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pública entablada entre integrantes y partidarios del actual gobierno con el Grupo
Clarín. Con una historia de prohibiciones, deformaciones, censura y represión como la
que tenemos, la “pelea” entre un gobierno surgido de la voluntad popular hace escasos
cinco meses y Clarín, TIENE que hacerle ruido a cualquier ciudadano medianamente
informado. Eso: medianamente informado. Porque si está bien y rigurosamente
informado, no debería extrañarle en absoluto.
Un poco de historia
En 1930, ya abogado, Roberto Noble es elegido diputado por la Capital Federal por el
PSI (Partido Socialista Independiente), la escisión decididamente anti-yrigoyenista del
tradicional Partido Socialista: con apenas 27 años, es el diputado más joven de la
Cámara.
Un año después, ya derrocado Irigoyen y proscripto el radicalismo, vuelve a ser
diputado por la “Concordancia” (una alianza integrada también por el Partido
Democrático Nacional –o sea, los conservadores- y el radicalismo antiyrigoyenista),
siendo partícipe así del inicio de la Década Infame y su persistente fraude electoral.
Como militante del PSI, le encomiendan la dirección del diario partidario “Libertad”.
Por este medio y por sus contactos en la Concordancia, entra en permanente relación
con Alberto Barceló, uno de los caudillos más poderosos que ha tenido la provincia de
Buenos Aires, famoso por ser algo así como “el dueño de Avellaneda” y dominar y
controlar con el mismo celo las cuestiones políticas, el juego clandestino y los
prostíbulos provinciales. Será Barceló quien en 1935 propulsará al conservador Manuel
Fresco como gobernador, imponiendo al joven Noble como su ministro de Gobierno en
la Provincia de Buenos Aires. Noble será forzado a renunciar a este ministerio en 1939
después de un escándalo por haber fomentado comicios llamativamente fraudulentos y
con acusaciones de turbio manejo de los fondos públicos. Pasará sus tres años de
ostracismo político en la estancia -3000 lujosas hectáreas equipadas con las maquinarias
más modernas del momento- que había adquirido en el Partido de Lincoln durante su
gestión ministerial. Poca tierra para tanta modernidad: no alcanza para amortizar tanta
tecnología. Su etapa como patrón de estancia no es lo más destacable de su vida.
Seducido por las políticas de Hitler y Mussolini –de un nacionalismo y una apelación al
socialismo muy similar a la que caracterizaba a los viejos caudillos conservadores como
Barceló y Fresco-, retorna a la vida pública en 1942, abrazando la causa de la
“neutralidad” respecto al conflicto europeo. A tal fin pone una oficina en Buenos Aires
para colectar adhesiones, sin que el éxito lo acompañe. Un año después, su antiguo jefe,
Manuel Fresco intenta refutar las críticas a su fraudulenta gestión editando un libro:
Conversando con el pueblo, donde explicaba que “el voto secreto es una cobardía
impropia de los argentinos”, y que “el ciudadano que aprovecha la impunidad del
cuarto oscuro (…), se hace fraude a sí mismo”. Fresco decía también cosas como “el
fraude será considerado como patriótico en tanto impide el regreso de las masas
entregadas a la demagogia y al poderío indiscriminado del número”. En la página 18
de ese libro puede encontrarse un capítulo titulado “Solución argentina a los
problemas argentinos en el gobierno de Bs. Aires. Lucha agobiadora”. Un
pensamiento ciertamente inspirador para Roberto Noble.
Si en Fresco vemos realmente a un fresco, resulta difícil ver noble a don Noble.
El 28 de agosto de 1945 Noble -luego de vender su estancia de Lincoln, la “Santa
María” en el equivalente actual a 9,5 millones de dólares-, funda el diario Clarín “Un
toque de atención para la solución argentina de los problemas argentinos”. Para
competir en el mercado periodístico del momento copió, sin embargo, al diario inglés
The Mirror en su formato tabloide, diferenciándose del resto de los diarios porteños
que manejaban el estilo sábana. Y para poder competir, Clarín se vendía al público a 5
centavos, la mitad de lo que costaban los demás diarios.
Políticamente, su diario era levísimamente crítico del gobierno de Juan Perón.
El periódico más exitoso del momento era La Prensa, que había conseguido liderar el
mercado concentrando la mayor parte de los avisos clasificados de búsqueda de empleo.
La estrategia comercial de Noble, como cuenta Julio Ramos en su libro “Los cerrojos a
la prensa”, fue igual de leal que su precio: tenía contratado a un velocísimo ciclista,
“Manzanita”, que se ocupaba de conseguir las “pruebas de página” de los avisos
clasificados de La Prensa antes de que salieran a la calle. Rápidamente se los llevaba a
Noble, que los imprimía gratuitamente en Clarín. Pero más grandes.
