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Ricardo Maliandi i - | Etica: conceptos y problemas Tercera edicion, corregida y aumentada Editorial Biblos 26 ea: conseptosy problemas rece apostar a pura ganancis, porque si sus fanestos pronssticos no se cumplen, todos habrén salido beneficiados, De modo semejante a lo qua ocurre con Ia libertad, la ética nor ja puede tematizar « partir de actitudes co- jompro envuelta en tematizaciones a ética normativa seré tanto mas productive cuanto mayor sea Ia wnivocidad que se logre. ‘V2.8. Valgan las anteriores como muestras de una “aporétiea” que es, desde luego, mucho mds amplia, La escisién de las respuestas clasi- cas, para cada evestién, en nuevas dicotom! La posieiones extremas siempre indican unilateralidad. Lo caracteris- tivo del ethos es su estructua contlietiva, Bsta explica la constante po- iad de interpretaciones contrapuestas y muestra por qué os ne- cesaria la aplicacién del matodo dial us euidando, ala voz, que éste no determine nuevas concepciones unilaterales. V3. Problemas de la metaética La metaética, como vimos, es la reflexién sobre Ja semiosis del lengua- je moral. Pero hay que hacer ahora, ante todo, dos acotaciones: 1) Noes, em tal sentido, una rama de l ca entondida coma inguistica (o de la semisti- iguaje. En tal carécter, tiene que procu- rar resolver problemas referidos, por ejemplo, enuneiados morales (o a los do ética normativa} fia del lenguaje, ya que en el dambito de su interés entran, simul- téneamente, problemas conceptuales ‘También la Clasificaci6n de los problemas metaéticos ponder a criterios distintos. Y la clasificacién de las “tet Problemas ica p lucones a as, es deer, de los “modelos” de solucién, depende, obviamente, de los problemas especificos considerados Acaso el problema general mas caracieristico de la reflexién me- oranea sea el de si los términos normativos basicos leber”, etc.) expresan alguna forma de eonceimiento, 5; por tanto, si las proposiciones normativas (éticas y morales) son cla- lo son las descriptivas en “verdaderas” y “falsas”. El problema, en realidad, no es nuevo, pero en este siglo se afinaron las formas de formularlo y fue también posible diser ipos de respuestas. Como lo puso de relieve el neopositi “rculo de Viena, ete sctones que no pueden ser ver cadas como “verdaderas” 3” son proposiciones “sin senti 40", Los neopositivistas se apresuraron, claro esté, en ubicar bajo ese rrubro todas las proposi primero, y luego tam- bien todas las do la 6 én fue considerada, por sauchos pensadores, demasiado simple, poco sutil y hasta torpe. Como suele ocurrir, ciertas propuestas floséficas muy extremas sirven al ‘menos para generar reacciones criticas, y éste fue el caso. La exagera- sion de los neopositivistas sirvié para remover viejas inquietudes de la reflexién metaética que se remontaban a comienzos de siglo, y qui- 24 también raucho més atrés, en la tradicisn filoséfica anglosajona, El aso es que se puso de manifiesto la necesidad de aclarar cuél es, en realidad, el cardcter de las proposiciones éticas y del lenguaje moral en general. Desde la perspectiva de ese problema central, y de los muchos debates que han tenido lugar al respecto, es como se puede, y de he- cho se suele, clasificar las “teorias” 0 “modelos de solucién” en ol érea de la metaética, La principal dicotomia taxondmica deriva de lo que ya mencionamos: si los términos morales expresan o no algiin conoci- rmiento (y si, pot tanta, las proposiciones morales y sticas “tienen sen- ido”, o sea, son o bien “verdaderas” o bien “falsas"). En el primer caso (cs decir, si se afirma que esos términos expresan alin eonocimion- tol, se habla de “cognitivismo” (o “cognoscitivismo”, o también “des- criptivismo’, pues equivaldria a sostener la analogia entre proposicio- ‘es normativas y descriptivas), En el segundo caso, la designacién ge- etal es “no cognitivismo” (o “no cognoscitivisma” o “no descriptivis- ‘Tenemos entonces el siguiente cuadro:®? 53. Para estas disquisiciones taxondmions sobre La celexin metadti me he bosado et- Pecalmente an los siguientes textos: WD. Hudson, La filowia moral contmporinea, Masi, Sianza, 1974, passim; WK. Frankone, ob eit, exp. Vl, Breads dt RS Hartman Ls 4 Brin: ones y problemas Cogaitiviame [Nate Intuiloniamo No cogntivisme Emotivismo {presriptivis Expuesto en esta forma sucinta, el esquema destaca las posicio- nes basicas, tal como ellas se han desarrollado sobre todo en la metaé- tica analitica anglosajona, Cada una ha surgido, en cierto modo, de la critica dirigida a Ja anterior, E) “naturalismo” designa la posicin mas tradicional (sostenida, por ejemplo, por ol utilitarismo}.