creyente y proveyéndole los elementos divinos y humanos
para su desarrollo espiritual.

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa


de la vida que es en Cristo Jesús 2ª Timoteo 1:1

Todo comienza con la iniciativa de Dios. Por la voluntad de Dios Pablo


había sido llamado a ser apóstol, misionero pionero del evangelio. Los
apóstoles recibieron la autoridad del Señor para iniciar las iglesias y
dirigirlas por medio de la enseñanza divina. Dios designó a Pablo para
esta labor cuando se convirtió en el camino a Damasco: “Pero levántate y
ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por
ministro y testigo de las cosas que has visto… librándote de tu pueblo, y de
los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz…”

Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a
ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de
aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los
gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios;
para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia
entre los santificados. Hechos 26:16–18

Pablo reconocía que Dios lo había preparado para ese momento de


conversión y llamamiento al ministerio a través de sus mayores . Sin duda
el apóstol se refiere a sus padres y antepasados judíos que le habían
encaminado hacia Dios y su Palabra.

Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia
conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y
día 2ª Timoteo 1:3

Algunos años después, en cumplimiento de su comisión divina, Pablo


conoció a Timoteo, probablemente en su primera visita a la ciudad de
Listra en Asia Menor y Dios lo usó para que conociera a Cristo. Así, Pablo
puede llamarlo su amado hijo, porque era su hijo espiritual en la fe de
Jesucristo. No sólo obró Dios en el llamamiento de Pablo y la salvación de
Timoteo, sino que también el Señor es la fuente de la gracia,
misericordia y paz que constantemente fortalecen la vida de su siervo.
Pablo reconocía que Dios era quien le hacía recordar a Timoteo en
sus oraciones noche y día.

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti
por la imposición de mis manos.2ª Timoteo 1:6

Además, Dios dio a Timoteo un don para el ministerio. Un don espiritual


es una capacidad o habilidad especial para edificar a los miembros del
cuerpo de Cristo. Puede ser el don de evangelismo, de enseñanza, de
pastorear, de mostrar misericordia, de ofrendar u otra de las capacidades
espirituales que Pablo menciona en Romanos 12, 1 Corintios 12 y Efesios
4. Dios ha dado a cada creyente por lo menos un don espiritual para que
le sirva eficazmente. Probablemente el Señor había dado a Timoteo el don
de la enseñanza

Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la


enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante
profecía con la imposición de las manos del presbiterio 1 Timoteo
4:13–14.

Entonces, este ministro tenía todo lo que necesitaba. Desde un país


lejano, Dios le había enviado a una persona que le entregara las buenas
nuevas de Jesucristo. El Altísimo lo había regenerado y hecho una nueva
criatura según la promesa de vida que es en Cristo Jesús. Pero además, el
Señor motivó a Pablo a cumplir la tarea de un padre espiritual orando por
Timoteo constantemente: “Doy gracias a Dios de que sin cesar me
acuerdo de ti en mis oraciones…” 2ª Ti 1:3. Veremos más tarde que
Pablo hizo mucho más por su discípulo. Los creyentes en Cristo debemos
repasar las distintas formas en que Dios ha obrado en nuestras vidas para
llevarnos a conocer a Cristo, para cultivar nuestro crecimiento espiritual y
para capacitarnos para servirlo.

¿Se ha fijado en las circunstancias, aun los sufrimientos, que él ha usado


para forjar su carácter? ¿Se ha dado cuenta de las personas claves que el
Soberano Señor colocó en su camino para enseñarle, guiarle y apoyarle?
Le recomiendo que se detenga para agradecerles a ellos y a Dios por todo
lo que él ha hecho a través de las circunstancias y las personas que lo han
rodeado.