Luego, se visitaba a cada dirección para que en el futuro los publicaran en su diario.
Aquella tibia oposición del diario de Noble hacia Perón cesó en 1951, cuando La
Prensa fue expropiado por el gobierno nacional.
Clarín se concentró en el mercado vacante: los clasificados. De ese modo, redoblando
la apuesta, Noble logró casi una identificación entre los avisos de oferta de trabajo y su
periódico, colocándose así en los primeros puestos de venta.
Esperará hasta mayo del ´56 para hacer un descargo público. En un extenso editorial –
que luego repartiría también en folletos- habla del “insaciable monopolio periodístico”
con el que el “todopoderoso” efectuaba su “tiranía”. Incluso afirmaría más adelante que
el duro editorial con el que fustigó a los integrantes de la Marina que bombardearon la
Plaza de Mayo en julio del ´55 –tragedia asesina de más de trescientos ciudadanos-, le
había “sido impuesto”.
Durante la década del ´50, entonces, posiciona definitivamente a su periódico. Será
durante ella que conocerá a las hermanitas Herrera, (Ernestina) Laura y Carmen,
dos jóvenes bailaoras de flamenco de bar El Tronío, cerca del Bajo, a las que les
consigue trabajo: a (Ernestina) Laura como cajera de los clasificados del Diario, a
Carmen como inspectora de juegos infantiles en las plazas de la Ciudad.
Y será casi al final de esa década que trabará una íntima relación –como aquella de los
´30 con Barceló- con Arturo Frondizi y con Rogelio Frigerio, que lo deslumbrarán
con su ideario desarrollista: a mitad de camino entre el liberalismo oligárquico y el
desarrollo productivo de las fuerzas nacionales, era el brebaje exacto que la alquimia del
despropósito nacional podía inventar para seducir al Noble con sueños de inmortalidad.
Los sesenta
Los setenta
Cuando el 24 de marzo de 1976 llegó el final que les venía anunciando el nuevo Jefe de
Redacción, Marcos Cytrynblum -el golpe de Estado-, el título de tapa, en tipografía
desusadamente grande fue simple y revelador: NUEVO GOBIERNO, gritaba. “El
Estado está en crisis, la moral está en crisis, la economía y la cultura están en crisis”,
sentenciaba, aclaraba, publicitaban el Desarrollismo y Clarín.
Según lo cuenta Pablo Llonto (op. cit.), el interlocutor con la Junta sería Magnetto, que
poco olía a Desarrollista. Fue Héctor Magnetto quien se ocupó de la maniobra con Papel
Prensa.
El 9 de setiembre de 1976 fallece David Graiver. El financista, en un vuelo privado que
lo llevaba de Nueva York hacia Acapulco, termina con sus días en un accidente aun no
aclarado. Cuarenta días después se hizo el traspaso a los diarios de las acciones de Papel
Prensa a un precio tres veces menor sin haberse resuelto la cuestión hereditaria de
Graiver. “Lidia, la viuda, fue convencida para firmar el preboleto de venta sin chistar.
Reunió a Juan (el padre de David) y a Isidoro (su hermano). Mordiéndose de rabia, les
pidió que la acompañaran al solemne acto, celebrado en La Nación, en Florida entre
Corrientes y Sarmiento, en el despacho del Dr. Bartolomé Mitre, a quien acompañaban
Patricio Peralta Ramos de La Razón y Héctor Magnetto de Clarín, encontrándose
también como invitado Máximo Gainza Castro de La Prensa”. Así lo cuenta Juan
Gasparini en su libro “David Graiver, banquero de los Montoneros”. El traspaso a los
tres diarios se firmó el 18 de enero de 1977. Luego, el mismísimo Camps se encargaría
de detener a la familia e intervenir todos sus bienes. Como es de esperar, los Graiver ni
siquiera cobraron la cesión de las acciones. ¿y de dónde salió ese dinero que nunca llegó
a la familia del financista misteriosamente fallecido? Parece que los diarios en cuestión
lograron dos créditos: del Banco Español del Río de la Plata y del Banco Holandés
Unido sucursal Ginebra, por 7.200.000 dólares, A SOLA FIRMA Y SIN AVALES.
De ese modo Papel Prensa quedó constituido de forma cuatripartita: sus acciones se
repartirían en forma equivalente entre los tres diarios -Clarín, La Nación y La Razón- y
el Estado.
Es decir: tres empresas del rubro periodístico se quedaron, a un precio irrisorio –y tal
vez nunca pagado efectivamente- con la Planta que el resto de los diarios argentinos
habían pagado para fundar.
Los Desarrollistas, aun le harían un muy importante favor a Ernestina Laura
Herrera, viuda de Noble. Tal vez en una jugada para “pasarla a retiro” o tal vez
por auténticos deseos de favorecerla consiguen a dos bebés, una nena y un varón
sin padre o madre a la vista, para que la Viuda los adopte y les dé el apellido de su
marido muerto siete años antes. Esto fue en 1976, también.