# El “intui- cionismo” deriva de la eritica que se le hace al naturalisme en su pre- tensiin de poder definir los términos éticos por referencia a determi- nadas propiedades “naturales”. Ri “emotivismo’, a su vez, asume la critica a todas las formas de cognitivismo, y et “prescriptivismo” pro- cede a una correccién critica del emotivismo, Pero es, evidentemente, un esquema demasiado abstracto, Si se quiere toner un panorama algo més claro, habra que hacer, por de pronto, las siguientes aclaraciones: istas differen entre sf, ante todo, segtin que istencia de “sentido” en las proposiciones dela Bnllopediatberoumericana de filo- E Rekossiy F Salmersn Comp), Eten y nd- ‘iva metastion, wa torininticonista” Problemas étens principales y modelos de spluciones 120 ‘Las teorfas que admitan tal definibilidad pueden dividirse a su ‘vex segin entiendan que de referencias “naturales” 3) Los representantes de Ia del discurso", como Habermas y Apel, ¢ incluso algunos eriticos de ‘ética puede ser cal 4) La forma més extrema y mas ruda de no cognitivismo es posi- blemente la que habia dofondido Rudolf Carnap-en su época del Circulo de Viena: las proposiciones morales son algo ast como “imperatives distrazados", érdenes impartidas en modo indicati- ‘vo (con Io cual se viene a horrar toda Ia dicotomia deontoaxiolégi- ca). A esa posicién se la designé, alguna ver, “imperativism 5) Hay quienes incluyen también al “decisionismo” entre las teorias no cognitivistas. 6) Algunos filésofos analiticos, como Nowell-Smith y Warnock, 90s- tienen que la “funcién” de los términos étiecos no se reduce a nin- guna en particular (de las que le atribuyen ins teorfns no cogniti- vistas), sino que hay muchas y diversas funcicnes posibles, segun cl contexto en que se usan esos términas. Un esquema algo més pormenorizado seria entonces el de la pégina siguiente: 5, Personalmente he euestionade esa califieacisn en mi trabajo “Anerkennung oder naturalistas (utilitaristas, definicionistas { evolucionistas, ete.) rans. motafisicas naturalistas | teol6gicas cognitivistas | no definicionistas intulcionistas (Moore, | Roce, Pritshard, Stele, Hartmann) Teortas discursivistas (%) mete. tices imperativistas (Carnap) emotivistas (Stevenson, Ayr) a (Hare) Gartre, Popper) polifuncionslistas (Nowell-Smith, Warnock) cognitivistas Para aclarar este esquema puede decirse lo siguiente: 8) Teorfas cognitivistas Son “definicionistas” aquellas teorias cognitivistas que, de mane- ra expresa o implfcita, admiten que términos éticos como “debe” 0 “bueno” pueden ser definidos, y que precisamente esta definibilidad es prueba de que tienen “sentido”. Frankona interpreta la concepeisn definicionista (0 “definiste”) diciendo que, segtin ella, “debe puede de- finirse en términos do Bs, y Valor puede definirse en términos de He- cho’,#7 0 sea, que lo normativo puede expresarse también en un len ‘guaje descriptivo, Bs lo que hace, por ejemplo, RB. Perry cuando dice que “bueno” significa “ser un objeto de interés favorable”, pero tam- bién lo que hace un te¢logo moral cuando dice que “bueno” significa “estar aprobado por Dios”, Esta diferencia entre dos tipos de detini- sign posibles hace eonveniente, por lo pronto, dividir las teorias defi- nicionistas en “naturalistas” y “transnaturalistas’, sogiin se respectivamente, de referencias “naturales” o “transnaturales motaético, ir, no como una propuesta de fundamentacién de nor- mas, sino como una concepcién acerca del significado de los térmainos éticos, El utilitarismo es aqui la doctrina segiin la cual “bueno” quiere decir “lo que proporciona mayor felicidad a Ix mayor cantidad de gen- ¥ “correeto” (right) quiere decir felicidad a la mayor cantidad de gente”. “Correcto” es, en términos dosnticos, lo que “debe ser", Descie luego, los pasajes del nivel metaé- 37. Wiliam K. Frankena, ob 19.188, 4 Brice: conceptosy problemas | Problomae étios principales y modelos de solocione iat tivo al éticonormativo son en el utilitarismo frecuentes e inevitables; pero no es dificil distinguir cuando el dieurso utilitarista transita en tuno o en oto nivel, Otra teoria “naturalisia’ es la de la ética evoluti- va en tanto define los términos éticos mediante términos de evolucién biolégica, 0 de lo que favorece tal evolucidn. Aigunos comentarisias iden las teorias naturalistes, a su vez, en “objotivistas” (como taristas 0 las evolucionistas) y “subjetivistas” (como Ia de Pe- rry)8 Pero esta subdivisién, aunque por un lado da una precision mayor a la taxonomia, entratia por otro el riesgo de provocar confusio- nes, ya que “subjetiviemo” podria entenderse también como una for- ma de no-cognitivismo. Los definicionismos “transnaturalistas” den