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Los Imperativos Del Exilio PDF
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RESUMEN. Pocas trayectorias vitales e ABSTRACT. Few vital and intellectual tra-
intelectuales han estado tan ligadas a la jectories have beenso bound to the ex-
experiencia del exilio como la de María perience of the exile like that of María
Zambrano (1904-2004). Lejos de agotarse Zambrano (1904-2004). Far from being
en una mera circunstancia biográfica, fue drained in a simple biographicalcircums-
esta experiencia el abono constante de tance, it was this experience the constant
toda una reflexión desde y sobre el mar" nourishment of an entire reflection from
gen, en respuesta a la crisis de la subjetivi- and on the margin, in answer to the crisis
dad occidental. La memoria, entendida of the western subjectivity. The memory,
como un rescate interpelador de sus ros- understood as an interpolating rescue of
tros perdidos, velados bajo la violencia their lost faces, veiled under the overpo-
avasalladora de la historia europea, y a wering violence of the European history,
contrapelo siempre de toda comprensión and against the grain always of all objecti-
lineal, objetiva o discursiva del pasado, ve or discursive understanding of the past,
desempeña un papel singularmente rele- plays a part singly inside this reflection. It
vante dentro de esta reflexión. Es por ello is for it that centennials as that of María
que centenarios como el de María Zam- Zambrano invites, not already to remem"
brano invitan, no ya a rememorar una de ber one of the most important philosophi-
las obras filosóficas más importantes del cal works in the Spanish exile of 1939, but
exilio español del 39, sino también a revi- also to revise the same sense of the anni-
sar el sentido de las efemérides. A descu- versaries. To discover, under the objecti-
brir, bajo la objetividad de las mismas, vity of the same ones, something more
algo más que historia. than history.
Una singular lucidez propia del cono- una elucidación de lo divino abocada a la
cimiento consumado, una cierta visión de disolución secular, dejando así al descu-
atardecer que en algo recuerda a la tópica bierto los abismos de lo sagrado en su
imagen hegeliana del búho de Minerva, expresión más bruta. Proyecta la existen-
cuyo vuelo recoge las contradicciones de cia humana en una historia de libertad
la lucha diurna transformándolas en espí- sometida, al mismo tiempo, a una inercia
ritu, pareciera entreabrirse en la retrospec- sacrificial imparable. Tal es, para Zam-
tiva zambraniana del exilio. Pero sólo brano, el signo bajo el que ha transcurrido
aparentemente, pues señala en realidad el humanismo occidental desde Platón
este exilio un saber «auroral» propio de la hasta Nietzsche, cuyo nihilismo desen-
madrugada más que del atardecer, que mascarador anuncia la recaída en lo más
sigue el rastro de lo aún no nacido o naci- hermético y opaco de la realidad y con
do sólo a medias, del constante renacer ello, no ya la crisis, sino el mismo suici"
desde una finitud siempre irresuelta -ras- dio de Occidente.
go fundamental del hombre mismo, según Toda la obra de Zambrano es una res-
la antropología zambraniana-. En defini- puesta a esta «noche obscura de lo hu-
tiva, de las entrañas no esclarecidas y de mana» --dirá en La agonía de Europa
las esperanzas enredadas en las ruinas de (1945) 7_, más allá de toda resignación
la historia, frente al reduccionismo identi- cínica o posmoderna. Aquella vocación de
ficante inscrito en toda pretendida recon- descentramiento incipiente en los escritos
ciliación entre razón y realidad. No en de juventud encontrará, al unísono con el
vano evocaba Zambrano el exilio en tér- largo exilio que se inicia en 1939, ricos
minos de una sensación «ininteligible, cauces para su desarrollo. Desde «San
pero que es», o -añade en el mismo tex- Juan de la Cruz: de la noche oscura a la
to- «como de quien ha sido despelleja- más clara mística» (1939) hasta «Notas de
do, como San Bartolomé»: apunta la filó- un método» (1988), pasando por El hom-
sofa hacia un saber del despellejamiento, bre y lo divino (1955) y Persona y demo-
por así decirlo, que comprenda y asimile cracia (1956) -obras gemelas, y radian-
toda aquella realidad ilegible bajo la mira- tes dentro de la trayectoria zambraniana-
da reductora y excluyente del sujeto occi- se irá perfilando toda una crítica de la
dental. Fruto de una salida precipitada del razón occidental y un abismamiento con-
mundo trágico, se ve la razón filosófica secuente en sus márgenes, en busca de su
abocada, desde sus mismos orígenes --des- alma y su rostro, sus ínferos y sus som-
de sus primeras expresiones sistemáticas bras; de esas mismas «formas íntimas de
al menos, y salvando siempre ciertas in- la vida» o categorías zambranianas del ser
tuiciones presocráticas 6_, a una ambi" --el tiempo, el amor, el rencor, la piedad,
güedad radical, pues lleva dentro de sí la nada, la muerte, la carne, los bienaven-
indicios de esa misma violencia arcaica turados 8_, largamente anegadas bajo la
de la que está llamada a librarse, preser" noción falsificadora de experiencia que ha
vándola y reproduciéndola una y otra vez imperado en Occidente.
