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Santa
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·Gema Galgani
l¡ l· Vida de l~ primera Santa del siglo XX
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G Pío XII, «la flor más her1n,os~ ge n1:1estro pontificado». ·
San Maximiliano Ifolbéj_ ~tJiµi~tt:~friéa:_§U madre en 1921; CO:-
mentóque la lectu1;a.A"~i!~'/ '}~fu.e ha hecho un bien
mayor ciu.e un cursq c1.~l: t~~»... .
La profunda hti!l,I~. -ij~ +t~Q3) · imprime en
sus dey6'tosse'.dej~~e1~ _ _ ~~prita por el padre
Germá.n,~ttdir~qior~spÍI'Jtl ·.· · ... · 1,~·µ~iecto del P. Ger~
. mán se s4rttpós{~rior~·,1,1~<fJ:~1,.~. ,t{lf~~ré{B}1~ilio,. también Pa-
•0 ·5_:s.ioni5,téir_qye_ 9?ffiPl~t~ ~a;~_l?}'~:9r~gí11.~J:~i1Q'lt:áqdo nuevos datos
.._ . y_fµ~ntes~s_g~r~}l~:-YlP\d~f ~$t:kl:..;§VE;U: que ~~- ofreció víctima al
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ISBN 978•84-9061-405• 1
Jl~lo~¡~~JI~
GERMÁN DE S. ESTANISLAO
BASILIO DE S. PABLO
GERMÁN DE SAN ESTANISLAO
Padre Pasio"'nista 1i56,.19p9), fue el
d.irector ejg~ · -~'-""' '· -~-_; ~
.&J?e::1;· ..,.,.." º d es d e
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1899. Cofw~; ·" ,-- .."', f"1r'ttp,i!de cerca
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l as expt:cy·(_;. -. ,, , %e 1~tfa;1m1entos
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de la e'§tif\~~::~~i~f4~uca. En 1907,
a los cua~fi~~1~ muerte de
Gema, el F.ªGtf~án escribió esta
biografía de la Santa, la primera.
Publicación de la obra, su éxito de
difusión y su traducción a múltiples
idiomas favoreció el proceso de
Beatificación (1933) y canonización
(19,~o) de Gema Galgani.
1"
2"
3ª
4•
edición,
edición,
edición,
edición,
abril
mayo
diciembre
julio
1997
2000
2001
2006
SANTAGEMA
s• edición, octubre
6" edición, octubre
7ª edición, septiembre
2010
2016
2019
GALGANI
Vida de la primera Santa
del siglo XX
EDICIONES PALABRA
Madrid
SANTA GEMA
GALGANI
Vida de la primera Santa
del siglo XX
SÉPTIMA EDICIÓN
Colección: Arcaduz
7
PAD RE S GERMÁN Y BASILI O, C. P.
Dos han sido las fuentes posteriores: los Procesos de bea Gema; algunas, nuestra obra 'Sunta ©-ema @aZgrz'Pffi, segmlfil:da
tificación y canonización y la reciente obra del Pasionista ita edición, y con frecuencia el volumen del Padre Zoffoli.
Utilizaremos singularmente este volumen para los dos ca
liano Padre Enrico Zoffoli, La pavera Gemma.
pítulos que añadamos. «Perfil humano de Gema» y «La salud
Recogieron esos Procesos innumerables datos, los más d_e
corporal y mental de Gema». El capítulo referente a la «Glo
ellos desconocidos por el Padre Germán y otros muchos orru
rificación de Gema» lo resumiremos de nuestra obra ya ci
tidos por él, al no entrar en sus designios el consignarlos en
tada.
aquella revelación. Las demás adiciones irán señaladas con los signos [ ].
Con el inmenso acervo de datos acumulados en los Proce
Esto con respecto a la primera parte o historia de la Santa.
sos se escribieron numerosas Vidas de Santa Gema a raíz de Para la segunda y tercera, que tratan de sus virtudes y de los
su beatificación y canonización. ,, medios de que se valió para santificarse, no hacemos más
En España publicó Editorial Litúrgica Españ.ola la mas que reproducir lo mismo que dejamos escrito en nuestra obra
. º6
extensa de ellas, con el título, en la primera e d1c1 n,
deLa
Santa Gema Galgani.
Beata Gema Galgani, y San.ta Gema Galgani, en la segundª' Dado el carácter popular de esta Biografía, nos abstene
por el autor de este prólogo. mos de citar las fuentes de nuestras informaciones, por lo co
Cabría realizar otra amplísima información acerca de los mún los Procesos y las obras ya indicadas referentes a la
lugares relacionados con Gema, las personas que la trataron, Santa.
los hechos incompletamente recogidos y los estudios sobre la En cuanto a la traducción de los textos italianos, utiliza
Santa verificados. mos, por lo general, para la Biografía, la realizada por don
Es lo que ha hecho recientemente, en 1957, el padre Zo Modesto H. Villaescusa; para los textos de la Autobiografía,
ffoli, con paciencia benedictina olfato de investigador Y sano los Éxtasis y las Cartas, la verificada por el Padre Bernardo de
xxxrv
criterio teológico, al ofrecernos, un volumen de l .049 María Monsegú, C. P., y para las restantes, la hecha por nues
páginas, enriquecido con innumerables ilustraciones. tra cuenta al publicar la Vida de la Santa.
Editar la obra del Padre Germán sin utilizar para nada Es bien sabido que los frutos espirituales obtenidos con
estas otras fuentes constituiría una falta imperdonable. la publicación de esta Biografía han sido inmensos. Confia
Ya en anteriores ediciones, lo propio en Italia que en mos en que continúen y se acrecienten a favor de esta nueva
otros países, las reimpresiones de la Biografía aparecían con edición, en la que hemos cuidado de completar, hasta donde
numerosas adiciones. lo consiente la brevedad que nos hemos prefijado, el retrato
La publicada en España por Editorial Litúrgica Española humano y sobrenatural de la primera Santa del siglo XX ele
llevaba en su quinta edición un gran cúmulo de ellas, diligen vada al honor de los altares.
temente preparadas por don José María Boada. BASIUO, C. p.
Pero como quiera que las fuentes de este escritor eran por
lo común indirectas, no tenemos por qué reproducir esas adi
ciones. Así que unas veces utilizamos para las que presenta
mos la Biografía completa del Padre Germán -como también
utilizó el señor Boada-, otras, los escritos de la misma Santa
8 9
PRIM ERA PARTE
HISTORIA
CAPÍTULO I
NACIMIENTO DE GEMA. VIRTUDES
DE UNA NIÑA
(1878-1886)
Nacimiento y bautismo
13
PADRE S GERM ÁN Y BASILI O, C. P. SANT~ ®:
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTAGB1
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
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PAD RE S GERMÁN Y BASILI O, C. P.
educación religiosa de sus hijos. Todos los sábados, si ne ~a piritual de sus hijos. Gema, aum:@_me • e ieNiil'aJ eGfa, , ""*'"=""·~=-,
día ir ella en persona, los hacía conducir a la iglesia para g_ue pacidad suficiente para ser admitida a la Corrfirmacíért.
los mayorcitos se confesasen, aunque algunos, como Gema, «¿Qué cosa mejor puedo hacer antes de morir -decía su ma
no alcanzasen la edad de siete añ.os, porque deseaba que dre interiormente- que confiar esta niña al Espíritu Santo?
desde pequeñitos se acostumbrasen a frecuentar tan saluda Cuando yo falte, sabré a quién la he dejado». Había princi
ble Sacramento. Ella era quien los preparaba, y al ver, piado a prepararla y enfervorizada para que recibiese digna
cuando Gema regresaba, la formalidad y el cuidado que pCP mente este Sacramento; pero así y todo, hacía que por lastar
nía en todos los actos religiosos, así como el profundo dis des fuese una maestra a perfeccionar su obra, y cuando
gusto que experimentaba por las pequeñ.as faltas cometidas, estuvo dispuesta, a la primera ocasión que se presentó, la
no podía menos de echarse a llorar la piadosa madre al con niña fue llevada a la Basílica de San Miguel in Foro donde
siderar el tesoro que le había confiado Dios. administraba la Confirmación el señor Arzobispo don Nico
La enfermedad de doña Aurelia era la tuberculosis, que lás Ghilardi.
hacía cinco años venía minando su existencia. Apenas los [Emociona el relato que nos ha dejado la Santa de esta
médicos la reconocieron, se intimó a los niñ.os la absoluta ceremonia, que vino a constituir más adelante uno de los más
prohibición de acercarse a la cama de la enferma. Gema se vivos y dolorosos recuerdos de su infancia.
entristeció en el alma, al ver que de repente la separaban de «Fui confirmada el 26 de mayo de 1885; pero llorando,
aquella a quien amaba como madre y maestra. «¿Quién -de porque después de la ceremonia quien me acompañaba quiso
cía llorando- me estimulará a rogar y amar a Jesús apartada oír Misa, y yo temía que mamá muriese sin llevarme también
de rnamá?», Tanto fue lo que lloró y suplicó, que al fin consi a mí. Escuché a la buena la Misa, rogando por ella. De re
guió que se hiciese con ella una excepción: fácilmente supon pente una voz me dijo al corazón:
drá el lector el uso que haría la fervorosa niña de la licencia -¿Quieres darme la mamá?
concedida.
-Sí -respondí-, con tal de que también me lleves a mí.
Abusó tanto que, reflexionándolo más tarde, hubo de
-No -respondió la acostumbrada voz-, dame de buena
arrepentirse de ello, considerando que había desobedecido
por dejarse llevar de su capricho. Lo que hacía alrededor de gana tu mamá. Tú debes quedar por ahora con papá. Te la
aquel lecho nos lo dice ella misma: «Me acercaba a mamá, llevaré al Cielo, ¿entiendes? ¿Me la das con gusto?
me arrodillaba a la cabecera de su cama y allí oraba». Su Tuve que responder afirmativamente. Acabada la Misa
blime instinto en una niña que no tenía aún siete añ.os. fui corriendo a casa. ¡ Dios mío! Miraba a mamá y lloraba sin
poder contenerme» J.
Esta es la primera locución celestial de que tenemos noti
Huérfana de madre cia con relación a Gema. La circunstancia de 1a Confir
mación, esto es, del descenso del Espíritu Santo en aquella
El momento de la separación se acercaba; la enferma, alma inocente, es un buen argumento para inducirnos a creer
· aunque exteriormente no lo parecía, se agravaba por instan que Él, sin duda, fue el autor de tales palabras, cuya verdad
tes Y a pesar del próximo fin se mostraba solícita del bien es- confirmaron más tarde los hechos.
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PADRE S GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA\© ©'~
a encontró a su madre moribunda. Arrodi- -No lloró -declara su tía-, siFio <ql!H} se ©@nserv@, a p,es~
Al volver a Cas
. t al lecho derramó lágrimas amargas arrancadas- del ardiente cariño que profesaba a su madre, tranquila y so
Hose jun o '
rogó con el corazón anhelante y declaró que no segada, totalmente sumisa a las disposiciones del Cielo.
por e1 do1 or, l ,1
, b donar su cabecera porque deseaba recoger os u -
quena a an ,
timos suspiros de la autora de sus día.s. 1 al d -
Con todo, la enfermedad atajó sus pasos, por o cu ona Toma por madre a la Virgen
. · tió una ligera meJ·oría· mas fue de muy corta dura-
Aurel1a sm ' . .
. , p fin la enferma se agravó de nuevo, sin dejar espe
cion. or Fue en aquellos momentos de angustia cuando corrió a
ranza alguna de salvación. . postrarse ante la imagen de María para prorrumpir en esta
Gema proseguía siempre amorosa, junto al lecho, sin
ferviente súplica:
querer apartarse de él. Vivía materialmente pegada a aquel
-María, ya no tengo madre en la tierra; sé tú en adelante
lecho de dolor, tanto para alivio de su madre, de la ~u~ se ha
desde el Cielo mi madre.
bía convertido en pequeña enfermera, como para vigilar -en
«Verdaderamente me valió» -pudo repetir con Santa Te
su inocencia de siete años- que no partiera sin ella para el
resa de Jesús-, por la singularísima protección de María reci
Paraíso. «Arrodillada a su cabecera -nos dice- estaba yo ro-
bida a lo largo de los años.
gando siempre». Aun aparte de la pérdida de su madre, la estancia en San
Pero llega un momento en que el padre, que ve una Y otra
vez cómo su hija se echa al cuello de su moribunda madre · Jenaro no debió de ser grata ni espiritualmente provechosa a
· · que siga
para besarla, no tiene ya valor para permitir · jtrrrto a Gema. Cargando las tintas y buscando pecado donde tal vez
su esposa temeroso de que, antes que esta, fallezca Gema~ no había sino ligerísimas imperfecciones, escribe en la Auto
, h .. d 1 biografía:
Y en este apuro, resuelve don Enrique retirar a su . 1Ja e
aposento, indicándole que vaya con su tía Elena Landi a ?ªn «Estando con el tío cambié completamente de vida. Me
Jenaro y que permanezca allí hasta nueva orden. Obedec10 la encontré con una tía que no se parecía nada a mamá; buena
niña. religiosa, pero que no quería saber nada de iglesia sino hasta
Entre tanto, transida de dolor, como puede suponerse, cierto punto. ¡Cómo echaba de menos el tiempo en que mamá
pero con aquella resignación que ya siempre acompañó su me hacía rezar tanto! Mientras estuve con ella no me fue po
atribulada vida, enterase Gema que el 17 de septiembre de sible confesarme, y eso que tenía gran deseo ... Cuando estuve
1886, con una muerte santa, había dejado de existir su ma con la tía fui siempre mala. Tenía un hijo que me despreciaba
dre. Tenía esta treinta y nueve años de edad. y me pegaba. Un día en que iba a caballo -tenía quince años-,
[Testimonios autorizados de los Procesos recuerdan que la tía me mandó que le llevase no sé qué cosa para cubrirse.
la actitud de Gema al recibir la fatídica noticia del falleci Se lo llevé y él me dio un pellizco; le di un empujón tan fuerte
miento de esta madre ejemplalisima fue admirable. Lejos de que vino por tierra, haciéndose daño en la cabeza. La tía me
entregarse a incontrolados excesos de dolor, se limitó a res tuvo con las manos atadas a la espalda todo un día. Yo, des
ponder a quien le comunicó la triste noticia: pechada, 'me llené de rabia, le respondí y le dije un montón
-Mamá está en el Cielo. de cosas y que había de vengarm.e, pero no lo hice»].
22 23
CAPÍTULO II
SU PRIMERA COMUNIÓN
(1886-1887)
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PAD RE S GERM ÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GE
hoy funciona con gran prestigio, vulgarmente conocido con Se prepara para su Primera Comumimn
el nombre de Guerra, que es el de su fundadora la Beata
Elena Guerra, gran devota del Espíritu Santo, elevada por Her'ida desde mucho antes en el corazón por el amor de
Juan XXIII al honor de los altares. Jesucristo gemía y se deshacía esta inocente paloma en de
Buen pensamiento fue ese de su padre al confiar la hija a seos de unirse a Él en el Sacramento del amor. Con anticipa
tan excelentes educadoras, porque, a la vez que de las letras Y ción le había hecho conocer y gustar su santa madre las dul
zuras que encierra, y para encender más sus deseos,
las artes, cuidan de la instrucción religiosa de las niñas, mo
frecuentemente la llevaba consigo al pie del tabernáculo,
delándolas al calor de sólida y cálida piedad.
desde donde el Señor acostumbra a enviar rayos y llamar a
Que fue grande la satisfacción de Gema por la resolución
los que le buscan, especialmente las almas sencillas.
de su padre claramente lo demuestran las siguientes palabras [Los fervientes deseos de Gema y las reiteradas peticiones
dirigidas a su director: «En cuanto empecé a ir a la escuela de ' a su padre, a las Hermanas del Colegio y al confesor venían a
las monjas creí estar en el Paraíso». Razón tenía, porque con estrellarse con las costumbres de la época, de no admitir a los
maestras consagradas a Dios por la profesión religiosa, con niños al celestial banquete hasta los diez o los doce años.
ejercicios y prácticas devotas intercalados entre el estudio Y Nueve iba a cumplir Gema, dando la impresión, por su tal
el trabajo, con tantos sermones y conferencias, ella, que vez retrasado desarrollo, de no tener sino seis o siete.
desde la infancia estaba acostumbrada a vivir más para el A fuerza de ruegos y de llanto consiguió se la admitiese
Cielo que para la tierra, forzosamente había de encontrarse recién cumplidos los nueve años. Además de las instruccio
como en su verdadero centro. nes que para ello se daban en el Colegio, acudía a recibir
Maestras y condiscípulas, al par que admiraban y distin otras complementarias en casa de una señora, Rafaela Lupi,
guían a la recién llegada, pronto pudieron apreciar sus raras muerta poco después en olor de santidad.
disposiciones, pues aunque Gema nrocuraba con disimulo te Cuando ya solo faltaban diez días para fecha tan memo
nerlas ocultas, no lo conseguía, ya que el candor de su alrria rable , se retiró como interna al Colegio para practicar un
se transparentaba en todo su ser, especialmente en los ojos; curso de ejercicios espirituales.
por eso una de sus maestras hubo de decirle en cierta oca El vivo recuerdo dejado en la mente de Gema por la pre
sión: «Gema, Gema, si no leyese en tus ojos, no te conocería». paración y recepción de su Primera Comunión lo vemos fiel
Aunque por la edad era una de las más pequeñitas, la consi mente reflejado en la Autobiografía. Plácenos recoger cuanto
deraban todas como la primera por el gran ascendiente que en ella refiere a este propósito:
sobre ellas ejercía. «Por la noche obtuve el permiso de papá y a la mañana
siguiente me fui presurosa al convento, donde estuve por es
En otro capítulo insistiremos sobre este asunto de la
pacio de quince días. Durante este tiempo no vi a nadie de la
buena conducta de Gema en la escuela y de sus adelantos en
familia. ¡Pero qué bien estaba! [Qué paraíso, papá mío!
el estudio, puesto que en el presente queremos hablar de su
»Aperias me vi en el convento y tan contenta, corrí a dar
Primera Comunión, que la piadosa niña quiso hacer cuando gracias a Jesús en la capilla y le rogué fervorosamente me
hubo entrado en aquel Instituto.
dispusiera para recibir con fervor la Primera Comunión.
