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¿Qué rasgos de estilo ayudan a reforzar la posición de la autora

respecto al tema de tecnología?


Imagen del gato como algo triste

La dependencia por la tecnología en el trabajo, colegio, vida social y otros va incrementando a paso
de los años. La globalización de esta ha hecho que mayoría de las comunidades adapten sus estilos
de vida para estar actualizados. Por ende, las maneras de manejar el dia-a-dia, como la forma de
enseñar y comunicarse, ponen gran énfasis en productos y servicios tecnológicos. Debido a la gran
popularidad de la tecnología y redes sociales alrededor del mundo, esto se ha normalizado y se ha
convertido en parte de lo mundano y cotidiano de la vida. Y este prestigio que alguna vez se le
había dado a la gente que podía acceder un computador o internet se ha erradicado ya que con su
gran producción y base de clientes los precios de los productos han disminuido. El artículo “La
interacción humana es un lujo en la era de las pantallas” refleja cómo es un lujo poder comunicarse
e interactuar en persona con amigos, trabajadores, familias y otros en un mundo enfocado en las
‘pantallas’. El texto busca señalar cómo la falta de atención humana, trabajo físico, puede afectar
drásticamente la vida y la inteligencia humana de muchas personas. Sin embargo la escritora, Nellie
Bowles, enfatiza cómo las personas que se ven menos afectadas pero que a la misma vez usan la
tecnología para incrementar su riqueza son los de la ‘clase alta’ porque pueden pagar para que “sus
datos y su atención no sean vendidos como productos”. Ergo, los beneficios de la vida sin pantalla
como los del proceso cognitivo del cerebro sólo son costeables para los adinerados resultando en
una rígida división de clases sociales que es muy difícil sobrepasar. Bowles introduce el texto con el
ejemplo de Bill Langlois, que ostensiblemente parece que tiene una nueva mascota llamada Sox. El
lector descubre más adelante que el gato es en verdad una aplicación en una tableta que llena de
felicidad a Langlois. El artículo está separado con subtítulos como “Cuanto más adinerado eres,
más gastas para no tener pantallas cerca de ti” que resaltan la injusticia de cómo la tecnología no
afecta a los ‘adinerados’ porque tienen el privilegio de poder pagar para alejar estos productos
tentadores y por ende, disfrutar de lo humano.

“La interacción humana es un lujo en la era de las pantallas” usa un tono informativo y
reclamatorio ya que trata de apuntar de qué manera los ricos se lucran de la tecnología mientras los
de clase media y baja se subordinan a ella. No obstante, el tono también es conversacional e
informal resaltando la drástica diferencia del consumo de tecnología por parte de los pobres y ricos.
Esta informalidad hace que el lector se sienta cómodo y se relacione con el artículo. El texto apela a
estos de clases más bajas que recurren a la tecnología aunque saben el deterioro humano que puede
causar. El texto compara las diferencias entre las dos clases “mientras niños adinerados están
creciendo con menos tiempo frente a las pantallas, los niños pobres están creciendo con más” el uso
de los adjetivos ‘adinerados’ y ‘pobres’ contrastan y señalan la injusta verdad sobre las repercusiones
de estos nuevas sistemas. La imagen generalizada de los ricos ilustra cómo ellos pueden darse el lujo
de “vivir sin celular por un dia, renunciar a las redes sociales y no responder a correos electrónicos”
que demuestra cómo el uso de la tecnología ha sido degradado por la falta de acciones como las de
conversar en persona o pasar unas horas sin estar conectado a la pantalla. A la vez que la tecnología
se vuelve común, las personas con dinero buscan el contacto e interacción humana y sus mayores
gastos son en “viajes y comidas de placer” superando el gasto de tabletas, móviles, computadores,
entre otros. El escritor usa ethos para mostrar la drástica decreciente de valor de la tecnología que lo
lleva a convertirse en un producto mundano como una escoba para esto, usa de ejemplo la
proliferación de los productos y su popularidad, decrementa el precio y el valor de estos objetos (la
primera Mac de Apple “costaba alrededor de 2500 dólares” y ahora la mejor computadora portátil
cuesta 470 dólares) ya que muchas personas lo pueden acceder. El estatus alguna vez creado por
estos productos se nivela con los de las clases más bajas porque servicios como facebook o gmail son
gratis y lo mismo para todos. Por esa razón, los adinerados ganan dominio al alejarse de las redes
porque “si de verdad estas en lo alto de la jerarquía, no querrás responderle a todo mundo. Ellos
tienen que responderte a ti”. Bowles usa la analogía de “beber soda o fumar cigarrillos” que son
hábitos que han perdido su popularidad en los ricos por las investigaciones de que son dañinos para
el ser humano. Los ricos se pueden alejar de estas costumbres porque pueden permitirse buscar
opciones más costosas que son mejores para el cuerpo en cambio, los más pobres mantienen estos
hábitos porque son económicos. Por esto, estas acciones pierden ese poder de presumirse y se
vuelven vulgares y del mal gusto. También utiliza imágenes y símbolos de la riqueza como “la
comida orgánica” y “un bolso Birkin” que son característicos de la clase alta y hacen claro la
separación entre ricos y pobres.

