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La violencia en la pareja
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 97
CUADRO 4.1
Agresión física a las mujeres por su pareja masculina, según estudios basados en poblaciones seleccionadas, 1982–
– 1999
País o zona Año Cobertura Muestra Proporción de mujeres agredidas
del estudio físicamente por su pareja (%)
Tamaño Población Edad En los En la Alguna
estudiada a (años) 12 meses relación vez
anteriores actual
África
Etiopía 1995 Meskanena Woreda 673 II ≥15 10b 45
Kenia 1984–1987 Distrito Kisii 612 VI ≥15 42
Nigeria 1993 No declarado 1 000 I — 31c
Sudáfrica 1998 Eastern Cape 396 III 18–49 11 27
Mpumalanga 419 III 18–49 12 28
Northern Province 464 III 18–49 5 19
Nacional 10 190 III 15–49 6 13
Zimbabwe 1996 Midlands Province 966 I ≥18 17 d
América del Norte
Canadá 1991–1992 Toronto 420 I 18–64 27c
1993 Nacional 12 300 I ≥18 3 d,e 29 d,e
Estados Unidos 1995–1996 Nacional 8 000 I ≥18 1,3c 22c
América Latina y el Caribe
Antigua 1990 Nacional 97 I 29–45 30 d
Barbados 1990 Nacional 264 I 20–45 30 c,e
Bolivia 1998 Tres distritos 289 I ≥20 17c
Chile 1993 Provincia de Santiago 1 000 II 22–55 26/11f
1997 Santiago 310 II 15–49 23
Colombia 1995 Nacional 6 097 II 15–49 19
México 1996 Guadalajara 650 III ≥15 27
Monterrey 1 064 III ≥15 17
Nicaragua 1995 León 360 III 15–49 27/20f 52/37f
1997 Managua 378 III 15–49 33/28 69
1998 Nacional 8 507 III 15–49 12/8f 28/21f
Paraguay 1995–1996 Nacional, excepto 5 940 III 15–49 10
la región del Chaco
Perú 1997 Lima, zona metropolitana 359 II 17–55 31
(ingreso mediano y bajo)
Puerto Rico 1995–1996 Nacional 4 755 III 15–49 13 g
Uruguay 1997 Dos regiones 545 II h 22–55 10e
Asia y Pacífico Occidental
Australia 1996 Nacional 6 300 I — 3d 8d
Bangladesh 1992 Nacional (aldeas) 1 225 II <50 19 47
1993 Dos regiones rurales 10 368 II 15–49 42
Camboya 1996 Seis regiones 1 374 III — 16
India 1993–1994 Tamil Nadu 859 II 15–39 37
1993–1994 Uttar Pradesh 983 II 15–39 45
1995–1996 Uttar Pradesh, 6 695 IV 15–65 30
cinco distritos
1998–1999 Nacional 89 199 III 15–49 11i 19i
1999 Seis estados 9 938 III 15–49 14 40/26
Filipinas 1993 Nacional 8 481 V 15–49 10
1998 Cagayan de Oro City 1 660 II 15–49 26j
y Bukidnon Province
Papua Nueva Guinea 1982 Nacional, aldeas rurales 628 IIIh — 67
1984 Port Moresby 298 IIIh — 56
República de Corea 1989 Nacional 707 II ≥20 38/12f
Tailandia 1994 Bangkok 619 IV — 20
Europa
Noruega 1989 Trondheim 111 III 20–49 18
Países Bajos 1986 Nacional 989 I 20–60 21/11 c,f
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 99
que notifican el uso de la violencia contra la esposa; V = mujeres con un resultado de embarazo; VI = mujeres casadas,
la mitad con resultado de embarazo, la mitad sin ese resultado.
b En los últimos tres meses.
c El grupo de la muestra incluyó a mujeres que nunca habían estado en relación de pareja y, por consiguiente, no estaban en riesgo
de violencia en la pareja.
d Aunque la muestra incluye a todas las mujeres, se presenta la tasa de maltrato para las mujeres alguna vez casadas/unidas (no se
da el número).
e Maltrato físico o sexual.
g La tasa de maltrato por la pareja en las mujeres algunas vez casadas/unidas se volvió a calcular a partir de los datos del autor.
denunciaron maltrato grave (12). El número prome- Unidos, según un estudio nacional realizado en
dio de agresiones físicas durante el año precedente 1996, fue de tres (5).
entre las mujeres que actualmente sufrían maltrato, Diversos tipos de maltrato suelen coexistir en la
según una encuesta efectuada en Londres, Inglate- misma relación. Sin embargo, los estudios de preva-
rra, fue de siete (13), mientras que en los Estados lencia de la violencia doméstica son un campo nue-
vo de investigación y en general no se cuenta con
FIGURA 4.1
datos sobre los diversos tipos de violencia en las
Intersecciones de los conjuntos de mujeres maltrata-
das sexual, física y psíquicamente en León (Nicaragua) relaciones de pareja diferentes de la violencia física.
(N = 360 mujeres que algunas vez estuvieron Las cifras del cuadro 4.1, por consiguiente, se refie-
en una relación íntima)
ren en forma exclusiva a la agresión física. Aun así,
debido a diferencias metodológicas, los datos de
Nunca
Maltratadas estos estudios bien diseñados no son directamente
sexualmente
maltratadas 1 comparables. Los cálculos publicados del maltrato son
97
3
sumamente sensibles a las definiciones particulares
74 usadas, la manera en la cual se formulan las pregun-
Maltratadas
109
Maltratadas tas, el grado de privacidad de las entrevistas y la
psíquicamente físicamente
71 5
naturaleza de la población examinada (14) (recua-
dro 4.1). Por consiguiente, las diferencias entre los
Fuente: referencia 9. países —especialmente las muy pequeñas— bien
100 • INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
RECUADRO 4.1
Estimular la denuncia
Todos los estudios sobre temas delicados como la violencia se enfrentan con el problema de cómo lograr
que las personas hablen abiertamente acerca de aspectos íntimos de su vida. El éxito dependerá en
parte de la forma en que las preguntas se enmarquen y se formulen, así como del grado de comodidad
de los entrevistados durante la entrevista. Lo último depende de factores tales como el sexo del
entrevistador, la duración de la entrevista, si otras personas están presentes, y el grado de interés y la
ausencia de una actitud crítica de parte del entrevistador.
Diversas estrategias pueden ayudar a mejorar la denuncia. Ellos son:
■ Dar al entrevistado varias oportunidades durante la entrevista para que pueda explayarse sobre
la violencia.
■ Usar preguntas sobre comportamientos específicos en vez de preguntas subjetivas tales como
„œAlguna vez ha sido maltratada?‰
■ Seleccionar cuidadosamente a los entrevistadores y adiestrarlos para que entablen una buena
relación con las entrevistadas.
■ Apoyar a las entrevistadas para ayudar a evitar represalias por parte de la pareja o de algún
miembro de la familia que las maltrata.
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 101
podrían reflejar variaciones metodológicas y no di- violencia física porque se conceptualiza y se mide
ferencias reales de las tasas de prevalencia. más fácilmente, los estudios cualitativos indican
que para algunas mujeres el maltrato y la degrada-
Medición de la violencia masculina ción psicológicos resultan aún más intolerables que
en la pareja la violencia física (1, 20, 21).
