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DESARROLLO HUMANO I

Historia de la Medicina y Desarrollo del Pensamiento I


Semana 10

Relato 10
XVII el siglo del Barroco
El vino aplaca los males de la cabeza y cura las dolencias del cuerpo

1.686 Carcassdone en la región Langedoc-Rosellón-Mediodía de Francia


La vida en el pueblo de Carcassonne, parte del territorio de Occitania en el Mediterráneo francés,
era tranquila, sin mayores sobresaltos. Su clima en el otoño presenta tormentas violentas y rápidas
pero el verano es a menudo caliente y seco, lo que favorece el cultivo de la vid y el olivar. Suma el
pueblo no más de 10.000 habitantes, que a lo largo del tiempo han desarrollado un sentimiento de
seguridad gracias a las fortificaciones de la Ciudadela construida en el siglo XIII junto al rio Aude.
Está ubicado en el centro de un triángulo: a 20 leguas de Toulouse, a 23 de Perpiñán y a 30
Montpelier, lo que facilita la movilidad comercial, más cuando se encuentra en auge la elaboración
de telas de alta demanda en el resto de Europa.
Entre los muchos mesones del pueblo, destacaba el de M. don Yves Gabin, ubicado al lado casa del
ayuntamiento en el barrio de Trivalle y al pie del puente del Aude, con un cartel muy llamativo que
decía “Le palais du cassoultel et le rêve tranquille”. Este era el punto donde se construían las noticias
locales y se regaban las de fuera. Ahí se discutían los avatares de la guerra que libraba Francia en
su política de expansión en el Palatinado, liderada por Luis XIV el “Rey Sol” contra la Liga de
Augsburgo, pues en ella participaban, como parte de la tropa llana, algunos hijos del pueblo. Pero
también se pasaba revista al estado de los trámites emprendidos para lograr que designaran a
quienes se debían encargar de las labores eclesiásticas y de la Clinique médicale, que por años era
atendida por una corpulenta mujer neerlandesa de nombre Hoeksa Drijver y que los niños con
cariño la motejaban como Poupée. Al parecer, había buenas noticas.
A los pocos días de haber empezado la primavera llegó el Docteur en Médecine Jean-Louis Cassel
procedente de Montpellier y se instaló en una acogedora maison de champagne en las afueras del
pueblo, bajo el cuidado de Melissandre Claret, de origen catalán e inmigrante de la vecindad de
Canillo en el límite con Andorra. Su función era la de femme au foyer, vivía cerca con sus hijos aún
pequeños y un par de hermanas que trabajaban en la vinícola cercana en labores propias de la
vendimia, despalillado y estrujado pisando las uvas en el lagar. Después, a medio verano y al final
de una tarde calurosa, llegó el Presbytre Guillaume Cluzert, enviado desde el Obispado de Nantes
para que se hiciera cargo de la feligresía de la Iglesia Saint-Nazaire de origen románico y construida
del siglo XI.
Tan singulares personajes se conocieron al día siguiente en el mesón de Monsiur Don Yves quien les
presentó mutuamente con un brindis de vino de la tierra en copas grandes de latón. No tuvieron
dificultad alguna para entablar una buena y sincera amistad. La conversación empezó con la
narración del último tramo del viaje del sacerdote, que empezó en Burdeos embarcándose en un
pequeño barco cargado de material para la elaboración de telas, siguiendo el curso del río Garona
hasta Toulouse, y luego en una barcaza siguiendo el trayecto del Canal du Midi hasta Carcassonna.
Parecía trivial, pero el hecho era de gran importancia, señaló el sacerdote, pues este canal
construido por indicación del Rey a través de un edicto firmado por el ministro Colber y bajo la