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27
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALGANI
»Pero tenía otro deseo además de este. Mi mamá, cuando Monseñor Volpi3. Acabé de hacerla el sábado, vigilia del día
era pequeñita, me enseñaba el crucifijo y me decía que Jesús feliz».
había muerto en la cruz por los hombres; más tarde se lo oía
repetir a las maestras, pero nunca había entendido nada Y
hubiera deseado saber al dedillo toda la vida de Jesús y su Día feliz
Pasión. Manifesté este deseo a la maestra, y comenzó día por
día a explicarme alguna cosa, escogiendo para ello la hora en «Llegó por fin la mañana del domingo; me levanté muy
pronto y corrí a Jesús para recibirle por primera vez. Fueron
que las niñas estaban en cama...
apagados finalmente mis anhelos. Entonces comprendí por
» Una tarde me explicó algo acerca de la crucifixión, de la
primera vez la promesa de Jesús: "Quien se alimenta de Mí
coronación de espinas, de los dolores de Jesús. Me lo explicó vivirá de mi vida".
tan bien, tan al vivo, que sentí compasión tal y tanto dolor,
que me sobrevino al instante una fiebre muy alta, por lo que
hube de estar todo el día en cama. Desde ese día, la maestra 3
Puesto que monseñor Volpi habrá de ser confesor y director de Gema
cortó toda experiencia. hasta la muerte de la sierva de Dios, vamos a dar de él alguna ligera referen
cia. Nació en Luca, en 1860, de distinguida familia, y en la misma ciudad
»Entré en Ejercicios el día... 1 de junio y fueron predica cursó los estudios eclesiásticos. Uno de sus primeros cargos fue el de cape
dos por don Rafael Cianetti2. Todas las niñas se mostraban llán en el colegio donde Gema se educaba. En el momento al que hace refe
rencia la Santa solo tenía veintisiete años. Más adelante fue deán de la cate
' muy solícitas para prepararse bien para la recepción de Je
r
sús; solo yo entre tantas era la más descuidada y negligente;
dral, hasta que en 1897 fue preconizado obispo auxiliar del anciano
arzobispo, monseñor Nicolás Ghilardi.
Fallecido este en 1904, le nombró San Pío X para la diócesis de Arezzo,
. no me cuidaba de mudar de vida, oía los sermones pero luego
los olvidaba. a la que renunciará en 1919 para trasladarse a Roma donde le nombró Bene
dicto XV arzobispo titular de Antíoquía de Pisidia y canónigo de Santa Ma
menudo, o, por mejor decir, todos los días, aquel buen
»~ ría la Mayor.
Falleció santamente en 1931, dos años antes de la beatificación de su
predicador decía: "Quien se alimenta de Jesús vivirá de su santa dirigida.
vida". Palabras que a mí me llenaban de consuelo y me ha Santa Gema le tuvo siempre en profunda veneración y, aun cuando sur
cían razonar así: luego cuando Jesús esté conmígo gieron las vacilaciones de que nos ocuparemos más adelante, nunca se sintió
.. ~ yo ya no inspirada a dejarlo. Cuando se encargue el Padre Germán de la dirección de
vrvire en mí, porque será Jesús el que vivirá en mí. y moría Gema, lo hará como director extraordinario, recomendando siempre a la
del deseo de poder decir pronto estas palabras . A veces pa- Santa ciega obediencia al director ordinario.
Monseñor Volpi llevaba la dirección de Gema casi exclusivamente en el
sa~a _noches enteras meditándolas y consumida del deseo de confesonario, y de ordinario con grandes apremios de tiempo. Gema nece
recibir a Jesús. sita desahogarse y buscar dirección por carta. Se conservan 85 de esas car
tas. En cambio, de monseñor Volpi a la Santa solo se ha podido recoger una,
»Me preparé para la confesión general con tanto trabajo brevísima, lo que revela que Gema recibía contestación a sus preguntas y
de aquellas buenas Hermanas que la hice en tres veces con ansiedades en el confesonario.
Que no estaba suficientemente preparado en su juventud para una di
1 rección tan complicada, lo reconocerá humildemente en sus postreros años.
La Santa no indica el día. Debió de ser el 9 o 1 O de junio. A pesar de ello, fue un esclarecido director de almas, por lo que le denomina
2
Párroco de San Lorenzo, en el suburbio de Luca. ban cuantos de cerca le trataban «un nuevo San Francisco de Sales».
28 29
PAD RES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALGANI
»Papá mío, lo que pasó en esos momentos entre Jesús y El día de su fiesta
yo no sé expresarlo. Jesús se dejó sentir en mi alma de una
manera muy fuerte. Comprendí entonces que las delicias del Todos los años conmemoraba con especial devoción
Cielo no son como las de la tierra. Me sentí presa del deseo de aquel gran día, al que llamaba «el día de su fiesta». El que
hacer continua aquella unión entre Jesús y yo. Cada vez me quiera saber en qué consistía tal devoción lea la siguiente
sentía más cansada del mundo y más dispuesta para el reco carta que, en uno de aquellos días, junio de 1901, dirigió a su
gimiento. Fue esa misma mañana cuando Jesús me dio de, director. La carta tiene dos partes, la primera fue escrita es
seos de ser religiosa. tando en éxtasis, lo que sucedía con frecuencia, y muchas
»Antes de salir del convento hice por mi cuenta algunos veces a la vista de sus íntimos; esta parte es una especie de
propósitos para regular mi vida: introducción y dice así:
l.º Me confesaré y comulgaré cada vez como si fuera la «Padre mío: Ignoro si usted sabe que el día de la festivi
última. dad del Sagrado Corazón es también el de mi fiesta. Ayer
2.º Visitaré a menudo a Jesús Sacramentado, en especial pasé un día celestial, pues estuve con Jesús, hablé constante
cuando me viere afligida. mente con mi Jesús, fui feliz con Jesús, y todavía pienso en
3.º Me prepararé para las fiestas de la Virgen con alguna Jesús ... Fríos pensamientos del mundo, apartaos de mí, que
mortificación y todas las noches pediré la bendición a la Ma yo no quiero más que estar con Jesús».
dre del cielo. Luego, replegándose sobre sí misma, como tenía por cos
4.º Caminaré siempre en la presencia de Dios. tumbre a fin de humillarse, después de exhalados estos sus
S.º Cada vez que oiga sonar el reloj repetiré tres veces: piros de amor, continúa: «Jesús mío, ¿me soportas aún?
"Jesús mío, misericordia". Cuanto más pienso en mis faltas, tanto más me entristezco y
Hubiera querido añadir algunos más, pero no me lo per no hay cosa que me calme, Jesús misericordioso, como no
mitió la maestras], sea acudiendo a tu inmensa piedad».
La dichosa impresión ocasionada en el corazón de Gema Después de haberse desahogado sale del éxtasis y, advir
por su Primera Comunión no se borró jamás. tiendo que tiene la pluma en la mano para escribir una carta,
La bendita niña -dice una de sus maestras- recordaba he aquí la sencillez con que expone su pensamiento:
con indescriptible gozo este hermoso día, y en las horas de «Reverendo Padre: ¿Adónde se dirige mi imaginación?
recreo procuraba en su conversación llevar a la memoria los Pues al hermoso día de mi comunión primera. Ayer, fiesta
dulces consuelos experimentados en tan afortunado rn o del Sagrado Corazón, experimenté nuevamente la alegría
~ento. Durante los ejercicios espirituales que preceden que sentí cuando por primera vez comulgué. Fue un día ver
siempre a la Primera Comunión de nuestras alumnas su ale daderamente celestial. Pero ¿qué importa experimentar se
gría llegaba al colmo, tomando parte en ellos como si tam mejante dicha un solo día, pudiendo gozar de ella perpetua
bién debiese ella en cada año acercarse por primera vez a mente? El día en que comulgué por primera vez fue aquel en
comulgar. el cual más se encendió mi corazón en amor a Jesucristo.
¡Cuán feliz era cuando, con Jesús en el corazón, pude excla
mar: Dios mío, vuestro corazón es el mío y lo que a Vos hace
30 31
PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P.
«La Madre me ha dicho: no ser por la violencia que se hacía, hubiera siclo gl!.lgmetoro.a
-Gemita, Gemita, esta mañana has hecho un acto de so como alguien ya dijo, y que, dado su ingenio vivo y perspicaz,
berbia. hubiera dominado a las personas que la rodeaban.
-Tía, dígame, ¿cómo se hacen los actos de soberbia? Ex ¡ Cuántas veces la vi reprimir los primeros movimientos
plíqueme qué cosa es un acto de soberbia, que yo no conozco de carácter, hasta con fuertes contracciones musculares!
este pecado. ¡Cuántas veces tuve ocasión de admirarme al ver virtud tan
-Háztelo referir por la superiora -respondió la tía-. constante y espontánea en una niña!
Gema obedeció. A la hora de clase preguntó a la maestra Esto mismo confirman otros.
con cara de extrañeza: «Era de natural vivo, pero pacífico, porque sabía siempre
-Dígame: ¿es que yo he realizado un acto de soberbia? vencerse. No se perturbaba ni porfiaba jamás; si al sobrevenir
Ante tanto candor e ingenuidad, la Madre en un momento alguna disputa se la injuriaba, respondía primero con una
lo comprendió todo y se apresuró a responder: mirada amable y luego se sonreía, pero tan dulcemente que,
-No, no, Gema; no has cometido nunca ninguno. Díselo a por lo general, su adversaria se sentía obligada a colgarse de
tu tía. Tú vienes a la escuela, te portas bien y estudias mucho. su cuello para estrecharla contra su corazón».
A su regreso por la tarde, Gema, contenta, dice a los de su «Otras veces -dice un testigo- sucedía que, atribuyéndo
casa:
sele un desorden ocurrido en casa, era regañada hasta con
-No, no he cometido ningún pecado de soberbia; pero es ira. Entonces Gema, después de lamentarlo en silencio, hu
toy contenta de conocer, por lo menos, que existe ese pecado. biese o no razón para ello, con voz sumisa decía:
Más tarde, siendo mayor, al recordar que alguna vez se la
-No se moleste, no se incomode; seré buena, tenga la se
abía tachado de soberbia, añadía con su candor y humildad guridad de que no lo haré más».
sin igual:
¡Tan dueña de sí misma era este ángel!
-Sí, con todo tenía aquel pecado; mas Jesús sabe si lo co
La falta de donaire de que antes se hizo mención proce
nocía o no. Muchas veces me presenté a las maestras, a todas
día de su natural franco y sencillo, propio exclusivamente de
las educandas y a la Madre superiora para pedir perdón por
esta bendita niña. Para ella el sí era sí, y el no, no; lo blanco,
este pecado, y luego por las noches, y en otras muchas ocasio
blanco; y lo negro, negro. No había pliegues en su corazón;
nes también, oraba en mi interior; no conocía este pecado.
tal como lo sentía así lo expresaba, sin emplear medias pala
¡Ojalá tuviéramos todos tal soberbia, en la que hallamos
tan hermosos frutos de humildad!». bras para conseguir una cosa ni para tratar con las personas.
No sabía qué cosa fuese lo que el mundo llama ceremonia o
cortesía y, contenta con la observancia de las reglas más
El natural de Gema esenciales de urbanidad, no quería saber más; a todos ha
blaba con sinceridad, sin llegar a comprender que hubiese
quien echase a mala parte tal sinceridad.
El verdadero natural de Gema era vivaracho; los que de
Y en verdad que nadie se ofendía por aquellos modales,
cerca la observaban llegaron a creer que era de tempera
solo en apariencia sin garbo; antes bien, cuando esta niña
mento sanguíneo y que la sangre le hervía en el cuerpo y que, a cogía el hilo del discurso, lo que no sucedía fácilmente, se
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3§
PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALGANI
quedaba uno escuchando y hablando con ella horas enteras, palabra divina; por esto se ponía muy contenta los días en
sin sentir el más ligero disgusto. Lo mismo sucedía en la es que el sacerdote venía a explicar el catecismo. Lo mismo ha
cuela, donde, como ya hemos visto, todas las alumnas que de decirse de los demás sermones que se escuchaban en el
rían a Gema con predilección, hasta el punto de que, al dejar Instituto en las varias fiestas del año. Habíase propuesto, a
el colegio por haber caído enferma, hubo un duelo general imitación de la venerable Bartolomea Capitanio, hacerse
entre las niñas. santa, y yo se lo recordaba a menudo diciendo: ¡Piensa,
[El que Gema se preocupara poco de contentar a las cria Gema, que debes ser piedra preciosa!».
turas, teniendo el corazón y la mente fijos en Dios, provocaba Hasta aquí la Hermana Julia Sestini.
efectivamente juicios muy encontrados. Algunos tomaban su El haberse propuesto Gema por modelo en la consecu
reserva como acto de hinchazón o soberbia. Para otros era ción de la santidad a la venerable Bartolomea Capitanio tuvo
signo de apocamiento y grosería. Sin preocuparse mayor origen en el siguiente suceso: quiso cierto día sor Julia entre
mente de unos y otros, contestaba con mucha humildad: tener santamente a las niñas de su clase echando suertes so
-¿Cómo voy a complacer al mundo? Realmente soy muy bre a quién le tocaba ser santa. Para ello tomó en la mano
estúpida. ¿Qué extraño que me tengan por lo que soy?]. tantos palillos como niñas había. Los palillos eran todos
iguales, excepto uno, el de la suerte, que era el más largo.
Ocultos por uno de los extremos, cada niña iba tirando de
Gema y sus maestras uno, y la que tiraba del de la suerte debía ser santa. Tiró de él,
casual o providencialmente, nuestra Gema, y sin poder con
Veamos ahora los términos en que se describe la admira tener el júbilo, dio un salto, y viendo en aquello algo más que
ción que por Gema sentían sus maestras, sacados de la ex un entretenimiento infantil, exclamó resuelta:
tensa Memoria que extractamos: -Sí, me haré santa.
«En cuanto a las maestras, tuvieron siempre en gran es En la vida de la venerable Bartolomea se lee un hecho
tima Y cariño a su alumna. La que suscribe tuvo, por razón idéntico, del que tomaba pie sor Julia para decir a Gema:
de su cargo, ocasión de tratar muy de cerca a Gema, más que -Piensa que debes ser una gema preciosa.
las otras Hermanas, por lo cual pudo admirar constante Pronto pudo echar de ver también esta fervorosa religiosa
mente su sólida piedad y su sencillez infantil. Desde el primer que Gema suspiraba en todo momento por escuchar lecturas
d~a que la conocí me pareció que su alma era tan estimada de e instrucciones acerca de la Pasión del Redentor y que du
Dios como desconocida del mundo. Noté después, al inculcar rante ellas se deshacía en tiernas lágrimas.
Y enseñar a las alumnas que hiciesen un rato de meditación «Acostumbrábamos -declara sor Julia- explicar a nuestras
por la mañana Y un momento de examen por la noche, que alumnas, singularmente durante la Cuaresma, la Pasión de
ella ya conocía tales prácticas. Las tomó con verdadero em Nuestro Señor Jesucristo. Gema la escuchaba atentísima, vién
peño; pero jamás pude conseguir que me dijese el tiempo que dosela llorar y, que nunca se cansaba de oírla. Una vez se le
en ellas empleaba, Y solo por la respuesta que daba a medias, vantó con otra niña y acudiendo las dos a mí, me preguntaron:
cuando se lo preguntaba, comprendí que empleaba mucho -¿Dónde lee esas cosas? Queremos proporcionarnos ese
tiempo, especialmente en la meditación. Gema ansiaba oír la libro para estudiarlas y meditarlas más despacio».
