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ELEC C IO N PO PU LA R DE A LCALDES. P. G A lT A N 95
los años posteriores al Frente Nacional la nejo de los asuntos locales y de otorgarle un
ANAPO y distintos sectores liberales presen ta nuevo significado al espacio —el municipio—
ron proyectos de ley que la proponían; sola donde aquiere territorialidad la democracia, se
m ente en 1980 y por iniciativa de .\lvaro Gó plantea como un gran reto que le concierne di
mez Hurtado se inició su trám ite legislativo. La rectam ente al “ país nacional” . Por ello los
aprobación final por el Congreso, hace dos comicios que habrán de celebrarse son mucho
años, estuvo precedida por sucesivas mocio más que el simple rito de acudir a las urnas.
nes para “ archivar” los proyectos conducentes
a la reforma. La antecedieron asim ismo arduos Quizás sin que los gestores de la reform a así lo
debates entre los distintos grupos y fracciones hubieran previsto, el proceso político y electo
de los partidos tradicionales. A unque el propó ral que está en m archa tam bién ha puesto en
sito descentralizado^ una vez im pulsado por la evidencia los diversos rostros de la crisis que
adm inistración Betancur, se incorporó en los vivimos. Una crisis multidimensional que tra s
program as de las distintas fuerzas políticas y pasa las fronteras de lo económico y lo político
contó con el decidido apoyo de la izquierda par y cuestiona profundam ente el significado de
lam entaria, el acuerdo bipartidista que final nuestros símbolos culturales y nuestros valores
m ente hizo posible la institución del alcalde éticos. La aguda descomposición de numerosos
popular se construyó sobre las bases de un grupos sociales y la panacea del enriqueci
débil consenso político. Ello no hace m ás que miento fácil; la polarización de las fuerzas en
reflejar, aún hoy en día, el apego que un im conflicto y la extensión de los enfrentam ientos
portante sector de la clase política sigue profe arm ados; la generalización de la “ guerra su
sando a los principios presidencialistas y cen cia” y la multiplicación de diversas formas de
tralistas de 1886, la reticencia frente al cambio violencia que se entrecruzan sórdidam ente y
aun cuando se produzca dentro de los m árge que incluyen desde la guerra de las calles que
nes del Estado de derecho y, por sobre todo, el ocasiona la delincuencia común, hasta la gue
miedo frente a cualquier intento de renovación rra que genera el narcotráfico; la crisis de la
institucional. Señala así mismo lo difícil que justicia, el abandono de la ram a jurisdiccional y
resulta la unificación de los sectores dom inan la pérdida de credibilidad en las principales
tes cuando se tra ta de im pulsar reform as polí instituciones, particularm ente en el Congreso;
ticas de largo alcance, capaces de reforzar la la ausencia de liderazgo político y la crisis por
legitimidad del sistem a, pero que en el corto la que atraviesan los partidos, son todos fenó
plazo afectan y comprometen intereses indivi m enos que constituyen en su conjunto el esce
duales sobre todo de índole burocrática y elec nario en el cual se pondrá a prueba la prim era
toral. elección popular de alcaldes.
En térm inos de política com parada la reforma La coexistencia del orden y la violencia, como
podría considerarse como un ajuste tímido y lo señalara Pécaut (1), de la confrontación ar
tardío del orden institucional. Sin em bargo, en m ada y las propuestas de paz, del reformismo
un país como el nuestro, tan profundam ente institucional y la propensión hacia el m ilitaris
conservador y tan atado a sus viejas costum mo, invitan a pensar la elección de alcaldes
bres y prácticas políticas, implica un potencial como un proceso que desafia la democracia. Y
democratizador de tal m agnitud que para m u m ás que ello, como un plebiscito sobre las dis
chos aparece incluso como am enazante y yuntivas políticas que hoy se nos presentan.
desestabilizador. La sola posibilidad de que se
le abra paso a la democracia participativa cues EL FRENTE NACIONAL Y LA NUEVA
tiona las prem isas básicas sobre !as cuales está MODALIDAD DE CRISIS
cimentado el rígido y estrecho régimen político
colombiano. En el proceso político contem poráneo de Co
lombia aparece como una constante la rigidez
El ciudadano, ajeno por tradición a las decisio y el inmovilismo de las instituciones frente a
nes del “ país político” , puede sentirse inter
pelado y convocado por la figura del alcalde 1. Daniel Pécaut, O rden y Violencia: Colombia 1930-1954, Bo
popular. La posibilidad de incidir sobre el m a gotá, Siglo XXI Editores-CEREC, 1987, Vol. I, p. 17.