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dirección del hijo de Francois-Guillaume Riquet, el diseñador del proyecto, se abrió a la navegación
en 1681. ¡¡¡Este trayecto unía en Francia el Atlántico con el Mediterráneo!!!! y había que brindar
copiosamente por tan importante suceso.
Jean-Louis Cassel estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Montpelier, que existe
desde el siglo XII y con un prestigio bien ganado gracias al saber heredado de los árabes y de los
judíos. El Rey Enrique IV dotó a la facultad de un Jardín des plantes, manejado con sabiduría por el
profesor Pierre Richer de Belleval, siendo el primer jardín real de Francia. Recordaba con orgullo los
nombres de insignes profesores como Guy de Chauliac y Arnau de Vilsanova entre los precursores.
Pero también destacaban algunos alumnos como Rondelet y el famoso Michel de Notre Dame,
conocido como Nostradamus, que tantas preocupaciones intelectuales y religiosas le causó cuando
estudiante al oír sus postulados y leer sus obras.
Pero singular aprecio tenía por Pierre Magnol, que también obtuvo su doctorado de medicina en la
misma facultad y a quien visitaba cuando este acudía esporádicamente a dar clases sobre botánica
médica, pues muchos del medio rechazaban su presencia por ser protestante. En su honor plantaba
por doquier semillas de un árbol primoroso que lleva su nombre y lo hizo también alrededor de la
casa en la que vivía y en el parque-jardín al frente del mesón. La cercanía también le permitía visitar
la Bibliothèque Universitaire de Médecine que contaba con al menos 900 volúmenes manuscritos y
miles de volúmenes impresos.
Su trabajo como médico era arduo aunque recibía mucho apoyo de Poupée, que se encargaba de
las embarazadas, parturientas y puérperas a quienes atendía con solvencia y paciencia; lo que sabía
y practicaba lo aprendió de su madre que era comadrona, de su padre que era boticario y de un
hermano que era médico, quien le incentivó a que leyera todo lo posible sobre la salud de las
mujeres y los niños. Sabía por ejemplo que la estrechez pélvica era frecuente por lo que había que
realizar una inducción prematura del parto, según lo indicaba Luisa de Bourgeois a inicios de ese
mismo siglo, pero causaba algún revuelo sobre todo en los familiares de las embarazadas. Manejaba
con experticia los fórceps, inventados por Jacob Rueff a mediados del siglo XVI y mejorados por la
familia Chamberlain a fines del mismo siglo, aunque sabía que su uso podía provocar, algunas veces,
daños en los niños y alterar su vida. Inclusive sabía manjar el parto en presentación de nalgas pues
lo leyó la obra del parisino Francois Mauriceau. Si bien Jean Louis aprendió ya obstétrica, por el
momento prefería que ella atendiera, porque su experticia era superior.
Mientras esperaba para almorzar una deliciosa cassoulet con salchichas de Toulouse, Jean-Louis
bebía una copa de licor y leía el texto de Giorgio Baglivi Praxis medica en el que exaltaba, este
seguidor de Descartes, la iatromecánica como una teoría que fundamentaba de manera más nutricia
el entendimiento de la acción del cuerpo humano y por ende mejoraba la práctica clínica, lo que el
médico celebraba con felicidad. De pronto el cura Guillaume se sumó a la mesa y armó el debate,
pues afirmaba que la razón estaba en la obra de Jan Baptista von Helmón, seguidor de Paracelso y
creador de la química neumática, que afirmaba que el cuerpo de las personas estaba compuesto
por tres esferas: el archeus o principio vital, el alma sensitiva y la mens o principio divino. Cuando
los agentes nocivos actuaban sobre el archeus se producían las enfermedades. Las posiciones se
volvían irreductibles, pero el olor de la cassoulet borró el debate y dio paso a la felicidad de comer
luego del rezo y la bendición de la mesa.
El tiempo pasaba y la amistad se fortalecía a pesar de los debates que a veces se volvían álgidos.
Finalizaba el año y el frío del invierno facilitaba el recogimiento y la lectura. El médico, el cura y
Poupée prometieron leer con acuciosidad la obra del inglés Thomas Sydenham sobre el concepto
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ontológico de la enfermedad y con ese dominio reabrirían su pequeño foro en la primavera venidera
para entender como aquello podía mejorar la práctica clínica. Ellos guardaban para sí algo de
escepticismo…
Poco antes de terminar el año los amigos fueron convocados al mesón de Yves para organizar la
fiesta profana de fin de año, pero antes, el cordial mesonero les transmitió una historia que se
enteró de la boca de un funcionario de Paris que venía como supervisor del funcionamiento del
Canal du Midi. La narración puso hincapié en los detalles y fue matizada con una lluvia de copas de
vino, que paulatinamente generaba una actitud festiva entre los contertulios. Empezó el mesonero
con una carcajada con vino que bautizó a los presentes para expresar que el monarca absoluto Luis
XIV en la mañana del 15 de enero del año en curso, se quejó lastimeramente de un bulto doloroso
en su trasero. A pesar de los esfuerzos de la servidumbre íntima de la casa real el bulto se convirtió
en absceso el 18 de febrero; por esta singular situación, las sonrisas marcaban las caras de los
sirvientes una vez salían de la cámara real. El 18 de mayo ya tenía una terrible fístula anal.
No podía sentarse, tampoco andar con normalidad y menos montar a caballo. Muchos médicos y
sanadores, con la obligatoriedad de guardar secreto, valoraban tan singular cuadro y opinaban sin
que sus indicaciones sirvieran para algo. Finalmente el rey se vio obligado a buscar un cirujano probo
y escogió a Charles-Francois Felix, quien le convenció de operarse. Este cirujano desarrolló varias
herramientas y bisturíes especiales para la operación de la fístula. Y no sólo eso, sino que
tristemente ensayó la intervención en 75 plebeyos con fístulas y abscesos para perfeccionar su
técnica. Se dijo que algunos de ellos murieron pero a nadie le importó.
El 18 de noviembre de 1686 a las 7 de la mañana, el cirujano de marras operó sin anestesia la fístula
del Rey que permaneció recostado en el canapé de su cuarto en el Palacio de Versalles. La
intervención se mantuvo en secreto para no debilitar la posición del Rey. Duró tres horas y al final
Luis XIV exclamó “¿Está hecho señores?, No me han tratado como un rey, y yo quiero sanar como un
campesino”. La operación fue un éxito, tanto que el Rey recibió embajadores el día siguiente.
Extrañamente no hubo infección, ni muerte por sepsis y los pocos días pudo montar a caballo.
Ocurrieron tantas cosas en Francia, hubo tantos cambios en la literatura, la música, el arte, la ciencia
y la medicina en ese año, sin embargo a 1686 se lo conoce como L’anne de la fístule y todo gracias
a las reales posaderas del inigualable Rey Sol.
José Sola

