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LEY DE AGUAS Leyes No.

276 del 27 de agosto de 1942 y sus reformas

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La Ley de Aguas regula todo lo referente al dominio, uso y aprovechamiento de las aguas
dentro de nuestro territorio. La ley establece cuáles son las aguas de dominio público y cuáles
las de dominio privado. La regulación de los usos del agua es abarca los aprovechamientos
comunes de las aguas y los especiales, que son dados en concesión, el uso de agua para
abastecimientos públicos, para el desarrollo de fuerzas hidráulicas, aprovechamiento para
riego, para navegación, estanques para viveros, servidumbres legales y naturales, entre otros
usos muy específicos, y por último, lo concerniente a las playas y zonas marítimas (aunque
también cuentan con ley especial).

Las aguas de dominio público de conformidad con la Ley de Aguas son las siguientes:

o aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija el Derecho


Internacional,
o de lagunas y esteros de las playas que se comuniquen permanentemente con
el mar,
o de los ríos y sus afluentes directos o indirectos, arroyos o manantiales, desde
que brotan sus primeras aguas hasta que desembocan en el mar o lagos,
lagunas o esteros,
o playas y zona marítima, los lagos, lagunas y esteros de propiedad nacional, los
cauces y las corrientes de dominio público, los terrenos ganados al mar por
causas naturales por obras artificiales, entre otros.

Además establece la Ley indicada que son aguas de dominio privado y pertenecen al dueño
del terreno las aguas pluviales que caen en su predio mientras discurran por él; las lagunas o
charcos formados en terrenos de su respectivo dominio, las aguas subterráneas que el
propietario obtenga de su propio terreno por medio de pozos y las termales, minero
medicinales y minerales sea cual fuere el lugar donde broten. No obstante la normativa
indicada en el párrafo anterior, la promulgación del Código de Minería en 1982 deroga
tácitamente la distinción entre aguas privadas y aguas públicas, conservando el carácter de
públicas todas las aguas. En el Código de Minería, en el artículo 4 se establece que las fuentes
y aguas minerales y las aguas subterráneas y superficiales, se reservan para el Estado y sólo
podrán ser explotados por éste, por particulares de acuerdo con la ley, o mediante una
concesión especial otorgada por tiempo limitado y con arreglo a las condiciones y
estipulaciones que establezca la Asamblea Legislativa; además de otros recursos.

i) Concesiones

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Cuando se quiera explotar el uso de las aguas en forma especial por parte de empresas o
industrias ya sea de interés público o privado, deberá hacerse mediante concesión otorgada
por el Ministerio de Ambiente y Energía, entidad competente para disponer y resolver sobre el
domino de las aguas públicas, excepto en lo concerniente a las aguas potables destinadas a la
construcción de cañerías para el uso público, pues la institución competente es el Ministerio de
Salud.

Todo lo relativo a estas concesiones se regula en los artículos 17 a 29 de la ley. Con respecto
al órgano competente, el MINAE ejercerá el dominio y control de las aguas públicas para
otorgar o denegar concesiones y permisos de las mismas. Por lo tanto es el órgano encargado
de la aplicación de esta ley.

ii) Comentarios
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La Ley de Aguas tiene más de cincuenta años de estar vigente, lo que permite concluir que su
estado de actualización a las circunstancias y problemáticas de finales de siglo es muy poco.

Principalmente la Ley enfrenta algunos problemas como son:

o La Ley se emitió básicamente para regular el aprovechamiento de las aguas


por personas privadas, no se previó una figura para la asignación del agua a
entidades públicas.

o La Ley cuenta con un alto grado de detalle, que debería estar delegada al
reglamento.

o La Ley no está actualizada con algunos conceptos para la planificación,


utilización y recuperación del recurso, que podrían deducirse de las
obligaciones generales, pero sí deberían estar en forma expresa.

o Algunas de las normas no son efectivas ni eficaces.

o A pesar de las regulaciones, la protección del recurso hídrico no se garantiza,


porque la ley no cuenta con disposiciones imperativas para la ejecución de las
decisiones, ni con sanciones suficientemente severas que garanticen su
cumplimiento.

o Posterior a esta Ley se han emitido otras, que en cierta medida han disminuido
las competencias que la Ley de Aguas otorgó al Servicio Nacional de
Electricidad, lo que complica la administración, pues no siempre están bien
definidas las competencias.

o La Ley no cuenta con mecanismos apropiados para la solución de conflictos


por el uso del agua.

iii) Zonas protectoras en la ley de aguas

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La Ley de Aguas establece reservas de dominio a favor de la Nación en los siguientes casos:

 las tierras que circunden los sitios de captación o tomas surtidoras de agua potable en
un perímetro no menor de doscientos metros de radio;
 la zona forestal, que protege o debe proteger el conjunto de terrenos en que se
produce  la infiltración de aguas potables, así como  la de las que dan asiento a
cuencas hidrográficas y márgenes de depósito, fuentes surtidoras o cursos
permanentes de las mismas aguas.