subdividirse por su parte en “teorias de inspiracién metafisica” y “teorias de inspiracién tealogica’®? segin recurran, para definir los términos éticos, a principios metafisicos o- la autoridad divin. Bsto se vineula con el problema ético-normativo de los intentos de funda- ‘mentacisn transempiriea, al que ya aludimos en V.2.1. y que se vera con mayor detalle en VLL Las teorfas no-definicionistas sungen como una forma de er dentro del cognitivismo, a las teorias definicionistas, y se reducen, précticamente, a teor{as intuicionistas. Entre éstas hay muchas va- pero coinciden en la afirmacién basica, a saber, la de que los 8 éticos, aunque tienen sentido, no pueden definirse, ya que las definiciones se valen neceeariamente de términos ‘natural normativo es “no-natural”. La obra clave sobre esta cuestién os bro de George Edward Moore Principia ethica,"® donde, entendi la “definicién” como una forma de andlisis de an concopto com, sus partes simples, y “bueno” (good) como un concepto “simple”, se in- flere facilmente que ésto no puede ser definido. Todo intento de defi- tir “buono” incurre, segin Moore, en la por él llamada “falacia natu- ralista”, En torno de ésta se han producido innumerables debates en ol marco de la ética analitica a lo largo del siglo xx. Hay, sin embargo, importantes antecedentes de ese planteamionto de Moore, Richard fenfa una posicién intuicionista en la que iad de “correcto” (right) con argumentos parecides a los que emplea Moore para “bueno”. Podemos remontar- nes todavia mas en el tiempo: Ralph Cudworth, jefe de los “platonis- tas de Cambridge” en el siglo xvu, habfa indicado que todo intento de definir los términos morales por referencia a mandamientos —divinos 0 38. Eduardo Rabossi, ob. it, p. 68 49, Ibidem, pp. 68-69 40, Ch, George Raward Moore, Prinsipia Bthica, Cambridge University Press, 1908 ‘Tad, exp: Ualversidad Nacional Autéaoma de Méxiso, 1959 aa ties: conceptoe 9 problemas humanos~ equivale a dejar tales términos nificacién propia.‘ El propio Moore reconocia quo Honry Sidgwick, en su obra The Afe- thods of Ethies, de 1875, se le habla adelantado. Con respecto a la “fa lacia naturalista”, el antocedente decisivo esta en la famosa acota de Hume acerea de la ilicitud Idgica de “derivar” un “debe” de un * cuestién que asimismo ha sido motivo de muchas discusiones, sobre todo desde el intenta de John Searle de mostrar Ia posibilidad de una derivacién semejante.*? Moore mismo no se consideraba “intuicionis- ta”, pero no hay otro rubro bajo el cual ubicar su propuesta. También ica material de los valores”, Max Sct ya que sostenfan la “objetividad” y, ala vez, res, y afirmahan expr’ dio de “intuiciones emocionales’ Bs dudoso, en cambio ~como ya lo mencioné (ver nota 35), si es correcto considerar “cognitivistas" a los representantes de la ac- Apel y Habermas, aun cuando ellos mismos se ca ética se dosarrolla mas como una ética normativa que como una metaética (Apel incluso niega que la denominacién “metaética’ sea co- por otro, en que all{ no se dice que los términos éticos posean ‘una “significacién’ o “referencia objetiva’, se admi- te una “objetividad” en el sentido de una “intersubjetividad” dentro de Ja “comunidad de argumentacién”. El “cogniti alude, sobre todo, a una cuestién seméntica, mientras que la ética discursiva, adopta una perspectiva expresamente pragmatiea b) Teorias no-cognit Las teor{as no-cognitivistas, aunque también prese antecedentes, surgen sobre todo a partir del empiris ca y los de la 6tica. A partir de ‘san, entre otras cos términos éticos a misterio tidades suprasensi diversas propuestas pretacién de los términos y enunciados éticos como formas AL CE WD, Hodson, La filsofie mora eantempordnea, Made, Alianss, 1970, pp. 7981. 42, Ctdeha Searle, Actos de habla. Bnaayn de filosofa de! lenguaje, Madd, Catedra, 1980, cap, VU, pp. 178s. 7 Problema étios principales y modelos de solucones cas que no cumplen funciones cognoscitives, le, Con ello excluyen, de modo expreso 0 implicito, la posi! ‘una ética normativa, es decir, ofvecen una perspectiva que slo puede ser compatible con la asuncién de un escepticismo de la valides, El Smperativismo” de Carnap consiste en afirmar que los enun- ciadas morales, aunque tienen forma de juicios expresados en modo indicativo, son en realidad imperativos disfrazados. ‘Cuando alguien dice, por ejemplo, *matar es malo”, lo que efecti- vamente hace es ordenar “no mates”. Al margen de que este modo de interpretacién desconoce el aspecto bision de la dicotomfa deontoaxio- logica, se trata de una postura extrema que, posteriormente, la filoso- fia analitica traté de mitigar. Asi, ol emotivismo strge, al menos en parte, como