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Requisitos para que haya responsabilidad internacional.

La responsabilidad internacional como institución jurídica, requiere que el hecho


(acción u omisión) ilícito sea imputable al sujeto de derecho, para poder exigir de
éste la debida reparación. Razón por la cual "la jurisprudencia internacional
subordina la exigencia de la responsabilidad a dos condiciones: a) la
imputabilidad, y b) la ilicitud"
La ilicitud del hecho del Estado es conforme al derecho internacional,
independientemente de lo establecido en el derecho interno de los Estados.
Lo internacionalmente ilícito se predica del acto de Estado, sin importar el órgano
del cual provenga. Esto es, que, si el Estado actúa a través de sus órganos, la
responsabilidad es del Estado como organización y no aisladamente de sus
órganos.
La responsabilidad colectiva del Estado “ha puesto de manifiesto que los sujetos
más importantes del derecho internacional no son personas individuales, sino los
pueblos organizados en Estados".
De acuerdo con algunos doctrinantes, los elementos constitutivos de la
responsabilidad internacional son:
1- La existencia de un acto u omisión que viole una obligación establecida por
una norma de derecho internacional vigente entre el Estado responsable
del acto u omisión y el Estado perjudicado por dicho acto u omisión;
2- El acto ilícito debe ser imputable al Estado como persona jurídica; y Debe
haberse producido un perjuicio o un daño como consecuencia del acto
ilícito.
Autores como Marco G. Monroy Cabra, incluyen un cuarto elemento constitutivo,
‘la intención ilícita o negligencia del individuo cuya conducta se imputa al Estado’,
opinión que no es unánime en la doctrina internacional al considerar que la
infracción que puede ser atribuida a un sujeto de derecho internacional público no
requiere de la intención o voluntad de infringir del agente.
a) Violación de una obligación internacional. Ilicitud.
La responsabilidad internacional surge de la violación de una obligación
internacional, “todo hecho internacionalmente ilícito de un Estado da lugar a la
responsabilidad internacional de éste” (artículo 1 del proyecto de la CDI).
Este acto ilícito, de acuerdo con el derecho internacional, es el elemento esencial
sin el cual no se puede hablar de responsabilidad del sujeto internacional.
b) El acto ilícito debe ser imputable al Estado. Imputabilidad.
La responsabilidad internacional exige que la acción u omisión ilícita del sujeto sea
imputable, es decir, que el hecho contrario a la norma internacional se predique
del Estado. Al Estado es imputable “el comportamiento de todo órgano del Estado
que tenga la condición de tal según el derecho interno de ese Estado, siempre
que, en el caso de que se trate, haya actuado en esa calidad”. (art. 5 del proyecto
de la CDI)
Se considera acto del Estado, el realizado por todo órgano de acuerdo con el
derecho interno, dado que es éste el que determina la competencia de quienes
actúan en su nombre y por tanto lo obligan frente a otros sujetos internacionales.
Por el contrario, "un acto cuya realización no esté prescripta o permitida por el
derecho del Estado no puede ser imputado al Estado, esto es, no puede ser
interpretado como un acto del Estado".
“Teniendo en cuenta que el Estado (sujeto por excelencia de las relaciones de
responsabilidad internacional) actúa a través de individuos o conjunto de
individuos, el problema de la atribución al Estado de un acto ilícito internacional se
conecta básicamente a la calidad o no de órganos del Estado predicable de las
personas autoras del acto, así como a las condiciones en que tales personas
actúan. Es un principio básico el de que, por regla general, se atribuyen al Estado
los actos de sus órganos o agentes en tanto que integrantes de la organización
estatal”.
c) Debe haberse producido un perjuicio o un daño como consecuencia del
acto ilícito. Daño.
Se plantea como tercer elemento de la responsabilidad, el que el acto del Estado
haya producido un perjuicio o daño como consecuencia de la violación de una
obligación internacional.
De acuerdo con el principio general de derecho, el que causa daño a otro debe
resarcirlo, algunos doctrinantes señalan que "la responsabilidad internacional
supone que un Estado reclama contra un daño que le ha sido causado y pide
satisfacción del mismo. Este daño puede ser: a) un agravio directo (por
ejemplo: un ultraje o una ofensa al pabellón); b) una infracción del derecho
internacional (violación de un tratado); c) un daño sufrido por un súbdito".
