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1. DEFINICIÓN:
El término “aceptación” figura “acción y efecto de aceptar”. El diccionario de la
Real Academia
Española define el verbo “aceptar” como “recibir voluntariamente o sin oposición
lo que se da, ofrece o encarga. Aprobar, dar por bueno, acceder a algo.”
3. CARACTERES COMUNES
Son actos jurídicos: Porque son manifestaciones de voluntad, destinadas a
crear relaciones jurídicas, por tanto, le son aplicables las normas contenidas
en los artículos. 672º al 680º del Código Civil y aquellas que se refieren a los
actos jurídicos.
Son voluntarios. Porque no existe obligación de aceptar o de renunciar una
herencia o un legado; sin embargo, los acreedores pueden subrogarse en
los derechos de los sucesores, reclamando su crédito, si éstos no han
aceptado aún. Asimismo los acreedores, pueden exigir que se declare la
ineficiencia de la renuncia a la herencia o los legados, a efecto de cobrar su
crédito, de conformidad con el artículo 676 del Código Civil, modificado por
el Código Procesal Civil, que prescribe lo siguiente:
“Si la renuncia causa perjuicio a los acreedores del renunciante, estos
pueden impugnarla dentro de los tres meses de tener conocimiento de ella,
para que sea declarada sin efecto en la parte en que perjudica sus
derechos. La resolución que declare fundada la demanda dispondrá, según
la naturaleza de los bienes, su administración judicial o su venta en pública
subasta, para el pago de las deudas del renunciante. El remanente, si lo
hubiera, se trasmite a los herederos a quienes favorezca la renuncia.
La demanda de impugnación se tramita como proceso sumarísimo”
Son Totales: El artículo 667º del Código Civil, establece que tanto la
aceptación como la renuncia de la herencia, no pueden ser parciales,
condicionales ni a término; prohibiendo, consecuentemente, la aceptación
de una parte de la herencia, renunciando a la otra.
Son incondicionales: Cuando decimos que la aceptación o la renuncia son
incondicionales, queremos expresar que el heredero o legatario, no pueden
poner condiciones, así lo dispone el artículo 667º ante citado, que prohíbe
la aceptación y la renuncia condicional o a término.
Son irrevocables: Se puede renunciar a la herencia o a un legado hasta el
momento en que se produzca la aceptación.
Una vez aceptada, ya no se puede revocar. Asimismo, producida la
renuncia, ésta es irrevocable, de conformidad con la última parte del
artículo 667º del Código Civil, que prescribe lo siguiente:
“Ambas son irrevocables y sus efectos se retrotraen al momento de la
apertura de la sucesión”
Debe referirse a una herencia producida: Debe quedar claramente
establecido, que no es válida ni la aceptación ni la renuncia futura, así lo
dispone el artículo 678º del Código Civil, en virtud del cual no hay
aceptación ni renuncia de herencia futura. Lo contrario, sería consagrar la
sucesión contractual, que está prohibida en nuestro ordenamiento jurídico
y sancionado con la nulidad del acto, en el artículo 1405º del Código
acotado, que preceptúa: “Es nulo todo contrato sobre el derecho de
suceder en los bienes de una persona que no ha muerto o cuya muerte se
ignora”.
4. ¿QUIENES PUEDEN ACEPTAR O RENUNCIAR LA HERENCIA?
5. CAPACIDAD PARA ACEPTAR:
Toda persona que puede heredar puede aceptar la herencia, o sea, todos los que
tienen capacidad de goce.
Los incapaces lo hacen por intermedio de sus representantes legales.
El artículo 03º del Código Civil, expresa que toda persona tiene capacidad de goce
de los derechos civiles, salvo las excepciones establecidas por Ley. Carlos
Fernández Sessarego señala que el artículo 03º es lógica derivación del hecho de
reconocerse normativamente a la persona humana como “sujeto de derecho” –
bajo la especifica designación de “persona natural” – ya que tal calidad supone la
plena capacidad de goce de todos los derechos civiles que el ordenamiento jurídico
concede a la persona. El precepto consagra formalmente el que por el simple
hecho de ser persona se es capaz de gozar de derechos civiles, salvo las
excepciones expresamente establecida por la Ley.
Es por la capacidad de goce de los derechos civiles que toda persona puede optar
por aceptar la herencia, siempre y cuando no haya un impedimento de Ley, como
por el ejemplo la desheredación por indignidad. Esta capacidad de goce no es
limitativa en cuanto a los incapaces refiere, puesto que ellos pueden hacer
prevalecer sus derechos civiles a través de sus representantes, razón por la cual,
también son capaces de heredar a través de la representación.
6. CARACTERISTICAS DE LA ACEPTACION
Dentro de las características tenemos las siguientes:
1) Es voluntaria. Pues nadie esta ser obligado a aceptar una herencia que no
desea.
3) indivisible. No se puede aceptar solo una parte de una herencia, tiene que
aceptarse en su totalidad, esto es por su carácter de indivisibilidad.
