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La palabra griega epos significa “narración”. La poesía épica es aquella que narra las
hazañas de héroes históricos o legendarios. Por este motivo, también recibe el nombre
de poesía heroica.
- Su origen. En la mayor parte de las culturas, la épica comenzó siendo oral y cantada,
hecho que no se produce en el caso de la épica latina.
- La forma. Siempre está escrita en verso y emplea una versificación majestuosa y lenta.
Así, en las literaturas griega y romana, los poetas se sirvieron del hexámetro.
- El tema. Normalmente, la épica canta las gestas y las hazañas de los seres heroicos
más reconocidos por una comunidad. En la épica griega, modelo de la latina, se
narraron las gestas y las aventuras de los héroes griegos y troyanos que se enfrentaron
en la guerra de Troya (la Ilíada y la Odisea).
- Figuras heroicas. Los protagonistas de la épica, los héroes estaban dotados de valores
como la lealtad, la fortaleza o la valentía, y su grandeza residía no solo en esos valores
y en que estaban dispuestos a morir por su pueblo, sino también en el respeto que
sentían hacia la voluntad divina.
Los héroes encarnan los valores morales y las actitudes sociales más apreciados por la
cultura que los ha creado.
- Figuras retóricas. Las obras épicas estaban destinadas a ser recitadas en público por
un aedo o juglar y solían tener una finalidad ensalzadora.
Siendo la épica un género de tradición oral, se utilizaban unas fórmulas, que permitían
al rapsoda (el que relataba el poema épico) una mejor memorización del texto. Suelen
ser versos enteros o partes de verso que se repiten sobre un mismo esquema métrico y
que sirven como epítetos que caracterizan personajes humanos o divinos.
También los símiles o las comparaciones, muy frecuentes en este tipo de obras, indican
el paso de un episodio a otro y ofrecen plasticidad y viveza a la narración, además de
relajar la atención tras momentos de una tensión especial (narración de un combate,
por ejemplo)
Ejemplos de otras épicas son los poemas griegos Ilíada y Odisea, el provenzal La canción
de Roland o el castellano Poema de Mio Cid.
La épica griega es una épica heroica, de raíz oral, de antigüedad muy notable, de
carácter formular y repetitivo, sin embargo la épica latina es una épica culta,
consecuencia de la voluntad compositiva de diversos autores.
Esta creación de los poetas arranca de modelos griegos y mantiene sus esquemas: verso
hexámetro dactílico, estilo solemne, personajes elevados. A esto hay que añadir la
vocación conquistadora y dominadora del pueblo romano para comprender que
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algunas gestas llevadas a cabo en el campo de batalla se eleven a la categoría de gestas
elevadas e irrepetibles.
La gesta que se cantó y se tomó como modelo fue en un principio, el enfrentamiento
con Cartago: las guerras púnicas. Después se fueron mitificando otros enfrentamientos
hasta que el cantar de gesta cedió el sitio a la prosa historiográfica.
Así pues, dos son las fuentes de la épica romana, que es siempre una épica culta: la
tradición griega y las gestas de romanos ilustres en el campo de batalla.
El primer texto épico es la obra de un griego capturado por los romanos al tomar
Tarento, Livio Andrónico (284-204 a. C.) Enseñó griego en Roma y tradujo al latín la
Odisea.
Cneo Nevio escribió Bellum Punicum, cantar de gesta sobre los enfrentamientos
armados de la primera guerra púnica en la que participó.
Años más tarde Ennio (239-169) a. C.) compuso los Anales del que se conservan 628
versos. Ennio narró la historia de Roma desde su fundación hasta la misma época del
autor. La mayoría de los hechos corresponden a la segunda guerra púnica.
VIRGILIO Y LA ENEIDA
Publio Virgilio Marón (71-19 a. C.) nació cerca de Mantua y estudió en Cremona, Milán
y Roma. Fue un personaje en la corte del emperador Octavio Augusto quien le apoyó y
admiró en todo momento, al igual que Mecenas. La muerte le sorprendió al regreso de
un viaje de Grecia ya en tierras italianas, en Brindisi.
Su producción es poco numerosa pero muy variada: Églogas en el género bucólico,
Geórgicas en el didáctico y por supuesto Eneida en el épico. Virgilio ordenó antes de
morir que su obra Eneida fuera quemada, pero sus amigos no le hicieron caso y la
publicaron tal y como él la dejó, con algunos versos incompletos, bajo el beneplácito
del emperador Augusto. Coincidió por tanto con el gran proyecto de restauración
nacional emprendido por éste y la obra presenta objetivos políticos:
Glorifica a la familia de los Julios, entroncándolos con Eneas y, por tanto, con
Marte y Venus.