une forma de critica al imperativismo, Alfred Ayer, tatavia cereano a Carnap, niega significacién a los términos y los enunciados éticos, considersindolos expresiones de los senti de quienes los emplean. Pero la f mis sisteméticamente desarrollada de emotivismo es la de Charles L. Stevenson, quien se vale para ello de una teoria especial del do, Seguin ese teotia, hay dos clases de significado: deseriptiva 3 cemotivo. El significado descriptivo es la representacién que un enuin- ciado produce en el oyente (0 el lector), mientras que el significado emotivo provoca en el oyente (0 ol lector) un estade de dnimo que lo incita 2 realizar cierto tipo de accién. La te ionaria”, es decir, con al efecto que mnado “acto de habla” (segtin la teoria de John Austin) pro- terloeutor. Para Hare, en cambio, los enunciados éticos a distintiva de que son “univerealizables" (tema que Hare desarrollé luego en su obra ie que entre tales enunciados cas. Son preseripciones que pueden apoyarse defenderse con argumentos. De este modo, la temat ticada de la élica analitica y de las teorias no-cognitivistas acaba por acerearse de nuevo al cognitivismo, y no es de extrafiar que Hare ha- normativa y, més ifuncionalisiao, de- es de 1952, que consti 1 ‘ica cnnoepton y probletnas fendido por autores como Patrick Nowell-Smith y G.J. Warnock, sobre et hecho de que no es necesario restringir la fun- cidn do los términes éticos a un solo tipo, ya que pueden servir para 5 tan diversas como prescribir, aconsejar, implorar, deplorar, con: denar, etcétera. Aparte del problema especifico del significada y la funcién de téx iinos y enunciados é el de reflexion en el lo que se rofiere a su otra duda, setialad: cuadro sinéptico, es la de si jonismo” —atribuible a pensado- res tan distintos como Hobbes, Sartre 0 Popper—, segiin el cual los ac- son fos que “legitiman” éticamente determinadas pro- jones, puede realmente considerarse una teoria no-cognitivista, ¢ incluso, en definitiva, una teorfa metaética, VA. Problemas de la ética aplicada La ética aplicada, como se vio en WLS, se distingue de Ia ética normativa en que, a diferencia do ésta, no busea ni cuestiona funda- :mentos (principios), sino que los presupone. Por cierto, hay eoncepeio- 1s ética aplicada que sostienen la conveniencia de prescindit de ios; pero padecen los inconvenientes del sit se verd dospués—suelen ser formas crfpticas, ocultas, de principia- lismo. Las situaciones concretas, vistas desde la ética normativa, tituyen ejemplos de Ia aplicabilidad de les prineipios (0 “normas cas"), aunque también pueden servir como punto de arranque en la basqueda sistemética de esos principios. La étiea aplicada recorre el camino inverso: va de los principios a las situaciones; se apoya en aquéllos para ofrecer soluciones a los conflictos que se presentan en éstas, Tal comparacién entre ética normativa y étiea aplicada analogia con la que Kent hacia con respecto a les dos formas de od de juzgar” (Urteilskraft: la “reflexionante" va del caso la intuicién al concopto), en tanto que la “determinante” va de la 7 Problomaséticas principales y modelos de so cir, a lo que hace cada ser re nnocimionto moral r y procura ofrecer una que la ética aplicada es un conocimiento moral racional, pero no “eo- iin’, sino que se obtione, entre otras cosas, tras el paso por el conoci miento “filos6fico”. No elerce, como éste, directamente el-“juicio” refle- xdonante, sino que lo da por supuesto. Es, en tal sentido, una especie de “vuelta” desde el conocimiento filoséfico al conocimiento del tipo del “comin”, pero ahora enriquecido a través de su paso por la filosofia Pucde decirse que todos los seres racionales practican la refle- xiGn moral, pero no todos practican la ética normativa y, por ende, no + todos practican la ética aplicada. Aunque ésta no es filoséfica en sen- tido estricto, no puede preseindir de supuestos filoséfices. As{ como én conereta se apoya en uni 6fica, de la que extrae precisamente .da” se ocupa en sintetizar los fence de minimizar, los m se dejan evitar ni resolver wales, y que generan una Uno de los rasgos progrosivo desequi- bilidad de pautas para resol mas sociales, en propo mos regulativos que acaban deviniendo fuentes de ; pero se trata de recursos siempre indispensables swaciones cadticas. Desde el punto de vista ético, tan gico que ve an los conflictos una patologéa social y que imagina la posibilidad de una sociedad total- mente orgdnica— como la teoria sociolégica del conflicto, que ve en 68: te un factor positivo, determinante de la mecénica social. Soa concep- cionos extremas: os cierto que es razonable minimizar los conflictos, pero también lo es reconocer que son inevitables. Lo més sensato pa- receria tratar de lograr y mantener un equilibrio entre la produccién de conflictos y 1a eficacia de los mecanismos destinados a minimizar- $5.0. Kan 46,06 Kant, der Urtilrap, § 89, p. 811 niegng sur Metaphyaih der Sitio, Beater Abachnitt, passin. 