En las encuestas de violencia en la pareja, a las muje-
res por lo general se les pregunta si han experimen- Violencia y asesinato en la pareja
tado algún maltrato de una lista de actos específicos Los datos de una gama amplia de países indican
de agresión, tales como bofetadas, golpes, puñeta- que la violencia en la pareja es la causa de un nú-
zos, patadas o amenazas con un arma. Las investiga- mero significativo de muertes por asesinato entre
ciones han revelado que preguntas específicamente las mujeres. Estudios efectuados en Australia, Cana-
referidas al comportamiento, como “¿Alguna vez ha dá, los Estados Unidos, Israel y Sudáfrica revelan
sido obligada a tener relaciones sexuales contra su que en 40% a 70% de los asesinatos de mujeres las
voluntad?”, producen mayores tasas de respuesta víctimas fueron muertas por su esposo o novio, a
positiva que las preguntas que piden a las mujeres menudo en el contexto de una relación de maltra-
indicar si han sido “maltratadas” o “violadas” (17). to constante (22–25). Esto contrasta notablemente
Tales preguntas específicamente referidas al compor- con la situación de las víctimas masculinas de asesi-
tamiento también permiten a los investigadores nato. En los Estados Unidos, por ejemplo, solo 4%
medir la gravedad y la frecuencia relativa del maltra- de los hombres asesinados entre 1976 y 1996 fue-
to sufrido. Los actos físicos que son más graves que ron muertos por su esposa, ex esposa o novia (26).
abofetear, dar empujones o lanzarle objetos a una En Australia, entre 1989 y 1996, la cifra fue de
persona se definen en general en los estudios como 8,6% (27).
“violencia grave”, aunque algunos observadores se Los factores culturales y la disponibilidad de ar-
oponen a que la gravedad se defina exclusivamente mas definen los perfiles de los asesinatos cometidos
según el acto (18). por la pareja en diferentes países. En los Estados
Centrarse exclusivamente en los actos también Unidos, el número de asesinatos de mujeres con armas
puede ocultar la atmósfera de terror que a veces de fuego es mayor que el cometido con todos los
impregna las relaciones violentas. En una encuesta otros tipos de armas combinados (28). En la India, el
nacional de la violencia contra la mujer realizada uso de armas de fuego es raro, pero las golpizas y la
en el Canadá, por ejemplo, una tercera parte de las muerte por fuego son comunes. Una treta habitual
mujeres que habían sido agredidas físicamente por consiste en rociar a una mujer con queroseno,
su pareja declararon que habían temido por su vida prenderle fuego y luego afirmar que murió en un
en algún momento de la relación (19). Aunque los “accidente de cocina”. Los funcionarios indios de
estudios internacionales se han concentrado en la salud pública sospechan que muchos asesinatos de
102 • INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
mujeres quedan ocultos por las estadísticas oficiales para detectar la segunda forma, más moderada, de
como “quemaduras accidentales”. En un estudio violencia —también conocida como “violencia co-
realizado a mediados de los años ochenta se encon- mún de pareja”— y el tipo grave conocido como
tró que entre las mujeres de 15 a 44 años de edad en maltrato físico. Esto puede ayudar a explicar por
el gran Bombay y otras zonas urbanas del estado de qué las encuestas comunitarias de violencia en los
Maharashtra, una de cada cinco defunciones se países industrializados a menudo encuentran in-
imputaron a “quemaduras accidentales” (29). dicios sustanciales de agresión física por las muje-
res, a pesar de que la gran mayoría de las víctimas
Nociones tradicionales del honor masculino que solicitan atención de los proveedores de ser-
En muchos lugares, las ideas del honor masculino y vicios (por ejemplo, en albergues) y de la policía o
la castidad femenina ponen a las mujeres en riesgo los tribunales son mujeres. Aunque se ha compro-
(véase también el capítulo 6). Por ejemplo, en par- bado en los países industrializados que las mujeres
tes del Mediterráneo Oriental, el honor de un hom- llevan a cabo la violencia común de pareja, hay po-
bre a menudo está vinculado a la “pureza” sexual cos indicios de que sometan a los hombres al mis-
percibida de las mujeres de su familia. Si una mujer mo tipo de violencia grave y paulatina que se
es “deshonrada” sexualmente —mediante la viola- observa con frecuencia en grupos clínicos de mu-
ción o porque incurre voluntariamente en relacio- jeres golpeadas (32, 33).
nes sexuales extramatrimoniales— se considera que De igual manera, la investigación indica que las
ha dañado el honor familiar. En algunas sociedades, consecuencias de la violencia en la relación de
la única manera de limpiar el honor familiar es matar pareja difieren entre los hombres y las mujeres, lo
a la mujer o muchacha acusada del “agravio”. En un mismo que los motivos para perpetrarla. Estudios
estudio de las defunciones femeninas ocurridas por realizados en el Canadá y los Estados Unidos han
asesinato en Alejandría (Egipto), se encontró que revelado que las mujeres tienen muchas más
47% de las mujeres habían sido muertas por un probabilidades de resultar lastimadas durante las
pariente después de que habían sido violadas (30). agresiones de la pareja y sufren formas más graves
de violencia (5, 34–36). En el Canadá, las víctimas
La dinámica de la violencia en la femeninas de la violencia conyugal tienen tres veces
pareja más probabilidades de resultar lastimadas, cinco
Investigaciones recientes realizadas en los países in- veces más de recibir atención médica y cinco veces
dustrializados indican que las formas de violencia más de temer por sus vidas, por comparación con
infligida por la pareja que se observan no son las las víctimas masculinas (36). En los casos de
mismas para todas las parejas que experimentan con- violencia perpetrada por las mujeres, lo más
flictos violentos. Parecería haber al menos dos mo- probable es que sea en defensa propia (32, 37, 38).
dalidades (31, 32): En las sociedades más tradicionales, golpear a la
• Una modalidad grave y cada vez más frecuente esposa se considera en gran medida como una con-
de violencia es la caracterizada por muchas for- secuencia del derecho del hombre a castigar física-
mas de maltrato, amedrentamiento y amena- mente a su mujer, tal como lo indican estudios
zas, aunadas a una conducta posesiva y un com- realizados en países tan diversos como Bangladesh,
portamiento dominante paulatinos por parte Camboya, India, México, Nigeria, Pakistán, Papua
del agresor. Nueva Guinea, la República Unida de Tanzanía y
• Una forma más moderada de violencia en las Zimbabwe (39–47). Las justificaciones culturales de
relaciones íntimas, en que la frustración y la la violencia generalmente se desprenden de las ideas
ira continuas ocasionalmente estallan en for- tradicionales de los roles que corresponden a los
ma de agresión física. hombres y a las mujeres. En muchas situaciones, se
Algunos investigadores han postulado la hipóte- espera que las mujeres cuiden del hogar, se ocupen
sis de que las encuestas comunitarias son más aptas de los hijos y muestren obediencia y respeto al
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 103
CUADRO 4.2
Porcentaje de entrevistados que aprueban el uso de la violencia física contra la cónyuge, según la justificación, en
– 1999
estudios seleccionados, 1995–
País o zona Año Entrevistado Justificación del maltrato físico
Ella descuida Ella se niega a Él sospecha Ella le replica
a los niños tener relaciones que ella o desobedece
o el hogar sexuales con él comete adulterio
Brasil (Salvador, Bahía) 1999 H — — 19 a —
M — — 11 a —
Chile (Santiago) 1999 H — — 12 a —
M — — 14 a —
Colombia (Cali) 1999 H — — 14 a —
M — — 13 a —
Egipto 1996 M urbana 40 57 — 59
M rural 61 81 — 78
El Salvador (San Salvador) 1999 H — — 5a —
M — — 9a —
Ghanab 1999 H — 43 — —
M — 33 — —
India (Uttar Pradesh) 1996 H — — — 10–50
Nueva Zelandia 1995 H 1 1 5c 1d
Nicaraguae 1999 M urbana 15 5 22 —
M rural 25 10 32 —
Singapur 1996 H — 5 33f 4
Venezuela (Caracas) 1999 H — — 8a —
M — — 8a —
Ribera Occidental y Faja de Gazag 1996 Hh — 28 71 57
Fuente: reproducido de la referencia 6 con el permiso de la editorial.
