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Te fortaleceré y te ayudaré;
Isaías 41:10
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar
y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Jeremías 29:11
correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán.
Isaías 40:31
yo estaré contigo;
Isaías 43:2
Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y
todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
Juan 11:25-26
Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.
Hebreos 10:23
Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia
que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
1 Pedro 5:10
El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene
paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.
2 Pedro 3:9
1 Tesalonicenses 5:24
Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el
cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.
2 Corintios 7:1
Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto
generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus
mandamientos.
Deuteronomio 7:9
Mateo 7:7
Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él,
y él conmigo.
Apocalipsis 3:20
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no
se pierda, sino que tenga vida eterna.
Juan 3:16
He colocado mi arco iris en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra.
Génesis 9:13
El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que
reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
Apocalipsis 3:5
He aquí que yo estoy contigo; yo te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta
tierra. No te abandonaré hasta que haya hecho lo que te he dicho (Ge 28:15).
Yo pondré mi morada entre ustedes, y mi alma no los abominará. Andaré entre ustedes y seré su
Dios, y ustedes serán mi pueblo (Lev 26:11-12).
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré contigo;
no te dejaré ni te desampararé (Jos 1:5).
Nunca se aparte de tu boca este libro de la Ley; más bien, medita en él de día y de noche, para que
guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito y todo te saldrá bien (Jos 1:8).
El ángel del SEÑOR acampa en derredor de los que le temen, y los libra (Sal 34:7).
Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias (Sal 103:3).
Porque él sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta (Sal 107:9).
Honra al SEÑOR con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos. Así tus graneros estarán
llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo (Pr 3:9-10).