Con lo que se evidencia que la naturaleza del daño, no es necesariamente
material o patrimonial en las relaciones interestatales. “El requisito del daño es, en
realidad, una expresión del principio jurídico fundamental que prescribe que nadie
tiene acción sin un interés de carácter jurídico.
El daño sufrido por un Estado es siempre el elemento que <autoriza a un Estado
en particular, a formular una reclamación contra otro y a pedir reparación>”. Para
este autor, entre otros, el elemento del daño es necesario para efectos de la
reclamación, dado que entienden que el Estado perjudicado debe tener un interés
para reclamar ante el Estado infractor.
"En su informe sobre la responsabilidad del Estado, la Comisión de Derecho
Internacional no incluyó al daño como un elemento constitutivo independiente. A
juicio del relator especial, el profesor Ago., la razón determinante de que ciertos
autores consideren al daño como un tercer elemento constitutivo de la
responsabilidad estatal, consiste en que ellos examinan la responsabilidad sólo en
relación con el perjuicio causado a extranjeros, esto es, en un ámbito en el cual el
deber que se viola es precisamente una obligación de no causar perjuicios. Sin
embargo, el requerimiento del daño no existe únicamente con respecto a las
reclamaciones que contemplan el tratamiento acordado a extranjeros".
La Comisión de Derecho Internacional presenta en su proyecto como elementos
del hecho internacionalmente ilícito del Estado que da lugar a la responsabilidad
internacional (artículo 3), la imputabilidad y la ilicitud del acto del Estado, por eso
se dice que no incluyó al daño como elemento independiente de los citados. Por lo
tanto, “el elemento de daño estaría implícito en el primer elemento
Artículo 3. Elementos del hecho internacionalmente ilícito del Estado. “Hay hecho
internacionalmente ilícito de un Estado cuando un comportamiento consistente
en una acción u omisión es atribuible según el derecho internacional al
Estado; y constitutivo”, esto es, en la acción u omisión violatoria de una
obligación internacional vigente entre los Estados; porque “la CDI ha estimado que
el <daño inherente a todo hecho internacionalmente ilícito es el que al mismo
tiempo es inherente a toda violación de una obligación internacional>,
considerando, así, comprendido el factor del daño en el elemento
objetivo del acto internacionalmente ilícito (informe de la CDI ...)”.El sólo hecho
de la existencia del daño no da lugar a la responsabilidad del Estado, sino que
este debe ser consecuencia de la violación de una obligación internacional, por
eso se afirma que el daño se encuentra comprendido en el elemento de ilicitud
que es componente indispensable del hecho internacionalmente imputable.
Consecuencias de un hecho ilícito.
El hecho internacionalmente ilícito es la infracción al derecho internacional
atribuible a un Estado que lesiona los derechos de otro Estado o de los súbditos
extranjeros, y eventualmente los de toda la comunidad internacional. "La práctica
internacional, finalmente, comienza a precisar jurídicamente la existencia de casos
en los que la relación jurídica de responsabilidad no se limita a las relaciones entre
el Estado víctima y el Estado autor del hecho ilícito internacional, sino que se
establece entre el Estado al que el ilícito internacional es atribuible y la comunidad
internacional en su conjunto".
Según la Comisión de Derecho Internacional (Artículo 19.2 del proyecto de
artículos sobre responsabilidad internacional), el crimen internacional es “el hecho
internacionalmente ilícito resultante de una violación por un Estado de una
obligación internacional tan esencial para la salvaguardia de intereses
fundamentales de la comunidad internacional que su violación está reconocida
como crimen por esa comunidad en su conjunto”. El artículo 19 enumera como
crímenes internacionales: la agresión, la dominación o represión por la fuerza de
los derechos de pueblos coloniales, las violaciones de derechos humanos
(racismo, tortura, esclavitud, genocidio), la contaminación masiva del medio
ambiente (atmósfera o mares). En estos casos, por la magnitud de la violación, la
comunidad internacional y no sólo el Estado directamente lesionado, se siente con
derecho a reclamar la responsabilidad del infractor.