H = hombre; M = mujer; — indica que la pregunta no se formuló.
a “Una mujer infiel merece ser golpeada.”
b Además, 51% de los hombres y 43% de las mujeres estuvieron de acuerdo: “El esposo tiene razón en pegarle a su mujer si esta usa la
e Además, 11% de las mujeres urbanas y 23% de las mujeres rurales estuvieron de acuerdo en que “el marido tiene razón en pegarle a
g Además, 23% de los hombres estuvieron de acuerdo en que “pegarle a la mujer está justificado” si ella no respeta a los familiares de su
marido.
h Población palestina.
las exigencias del marido (3, 59–61). Lo que a un apoyo económico, la preocupación por los hijos, la
observador externo le puede parecer una falta de dependencia emocional, la falta de apoyo de la fa-
respuesta positiva por parte de la mujer, en reali- milia y los amigos, y la esperanza constante de que
dad puede ser un cálculo meditado de esta, que el hombre cambie (9, 40, 42, 62, 63). En los países
opta por lo que se necesita para sobrevivir en el en desarrollo, las mujeres también citan la estigma-
matrimonio y protegerse a sí misma y a sus hijos. tización que trae aparejada el hecho de no estar
La respuesta de una mujer al maltrato suele estar casadas como una barrera adicional que les impide
limitada por las opciones de que dispone (60). Estu- dejar una relación violenta(40, 56, 64).
dios cualitativos integrales de mujeres en Estados A menudo, la negación y el temor de aislarse
Unidos y África, América Latina, Asia y Europa, reve- socialmente impiden a las mujeres buscar ayuda. Se
lan que diversos factores pueden determinar que las ha comprobado que alrededor de 20% a 70% de
mujeres continúen en una relación en la que son las mujeres maltratadas nunca mencionan el
maltratadas. Entre ellos sobresalen comúnmente: el maltrato a otras personas hasta que son entrevistadas
temor al castigo, la falta de medios alternativos de para el estudio (cuadro 4.3). Las que buscan ayuda
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 105
45% en el distrito de Banda. La proporción de los que un hombre cometa actos de violencia contra
que obligaban físicamente a la esposa a que acepta- su pareja. Con todo, esta información debe consi-
ra las relaciones sexuales varió de 14% a 36% entre derarse incompleta y sumamente tentativa. Pueden
los distritos (cuadro 4.4). Tales variaciones plan- faltar varios factores importantes porque ningún
tean una pregunta interesante e imperiosa: ¿qué estudio ha examinado su importancia, mientras que
hay en esos ámbitos que pueda explicar las grandes otros quizá solo sean elementos correlacionados de
diferencias en las agresiones físicas y sexuales? la agresión de la compañera y no sean factores
Recientemente, los investigadores se han inte- causales verdaderos.
resado más en explorar tales preguntas, aunque los
datos recabados hasta ahora resultan insuficientes Factores individuales
para acometer la tarea. Lo que sabemos actualmente Hace poco, Black et al. examinaron la bibliografía
de los factores que determinan la prevalencia de la de ciencias sociales de los Estados Unidos y el Ca-
violencia en la pareja se basa en gran parte en nadá acerca de los factores de riesgo de agredir fí-
estudios realizados en los Estados Unidos y el Ca- sicamente a la pareja (76). Solo examinaron los
nadá, por lo cual quizá no sea forzosamente estudios que consideraron metodológicamente só-
aplicable a otros ámbitos. Se conocen varios estu- lidos y que se basaban ya fuese en una muestra re-
dios basados en la población realizados en países presentativa de la comunidad o en una muestra
en desarrollo, pero su utilidad para investigar los clínica con un grupo testigo apropiado. De este aná-
factores de riesgo y los factores protectores está li- lisis surgieron varios factores demográficos, de an-
mitada por su diseño transversal y por la escasa tecedentes personales y de personalidad vinculados
cantidad de factores predictivos que exploran. En de manera uniforme con la probabilidad de que
general, los datos científicos actuales se inclinan un hombre agrediera físicamente a su pareja. Entre
demasiado a investigar los aspectos individuales en ellos, se encontró sistemáticamente que la edad
lugar de los elementos comunitarios o sociales que joven y los ingresos bajos eran factores vinculados
pueden determinar la probabilidad del maltrato. con la probabilidad de que un hombre fuese vio-
En efecto, si bien empieza a formarse el consen- lento con su compañera.
so de que una acción recíproca de los factores per- Algunos estudios han encontrado una relación
sonales, coyunturales, sociales y culturales se entre la agresión física y la combinación de medi-
combina para causar el maltrato (55, 75), aún es ciones sobre el nivel socioeconómico y educativo,
limitada la información acerca de los factores más aunque los datos no son del todo coherentes. El Es-
importantes. En el cuadro 4.5 se resumen los factores tudio de Salud y Desarrollo de Dunedin (Nueva Ze-
que se consideran relacionados con el riesgo de landia) —uno de los pocos estudios longitudinales
de cohorte de nacimiento para ex-
CUADRO 4.4 plorar la violencia de pareja— com-
Variaciones en las actitudes masculinas y uso notificado de la violencia, probó que la pobreza familiar en la
distritos seleccionados de Uttar Pradesh, India, 1995– – 1996 niñez y la adolescencia, el bajo ni-
Distrito Tamaño Proporción de hombres que:
de la Admitieron Estuvieron Admitieron Le pegaron
vel de instrucción y la delincuencia
muestra (N) obligar a la de acuerdo en haber a su esposa agresiva a la edad de 15 años ser-
esposa a tener que, si la esposa pegado a en el último vían para predecir en gran medida
relaciones desobedece, hay la esposa año
sexuales que pegarle (%) (%)
el maltrato físico de la compañera
(%) (%) por los hombres a la edad de 21 años
Aligarh 323 31 15 29 17 (77). Este estudio ha sido uno de
Banda 765 17 50 45 33 los pocos que han evaluado si los
Gonda 369 36 27 31 20
Kanpur Nagar 256 14 11 22 10
mismos factores de riesgo predicen
Naintal 277 21 10 18 11 la agresión por parte de las mujeres
Fuente: reproducido de la referencia 6 con el permiso de la editorial. y los hombres contra su pareja.
