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PRIMER SEMESTRE
Licenciatura en Derecho
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86 DERECHO ROMANO
El que pide que se reconozca o declare un derecho, o bien que se ejecute uno pre'
viamenle reconocido, es quien ejerce la acción: el actor o demandante; la otra par-
te, que es quien desconoce ese derecho o no ha cumplido con un deber, es el
demandado, llamado reus por los romanos.
Ambos podían ser representados por un cognitor o por tn procurafor. El pri
mero era un representante nombradO solemnemente frente a la otra parte y an-
te el tribunal, mientras que elprocu ra.tor erawrepresentante común y corriente,
nombrado probablemente a través de un mandato y obviamente sin requerir Ia
presencia del otro litigante.
Es importante destacar que la representación no fue aceptada fácilmente
en Roma.-En principio, se consideró que sólo las partes poüan intervenir en
el proceso, peio poi"-ones prácticas se establecieron excepciones a esta rg-
gIá; Justiniano (Inst. 4,10 pr.) nos dice que éstas aparecieron:
. cuando el tutor actúa en nombre del pupilo,
. cuando un ciudadano ejerce una acción popular,
. cuando una persona intórviene en nombre de un esclavo para pedir su liber-
tad, aquí se trata del adsertor libertaüs que ya conocemos y'
. cuando se actúa en nombre de un ausente en misión oficial.
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servía para pedir el reconocimiento tanto de un derecho real como de uno perso-
nal y era aplicable en cualquier caso. Las partes primero debían acudir a los pon-
tífices, quienes les indicaban la declaración que habrian de repetir; despué-s, el
actor debía hacerse acompañar por el derrlandado y, ya ante el magistraáo, reci-
taba la fórmula verbal de carácter solemne. si la ácóion era real, -como pedir el
reconocimiento del derecho de propiedad, el demandado afirmaba también
ser
propietario del objeto litigioso. A continuación se simulaba una lucha entre
am-
bos y era en este momento cuando el magistrado interveníaindicándoles que
hi-
cieran una apuesta, cuya cantidad deberla quedar depositada hasta q,r"
decidiera quién era el ganador. su decisión recaía en piimer lugar sobre la "1¡,r",
uprr"r-
ta, pero indirectamente solucionaba la cuestión de fondo. El imlorh de
tal apues-
ta sacramental era de b00.ases si el valor del litigio rop"rio" a 1000, y áe 50
si era inferior. ""u
- - si la acción era personal y el actor pedía que le pagaran algo que le debían,
el demandado en este caso no opondría una pietensión paralela, slno que
sola-
mente negaría lo pretendido por aquér. por lo demás, ei t.á-it" era eimismo,
Derecho procesal 91
2. Procedimiento forrnulario
El procedimiento de las acciones de la'ley fue suficiente para un pueblo sin gran-
des compücaciones procesales, pero a medida que se desanolla el espíritu juri
dico del iomano, se perciben con mayor claridad los defectos de que aquél adole-
cía. Debemos tener en cuenta que por un lado resultaba difícil aprender de me-
moria las declaraciones solemnes; por otro lado, se estaba totalmente sujeto a
la memoria y buena fe de los testigos que intervenían en la controversia. Así las
cosas, se vio la necesidad de fincar el procedimiento sobre la base de documen-
tos, los cuales deberían ser elaborados por un magistrado, o bien bajo su con-
trol. Estas circunstancias y el hecho de que las acciones de la ley sólo poüan apli-
carse entre ciudadanos romanos, y nunca ss¡ uliliz¿das en problemas existentes
entre éstos y un peregrino, o entre peregrinos, trajeron como consecuencia que
precisamente el pretor peregrino fuese implantando un nuevo sistema, para es-
94 DERECHO ROMANO
A. Fase in iure
& La fórmula
Es mediante la aceptación de este documento redactado por las partes, que se
le confiere al juez la facultad de poder condenar o absolver al demandado. Debe'
mos tener en cuenta que lo primero que aparece en toda fórmula es la designa'
ción del juez que se hará cargo del litigio; independientemente de esta
generalidad, toda fórmula debe de contener cuatro partes: la demonstratio,la
intentio,la condemnatio y la adiudicatio.
Lademonstr¿üio consiste en una exposición de los hechos y señala la causa
por la cual se lleva a cabo el litigio.
Enlaintentio se indica la pretensión del demandante o actor; esto es, la cues'
tión misma en que se basa el proceso.