Cuando en una área mayor de la señalada exista peligro de contaminación, ya sea en las
aguas superficiales o en las subterráneas, el Poder Ejecutivo, por medio de la Sección de
Aguas Potables, dispondrá en el área dicha las medidas que juzgue oportunas para evitar la
degradación.

En la Ley de Aguas se establece la obligación de las autoridades de la República, de evitar la


disminución de las aguas producida por la tala de bosques y de tomar la medidas necesarias
para conservar los árboles, especialmente a los orillas de los ríos y nacimientos de aguas.
La Ley de Aguas prohibe la destrucción de los bosques que estén situados en la pendientes,
orillas de las carreteras y demás vías de comunicación, lo mismo que los árboles que puedan
explotarse sin necesidad de cortarlos, como el hulero, el chicle, el liquidámbar, el bálsamo y
otros similares.

Se establece que los propietarios que tengan terrenos atravesados por ríos, arroyos, o aquellos
en los cuales existan manantiales, en cuya vegas o contornos hayan sido destruidos los
bosques que les sirvan de abrigo, están obligados a sembrar árboles en las márgenes de los
mismos ríos, arroyos o manantiales, a una distancia no mayor de cinco metros (5 mts) de las
expresadas aguas, en todo el trayecto y su curso, comprendido en la respectiva propiedad.

Se prohibe destruir, tanto en los bosques nacionales, como en los particulares, los árboles
situados a menos de sesenta metros de los manantiales, que nazcan en los cerros, o a menos
de cincuenta metros de los que nazcan en terrenos planos.

La Ley de Aguas también prohibe destruir, los árboles situados a menos de cinco metros de
los ríos o arroyos que discurran por sus predios.

La Ley de Aguas establece que los jueces encargados de extender títulos de propiedad sobre
tierras baldías o no tituladas deberán hacer la reserva consiguiente sobre las aguas, álveos o
cauces y vasos de las aguas que sean de dominio público, haciéndolo constar en la sentencia
de adjudicación de las tierras e inscribiendo tal reserva en el Registro Público.

Con base en la Ley de Aguas el cauce es de dominio público, por lo que son terrenos
inalienables y imprescriptibles a favor del Estado. Alcanza la propiedad estatal a las aguas en
sus crecidas ordinarias.

De suma importancia es que el AyA tiene la obligación de sufragar los gastos que demanden la
conservación conservación, ampliación y control de los bosques que sirvan para mantener las
fuentes de agua, en las propiedades de aquellas Municipalidades donde asuma los servicios
de aguas y alcantarrillado.

La Ley de Aguas incluye la obligación a cargo del Poder Ejecutivo, de controlar ciertas zonas
con el fin de evitar el peligro de contaminación. Por ejemplo se establece la potestad de la
Administración Pública de expropiar los terrenos adyacentes a los ríos o nacientes de aguas,
cuando los propietarios de tales terrenos realicen actividades como tala de árboles o
vegetación de la zona, que pongan en peligro el recurso agua.

Las disposiciones de la Ley de Aguas sobre las zonas de protección aparecen modificadas por
lo dispuesto en el artículo 33 y siguientes de la Ley Forestal al hablar de áreas de protección.

La Ley Forestal declara áreas de protección las siguientes:

 Las áreas que bordeen nacientes permanentes, definidas en un radio de cien metros
medidos de modo horizontal.

 Una franja de quince metros en zona rural y de diez metros en zona urbana, medidas
horizontalmente a ambos lados, en las riberas de los ríos, quebradas o arroyos, si el
terreno es plano, y de cincuenta metros horizontales, si el terreno es quebrado.

 Una zona de cincuenta metros medida horizontalmente en las riberas de los lagos y
embalses naturales y en los lagos o embalses artificiales construidos por el Estado y
sus instituciones. Se exceptúan los lagos y embalses artificiales privados.

 Las áreas de recarga y los acuíferos de los manantiales, cuyos límites serán
determinados por los órganos competentes establecidos en el reglamento de esta ley.
La misma Ley Forestal establece una prohibición para talar en áreas protegidas, se prohibe la
corta o eliminación de árboles en las áreas de protección descritas en el artículo anterior,
excepto en proyectos declarados por el Poder Ejecutivo como de conveniencia nacional. Los
alineamientos que deban tramitarse en relación con estas áreas, serán realizados por el
Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo.