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 107
CUADRO 4.5
Factores asociados con el riesgo de que un hombre maltrate a su pareja
Factores individuales Factores de la relación Factores comunitarios Factores sociales
ser agredidas por su compañero que las que vivían Factores comunitarios
con hombres que no bebían (19). Se ha encontrado en general que un nivel socioeco-
nómico alto ofrece cierta protección contra el ries-
Trastornos de la personalidad go de violencia física hacia la pareja íntima, si bien
Varios estudios han intentado identificar si ciertos hay excepciones (39). Los estudios de una gama
factores o trastornos de la personalidad están vin- amplia de ámbitos revelan que, aunque este tipo
culados sistemáticamente con la violencia contra la de violencia física contra la pareja afecta a todos los
pareja. Estudios efectuados en el Canadá y los Esta- grupos socioeconómicos, las mujeres que viven en
dos Unidos revelan que los hombres que agreden a la pobreza la padecen en forma desproporcionada
sus esposas es más probable que sean emocional- (12, 19, 49, 78, 79, 81, 92–96).
mente dependientes e inseguros y tengan poca Aún no está claro por qué la pobreza aumenta el
autoestima, y es más probable que tengan dificul- riesgo de violencia: si es debido a los ingresos bajos
tades para controlar sus impulsos (33). Comparados en sí o a otros factores acompañantes, como el haci-
con sus pares no violentos, también tienden a ma- namiento o la desesperanza. Para algunos hombres,
nifestar más ira y hostilidad, a deprimirse y a sacar vivir en la pobreza con toda probabilidad genera
puntuaciones altas en ciertas escalas de trastornos estrés, frustración y un sentido de ineficacia por no
de la personalidad, incluidos los trastornos de per- haber logrado cumplir con su papel culturalmente
sonalidad antisocial, agresiva y limítrofe (76). Aun- esperado de proveedores de sus familias. También
que las tasas de trastornos psicopatológicos por lo puede aportar motivos para las desavenencias
general son mayores en los hombres que maltratan matrimoniales o hacer más difícil que las mujeres
a sus esposas, no todos los hombres que infligen den por terminada una relación violenta o insatis-
malos tratos físicos presentan tales trastornos psi- factoria por otras razones. Sean cuales fueren los
cológicos. La proporción de las agresiones por la mecanismos precisos, es probable que la pobreza
pareja vinculadas con trastornos psicopatológicos actúe como un “marcador” de diversas condiciones
suele ser relativamente baja en entornos donde este sociales que se combinan y aumentan el riesgo con
tipo de violencia es común. que se enfrentan las mujeres (55).
La forma en que una comunidad responde a la
Factores de la relación violencia en la pareja puede influir en los niveles
En el plano interpersonal, el marcador más unifor- generales del maltrato en esa comunidad. En un
me que ha surgido respecto de la violencia en la estudio comparativo de 16 sociedades con tasas
pareja son los conflictos o desavenencias matrimo- altas y bajas de violencia en la pareja, Counts, Brown
niales. En todos y cada uno de los estudios exami- y Campbell encontraron que las sociedades con los
nados por Black et al., los conflictos matrimoniales niveles más bajos de violencia en la pareja eran las
se relacionaron desde moderada hasta firmemente que preveían sanciones de la comunidad contra esta
con la violencia masculina contra la pareja (76). y aquellas donde las mujeres maltratadas tenían ac-
También se encontró que tales conflictos prece- ceso al amparo, en forma de albergues o apoyo fa-
dían a la violencia en la pareja en un estudio basa- miliar (73). Las sanciones o prohibiciones de la co-
do en la población de mujeres y hombres realizado munidad podían adoptar la forma de sanciones
en Sudáfrica (87) y en una muestra representativa legales formales o de presiones morales para que
de hombres casados en Bangkok (Tailandia) (92). los vecinos intervinieran si una mujer era golpea-
En este último estudio, el conflicto verbal de los da. Este contexto de “sanciones y amparo” permite
cónyuges tuvo una relación significativa con la agre- proponer la hipótesis de que la violencia infligida
sión física a la esposa, incluso después de controlar por la pareja alcanzará su nivel más alto en las socie-
el estado socioeconómico, el nivel de estrés del dades donde la situación de las mujeres se halla en
esposo y otros aspectos relacionados con el matri- un estado de transición. En los lugares donde las
monio, como el compañerismo y la estabilidad (92). mujeres tienen una categoría socioeconómica muy
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 109
baja, la violencia no es “necesaria” para hacer cum- recurren habitualmente a la violencia para resolver
plir la autoridad masculina. Al contrario, en los sitios sus conflictos. El segundo factor predictivo de im-
donde las mujeres tienen mejor situación socioeco- portancia en este estudio de la frecuencia del mal-
nómica, probablemente habrán logrado suficiente trato físico de la esposa fue la ausencia de grupos de
poder conjunto para cambiar los roles tradicionales trabajo formados exclusivamente por mujeres. Le-
de género. La violencia en la pareja, por lo tanto, vinson postula la hipótesis de que la presencia de
suele alcanzar el punto más alto cuando las mujeres grupos de trabajo femeninos brinda protección con-
empiezan a desempeñar papeles no tradicionales o tra el maltrato físico de la esposa porque proporcio-
entran a formar parte de la fuerza de trabajo. na a las mujeres una fuente estable de apoyo social,
Se ha propuesto que varios otros factores de la así como la independencia económica respecto de
comunidad posiblemente influyan en la incidencia su esposo y de la familia.
general de la violencia por la pareja, pero pocos de Diversos investigadores han propuesto varios
ellos se han sometido a pruebas empíricas. Un estu- otros factores que quizá contribuyan a que haya
dio múltiple en curso patrocinado por la Organiza- tasas mayores de violencia de pareja. Se ha argu-
ción Mundial de la Salud en ocho países (Bangladesh, mentado, por ejemplo, que esta forma de violen-
Brasil, Japón, Namibia, Perú, la República Unida de cia es más común en los lugares donde hay o ha
Tanzanía, Samoa y Tailandia) está recopilando datos habido recientemente guerra u otros conflictos o
sobre varios factores a nivel de la comunidad para alteraciones sociales. En los lugares donde la vio-
examinar su relación posible con la violencia por la lencia se ha vuelto común y los individuos tienen
pareja. Esos factores son los siguientes: acceso fácil a las armas, las relaciones sociales —in-
• Las tasas de otros delitos violentos. cluidos los roles del hombre y la mujer— se alteran
• El capital social (véase el capítulo 2). con frecuencia. Durante esas épocas de trastorno
• Las normas sociales relacionadas con la vida económico y social, las mujeres son a menudo más
íntima familiar. independientes y asumen mayores responsabilida-
• Las normas de la comunidad relacionadas con des económicas, mientras que los hombres quizá
la autoridad masculina sobre las mujeres. sean menos capaces de cumplir sus funciones cul-
El estudio arrojará luz sobre la contribución re- turalmente esperadas de protectores y proveedo-
lativa de los factores individuales y a nivel comu- res. Tales factores bien pueden aumentar la violencia
nitario a las tasas de violencia en la pareja. en la pareja, pero esto no pasa de ser algo anecdótico
y aún no se ha comprobado.
Factores sociales Otros autores han señalado que las desigualdades
En estudios de investigación realizados en distintas estructurales entre los hombres y las mujeres, los ro-
culturas se han encontrado varios factores sociales y les de género rígidos y las ideas de hombría vincula-
culturales que podrían dar lugar a mayores grados de da al dominio, el honor masculino y la agresión,
violencia. Levinson, por ejemplo, analizó estadísti- aumentan en conjunto el riesgo de violencia en la
camente los datos etnográficos codificados de 90 pareja (55). Aunque estas hipótesis parecen razona-
sociedades para examinar las modalidades culturales bles, hay que demostrarlas con pruebas sólidas.