Los ochenta
El comienzo de esta década marcó el final del Desarrollismo en Clarín y el ascenso
absoluto de Magnetto, Aranda y Pagliaro. Junto a Cytrynblum y la Viuda serían las
cinco patas de la mesa chica.
A diferencia del resto de los Medios que, luego de la derrota de Malvinas, corrió
apresuradamente a vestirse de demócrata, Clarín consideró, según Llonto, que aun había
cosas que negociar con Bignone. El botín eran las acciones del Estado de Papel Prensa,
y el último general de la dictadura mandó evaluar si la oferta era viable y redactar el
decreto de venta por seis millones de dólares.
La derrota de Malvinas, que puso a la mayoría de los medios de comunicación en
fuga hacia una democratización tan violenta como hipócrita, no desesperó al
pentacordio mayor: aun había cosas que negociar con Bignone. El botín eran las
acciones del estado de Papel Prensa, y el último general de la dictadura mandó
evaluar si la oferta era viable y redactar el decreto de venta por seis millones de
dólares.
Para cuando el gobierno de Alfonsín anuló este último acuerdo (se estimaba que la parte
del Estado en Papel Prensa valía por lo menos 25 millones), Clarín ya tenía
participación accionaria –además de en Papel Prensa- en la agencia Diarios y Noticias,
controlaba la impresión de libros y revistas desde Artes Gráficas Rioplatense S.A.,
tenía intereses comerciales en el Banco Mariva y vinculaciones con la empresa de
medicina prepaga Medicus.
“Decio S.A., Agro Inmobiliaria Atlantique S.A., Aranlu S.A., Luaran S.A., Cinco
Ambientes S.A. eran algunas de las financieras o pequeñas oficinas cáscara que servían
de pantalla para la filtración de fondos que iban a parar vaya uno a saber a qué
destinos.”; cuenta Pablo Llonto (op.cit.)
Durante el gobierno de Alfonsín, muchas presiones hubo para lograr la derogación del
artículo 45 de la ley de radiodifusión de la dictadura, que impedía a los dueños de
diarios obtener también una emisora de radio o de televisión. Pero nadie lograba, en el
Congreso, juntar las manos suficientes.
En la segunda mitad de los ochenta, la inflación desbocada y las varias decisiones
desacertadas en lo político (intento de reformar la ley sindical, titubeos ante alzamientos
militares, sanción de leyes de Punto Final y Obediencia Debida, etc.) contribuyeron a la
pérdida de credibilidad del gobierno, con la subsecuente crisis económica y financiera.
En este panorama, el Diario La Razón, Radio Mitre y el Diario La Nación, vieron
tambalear su estructura, producto de inversiones y deudas en dólares que la inflación
agigantaba.
En el caso de Radio Mitre, cuenta Julio Ramos en Los cerrojos a la prensa, pertenecía
a una sociedad formada por Pablo Gowland, Joaquín Oteiza, Julio Moyano y Víctor
Dápiche. Moyano era también el responsable artístico de la radio. Ante la debacle
económica y la abultada deuda que la sociedad tenía con el Banco Mariva, Julio
Moyano vende sus acciones a fines de 1985. Sus socios, al desaparecer el principal
operador de la emisora, deciden transferir sus acciones a Clarín. Entre fines del ´85 y
comienzos del ´86, el directorio de Mitre cambió su composición e ingresaron dos
nuevos integrantes, provenientes del Banco Mariva. Abel Maloney, redactor de Clarín,
fue la cabecera de playa para definir “quiénes quedarían en la emisora y a quienes se
despediría” (Llonto, op.cit) entrando como gerente general en la emisora. Igual que un
tal Santos, que fue transferido desde Clarín al nuevo medio en comisión. Todos sabían
ya que la 790 había empezado a pertenecer a Clarín y todos sabían que esto ocurría en
violenta infracción al citado artículo 45, pero nadie hizo nada al respecto.
Los noventa
En esta década
Desde el año 2000, el 18% del Grupo Clarín es controlado por Banco de Inversión
GOLDMAN SACHS & CO, uno de los grupos de inversión más grandes del mundo.
Fundado en 1869 tiene su sede principal en el Bajo Manhattan en Nueva York, 85
Broad Street.
Recientemente ha tenido lugar una etapa algo turbia: Goldman Sachs fue uno de los
encargados, en Diciembre de 2006, de colocar la empresa Vueling Airlines en bolsa a
un precio de 30 euros por acción. En Junio de 2007 colocó la participación de Apax
Partners a un precio medio de 31 euros. Poco después, se mostraba neutral en 12 euros.