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DESARROLLO HUMANO I
ACTIVIDADES Y TAREAS PARA LA SEMANA 11

DESARROLLO DEL PENSAMIENTO I HISTORIA DE LA MEDICINA

Imprimir y leer el Relato 11“La Ilustración del siglo Leer el capítulo 5 (páginas 194 - 209) La edad moderna:
XVIII: el tiempo de las expediciones científicas”: cuando la medicina se convierte en ciencia” La Ilustración.
- Subrayar las ideas más importantes según En el texto Breve Historia de la Medicina de Pedro
el criterio personal. Gargantilla.
- Buscar las palabras nuevas y apuntar su
significado en el margen del documento. A partir de esta lectura comprensiva realizar un diagrama o
- Realizar un esquema explicativo y subirlo al esquema explicativo, en la medida de lo posible usando
aula de Desarrollo del Pensamiento I, para alguno de los graficadores que se proponen en el aula. Una
usarlo en la sesión 11. vez realizado, subirlo al aula de Historia de la Medicina y
utilizarlo en la sesión 11
Contemplación e interpretación de la pintura “El
jardín de las delicias”” de Jheronimus Bosch, el Ver y analizar la película “Capitán de mar y guerra: la costa
Bosco. Exponga esta interpretación mediante un más lejana del mundo” (2003)y realizar un esquema
diagrama o esquema explicativo y subirlo al aula de explicativo sumado dos comentarios críticos. Con este
Desarrollo Humano I. Con este recurso participar en producto participar activamente en la sesión 11.
la sesión 11.

Quito, octubre de 2020

Saludos cordiales
Equipo docente de Desarrollo Humano I
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