de maltrato físico de la esposa, explorando los facto-
res que distinguen sistemáticamente las socieda- Las consecuencias de la violencia
des donde golpear a la esposa es común de aquellas en la pareja
donde la práctica es rara o no existe (74). El análisis Las consecuencias del maltrato son profundas, y van
de Levinson indica que el maltrato físico de la espo- más allá de la salud y la felicidad de los individuos
sa ocurre más a menudo en las sociedades en las cua- para afectar al bienestar de toda la comunidad. Vivir
les los hombres tienen poder económico y de toma en una relación violenta afecta al sentido de autoes-
de decisiones en el hogar, donde las mujeres no tie- tima de una mujer y a su capacidad de participar en
nen acceso fácil al divorcio y donde los adultos el mundo. Diversos estudios han revelado que las
110 • INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
el antecedente de maltrato físico o sexual (98, 125– Aunque la violencia masculina en la pareja no
127). Las mujeres que han sido maltratadas también afecta uniformemente a la probabilidad general de
experimentan una mengua del funcionamiento fí- que una mujer esté empleada, sí parece influir en
sico, más síntomas físicos y permanecen mayor nú- sus ingresos y en su capacidad de conservar un tra-
mero de días en cama por comparación con las no bajo (139, 142, 143). En un estudio efectuado en
maltratadas (97, 98, 101, 124, 125, 128). Chicago (Estados Unidos), se encontró que las
mujeres con antecedentes de haber sido víctimas
Salud mental de la violencia en la pareja solían haber experi-
Las mujeres maltratadas por su pareja padecen más mentado períodos de desempleo, haber cambiado
depresión, ansiedad y fobias que las no maltrata- con mayor frecuencia de trabajo y haber sufrido
das, según estudios realizados en Australia, Estados más problemas de salud físicos y mentales que po-
Unidos, Nicaragua y Pakistán (129–132). De modo dían afectar a su desempeño laboral. También per-
parecido, las investigaciones indican que las muje- cibían ingresos inferiores y mostraban una tenden-
res maltratadas por su pareja presentan mayor riesgo cia significativamente mayor a recibir asistencia
de suicidio e intentos de suicidio (25, 49, 133–136). social del Estado que las mujeres que no informa-
ron el antecedente de violencia por la pareja (143).
Uso de los servicios de salud De igual manera, en un estudio realizado en Mana-
Dados los efrectos a largo plazo de la violencia en la gua (Nicaragua) las mujeres maltratadas ganaban 46%
salud de las mujeres, aquellas que han sido maltra- menos que las mujeres que no informaron sufrir
tadas tienen mayores probabilidades de ser usua- maltrato, incluso después de controlar otros factores
rias a largo plazo de los servicios de salud, lo que que podrían influir en los ingresos (139).
acrecienta los costos de la asistencia sanitaria. Estu-
dios realizados en los Estados Unidos, Nicaragua y Repercusiones en los hijos
Zimbabwe indican que las mujeres que han sufri- Los hijos a menudo están presentes durante los al-
do agresión física o sexual, ya sea en la niñez o en la tercados domésticos. En un estudio hecho en Ir-
edad adulta, usan los servicios de salud con más landa (62), 64% de las mujeres maltratadas dijeron
frecuencia que las mujeres no maltratadas (98, 100, que sus hijos presenciaban habitualmente la vio-
137–140). Por término medio, las víctimas de mal- lencia; lo mismo declararon 50% de las mujeres
trato presentan más operaciones quirúrgicas, visi- maltratadas en Monterrey (México) (11).
tas médicas, estancias hospitalarias, visitas a farma- Los hijos que presencian la violencia matrimo-
cias y consultas de salud mental a lo largo de sus nial presentan mayor riesgo de sufrir una amplia
vidas que las no maltratadas, aun después de tener gama de problemas emocionales y de conducta,
en cuenta los posibles factores de confusión. entre ellos ansiedad, depresión, mal rendimiento
escolar, poca autoestima, desobediencia, pesadillas
Repercusiones económicas de la violencia y quejas sobre la salud física (9, 144–146). En efec-
Además de sus costos humanos, la violencia impo- to, estudios realizados en los Estados Unidos y el
ne una carga económica enorme a las sociedades Canadá indican que los hijos que presencian
desde el punto de vista de la productividad perdi- episodios violentos entre sus padres presentan con
da y el mayor uso de los servicios sociales. Entre las frecuencia muchos de los mismos trastornos
mujeres que tomaron parte en una encuesta en Nag- conductuales y psicológicos de los niños que son
pur (India), por ejemplo, 13% tuvieron que re- maltratados directamente (145, 147).
nunciar al trabajo remunerado debido al maltrato, Datos recientes indican que la violencia tam-
luego de perder un promedio de siete días labora- bién puede afectar directa o indirectamente a la
les por incidente, y 11% no habían podido realizar mortalidad en la niñez (148, 149). Un grupo de
las tareas domésticas debido a un incidente de vio- investigadores de León (Nicaragua) encontró que,
lencia (141). después de controlar otros factores de confusión
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 113
posibles, los hijos de mujeres que habían sido mal- A pesar de más de 20 años de activismo en el
tratadas física y sexualmente por su pareja presen- campo de la violencia contra la mujer, es notable
taban seis veces más probabilidades de morir antes que tan pocas intervenciones se hayan evaluado
de los 5 años de edad que los hijos de mujeres que rigurosamente. En efecto, el examen reciente de
no habían sido maltratadas. El maltrato infligido los programas para la prevención de la violencia
por la pareja representó hasta un tercio de las muer- familiar en los Estados Unidos efectuado por el Con-
tes entre los niños de esa región (149). En otro sejo Nacional de Investigación encontró solo 34
estudio que se hizo en los estados indios de Tamil estudios que habían intentado evaluar las inter-
Nadu y Uttar Pradesh, se encontró que las mujeres venciones relacionadas con el maltrato infligido
que habían sido golpeadas mostraban una tenden- por la pareja. De ellos, 19 centraron su atención en
cia significativamente mayor que las mujeres no la aplicación de la ley, lo cual refleja la marcada in-
maltratadas a haber presentado mortalidad infantil clinación de los funcionarios gubernamentales por
o pérdida del embarazo (aborto provocado, aborto recurrir al sistema penal para hacer frente a la vio-
espontáneo o mortinato), aun después de contro- lencia (150). La investigación sobre intervenciones
lar factores predictivos bien establecidos de mor- en los países en desarrollo es aún más limitada. Solo
talidad en la niñez, como la edad de la mujer, el hay un puñado de estudios que hayan intentado
nivel educativo y el número de embarazos anterio- examinar críticamente las intervenciones actuales.
res que acabaron en un nacido vivo (148). Entre ellos cabe mencionar un examen de los pro-
gramas sobre la violencia contra la mujer en cuatro
¿Qué se puede hacer para estados de la India. Además, el Fondo de Desarrollo
prevenir la violencia en la de las Naciones Unidas para la Mujer examinó siete
relación de pareja? proyectos puestos en práctica en cinco regiones
La mayor parte de las investigaciones efectuadas hasta con el financiamiento del fondo fiduciario en apo-
la fecha sobre la violencia por la pareja han sido yo de las medidas para eliminar la violencia contra
encabezadas por organizaciones de mujeres, con la mujer, con la intención de difundir las enseñan-
financiamiento y asistencia ocasional de los go- zas extraídas de esos proyectos (151).