Entiende por Delito internacional (artículo 19.4 del proyecto de la C.D.I.), “todo
hecho internacionalmente ilícito que no sea un crimen internacional conforme al
párrafo 2”, esto es, toda violación del derecho internacional de menor gravedad al
no atentar contra los intereses fundamentales de la comunidad. Al lesionar los
derechos o intereses propios de un Estado, es éste el que puede reclamar la
responsabilidad del que ha cometido el delito internacional.
Si bien la Comisión de Derecho Internacional ha hecho la distinción entre
crímenes y delitos internacionales, y si "la responsabilidad internacional del Estado
parte actualmente del supuesto de que el nuevo derecho internacional ha dejado
de ser punitivo", no podría aceptarse esta terminología porque denotaría un
ámbito penal al considerar la violación de cualquier obligación internacional como
delito. "[Pero] cuando en el proyecto de artículos de la Comisión de Derecho
Internacional sobre la responsabilidad internacional de los Estados se habla de
crímenes y delitos internacionales no se alude a la responsabilidad penal
internacional del Estado, sino a una institución muy distinta: concretamente, a
hechos ilícitos internacionales en los que la relación jurídica de responsabilidad no
se limita al ámbito bilateral del Estado víctima y del Estado infractor ni se reduce a
la obligación de reparar, sino que va más allá en ambos aspectos. En efecto, a la
reparación se añade un cierto elemento de sanción (esto es, de respuesta
colectiva al Estado infractor) al establecerse una relación jurídica de
responsabilidad entre el Estado autor del ilícito internacional y la comunidad
internacional en su conjunto".
Oppenheim sostuvo que “la inobservancia de una obligación jurídica internacional
constituye un delito internacional y el Estado víctima de él puede, sin perjuicio de
sus obligaciones de un arreglo pacífico, obligar al Estado delincuente por medio de
represalias e incluso por la guerra, a cumplir sus obligaciones internacionales>.
Pero desde que la fuerza o la amenaza de la fuerza en las relaciones
internacionales han sido prohibidas por la Carta de las Naciones Unidas, no es
procedente del todo el término delito como sinónimo de acto o hecho ilícito
internacional, puesto que, tal como se ha indicado anteriormente, el actual
derecho internacional no es un derecho punitivo o penal".
Independientemente de la terminología utilizada, es fin de la comunidad
internacional propender por la erradicación definitiva de los hechos o actos ilícitos
que atenten contra ella, en aras de mantener la paz y seguridad internacionales.
La conciencia de la importancia de la comunidad internacional se consolida a
través del proceso de globalización y de internacionalización, que se ha acelerado
en los últimos años, llevando a los Estados a que comprendan que la forma de
proteger sus intereses comunes es manteniéndose unidos frente a posibles
atentados contra su integridad.
Dadas las dimensiones de los crímenes internacionales, la lesión violenta más que
los intereses del directamente lesionado, los de toda la comunidad.
En este sentido, la Comisión de Derecho Internacional en informe, adoptó:
"1. El hecho internacionalmente ilícito de un Estado que constituya un crimen
internacional crea para los demás Estados la obligación:
a) de no reconocer la legalidad de la situación originada por este hecho;
b) de no prestar ayuda ni asistencia al Estado autor para mantener la situación
originada por este hecho; y c) de asociarse con otros Estados para prestarse
asistencia mutua en la ejecución de las obligaciones establecidas en los apartados
a) y b) anteriores.
2. Salvo que una norma aplicable de derecho internacional disponga otra cosa, el
cumplimiento de las obligaciones mencionadas en el párrafo 1 estará sujeto,
mutatis mutandi, a los procedimientos establecidos en la Carta de las Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
3. Con sujeción a lo dispuesto en el artículo 103 de la Carta de las Naciones
Unidas, en caso de conflicto entre las obligaciones contraídas por un Estado en
virtud de los párrafos 1 y 2 de este artículo y los derechos y obligaciones que le
correspondan en virtud de cualquier otra norma de Derecho internacional,
prevalecerán las obligaciones impuestas por este artículo".
El hecho ilícito internacional, de acuerdo con la doctrina y la C.D.I., da lugar a la
responsabilidad internacional del Estado que lo cometió. Es la ilicitud del acto del
Estado la primera condición para que se constituya la responsabilidad conforme al
orden jurídico internacional, es decir, que el hecho sea contrario a las obligaciones
que este ordenamiento le exige cumplir.