1. Los creyentes formaban a Timoteo

Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo


llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre
griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en
Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le
circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque
todos sabían que su padre era griego. Hechos 16:1-3

Además de la obra divina, el ejemplo y obra de los hombres y mujeres de


Dios que nos rodean, influyen en nuestras vidas de creyentes. Las
primeras influencias espirituales en la vida de Timoteo fueron su abuela y
su madre. Posiblemente su padre era gentil, y por lo tanto, no era creyente
en Cristo, pero su madre era judía cristiana. Es posible que su abuela y su
madre llegaran a conocer a Cristo antes que Timoteo, pero de todos
modos ellas habían tenido fe en Jehová desde tiempo atrás. Ellas fueron
las que enseñaron a Timoteo las Sagradas Escrituras del Antiguo
Testamento desde su niñez  y le dieron ejemplo de su fe en Dios

Aprendemos aquí que los primeros judíos que recibieron a Cristo no eran
infieles a su fe judía, sino que cumplían el propósito de la fe antigua
aceptando al recién llegado Mesías, Jesús. También aprendemos el gran
valor de criar a los hijos en las enseñanzas de la Palabra de Dios. Este es el
caso de padres y abuelos que confían en Dios, no sólo para salvación, sino
también para enfrentar las necesidades y pruebas de la vida. La fe en la
familia de Timoteo no era fingida o “hipócrita”. Es decir, ellos no
representaban un papel para impresionar a los creyentes o a sus hijos y
familiares. Habían sido genuinamente regenerados, caminaban en
comunión con Dios y dependían totalmente de él.

Además de la influencia de la familia de Timoteo, en estos versículos se ve


la relación que existía entre Pablo y Timoteo y el impacto que el apóstol
hizo en el discípulo. Pablo amaba a Timoteo y pedía que Dios llenara sus
necesidades de gracia, misericordia y paz . El apóstol no lo olvidaba e
intercedía por él diariamente recordando sus buenas cualidades y su fe en
Dios . Todavía podía recordar las lágrimas de amor del joven cuando se
había separado. El apóstol anhelaba verlo porque Timoteo llenaba su
corazón de gozo.

En el segundo viaje misionero de Pablo y su segunda visita a Listra, el


apóstol reclutó a Timoteo de quien “daban buen testimonio… los
hermanos que estaban en Listra y en Iconio”. Fue su compañero de
trabajo, había laborado a su lado por más de 15 años y había estado con
Pablo en la mayor parte de su segundo y tercer viajes. Timoteo fue
enviado en misiones delicadas a Tesalónica y Corinto viajó con Pablo en
su última visita a Jerusalén y lo acompañó durante su primer
encarcelamiento en Roma

Y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador


nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros
respecto a vuestra fe1a Tesalonicenses 3:2
Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en
el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que
enseño en todas partes y en todas las iglesias.1 Corintios 4:17,

Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de


Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.
Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas. Hechos 20:4-5

A través de todo este tiempo, Dios estaba usando a Pablo para formar la
vida de Timoteo y prepararlo para su ministerio en Éfeso. Las dos cartas
que Pablo escribió a Timoteo muestran que este padre espiritual
continuaba pensando en su hijo y discípulo. Su deseo era que gozara del
favor de Dios en lo espiritual, emocional, ministerial y aun físicamente.

Los creyentes no estamos solos. Somos miembros del cuerpo de Cristo.


Los distintos miembros de ese cuerpo influyen en la vida de otros
creyentes. Reconozcamos y demos gracias por todo lo que Dios ha hecho
en nuestra vida a través de ellos. Recordemos la influencia de nuestros
padres y otros familiares que nos dieron un ejemplo digno de seguir y nos
compartieron la Palabra de Dios. Demos gracias al Señor por los maestros
y pastores que nos ayudaron. Recordemos al cristiano que nos mostró
amistad, nos dio buen testimonio o nos apoyó cuando pasamos por una
experiencia difícil.

¿Quién es la persona que ahora le está apoyando en su vida cristiana?


¿Necesita usted acercarse a alguien para pedir ayuda? ¿Quiénes son las
personas a quienes usted está amando, apoyando, animando, mostrando
amistad o discipulando? ¿Debe usted acercarse a alguien en estos días
para ayudarle? Así funciona el cuerpo de Cristo. Así crecen los creyentes,
así somos discipulados. Así somos fortalecidos en las aflicciones. ¿Así se
aman, se ayudan y edifican unos a otros los miembros de su igle

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