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PADRE S GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GAlhGANI
[A pesar de los reiterados testimonios sobre la vida edifi Devotísima de Jesús Crucificado
cantísima de Gema en el colegio, cuando ella recuerde más
adelante su vida de colegiala y la contemple desde las excelsi~ Como no hay verdadera santidad si no se forma a los pies
tudes de su vida mística, a la que el Señor la ha elevado, le de Cristo crucificado, infundiole el Señor en su alma un gran
deseo de conocer siempre mejor este gran misterio.
parecerá abominable y escandalosa. En la Autobiografía lee
«La maestra que en tiempo de los ejercicios de la sagrada
mos una confesión desconcertante, a la que más adelante ha
comunión me había explicado la Pasión, cierto día -acaso por
bremos de referirnos. Parece cierto que en estos años sufrió
que veía en mí un cambio- se determinó a explicármela, pero
una crisis en la piedad y en los estudios, pero sin que llegara lo hizo muy despacio, porque me repetía con frecuencia:
a ser, ni mucho menos, tan grave como ella la describe. -Gema, eres de Cristo y has de ser toda suya. Sé buena,
Reconoce en medio de todo que el tiempo de esa con haz que Jesús esté contento de ti; mas para esto tienes necesi
ducta fue breve, contrapesado por su caridad para con los po dad de mucha ayuda. La meditación sobre su Pasión ha de
~res, ya que continúa: ser para ti la cosa más querida. ¡Oh si te pudiese tener siem
«En este espacio de tiempo, que se prolongó durante un pre conmigo!
año entero, la única cosa que me había quedado era la cari »Aquella buena maestra había adivinado mi pensamiento.
dad para con los pobres. Siempre que salía de casa quería Otras veces me repetía:
llevar conmigo dinero, y si papá a veces me lo negaba, llevaba -Gema, ¡cuántas cosas te ha dado Jesús!
pan, harina... y otras cosas, y parece que Dios quería que -Yo, que nada de esto sabía, permanecía muda» -nos
siempre encontrase pobres, pues nunca faltaban tres o cuatro dice Gema.
cada vez que salía de casa. A los que llamaban a la puerta les Sin embargo, de esto, la piadosa muchacha anhelaba en
daba ropa interior y cuanto me venía a las manos. tender lo que le parecía que no alcanzaba, y dirigiéndose a su
»El confesor me lo prohibió y ya no lo volví a hacer. Por buena maestra, con grandes y repetidas instancias le.rogó y
este medio obró Jesús en mí una nueva conversión: papá ya suplicó, hasta conseguirlo, que le prometiera darle más expli
caciones de todo aquello durante una hora, todos los días que
no me daba ni un céntimo, de casa no podía coger nada Y
en la escuela ganase diez puntos, que era la calificación
cada vez que salía no encontraba más que pobres que venían
máxima así en estudio como en labores.
corriendo hacia mí. No les podía dar nada y esto me daba
«¿Qué mejor premio que este?» -decía Gema en su inte
tanta pena que estaba llorando continuamente; por e s t a rior.
causa determiné no salir de casa sin verdadera necesidad Y Y redoblando su aplicación, desde aquel día consiguió
acabé por asquearme de los vestidos y demás cosillas. Traté casi siernpre los consabidos puntos de mérito y tuvo asegu
de hacer nueva confesión general y no me fue concedido; me rada, por lo regular, la ansiada hora de explicación.
confesé empero de todo, y Jesús me dio un dolor tan grande, «¡Cuántas veces -me decía ella un día- lloramos juntas la
que todavía lo siento». maestra y yo contemplando el amor que Jesús nos tuvo al
Fue, a pesar de esta declaración tan humilde, la niña pia padecer tantos tormentos por nosotros, ingratos pecadores!».
dosísima que nos describe su director y el encanto del colegio Su directora le enseñaba el modo de hacer alguna ligera
que nos retratan sus profesoras]. mortificación corporal para compensar a Jesús, de tanta falta
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PADRE S GERMÁN Y BASILIO, C. P.
SANTA GEMA GAE.GANI
«Me acuerdo que el buen sacerdote repetía: "Recordémo Primera aparición del Angel
nos que no somos nada; Dios lo es todo, Dios es nuestro crea
dor, toa.o cuanto tenemos lo tenemos de Dios". [A esta ocasión se remonta la primera aparición y locución
»Pasados unos días, recuerdo que el predicador nos angélica que conocemos. Escribe en la Autobiografía:
mandó tener la meditación sobre el pecado. Entonces sí que « Un día, bien lo recuerdo, me regalaron un reloj con ca
reconocí verdaderamente, Padre mío, que era digna de que dena de oro; yo, vanidosa como era, no veía el momento de
todos me despreciaran; ¡me veía tan ingrata para con Dios Y lucirlo, saliendo fuera con él... Salí, en efecto, pero al volver e
tan llena de pecados! ir a desnudarme vi a un Ángel -que ahora conozco era el mío
»Luego tuvimos la meditación sobre el infierno, de que que me dijo muy serio:
me reconocí merecedora, y en esta meditación formulé el si -Recuerda que los preciosos arreos que han de hermosear
gt.tiente propósito: "haré entre día actos de contrición, en es a una esposa del Rey crucificado no pueden ser otros que las
pecial si c0metiere alguna falta". espinas y la cruz.
»En los últimos días consideramos los ejemplos de hu »Reflexíonando sobre tales palabras, formulé este propó
mildad, dulzura, obediencia y paciencia de Jesús; de esta me sito: por amor de Jesús y para agraciarle únicamente a Él, ja
fütación sag_ué también dos propósitos: mas llevaré ni hablaré de cosas de vanidad. Tenía también un
l.º Visitar todos los días a Jesús Sacramentado y hablarle anillo en el dedo; me lo quité y nunca más lo he vuelto a lle
más con el corazón que con 1a lengua. var»].
2.º Procuraré muy de veras no tener nunca discursos in Referente a los trabajos que se acostumbraban hacer en el
útiles o inlliferentes, sino que hablaré de cosas del Cielo. colegio, consiguieron algunas veces las maestras vencer la re
»Acal5aclos los ejercicios obtuve del confesor licencia para
pugnancia que para exhibirlos mostró constantemente la hu
comulgar tres veces por semana, práctica en la que perseveré
milde niña obligándole a exponer sus composiciones en prosa
cerca de tres años, hasta 1895» ].
y verso, los ejercicios de francés, aritmética y otros semejantes,
lo cual prueba su habilidad y éxito en los estudios. Cuéntase
también que, viéndola demasiado aplicada al estudio, los de su
Aplicación
familia llegaron a decirle en diferentes ocasiones: «¿Por qué
estudias tanto? ¿No te basta ya con lo que sabes?».
": ?esar de esto, no vaya a creerse que por la prolongada
oración Y especial empeño en las cosa espirituales diese de
ª
lado sus deberes escolares. Nada de eso; era de las más dili
Muerte de su hermano Ginés
gentes, se aplicaba cuanto sus fuerzas se lo permitían con
aplauso general, y ganaba en los exámenes de fin de afio los
primeros premios. En el curso de 1893 a 1894 obtuvo el gran Entre tanto se le preparaba a la buena familia otra gran
premio de la Medalla de Oro en Religión, premio que solo se desventura. El hermano Giriés, de quien se hizo mención
c:mcede a las alumnas que durante el curso entero consiguen anteriormente, había contraído la enfermedad de que murió
siempre diez puntos en las lecciones de doctrina cristiana, su madre y estaba al borde del sepulcro. Gema y él se ama
que es la máxima puntuación. ban tiernamente; eran dos almas que marchaban acordes en
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PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P.
CAPÍTULO IV
VIDA DE GEMA EN EL HOGAR. HEROICA
PACIENCIA EN LAS GRAVES DESGRACIAS QUE
LE SOBREVINIERON (1894-1897)
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PAD RE S GERMÁN Y BASILI O, C. P.
SANTA GEMA GATuG~
lor el sentirme renacer las fuerzas después de alguna enfer- pasado ni un solo día en que, aunque poco, no haya padecido
medad. algo por Jesús».
»Así un día, después de la sagrada comunión, pregunté a
Jesús por qué no me llevaba al Paraíso: "Hija mía -me con
testó-, porque en el tiempo de tu vida te daré muchas ocasio Desgracias familiares
nes de mayor mérito, redoblando en ti el deseo del Cielo Y
soportando tú con paciencia la vida"». Gema, que así ha Pero entonces, que no se trataba ya de la infancia, sino de
la edad madura, el Señor apretaba su divina mano y daba
blaba, tenía entonces solo dieciocho años.
golpes maestros.
Fue el primero de estos cierta enfermedad grave que le en
vió a uno de los pies, la caries de un hueso, acompañada de
Anhelos de asemejarse a Jesús
agudos dolores. La virtuosa joven, creyendo al principio que
no era cosa de importancia, soportó el mal con paciencia,
(A este tiempo se refieren las ansias que devoraban a la pero por falta de cuidado la caries se extendió, el pie empeoró
sierva de Dios por asemejarse a Jesús en los padecimientos. muchísimo y fue preciso ponerse en manos del cirujano.
Dejémosle que nos las explique: Este, al ver el estrago ocasionado por la caries, temió que
«Tamb·, ien este año, 1896, se despertó en mí otro deseo: e1 fuese necesario amputar el pie; pero antes intentó una opera
de amar mucho a J esus ' cruciifi cado y al mismo tiempo pa de- ción parcial, descubriendo el hueso, el cual raspó y seccionó
cer Y ayudarle en d 1 1
Crucifr sus O ores. Un día, al mirar fijamente e profundamente. La enferma se negó a ser cloroformizada y
Jo, se apoderó d - •
sentido. E t b . e mi tanto dolor que caí en tierra sin sufrió la operación con gran valor. Los de la casa temblaban
s• ª da precisamente en casa papá y comenzó a re-
ñirme , d.1c1en ante el espectáculo, pero ella permaneció indiferente e inmó
O q_ue f
estar tanto tie orzosamente tenía que hacerme daño vil, y si de cuando en cuando se le escapaba un quejido, en lo
L mpo en casa y 1· d más fuerte de la operación, miraba a Jesús crucificado y en el
e respondí malh sa ir e ella tan de madrugada.
sal" umorada (h , d acto se aquietaba, al propio tiempo que le pedía perdón por
ir para oír Misa): acia os días que no me dejaba
-Lo que meh esta debilidad.
jada de Je , ace daño es El señor Galgani, padre de Gema, era hombre chapado a
n _sus Sacramentad Pennanecer tanto tiempo ale-
Se disgust,O o. la antigua; bueno y caritativo, no sabía engañar y, por tanto,
b tanto
uena l1eprirnen Por esta contes . - no creía que otros le engañasen; pero los tiempos que vivía
Prirnera ve da; rne escond' tacion que me echó una
z que d h . l en la h b· eran calamitosos y los desconocía por entero. Siendo su bon
esa ogué rni d ª itación y esta fue la dad generalmente conocida, muchos frieron los que se inge-
48 olor con JesoUS» ] .
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PAD RE S GERM ÁN Y BASILIO, C. P.
Año fatídico
Los testimonios de los Procesos son por igual muy expre La tienta el mundo
sivos. Se lanzaron como aves de rapiña todos los acreedores.
vino el embargo de cuanto había en casa e incluso llegó u_n A esta desolación de espíritu se juntaron cautelosos lazos
desalmado a arrebatar a Gema cinco o seis reales que terna de Satanás. Gema, según la unánime apreciación de cuantos
en el bolsillo. la conocieron, poseía una hermosura y encantos nada comu
nes. Si a esto se añade la gravedad de su porte, lo moderado
de sus palabras, la encantadora modestia de sus ojos, la rara
En Camaiore perspicacia de su mente y la distinción en todos sus movi
mientos, se comprenderá fácilmente que no faltara quien tu
La tía de que nos acaba de hablar Gema vivía en Ca viera sobre ella honestas pretensiones.
maiore. Estaba casada con un comerciante de bastante b'ue na Las tuvieron varios jóvenes de Camaiore, que echaron
posición, y como no tenían hijos se complacían en tener con·
mano de diversos recursos para entrar en relación con ella.
sigo a varios sobrinos. En lo material tenía Gema una so lu
Gema los desdeñó con toda energía, bien que reconociendo
ción para su vida, pero en lo espiritual no iba a encontrar la
la asfixiaba la atmósfera que la iba envolviendo. Reconoce
paz y ambiente saturado de piedad que mayormente le inte
resaba. humildemente que «el amor del mundo comenzaba poco a
En la casa paterna podía aplicarse a las prácticas de pie~ poco a apoderarse de mí».
dad sin que nada le distrajera. Pero en Camaiore, como ya Pero Jesús velaba con singular providencia sobre esta
antes en San Jenaro, no lo veía hacedero, por muy buena que criatura por Él tan colmada de dones. Lo confiesa agradecida
fuese su tía. la misma sierva de Dios cuando prosigue:
Mucho desagradaba a su recto corazón no poder adap «Jesús vino de nuevo en mi ayuda. De repente comencé a
tarse a todas las conveniencias a que le obligaba su condición andar jorobada y a sentir grandes dolores de riñones. Resistí
y, por otra parte, en adaptarse a ellas sentía escrúpulo y re durante algún tiempo, pero viendo que la cosa iba de mal en
mordimiento. ¿Qué hacer? El confesor estaba lejos, en Luca; peor, pedí a la tía para volverme a Luca. No perdió tiempo;
por consiguiente, no podía tenerlo a su lado para manifes me mandó acompañada».
tarle sus incertidumbres. Tampoco acababa de resolverse a
Sigue a continuación, exagerando, como de costumbre,
manifestar a otro su estado para pedirle consejo, acostum
sus faltas en Camaiore, cuando todos los testigos de ella la
brada como estaba a aquel que conocía enteramente su vida;
presentan como muy edificante:
Y aun cuando lo hubiese querido, ¿cómo se explicaría para
darse a entender? Su pena era tanto más amarga cuanto que «El pensamiento de esos meses de pecado me hace estre
con aquella turbación interna hallaba dificultad en acercarse mecer; los había hecho de todas clases: hasta pensamientos
frecuentemente a recibir el Pan de los ángeles, el cual para su impuros pasaban por mi mente; había escuchado malas con
alma era el único y verdadero consuelo. En tales angustias, se versaciones en lugar de huidas; decía mentiras a la tía para
volvía con amorosas y lamentables voces a Jesús; pero Jesús, encubrir a mi compañera; en suma, veía el infierno abierto
para probar la virtud de su sierva, pareciendo no darle oídos, para mí».
la dejaba en profunda aridez.
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ficación. Con el mismo fin iban a visitarla diferentes perso »No entendía nada de esto, y para darle gracias le besé el
nas, entre ellas sus antiguas profesoras de Santa Zita, las hábito. Se quitó la insignia que llevaba sobre el pecho, me la
cuales tuvieron siempre en gran estima a su buena Gema. dio a besar y me la puso sobre el pecho encima de la sábana,
aún hoy recuerdan «los bellísimos ejemplos de virtud qu repitiéndome de nuevo Hermana mía, y desapareció».
tuvieron ocasión de admirar en su enfermedad». Empeorando la enfermedad de día en día y ya totalmente
Pasaban los meses y pasaba el año, y aquel soplo de vid· agotadas las fuerzas, el 2 de febrero recibió el santo viático.
no se extinguía. Con las deudas que fue preciso contraer pan Fue cuando ya nada podía esperarse de los recursos hu
pagar médicos y medicinas, la miseria iba en aumento Y no manos cuando le plugo al Señor hacer ostentación de su om
se encontraba quien quisiera prestar la menor cantidad. Ver nipotencia. Dejemos que nos lo refiera la Santa:
dad es que si las personas que iban a visitar a Gema hubíesei « Una de mis maestras vino a verme y al mismo tiempo a
sabido la gran necesidad en que se hallaban, la hubiesen re despedirse hasta el Cielo. Me suplicó, no obstante, que hi
mediado de cualquier modo; pero los visitantes, recordando ciese una novena a la Beata Margarita María de Alacoque,
la anterior abundancia, no se cuidaban de investigar la estre diciéndome que sin duda alguna me alcanzaría la gracia de
chez actual, que muchas veces llegó al extremo de no habe curar perfectamente, o bien, apenas muriera, de volar dere
en casa ni un céntimo con que comprar el ordinario alimento cha al Cielo.
para la pobre enferma. »Dícha maestra quiso, antes de retirarse de la cabecera de
mi cama, que le prometiese empezar aquella misma tarde la
l Curación milagrosa
novena. Era el 18 de febrero. La comencé, en efecto, pero al
día siguiente me olvidé. Volví a empezarla el 20, pero otra vez
la olvidé ... El 23 la empecé por tercera vez ... , pero faltaban
[La promesa de San Gabriel de volver a visitarla qtreclaba pocos minutos para la medianoche, cuando oí agitar un rosa
cumplida al cabo de dos meses. Véase cómo la refiere la rio y una mano vino a posarse sobre mi frente. Oí que empe
Santa, a una con otros episodios interesantes de su enferme· zaban un Pater, Ave y Gloria durante nueve veces seguidas.
dad: Y o apenas si respondía, porque estaba aplanada por el mal.
