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¿Cuál fue el error básico del positivismo?

Auguste Comte (1798-1857) es comúnmente considerado el iniciador del


positivismo y de la sociología científica. El centro de gravedad de su doctrina es la
ley de los tres estadios, formulada ya en las obras de juventud. En ella se contiene
su crítica a la religión y a la metafísica, y la declaración de su positivismo. Esta
posición teorética es, paradójicamente, una “filosofía antifilosófica”, que considera
conocimiento auténtico sólo el conocimiento científico-experimental, declarando
vana e inútil la pretensión sapiencial de la filosofía.

Considerada, en primer lugar, en su acepción más antigua y más común, la


palabra «positivo» designa lo real, por oposición a lo quimérico en este aspecto
conviene plenamente al nuevo espíritu filosófico, caracterizado así por
consagrarse constantemente a las investigaciones verdaderamente asequibles a
nuestra inteligencia, con exclusión permanente de los impenetrables misterios con
que se ocupaba sobre todo en su infancia. En un segundo sentido, muy próximo al
precedente, pero distinto, sin embargo, este término fundamental indica el
contraste de lo útil y lo inútil: entonces recuerda, en filosofía, el destino necesario
de todas nuestras sanas especulaciones para el mejoramiento continuo de nuestra
verdadera condición, individual y colectiva, en lugar de la vana satisfacción de una
estéril curiosidad. Según una tercera significación usual, se emplea con frecuencia
está feliz expresión para calificar la oposición entre la certeza y la indecisión:
indica así la aptitud característica de tal filosofía para constituir espontáneamente
la armonía lógica en el individuo y la comunión espiritual en la especie entera, en
lugar de aquellas dudas indefinidas y de aquellas discusiones interminables que
había de suscitar el antiguo régimen mental» (Discurso sobre espíritu positivo,
nº.31).

"El espíritu positivo reconoce como regla fundamental que toda proposición que no
pueda reducirse estrictamente al mero enunciado de un hecho, particular o
general, no puede ofrecer ningún sentido real o inteligible. Los principios mismos
que emplee no son más que verdaderos hechos, sólo que más generales y más
abstractos que aquellos cuyo vinculo deben formar, Por otra parte, cualquiera que
sea el modo, racional o experimental, de llegar a su descubrimiento, su eficacia
científica resulta exclusivamente de su conformidad, directa o indirecta, con los
fenómenos observados. La pura imaginación pierde entonces irrevocablemente su
antigua supremacía mental y se subordine necesariamente a la observación. (...]
En una palabra, la revolución fundamental que caracteriza a la virilidad de nuestra
inteligencia, consiste esencialmente en substituir en todo, a la inaccesible
determinación de las causas propiamente dichas, la mera investigación de las
leyes, es decir, de las relaciones constantes que existen entre los fenómenos
observados. Trátese de los efectos mínimos, de los más sublimes, de choque y
gravedad, como de pensamiento y moralidad, no podemos verdaderamente
conocer sino las diversas conexiones naturales aptas para su cumplimiento, sin
penetrar nunca el misterio de su producción»
Se rige por la regla de que toda proposición que no pueda reducirse al mero
enunciado de un hecho, particular o general, no tiene sentido.

¿Qué plantea Augusto Conté acerca del conocimiento?

Según Comte, el hombre individual y la historia humana llegan a la perfección


del conocimiento a través de una evolución lenta que sigue, de modo necesario, la
misma ley.

Que el objetivo del espíritu positivo es la formación y constitución de las ciencias


en su dimensión histórica. Toda ciencia posee un desarrollo histórico en sí misma.
La historia de las ciencias es paralela a la de los estados sociales. Hace una unión
de evolución científica y social. El espíritu humano, tomado como especie o como
individuo, pasa en sus especulaciones o conocimientos y explicaciones de las
cosas por tres fases o estadios (estados): teológico, metafísico y positivo. El
primero es un estado preparatorio, el segundo transitorio respecto al tercero, que
es el definitivo.

