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inquietante extrañeza
Ana M.ª Fernández Caraballo
Proemio
La pregunta que guía este trabajo consiste en ¿qué nos puede aportar
el psicoanálisis sobre el saber, el conocimiento, la enseñanza y el aprendizaje?
A partir de la lectura del seminario de Jacques Lacan (1999) El yo en la teoría de
Freud y en la técnica psicoanalítica de los años 1954-55, revisaremos la noción de
aprendizaje, las diferencias que se presentan en dicho seminario sobre la psicolo-
gía y el psicoanálisis, la noción de yo y de sujeto para derivar en una conceptuali-
zación de la subjetividad propia del campo teórico de la enseñanza.
Ahora bien, ¿por qué poner en cuestión el aprendizaje? Utilizamos el
término cuestión en el sentido latino (quaestio) que consiste en plantear un pro-
blema. Entonces, partamos de una pregunta básica: ¿qué se entiende por apren-
dizaje? Hay una larga tradición (más de 2500 años de cultura occidental) que se
ha interrogado al respecto,8 por tal motivo es imposible decir de una sola manera
de qué se trata. Se hace necesario ubicar época, autor, línea teórica para poder
cercar algo sobre dicho término.
A fines del siglo xix y principios del xx surge la psicología experimental
con el objetivo de hacer de la psicología una ciencia según el modelo positivista.
A partir de entonces las teorías pedagógicas se apoyaron en los estudios psico-
lógicos que le prestaron una noción de sujeto y de conocimiento, y por lo tanto
8 A modo de muestra contamos en este libro con los artículos de Marianella Lorenzo, Damián
Baccino y Fernando García.
Cuando algo ve la luz, algo que estamos obligados a admitir como nuevo, cuan-
do otro orden de la estructura emerge. ¡Pues bien! Éste crea su propia perspecti-
va en el pasado y decimos: Nunca pudo no estar ahí, existe desde siempre. ¿No es
ésta, por lo demás, una propiedad que nuestra experiencia demuestra? (Lacan,
1999, p. 14).
Lo expresa muy bien la fulgurante fórmula de Rimbaud, los poetas, que no saben
lo que dicen, sin embargo siempre dicen, como es sabido, las cosas antes que los
demás: Je est un autre (yo es otro), (Lacan, 1999, p. 17).
Es fuera de este campo donde existe algo que posee todo el derecho a expre-
sarse por yo (je), y que demuestra este derecho en la circunstancia de ver la luz
expresándose a título de yo (je). Lo que en el análisis viene a formularse como,
hablando con propiedad, el yo (je), es precisamente lo más desconocido por el
campo del yo (Lacan, 1999, p. 18).
Se me pregunta por qué hablo del sujeto, porque, según dicen, se lo añado a
Freud. En Freud no se habla de otra cosa. Pero se lo refiere en forma imperativa,
brutal. Es una especie de operación de topadora que pone en carne viva todo lo
que, desde hace milenios de tradición filosófica, se intenta justamente camuflar
en lo que hace al sujeto (Lacan, 2005, p. 112).
12 Fundamentalmente en los trabajos: «Más allá del principio del placer» (1993a), «Psicología de las
masas y análisis del yo» (1993b) y «El yo y el ello» (1993c).
Pero lejos de habérselo comprendido como debía, hubo una avalancha general,
verdadera liberación de colegiales: ¡Ah, el buen yo, otra vez con nosotros! ¡Qué
alivio, volvemos a los caminos de la psicología general! ¿Cómo no volver a ellos
con regocijo cuando esta psicología general no sólo es asunto de escuela o de
comodidad mental, sino realmente la psicología de todo el mundo? Fue una
alegría poder creer nuevamente que el yo es central. Y, como su más reciente
manifestación, tenemos las geniales elucubraciones que en este momento nos
llegan de ultramar (Lacan, 1999, p. 23).
[...] ¿se pueden tener dos aproximaciones diferentes, e incluso contradictorias, so-
bre un mismo fenómeno? Ese mismo fenómeno es «lo mental» abordado ya sea por
su costado orgánico (cerebral), o por su costado psíquico (Thomas, 2009, p. 97).
18 «Neologismo en forma de sustantivo por la unión del artículo la y el sustantivo langue (lengua).
[...] El mismo Lacan da cuenta de su sentido en su seminario del 10 de abril de 1973, cuando sos-
tiene que al escribir lalangue en una palabra subraya con este enlace de los dos vocablos lo que lo
distingue del estructuralismo [...] su escritura neológica forma parte de aquello en que se apoya su
designación: el equívoco al que se presta la palabra [...]» (Pasternac, M. y N. Pasternac, 2003, p. 177).