biernos. En los sitios donde los gobiernos han to-
mado parte —como en Australia, América Latina, Apoyo a las víctimas
Estados Unidos, Canadá y partes de Europa—, ha En el mundo desarrollado, los centros para ayuda
sido en general como respuesta a exigencias de la de mujeres en crisis y los albergues para mujeres
sociedad civil en favor de una acción constructiva. golpeadas han sido la piedra angular de los progra-
La primera ola de actividad generalmente ha in- mas de ayuda a las víctimas de la violencia domésti-
cluido elementos de reforma jurídica, adiestramien- ca. En 1995, había alrededor de 1 800 programas
to policial y establecimiento de servicios especia- de esta clase en los Estados Unidos, 1 200 de los
lizados para las víctimas. Docenas de países han cuales proporcionaban albergue de urgencia ade-
promulgado leyes sobre la violencia doméstica, más de apoyo emocional, legal y material a las mu-
aunque muchos funcionarios aún no conocen las jeres y sus hijos (152). Estos centros generalmente
nuevas leyes o son renuentes a aplicarlas. Las perso- facilitaban el contacto con grupos de apoyo y orien-
nas que forman parte del sistema (en la policía o el tación psicosocial individual, capacitación laboral,
aparato judicial, por ejemplo) comparten con fre- programas para los niños, ayuda para tratar con los
cuencia los mismos prejuicios que predominan en servicios sociales y con los asuntos legales, y re-
la sociedad en su conjunto. La experiencia ha de- misiones para el tratamiento del abuso de drogas y
mostrado reiteradamente que, si no se despliegan alcohol. La mayoría de los albergues y centros de cri-
esfuerzos incesantes para cambiar la cultura y las sis en Europa y los Estados Unidos fueron estableci-
prácticas institucionales, la mayoría de las reformas dos originalmente por activistas defensores de los
legales y normativas surten poco efecto. derechos de las mujeres, aunque en la actualidad
114 • INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
muchos son administrados por profesionales y re- que la violencia es un asunto privado, familiar. Ade-
ciben financiamiento del gobierno. más de introducir leyes nuevas o ampliar las exis-
Desde principios de los años ochenta, en mu- tentes, en algunos países desarrollados se han
chos países en desarrollo también han surgido al- realizado experimentos para respaldar la legislación
bergues y centros de crisis para las mujeres. En la creando tribunales especiales de violencia domés-
mayoría de los países hay al menos algunas organi- tica, capacitando a la policía, los funcionarios del
zaciones no gubernamentales que ofrecen servi- tribunal y los abogados litigantes, y proporcionan-
cios especializados a las víctimas del maltrato y do asesores especiales que ayuden a las mujeres a
hacen campaña en su nombre. Algunos países cuen- tratar con el sistema penal. Aunque la evaluación
tan con centenares de organizaciones de este tipo. rigurosa de estas medidas ha sido escasa hasta hoy,
Sin embargo, el mantenimiento de los albergues es la revisión reciente de las intervenciones contra la
costoso, y muchos países en desarrollo han evitado violencia familiar realizada por la Academia Nacio-
este modelo estableciendo en su lugar líneas tele- nal de Ciencias de los Estados Unidos concluye:
fónicas de asistencia urgente o centros de crisis no “Las pruebas anecdóticas indican que las unidades
residenciales que proporcionan algunos de los mis- especializadas y las reformas integrales en los de-
mos servicios ofrecidos por los residenciales. partamentos de policía, las fiscalías y los tribunales
Donde no es posible organizar un albergue for- especializados han mejorado la experiencia de los
mal, las mujeres suelen encontrar otras maneras de niños y mujeres maltratados” (150).
tratar las urgencias relacionadas con el maltrato Se están llevando a cabo experimentos similares
doméstico. Un método consiste en establecer una en otros sitios. En la India, por ejemplo, los gobier-
red informal de “hogares seguros”, por medio de la nos estatales han establecido células de ayuda legal,
cual las mujeres en dificultades pueden encontrar tribunales familiares, lok adalat (tribunales del pue-
albergue temporal en la casa de algún vecino. Algu- blo) y mahilla lok adalat (tribunales de mujeres). En
nas comunidades han designado sus lugares de cul- una evaluación reciente se señala que estos órga-
to —templos o iglesias, por ejemplo— como nos son sobre todo mecanismos conciliatorios, que
refugio donde las mujeres pueden pasar la noche dependen en forma exclusiva de la mediación y
con sus hijos para escapar de un compañero borra- orientación para promover la reconciliación fami-
cho o violento. liar. Sin embargo, se ha señalado que estas institu-
ciones no son satisfactorias ni siquiera como
Recursos jurídicos y reformas legislativas mecanismos conciliatorios y que los mediadores
Penalización del maltrato tienden a colocar el bienestar de las mujeres por
En los años ochenta y noventa se produjo una ver- debajo del interés del Estado por mantener unidas
dadera oleada de reformas legales en relación con a las familias (155).
el maltrato físico y sexual infligido por la pareja
(153, 154). En los 10 últimos años, por ejemplo, 24 Leyes y normas sobre el arresto
países de América Latina y el Caribe han promulga- Después de los servicios de apoyo a las víctimas, las
do leyes específicas sobre la violencia doméstica iniciativas para reformar la práctica policial son el
(154). Las reformas más comunes incluyen la pena- tipo más común de intervención contra la violen-
lización del maltrato físico, sexual y psíquico por cia doméstica. En un principio, lo que se pretendía
parte de la pareja, ya sea mediante leyes nuevas so- era adiestrar a la policía, pero cuando esta sola me-
bre violencia doméstica o por la modificación de dida resultó en gran parte ineficaz para cambiar el
los códigos penales existentes. comportamiento policial, los esfuerzos se encami-
El mensaje que transmite tal legislación es que la naron a buscar leyes que prescribieran el arresto
violencia por la pareja es un delito y no será tolera- obligatorio en los casos de violencia doméstica y
da por la sociedad. Sacarla a relucir públicamente es normas que obligaran a los oficiales de policía a
también una manera de echar por tierra la idea de intervenir de manera más activa.
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 115
la suposición de que las mujeres policías son más a ellos, nunca se anotan (178). Una evaluación del
solidarias con las víctimas no siempre ha resultado Programa de Prevención de la Violencia en el Rei-
verdad, y en algunos lugares la creación de unida- no Unido, por ejemplo, indicó que 65% de los
des policiales especializadas en los delitos cometi- hombres no se presentaron a la primera sesión, 33%
dos contra las mujeres ha facilitado que el resto de asistieron a menos de seis sesiones y solo 33% con-
la fuerza policial se desentienda de las quejas de tinuaron en la segunda etapa (179).
estas últimas. En un examen que se llevó a cabo de Una evaluación reciente de los programas reali-
las comisarías de policía atendidas exclusivamente zados en cuatro ciudades estadounidenses reveló
por mujeres en la India, se observó que “las muje- que la mayoría de las mujeres maltratadas se sintie-
res víctimas se ven obligadas a viajar grandes dis- ron “mejor “ y “seguras” después de que su compa-
tancias para presentar su denuncia en dichas ñero se había sometido a tratamiento (177). No
comisarías, y no se les puede asegurar protección obstante, en este estudio se encontró que al cabo
policial rápida en su vecindario”. Para que esta es- de 30 meses casi la mitad de los hombres habían
trategia sea viable se debe acompañar de programas recurrido a la violencia una vez y 23% habían sido
de capacitación para aumentar la sensibilidad de reiteradamente violentos y siguieron provocando
las mujeres policías, incentivos para promover ese graves lesiones; por el contrario, 21% de los hom-
tipo de trabajo y prestación de una variedad mayor bres no infligieron maltrato físico ni verbal. En to-
de servicios (155, 168, 170). tal, 60% de las parejas se separaron y 24% ya no
estaban en contacto.