El escritor no puede dejar de destacar el daño que causa la frecuencia del uso de la tecnología desde
la temprana edad. El uso de logos en “Los niños que pasan más de dos horas al día viendo una
pantalla obtienen menores calificaciones en pruebas de lógica y lenguaje… el cual cuenta con el
apoyo de los institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos” le da credibilidad al argumento de
que en verdad se diferencian alteraciones en el desarrollo cerebral “adelgazamiento prematuro de la
corteza cerebral” de los niños por lo que resulta en calificaciones más bajas en exámenes escolares.
La diferencia de estos afectados con los niños de clase alta es que los beneficiados tienen la
experiencia práctica que pueden utilizar en circunstancias fuera del mundo virtual. El escritor
vuelve a usar logos al dar el nombre de “Dimitri Christakis” el pediatra que sugiere que construir
con “bloques virtuales” no dan las mismas capacidades de las que se obtienen al construir con
bloques de verdad. El texto enfatiza cómo los adinerados están creciendo con herramientas
discursivas para interactuar con otras personas. Estos rasgos diferenciativos pueden marcar la
diferencia entre clases en el futuro porque personas de clases más bajas no están obteniendo
prácticas de cómo resolver problemas en el mundo físico. Bowles no duda en resaltar la hipocresía
de la gente rica que promociona estos servicios para colegios donde “ las clases con profesores han
sido remplazado por software, y gran parte de la jornada académica se pasa en silencio frente a una
computadora portátil” aunque así no es como ellos están enseñando a sus propios hijos. De hecho
el artículo denuncia que las compañías tecnológicas se esmeran para que “la escuelas públicas
adoptarán programas que exigieran una laptop por estudiante” el escritor usa el verbo exigir para
mostrar ese dominio de poder que ejerce los adinerados y que explícitamente parece ser una
recomendación que “prepararia más para su futuro basado en pantallas” pero resulta ser interés de
negocios. Además, se apela al logos cuando la escritora agrega que la primaria más popular entre los
padres en Sillicon Valley, representativo por ser una de las ciudades más adineradas por el progreso
y comercialización de la tecnología, es “la Escuela Waldorf” que se guía por una educación casi
libre de pantallas. Esto conlleva a un sentimiento de injusticia porque estas familias promocionan
estos productos científicamente comprobados dañinos y toman ventaja de que son accesibles e
eficazes para los más pobres. Bowles utiliza una variedad de ejemplos para comparar y soportar su
argumento mostrando esa definición entre las clases sociales como el de la ‘comida rápida’. Estos
alimentos son populares porque son prácticos y baratos al igual que los servicios tecnológicos.

El escritor utiliza lenguaje persuasivo que logra conmover a la audiencia ideal de la inmoralidad de
la tecnología. Lo primero que se hace en el artículo es aislar a los pobres de los ricos por eso no los
clasifican por clase alta o baja sino que usan adjetivos más insultivos como ‘pobres’ y ‘adinerados’.
Describe la vida de los estratos más bajos con un símil de un “cristal listo” porque la vida de las
pantallas se ve tentadora ya que reduce los costos de actividades al reemplazarlas. En el artículo se
usa frecuentemente el adjetivo “lujoso” o el sustantivo “lujo” para referirse a el contacto humano
esto le da prestigio y estatus a esta acción porque está siendo descrito por el adjetivo que
constantemente se usa para la clase alta.

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