Respecto a las distintas denominaciones dadas, “la C.D.I. recurre, en su proyecto,
a la expresión <hecho ilícito>, influida por su relator especial, Ago., quien
considera que la palabra <acto> no cubre los supuestos de inacción”199. El
concepto de hecho abarca la acción (infracción de una prohibición jurídica
internacional) o la omisión (no cumplimiento de un imperativo jurídico
internacional) del agente.
La infracción del Derecho internacional constituye un hecho ilícito, que al violar
una obligación internacional lesiona derechos de sujetos de la comunidad o de la
propia comunidad, generando como consecuencia la responsabilidad del actor. La
responsabilidad internacional del Estado es una institución jurídica de desarrollo
consuetudinario, que se extiende a todos los hechos ilícitos de un Estado cuando
(artículo 3 del proyecto): a) un comportamiento consistente en una acción u
omisión es atribuible según el derecho internacional al Estado (imputabilidad), y b)
ese comportamiento constituye una violación de una obligación internacional
(ilicitud). Elementos aceptados por la jurisprudencia y práctica internacionales.
La ilicitud del hecho se valora desde el derecho internacional, por lo que se “ha
venido afianzando el principio de que <no podrá alegarse el derecho interno de un
Estado para evitar que un hecho de ese Estado sea calificado de ilícito con arreglo
al Derecho Internacional>. De ahí que el proyecto de la Comisión de Derecho
Internacional haya adoptado el principio de que <un hecho del Estado
solo podrá calificarse de internacionalmente ilícito según el derecho
internacional y que en esa calificación no influirá el que el mismo hecho esté
calificado de ilícito según el derecho interno>"200 (artículo 4 del proyecto).
Debe existir una violación de una obligación internacional vigente por parte del
Estado, y “hay violación de una obligación internacional por un Estado cuando un
hecho de ese Estado no está en conformidad con lo que de él exige esa
obligación” (artículo 16 del proyecto), sea cual fuere el origen de esa obligación,
consuetudinario, convencional u otro. El origen no afectará la responsabilidad de
ese Estado (artículo 17), siempre que se trate de una obligación en vigor en el
momento de perpetrarse la violación, sin importar que al momento de acudir al
órgano jurisdiccional competente ya no se encuentre vigente la obligación.
El otro elemento del hecho ilícito internacional, la acción u omisión atribuible de
acuerdo con el derecho internacional al Estado, es el comportamiento de todo
órgano del Estado que tenga la condición de tal según el Derecho interno de ese
Estado, siempre que, en el caso de que se trate, haya actuado en esa calidad
(artículo 5 del proyecto). "El hecho internacionalmente ilícito, en primer lugar, ha
de ser atribuible a un Estado, bien porque la acción u omisión de que se trate es
imputable a un órgano del Estado en cuestión (artículos 5 y 6 del Proyecto de la
CDI), o porque se trate de entidades con personalidad jurídica independiente
habilitado para el ejercicio de prerrogativas públicas del poder político se le puede
exigir el cumplimiento de su obligación de prevención y sanción, siendo posible
‘invitarlo’ con algún grado de obligatoriedad, a dar explicaciones de los hechos
ocurridos en su jurisdicción.
Que son los tratados.
El tratado como fuente de derecho internacional
Todo aquel que se propone describir el derecho de gentes actual y analiza con
ese fin la práctica en los distintos ámbitos internacionales, podrá fácilmente
comprobar que los tratados cumplen una función de primordial importancia.
Cuando dos o más Estados se ponen de acuerdo sobre un objeto determinado y
desean darle valor jurídicamente vinculatorio a dicho acuerdo, celebran un tratado.

EL CONCEPTO DE TRATADO INTERNACIONAL

cuando un Estado hace una propuesta que la otra Parte juzga conveniente, ésta
se apresura a aceptarla de modo que quede configurado un acuerdo. Cuando un
árbitro internacional debe dictar una sentencia, averigua primeramente si hubo un
convenio entre las Partes litigantes en el cual pueda fundar su decisión. En fin, si
se analiza la práctica internacional a través de la correspondencia diplomática, las
conferencias internacionales, la labor de las Naciones Unidas y de las demás
organizaciones internacionales, las sentencias judiciales y arbitrales, y las
memorias y alegatos de las Partes ante los tribunales internacionales se puede
deducir que en el derecho internacional se consideran como jurídicamente válidas
las normas que son conocidas bajo el nombre genérico de tratados.