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las transform aciones que genera la evolución El nuevo modelo de dominación, al mismo
económica y social. El inmovilismo institucio tiempo que impulsó mecanismos jurídicos y
nal ha conducido a un progresivo divorcio entre políticos para reordenar las relaciones entre las
sociedad y Estado y ha puesto en evidencia el clases dom inantes y para reconstruir las frag
desfase existente entre una estructura política m entadas bases del consenso nacional, sentó
y adm inistrativa excesivamente centralista, y las prem isas de un esquem a de poder fundado
la diferenciada dinámica de las sociedades re en el acuerdo y el compromiso “ desde arrib a’’,
gionales. Estas dos caras de un mismo proble sin que la sociedad y el Estado encontraran, a
m a apuntan a señalar al Estado colombiano la postre, verdaderas formas de convivencia
como un ordenam iento político que se ha es política. Su resultado m ás inmediato fue la con
tructurado y desarrollado sobre las bases de un solidación de un régim en político cerrado,
débil consenso social. Los sectores subalternos autoritario y poco participativo, caracterizado
de la sociedad civil han estado ausentes las por el monopolio bipartidista sobre el aparato
más de las veces en la tom a de las decisiones del Estado y por la utilización con fines priva
políticas y han perm anecido excluidos de la dos de sus recursos, como si éstos fuesen patri
gestión gubernam ental. monio natural de los partidos (2).
que perdió liderazgo y capacidad de convocato Tal ampliación de las relaciones políticas extra-
ria “ dejando al descubierto la vieja multiplici institucionales pone en entredicho la legitimi
dad de liberalismos y conservatism os regiona dad del sistem a en su conjunto y le plantea al
les, lo cual atomizó la necesidad de disciplina y régim en y a sus partidos la necesidad de im
la dirección m ás o menos unificada de los parti pulsar estrategias de conservación y de repro
dos. La com pensación... fue el fortalecimiento ducción política.
del nivel regional o local del bipartidism o, apo
yado por un desarrollo forzado del clientelis-
m o” (3). EL REFORMISMO INSTITUCIONAL, UNA
ESTRATEGIA PARA ENFRENTAR LA CRISIS
La pérdida de legitimidad y de capacidad de
representación de los partidos políticos, acen Frente al panoram a actual del país y el confuso
tuó el carácter excluyente del acuerdo paritario espectro de fuerzas enfrentadas que cuestio
y puso en m archa otro de los procesos resultan nan la supervivencia de nuestro frágil orden
tes del Frente Nacional: la reducción de los es democrático, el historiador Tirado Mejía ad
pacios institucionales y la restricción de la p ar vertía de m anera prem onitoria lo siguiente:
ticipación política. La inexistencia de la compe
tencia m oltipartidaria y el bloqueo sistemático “ Hay épocas en las que por períodos lar
al desarrollo de fuerzas políticas distintas al bi gos m archan al unísono economía, socie
partidism o lo ilustran de m anera clara. La into dad y legislación y otras en las que en un
lerancia del régim en frente a fenómenos como breve transcurso de tiem po, los aconteci
el MRL y la A ÑAPO y los fallidos intentos de m ientos desbordan las instituciones.
los movimientos de izquierda por constituirse Cuando esto sucede, el hecho social se
en alternativas de poder, expresan esta te n impone y el resultado es, o la reform a por
dencia. La convergencia de todos estos proce adecuación o apertura, o la revolución que
sos fue configurando una situación de crisis en da lugar a un nuevo orden, o los regím e
el régim en bipartidista que podría caracteri nes de fuerza que por la violencia estatal
zarse como sigue: represan la solución de los problem as” (4).
El itinerario de la reform a se inicia con la con En lo que se refiere a los factores de carácter
vocatoria en 1982 por parte del gobierno de una político deben destacarse el débil compromiso
“ Cumbre Política” . Con ella se buscaba forjar orgánico de los partidos tradicionales con el
un acuerdo concertado entre los distintos parti proceso de reform a y el fragmentdo apoyo del
dos “ para comprometer las m ejores energías partido conservador a la gestión gubernam en
de la nueva nación en la em presa prioritaria de tal. La condición de minoría parlam entaria del
la creación de un nuevo marco político e insti dividido partido de gobierno, tuvo a su vez
tucional, que deberá servir de consenso y de como efecto el distanciam iento entre el Ejecu
cuadro fundam entales de las controversias, las tivo y el Congreso.