En ese sentido, cuando el artículo en cita indica la frase “libre disposición de sus
bienes” refiere la intervención del llamado respecto a renunciar por su propio
interés a la herencia. Por ende, las personas capaces pueden renunciar
personalmente o por intermedio de sus apoderados; los incapaces necesariamente
a través de sus representantes, mediante autorización judicial, puesto que en ellos
no hay libre disposición de bienes inmediata, de conformidad con lo dispuesto en
los artículos 448, inciso 4; 532 Y 668, trátese de patria potestad, tutela o cúratela,
respectivamente.
Sin embargo, nuestro ordenamiento Civil nos permite obtener una aceptación
expresa del modo verbal, puesto que el artículo 144º del Código Civil expone que
cuando la ley acusa una forma y no sanciona con nulidad su inobservancia,
constituye solo un medio de prueba de la existencia del acto[5]. Esto debido a la
denominada Forma ad probationem del acto, que tiene como finalidad probar
únicamente la existencia del acto jurídico pero sin ser consustancial a el, siendo así
que el acto y el documento, cuando la forma es ad probationem, son dos entidades
jurídicas distintas, separables, y que el acto puede existir independientemente del
documento, pues si el documento se deteriora y se pierde la prueba de la
existencia del acto puede hacerse utilizando cualquier otro medio probatorio.
De otro lado, cabe mencionar que la forma ad solemnitatem, también tiene por
única finalidad el comprobar la existencia del acto, sin embargo, a diferencia de la
forma ad probationem, esta si es consustancial al acto, por lo que ambos forman
una sola entidad jurídica, inseparable, pues el acto no puede existir sin el
documento y si este se deteriora y se pierde, el acto jurídico se extingue y no
puede ser probada su existencia por otro medio probatorio. La prueba exclusiva de
la existencia del acto jurídico está determinada únicamente por el documento
prescrito por la ley como arma ad solemnitatem.
Es así que, al no ser sancionable la inobservancia de la forma escrita para la
aceptación de la herencia, nos encontramos frente a un caso de forma ad
probationem del acto, por lo que la ausencia de la formalidad escrita para la
aceptación no constituye materia de nulidad, pudiendo ser comprobado mediante
cualquier otro medio, razón por la cual también puede darse la aceptación expresa
verbal.
La aceptación legal o presunta es aquella que se genera por el silencio del
causahabiente, no aceptando la herencia explícitamente, ni comportándose como
heredero, por lo que no incurre en aceptación expresa ni tacita, únicamente debe
dejar transcurrir el plazo al que se refiere el artículo antes descrito para que sea
considerado conjeturablemente como heredero. Se entiende que el plazo se
computa desde la apertura de la sucesión, o sea al momento del fallecimiento del
causante, aunque el Código no lo indica.
Por la aceptación legal o presunta, nos encontramos ante el caso del silencio como
manifestación de la voluntad cuando la Ley le atribuye ese significado, tal como lo
señala el artículo 142º del Código Civil: “El silencio importa manifestación de
voluntad cuando la ley o el convenio le atribuyen ese significado”.
Este tipo de aceptación obligatoria proviene de la Responsabilidad ultra vires
hereditatis, estipulada en el artículo 662º del Código Civil, el cual nos indica que el
heredero pierde el beneficio que otorga el artículo 661º sobre la responsabilidad
intra vires hereditatis (responder de las deudas y cargas de la herencia solo hasta
donde alcancen los bienes de esta) cuando el heredero oculta dolosamente bienes
hereditarios, simula deudas o dispone de los bienes dejados por el causante en
perjuicio de los derechos de los acreedores de la sucesión. Efectivamente, al
perder los beneficios que otorga el artículo 661º por las circunstancias indicadas en
el 662º, es de obviedad que toma el carácter de heredero, puesto que para poder
responder por las deudas y cargas de la herencia por la falta cometida, este deba
ejercer la función de beneficiario hereditario.
El legislador faculta a los acreedores de los herederos para que reclamen la parte
de sus créditos cuando los herederos renuncien a la herencia. Por tanto, si un
llamado tiene una deuda con un banco, y esta renuncia a una herencia mediante la
cual puede cubrir el adeudo, el banco, como acreedor del renunciante, puede
impugnar la renuncia a fin que sea aceptada y se proceda a la cancelación de la
obligación.
12. FORMALIDAD DE LA RENUNCIA
C.C. Artículo 675º. La renuncia debe ser hecha en escritura pública o en acta
otorgada ante el juez al que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción de
nulidad. El acta será obligatoriamente protocolizada.”
Estas dos clases de nulidades antes descritas, por ausencia de formalidad prescrita
por Ley y por nulidad expresa, se presentan para el caso de la renuncia a la
herencia, puesto que en el artículo 675º, prescribe la forma solemne en la que
deba realizarse este acto bajo sanción de nulidad, evidenciando la forma ad
solemnitatem que debe cumplir el acto jurídico, y al mismo tiempo, irrogando una
nulidad expresa, puesto que la propia norma lo indica en la frase “bajo sanción de
nulidad”.