La intentio puede ser certa o incerta; será certa cuando el obj eto del litigio
esté perfectamente determinad o, e incerta cuando éste es indeterminado y su de-
terminación se deja a criterio del juez.
Ella es, en resumen, la parte más importante de la fórmula.
Enla condemnatío la fórmula le confiere al juez la facultad de absolver o con-
denar aI demandado.
Laadiudicar¿o faculta a dicho juez a adjudicar total o parcialmente el obje-
to del litigio, esta parte de la fórmula sólo existirá en aquellos casos en los que
se ejerce una acción divisoria.
Independientemente de las partes señaladas, toda fórmula puede contener
una serie de objeciones o aclaraciones que permitan al magistrado adaptar los
Derecho procesal 95
términos de aquélla a las exigencias del actor y del demandado. Entre ellas se
distinguen, según Gayo (4, 116-36), las exceptiones y las praescriptíones.
Por regla general, las exceptiones se colocaban a continuación de lainten-
tio, como una condición negativa; es decir, una condición impuesta al juez; en
otras palabras, el juez sólo podría condenar al demandado si la inúenúdo es justi-
ficada y si la excepción no lo está; si el demandado prueba su excepción, debe
ser forzosamente absuelto o, cuando menos, obtener una disminución en la
condena.
Existen dos categorías de excepciones: las perentorias y las dilatorias. Las
primeras pueden ser opuestas en cualquier momento, tal sería la excepción de
dolo, por ejemplo. Las excepciones dilatorias sólo pueden ser opuestas en cierto
momento y bajo determinadas circunstancias; por ejemplo, si ambas partes han
convenido que ia deuda se pague en dos partes, el acreedor no podrá exigir el pa'
go de Ia segunda hasta que haya transcurrido el plazo previsto, pudiendo el deu'
dor oponer una excepción dilatoria por no haberse dado esa circunstancia.
Las excepciones perentorias destruyen totalmente la acción, mientras que
las dilatorias Ia paralizan sólo temporalmente; esto es, sólo posponen sus efectos.
Las excepciones pueden ser objetadas por una réplica del actor, a la cual pue-
de oponer el demandado una drlplica, y todavía cabe que el actor interponga una
triplicatio, aunque no era frecuente que esto sucediera.
Las praescriptiones eran partes que preceüan a la demonstratl'o y en oca'
siones la reemplaz aban, unas veces en interés del demandarrte ex parte actoris,
y otras en interés del demandado ex parte rei. Las primeras tenían por objeto
ümitar y precisar la demanda; las segundas no eran sino una excepción de la que
se diferenciaban sólo por el lugar en donde eran insertadas en la fórmula. El ejem'
plo más frecuente de ellas esla praescriptio longi tentporis;es decir, la prescrip'
ción de largo tiempo.
b. La litis contestatio
La litis contestaüo es el ultimo acto llevado ante el magistrado; con él se ter-
mina la primera fase del procedimiento, la fase in íure. En otras palabras, a
partir de este momento eI proceso está completamente entablado: es entonces
lalitis contestaüo la piedra angular del proceso. Debido a ello, los efectos que
produce pueden ser agrupados de la siguiente manera:
1. Efecto regulador. IJna vez fijadas y aceptadas las pretensiones de am'
bas partes, ninguna de ellas podrá efectuar cambio alguno; es decir, no
se admite ninguna modificación ante el juez.
2. Efecto consuntivo. La liüs contestaüo consume o extingue la acción,
de tal modo que no puede intentarse por segunda vez; al decir de los
romanos:
"IJno no puede ütigar dos veces por el mismo asunto."
Este efecto consuntivo puede operar de las dos formas siguientes:
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pres'
la especie y también cuando debiendo el deudor cumplir con una de varias
haga la elec-
tacio-nes de las cuales él tuviera el derecho de escoger, el acreedor
ción (Gayo, 4, 53).
En caso de que eI demandante sóIo reclame una parte de lo que le es debido
(minus petitiol, sólo obtendrá lo que pide pues eI juez, timila{ por lafórmula'
podrá recla'
oo po"á" condenar más allá de lo esiableéido ett laintentio. Pero
** d" nuevo por eI resto, ya que Ia acción pertinente noha sido afectada.
Con la sentencia se terminla la fase opid iudi"nm y eljuez deberá dictarla
nue'
siempre públicamente y en voz alta; para su ejecución habrá que dirigirse
vaménte al magistrado, por ser solo él quien goza delimperium.