Y en Octubre, diez meses después de la colocación, le dice a todo el mundo que no, que
la acción de la compañía vale 2,5 euros. Pero esto no termina aquí, ya que tres semanas
después, la valora en 13 euros.
Un viraje tan abismal abre, cuando menos, bastantes dudas sobre el papel de los bancos
de inversión cuando ponen precio a una compañía a la hora de salir a bolsa.
Sin ir más lejos, recordemos, fue Goldman Sachs el Banco intermediario –después de
la compra del 18$ de Clarín pero en el mismo año 2000-, del famoso Canje de Deuda
que realizara el gobierno de De la Rúa. Un canje que debía significar una notable
reducción en el monto de la deuda externa pero que resultó, según la denuncia del
Diputado Nacional Mario Cafiero hizo ante la Auditoria de la Nación, en una ínfima
disminución de la Deuda Pública neta a valores contables de U$ 62,7 millones, y
deparó en realidad los siguientes resultados redondeados: U$ 540 millones de
aumento neto de la deuda pública a valores de mercado. U$ 2,350 millones de
aumento nominal neto de la deuda pública. U$ 1,960 millones de aumento de los
compromisos de pago futuros. U$ 650 millones de pérdida a valor presente neto. U$
28,630 millones de aumento de la deuda, si se proyecta dicha pérdida a 30 años con
la tasa de interés con que Argentina refinancia su deuda a largo plazo.
Y U$ 72,450 millones de aumento de la deuda, si se proyecta la pérdida a 30 años,
con la tasa implícita de interés resultante del canje, del 17% anual.
Últimamente, hubo más novedades con Papel Prensa: Hasta hace poco, la composición
de la firma era la siguiente: Clarín tenía el 39,49%, La Nación el 22,49%, el Estado
26,2% y CIMECO (donde hasta hace dos semanas participaban Clarín y La Nación),
el 12%. En septiembre de 2007, La Nación había transferido parte de sus acciones a
CIMECO.
Cimeco es propietaria, entre otras cosas, del 80 por ciento del diario Los Andes, de la
provincia de Mendoza, y del 81 por ciento del diario La Voz del Interior, en la
provincia de Córdoba, así como del 12 por ciento de la papepera Papel Prensa.
El grupo español de medios de comunicación Vocento VOC.MC había vendido por
partes iguales a Clarín y La Nación el tercio que poseía de Cimeco en julio del 2007 por
36,5 millones de dólares.
Pero el 4 de abril de ese año, la agencia Reuters informó que Clarín le compró a La
Nación la totalidad de las acciones que éste tenía en CIMECO, por lo que ese 12%
ahora debe computársele a Clarín.
Es decir, que la composición accionaria, ahora quedó de esta manera: Clarín 51,49%
(el anterior 39,49 más el 12 de CIMECO), La Nación 22,49% y el Estado 26,2%.
Recordemos: desde la caída de Juan Domingo Perón había regido el Decreto 4161, que
prohibía la mención siquiera del “tirano prófugo”. En 1958 asumiría Frondizi con el
peronismo proscripto. Poco tiempo después será derrocado por el ejército, que permitirá
la breve presidencia de Guido. En 1963 la nuevas elecciones llevan a la primera
magistratura al Dr. Illia, con el peronismo aun proscripto. En 1966 Onganía derroca al
médico cordobés, proponiendo un gobierno fundacional para el país, sin límite de
tiempo en el poder. En 1970 será reemplazado por Levingston, que en nueve meses dará
paso a Lanusse. En 1973 se producirán las primeras elecciones sin proscripción de
partidos desde el derrocamiento de Perón. Asume Héctor J. Cámpora, que renunciará 50
días más tarde. Lastiri, Perón, Isabel, Videla, Viola, Galtieri, Bignone, etc. serán
sucesivamente Presidentes de la Nación. Miles de argentinos serán exonerados,
encarcelados, fusilados, secuestrados, torturados, desaparecidos, exiliados. Miles de
empresarios presentarán la quiebra, cerrarán fábricas, industrias de todo tipo. El país
cambiará su estructura económica, su capital, se endeudará hasta el paroxismo,
cambiará su Constitución, declarará la cesación de pagos, pero nada de todo esto podrá
con Clarín.
La Empresa, durante todo ese tiempo, no sólo seguirá medrando y subsistirá. No. La
Empresa crecerá. Y crecerá horizontal y verticalmente, hasta abarcar casi todas y cada
una de las actividades de los argentinos. En especial las de aquellos de mayor poder
adquisitivo. Esos, los que sí le interesan a Ibope. Puede parecer raro que prácticamente
la única Empresa que logró crecer hasta límites insospechables sea la fundada por aquel
ex joven socialista y furibundo antiyrigoyenista. Y está bien: ES raro.
Es raro, es turbio, es poco comprensible, es sospechoso. Pero no por sus resultados: por
cómo lo hizo.
GUSTAVO E. GORDILLO