Tratamiento de los hombres que maltratan Según un examen internacional efectuado re-
a su pareja cientemente por investigadores de la Universidad
Los programas de tratamiento para los hombres que del Norte de Londres (179), las evaluaciones indi-
maltratan a su pareja son una innovación que se ha can conjuntamente que los programas de tratamien-
difundido de los Estados Unidos a Australia, Cana- to funcionan mejor si:
dá, Europa y varios países en desarrollo (173–175). – se aplican por períodos más bien largos y no
En la mayoría de los programas se usa el método de cortos;
grupos para tratar los roles de género y enseñar ap- – cambian las actitudes de los hombres en grado
titudes, entre ellas cómo hacer frente al estrés y la suficiente como para que hablen de su compor-
ira, cómo asumir la responsabilidad de sus propios tamiento;
actos y cómo expresar los sentimientos a los demás. – sostienen la participación en el programa;
En años recientes, las tentativas para evaluar es- – trabajan en combinación con el sistema penal,
tos programas han tropezado con obstáculos a cau- que interviene estrictamente cuando no se
sa de las dificultades metodológicas que siguen cumple con las condiciones del programa.
planteando problemas a la hora de interpretar los En Pittsburgh, Pensilvania, la tasa de inasistencia
resultados. Investigaciones realizadas en los Estados descendió de 36% a 6% entre 1994 y 1997, cuan-
Unidos indican que la mayoría de los hombres (en- do el sistema de justicia empezó a expedir órdenes
tre 53% y 85%) que finalizan programas de trata- de arresto en contra de los hombres que no com-
miento dejan de ser físicamente violentos hasta por parecían a la entrevista inicial del programa (179).
dos años, y las tasas son menores conforme aumen-
ta el período de seguimiento (176, 177). Estas tasas Intervenciones de los servicios de salud
de éxito, sin embargo, deben examinarse tenien- En años recientes, la atención se ha dirigido hacia
do en cuenta la elevada proporción de deserciones la reforma de la respuesta de los prestadores de asis-
que se producen en tales programas; en términos tencia sanitaria a las víctimas del maltrato. La mayo-
generales, entre un tercio y la mitad de los hom- ría de las mujeres establecen contacto con el sistema
bres que se inscriben en estos programas no los de salud en algún momento de sus vidas: por ejem-
finalizan (176), y muchos de los que son remitidos plo, cuando solicitan métodos anticonceptivos, dan
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 117
a luz o buscan atención para sus hijos. Por esta ra- de uno de estos cursos, se encontró que las partici-
zón, los centros de atención de salud son un lugar pantes ya no pensaban que golpear a una mujer
importante para detectar a las mujeres maltratadas, estaba justificado y que la mayoría admitieron que
brindarles apoyo y enviarlas, si fuera necesario, a una mujer podía ser violada por su esposo.
los servicios especializados. Lamentablemente, los La detección activa del maltrato —preguntar a
estudios revelan que en la mayor parte de los países las pacientes sobre posibles antecedentes de agre-
los médicos y las enfermeras rara vez preguntan a sión por parte de la pareja o compañero — en ge-
las mujeres si han sido maltratadas y ni siquiera neral se considera una práctica adecuada en este
buscan signos obvios de violencia (180–186). campo. Sin embargo, mientras que varios estudios
Las intervenciones existentes se han concentra- revelan reiteradamente que las mujeres aceptan de
do en sensibilizar a los prestadores de asistencia buen grado que se les pregunte sobre la violencia
sanitaria, alentar la detección sistemática del mal- desde una posición moralmente neutra (181, 182,
trato y establecer protocolos para el tratamiento 193), no se ha evaluado de manera muy sistemática
adecuado. Una cantidad cada vez mayor de países si la detección del abuso puede mejorar la seguridad
—entre ellos Brasil, Filipinas, Irlanda, Malasia, Mé- de las mujeres o su comportamiento de búsqueda
xico, Nicaragua y Sudáfrica— han iniciado proyec- de servicios de salud y, si lo hace, en qué condicio-
tos piloto para capacitar a los trabajadores de la salud nes (194).
para que puedan identificar el maltrato y darle res-
puesta (187–189). Varios países latinoamericanos Iniciativas comunitarias
también han incorporado normas para abordar la Trabajo de extensión
violencia doméstica en las políticas del sector de la El trabajo de extensión ha sido parte destacada de
salud (190). la respuesta de las organizaciones no gubernamen-
Las investigaciones indican que la introducción tales a la violencia de la pareja. Los agentes de ex-
de cambios en los procedimientos asistenciales tensión — que a menudo son educadores de sus
—tales como estampar un recordatorio para el per- pares— visitan a las víctimas de la violencia en sus
sonal de salud en el expediente de la paciente o hogares y comunidades. Las organizaciones no gu-
incorporar preguntas sobre el maltrato en los for- bernamentales con frecuencia reclutan y adiestran
mularios corrientes de ingreso— surte el máximo a mujeres que anteriormente han sido agredidas
efecto sobre el comportamiento del personal sani- por sus parejas para que brinden apoyo a sus pares.
tario (191, 192). Ha habido proyectos, tanto gubernamentales
También es importante hacer frente a creencias como no gubernamentales, que han empleado a
y actitudes muy arraigadas. En Sudáfrica, el Proyec- “defensores”, es decir, personas que proporcionan
to Agisanang para la Prevención y Capacitación en información y asesoramiento a las mujeres maltra-
materia de Maltrato y su asociado, el Departamento tadas, particularmente para ayudarlas a negociar los
de Desarrollo de Sistemas de Salud de la Universidad aspectos complejos del sistema legal y las prestacio-
de Witwatersrand, han preparado un curso de salud nes de bienestar familiar y otras semejantes a que
reproductiva y género para las enfermeras, que in- tienen derecho. Estas personas centran su atención
cluye un componente importante sobre la violencia en los derechos que asisten a las víctimas de la vio-
doméstica. En las clases, se emplean dichos popula- lencia y llevan a cabo su trabajo en instituciones
res, canciones de boda y la representación de papeles tan diversas como comisarías de policía, fiscalías y
para analizar las ideas que se tienen comúnmente hospitales.
acerca de la violencia y los roles que se espera que Se han evaluado varios programas de extensión.
cumplan los hombres y las mujeres. Después del En el proyecto Domestic Violence Matters [Cues-
ejercicio, hay una discusión sobre la responsabilidad tiones de violencia doméstica] del distrito Isling-
de las enfermeras como profesionales de la salud. ton (Londres), se colocaron defensores civiles en
En el análisis de una encuesta completada después las comisarías locales de policía, con el cometido
118 • INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
de entrar en contacto con todas las víctimas de la personas tales como el párroco local, el alcalde, los
violencia doméstica en el plazo de las 24 horas si- promotores de salud comunitaria, los magistrados
guientes a su llamada a la policía. Otra iniciativa y los representantes de los grupos de mujeres. El
realizada en Londres, el proyecto Domestic Violen- proyecto de la OPS empezó con un estudio de in-
ce Intervention [Intervención en Violencia Domés- vestigación cualitativa —conocido como la ruta
tica], en Hammersmith y Fulham, combinó un pro- crítica— para examinar lo que sucede a las mujeres
grama de educación para los hombres violentos con en las comunidades rurales cuando buscan ayuda,
intervenciones apropiadas para sus compañeras. Una cuyos resultados se resumen en el recuadro 4.2.
revisión reciente de estos programas encontró que Rara vez se han evaluado este tipo de interven-
el proyecto de Islington había reducido el número ciones comunitarias. Un estudio encontró un au-
de llamadas repetidas a la policía y, se infiere, había mento estadísticamente significativo de la propor-
reducido la reaparición de la violencia doméstica. ción de las llamadas a la policía que daban lugar a
Al mismo tiempo, aumentó el uso de los nuevos arrestos, así como de la proporción de los hombres
servicios por las mujeres, incluidos los albergues, el arrestados que se llevaban a los tribunales, después
asesoramiento legal y los grupos de apoyo. El se- de la implantación de un proyecto de interven-
gundo proyecto logró alcanzar a mayor cantidad de ción comunitaria (196). El estudio también encon-
mujeres de minorías étnicas y profesionales que tró un aumento significativo de la proporción de
otros servicios para víctimas de la violencia domés- los hombres que eran remitidos a orientación obli-
tica (195). gatoria en cada una de las comunidades, aunque
no está claro qué repercusión, si la hubo, tuvieron
Intervenciones comunitarias coordinadas estas medidas en las tasas de maltrato.