La Ley de Agua prohibe a las municipalidades enajenar o comprometer de cualquier manera,


las tierras que posean en los márgenes de ríos, arroyos o manantiales o de las cuencas u
hoyas hidrográficas en que tengan su origen. Asimismo queda prohibido para las
municipalidades dar en arriendo o realizar cualquier actividad que implique descuajar montes o
destruir árboles. Se podrá autorizar alguna poda o corta razonable de árboles que no implique
ningún desequilibrio (artículo 154 y 155).

iv) Zonas protectoras en el Código de Minería

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El Código de Minería nos indica que el Estado tiene el dominio absoluto, inalienable e
imprescriptible de todos los recursos naturales que existen en el territorio nacional y su mar
patrimonial. En el Código de Minería se establece que las aguas minerales y aguas
subterráneas y superficiales son públicas, el Estado tiene el dominio y administración de
este recurso. Esta normativa establece que las fuentes y aguas minerales y las aguas
subterráneas y superficiales solo podrán ser explotadas por particulares de acuerdo con la Ley
o mediante una concesión especial otorgada por tiempo limitado y con arreglo a las
condiciones y estipulaciones que establezca la Asamblea Legislativa.

Este Código establece como potestad de la Asamblea Legislativa el reservar la exploración o


explotación de ciertas zonas, entre otros fines para la protección de riquezas forestales o
hidrológicas.

En la reglamentación al Código existen una disposiciones sobre la extracción de materiales en


los cauces de dominio público, incluyendo algunas definiciones que es importante tener
presente:

El cauce de dominio público es el álveo o cauce de un río o arroyo, el terreno que cubren sus
aguas en las mayores crecidas ordinarias.

Los diques o represas son las barreras que se construyen en el cauce de un río para facilitar
la sedimentación de materiales en el represamiento que se forma. Podrán ser de madera,
troncos de árbol o barreras del mismo material del río. Estas obras deberán ser de carácter
provisional y de ninguna manera se utilizarán para desviar la corriente de los ríos.

4. LEY GENERAL DE SALUD Ley 5395 y sus reformas

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Mediante el Ministerio de Salud se busca garantizar la sanidad de las comunidades, este ente
dicta los principios rectores de la sanidad de las aguas en relación con su calidad. Las políticas
que dicta este Ministerio, son ejecutados por las entidades que llevan a cabo la prestación de
los servicios. El agua es considerada por la Ley General de Salud como un bien de utilidad
pública y su utilización para el consumo humano tendrá prioridad sobre cualquier otro uso.

La Ley General de Salud establece que es función esencial del Estado velar por la salud
general de la población, y corresponde al Poder Ejecutivo por medio, del Ministerio de
Salubridad Pública, la definición de la política Nacional de salud, la planificación y coordinación
de todas las actividades públicas y privadas relativas a la salud, así como la ejecución de
aquellas actividades que le competen según la ley. Dicho Ministerio tiene potestades para crear
reglamentos en esta materia.

Las siguientes son disposiciones que tienen una importancia general para el tema analizado:

La Ley General de Salud define como agua potable la que reúne las características físicas,
químicas y biológicas que la hacen apta para el consumo humano, de acuerdo con los
patrones de potabilidad de la Oficina Panamericana de la Salud aprobados por el Gobierno.

Cualquier sistema de abastecimiento de agua, destinada al uso y consumo de la población,


deberá suministrar agua potable, en forma continua, en cantidad suficiente para satisfacer las
necesidades de las personas y con presión necesaria para permitir el correcto funcionamiento
de los artefactos sanitarios en uso. Toda vivienda individual, familiar o multifamiliar, deberá
cumplir con requisitos sanitarios tales como contar con sistemas adecuados de eliminación de
excretas, de aguas negras, servidas y pluviales aprobados por el Ministerio de Salud.

i) Salud ambiental:

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Toda persona natural o jurídica está obligada a contribuir a la promoción y mantenimiento de la


condiciones del medio ambiente, natural y de los ambientes artificiales que permiten llenar las
necesidades vitales y de salud de la población (Artículo 262).

Por otra parte, se prohibe la acción, práctica u operación que deteriore el medio ambiente
natural o que alterando la composición o características intrínsecas de sus elementos básicos,
especialmente el aire, el agua y el suelo, produzcan una disminución de su calidad o estética,
haga tales bienes inservibles para algunos de los usos a los que están destinados o cree estos
para la salud humana o para la fauna o la flora inofensiva al hombre (Artículo 263).