aproximaciones y los entendim ientos propios
de la etapa nueva que se abre en la historia de También operó como factor adverso la incapa
nuestra actividad política” (6). cidad del gobierno del Presidente Betancur
para traducir en movilización popular el apoyo
Diez puntos básicos se le propusieron al país y electoral y el prestigio que acompañaron el ini
a los partidos como tem as sustanciales de la cio de su m andato. El apoyo en la sociedad civil
y particularm ente en las clases subalternas
5. Véase Jaim e Castro, Proceso a la violencia y proceso de paz.
M inisterio de Gobierno. Bogotá, 1986, pp. 20-26. 7. El Tiempo, 8 de septiem bre de 1982, p. 7A.
6. C arta de Rodrigo Escobar Navia dirigida a los jete s de los 8. Eduardo Pizarro, “ El proyecto reform ista de Belisario Be
distintos partidos políticos, a propósito de la “ C um bre Políti ta n c u r’’, en R evista U niversidad de Antioquia, No. 204,
c a ” . El Tiempo, 8 de septiem bre de 1982, p. 7A. MedeUín, 1986, p. 7.
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gurarse un escenario de acción y negociación Las bondades y los alcances de la elección po
política m ás favorable para los intereses de las pular de alcaldes se pondrán a prueba, sin
com unidades locales. Tolerar y garantizar la embargo, en un escenario cargado de conflic
participación popular es el gran reto del Go tos y de m últiples formas de violencia que am e
bierno. Conquistar ese derecho para hacerlo nazan con desvirtuar los propósitos que inspi
efectivo es el desafío del movimiento popular y raron la reform a. En este sentido los comicios
de las fuerzas democráticas. que habrán de celebrarse en los aproxim ada
m ente mil municipios que conforman la malla
El sufragio directo vendrá acompañado de urbana del país expresan, quizás como ningún
otras instituciones que pueden am pliar los otro fenómeno, las tensiones y contradicciones
efectos de la reform a política. Nos referim os a que anim an la actual coyuntura. Las elecciones
la creación de las juntas adm inistradoras loca que se avecinan serán un fino term óm etro para
les, cuyos miembros pueden tener origen en medir la voluntad política de las clases dirigen
una votación popular; la presencia de los usua tes y de los partidos, y una ocasión propicia
rios de los servicio; públicos en las juntas di para observar los límites de la capacidad refor
rectivas de las em presas m unicipales; la cele madora del Estado.
bración de contratos entre el municipio y las
organizaciones cívicas para la ejecución de La elección popular de alcaldes representa, en
obras y la administración de determ inados ser suma, un gran desafío para el régim en biparti
vicios y particularm ente, la consulta popular o dista y a la vez un gran reto para todas aquellas
referendo municipal, que aún no ha sido regla fuerzas interesadas en preservar y am pliar los
m entada pero que se plantea como una posibi espacios que hacen posible la convivencia
lidad real para que las com unidades locales se democrática. Varios son los desafíos que se le
pronuncien e incidan sobre el manejo de los plantean al régim en bipartidista. Quizás el más
asuntos públicos. Todas estas m edidas podrían im portante es encontrar puntos de convergen
parecer en extremo tím idas y restringidas si se cia entre el proceso de apertura institucional y
las compara, por ejemplo, con las instituciones el proceso de paz. Cuando se impulsó la refor
del poder municipal de los países europeos. En ma política ambos procesos se concibieron
el caso de los municipios colombianos, donde como partes integrales y com plem entarias de
lo característico es la clientelización de la vida un proyecto global de modernización y dem o
local que ha ido despojando al ciudadano de su cratización del Estado. Transcurridos seis años
conciencia cívica, el desarrollo de una gestión puede observarse que, en la práctica, el pro
gubernam ental que se hace a espaldas de la yecto se ha desvertebrado y m archa cojo.