138 ‘ica: concaptas y prablemas los, Bs precisamente la quiebra de ese equi cesos de desintegracién como el que vive actualmente | La conflictividad es parte do Ia estructura social; pero cada con: flicto produce perturbaciones y por eso es necesario hacer algo contra ellos. La ética aplicada se constitaye como uno de los recursos para hacer menos grave esa situacién, y lo intenta en ambitos diversos: hiaética, étiea de los negocios, ética de la informatica, ética de la polt- tica, ética de la edueacisn, ete. Su relevancia ha crecido justamenta con la crisis contempordnea. Todavia se diserepa acerea de cémo ge la debe entender; pero on genoral so esté de acuerdo (cuando no ae la re chaza en bloque) en que con ella se trata de enfrentar diversos proble- ‘mas actuales y urgentes de la praxis piblice de un modo més contun- snte que como se lo habia hecho en el pasado. Por su inevitable rela- sin embargo —y como vimos-, no debe confundirse) ha hecho que ésta adquiriese un mayor prodica- mayor escala y desde profesiones no es- losofia, Un fenémeno asi no podria expli como testimonio de que se ha cobrado mayor conciencia de de nuevos conflictos, y también de la extendida perplejidad que, en el fondo, nos embarga a todos. Bsa perplejidad tiene dos fuentes principales. Hay, por un lado, viejos problemas morales para los que ya no nos sirven las norma tradicionales, porque se han vuelto obsoletas y, por otro, problemas morales nuevos que plantea el actual desarrollo tecnol6gico y para cu- ya solucién, por tanto, ni siquiera existen normas tradicionales. Ya no se trata de normas anacrénicas, sino de situaciones inéditas y de con- textos andmicos, Los dos tipos de problemas, ademas, muestran a mo- cativas conexiones, como ocurre, por ejemplo, con el pro- por ejemplo, frente a las nuevas posi conservacion artificial de la vida. Entre otros muchos problemas de la bivética, se puede mencionar los que atafien a la relac ciente, donde atin esta por decidirse cuéles son los criterias mo que s valer ante las nuevas teenologias terapéuticas, o los que plantea la “ingenierfa genética’, que reabre, entre muchas otras cuestiones, la de la “eugenesia”, relacionsndols ahora con Ia posi dad de transformacién del genoma humano, 0 la amenaza de dise naciones genéticas motivadas en el conocimiento antieipado de las po- sibilidades laborales y de salud de los individuos. La biotecnologia Problomaséticus principales y modelos de soluciones 1st cién, obligacién). Por ejemplo, siempre se supo que no es que es “posible”, y ahora esto se manifesta claramente lidades como la del tréfico de érgancs, ia discriminacién genética, loa diagnésticos prenatales, las armas bacteriologicas, ete. Pera también se dan, o se darén, casos en los que la mera posibilidad técnica inaw- 15 of e250 en la imp! igicos para prevenir o curar el sida, el céncer, la diabotos w otras terribles enfermedades que aquojan al gé- nero humano}. wupervivencia movimientos necesariamen- spacion por los graves riesgos laneta, es decir, ala “naturale- 2a", Surgo, en relacién con esto, un conflicto nusvo, porque ciertas ddidas que se tomen, por ejemplo, en favor de los “derechos humanos” pueden afectar la “naturaleza” en sentido amplio, y vieeversa. Actu: mente sabemos que es ilusoria la vetusta pretensiin (surgida ya Neolitico) de un dominio ilimitado del hombre sobre la naturaleza. La actual teenologia marca el limite a partir del cual la explotacién de la naturaleza comienza a convertirse en un suicidio colec al género humano a una extio- lidad se asume y se procura abrar do “ética del futuro”,s8 que es tam- cién masiva. Cuando esa responsal en consecuencia, se suole habl bién una manera espeeifica di ” "nacimienta de un mundo feb, Ba Cries, 1998, passim 48, C£ el ya eléseo libro de Hans Jonas, Das Prinap Veruntwortung, Pranctort, Tasel ‘Verlag, 1979 (ed. 1988) (trad. espadia: BY prinsipo de responsabilidad, Barclons, 138 [Beas concaptoey problemas Entre las diversas ramas de la ética aplicada, hay por lo menos dos que han alcanzado, desde la déeada de los 70, un reliove interna- cional: Is bioética y la ética de la empresa. Desde luego, no son las inieas, ya que cuestiones do aplieacién so suscitan en todos los émmbi- tos del quehacer humano; pero lay dos mencionadas gon las que euen- tan con mayor niimero de especialistas y de publicaciones. En lo que respecta a la bioétiea, conviene recordar que al nombre proviene de Yan Rensselaer Potter, un médico onedloga norteamerica- no que en 1971, tras haberse interesado entusiastamente por los pro- blemas éticos, publieé iin libro que Heva ese titulos y que se convirtié en punto de arranque de lo que en poco tiempo serfa un verdadero aluvién de escritos ¢ institucionos dedieados al tema.