19 «Neologismo en forma de sustantivo conformado por la condensación de la palabra mot (pala-
bra) y de matérialisme (materialismo)» (Pasternac, M. y N. Pasternac, 2003, p. 196). Ver: Lacan, J.
(1975) «Conferencia de Ginebra sobre el síntoma».
20 «Neologismo en forma de sustantivo por condensación de une (una) y bévue (equivocación, me-
tedura o metida de pata, error debido a la inadvertencia). Por otro lado se trata de la translitera-
ción y de la homofonía aproximada de la palabra alemana Unbewusste (Inconsciente)» (Pasternac,
M y N. Pasternac, 2003, p. 294). Ver: Thomas, 2009, p. 109.
21 «Esprit» designa tanto el Witz como el Geist.
Es totalmente cierto que algo volverá a surgir luego en los sueños, en toda suerte
de tropiezos, en toda suerte de maneras de decir, en función de la manera de decir,
en función de la manera en que la lalangue fue hablada y también escuchada por
tal o cual en su particularidad. Es, si me permiten emplearlo por primera vez, en
ese motérialisme donde reside el asidero del inconsciente [...] (Lacan, 1975, p. 126).
[...] un repaso, aunque sea somero, de los textos al uso sobre Psicología del
Aprendizaje, tanto en castellano como en otros idiomas, muestra que en el es-
tudio del aprendizaje siguen siendo dominantes las posiciones conductuales e
incluso que la mayoría de esos Tratados suelen dedicar la mayor parte de sus
páginas a situaciones de aprendizaje animal en el laboratorio, cuya relevancia
para el aprendizaje humano en situaciones complejas, como las estudiadas desde
el enfoque cognitivo dominante, es cuando menos discutible.
Desde nuestro punto de vista, esa evolución ha supuesto una transición desde
posiciones conductistas a posiciones cognitivistas próximas al procesamiento de
la información. Sin embargo, como se ha señalado, ese cambio apenas ha alcan-
zado a los estudios sobre aprendizaje, donde el enfoque cognitivo no ha logrado
aún proponer una alternativa a las posiciones conductuales (Pozo, 2006, p.12).
[...] los atributos con que podemos caracterizar del modo más general a la Psico-
logía Cognitiva deben entenderse como «tendencias» o rasgos que suelen darse
en los ejemplares teóricos más típicos, pero que no son compartidos necesaria-
mente por todos los subparadigmas, y cuya definición exige que nos situemos
en un nivel de abstracción muy alta, tratando de establecer los aspectos más
comunes, es decir aquellos que determinan un cierto «parecido familiar» [...]
(Rivière, 1992, p. 21).
Para el sujeto la experiencia suele fracasar, «¿cómo y por qué todo lo que
significa un progreso esencial para el ser humano tiene que pasar por la vía de
una repetición obstinada?» (Lacan, 1999, p. 138).
Esto es la necesidad de repetición tal como la vemos surgir más allá del principio
del placer. Vacila más allá de todos los mecanismos de equilibración, de armo-
nización y de acuerdo en el plano biológico. Sólo es introducida por el registro
del lenguaje, por la función del símbolo, por la problemática de la pregunta en el
orden humano (Lacan, 1999, p. 141).
22 Para un estudio exhaustivo sobre el simbólico ver el artículo de Joaquín Venturini publicado en
este libro.
Freud propone que «el eje de una subjetividad» se encuentra más allá de
lo individual, no se trata ni de una organización ni de una suma de experiencias
individuales. Desde allí una posible noción de subjetividad: «un sistema organi-
zado de símbolos, que aspira a abarcar la totalidad de una experiencia, animarla
y darle sentido» (Lacan, 1999, p. 68).
23 Sobre la temática del saber-no saber y la transmisión en psicoanálisis ver el artículo de Ana
Hounie publicado en este libro.
Los objetos matemáticos lacanianos son matemas, como él los llama. […] Para
retomar a Heidegger, un matema es algo que ya se sabe. El matema es lo que el
hombre ya conoce por adelantado. […] De lo conocido por adelantado —de lo
matemático, por lo tanto— también forman parte los números. Ya para Platón
el matema es lo que se aprende por excelencia y también, en términos más ge-
nerales, lo que se puede aprender, el objeto de estudio. Así el triángulo, evidente,
es un matema: todo lo que se descubre de él ya lo sabemos y es íntegramente
transmisible. Por ese doble motivo, los esquemas y las fórmulas son matemas. Y
la literalidad en particular, como objeto de estudio en presencia de letras por leer
es en ese sentido matemática (Guitart, 2000, p. 45).