Esta primera visión de la práctica internacional mueve al estudioso a aceptar las
concepciones de Kelsen y de ago. que afirman que el tratado es una fuente de
derecho de gentes o, dicho, en otros términos, que hay una regla de
reconocimiento relativa a los tratados en el derecho internacional.
Si se admite esta tesis, el paso siguiente que hay que dar es averiguar cuáles son
las características comunes de los tratados, pues de esa manera se puede
enunciar la regla de reconocimiento correspondiente. Y es precisamente en este
momento cuando el jurista comienza a ser ganado por cierto escepticismo pues
los convenios son muy diversos y ofrecen una multitud de matices. Si se acude a
la jurisprudencia, se advierte que, junto a los convenios concertados según los
procedimientos habituales, se ha considerado que poseen también carácter
convencional actos tales como la participación de dos Estados en la adopción de
una resolución del Consejo de la antigua Sociedad de las Naciones 1 8.
Todo esto hace que no sea tarea fácil hallar los elementos que son comunes a los
tratados. La cuestión se torna aún más dificultosa cuando se advierte que hay
también actos que tendrían sólo una base convencional.
Es muy posible, pues, que esta visión un tanto caótica de la realidad internacional
lleve al jurista a aceptar la tesis de Hart de que el derecho de gentes carece de
reglas de reconocimiento, o sea, que no hay fuentes en el derecho internacional.
Siguiendo a Hart, habría que concluir entonces que no existe ningún elemento
común a las normas que llamamos "tratados" y que la única solución para saber si
ellos son o no son reglas de derecho válido es esperar y ver, en cada caso
particular, Si bien la tarea de identificar las características comunes de los tratados
parece que conduce a un resultado negativo, merece ser emprendida aún una vez
más. El objeto del presente estudio consiste precisamente en tratar de averiguar si
existe una regla de reconocimiento referente a los tratados en el orden
internacional. Si esta regla existe, no se encontrará enunciada en términos de
lenguaje; deberá entonces ser aprehendida de la práctica internacional y deberá
ser enunciada en un lenguaje preciso.
Las características del tratado internacional
La regla de reconocimiento es aquella de la cual se valen los miembros de una
comunidad para identificar las normas del derecho válido. Esta regla indica ciertas
características o pautas que son cenes a todas las normas jurídicas válidas o a
una categoría de ellas. En general, se trata de ciertas características relativas a la
forma en que las normas han sido creadas. Estas características deben ser
comprobables en la práctica.
Se analizan a continuación algunas pautas que, a nuestro modo de ver, pueden
ser consideradas como comunes a todo tratado internacional.
a) Manifestación de voluntad común de dos o más sujetos de derecho
internacional con capacidad suficiente
Desde el punto de vista del derecho de gentes, no es posible considerar que los
partidos comunistas en ciertos países han adquirido personalidad internacional y
poseen capacidad para celebrar tratados entre ellos. Los acuerdos entre partidos
pueden ser considerados como tratados internacionales si se interpreta, según la
realidad vigente, que el partido es un órgano del Estado. En este caso, el tratado
concertado entre partidos comunistas será un tratado internacional común
celebrado entre Estados. Si no se admite este criterio, los acuerdos entre partidos
comunistas no se hallan dentro del ámbito de derecho de gentes.
No están comprendidos tampoco en la esfera del derecho internacional los
acuerdos que pudieren celebrar los Gobiernos por sí mismos y no en
representación de los Estados.
No hay aquí un tratado internacional porque un Gobierno no es un sujeto del
derecho de gentes, sino implemente un órgano de un sujeto internacional. Los
sujetos son los Estados y, por lo tanto, sólo puede haber un tratado entre ellos.
En cuanto a los acuerdos concertados entre Estados y empresas extranjeras son
llamados "convenios cuasi-internacionales" un análisis de la práctica y de la
jurisprudencia conduce a la conclusión que las empresas poseen, según el
derecho de gentes actual, la capacidad suficiente para concertar estos acuerdos.
Los convenios "cuasi-internacionales" están incluidos, pues, en el concepto de
tratado internacional.