®? En realidad, Herder, 1996), También Dieter Birabacher, Verantwornung fur subunfige Generatinen, Stuttgart, Philipp Reclam jun, 1966. Biodtca fcta, La Plata, Quirén, 1993; "Fl renacimiento dela biodtiea en ol sigio XI", se principales y modelos de spiuciones 139 Potier no pens6 que fandaba una nueva disciptina o, como se la en- tionde hoy generslmente, una “rama” de la “ética aplicada’, sino que habia concebido una transformacién general de la ética mediante una peculiar fusién entre el ethos y el bios. Como dice Agustin Estévez: Nadie como 61 sintié la necesidad de un émbito global y amplia- do para una supervivenc 7 Pottar concibio esa glok nist, perpetada a fe Tur do lo cuenta? logia de mediadoe de loe cin Aquella significacién “global, evolucionista y ecol6gica” fue sien- do gradualmente desplazada por otra, restringida, “que aplicaba las tradiciones éticas y religiosas a la biomedicina, y cuya autoria era de , Hellogers y el Instituto Kennedy” 5 Por su parte, ese instituto, que se * fandé en el marco de la Georgetown University de Washington, junta- mente con el Hastings Center erigido cerca de Nueva York, fueron instituciones decisivas para el desarrol cantar la nueva disciplina (o interdisciplina). Con sus miltiples pu- Dlicaciones, y con sus programas de investigacién y sus importantes curses formadores de especialistas, resultaron el punto de arranque para una difusi6n planetaria do la biodtica similar a la que habia so- ado originariamente Potter, aunque no en el i Jucionario que él queria ~o erefa poder— imprimit! evolucionismo ético), sino en el de una nueva especializacién, por cier- to a la cabeza de las diversas que fueron agregéndose bajo el rubro de “ética aplicada’, El status epistemoldgico, tanto de la bioética como de la ética aplicada, es atin objeto de amplios debates, y quiz4 lo siga siendo por ‘mucho tiempo, Ello se debe en parte a la mencionads ambigledad del ‘término que, en algunos casos, como el de los importantes autores Tom Beauchamp y James Childress, ha llevado a reemplazarlo preferente- ica”. Sin embargo, esta denominacién ya campo tematico de la bioética, que se extionde I de la actual ética de la bioteenologia, y para mente por el de “ética biot no abarea el ampl 51, Agustin Bstéven ob 52, Idem, p. 17 140 ‘tea: conceptas y problemas alganos incluso al de la Hamada “ética ecolégica” 0 ambiente’. En tal sentido, “microbioétiea” (imitada a prondiendo también los problemas éticos Smacrobioética’ (que incluye los anteriores m a). Y el propio Potter, en su segund bioética basica, médica, ambiental y cesta ultima, so fusionaban las otras tr plementario entre los aspectos bioméd Uno de los problemas ampliamente discutides en Ia binstien es et de los prineipios que en ella han de hacerse valer. Ya sabemos que la ‘tica aplicada no se ocupa de fundamentar principtos, pero nesesaria- mento,presupone alguno, o algunos, y en esta presuposicidn est asi- mismo presupuesto algtin criterio de fundamentacién. Los ya mencio- nados Beauchamp y Childress son autores do un libro que se ha con- vortido en un eldsico en ese ammbito, si bien su tematizacisn se restrin- go.a los aspectos médicos: Prineipios de étioa biomédica,® obra apare- cida en 1979, poco tiempo después de que en Esta sién Nacional para la Proteccién do Personas Objeto de Experimenta- cién Biomédica redactara un documento conocido como el Informe Belmont. Hn ésto ¢o establecian tres principios genorales para rosal- tos de ética en medicina: el de “respeto por las personas”, ncia” y el de “Justicia”. Los dos tltimos provenian de una dados a la genética) y 5 de la ética ecoldgi- habia distinguido entre i bien aclarando que, en de “bene! representaba el paso indispensat nalista” de la elde basico. Los principics que Beauchamp y Childrese analizan minuc samente en su obra son, entonces, cuatro: 1) respeto por la au mia; 2) no-maleficencia; 3) beneficencia, y 4) justicia. En torno de esos anilisis viene movigndose desde entoneas gran parte do la investiga- cién en bioética y de las discrepancias suscitadas entre las diversas posturas. Otro importante biostico, Tristram Engelhardt, los toma co- mo punto de partida pero reemplaza el de autonomia por el de per- miso (al que considera como jordequicamente superior) y concibe el de 58. OF ibidem, pp. 27 ss, Hatéves hace diveroasacstacianes exiticas a oo idea, eapec mente por au dependancia de perzpectivas evoluconitas (ek. ibid, pp. 37 x). Eero reconoee el mérito de "haber visa las limitaciones de una biostica puramente médica” 54, Tom L, Beauchamp y Jamot F. Childrens, Princpiey of Biomedical Hthies, Nueva York, Osford University Poss, ed, 1996 1979), + dela Problomas éticas principales y modelos de soluciones ry beneficencia como abarcante, al mismo tiempo, de los de no-malefi- cencia y justicia.