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Presentado por: Yenny Liliana García Morales

Materia: Asesoría Familiar.

Fecha: 9 de junio de 2010

ENSAYO PERSONAL

Nací en Bogotá, en una hogar cristiano en 1980, los primeros

diez años fueron de armonía y tranquilidad, mi padres tuvieron

diferencias y a los dos años siguientes se separaron hasta la fecha.

Tuve el llamado al ministerio desde muy niña, y a la edad de

doce años realice mi primer sermón ante la congregación en un

culto de niños, aprendí con la separación de mis padres a conocer

a DIOSO como mi Padre eterno que no me abandonaría, junto con

mi mamá y mis hermanas siempre nos refugiamos en JESÚS en los

diferentes momentos, fáciles o difíciles.

Comencé a trabajar a nivel nacional a la edad de 19 años, con

campamentos de confrontación juvenil y misionera, de la Dirección

nacional de misiones Asambleas de Dios (DINAMIS), junto a los

misioneros David Woodworth y Stevan Graner, ellos influyeron de

manera drástica mi vida, a la hora de tomar una decisión firme de

servir al Señor en la obra de alcanzar a los perdidos.


Ingrese al Seminario Bíblico Central en la ciudad de Bogotá a

los 16 años, de allí que él sea mi segundo hogar, porque recibí la

terminación de formación como joven y el concejo de varios

pastores acompañaron mi formación, es maravilloso estudiar con

quienes fueron mis maestros, mentores e inspiradores para servir

como maestra, quisiera expresar mi agradecimiento para ellos.

Continúe trabajando para el seminario luego de mi

graduación, hasta el 2003, el año siguiente recibí la invitación de

trabajar en una iglesia en la ciudad de Cali, occidente colombiano,

en donde aprendí a depender absolutamente de mi Señor, el

entorno era de un nivel social bajo, con niños de alto riesgo, con los

cuales desarrollamos una labor de reeducación y terapia de afecto,

hasta el punto que al salir del colegio, eran recibidos con gran

aprecio para cursar su bachillerato, eran los más aventajados. Dios

fue bueno en esta etapa de mi vida, y me rodeo de personas

maravillosas, con las cuales aun sigo comunicándome.

Cada momento de mi vida siempre me llevo a conocerme,

analizar mis desventajas, a reconocer que tengo debilidades y

fortalezas, aunque siempre vi las negativas, y que a pesar de ellos

DIOS siempre se glorificó, tuve que aprender a callar (cuanto me

costo y aun me sigue costando), en mis proceso de adaptación,

debí ceder derechos para no dañar la cultura, y a las personas que


me ayudaban, esto no fue fácil, desprenderme del hogar, de mi

familia e iniciar una etapa de soledad, casi sin amigos y con

algunas limitantes, pero siempre viendo el poder de Dios actuando

a mi favor.

Trabaje durante tres años y luego me radique en

Bucaramanga, hasta la fecha, allí aprendí a pastorear, algo muy

lejano para mí, estando en esta ciudad contraje matrimonio, hace

18 meses, ha sido una aventura, lejos de nuestras familias, pero de

gran edificación.

Cada lugar ha dejado experiencias gratas y amargas, pero de

gran provecho; he detectado que no he logrado superar la tristeza

del abandono, la incapacidad de mantener amigos y el sentimiento

de explotación con el cual he tenido que vivir en algunos lugares, el

poco reconocimiento por mi labor y ahora la de mi esposo;

también el profundo sentimiento de salvadora, con lo cual he tenido

grandes decepciones, considerando que puedo ser la salvadora de

cada situación, mi anhelo de que las personas no sufran ha traído

dolor a mi corazón.

Lo anterior debe cambiar o direccionar de la manera que

pueda ayudar a otros, no tomar los problemas y tomarlos como

míos, el llevarlos no es tan saludable.


En el ministerio puedo ayudar a otros con mi experiencia en

los diferentes lugares en los cuales he vivido, algunos estudiantes y

ministros jóvenes preguntan cómo lo he logrado, y les enfoco en las

pautas que tuve que tomar y las decisiones que afronte, lo bueno a

algunos les ha ayudado.

En mi experiencia como hija de padres separados he podido

identificarme con su dolor, pero también a darles consejos de lo que

ellos no deben caer, ya que los padres son responsables de sus

decisiones. Eso ayuda a su dolor y se tranquilizan en el sentido

que no es su culpa, les enfoco a descansar y a direccionar su vida

a no repetir la historia, en Cristo se puede.

Cuando tuve la oportunidad de estudiar ISUM en el 2005, la

materia de Psicología Pastoral, logre desarrollar talleres para

ciertos programas del seminario bíblico y una universidad,

considero que este será de mayor provecho, descubrí la necesidad

de ser sana para ayudar a otros.

Cada tema me llevo a la necesidad de presentar propuestas

de sanidad para las familias ministeriales, enfocar temas

específicos que en nuestra sociedad actual se debe manejar.


Si el primero trajo buen fruto mi anhelo es que este traiga una buen

fruto, mi anhelo es que con este logre una cosecha as abundante,

maestra gracias por sus enseñanzas y mover a mi vida a trabajar a

favor de otros.

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