El tratado internacional consiste fundamentalmente en una manifestación de
voluntad común de las Partes contratantes. Conviene subrayar que se habla aquí
de una manifestación de voluntad. No se trata del acto psicológico de querer algo
interiormente, sino de una exteriorización de esa voluntad. Los modos en que las
Partes manifiestan su voluntad son muy diversos.
En efecto, el texto final de la Convención define el tratado como "un acuerdo
internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho
internacional" (art. 2, inc. 1, a). La Conferencia consideró que la cuestión referente
al contenido normativo de los tratados quedaba resuelta con esta definición, pues
al expresar "acuerdo ... regido por el derecho internacional" remitía a la solución
que daba el derecho internacional general. La Conferencia pensaba, y con razón,
que era el derecho internacional general el que determinaba si sólo los tratados
con contenido normativo eran tales o si podía haber otros con contenido distinto.
Pero la Conferencia no investigó cuál era la solución que daba a esta cuestión el
derecho internacional general y no dio ninguna respuesta concreta a nuestro
interrogante. Se limitó a hacer una remisión al derecho internacional general.
clasificacion de los tratados.
Los Tratados internacionales pueden clasificarse:
Por el número de Partes contratantes Bilaterales. Los concertados entre dos
sujetos internacionales.
Plurilaterales o multilaterales. En los que participan más de dos sujetos. Pueden
ser: Restringidos. Abiertos a un número determinado de Estados. Generales. Con
vocación de universalidad.
Por el grado de apertura a la participación Abiertos. A los que se puede llegar a
ser Parte en los mismos, aunque no se haya tomado parte en su proceso de
formación.
Cerrados. Aquellos que quedan restringidos a los participantes originarios en los
mismos y en los que la participación de un nuevo Estado supone la creación de un
nuevo acuerdo entre los participantes originarios y el nuevo Estado.
Semicerrados. Aquellos en que otros Estados pueden llegar a ser Partes, distintos
a los Estados originarios, pues figuran en una lista anexa al tratado o bien se
prevé en el propio Tratado un procedimiento particular de adhesión y también por
el envío de una invitación de los Estados originarios para que otros Estados se
adhieran al Tratado.
Por la materia objeto del Tratado, Existen tratados de carácter político, económico,
cultural, humanitario, consulares, de establecimiento, etc.
Por su función de creación de obligaciones Tratados-contrato. Los que prevén un
intercambio de prestaciones entre los contratantes.
Tratados-ley. Los que intentan crear una norma de carácter general aplicable a
toda la CI o a una parte de ella.
Por la naturaleza de los sujetos que participan Entre Estados, entre Estados y
otros sujetos del Derecho internacional. Los concordatos de la Santa Sede con los
Estados o los acuerdos de sede entre una organización internacional y el Estado
en que ésta tiene su sede u oficina principal.
Entre otros sujetos de Derecho internacional. Acuerdos de las organizaciones
entre sí. Por su duración Con un plazo de duración determinado, pasado el cual se
extinguen.
De duración indeterminada, salvo denuncia. Prorrogables, bien expresa o
tácitamente. Es muy frecuente la cláusula de prórroga tácita por períodos
determinados, salvo denuncia expresa dentro de un término preestablecido.
Por la forma de conclusión Tratados concluidos en forma solemne. Su
perfeccionamiento exige un acto de ratificación autorizada por el Parlamento, la
intervención en su proceso formativo del Jefe del Estado como órgano supremo en
las relaciones internaciones y el intercambio o depósito de los instrumentos de
ratificación.
Acuerdos concluidos en forma simplificada. Obligan en virtud de un acto distinto a
la ratificación, manifestándose el consentimiento mediante la autenticación del
texto del acuerdo o por un acto posterior a la autenticación, distinto de la
ratificación, como la aprobación, la notificación, la aceptación o la adhesión
Según el art.38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia los Tratados
Internacionales son considerados como fuentes de DIP. (1)
Se entiende por Tratados Internacionales en sentido general:
“Toda concordancia de voluntades entre 2 o más Sujetos de D.I. destinado a
producir efectos jurídicos, es decir a crear, modificar o extinguir una relación de
derecho y regido por el Derecho Internacional” (2)
Como es una temática problemática en cuanto a terminologías, la forma,
interpretación etc. la CDI (3) elaboró un proyecto para codificar esta materia que
culminó con la aprobación de la Convención sobre Derechos de los Tratados de
Viena /1969.

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