® Diego Gracia, por su parte, reconoce los cuatro de Beauchamp ¥ 35; pero también los jerarquiza {y esto deviene un eriterio de aceon on casos de corictos), eonsiderando que los de Jjusticia y no maleficoncia son “superiores” a los de beneficencia y au- (a. Requeriria mucho més espacio del disponible exponer aqui contraversias habidas en el seno de la bioética acerca de los princi- gamos solamente que, desde la perspectiva de la ética conver- jue se propondré on el capitulo VI, los euatro principios pueden argo derivacione: representan a su ver la bi constituyen principios a priori, ma de aplicabi La otra rama importante de la ética aplicada es, como 86 ca de la empresa, sobre cuyas principales cara valgan [as siguientes breves consideraciones. La ética empresarial sélo puede estudiarse, como propone Adela efvica”, es decir, una ética pluralista de la razén. Bn tal sentido, wren un particular paradig- aso, ten de la zestion’, 0 ‘Sabee tien de la empre ina opiosisima iin ‘alo que hicimos respecto de la de biostiea, mon- cionaremos aqut solo unos poedstitulos en espadol A. Argaaso on la ers ‘Brown, La tira en la empresc, Ban ‘Gomer Peres, Gororquista, {iy Jats, 1528, A, Schlemanson, Le per Buenos Aites, Paid, 1990; Amartya va, Sobre étca y economia, Madrid, aa Blicn: concepts y problems liz, ecovrespondientes @ distintas concepeiones del mundo, sin que fa. die trate de imponer por la fuerza la suya a los demas, El pluralisino en una sociedad es posible cuando sus miembros, 2 pesar de tener ideales morales distin tos, tenon también en comin unos minimoe morales que les pare: con innegociables, y que no son compattidos porque algin grupo los haya impuesto por In fuerza a los rastantes, sino porque los dis- tintos seetores han ido legando motu proprio a la convieeién de que son tos valores y normas a los que una sociedad nunciar sin hacer dejacion de su humanidad ®® En tal sentido, la ética civiea presupone libertad, igualdad y soli- daridad, asf como una “tolerancia activa” y un “ethos dialégico”;® y In Hamada ética empressrial presupone a su vex, como ya se dijo, una ética civiea. Los “mfaimos” correspondientas a ésta tienen que aa narse, sin embargo, con los valores propios de las des. ¥ asi como en la bioética, en los principios ya mencionados res para esas conductas, tambi faceidn de necesidedes humanas a través de la puesta en marcha de ‘un capital”. Pero es fundamental el hecho de que ese capital no es s6lo financiaro sin ismo, humano. Presupuesto caracteristico de una “ética de la empresa” es, segiin Cortina, el reconocimiente de va- Joras como agestidn, a honradez en ol ser- lag relaciones internas y extarnas calidad, ia colidaridad al alza, que co Iss propias capacidades de moda que a boneficiarse de ellas, la ereatividai rieago.8! een explotar al maximo nto de personas puc- jeiativa, ol eapiritu de La misma autora reconoce, sin embargo, que son muchas las difi- cultades para implementar una ética semejante, porque se suele pen- sar que “ética” y “empresa” son térm ‘bles (Ia primera se 58, Adela Cortina, Bice de la empresa. 98 58. CF tem, pp. 60-41 60. Ider, p. 43 61, Ioider, ] | Problamas éticos principales y medelos de soluciones te, rige por la racionalidad comunicativa, mientras ta segunda por la racionalidad estratégica). El empresariado sucle sentir de fianza hacia la étiea, y suponer que los negocios tienen que haverse margen de la “étiea comtin y corriente”, o que Ia empresa tiene que “paximizar beneficies” por cualquier medio a su aleance, o que la éti- rita a cumplir con la legalidad y se atiene a las “leyes del mer~ cado".