población y la ausencia de una tradición y una
La reconciliación del Estado con las com unida
cultura de participación (10), este conjunto de
mecanismos se revelan como renovadores y des locales y la oxigenación de las estructuras
encierran un enorme potencial democrático. básicas del poder municipal, se encuentran
En este orden de ideas podría advertirse que estrecham ente vinculadas con la posibilidad de
para que se genere una renovación política de que los alzados en arm as se incorporen a la
la vida municipal es necesaria la confluencia de vida civil. Por ello la institución del alcalde
varios factores: “ la m era descentralización es popular lleva implícita la tarea de la ‘‘reconci
un embeleco adm inistrativista; la m era partici liación nacional” . No obstante esta conjunción
pación, espejismo populista. Solo a través de la de propósitos, la brecha que se abre entre paci
descentralización participativa y la participa ficación y reforma municipal es cada día más
ción descentralizada puede construirse una grande. La inexistencia de una política de paz
verdadera democracia local” (11). coherente y la persistencia de las acciones del
movimiento arm ado, es decir la m anera como
ha evolucionado la situación de “ tre g u a ” y
“ cese al fuego” entre el gobierno y la guerri
10. V éase, Pedro Santana, “ Crisis m unicipal, m ovim ientos so lla, y particularm ente entre éste y las FARC,
ciales y reform a política en C olom bia", en Revista Foro señalan un profundo deterioro, si no un conge
No. 1, Bogotá. 1986, pp. 7-10.
11. H ernando Gómez Buendía, Ponencia p resen tad a ante el
lamiento del proceso de paz. Este último p are
Colegio Electoral y el Comité Program ático D istrital del ce m archar en contravía del reform ismo insti
Liberalismo, Bogotá, octubre 27 de 1987, p. 9. tucional propuesto por el Estado.
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Otro desaño que se le plantea al régim en es el La notoria ineficacia que los acom paña se ha
del establecim iento de garantías políticas para traducido en este período preelectoral en inme-
hacer efectiva la participación de movimientos diatism o burocrático y en una exacerbada prác
y fuerzas distintas al bipartidism o. La reinter tica de clientelismo. El “ tru eq u e” de adhesión
pretación del ordinal prim ero del Artículo 120 política por prestación de servicios continúa
de la C arta Política, fundam ento del esquem a siendo el principal recurso para m antener cau
gobierno-oposición, no ha logrado hasta el tivo al electorado local. A ello debe sum arse el
momento sus objetivos. La práctica del esque faccionalismo interno y la ausencia de discipli
ma se ha orientado principalm ente al manejo na, características que no hacen m ás que refor
de las deterioradas relaciones entre el partido zar su baja capacidad de representación políti
de gobierno y la “ oposición reflexiva” del con- ca. En estas condiciones los partidos se enfren
servatism o, sin que se haya propiciado real tan a la elección de alcaldes m ostrando, como
mente el juego de las opciones m ultipartida- lo señalábam os, todas las deficiencias de sus
rias. estructuras y sus tradicionales prácticas.
es factible que los movimientos cívicos y las tendrán que apoyar tales movilizaciones y asu
coaliciones suprapartidistas tengan alguna mir el reto que implica el enfrentam iento con el
expresión electoral que cuestione los tradicio gobierno central. Dicha situación, que ya se ha
nales patrones de adscripción política. presentado en varios municipios del país, p ar
ticularm ente en aquellos donde la presencia
El reto de la renovación tam bién ha tenido que del Estado y de los partidos es prácticam ente
asum irse por parte de los partidos políticos que im perceptible, puede convertir en un fenóme
se han visto obligados a revisar sus símbolos, no más complejo y conflictivo la relación entre
sus prácticas y sus métodos de trabajo. Tal vez nación, regiones y municipalidades.
por ello las principales ciudades están invadi
das por un sinnúm ero de “ candidaturas cívi Finalm ente debe tenerse en cuenta la presen
cas” que evitan la referencia partidista y elu cia económica y social de ese “ poder en la som
den el discurso a nombre de los principios libe b ra ’’ que constituye el narcotráfico en regiones
rales o conservadores. La renovación, sin em cada vez más extensas del país. Su desem peño
bargo, ha sido más formal que real y se ha tra como generadores de fuentes de empleo y su
ducido fundam entalm ente en un cambio de papel como benefactores de las com unidades,
lenguaje que no implica un replanteam iento interesados en adquirir legitim idad social y
del perfil ideológico ni de la estructura organi política, pueden facilitar la utilización de la
zativa de los partidos. La visible necesidad que elección popular de alcaldes como un recurso
tienen am bas colectividades de presentar una para aum entar su influencia sobre la clase polí
nueva im agen que convenza y movilice a la ciu tica o para ingresar form alm ente en ella.
dadanía, ha conducido a que se valorice la es
trategia publicitaria y a que se eleven conside
rablem ente los costos de las cam pañas. La
“ g u erra” de los afiches ha sido sustituida por
la de las m odernas vallas, propiciándose un
culto a la forma que contrasta con la pobreza y
la vaguedad de las propuestas program áticas.