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EL ÁMBAR

El ámbar, árabe o succino (del latín succinum) es resina fosilizada de origen


vegetal, proveniente principalmente de restos de coníferas y
algunas angiospermas. Etimológicamente su nombre proviene
del árabe ‫عن بر‬, ámbar, significando "lo que flota en el mar", ya que este flota
sobre el agua del mar, aunque originalmente se refería al ámbar gris.
Presenta color ámbar, es decir, color naranja amarronado, aunque existen
variedades amarillas, tono miel y verdosas. Puede ser transparente o translúcido.
Está considerada como piedra semipreciosa. Ha sido apreciada por su color y
belleza natural desde los tiempos del Neolítico. El ámbar es utilizado en joyería y
como agente curativo en la medicina popular.

Existen cinco clases de ámbar, definidas con base en sus componentes químicos.
Debido a que se origina como una resina de árbol suave y pegajosa, el ámbar a
veces contiene algunos animales o plantas incluidas.

Los árboles producen la resina como una protección contra enfermedades e


infestaciones de insectos, cuando la corteza de un árbol es herida debido a rotura
o a un ataque por escarabajos de madera u otros insectos, bacterias u hongos.
Después de exudar al exterior, la resina se endurece por polimerización en el
interior de rocas arcillosas o arenosas, algunas veces calizas, que se formaban en
zonas deltaicas de ríos, generalmente con mucha materia orgánica asociada, y se
han conservado en su interior durante millones de años.
El ámbar es un resto fósil, ya que es una sustancia orgánica y su estructura no es
definida. Su composición varía dependiendo del árbol del que proviene, aunque
todos tienen terpenos o compuestos que son comunes en las resinas endurecidas.
En Europa, el ámbar se forma a partir de la resina del Pinus succinifera, en tanto
que en América proviene de la leguminosa Hymenaea courbaril, conocida
en Chiapas (México) como Guapinol, y en Nicaragua, Cuba y República
Dominicana como algarrobo, perteneciente al período geológico terciario.
Los colores del ámbar son muy variados: amarillo (el más común), naranja
(coñac), rojo (cherry), blanco, café (cajeta), verde azulado y "negro" o musgo
(tonos oscuros de otros colores), que son menos frecuentes que el amarillo. De
estos colores se desprende una amplia gama de tonalidades.
El primer lugar que se tiene registrado como fuente original del ámbar es la región
del Mar Báltico. La pieza de ámbar más antigua trabajada por el hombre data de
hace 30.000 años y se encontró en Hannover, Alemania.

En España está presente desde el Solutrense de la cueva de Altamira.


En Europa se encuentra ámbar
en España, Francia, Lituania, Polonia, Alemania, Letonia y Rusia, y en América
Latina se encuentra en México, República Dominicana, Nicaragua y Colombia.

En la Antigüedad se pensaba que el ámbar poseía propiedades místicas o


mágicas, siendo utilizado por muchas culturas como un talismán o remedio
medicinal. En Chiapas, México, el ámbar aún se usa para proteger a los niños
contra el "mal de ojo". Los griegos se percataron de sus
propiedades eléctricas producidas al rozar ámbar con otros objetos. De ahí
la etimología de la palabra electricidad que viene del griego ἤλεκτρον (élektron)
que quiere decir ámbar.
Aunque hay muchos lugares donde se ha encontrado el ámbar, este se encuentra
en grandes cantidades en solo veinte depósitos alrededor del mundo y
principalmente en la Europa Oriental (Báltico), México, la República Dominicana, y
últimamente se ha encontrado en Cantabria (España) el mayor yacimiento
europeo de ámbar del Cretácico.

La gran belleza del ámbar es la responsable de que haya sido considerado una
sustancia preciosa, y por su origen misterioso era estimado como protección
divina contra diversos daños para el portador de joyas ambarinas. Como tal, llegó
también a usarse como un ingrediente en las medicinas y para
propósitos religiosos.
Ya los fenicios trocaban el ámbar como una mercancía de primera importancia con
los pueblos bálticos antiguos. Desde aproximadamente 3000 a. C., el ámbar
báltico era cambiado por las mercancías de la Europa meridional y existían
"carreteras" o rutas de comercio que cruzaban Europa y terminaban en el lejano
Oriente. Alrededor de 58 d. C., el emperador romano Nerón envió a un caballero
romano en una búsqueda de este "oro del norte" y trajo cientos de libras de ámbar
a Roma.
En épocas posteriores, desde 1283 en adelante, los caballeros teutones, después
de regresar de las cruzadas, se convirtieron en gobernadores absolutos
de Prusia y de las fuentes bálticas de ámbar, así como de la manufactura de los
objetos ambarinos, castigando a los transgresores con la muerte por
ahorcamiento. Durante los siguientes 500 años, el ámbar fue usado de nuevo con
propósitos principalmente religiosos, como por ejemplo en la fabricación de las
sartas de cuentas de rosarios.
Aunque el ámbar se halla por todo el planeta, solo existen veinte regiones con las
cantidades necesarias para que la explotación minera sea rentable. En la
actualidad, la mayor parte se extrae en la región báltica de Europa oriental, en la
República Dominicana y en algunos estados de México. La extracción es una
ardua tarea. A juicio de numerosos científicos, para que la resina se transforme en
ámbar, ha de permanecer enterrada, normalmente en arcilla húmeda o
sedimentos arenosos. Muchas de las minas de la República Dominicana se hallan
en elevaciones escarpadas cubiertas de exuberante bosque subtropical,
accesibles solo a pie o en burro y a las que se llega por empinados senderos de
montaña. Algunas minas son pozos anchos y profundos, mientras que otras son
galerías estrechas de hasta 200 metros de longitud. Como la maquinaria y los
explosivos quiebran el ámbar, los mineros han de extraerlo cuidadosamente a
mano —con cinceles, picos y palas— de la dura arenisca y la arcilla compacta, a
menudo con una vela por única iluminación.

WEBGRAFIA

 https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81mbar

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