«La víspera de la Inmaculada vino Monseñor a corife La misma voz que había guiado los Padrenuestros me pre
s~e, concediéndome aquella misma tarde hiciera a perpe~ guntó:
tmdad el voto de virginidad. Disfrutaba de una paz completa, -¿ Quieres curar?
Por Ia noche no dormí. De repente vi a mis pies a mi protec -Me da lo mismo -respondí.
tor, que me elijo: -Sí -añadió-, curarás; todas las tardes, hasta que ter-
-Gema, haz enhor_abuena el voto de ser religiosa, pero mine la novena, vendré aquí contigo y juntos rezaremos al
no añadas más. Corazón de Jesús.
-Y ¿por qué? -le pregunté. -¿Y a la Beata Margarita? -le dije.
Me respondió, haciéndome una caricia sobre la frente: -Añade tres Gloria Patri en su honor.
-Hermana mía -me dijo, y al mismo tiempo se sonrió y »Así lo hice por nueve noches seguidas; todas ellas volvía
me miró. la misma persona, me ponía la mano sobre la frente, rezába-
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PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P.
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PADRES GERM ÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALGANI
Hacia el fin de su grave enfermedad ocurrieron sucesos fesor, el Jueves Santo de dicho año principió el piadoso ejer
que podían sugerir la idea de tres diversas vocaciones. La cicio de la Hora Santa.
Hermanas Barbantinas de San Camilo · le h ab'ian msmua
· · do la Favores tan grandes, si bien por un lado consolaban el
alma de la piadosa jovencita, llenábanla, por otro, de confu
creencia de que la Santísima Virgen le había obtenido la CU·
sión y temor. Juzgábase indigna de ellos y en su humildad
ración mediante la promesa de que se haría religiosa de 1
habría querido que nadie los hubiese advertido; mas todavía
Congregación a la que ellas pertenecían. San Gabriel, en su
fue menester que el Ángel Custodio se lo advirtiese varias ve
aparición, le había llamado varias veces hermana Y puéstol
ces y aún que la reprendiese para inducirla a manifestar al
sobre el pecho la señal distintiva de la Congregación de los
propio confesor lo ocurrido en su última visión.
Pasionistas. Por fin, una voz misteriosa le había invitado
Los saludables efectos de estas visiones y locuciones vi
hacerse salesa. A este último Instituto parecía inclinarse má
nieron a concretarse en un deseo insaciable de amar y pade
la piadosa virgen, inducida por su gratitud a la Beata Marga· cer. Dejemos que nos lo explique ella misma:
rita, por cuya intercesión se había curado.
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PAD RE S GERM ÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALGANI
tuve. Pero lo que más me afligía era el no poder arria.r a Jesús giosa. Fluctuaba entre las diversas Órdenes que la atrafaa o a
como quería; procuraba no ofenderle, pero mi mala inclina, que se sentía llamada: las Hermanas ~e ~an Camil~, a las que
ción era tan fuerte que sin una gracia especial de Dios hu prometió agregarse si curaba; las Pas10ms:as, en virtud de las
promesas y finezas recibidas de San Gabnel, y ~~s Sal~s~s, en
biera caído en el infierno.
»Me preocupaba el no saber amarle, pero Jesús, en su in agradecimiento a Santa Margarita po~- ~a curac1~n :ec1b1da.
Parece que prevaleció en su esptrrtu esta ultima atrac-
finita bondad, no se avergonzaba de humillarse hasta hacerse
ción, ya que escribía por aquellos días:
mi maestro para tranquilizarme. Un día, al tiempo de rezar
«Quisiera volar inmediatamente adonde la Beata Marga
mis oraciones de la tarde, me sentí toda recogida interior
rita me llama. ¡Oh qué mal se está en el mundo! Desde el mo
mente y vi por segunda vez a Jesús crucificado, que me decía
mento en que me levanté del lecho experimenté tal aversión a
estas palabras: todas las cosas del mundo que no acierto a explicarla».
-Mira, hija, y aprende cómo se ama -y me mostró sus
Ingresó el primero de mayo en el monasterio de las _Sal~
cinco llagas abiertas-. Mira esta cruz, estas espinas, estos cla sas de Luca, por lo pronto para practicar un mes de ejercí
vos, esta lividez, estos desgarrones, estas llagas y esta sangre; cios, y, si le probaba aquella vida, para pasar al noviciado. .
todo ello es obra de amor y de amor infinito. ¿Ves hasta qué Recibida con todo cariño y sintiéndose perfectamente di
extremo te he amado? ¿Me quieres amar de verdad? Aprende chosa, bien que con el presentimiento de que aquella vida era
antes a sufrir. El sufrir enseña a amar. demasiado regalada para tan gran pecadora como se recono
»Aquella visita produjo en mí nuevo dolor, y pensando en cía, iban a surgir muy pronto graves dificultades para su ad
el amor infinito de Jesús hacia nosotros y en los padecimien
misión definitiva.
tos que había tolerado por nuestra salvación, me desmayé, Vinieron de parte de la curia diocesana. El señor arzo
caí en tierra y volví en mí después de varias horas ... bispo, mal informado de su estado de salud, reclamó abando
»Todos los jueves seguía practicando la Hora Santa, pero nara el monasterio. A duras penas consiguieron las religiosas
a veces sucedía que esta hora se prolongaba hasta cerca de retrasar la orden hasta el 21 de mayo. Por la mañana experi
las dos, porque estaba con Jesús, y casi siempre me hacía mentó Gema la sensación de que algo desagradable le iba a
participante de aqueJJa tristeza que sintió en el Huerto a la acontecer aquel día, llorando amargamente ante Jesús. Por la
vista de mis muchos pecados y de los del mundo. Después de tarde hubo de abandonar el monasterio.
esto quedaba con una paz y un consuelo tan dulces que era « Eran las cinco de la tarde -escribe lacónicamente- y
menester me desahogase derramando lágrimas, que me ha tuve que partir. Pedí llorando la bendición a la Madre supe
cían gustar de modo incomprensible y aumentaban en mí el riora, saludé a las religiosas y salí. ¡Dios mío, qué pena!».
deseo de amar a Jesús y de padecer por Él». ¡Ah, cuán verdaderamente grandes son, oh Dios mío, y
cuán inefables los caminos por los cuales la Providencia con
duce a sus elegidos!
La rechazan las monjas
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CAPÍTULO VII
RECIBE SANTA GEMA EL DON INSIGNE DE LAS
LLAGAS DE JESÚS CRUCIFICADO
(1899)
67
PAD RE S GERMÁN Y BASILI O, C. P. SANTA GEMA GATuGANiI
Te espero en. el Calvario tencias del alma: el entendimiento no conocía más quie rniis
pecados y la ofensa inferida a Dios; la memoria me los tralÍa
Por fin, cierto día, después de la Sagrada Corrruriióri, oyó todos a la vista, representándome al propio tiempo todos l@s
a Jesús mismo que le decía: tormentos que Jesús había sufrido por salvarme; la voluntad
-¡Gema, valor! Te espero en el Calvario. me los hacía detestar todos y prometer sufrirlo todo a fin de
A este noble convenio habían sido dirigidas aquellas múl expiarlos. Multitud de pensamientos fluían en mi mente:
tiples contrariedades, aquellos atroces dolores, aquel prolon pensamientos de dolor, de amor, de temor, de esperanza y de
gado retiro de ejercicios espirituales en un monasterio, aque consuelo.
lla extraordinaria contrición de los propios pecados, de que »Al recogimiento interior sucedió bien pronto la pérdida
antes hablé; en una palabra, todas aquellas gracias extraor-dí de los sentidos y me hallé en presencia de mi Mamá celestial,
narias concedidas por Dios a Gema desde el día de su prodi que tenía a su derecha al Ángel de mi Guarda, quien lo pri
giosa curación hasta hoy. mero que me dijo fue que hiciera un acto de contrición. Una
Levántate, pues, afortunada virgen, Jesús mismo te in vez hecho, la Mamá me dijo estas palabras:
vita. La gracia ha ejecutado su obra; tu alma está suficiente -Hija, en nombre de Jesús te son perdonados todos tus
mente purificada; se aproxima la hora en que comprenderás pecados.
completamente tu vocación. Levántate y déjate transformar Luego añadió:
· en el divino Esposo crucificado. -Mi Hijo Jesús te ama mucho y quiere concederte una
t
, Era el 8 de junio de 1899, víspera de la fiesta del Sagrado gracia singular. ¿Sabrás hacerte digna de ella?
Corazón. Después de comulgar diole el Señor a entender que Mi miseria no sabía qué responder. Siguió diciendo:
aquella misma tarde le haría la gracia señalada; noticia que -Yo seré para ti madre. ¿ Sabrás tú mostrarte verdadera
comunicó sin tardar a su confesor, a quien pidió nuevamente hija?
la absolución de sus pecados. Inmediatamente después se re »Extendió su manto y me cubrió con él.
tiró a su casa con el entendimiento ocupado en altos pensa »En este instante apareció Jesús con todas las llagas abier
mientos y el corazón rebosando alegría. tas, pero de las llagas ya no salía sangre; salían llamas de
Veamos lo que ocurrió; y tú, querido lector, recógete fuego que en un momento vinieron a cebarse en mis manos,
cuanto puedas para contemplar el más hermoso espectáculo pies y costado. Creí morir y habría caído en tierra si la Mamá
a que espiritualmente podemos asistir acá en Ja tierra. celestial no me hubiera sostenido teniéndome siempre cu
bierta con su manto. Por espacio de varias horas tuve que
mantener esta postura. Después mi Mamá me besó en la
Las llagas frente, desapareció todo y me hallé de rodillas en tierra: pero
seguía sintiendo un dolor fuerte en las manos, pies y costado.
[Dejemos que nos lo refiera la misma Santa: »Me levanté para meterme en la cama, mas noté que de
«Llegada la tarde, de repente, más pronto que de ordina aquellas partes que me dolían brotaba sangre. Las tapé lo
rio, me sentí presa de un dolor interno, muy fuerte, de rnis mejor que pude y luego, ayudada por el Ángel, pude acos
pecados ... Después de este me sentí recogida en todas las po- tarme en la carna»].
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Tuvo lugar este prodigio en la casa número 13 de la vía unos guantes y rnás arrastrándose que calilili1Ji1an~0 mlie, a ¡r,eei
Biscione, piso primero, parroquia de San Frediano, en donde bir la Sagrada Comunión.
habitaba entonces Gema con su familia. Y designamos con De regreso a su casa, además de la angustia de no poMeF
singular cariño esta casa, porque creemos que algún día lle ocultar el prodigio, se sintió no poco perpleja por no poden
gará a ser santuario memorable como el de Alvernia, en atinar qué podrían ser aquellos signos. Al principio, creyendo
donde recibió las sagradas llagas el patriarca San Francisco. en su ingenuidad que todas las almas desposadas con Cristo
¿No estás satisfecha, oh Gema, de tomar asiento al pie de por el voto de virginidad tenían aquellas señales, con la ma
la Cruz del Salvador, adornada con esas divinas joyas en yor sencillez preguntaba a unas y a otras si alguna vez había
compañía de la Virgen Dolorosa, de Francisco de Asís, de Ca experimentado semejantes heridas, obteniendo contestación
negativa.
talina de Siena, de Verónica Giuliani?
¿ Cómo ocultar, pues, impresiones tan profundas y san
De hoy en adelante podrás, como ellos, decir:
guinolentas? Después de mucho reflexionar resolvió manifes
«Nadie me moleste, llevo en mi cuerpo las llagas de N u es
tarlo a su tía, y presentándose con los brazos extendidos y
tro Señor Jesucristo: Stigmata Dornini Jesu in corpore rn.eo
cubiertas las manos con el vestido dijo:
IJ)0110».
«Tía, mira lo que me ha hecho Jesús».
Ante aquella vista y aquellas palabras quedó aturdida la
piadosa mujer, la cual, si bien en adelante, según veremos,
íJlía, mira lo que me ha hecho Jesús
entendió el portentoso misterio, le era ahora absolutamente
nuevo y desconocido y no podía en manera alguna explicarse
Del seráfico Patriarca dícese en su vida que después de la causa natural de todo ello.
estar señalado con tal don, mientras de una parte se sentía
odo transformado por amor de Dios, no era poca la angustia
en que, por otra, debía hallarse al ver que no podía ocultar El fenómeno
aquellas misteriosas heridas a los ojos de los profanos. Pe
dido consejo a sus discípulos de Alvernia, estudiase el modo Seguramente querrá el lector que yo le explique de qué
cómo pudieran mantenerse ocultas. Bastante más difícil era naturaleza eran las llagas de la sierva de Dios, cómo se for
es to para Gema, la cual no vivía en un desierto, sino en me rnaban y de qué modo se manifestaron en lo sucesivo.
dio del mundo, rodeada continuamente de personas curiosas. Principió el fenómeno de la manera que se ha visto, y
Además, dos veces al día le tocaba salir de casa para ir a la como nadie más que la virgen favorecida lo presenció, a su
iglesia, a la comunión y a la visita, y a todo esto las heridas relato me atengo, sin añadir ni quitar nada.
derramando sangre en abundancia. ¿ Qué hacer, pues? A partir de ese día se repetía periódicamente todas las
Luego de haber reflexionado en ello toda la noche, por la semanas, desde la noche del jueves, poco más o menos a las
mañana probó de levantarse; y aun cuando al poner los pies ocho, hasta las tres de la tarde del viernes. Sin preparación
en el suelo vio que no podía consigo y a cada instan te creía de ninguna clase y sin que le anunciase el más pequeño do
morir del dolor, con todo se levantó, cubrió sus manos con lor, excepción hecha del recogimiento precursor del éxtasis,
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modo que, conmovido el piadoso Prelado, exclamó: Aquí está de la familia. Hacia las dos llegó M@_,!í1.se:fü.0r @©J.il el mí§¡¡}ie@;
el dedo de Dios. este tomó un pañuelo, lo empapó en agua ~ lawé @©lil ij} la! 0a:
beza y las manos de Gema. Súbitamente aesa_l!)a:ne@ié 1 san
gre y la piel se mostró sin cicatrices, rasguños ni punzadas,
Desaceitada intervencián médica como si nunca hubiera habido laceración en ella. Imagínese
el lector cómo quedaron todos. Así, Dios, que es admirable en
En presencia de tales testimonios, Monseñor Volpi veía sus caminos, permitiendo que fracasase esta prueba de la
cada vez más claramente la delicada posición en que se ha ciencia humana, no le consintió que juzgase de las obras más
llaBa. Deseoso de obrar con la mayor prudencia y reserva, elevadas que se digna obrar en el orden sobrenatural para
quiso que un excelente médico de toda su confianza y tan pia avivar la fe de los hombres.
doso como docto comprobase las llagas de Gema. Nada se dijo Santa Gema, en su biografía, dice con su ingenua senci
a la Santa doncella; mas Dios mismo la previno de lo que in llez: «Este (el confesor) obró conforme a su dictamen, mas
tentaba hacerse. En efecto, Gema escribía a su confesor: las cosas sucedieron como Jesús había predicho». Y en la
«:Ayer tarde me elijo Jesús que le dijese: "Di a tu confesor misma tarde escribió al Prelado: «Si hubiera estado solo, Je
que cualquiera señal que desee de mi, se la daré, con tal que sús le habría dejado convencido; ayer por la tarde me anun
se halle solo; esté cierto de que no es una enfermedad como ció Jesús que hoy vendría usted».
lo han creído"».
Esto no obstante, manteniendo su decisión, advirtió Mon
señor a la madre adoptiva de Gema que el viernes siguiente Se reproduce el fenómeno
se presentarían en casa él y el médico.
