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Como plantea Elizabeth Grosz (1995) "el espacio no es simplemente un receptáculo

vacío” podemos dimensionar que múltiples conductas ejercidas por niños, niñas y
adolescentes que se relacionan en contextos educativos y/o normativos vulnerables
podrían tender a replicar hábitos que puedan evidenciar estructuras de personalidad
disruptiva, oposicionista o contraria a la norma social, desde la intervención social existen
múltiples acciones que pueden prevenir distorsiones de ese tipo.

Según Armiño (2005), En el campo social la "Vulnerabilidad" ha sido empleada como una
categoría que se legitima fundamentalmente en el plano discursivo, y que hace mención a
la fragilidad en distintos ámbitos de la vida de un ser social. En este ámbito se asocia a
los posibles riesgos que puede correr un individuo o grupo de individuos frente a una
situación de crisis, a la falta de capacidad para afrontarla y a las consecuencias que se
puedan producir a causa de ellas.

El proyecto que realizamos ha contribuido de manera muy importante para identificar y


resaltar los aspectos que giran en torno a la problemática, “Hostigamiento verbal y
físico que afecta a los alumnos de la comunidad escolar”, sobre todo aquellos que
ignoran y desconocen el tema, llámese padres y/o apoderados de familia, docentes, e
incluso los mismos alumnos.

Dentro de los puntos que consideramos más importantes en este proyecto de esta
naturaleza, son; el detectar las actitudes de los niños, la interacción, las personalidades
proclives para que se genere el fenómeno de bullying, las formas de expresión, el
lenguaje, los gestos, et., entre otras para lograr identificar qué papel toma el niño dentro
de la situación de acoso escolar, ya que se puede visualizar y tomar decisiones para
actuar de manera eficiente, preventiva y acorde con los lineamientos del reglamento de
convivencia escolar interno del colegio. Por otra parte es definir de manera clara lo más
tangible posible por qué alguien es propenso a ser parte de la problemática, en base al
ambiente en el que se desarrolla y a las personas con las que convive. Como hemos
visto, la falta de comunicación entre padres e hijos, la indiferencia de los profesores y la
incapacidad para manejar este tipo de asuntos, el desinterés y la falta de seriedad por
parte de las autoridades escolares, del equipo de convivencia escolar.

En cuanto a la intervención realizada es que se observan múltiples factores de riesgo


asociados a la deprivación socio cultural, ingreso familiar bajo, disfunciones familiares,
normalización de la violencia y otros que limitan y restringen a estudiantes en formación
desde la figura de cuidado o parental hasta el contexto educativo en el cual están
inmerso, niñas, niños y adolescentes, donde se logran abordar estrategias curriculares o
de enseñanza aprendizaje, pero se minimizan talleres o aprendizajes de habilidades
blandas, valores, expresión e identificación de emociones y relación con pares.

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