El estado teológico. (Ficticio). Es el punto de partida del espíritu positivo. En él se


pretende dar respuestas absolutas a todos los fenómenos que resultan extraños,
tendiendo a hacer que todo se parezca o asimile al hombre. Busca las
explicaciones en razones obscuras y sobrenaturales. Domina la imaginación.

El estado metafísico. (Abstracto). En este estado se busca el por qué y la


explicación de la naturaleza en las cosas mismas, a través de entidades
abstractas, inmutables y necesarias. Sigue manteniendo ese carácter del estado
teológico de dar explicaciones absolutas, esto le hace estar más cerca del estado
anterior que del positivo. Domina el razonamiento. El espíritu metafísico no tiene la
autoridad efectiva que tenía el estado teológico, aunque ha servido, pensaba
Comte, entre los siglos XIII a XVIII para descomponer el sistema teológico en los
distintos géneros del saber. Por eso es una fase destructiva y crítica, no
constructiva.

El estado positivo. (Real). Última etapa del desarrollo del espíritu humano. No


busca el porqué de las cosas sino el cómo aparecen y se comportan los
fenómenos. Solo interesa la descripción fenoménica y la regularidad de su obrar.
Estado definitivo de la positividad racional, tiene como rasgo distintivo el de la
subordinación constante de la imaginación a la observación; el espíritu humano
renuncia a las explicaciones absolutas de etapas anteriores y ser circunscribe al
dominio de la verdadera observación. La ciencia se construye en el conocimiento
de lo positivo (los hechos, lo concreto, lo dado por la experiencia). Lo positivo a
nivel práctico será lo útil, eficaz y constructivo. La sociedad es la única realidad
concreta. Esta se organiza históricamente según tres categorías: orden, progreso
y estado (o estadio). Todo estado social manifiesta una determinación de la
sabiduría universal, tiene una forma de explicar las cosas.
¿cuál es el objeto propio de la filosofía del derecho?
 Como teoría crítica y como filosofía de la experiencia jurídica, la Filosofía del
derecho debate y cuestiona los fines que persigue el derecho, las funciones
sociales que efectivamente cumple y los principios morales que la inspiran.
El contenido de la Filosofía del Derecho en un sentido amplio trata de aglutinar el
estudio filosófico no sólo de la norma jurídica positiva, sino de todas las corrientes
de pensamiento que sirven de fundamento al propio Derecho, entendido como el
orden normativo e institucional de la sociedad. Sus campos de estudio se pueden
dividir en: El estudio del Derecho como fenómeno y como ciencia, y de la norma
jurídico-positiva en general (teoría del Derecho). Como teoría crítica y como
Filosofía de la experiencia jurídica.
La Filosofía del Derecho debate y cuestiona los fines que persigue el Derecho, las
funciones sociales que efectivamente cumple y los principios morales que la
inspiran. Trata pues de las cuestiones filosóficas planteadas por el hecho jurídico,
por la existencia y la práctica de las normas.
La Filosofía del Derecho no sólo puede y debe existir, como medición y
especulación concreta sobre el fenómeno derecho asumido en su universalidad,
sino que esa medición únicamente puede hacerse de manera acertada a partir de
la adopción de una visión y una concepción filosófica general, en la cual, debe
plantearse y resolverse de forma conveniente el problema principal de la filosofía,
la relación pensar – ser.
La Filosofía del Derecho constituye una esfera especulativa concreta, que trata de
elucidar las leyes y regularidades del fenómeno jurídico entendido en su
dimensión más general y abstracta. Los datos y las conclusiones de las ciencias
jurídicas sectoriales enriquecen y confirman a su vez los resultados de la Filosofía
del Derecho. Con esos puntos de vistas, la Filosofía del Derecho no es concebida
como una nueva especulación, como una visión primigenia de la vida social. Al
mismo modo, no aspira a erigirse en ciencia de las ciencias jurídicas, a la manera
cartesiana de entender la filosofía.

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