Los consejos o foros interinstitucionales de coor- Las evaluaciones cualitativas han señalado que
dinación son un medio cada vez más popular de muchas de estas intervenciones se centran princi-
vigilar y mejorar las respuestas a la violencia mascu- palmente en la coordinación de los refugios y el
lina en la pareja en el ámbito de la comunidad (166). sistema penal, con lo que se descuida la mayor par-
Sus objetivos son: ticipación de las comunidades religiosas, las escue-
– intercambiar información; las, el sistema de salud u otros organismos de
– identificar y abordar los problemas en la pres- servicio social. Un examen reciente de los foros
tación de los servicios; interinstitucionales en el Reino Unido llegó a la
– promover las prácticas adecuadas mediante la conclusión de que aunque los consejos coordina-
capacitación y la elaboración de normas; dores pueden mejorar la calidad de los servicios
– rastrear los casos y llevar a cabo auditorías ins- ofrecidos a las mujeres y los niños, el trabajo inter-
titucionales para evaluar la práctica de diver- institucional puede actuar como una pantalla de
sos organismos; humo que oculta el hecho de que es muy poco lo
– promover la sensibilización de la comunidad que en realidad cambia. El examen indicó que las
y el trabajo de prevención. organizaciones deben determinar criterios firmes
Este tipo de intervenciones, adaptado de pro- para la autoevaluación que aborden la satisfacción
gramas piloto originales realizados en California, de las usuarias y los cambios reales en las normas y
Massachusetts y Minnesota, se ha difundido am- procedimientos (197).
pliamente al resto de los Estados Unidos, así como
a Canadá, el Reino Unido y partes de América Latina. Campañas de prevención
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), Las organizaciones de mujeres han usado por mu-
por ejemplo, ha establecido proyectos piloto en cho tiempo las campañas de comunicación, los
16 países latinoamericanos para someter a prueba mensajes a pequeña escala en los medios informati-
esta estrategia en zonas urbanas y rurales. En el ám- vos y otras actividades con el fin de aumentar la con-
bito rural, los consejos coordinadores incluyen a ciencia sobre la violencia por la pareja y el cambio
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 119
RECUADRO 4.2
de comportamiento. Hay indicios de que tales cam- aumentar la conciencia sobre la repercusión de la
pañas llegan a gran cantidad de personas, aunque violencia en las mujeres (198). Valiéndose de lemas
solo unas pocas se han evaluado en cuanto a su como “Quiero vivir sin violencia”, las campañas
eficacia para cambiar las actitudes o el comporta- movilizaron a las comunidades contra el maltrato.
miento. En los años noventa, por ejemplo, una red De igual manera, el Fondo de Desarrollo de las
de grupos de mujeres en Nicaragua montó una cam- Naciones Unidas para la Mujer, junto con varios
paña anual en los medios de comunicación para otros organismos de las Naciones Unidas, ha estado
120 • INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
RECUADRO 4.3
hacia la violencia masculina en la pareja y sus prio- Históricamente, la tendencia de los programas ha
ridades en cuanto a tener en cuenta los intereses sido concentrarse en un solo sector, pero la expe-
de las mujeres durante la planificación y la ejecu- riencia ha demostrado que a menudo ello produce
ción de las intervenciones (205). malos resultados (155).
La seguridad de las mujeres se debe considerar
cuidadosamente al planificar y llevar a la práctica Recomendaciones
las intervenciones. Las que ponen en primer lugar Se ha demostrado que la violencia contra la mujer
la seguridad y la autonomía de las mujeres han re- por su pareja es un problema grave y generalizado
sultado en general más fructíferas. Por ejemplo, se en todo el mundo. Asimismo, cada vez se acopia
han planteado inquietudes acerca de las leyes que más documentación de los efectos perjudiciales de
exigen al personal sanitario que notifique a la po- la violencia en la salud física y mental de las mujeres
licía los presuntos casos de maltrato. Este tipo de y su bienestar general. Las principales recomenda-
intervenciones despojan a las mujeres del control y ciones para la acción son las siguientes:
por lo general han resultado contraproducentes. • Los gobiernos y otros donantes deben ser alen-
Puede ocurrir que pongan la seguridad de una mujer tados a invertir mucho más en investigaciones
en riesgo, con lo cual disminuyen las probabilida- sobre la violencia contra la mujer en la rela-
des de que esta busque atención (206–208). Tales ción de pareja durante el próximo decenio.
leyes también transforman al personal sanitario en • Los programas deben hacer más hincapié en
un brazo del sistema judicial, lo que va en contra habilitar a las familias, los círculos de amigos y
de la protección emocional que el ambiente del los grupos de la comunidad, incluidas las co-
consultorio debe proporcionar (150). munidades religiosas, para que puedan hacer
frente a los problemas de la violencia en la
Cambio de las culturas institucionales relación de pareja.
Por lo común son pocos los cambios duraderos que • Los programas sobre la violencia en la pareja de-
se logran mediante actividades a corto plazo para ben integrarse con otros programas, como los
sensibilizar a los actores institucionales, a menos que que combaten la violencia juvenil, el embarazo
se acompañen de tentativas reales para comprome- en las adolescentes, el abuso de sustancias psico-
ter a toda la institución. La naturaleza del liderazgo activas y otras formas de violencia familiar.
de la organización, la manera en que se evalúa y se • Los programas deben prestar más atención a la
premia el rendimiento, y los sesgos culturales y las prevención primaria de la violencia en la
creencias arraigadas revisten importancia primordial relación de pareja.
en este sentido (209, 210). Cuando se pretende re-
formar la práctica de la atención de salud, la capaci- Investigación sobre la violencia en la
tación por sí sola rara vez ha sido suficiente para relación de pareja
cambiar el comportamiento institucional hacia las La falta de una comprensión teórica clara de las cau-
víctimas de la violencia (211, 212). Aunque la capa- sas de la violencia en la pareja y su relación con
citación puede mejorar el conocimiento y la prácti- otras formas de violencia interpersonal ha frustrado
ca a corto plazo, su efecto va menguando rápidamente las tentativas de montar una respuesta mundial
a menos que se acompañe de cambios instituciona- eficaz. Se necesitan estudios para adelantar el
les en las políticas y el desempeño (211, 213). conocimiento de la violencia en diversos frentes,
entre ellos:
Un enfoque multisectorial • Estudios que examinen la prevalencia, las con-
Diversos sectores, tales como el sistema policial y el secuencias, los factores de riesgo y los factores
de servicios de salud, así como los servicios de apo- protectores de la violencia en la pareja en dis-
yo judicial y social, deben colaborar para afrontar tintos ámbitos culturales, aplicando métodos
los problemas de la violencia masculina en la pareja. normalizados.
CAPÍTULO 4. LA VIOLENCIA EN LA PAREJA • 123
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