Es el gran poema nacional romano: Roma necesitaba una obra con la que
identificarse y que ensalzara sus orígenes y su glorioso destino. En todos los
pueblos poderosos llega siempre un momento en que se desarrolla un sentimiento
de superioridad y se busca la exaltación de los valores nacionales.
El poema narra las aventuras de Eneas, el héroe troyano hijo de Anquises y Venus,
desde su salida de Troya hasta su llegada a las costas de Italia y la consecución de su
objetivo final.
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La Eneida se compone de doce libros; cada uno de ellos parece un todo con entidad
propia.
El esquema estructural es el siguiente: los seis primeros libros narran las peripecias de
Eneas hasta alcanzar las costas de Cartago. Allí el caudillo troyano narra a la reina
Dido todos los episodios acontecidos desde la toma de Troya hasta ese momento. Tras
realizar en el libro VI una bajada a los infiernos, el héroe protagoniza en los últimos
seis libros (del VII al XII) toda una serie de enfrentamientos contra los habitantes del
Lacio hasta conseguir la victoria y la correspondiente recompensa: casarse con Lavinia,
hija del rey Latino. Queda así Eneas en disposición de fundar una nueva estirpe: la del
pueblo romano.
La influencia de Ilíada y Odisea parece clara: Los seis primeros libros evocan las
peripecias de Ulises: naufragios, tempestades, estancias en diversas tierras, lances
amorosos, bajada a los infiernos…; episodios de la Eneida recreados a partir de la
Odisea.
Los últimos seis libros, en cambio, recuerdan las múltiples y variadas estampas bélicas
de la Ilíada: duelos singulares, guerreros que se arman minuciosamente, comparaciones
desarrolladas y muertes patéticas.
Personajes
A diferencia de Homero, Virgilio es más un pintor de sentimientos o estados anímicos
que de caracteres propiamente dichos. Veremos algunos rasgos de las figuras más
importantes:
Eneas es un guerrero que en la Ilíada no destaca como Héctor o cualquiera de
los personajes de primera fila pero tampoco es un personaje insignificante.
Virgilio lo convertirá en su obra en un personaje importante y en un héroe muy
particular. Eneas persevera en su destino. Su obediencia al mandato divino es
constante, a veces obsesiva. Vence dificultades, sortea peligros, como los héroes
homéricos, pero el destino –fatum- o la divinidad –divus- dicen siempre la
última palabra.
Dido, la reina de Cartago, al contrario que Eneas sí brilla con luz propia. Es una
mujer fogosa, ardiente , enamorada y enormemente vital.
Turno es el guerrero rival de Eneas, que en ocasiones nos recuerda a Héctor por
su valor, sinceridad e infortunio, y a veces a Aquiles por su temperamento
feroz, irascible y primario.
Niso, Euríalo y Palante son los jóvenes que pierden la vida en la flor de la edad.
Frente a ellos Anquises, el padre de Eneas representa la ancianidad.
Los dioses desempeñan un papel importante. Virgilio siente un respeto reverencial por
Júpiter quien parece tener en sus manos las riendas de Roma. A su lado, Juno, Venus y
Minerva cumplen el papel de mediadoras entre el padre de los dioses y los humanos.
En cualquier caso la apelación de Virgilio al fatum o a las divinidades menores – lares,
penates- son una constante en toda su obra. Es más sin la presencia constante de
elementos divinos y religiosos, la acción dramática no habría podido comprenderse
plenamente. Enaltece los sentimientos de piedad (pietas) y religión, rasgos
característicos de la antigua Roma y que Augusto intentaba restaurar.
Lengua y estilo
La Eneida es una de las obras maestras de la literatura universal. Virgilio logró una
perfecta adaptación del hexámetro a la lengua latina.. En esta obra el lenguaje poético
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alcanza una perfección incomparable. Las frases son simples, el lenguaje poético pero
sin afectación ni barroquismo. La Eneida presenta elementos propios de la épica
tradicional (uso de símiles y comparaciones, las fórmulas, el empleo de arcaísmos…)
que le confieren el vigor heroico y la solemnidad característicos de un poema épico.