El día 8 de septiembre de 1899, fiesta de la Natividad de Durante todo el tiempo de la visita Gema, que estuvo
la Santísima Virgen, que cayó precisamente en viernes, a eso constantemente en éxtasis, no advirtió cosa alguna; vuelta al
de las diez de la mañana se retiró Gema a su aposento y entró uso de los sentidos observó en los individuos de la familia
en éxtasis. Vuelta al uso de sus sentidos hacia las once, escri cierto cambio, pues quedaron desconcertados, mortificados y
bió a Monseñor diciéndole que, dado el caso que quisiera ir, confusos. Su madre adoptiva, para distraerse en parte y en
fuese solo sin llevar a nadie consigo, porque Jesús no se com parte para hablar con Gema, la invitó a salir. En la puerta le
placería en ello y no permitiría ver cosa alguna; pero que hi dijo Gema:
ciese lo que creyese oportuno, pues ella quedaría contenta de -¿Me lleva un ratito con Jesús? Tengo necesidad de
todos modos. A la una de la tarde volvió Gema a entrar en su Jesús.
aposento y cayó de nuevo en éxtasis; al poco tiempo, en Consintiendo la buena señora, la acompañó hasta una re
trando su madre adoptiva, la halló con la frente manando mota iglesia, llamada de San Simón. Después de cerca de una
sangre y las manos abiertas, con las llagas, de las cuales bro hora de devota visita al Santísimo Sacramento, fuera ya de la
taba sangre. Además de doña Cecilia Giannini la vieron en iglesia, le dijo Gema:
este estado, con el acostumbrado respeto religioso, don Ma -Tengo que decirle una cosa, pero me da mucha ver
teo Giannini, su consorte doña Justina y no sé si alguien más güenza.
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CAPÍTULO IX
PARTICIPANDO EN LA PASIÓN DE CRISTO
(1900-1901)
Las llagas, que nada tenían de imaginarias, las describirá pero el pulso y el corazón latían normalmente; luego se pro
su madre adoptiva, pues las observó repetidas veces. dujeron los acostumbrados golpes.
«Advertí al principio de la noche -así escribe- que Gema No se sabe si el fenómeno se repitió en otra ocasión fuera
estaba en éxtasis Y padecía más de lo ordinario; la cogí de un de los cuatro viernes indicados; pero es de suponer que al
brazo, y notando que tenía grandes rozaduras de color ro guna vez se presentaría, aunque sin ser notado, dados los ar
sado, le apliqué un pañuelo que se manchó de sangre. Pade tificios que empleaba la humilde sierva para ocultar los do
cía mucho y pude oír que decía: «[Serán tus golpes, Jesús?», nes que Dios le concedía. Por lo menos a mí me aseguró que
Entonces comprendí que se trataba de los azotes. Se repitió en una ocasión pidió permiso a su bienhechora para tomar
esto los cuatro viernes de marzo de 1901. El primer viernes un baño en la casa, porque, dijo, «tengo los vestidos pegados
pasó como ya dije. En el segundo hubo rasgaduras en la y me hacen mucho daño». Se bañó, y con ocasión del baño
carne, en el tercero fueron mayores estas, hasta el punto de pudo observarse que sus inocentes miembros estaban surca
que casi se veían los huesos, y en el cuarto fue tal el estrago, dos de llagas, con la sangre cuajada; que la camisa estaba
que había llagas por todas partes, hasta de un centímetro de también manchada de sangre y que en la espalda se había
pegado tanto, que al separarla se abrieron las heridas, con
profundidad. Esto no obstante, al cabo de dos o tres días des
gran dolor de la paciente. Sin embargo de esto, juzgando solo
aparecía todo. En una ocasión le vendé dos únicas que que
por lo que ella decía, tales destrozos no eran más que «unos
daron por cicatrizar, pues supuraron y sufrió mucho al qui-
golpecitos que le había hecho sentir Jesús para que padeciese
tarle yo la venda; pero una vez quitada se curaron en poco
un poquito».
tiempo. Hablo de estas dos solas; las demás se cicatrizaron
súbitamente».
De igual modo se expresan cuantos vieron aquellas llagas,
Las espinas
lo que demuestra que no era Gema quien se las producía con
disciplinas ni con otros instrumentos de penitencia. Inútil es
Refieren los Evangelios que los soldados, después de azo
decir que la piadosa víctima sentía vivo dolor en heridas tan
tar al Salvador del mundo, se apoderaron de Él y tejieron una
profundas, porque el gesto que ponía lo daba a entender.
corona de espinas que colocaron sobre su cabeza. Corona
«En el tiempo de los azotes -dice uno de los testigos-, adorable, ¿habrá cristiano que no te envidie y tenga a honor
Gema sufre mucho, pero sin moverse. Alguna vez tiene pe el ceñir te, después de haber estado en contacto con la frente
queñas convulsiones o le tiemblan los brazos, pero en cuanto del Hombre-Dios? Así pensaba la virgen de Luca, penetrada
a sentir, lo siente todo; porque si bien es verdad que queda de la grandeza de los misterios de la Cruz, de aquí que estu
algo entorpecida, pronto vuelve en sí y todo Jo recuerda des viese enamorada, desde larga fecha, de semejante joya. Vea
pués de pasado el éxtasis, según se ha comprobado. ¿Sabe mos cómo da cuenta de ello la misma Gema:
usted lo que me dice entonces? Encomiendeme mucho a Je «Por fin, esta noche (19 de junio de 1900), después de
sús. Después oigo que dice Mamá mía, Eterno Padre. El jue seis días que no veía a Jesús, me recogí un poco. Me puse a
ves por la noche, a eso de las once, dijo: «Adiós, hasta ma orar como tengo por costumbre los jueves, meditando la cru
ñana». En efecto, cesaron los golpes y quedó como muerta, cifixión del Redentor. Al principio no sentí nada, pero al
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poco rato experimenté algún recogimiento. Jesús andaba La llaga del hombro
cerca. Como en otras ocasiones, sucediendo al recogimiento
la pérdida de los sentidos, me encontré con Jesús, que sufría Aunque los Evangelistas no hacen meNci@m de elila, 011>i
horribles penas. ¿Cómo había de ver sufrir a Jesús sin ayu nan algunos místicos, como Santa Teresa, que el divino Va
darle? Se apoderó de mí un gran deseo de padecer, por lo rón de dolores tenía otra llaga sobre el hombro izquierdo,
que con repetidas instancias supliqué a Jesús que me conce causada en el camino del Calvario por el peso de la Cruz,
diese esta gracia. En el instante fueron satisfechos mis de llaga que otros han confundido con una de las muchas que
seos; Jesús se acercó, y quitando de su cabeza la corona de produjeron los azotes. Esta llaga, que también tuvo Gema,
espinas, con sus manos santísimas, la colocó sobre la mía y era larga y profunda y tal dolor le ocasionaba que le obligaba
la oprimió contra las sienes. Momentos de dolor fueron a caminar torcida de aquel lado. Como las demás, se cerraba
aquellos, pero felices. Así estuve una hora sufriendo con Je la noche del viernes, o en la mañana del sábado, y, al igual
sús». que las otras, manaba sangre en abundancia y solo se dife
Los hechos se encargaron de demostrar que esto no era renciaba de ellas en que el dolor persistía algún tiempo más.
efecto de la imaginación, porque a la citada hora se vio la ca
beza de la joven rodeada de picaduras por donde salía san Interviene el confesor
gre, y no solo de la circunferencia, sino de toda ella por de-
. bajo del cabello. Con esto parece confirmarse lo que dejaron De este modo siguieron las cosas hasta febrero de 1901,
escrito algunos santos, que la corona de espinas del Salvador fecha en la cual, habiéndole escrito yo que rogase a Jesús que
estaba de tal modo dispuesta que cubría enteramente su ca la librase de tales exterioridades, rogó esta vez con el mérito
beza. Gema, hablando de la que por primera vez le había pre de la santa obediencia y fue atendida. Según ella misma es
sentado el Ángel, lo dice también claramente: «No tenía la cribió, le aseguró Jesús que le quitaría las señales -esto es, las
forma de corona, sino de gorro». llagas-, pero que acrecentaría en ella los dolores. Y así suce
El singular fenómeno regularmente se presentaba del jue dió, porque cesaron las manifestaciones exteriores, mas con
ves al viernes de cada semana por algún espacio de tiempo, tinuó el dolor, dejándose sentir más vivo todavía en las mis
aun después de haber cesado el de las llagas de las manos, mas partes; por cuanto la sangre que salía al exterior servía
pies y costado. en parte de alivio a la pobre paciente, según lo manifestó re
Muchas veces tenía lugar antes del acostumbrado éxtasis petidas veces ella misma.
del jueves por la noche. Hallándose con los de la familia,
aparecían en la frente de Gema gotas de sangre, que poco a Otros sufrimientos
poco iban en aumento, hasta correr por las mejillas, el cuello
y los vestidos. «De cada cabello salía una gota -dice otro tes El Señor quiso concederle un desahogo. El corazón, con
tigo-, de modo que la sangre caía al suelo». Espectáculo con los esfuerzos que hacía en el pecho, oprimía la sangre en las
movedor capaz de enternecer al corazón más duro y empe venas y originaba vómitos de sangre. La joven estaba con
dernido. tenta de esto, porque en su éxtasis se le oyó decir: «Jesús, te
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Cecilia de la estrechez en que la sierva de Dios vivía en su sima modestia de la doncella y quedar grandemente eililJee1e-
casa e incluso de los malos tratos que en ella recibía de sus
hermanos. Por otra parte, lamentaba nuestra Santa ver ex respecto de los insólitos fenómenos que en ella observaba con
puestos los dones recibidos de Dios a continuas profana
tinuamente, espiando aun los más ligeros movimientos. Gema,
ciones.
Regalada con frecuentes éxtasis y semanalmente con las por su parte, contenida por un innato rubor y modestia, guar
llagas de la crucifixión, echaba de menos en su hogar no sola clábase con todo cuidado de darse a conocer. Más que nada le
mente el silencio y recogimiento necesarios, sino hasta el res sirvió su delicada reserva, pues quería el Señor que fuesen <SO
peto que tales dones reclamaban. Sus hermanos tomaban a nocidos los dones de su gracia, por lo cual sucedía frecuente
chacota sus éxtasis, no siendo raro que llamaran a otros mo
mente que la piadosa joven quedaba descubierta.
zalbetes para escarnecerlos.
Incluso dejaba a veces mucho que desear su conducta ¿No te parece, querido lector, que esto es un milagro de la
moral y religiosa, hasta el extremo de blasfemar grosera Providencia divina? Tratándose de viudas o solteras que vi
mente en las discusiones familiares, lo que en alguna ocasión ven solas, no es raro, entre cristianos al menos, que, bien sea
produjo en Gema desmayos y sudor de sangre, por el horror por caridad, bien por alivio o comodidad propia, adopten
que semejantes palabras le producían. huerfanitas pobres o abandonadas. Pero en una familia nu
No era ese el ambiente que a su nueva vida convenía. De
merosa con once hijos, todos de corta edad, y en casa relati
aquí las peticiones al confesor para que la encerrara en un
convento y sus oraciones al Señor pidiendo el fin de situación vamente pequeña, el pensamiento de aquella señora, preten
tan aflictiva. diendo se adoptara una hija de madre tísica, a más de
Ya hemos visto cómo cuidó Monseñor Volpi de compla temerario parecía de imposible realización.
cerla, aunque desgraciadamente sin resultado. En cambio, Verdad es que bastaba mirar a la joven, a la sazón de unos
sus reiteradas plegarias al Cielo merecieron que le mostrara
veinte años, para quedar prendado de ella. Algo sabe ya de
el Señor que no le faltaría lugar conveniente donde ocultar
los divinos favores]. ella el lector. Humilde, dócil, respetuosa, apartada de todo
cuanto pudiera parecer capricho o ligereza, era por añadi
dura devotísima y buena a carta cabal. En los cuatro años
En la nueva casa que estuvo en la casa no dio motivo al menor disgusto ni tuvo
la más ligera disputa con la servidumbre ni con los hijos.
Pues bien, llegadas a tal punto las cosas, fácil es imaginar « Puedo jurar -atestigua la señora, madre de aquella familia
la satisfacción de Gema al ofrecérsele ocasión de permanecer
que en los tres años y ocho meses que Gema vivió con noso
lejos de los suyos en una casa de santos, en donde podía en
tregarse libremente a Dios, sin ser estorbada de nadie. tros no tuve conocimiento de inconveniente alguno ocasio
Entre tanto, la buena de doña Cecilia tenía ocasión de ad nado por ella, ni observé el más pequeño defecto». Del mismo
mirar mejor la rara bondad, la ingenua sencillez, la singularí- modo se expresan los demás testigos.
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Nuevo tenor de vida agradaba realizarlos, porque los conceptuaba cosas v:mas
que hacían perder el tiempo lastimosamente. En Cél!Elillli>i0,
Dicho esto, estudiaremos a Gema en el nuevo género de prefería ocuparse en remendar, hacer media y otras cosas
vida, si así puede llamarse. El ajuar que llevó a la casa se que, aunque de poca apariencia, eran de gran utiílJidad a famd
componía de alguna ropa blanca, muy poca, dos vestidos y lia tan numerosa como aquella. Tampoco se avergonzaba de
un sombrero; nada más quiso, según veremos más adelante, ocuparse en los oficios de la casa, a pesar de que desde mma
al tratar extensamente de su amor a la pobreza. A ella le bas había sido asistida por el servicio; así pues, sacaba agua del
taba Jesús; Jesús la tenía ocupada la mayor parte del día. Por pozo, ayudaba a las camareras a arreglar las habitaciones, la
la mañana, tan pronto observaba que se había despertado la vaba la vajilla y auxiliaba a la cocinera en la preparación de
tía, se levantaba y en menos de cinco minutos se arreglaba y la comida.
se ponía en disposición de ir a la iglesia. Durante este tiempo Cuando en la casa había enfermos tomaba a su cargo la
no se ocupaba en nada, ni hablaba una palabra, por impor asistencia y ella sola era suficiente para cuanto podía ocurrir
tantes que fuesen los quehaceres de la casa; quería que las durante la enfermedad. Habiendo caído enferma una de las
primicias del día fuesen para Jesús; así es que, de acuerdo criadas, a la que se le formaron abscesos voluminosos en las
een la tía -así llamaremos a la señora Cecilia Giannini, a piernas, Gema, sin hacer distinción de ama a criada, se e:0.
quien Gema llamaba su marná-, la cual pensaba como ella, cargó de curarla. Le limpiaba el cuarto, hacía la cama, la la
se levantaba antes de amanecer, cuando los demás, como vaba y, arrodillada delante de ella, le vendaba las asquerosas
dormían, no tenían necesidad de especiales cuidados. llagas; y si bien la criada, de natural difícil y colérico, por
Juntas se dirigían a la iglesia más próxima; de ordinario, toda gratitud le pagaba con desprecios e injurias y le decía
a la llamada «della Rosa», enfrente mismo de casa; en ella que se fuese y no se acercase más a ella, la piadosa joven no
ordinariamente oían dos Misas; una como preparación para desistía de su empeño, sino que redoblaba sus cuidados, pro
comulgar, que nunca omitían, y la otra en acción de gracias. curando por nuevos medios tenerla contenta.
Cierto que una hora de oración era poco para la fervorosa
virgen la cual, de dejarse llevar por los afectos de su corazón,
hubiera permanecido entretenida con Dios hasta muy avan Trabajo y conversación
zado el día; pero tampoco se quejó nunca de que se le hiciera
salir demasiado pronto, pues a la primera señal de marchar, De haberla dejado en libertad, sin duda que hubiera en
aunque estuviera en éxtasis, como sucedía con frecuencia, contrado modo de estar ocupada todo el día, sin descansar,
volvía en sí y despacito se retiraba siguiendo a su tía. Al llegar trabajando; pero su madre adoptiva no pensaba del mismo
a casa, en unión de las hijas mayores y de las criadas, cui modo. Después de haberle dejado hacer lo que era de costum
daba de que los niños se vistiesen, los arreglaba y hacía que bre en la familia, se la llevaba, bien al cuarto de labor, bien al
rezasen; después ayudaba con diligencia y buenos modos en patio de la casa, para coser o hacer media al aire libre.
todas las faenas domésticas. Hablaban de Jesús y de las cosas del alma, especialmente
En la escuela había aprendido Gema a bordar bastante cuando estaban solas. Discurrían acerca de la comunión de
bien y otros trabajos que se llaman de adorno, pero ya no le la mañana, del misterio o fiesta del día y del deseo de ir al
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PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P. SAN11A ©EMIA ffiA.ru@ANID
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CAPÍTULO XI
CONOCE A SU NUEVO DIRECTOR ESPIRITUAL
(1900-1903)
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALG&Nil
juntas y oraba fervorosamente. Lo miré, y Jesús pronunció De sus excelsas virtudes, el mejor elogio que cabe hacer
estas palabras: es consignar que está introducida su causa de beatlÍ!fii.cación
-Hija, ¿lo conoces? ante la Sagrada Congregación de Ritos. Sus restos mortales
Respondí que no, como era la verdad. fueron trasladados hace algún tiempo al santuario de Sansa
-Mira -añadió-, ese sacerdote será tu director y quien Gema, en Luca, donde esperan la resurrección del último día
reconozca en ti, pobre criatura, la obra de mi misericordia. junto a los de su esclarecida dirigida.