de manera velada. Supone así claridad y No se limita, por tanto, Zambrano a
ceguera, despliegue de toda una mirada perfilar una mera reforma de la razón, sino
que, sin embargo, ha dejado de ver las que apunta más bien hacia todo un saber
cosas. Ordena y legisla la realidad, pero a de salvación capaz de condescender ante
costa de sojuzgarla mediante la pregunta las penumbras de la realidad, de rescatar
por el ser, de reducirla a un núcleo esen- aquello que el sujeto occidental abandonó
cial y unitario que ahoga la experiencia a las puertas de la caverna en su prematura
vital. Media con la naturaleza a través de salida de la misma y de atemperar, en fin,
toria, a duras penas podrían sus exilios la que el exiliado se adentra una y otra vez
medirse en las categorías orteguianas. Para para rescatar ~<lo rescatable, 10 irrenuncia-
Zambrano, el paso por las armas de la legi- ble» 16: el sueño sumergido, fracasado o
timidad republicana y la subsiguiente dic- «mal soñado» de toda una época, toda una
tadura, o el no intervencionismo de inte- tradición y hasta de la historia misma, con-
lectuales de adentro y gobernantes de densado en un instante de suspensión, en
afuera, no sólo son circunstancias insopor- un «pasado que se ha quedado quieto» y
tables que hacen inevitable el exilio e «que eS pura presencia» 17. En un tiempo,
imposibilitan el regreso; son, además, pre- por así decirlo, desubicado, «utópico» en
cisamente eso y «nada más~~ que eso: «cir- un sentido nada moderno ni convencional,
cunstancias», o lo que es igual en términos aunque sí muy literal del término. No
zambranianos, máscaras, superficies de la como oclusión racionalista de la historia,
historia deificada de Occidente cuya vio- resultante de una proyección exasperada
lencia, largamente incubada en el meollo de la esperanza, sino de más bien todo 10
de la subjetividad moderna, insta igual- contrario, como transparencia de 10 que no
mente al exilio, a la salvación en el mar- tiene tópos: ~<la ciudad no habitada, la his-
gen. Exilio es entonces algo más que una toriaque desde el principio quedó borra-
circunstancia. O es, cuando menos, confín da», que el exiliado «vislumbra» 18 y,
de la misma y trascendencia de su límite. sobre todo, trasluce, pues es, antes que
y en todo caso, desmarque de su restric- cualquier otra cosa, una figura de la
ción filosófica: si Ortega eludió .el exilio mediación. Su ser consiste así entranspa-
apelando a las circunstancias, María Zam- rentar. Es por sí mismo ~~una especie de
brano lo abrazó apelando a la realidad que revelación». Sin casa ni patria, anda
se vela tras ellas. El modo pleno de verlas «librado a la visión proponiendo el ver
-dirá en este sentido en Los bienaventu- para verse». Es presencia escandalosa,
rados- «sería el verlas del otro lado, el objeto de visión antes que sujeto de la mis-
darlas la vuelta invirtiendo así la situación ma. O es el sujeto de un tiempo que, por
entre ellas y el sujeto, que en vez de estar su condición desnuda e irreductible, es
por ellas cercado las rodearía él». Median- «dios sin máscara» y, más aún, «Dios de la
te este «movimiento de circunambula- visión» 19. Entre el ver y el ser visto, deja
ción», el sujeto vencería la resistencia que el exiliado al descubierto esa historia siem-
levanta su propia afirmación en términos pre borrada que es la utopía de una «histo-
de «Razón Vital», es decir, «como el ria ética», misma que asoma en la tercera y
punto de partida dado radicalmente en la última parte de Persona y democracia. Ha
realidad que es su vida», pues antes de arrancado un poco de verdad a los ínferos
afirmarse como tal, «trata con la realidad de la pólis y es por ello -dirá Zambrano a
sintiéndola y sintiéndose despojarse de su propósito de Antígona- «revelación de
afirmación [...]». Las circunstancias dejan «la Nueva Ley» 20, «vida y visión en el
entonces de mostrarse como un cerco, speculum justitiae» 21. Su ser, en realidad,
pues desde más allá de ellas «se llama al no consiste sólo en transparentar, sino
que busca el conocimiento, que es simple" también en donar. Si se ha quedado al bor-
mente el que no abandona, el que no sus- de de la historia, «en un indecible olvido»,
pende el sentir originario, el que no desoye no ha sido «para que lo salven a él [...],
ni desatiende la presencia no objetiva de sino para que quien lo recoja en el
algo, de un centro que a sí mismo y a su momento en que deba ser, reciba algo que
contorno trasciende» 15. sólo él tiene»: una «palabra diáfana» como
Ese centro descentrador es el imán de «prenda que un día dará, que se despren-
todo exilio, entraña misma de la historia en derá de él sin violencia, de la misma
NOTAS
5 «El saber de experiencia (notas inconexas)>>, 10 Persona y democracia, Madrid, Siruela, 1996,
Diario 16, núm. 23 (sup. «Culturas»), Madrid, 15 de pp. 56 s.
septiembre de 1985, p. III; Maria Zambrano, Las 11 [bid., p. 88.
palabras del regreso, pp. 15 ss. 12 Cf. Cuadernos del Congreso por la Libertad de
6 Como la que recoge Empédocles bajo la máxima la Cultura, núm. 49, Paris, pp. 66 s.
«repartir e1lógos por las entrañas», muy recurrida por 13 Los bienaventurados, Madrid, Siruela, 1990,
zambrano en diversos lugares de su obra. p.39.
7 Maria Zambrano, La agonía de Europa, ed. de 14 [bid., p. 36.
Jesús Moreno Sanz, Madrid, Trotta, 2000, p. 15 1bid., pp. 60 s.
y completa panorámica de los itinerarios zambrania- '2 «Carta sobre elexilio», p. 67.
nos, cf. la Introducción de Jesús Moreno Sanz a la 23 1bid., p. 68.
antología de textos citada en la nota anterior. 24 [bid., p. 70.