Toda persona queda obligada a cumplir las acciones, prácticas u obras establecidas en la ley o
reglamentos destinados a eliminar o controlar los elementos y factores del ambiente natural,
físico o biológico y del ambiente artificial, perjudiciales para la salud humana.

ii) Contaminación de aguas:

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Queda prohibido a toda persona natural o jurídica contaminar las aguas superficiales,
subterráneas y marítimas territoriales, directa o indirectamente, mediante drenaje o la descarga
o almacenamiento, voluntario o negligente, de residuos o desechos líquidos, sólidos o
gaseosos, radioactivos o no radioactivos, aguas negras o sustancias de cualquier naturaleza
que, alternando las características físicas, químicas y biológicas del agua la hagan peligrosa
para la salud de las personas, de la fauna terrestre y acuática o inservible para los usos
domésticos, agrícolas, industriales o de recolección (Artículo 275).

Sólo con permiso del Ministerio de Salud podrán las personas naturales o jurídicas hacer
drenajes o proceder a la descarga de residuos o desechos sólidos o líquidos u otros que
puedan contaminar el agua superficial, subterránea o marítima ciñéndose estrictamente a las
normas y condiciones de seguridad reglamentarias y a los procedimientos especiales que el
Ministerio imponga en el caso particular en el caso particular para hacerlos inocuos (Artículo
276).

iii) Desechos sólidos:

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Todos los desechos sólidos que provengan de las actividades corrientes personales, familiares
o de la comunidad y de operaciones agrícolas, ganaderas industriales o comerciales, deberán
ser separados, recolectados, acumulados, utilizados cuando proceda y sujetos a tratamiento o
dispuestos finalmente, por las personas responsables a fin de evitar o disminuir en lo posible la
contaminación del aire, del suelo o del agua (Artículo 278).

La recolección, acarreo y disposición de basuras, así como la limpieza de caños, acequias,


alcantarillas, vías y parajes públicos, estará a cargo de las municipalidades, las cuales podrán
administrarlo ellas mismas o mediante contratos a empresas o particulares. Es obligación de
toda persona utilizar estos servicios y contribuir con ellos (Artículo 280).

En realidad las sumas que cobran las municipalidades por brindar estos servicios son sumas
bastante bajas, que se cobran junto con los impuestos territoriales al ciudadano.

Ahora bien, en cuanto a los desechos emanados por las empresas, deben éstas disponer de
un sistema de separación y recolección, acumulación y disposición final de los desechos
sólidos provenientes de sus operaciones, cuando por la naturaleza de sus operaciones el
sistema público no resultare suficiente (Artículo 281).

iv) Inspecciones:

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Para los efectos de llevar a cabo el efectivo control y cumplimiento de las disposiciones de esta
ley y sus reglamentos, de resoluciones complementarias que las autoridades de salud dicten
dentro de sus competencias, podrán los funcionarios dependientes del Ministerio, debidamente
identificados, hacer inspecciones o visitas, para practicar operaciones sanitarias, recoger
muestras o recolectar antecedentes o pruebas, en edificio, viviendas y establecimientos
industriales, de comercio y en cualquier lugar en el que pudieran perpetrarse infracciones a las
leyes y reglamentos y resoluciones aludidos (Artículo 346).

En este sentido, tienen carácter de autoridad de salud los funcionarios del Ministerio que
desempeñen cargos de inspección y que hayan sido especialmente comisionados para la
comprobación de infracciones a esta ley o a sus reglamentos, y tendrán fe pública en cuanto a
las denuncias que se formulen contra personas físicas o jurídicas por hechos o actos que
involucren infracción a tales disposiciones o que constituyan delito (Artículo 349).

v) Medidas sanitarias especiales:

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Las autoridades de Salud, dentro de sus atribuciones y jurisdicciones, y con el fin de cumplir
realmente con las disposiciones de la ley, podrán ordenar y tomar las medidas especiales para
evitar el riesgo o daño a la salud de las personas, o que éstos se difundan y se agraven y para
inhibir la continuación o reincidencia en la infracción de los particulares (Artículo 341).

Los artículos 356 y siguientes describen cuáles son estas medidas y en qué consisten,
incluyendo la retención, el retiro del comercio o de la circulación, el decomiso, la
desnaturalización y la destrucción de bienes materiales, la demolición y desalojo de viviendas y
otras edificaciones destinadas o otros usos, la clausura de establecimientos, la cancelación de
permisos, la orden de paralización, destrucción o ejecución de obras, según corresponda. A
estas medidas se agregan las establecidas en la Ley Orgánica del Ambiente.

vi) Sanciones:

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Cualquier omisión a las órdenes dictadas por las autoridades de salud es considerada como
una contravención, penada con días multa. Esto es un ejemplo más de que las violaciones a
disposiciones ambientales no son penadas fuertemente. El Código Penal abre la posibilidad de
acusar a un funcionario público por el delito de Incumplimiento de Deberes cuando aquél se
rehuse hacer o se retarde en algún acto propio de su función.

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