»No volví a pensar en esto. Pero un día, por casualidad, vi Cumplido este deber de justicia, dejemos que hable la hu
un pequeño retrato. Era precisamente el mismo sacerdote mildad del buen Padre sobre sus primeras intervenciones en
que había visto delante de Jesús; el retrato, sin embargo, se la dirección de nuestra Santa].
le parecía bien poco. Fue entonces, Padre mío, cuando co Con frecuencia, para ejecutar sus más elevados fines se
menzó entre usted y yo una comunión íntima de oraciones, complace Dios Nuestro Señor en elegir lo que hay en el
desde el primer momento en que le vi así en sueños, delante mundo de más vil y abyecto, a fin de que toda la gloria de la
de Jesús». buena obra se atribuya a Él solo.
De tal modo había de ser el director que quería dar a su
sierva. Gema no lo había visto nunca, ni siquiera había oído
decir que existiese en el mundo. Con todo, lo conoció en su
El Padre Germán
propia edad, en su propia índole, en su mismo semblante.
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PAD RE S GERM ÁN Y BASILIO , C. P. SANTA GE~ GA'.ll:.6ANI
carta, que consta de más de diez páginas, termina con estas Marché el primer día de septiembre del año 19©0. Ha:
palabras: «Se lo digo francamente; mi cabeza es algo loquilla biéndome detenido en casa de los Giannini, en donde Gema
y ora se imagina ver, ora sentir cosas imposibles. Digo impo moraba, al verme la joven, me reconoció al punto, eXiJll6Iii
sibles porque Jesús no ha hablado nunca ni se ha dejado ver mentando una gran alegría y bendiciendo en su corazón al
nunca de ciertas almas como la mía, tan pobre». Señor por tenerme junto a sí. Confieso que al hallarme en su
Poco después escribió otra de cerca de seis páginas: «Ayer presencia experimenté en mi alma vivos sentimientos de de
voción y veneración para con ella, como si me hallase en pre
por la noche, hallándome para orar ante Jesús Sacramen
sencia de una santa.
tado, me llamaron; creo que fue Jesús (Padre, antes de conti
nuar leyendo le ruego por caridad que no crea nada, nada
aósolutamente; escribo por obediencia, de lo contrario no ha-
El pecador de Gema
0r-ía dicho una palabra). Me dijo: Hija, escribe también al Pa
fil'e que tu confesor se pondrá espontáneamente en relación
Era un jueves. A media cena, Gema, presintiendo el éxta
sen él. Hazlo, que este es mi deseo».
sis, levantose de la mesa y se retiró a su aposento. Poco des
Y era verdad. Habiendo oído decir interiormente lo pués vino a llamarme su madre adoptiva. Fui y encontré a la
mismo, el sabio prelado determinó en su profunda humildad joven en pleno éxtasis, cuyo asunto era un pecador, y cuya
buscar aquel apoyo, cuando no lo conocía. forma, una lucha entre la justicia divina y la joven para con
seguir el perdón de aquel.
Confieso no haber asistido jamás en mi vida a un espec
Primer encuentro personal táculo tan conmovedor. Gema estaba sentada en un canapé,
con la vista fija en un punto de la habitación, donde se le ha
Aprovechando la ocasión de haber venido a Roma, trató bía aparecido el Señor. No estaba agitada, sino conmovida y
de tener una entrevista conmigo, pero no pudo realizarlo. resuelta como aquel que lucha y a toda costa quiere vencer.
Procuramos entonces entendernos por cartas, y así, en agosto Principió diciendo: «Jesús, ya que has venido, vuelvo a
de 1900, me escribió por medio del Provincial, invitándome a suplicarte por mi pecador. Es hijo tuyo y hermano mío, sál
que fuese a Luca para examinar en persona a su penitente. valo, Señor», y lo nombró. Era el tal pecador un forastero a
quien ella había conocido en Luca y a quien, movida de inte
Yo, que por principio me he resistido a creer en semejantes
rior inspiración, había amonestado repetidas veces de pala
cosas, en especial cuando se refieren a mujeres, le respondí
bra y por escrito para que pusiese en orden su conciencia y
disuadiéndole de semejante pensamiento y aconsejándole
no se contentase solo con la fama de buen cristiano de que
que pusiese a su penitente en la vía ordinaria, la que recorre
gozaba ante el público.
el común de los fieles; y aun llegué al extremo de sugerir a El Señor, queriendo obrar como justo juez, se oponía a
aquel venerable prelado que tratase de exorcizarla. En vista las recomendaciones de su sierva; pero esta, sin desanimarse,
de tal desconfianza por mi parte, acrecentose la perplejidad le decía: «¿Por qué no me escuchas hoy? ¡Has hecho tanto
de aquel; por eso, queriendo que yo juzgase con ciencia por un alma sola!. .. ¿Y no quieres salvar esta? ¡Sálvala, Jesús,
cierta, logró que mi Provincial me obligase a partir. sálvala ... ! Está bien; pero Jesús, no hables así... La palabra
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA GALGANI
siguiente desahogo de la Santa: «[Si supiera, Padre mío, el mezcladas con las celestiales, únicas de su agrade, dísminu
gran bien que me hacen sus palabras! Si estoy turbada por el yesen la sencillez de su entendimiento. Más de una vez puse
enemigo, la calma reaparece enseguida; sus palabras me dan yo mismo a prueba tan virtuoso proceder, procurando ha0larr
fuerza y aliento y paréceme que ya no tengo miedo y que soy de cosas ajenas, pero mi discurso era interrumpido: «Padre,
csapaz de vencer cualquier asalto. La última que recibí el día he rogado a Jesús por aquel infeliz; le di gracias por el buen
ele la Ascensión no pudo llegar en momento más oportuno. éxito de aquel negocio; no pensemos más en eso».
¡~uánto me consoló aquella carta!». Por la rectitud de su conciencia debía de ser incapaz de
A esta satisfacción juntaba la Santa su profunda gratitud. concebir pensamientos de vanagloria; y así fue, pues nunca
iH'Jn la carta 127 le escribe: los tuvo, y aunque el demonio procuraba ponerle asechanzas,
«Padre, sepa que ruego mucho, muchísimo por usted, y si mostrándole sus méritos y buenas obras, no se dejó sorpren
un día logro salvar mi alma ... ¡verá cuánto haré en su favor... , der. El sí y el no del Evangelio, bajo cuya regla había determi
Mená cuánto haré por usted cuando me encuentre en el Pa nado vivir, eran para ella como el fiel de la balanza que se
naíso! ¡A todo trance le llevaré a mi lado!»]. encuentra en equilibrio. Como era humilde, le desagradaban
las alabanzas, pero sin descomponerla, como tampoco la des
componían las injurias ni los vituperios. Para ella todo era
Opina su director igual, como ocurre con los niños, los cuales, a causa de su
sencillez, no saben dar importancia a hechos que al resto de
[Dejemos que prosiga el Padre Germán su humilde narra los mortales tan mal efecto causan.
ción]. Al hablar o escribir no usaba preámbulos, sino que en
Su alma, serena y en inalterable paz, tenía los ojos pues traba directamente en materia: «Monseñor, sepa que hoy me
tos en Dios y con su entendimiento veía en Él las otras cosas, ha sucedido esto o aquello»; «Señora condesa, Jesús ha dicho
ya fuesen de por sí buenas o malas, agradables o ingratas; era que usted debe terminar esta obra santa»; «Padre mío, oiga
cual terso espejo al que todos se pueden acercar, sin que de una cosa curiosa que voy a decirle», y con otras semejantes
jen en él impresión de ninguna especie. De esta hermosa cua que, para quien tiene sentido, deben agradar infinitamente
lidad del alma participaba su cuerpo, pues aun cuando no más que las afectadas ceremonias hoy en uso.
subyugaba su mirada, el corazón sentíase movido por senti Siendo la sencillez de esta virgen fruto de sus intachables
mientos de veneración y dulce confianza. Por eso dijo una costumbres, nada tiene de extraño que tal virtud le acompa
vez cierto venerable prelado: «No tendría inconveniente al ñase en todo. Sencillez en el porte y en el trato; sencillez en el
guno en hacer mi confesión general con esta joven». vestido y en el mobiliario; sencillez en la ropa de uso, si puede
Y, en efecto, no eran escasos en número los que, atraídos decirse que la tenía propia, en una palabra, sencillez en todo.
por su angelical sencillez, iban a tratar con ella asuntos muy Sus modales nada tenían de particular, si se exceptúa cierta
delicados. gravedad adquirida en la constante presencia de Dios, así
Escuchábalos modestamente; en pocas palabras les daba como pudiera adquirirla otra doncella cualquiera.
su parecer; si era preciso los amonestaba y en el acto, sin ha En la iglesia, donde pasaba largas horas todos los días
blar más, se recogía en su interior. Temía que extrañas ideas orando al pie del tabernáculo, permanecía inmóvil como una
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estatua, sin dejar traslucir lo que en su alma pasaba, sin lans hacer el menor cumplido, corría presurosa a llenar su obliga
zar un suspiro, ni un gemido, ni hacer el menor gesto que ción, dejando al Ángel esperando. Por la noche le decía, ai
pudiera llamar la atención; y si las llamas de su amor le ha acostarse, que la signase en la frente y velase a su cabecera, y
cían derramar alguna lágrima, con las manos cubría el ros una vez obtenida la conformidad daba la vuelta y se dormía,
tro, inclinándolo suavemente sobre el pecho. sin proferir una palabra más. Benditos sueños de virgen a la
que acompañan visiblemente los ángeles del Cielo. Por lama
Mas no tan solo esta rara cualidad acompañaba en Gema
ñana, al despertar, aunque viese a su fiel Custodio en el
fil ejercicio de aquellas virtudes que pueden ser vistas y admi
mismo puesto poco o nada le decía, porque estaba ansiosa de
nadas en los hombres, sino que, habiendo echado hondas raí
volar a la iglesia para comulgar, acto en que había reflexio
eses en la mente y en el corazón de ella, no era posible que
nado durante toda la noche, a causa de dormir muy poco.
~ejaran de acompañarla en las vías más sublimes de la mís
«Tengo en mis pensamientos cosas mejores -le decía-; voy a
tiGa y de la contemplación a que Dios quiso elevarla. Sincera
Jesús»; e inmediatamente se marchaba. Cuando el Ángel se
mente, confieso que esta fue para mí la maravilla más grande
despedía de Gema, esta, con gracia inefable, solía contestarle:
ijUe pude admirar en ella, y tal fue también el argumento más
«Adiós, querido Ángel, saluda a Jesús de mi parte».
e0nvincente que me hizo considerar como verídico el espíritu
Cada semana, durante largo tiempo, se le renovaron las
de santidad que la acompañaba.
misteriosas heridas de las llagas. Del jueves al viernes por la
¿Quién ignora que los sublimes misterios de la fe son de tarde participaba de la Pasión del Salvador y sufría dolores
tal naturaleza que ante ellos el hombre mortal queda sobre atroces parecidos a los de la muerte. Pues a pesar de ello,
cogido, sin que lleguen a acostumbrarse ni los mismos que concluido el éxtasis, se levantaba como si nada hubiere ocu
por experiencia los conocen, de modo que, temiendo y tem rrido, se lavaba la cabeza y las manos para limpiar la sangre
blando, esperando y amando, reciben las comunicaciones que había corrido en abundancia, estiraba las mangas de su
queel Señor se digna concederles? vestido para cubrir las cicatrices y, en la creencia de que na
Hablaba con Dios con la confianza con que una niña ha die la había visto, con la mayor tranquilidad se ponía a con
bla a su padre sentada sobre las rodillas, como en su sitio versar con los de la familia.
natural. Por eso, salvo el debido respeto, le hablaba con la Su profunda humildad le inspiraba ciertamente algún te
misma sencillez e ingenuidad en las palabras y en las mane mor, particularmente al advertir que otros demostraban in
ras como estamos acostumbrados a oír a los niños de tierna quietarse a causa de aquellas cosas extraordinarias; con todo,
edad. confiándose en las manos de Dios y al juicio de sus padres
La presencia visible del Ángel Custodio con que la favore espirituales, permanecía tranquila, sin preguntar ni indagar y
ció Dios frecuentemente era una de las cosas más naturales como si nada fuese aquel hallarse tan a menudo en pleno Cal
para esta virgen. Le hablaba como se habla a un amigo; a vario, sufriendo dolores atroces con su Dios crucificado; ape
menudo le daba encargos para los pobladores del Cielo y nas recuperado el uso de sus sentidos, encontrábase en dis
también para los de la tierra, con humilde reverencia, es posición de jugar con los niños de la casa.
cierto, pero con afectuosa familiaridad; tanto, que, si mien
tras departía con él era llamada o tenía precisión de cumplir
alguno de sus deberes, se levantaba inmediatamente y, sin
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CAPÍTULO XII
UNA ILUSIÓN: SER PASIONISTA
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
obra hiciesen lo que Él tenía dispuesto. Viendo la piadosa En cuanto hubo curado de aquella m@rntai e:líilfe;rnmedaM
doncella que no se cumplían los designios del Señor, insistió trató de entrar en el convento de las Salesas, h1ego en el <:le
solicitando lo mismo varios años y pasó en verdadera angus las Capuchinas, más tarde en el de las Carmelitas y q:ué sé yo
tia la última etapa de su vida, hasta que el Señor le dijo que en cuántos más, pero nunca logró realizar sus deseos.
se tranquilizase y olvidase aquel pensamiento. «-Iré donde quieran -decía Gema-, pero el corazón me
dice que Jesús no quiere que vaya adonde ellos me indican.
Por mucho que hagamos, no conseguiré nada; Jesús, al pare
f$o;-iando por el claustro cer, no tiene tal idea». Y nada se consiguió porque, ya JDOP un
motivo, ya por otro, resultaron inútiles cuantos pasos se die
El primer impulso que había recibido de lo alto para la ron.
v.ida del claustro fue en el año 1899, hallándose moribunda
en el seno de su familia. Comprueba este hecho una tal Letí
Gia Bertuccelli, criada de la casa Galgani. Lo refiero como lo Las Pasionistas
r¡eJató ella después de la muerte de Gema:
«Entrando de noche en el aposento de la enferma, lo vi El único convento a que se sentía inclinada con toda su
todo iluminado, y junto a ella una persona. Atemorizada, fui alma era el de las Pasionistas. Tuvo conocimiento de estas
a despertar a la tía; mas ella, creyendo que era una ilusión religiosas por la lectura de la vida de San Gabriel de la Dolo
mía, no se levantó. Volví temblando al aposento de Gema, lo rosa, y aún parece que el mismo Santo, en una visión, le dio
hallé lo mismo; con la misma persona, que era una señora; esperanzas de que sería de su número. Desde entonces no
mas no tuve valor para fijar en ella la mirada, sino que, asus mostró tener otro deseo; suspiraba por aquel instituto y así se
tada, retrocedí, y como oyera hablar dentro, me quedé a es lo suplicaba al Señor. En aquella fecha no había en Italia más
cuchar a la puerta, llena siempre de sobresalto. La señora de que un convento de Religiosas Pasionistas, situado en la ciu
cía: "Gema, en cierta ocasión tuviste intención de hacerte dad de Cometo, y las religiosas no parecían dispuestas a ad
monja; ¿te harás ahora?". A lo cual contestó Gema: "Sí, si mi mitir a Gema.
Señora me ayudase, ciertamente me haría monja; pero ¡soy Cuando hubo comprobado que todas sus ardientes súpli
tan pobre y enfermiza!". cas y generosos ofrecimientos no bastaban para hacer cam
» Replicó la señora: biar de resolución a las religiosas de Corneto, concibió la
-Si no encuentras medios para entrar en un convento, arriesgada idea de presentarse personalmente a las puertas
no faltarán personas que te protejan y te ayuden a vivir. del monasterio, confiando en que la elocuencia de sus lágri
»Dijo Gema: mas y la oportuna intervención del Padre Germán quebran
-Sí, sí, entonces se cumplirá la voluntad de Dios. tarían la resistencia de la Superiora. «Me voy allá arriba -es
» Terminada la visión, entré. Entonces me dijo Gema que cribe al confesor- y suplico que me reciban en el oficio de
había recibido la visita de la Madre de Dios, prohibiéndome esclava, que es mi propio lugar. ¿Verdad que me concede
al propio tiempo que manifestase, mientras ella viviese, lo este permiso? ¿Cree que no me recibirán? Una vez allá, voy
que había visto y oído. Dos días después curó Gema». en busca del Padre, y con una palabra suya ya no me fuerzan
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a volverme. Me envía usted allá, ¿no es así? ... No se preocupe; más mínima protesta. «Al escuchan la carta -e-s<miee itl0füa
lo sé hacer todo. ¿Me da permiso para escribir al punto?». Cecilia al Padre Germán- dijo estas precisas palabras, "Me
da igual"».