®! No obetante, deede la déeada del 70 surgieron muchas inguie~ tudes a favor de una ética empresarial, que se reflejaron en abundan- tes publicaciones y la aparicién de rovistas especializadas en el tema, asi como también en el surgimiento de asociaciones nacionales e in- ternacionales. Se fue advirtiendo cada vez mas claramente la neces dad de recuperar Ia confianza en Ia empresa, 0 de tomar decisianes a largo plazo, o de concientizar la responsabilidad social de las empre: sas, ete. Publicaciones como la Harvard Business Review o el Jour nal of Business Ethies distinguen entre las empresas de la “guardia vieja”, que se orientaban exclusivamente en la obtencidn del provecho, y las de “vanguardia’, que conciben los negocios como una forma de servir a la sociedad. ‘Los problemas de la ética empresarial, como los de la biostiea y las demés ramas de la ética aplicada, son muchos y variados, comen- zando por ol de Je determinacion de eu propio status epistemolégico. Asimismo, es necesario advertir el amplio abanico de interrelaciones sociales que se establecen con cada empresa: las fentre los directives y los empleados, asi como entre aquéllos y entre ‘éstos (todo lo cual da lugar a cuestiones de conflictos entre lealtades, por ejemplo); las interempresarial problemas de competencia y del fair play en los negocios; las relacio- nes entre la empresa y la comunidad (que son de importancia ética nudo no se tienen en cuenta —lo que ocasiona los més graves problemas éticos— y que con no poca frecuencia determi nan conflictos con las de lealtad 2 Is empresa), entre la empresa y el poder ‘Tanto en bioética como en ética empresarial y en otras reas de tica aplicada, se hace cada vez blemas moral 38 diseursos précticos es po- sible aleanzar las soluciones més razonables, aunque éstas ~debido a 62, OF fom, p78 68. C& Sem, pp, 80 9 a8 6, CT Marta Laper Gil y Liliana Delgado, De camino una éica empresarial,p. 9 us "+ atc: eonepto y problemas la estructura irremisiblomente conflictiva de lo social~ nunca sean perfectas. El tema de los “comités de biodtiea” en hospitales y ottos contraa de salud, por ojemplo, es, desde hace tiempo, objeto de simos debates, y es notorio el aumento de institueiones eemejantes, 0 de proyectos ¥ esfuerzos para organizarlas. Algo semejante, aunque todavia en mucho menor eseala, ocurre en el ambito emprosarial. Los comités de ética empresa: cid (tampoeo to 5 dad creciente en una época en que ia corrupeién y (con graves secuelas, como la exclusién) amenazan a su conjunto. V.5. Tipos de ethos y tipos de ética Ya dijimos que el ethos, o fenémeno moral, se presenta siempre bajo determinadas formas coneretas. Hl ethos 03 plejo, pero, ademas, ha ss formas do ethos den a su vez de miiltiples factores, quo pueden ser estudiados desde el ivo, pero que también plantean problemas a la ética normativa y a la metaética. Una sinopsis de 5 es practicamente imposible, porque en este caso los de roblema por otro, de la filo 1a (cada época tiene su forma de ethos, que forma a su vox parte del “espiritu objetivo", pero resulta que hay eriterios con- trapuestos acerca de como delimitar una “epoca” determinada, ete.) La “tipificacién” del ethos puede venir asimismo impuesta por los as- pectos reflexivos del ethos: hay tipos de ethos en los que el interés re- flexivo se dirige sobre todo a un determinado tipo de problemas, 0 a un determinado tipo de solucianes. No se puede decir, por cierto (y de on bien conscientes, en particular, los representantes de } que la reflexidn filosdfica incida directamente en Ta e guracién de un tipo de ethos. Sin embargo, lo que sf puede decirse, al respecto, es lo siguiente: 1. No sélo hay en el ethos reflexién filosdfiea, Ya vimos que el nivel bésico de reflexién es el de la reflexién moral, que es pretiloss- fica. , e0 $us configuraciones concretas, ‘moral. Es, como se 4) También nos hemos referido a la “ tica, En tall la medi- da en que los reflajan, pueden constituir también criterios para tipos de ethos. En esta estrategia de distincién es me- ester, sin embargo, no confundir Ia reflexion de nivel normativo con la de nivel descriptive. 5) i6n del ethos, en dofinitiva, para operar erftica- ae hacerse, en primer lugar, con plena conciencia de la ifica por de pronto con plena con- ristieas de Ia facticidad normativa y ‘esa tematizacion ee esta haciendo, y sden producirse; en tercer lugar, con euarto teralidad, pio, modelos opuestos de solucién, tie fuente de todo dogmatism. a que evita: ETICA Por WILLIAM K. FRANKENA Universidad de Michigan ‘TRADUGGION AL ESPANOL POR CARLOS GERHARD Licenciado en Derecho PRIMERA EDICION EN ESPANOL ETICA Esta obra es la traduccién al espaitol, debidamente autori- zada, de la publicada originalmente en inglés por Prentice- Hall, Inc., de Englewood Cliffs, New Jersey, EE, UU., con el titulo de ' ETHICS Deanawos neservanos, © 1965, rox eUreia> A Sadie (eNI6N THrOGKAPICA EDITORIAL, HISPANO-AMERICANA) Avenida de la Universidad, 767, México 12, D. F. Queda hecho el registro y el depésito que determinan las respectivas leyes en todos los paises de lengua espaiala. IMPRESO EN MEXICO PRINTED IN MEXICO Daniel Boldé, Impresor, Calzada de Tlalpan, 1104-A, México, D. F, |

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