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Durante el desarrollo de la industria en Colombia en el siglo XX, la industria textil se abrió camino en
el departamento de Antioquia, más específicamente en el corregimiento de Hato Viejo, hoy
municipio de Bello, donde la primera edificación de la Fábrica de Hilos y Tejidos del Hato S.A. hoy
Fabricato S.A. tuvo su primer punto de fábrica.
Las maquinas traídas desde Europa por el rio magdalena hasta las tierras antioqueñas, requerían una
mano de obra que tuviera especial agilidad y delicadeza; quienes las operaron y movilizaron la
industria textil fueron mujeres jóvenes y niñas que trabajaban en extenuantes horarios, a quienes no
se les reconocían las mismas condiciones laborales que a los obreros hombres y que además eran
víctimas de abuso sexual.
Betsabé se detiene en seco, [fin de los pasos] el sudor frio le recorre la espalda, se le hace un nudo en
el estómago y siente como su garganta se seca. La rabia de sentirse impotente la invade. Para
tranquilizarse, comienza a susurrarse a ella misma.
Betsabé: (en susurro, tratando de calmarse) Calma. (suspira) Maldito asqueroso, ¿qué hago? (se
gira) [S] ¡llamo a alguien!, no, seguro que me va peor, pero... pero... no, algo tengo que hacer.
(Indecisa) Y si la llamo por su nombre y luego corro... no, no, no, eso no serviría de nada...
Desde adentro
Capataz: Si ve lo que me hace hacer, sea mansita... (Pausa) Como si uno no las viera ofrecérsele a
cualquiera, muertas de hambre, desagradecidas... (Pausa)... yo la vi, yo la vi con sus ojos de perro,
pidiendo, no se va a hacer la inocente ahora... (Pausa) ¿Quería un adelanto? (Risa)…
Entre tanto Betsabé apurada baja su vista al piso, revisándolo, encuentra una base de madera donde
se carda el algodón, la toma.... [Se escucha como la recoge] Mientras lo hace se escucha:
[Lanza la base de madera, se estrella contra la puerta.] Ella retrocede unos pasos hacia la salida de la
bodega.
Capataz: (Sobresaltado por el ruido sale del cuarto acomodándose los pantalones, mira la bodega
acostumbrando los ojos al cambio de luz) ¿Qué hace aquí?... (la reconoce) !Lárguese! ¿Por qué no
está en su puesto de trabajo?
El Capataz al oírlo hace un gesto de impaciencia, Betsabé mira al capataz, él duda un momento, pero
de inmediato recobra la postura de autoridad.
Capataz: No jodas que la dejaron venir así no más... (Pausa, mira de soslayo al cuarto) Esto le va a
costar... ¿El Pulgo sabe que usted está aquí?
Capataz: (Con malicia) Va a ver como su arrogancia le sale por la culata. De eso me encargo yo. (Se
dirige hacia Betsabé) Que se creyó esta gran pendeja.
[Del cuarto se escuchan ruidos como de trastes, piezas metálicas y de madera] El capataz dirige su
mirada al cuarto, este permanece obscuro para el público. [Se escucha un golpe, un resbalo.]
Capataz: (con ironía, refiriéndose al cuarto) Lastima, otra que se va a tener que ir.
Capataz: (Amenazante) Ah ya entendí, usted también viene por lo suyo. (la mira lascivamente) Esa
se buscó su suerte, todas ustedes son iguales... con sus manitas pequeñas, sus ojos de perro
hambriento... jmmm
Camina hacia Betsabé para hablarle de cerca, le toma las mejillas con una mano
Betsabé: (Retándolo) Usted cree que por mujeres y pobres nos puede tratar como se le dé la gana,
asqueroso. (Escupe en la cara al capataz)
Capataz:!Esta gran pendeja! (tiene el reflejo de esquivar hacia atrás, para limpiarse con la que tiene
libre)
Betsabé aprovecha la distracción para zafarse del Capataz y poder asestarle un puntapié en la
entrepierna
Betsabé corre al cuarto y entra. [Pasos descalzos corriendo, sonido de puesta abriéndose. Se
escuchan ruidos de trastes cayendo y la respiración agitada de Betsabé cargando a Ausencia.]
Betsabé: [Dese dentro del cuarto, opacada] No te preocupes, respira, ¿Puedes caminar?
Capataz: (se acerca al cuarto caminando con dificultad) [Pasos pesados y lentos] Estas perras...
(recuperando el aliento) de aquí no salen...
Betsabé: (Interrumpiéndolo saliendo del cuarto) [Azote de puerta] Ni crea que se va a salir con la
suya. Hoy no.
Capataz: Con lo que acaba de hacer usted ya se jodío piojosa. Ya mismo me voy con El Pulgo a
hacer sus despidos. Las veré en la cuadra de las abandonas vendiéndose por pan.
[Chirrido de puerta]
Del cuartico sale Ausencia, una niña de 10 años, escuálida, pálida, de trenzas rubias y secas. Su labio
se encuentra roto y trae la ropa desarreglada. En la mano trae uno huso metálico. Dirige su mirada
vidriosa hacia el capataz que se encuentra contra el estante.
Betsabé: Tú no te preocupes, esto ya fue muy lejos. Ya no vamos a aguantar más. Ya vas a ver
cuando lleguemos al patronato.