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Y añadía: «Sé que el Padre está en Cometo. Háblele mu una monja de aquel monasterio pana fnndar obro si ruites N©
cho en favor mío: dígale que me meta en el convento con us se aseguraba su sustento. A pesar de todo, Gema-ínsístía ~
ted. La obedeceré siempre, no haré nunca mi propia volun ciendo: «Mire bien lo que hace, Padre; el Señor n0 esté satis
tad, se lo comunicaré todo a usted y haré lo que a usted le fecho de su desconfianza».
agrade. Realmente, me encuentro muy mal en el mundo, Ma Como si Él, en un momento, no fuese capaz de pnoveer a
dre mía». todo. «Empiece y ya verá después lo que sabe hacer Jesús».
Con igual premura, y aun con mayor franqueza, me lo de Mientras tanto, acompañada de su inseparable bienhe
eía a mí: «Padre, atienda pronto al Señor; de lo contrario no chora, iba por las calles de Luca en busca de una casa 0, IIJOr
fiabrá tiempo». Luego insistiré en esta frase cien veces repe lo menos, de un terreno adecuado para la edificación del mo
tida: «No habrá tiempo». nasterio.
En marzo de 1901, estando ya todo dispuesto, escribió a
la monja de Cornete de que antes hablamos: «Jesús quiere
ISe 'afana por la fundación que se funde el nuevo monasterio y pronto tendré este con
suelo». Y en otra ocasión:
Por esta fecha principió a tratarse ·de la fundación de un « Monseñor ha dicho que es preciso que venga alguien a
<mnvento de religiosas Pasionistas en la ciudad de Luca. hablar con el Arzobispo y llegar a resolver algo en definitiva.
@ema se alegró mucho, viendo casi segura la realización de Tenemos acá ocho mil liras y hay además algunos edificios
sus deseos, y procuró por todos los medios animar a las per para vender o alquilar, como mejor agrade a los superiores.
sonas que se ocupaban en tan santa empresa, diciéndoles que Pero estos duermen. Basta, esperemos. Dígnese Jesús escon
confiasen en Dios, sin desmayar en las dificultades, y que pu derme también a mí en algún lugar».
siesen todo su empeño en allanarlas. «Jesús lo quiere-decía-, Y en otra carta, aludiéndome a mí, decía: «Si nuestro
y lo que Jesús quiere lo hace seguramente: por tanto, manos buen Padre se decidiese a realizar lo que Jesús quiere -que
a la obra». bien lo sabe él-, todo quedaría hecho. Roguemos a fin de que
Sin embargo de ello, los que miraban las cosas con cierta Jesús le conceda la gracia de vencer su timidez. Anímelo us
prudencia, quizá demasiado humana, en cuyo número con ted, que bien lo necesita; es preciso que pierda el miedo. Po
fieso que me contaba yo, no se convencían con tales razones bre Padre, no tenga miedo de nada».
y daban largas al asunto; porque ¿cómo fundar un monaste Oyendo yo tales cosas estaba como entre espinas y rogaba
rio de rigurosa clausura sin dinero? a su Divina Majestad que me abriese pronto algún camino;
Era preciso comprar casa, repararla, teniendo en cuenta pero los meses pasaban sin que se abriese ninguno.
el uso a que se la destinaba, amueblarla y, además, asegurar
el sostenimiento de las religiosas.
¿Cómo se conseguía esto? Al cabo de dos años de mucho Las Hijas de mi Pasión
buscar se habían reunido apenas dos mil liras cuando la cu
ria arzobispal de Luca exigía el depósito de doscientos escu La consideración de la gran gloria que darían a su Esposo
dos por cada monja, y la de Cometo no permitía que saliese estas hermosas almas la estimulaba a sufrir cualquier inco-
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modídad para el cumplimiento de obra tan hermosa. Una presentárselas a mi Padre, que sin duda se aplacará. E>ile que
vez, entre otras, se le apareció Jesús en la forma descrita en el esas son mis palabras y a la vez el último aviso que doy a t@
capítulo precedente, y diciéndole cuán irritada se hallaba la dos, después de manifestar mi voluntad. Encárgaselo a tu
justicia del Eterno Padre por los delitos del mundo, añade: Padre y dile que no me niegue la satisfacción que le pido"».
«Jesús se mostraba muy conmovido; se detuvo unos mo En una posdata a esta carta añade Gema: «Cuando me
mentos y prosiguió dulcemente: habló Jesús sobre el nuevo convento, no pude sacar en claro
"Hija, tengo necesidad de almas que ofrezcan a mi Cor~ si yo debería vivir en él; creo que no. Por otra parte, cuantas
zén un consuelo proporcionado al dolor que le causan tarrtr veces se lo pregunto me deja sin contestación y me paga con
simas criaturas. Tengo necesidad de víctimas, pero de vícti una sonrisa».
mas fuertes. Para calmar la justa ira de mi Padre necesito
« Y concluyó diciendo: "Escribe en el acto a tu Padre que
presentarle almas cuyos padecimientos, tribulaciones e írico
se vuelva a Roma, que hable con el Papa de este deseo, que le
m0didades suplan por la malicia e ingratitud de los pecado
diga que se prepara un castigo y que son necesarias vícti-
res. En otros tiempos entretenía a mi Padre presentándole un ,,
grupo de almas queridas, verdaderas víctimas esforzada~ mas.
Sus penitencias, incomodidades y actos heroicos eran suh » La idea del nuevo monasterio y la esperanza de ingresar
eientes para aplacarlo; mas ahora, al mostrarle de nuevo tales en él se presentaban en los éxtasis a cada paso. "Jesús mío, el
almas, me responde: No puedo; no puedo más. Conque ya confesor dice que insista ante Ti para edificar el convento,
ves, hija mía, ya no me bastan dichas almas, porque son po que tiene un vivo deseo de ver realizada esta gran obra. Has
cas en número". sido Tú quien me ha infundido en el corazón este gran deseo.
»Entonces, habiendo mostrado deseo de conocer qué al Piensa que cumples todo lo que prometes. ¿No es verdad?
mas fueran aquellas, me respondió Jesús: "Las Hijas de mi Piénsalo, pues, Jesús, y hazlo pronto"».
Pasión". Con lo cual quedé satisfecha, viendo que se trataba Amaestrada por luces celestiales, no tenía Gema duda
de almas sepultadas en vida, más escondidas que las otras ninguna del feliz éxito de la obra. «La fundación -decía- ten
que viven fuera del claustro. Jesús prosiguió: "Si supieras,
drá lugar a corta distancia de la beatificación del Venerable
hija mía, las veces que he desarmado a mi Padre con solo
Gabriel y tornarán parte en ella el Sumo Pontífice, el obispo,
presentárselas ... Pero ahora son tan escasas en número que
un Consultor general y el General de los Pasionistas, a quien
ya no pueden suplirme".
el Consultor dará prisa e inclinará favorablemente, como
»A todo esto callaba yo, pero Jesús me dijo: "Escribe, hija
también el Provincial de la Provincia Romana y otro Padre a
mía, escribe inmediatamente a tu Padre y dile que cuando
vaya a Roma hable de este mi deseo con el Padre Santo, Y quien el Provincial mandará a Luca para ejecutarla. El demo
avísale que me faltan víctimas para evitar el gran castigo que nio trabajará con ahínco para estorbar tan santa obra, y tales
amenaza. Mi Padre celestial está sobremanera indignado; dificultades opondrá que hará creer que es de imposible rea
pero Yo te aseguro que, si en Luca se levanta la nueva funda lización; pero tan pronto corno se den los primeros pasos, los
ción de religiosas Pasionistas, se dará por satisfecho mi Co primeros que la han combatido serán sus protectores y todos
razón, y así, creciendo el número de estas víctimas, podré estarán satisfechos cuando la vean establecida».
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Rasgos característicos
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La ingenuidad tiene un aspecto positivo de candor, senci que se está dando una misión. A les nepanes ~í1Ie IJDG>Iíle el lIDUBlil
llez, docilidad y entusiasmo, y otro negativo de infantilismo, Hermano, replica:
ignorancia, credulidad, simpleza, indiscreción y caprichos. -Maldito respeto humano.
La fisonomía moral de Gema nos ofrece estos dos aspec En otra ocasión solicita del mismo Hermane EJ.J.ie la lleve
I
tos. El primero confiere realce a su santidad, mientras que el al convento para ayudar en sus trabajos a les Meliilllan0s le-
segundo, en ocasiones, desconcierta, por cuanto semeja con gos, pudiendo dormir en la casa de una ancianita que viw,ía
fundirse con la bobería. allí cerca.
Cuando comienza a tener comunicaciones con el Ángel
tle la Guarda, con Jesús, con María Santísima, con San Ga-
15mel de la Dolorosa, no semeja advertir que tales comunica Ingenuidad y agudeza
eiones son algo extraordinario. Está en la creencia de que las
tienen muchos de cuantos le rodean. Monseñor Volpi califica de «excepcional» la ingenuidad
Las conversaciones con personajes celestiales van acom que todos admiraban en ella y que a los más dejaba descon
Rañadas con actitudes demasiado humanas, como reírse, dis certados.
Gutir, inquirir, lamentarse y revelar enojo. Nada digamos de Contrasta con esta ingenuidad la agudeza de su ingenio,
l0s besos, abrazos, encargos, recomendaciones e incluso ra si no queremos decir más bien su humanismo.
bietas. El mismo trato con el demonio llega a ser demasiado Ya en su vida de colegiala se prestaba de buen talante
familiar, como lo comprobaba el Padre Germán en las caute para toda clase de juegos. Declara una de sus profesoras que
las que le daba, viniendo a ser ese espíritu maligno el perso «la buena Gema era una muchachita como las demás», sal
naje ridículo y estrafalario de los artistas de La Edad Media o tándose de dos en dos las escaleras y recibiendo por tal mo
de nuestros Autos Sacramentales. Lucha con él a brazo par tivo algunos tirones de orejas.
tido, le pone motes, le contempla ya sin turbación y se ríe a Ya jovencita, se encontró al salir de la iglesia del Sufra
carcajadas cuando huye derrotado. gio, donde se venera una imagen de San Antonio, con su
Si del trato con personajes ultraterrenos descendemos al amiga Isabel Basttiani. Tras los saludos obligados y las pre
que tenía con las personas de la tierra, comenzando por el guntas por las respectivas familias, Isabel le pregunta bro
director, también parece excesiva la libertad, pues llega a to meando qué ha venido a suplicar a San Antonio. Gema le
maduras de pelo, apodos y bromas un tanto pesadas. contesta en el mismo tono:
Suplica a Monseñor Volpi, en el empeño por ingresar en -¿ Qué va a suplicar una mocita a San Antonio?
un convento, que la lleve consigo en un viaje que hace a Bien ha podido declarar en los Procesos la Hermana Ma
Roma. El prelado le responde bromeando que la llevará ence ría Julia, de las servitas, que «Gema gastaba las bromas que
rrada en la maleta. Ella le pone el reparo -al parecer con se suelen estilar las niñas con las personas de su intimidad».
riedad- de que no podrá respirar. Añadirá esta Hermana que, sabedora de que Gema la tenía
Trata de acompañar al Hermano Fabián, Pasionista, por religiosa y fervorosa, cuidaba de conservar su buen cré
cuando se encamina a la cercana aldea de Concordia, en la dito, y que cuando se acompañaba de ella al salir de casa
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trato habitual superaba esta a la mediana. Su abuelo paterno como la misma Gema, que llega a escribir: «Me hice so0e1,¡bia,
se había distinguido como farmacéutico, siendo autor de nu desobediente, dando mal ejemplo a las compañeras y siende
merosas obras científicas. Su padre y sus tíos fueron por piedra de escándalo para todos. En la escuela no pasaba día
igual hombres de carrera. Entre sus hermanos, lo fueron, en que no fuera castigada; no sabía las lecciones y poco faltó
cuando menos, dos. También en la familia Giannini alternó para que me arrojasen de ella. En casa no daba paz; a nadie,
con personas de carrera o estudios universitarios. todos los días quería estar de paseo, llevar vestidos nuevos, en
En cuanto a la misma Gema, los testimonios recogidos en lo que papá me complació por mucho tiempo. Todas las ma
los Procesos nos la presentan como a joven culta e inteli ñanas y todas las noches dejaba de hacer mis oraciones; entre
gente; siendo también esa la impresión que deja la lectura de tantos pecados, nunca, empero, dejé de rezar las tres Avema
sus escritos. rías con las manos bajo las rodillas (práctica que me había
La directora del Instituto de Santa Zita atestigua que «era enseñado mamá, para que Jesús me librase de los pecados
buena y estudiaba bien». El Padre Germán afirma que «po contra la pureza). En este espacio de tiempo, que se prolongó
seía muy raras cualidades, viveza y perspicacia de ingenio»; durante un año entero, la única cosa que me había quedado
mientras que su profesora Sor Julia Sestini añade que «su ta era la caridad para con los pobres ... ».
lento la colocaba por encima de sus compañeras, hasta el ex El Padre Zoffoli indica con bastante fundamento que esas
tremo de poder desempeñar con ellas el oficio de maestra». notas no fueron justas, cayendo la profesora en un error fá
«Era muy inteligente», declarará don Mateo Giannini. cilmente explicable por la manera de ser de Gema, fielmente
Sábese que en el colegio aprendió, además de lo referente a recogida en esta declaración de Sor Julia:
la primera enseñanza, bordado, canto, música, francés y algu «Era tenida por soberbia y orgullosa, dado su carácter vi
nas otras materias correspondientes a los cursos perfectivos. vaz, rasgado, decidido, y por su modo de hablar tajante. Se
Su piedad la impulsaba a especializarse en los conoci prestaba a que la tuvieran por otra muy distinta de la que a
mientos religiosos. Recuerda su tía Elisa el afán que ponía en mí me parecía que era, y yo misma le decía con frecuencia:
todo lo referente a la Sagrada Escritura, la Historia Sagrada -Gema, si no supiera leer en tus ojos, yo misma pensaría
y el Evangelio; al tiempo que cuidaba de sacar puntos cada de ti como los demás».
semana del pasaje explicado por el capellán del colegio. Esta misma Hermana se lamenta de que no dieran a
Gema las calificaciones que ella entendía le correspondían en
justicia. « Yo le daba siempre diez puntos en conducta. No
Notas bajas constará en los registros, pero siempre le daba ese diez».
Lo cierto es que esas bajas calificaciones, incluso en con
Todo esto parece contrastar con las notas de los cursos ducta y religión, más tarde quedaron desmentidas por la me
1889-1893, aparecidas recientemente, en las que Gema ob dalla de oro y primer premio en el concurso catequístico de
tiene calificaciones medianas y hasta ínfimas en casi todas la ciudad.
las asignaturas, incluida la conducta. El intento de su padre de que siguiera cursos universitarios
Fue la crisis en los estudios y en la piedad que nadie nos indica por igual su buena inteligencia. El doctor Del Prete, mé
ha recogido con tanta fidelidad, llevada a la exageración, dico de la familia, que la asistió en sus distintas enfermedades
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y acompañó a Monseñor Volpi en la inspección de fas llagas, Gema cabe descubrir algunos rasgos. ilil'1:a misma nos W~]a
declarará que era «una jovencita muy inteligente». de sus rabietas infantiles. Más adelante, pop ejemp1o, €1!la.Iil~©
Si su cultura humanística no alcanzó el nivel que en nues recibe una carta de Jerónimo Bentozzi, er,iite:na!iena@ que se
tros días alcanzan las jóvenes de buena posición, atribúyase a trata de una declaración amorosa, se la devuelve sin t©manse
las penosas circunstancias que presidieron los años de su for siquiera la molestia de abrirla.
mación escolar. El caso de Romeo dalle Luche, mozo de farmacia que la
Por lo demás, ella no se preció, como el Apóstol, de saber sigue y se hace encontradizo con ella, viene a hacerse ¡plfr
y amar otra cosa que a Cristo y a Cristo crucificado. Sobresa blico, provocando ciertas habladurías. Se siente excesiva
liente en este conocimiento y amor, monta muy poco el nivel mente ofendida, sabedora de que es su misma tía la que favo
de su cultura humanística. rece esas pretensiones, y en una simple tarjeta postal, dírtgída
a su prima Rosita, al darle recuerdos para diversas personas,
añade: « Y a ninguna otra persona. Pregúntale a la tía si se ha
Propensián al orgullo persuadido de que no tengo intención alguna con ese estú
pido de la farmacia».