juzgada y no
Hasta finales de la Répública la sentencia tenía fuerza de cosa
podia obtenerse una rr,r".,rá decisión, ya que las partes habían elegido libremen'
ie al juez que conocería del asunto; sin embargo, como excepción nos encontra-
*o. li reuocatio in duplum y la in integrum restitutío'
En el primer caso, el af|ctadá por la sentencia podía reclamar la nulidad de
"ott
la misma, pero una reclamación -ul fu.td"da acarreaba una condena equivalen'
te
-- al doble de lo debido'
-dig"Jfói-a, ei q"e se creyese lesionado por la sentencia podía solicitar
al magistrado la ¿'z integrum restituüo,recurso extraordinario con carácter res'
cisorió, que también se aplicaba en relación con otros actos jurldicos como' por
ejemploiun contrato, siempre y cuando se encontrase comprendido en los casos
e"présa-ettte señalados en el edicto del magistrado'
A partir de la época imperial queda abierta una vla de recurso en contra
de la sénhncia, la apelación, que corresponde al procedimiento extraordinario,
y de ella trataremos en relación con ese sistema.
C. Vías de ejecución
El deudor tiene un plazo de sesenta dias para cumpür con la sentencia; en caso
de no hacerlo el acreedor puede ejercer Laactio iudicati, acción que reemplaza
alamanus iniectio de las acciones de la ley, y se ejerce sobre los bienes del deu'
dor mediante cualquiera de las siguientes tres medidas:labonorum uenditio, la
bonorurn distractio o la toma de prenda.
Labonorum uenditio consiste en la venta en bloque del patrimonio del deu'
dor, y entraña para el mismo la nota de infamia, aunque para evitarla el deudor
podla hacer cesión voluntaria de sus bienes (bonorum cessio).
La bonorum distracüo es la venta al menudeo de los bienes del deudor; se
llevaba a cabo para sustituir la nota infamante y la operación era efectuada por
un curador nombrado ex profeso para ello.
Finalmente, la toma de prenda opignus in causaiud.icuti captum era el pro-
cedimiento empleado por el magistrado para así asegur¿u el efecto de sus deci'
siones cuando juzg aba extra ordinem.Elacreedor se quedaba con los bienes del
deudor, a título de prenda, por un periodo de dos meses, después de los cuales
podía venderlos para cobrarse el adeudo, entregando el sobrante al deudor.
98 DERECHO ROMANO
3. Procedimiento extraordinario
En atención al derecho del cual provienen, las acciones pueden clasificarse en ac'
ciones civiles y acciones honorarias.
Las acciones civiles encuentran su fuente en el derecho civil y las honora'
rias en el derecho honorario.
Entre estas últimas podemos distinguir las siguientes:
A. Acciones útiles: que son aquéllas que se inspiraban en algún modelo del
derecho civil, modelo designado con el nombre de acción directa, como
la acción delaLey Aquilia concedida al propietario para pedir los daños
sufridos por la y extendida como acción útil al usufructuario.
"ór"
B. AccioneJficticias: igual que las acciones útiles, las ficticias también
al
se inspiraban en una acción civil, a cuya imagen se creaban pero, ade-
más, el magistrado, ordenaba al juez, en la fórmula respectivas, susti-
tuir un hecho real por una ficción. Tal era el caso de la accifin Publiciana,
análoga a la reivindictoria, en la que se protegía al propietario bonita-
rio fingiendo que ya había pasado el tiempo necesario para la usucapión
y se había convertido en propietario quiritario.
, -r"r"*t" d"l procedimiento formulario salta a la vista al estudiar las diferentes clases de
".
acciones y comprobar la relación de éstas con la fórmula'
t02 DERECHO ROMANO
3. Accionesprejudiciales
Si la finalidad de la acción era la de resolver una cuestión previa
que daría pie
a-un ulterior litigio, estamos frente a las acciones prejudióia]es;
así, por ejem-
plo, si se quería averiguar si un individuo era libre o !r"íurro,
ciudadano o extran-
Derecho procesal 103
7. Acciones arbitrarias
Ya que la condena del procedimiento formulario era pecuniaria, cuando se perse
guía la restitución o exhibición de una cosa se debía ejercer una acción arbitra-
ria, esto es, que contuviera una cláusula a¡bitraria en la que el magistrado ins-
truía al juez para que antes de condenar, le ordenara al demandado restituir la
cosa; si éste obedecía sería absuelto, si no sería condenado.
La cláusula arbitraria servía para lograr la cosa que el accionante quería re-
cuperar, y no una suma de dinero equivalente.
La cláusula arbitraria se insertaba en todas las acciones reales.
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