Entre los aspectos humanos descollantes en Gema débese La misma doña Cecilia sintió los efectos de ese carácter
también enumerar su propensión al orgullo. de suyo altanero, aunque siempre terminasen sus manifesta
Que la Santa fuese humildísima por obra de la gracia di ciones con el triunfo de la gracia. También sus tías hubieron
vina y la fiel correspondencia a ella queda suficientemente de experimentar en más de una ocasión sus respingos y taras
indicado. Esto no quita que de su natural fuese todo lo con cadas. A ellos hace referencia la misma Gema cuando afirma
trario y el que junto a los actos de más profunda humildad que durante su gravísima enfermedad de fines de 1899 y
apareciese esa propensión o tendencia. principios de 1900 «no les daba sino disgustos y malas con
Ella se acusa constantemente de pecados de soberbia. testaciones».
Véanse, por ejemplo, las cartas 7, 17, 18, 63 y 68 al Padre Jesús le recrimina en esa ocasión el no llevar con resigna
Germán. Sus tías declaran que era arrogante por tempera ción la humillación e impotencia en que se encuentra. «Es tu
mento. Consigna en la Autobiografía que el principal defecto amor propio -le dice- el que se resiste al no poder hacer lo
del que tenía que corregirse en el colegio era la soberbia. Sor que hacen los otros y por la confusión que experimentas al
Julia Sestini declara que hubo de corregirla en distintas oca tener necesidad de ayuda ajena. Si estuvieras muerta a ti
siones por cierta altanería en los modales. misma, no te enfadarías tanto».
Cuando la visita el médico para comprobar las llagas -que
desaparecen momentáneamente al presentarse-, si por una
Rabietas y desdenes parte se felicita de la humillación que experimenta, por otra
se resiente al verse tenida por embaucadora. Escribirá más
Semejaba venirle de familia esta condición, ya que todos tarde: «Fue aquella la primera y más profunda humillación
los miembros de la familia, por los datos que poseemos, apa por la que Jesús me hizo pasar; a pesar de lo cual, se resentía
recen destemplados, ásperos y dominantes. En la misma mi gran soberbia y mi amor propio».
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por encima de ellas, a las mentales; concretamente, al histe ella. Es la misma Gema quien nos per:rnHe _p>e,m:-saiJi l@. íF1ras
rismo. No estará de más el desvanecer tamañas suposiciones. afirmar que en 1896 «se despertó en mí otro deseo: eE . e
Veremos afirmar al Padre Germán en el capítulo siguiente amar mucho a Jesús crucificado, y al mismo tiempo paMeeeF
que Gema estuvo habitualmente sana y fuerte desde su miste y ayudarle en sus dolores», añade: «Todos los días pedía a
r.iosa curación hasta 1902. Con anterioridad a aquella enfer Jesús que me diese de padecer y padecer rmacho. Jesús me
medad, fuera de algunas ligeras indisposiciones, hemos he
consoló: me mandó un mal a uno de los pies». Más adelante
elto mención de la caries en un pie el año 1890, el mal de
serán los ímpetu del amor divino los que quiebren el vaso de
P0tt, con parálisis en la parte inferior del cuerpo, y otras
arcilla de su carne. Recojamos algunos fragmentos de sus
e0mplicaciones entre 1898 y 1899.
cartas al director:
Recobrada misteriosamente la salud a principios de 1899,
«Si este Jesús sigue de este modo, yo no sé qué va a ¡;>a
e0inciden todos los testimonios en presentarla como una jo
sar... Crece mi esfuerzo, mi deseo crece, y entonces se repro
ven sana, relativamente fuerte y de buen colorido.
Cuando solicita un certificado médico del doctor Del duce el asunto de las costillas y el de la sangre por la boca. Lo
iPrete para ser admitida en las Salesas, no obstante acabar de que va a suceder si Jesús continúa de esta manera, es que yo
Eecibir la curación indicada, puede este consignar: no voy a poder resistir más y moriré». «Esta noche me ha ve
«Gema, hija de Enrique, se encuentra actualmente sana, nido una de esas apreturas tan fuertes, habiéndome esfor
sin enfermedad alguna contagiosa, por cuanto me es dado zado tanto, que la sangre ha salido por la boca y en abundan
comprobar según mi ciencia y conciencia». cia». «Jesús me consume y me siento acabar por momentos...
Don Mateo Giannini atestiguará: El fuego del corazón ha llegado esta mañana hasta la gar
«Estuvo siempre y aparecía rolliza y sonrosada, como ganta ... Si Jesús prosigue haciéndome experimentar este mis
cualquier otra persona en inmejorable estado de salud». terioso acabamiento, no viviré sino algunos meses».
Si durante estos últimos años la observaban algunos un Más adelante serán los ímpetu del amor divino los que
tanto desmejorada, convienen en que lo estaba por efecto de quiebren el vaso de arcilla de su carne. Si Gema murió en
sus privaciones y austeridades. plena juventud, el Padre Germán pudo hacer esculpir sobre
Así su hermano Guido, tras afirmar que después de las su tumba que fue divini amoris aestu magis quam vi morbi
indicadas enfermedades no aparecía tan fresca y sonrosada, absurnpta, «consumida por las llamas del amor divino más
añade: que por la enfermedad».
«Tal vez deba atribuirse, más bien que a su misma enfer Dos médicos aseguraron que su enfermedad fue tubercu
medad, a sus continuadas y graves abstinencias». losis. Gema afirmaba resueltamente: «No estoy tuberculosa».
El doctor Bianchini, tras un detenido estudio de sus esputos
al microscopio, aseguraba con toda energía que no aparecía
Secreto designio de ella ni vestigio.
No cabe, por tanto, barajar la salud corporal de Gema
Incluso cabe afirmar que sus anteriores enfermedades de para intentar explicar a su luz cuanto esa vida espiritual
ben encuadrarse en los especiales designios de Dios sobre ofrece de extraordinario.
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA @ALGANI
Digamos otro tanto de su salud mental o complejo psico El caso de Gema lo ha estudiado con tode r.ig@F ofo1i1tí;ffie0
lógico. el doctor Ludwig en su libro Gema Galgani una estigma#,,ada
contemporánea, y ha llegado a esta conclusiérx «N@ @alDe en
manera alguna explicar los estados extraordinarios de Gema
con las palabras histeria, hipnotismo».
Nada de histerismo
Creyó sobre el terreno el doctor Pfanner que las Hagas y
demás fenómenos extraordinarios de Gema debían atribuirse
El Padre Germán creyó del caso añadir como Apéndices a
al histerismo; pero cuando hubo de probar su aserción, lo
la Biografía tres disertaciones para esclarecer que «las cosas
hizo en tal forma que el doctor Antonelli la califica de «pueril
extraordinarias de Gema no pueden atribuirse al histerismo,
e increíble».
íil hipnotismo o al espiritismo». Acaba de estudiar el caso, con todo el documental exis
Hoy ya nadie osaría atribuirlas al hipnotismo o al espiri
tente sobre la materia, el Padre Zoffoli, y le ha sido dado en
tismo, de sobra desautorizados en el terreno científico y en el
cabezar su estudio con el título de «Nada de histerismo».
histórico. Pero queda en pie la suposición de histerismo. Según él, los signos evidentes del histerismo dicen rela
Es bien sabido que para los psiquiatras racionalistas to ción al desequilibrio.
dos los fenómenos de la mística cristiana son producto del a) De las facultades cognoscitivas: sentidos internos, fan
histerismo. tasía, memoria, inteligencia, capacidad crítica...
Yo en la «Introducción» a Santa Gema Galgani cuidé de b) De los impulsos instintivos, de las emociones, de los sen
desvanecer tan arbitraria suposición. Comenzaba pregun tirnientos, ele la voluntad: esfera moral, mundo de la concien
tando: «¿Qué es, al cabo de tantos años como esta palabra cia en sus relaciones con la ley ética, exigencias de una santi
viene atronando nuestros oídos, el histerismo? Sencilla dad interior...
mente, una de tantas palabras hueras, utilizada como palia c) De la conducta externa: comportamiento, voz, gestos,
tivo de muchas ignorancias, pero cuyo verdadero sentido no escritura, reacciones imprevistas a estímulos externos.
se ha precisado todavía. Los neurólogos y psiquiatras no se Esto presupuesto, el esquema de nuestra argumentación
entienden al tratar de especificarlo. Lo único evidente sobre podría ser este:
la materia es que el histerismo consiste en un conjunto muy «Si Gema fuese una neuropática, deberíamos comprobar
complicado de trastornos cerebrales, nerviosos y psicológi en ella una falta de equilibrio en sus facultades psíquicas, de
cos, cuyas manifestaciones son por lo general extravagantes, fecto tanto más grave en el caso cuanto que sería grave la
ridículas y lastimosas, cuando no impúdicas o criminales. forma de neurosis de la que se supone afectada. Ahora bien,
»El retrato de un místico cristiano es rasgo por rasgo el corno quiera que la Santa nada deja de desear a este propó
reverso del que los especialistas nos hacen de los histéricos. Y sito, de tal suerte que supera a las personas normales, hasta
siendo así, ¿no será ya hora de que psiquiatras y neurólogos, obtener la simpatía y admiración de cuantos le rodean, sí
mirando siquiera por su decoro personal y crédito científico, guese que no debe ser tenida por verdadera y auténtica his
reformen sus diagnósticos, llamando a cada cosa por su nom térica».
bre y distinguiendo los achaques de la pobre naturaleza hu A continuación va demostrando la menor de ese verda
mana de las grandiosas maravillas de Dios?», dero silogismo, para llegar a la conclusión de que constituye
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CAPÍTULO XV
ÚLTIMA ENFERMEDAD !DE Gl]iMA\
(mayo de 1902-marzo de 1903)
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Adiós al Padre Germán antes, había hecho a la tía Cecilia, según ella mis(,lila declarat
« Vendrá un día en que me sacará de su casa».
La enfermedad seguía su curso; los síncopes eran fre A propósito de este para Gema tan doloroso incidente se
cuentes, no podía dejarse sola a la enferma y era preciso te recoge en los Procesos esta aleccionadora anécdota:
ner a mano el oxígeno para impedir que la asfixia acabase Era en los días en que se hablaba en easa Giannini cle,l
son aquella vida que se apagaba y la estola también a mano traslado de Gema por tísica. Monseñor Pablo Tei, que más
,!)ara darle la última absolución. tarde fue obispo de Pésaro, como maravillado de la rara sere
No pudiendo detenerme más, le dije un día: nidad con que Gema presenciaba aquellos preparativos, dí
-Gema, ¿cuánto tiempo durará esto? Quisiera mar jole:
sharme. -Pero ¿no adviertes que se trata de sacarte de esta casa
Y ella contestó: porque te creen tísica?
-Padre, puede marcharse cuando guste, por ahora no Y Gema, sin perder aquella deliciosa calma y equilibrio,
moriré. Esta enfermedad será la última, pero no llegó la hora. respondió, llena de conformidad:
Así me lo dijo el Señor. -Bien está, pero no estoy tísica.
Por última vez bendije a aquel ángel de la tierra, al que no Y replicó Monseñor Tei, con el propósito de ir perforando
había de ver más, y me retiré. hasta el fin aquella privilegiada serenidad:
Antes de partir de aquella casa indiqué la necesidad de -Pero Gema, tú, que no tienes ni cinco liras en el bolsi
que se atendiese a la seguridad de los niños y no se tentase a llo, ¿cómo te arreglarás si te echan a la calle?
Dios, aun cuando a ciencia cierta se desconocía cuál era la Y la santa doncella, iluminando su rostro con aquella tan
enfermedad de Gema. Los médicos, en su mayoría, diagnosti peculiar sonrisa suya, le dice:
caron enfermedad de tisis o tuberculosis; otros, por el contra -Pero, Padre, ¿no está también Dios en la calle? Y donde
rio, no descubriendo en el examen microscópico el bacilo co está Dios está todo.
rrespondiente, manifestaban que la dolencia tenía tanto de Toda el alma de Gema parece encerrada en esta feliz ex
nueva como de misteriosa. presión.
Por fin prevaleció la prudencia y consintieron en sepa
rarse, aunque no del todo.
Anécdota y llanto
Adiós a casa Giannini Aún otra anécdota con referencia a la prodigiosa sereni
dad de nuestra heroína en sus últimos días de vida.
Habiendo alquilado Elisa, la tía de Gema, un pequeño No comprendiendo la tía Cecilia en aquel momento todo
apartamento cercano a la misma casa Giannini, cuyas venta el mérito y el valor que suponía la ecuanimidad de su hija
nas daban frente a las de esta última, en la noche del 24 de adoptiva al adaptarse sin la más ligera observación de su
enero de 1903 fue trasladada la enferma a su nueva residen parte al nuevo hogar y a su nueva manera de vivir, no obs
cia, cumpliéndose así una profecía que la San ta, tres años tante hallarse enferma y en trance de muerte, y atribuyendo
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personas encargadas de su asistencia: «Esta bestia infernal «Jesús rnio, no puedo más»
concluye con nuestra Gema. Salgo de su lado llorando, por
gJ_l!le el perverso demonio acaba con ella y no podemos reme Los dolores e incomodidades propias de la en.fo,IñITI@i:3.ad
ill:iarlo. Golpes tremendos, figuras de animales feroces, de no inquietaban a la virtuosa joven. No demostré sentiF aiis
11000 echaba mano el bribón para acabar con la pobre en gusto, ni se apoderó de su semblante la tristeza, corno suele
foiñma. Nosotros la auxiliamos rociando su habitación con ocurrir en los enfermos; antes aparecía alegre y sonriente. Ja
ag11a bendita; pero, aunque cesa el ruido por algún tiempo, más dio muestras de asustarse en las diferentes crisis de su
W0.elve al poco rato con más violencia». Para verse libre de enfermedad; ni su pecho lanzó gemidos y suspiros que exha
lan los enfermos más valerosos sin poderlo remediar. No se
esto pidió los exorcismos con insistencia, y como no se creyó
dio el caso de pedir el menor alivio, ni que la moviesen o le
11>r.udente acceder a su petición, ella misma procuró hacerlos
vantasen de la cama, por incómoda que fuese su posición; la
y,, dirigiéndose al enemigo, en tono resuelto le decía: «Espíri
asistencia para ella siempre iba bien, aunque por olvido se la
tus malignos, marchaos al sitio para vosotros destinado. Si
dejase sola alguna vez por la noche, que es cuando más nece
no lo hacéis, sabed que os acuso delante de mi Dios». Des
sitaba de ayuda.
pués, dirigiéndose a la Santísima Virgen, se le oyó decir: Por la necesidad de dar a la amada enferma una asisten
«Madre mía, ruega a Jesús por mí, pues por la noche me en cia más completa se recurrió a las hermanas enfermeras lla
cuentro sola, llena de temores, entorpecidas las potencias y madas Barbantinas, las cuales, con su acostumbrada caridad,
sin poder moverme. ¡Viva Jesús!». tomaron con empeño el cuidado de nuestra enferma aten
«[Pobre mártir -me escribían-, pobre víctima del Señor! diéndola hasta el último momento. Véase lo que sobre la he
Siempre padeciendo. Parece que le torturan los huesos, el roica paciencia de la Santa dice una de ellas:
cuerpo padece todo él y desaparece sin poderlo remediar. «En todo el tiempo que estuve al cuidado de la bondadosa
Hace veinte días perdió la vista, y la voz se le apaga de tal ma Gema, durante su postrera enfermedad, no la oí quejarse una
nera que se le ve fatigarse para poder articular las palabras. sola vez. Solamente al principio oí que decía alguna que otra
Parece un esqueleto que por instantes se consume; da pena el vez "Jesús mío, no puedo más".
mirarla». »Habiéridole dicho yo que con la gracia de Dios todo se
De cuando en cuando acudía el benignísimo Jesús a tran alcanza, no volvió a repetir la expresión, y si alguno de los
quilizarla y darle ánimo, dejándose sentir de ella con clara y presentes decía enternecido: "Pobrecita, no puede más", in
confortante locución. mediatamente respondía: "Sí, aún puedo otro poquito". Esto
no obstante -continúa la hermana-, es tanto lo que yo vi su
«Hija mía, ¿por qué en vez de afligirte por las vejaciones
frir a Gema, que dudo se sufra más en el purgatorio». Del
de tu enemigo no pones toda tu confianza en mí? Humíllate
mismo modo se expresan cuantas personas se acercaron a su
bajo mi potente mano, y las tentaciones no te perjudicarán.
cabecera durante el curso de su enfermedad.
Resiste, no te dejes dominar, y si la tentación persiste, lucha
tú también, que la lucha te conducirá a la victoria».
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peso de inmensos dolores, atormentada, en las potencias éle alma daba a su inocente cuerpo para despedirse €le ~l; eLI t!Hila
su alma y en los sentidos corporales, por el infernal enemigo palabra, fue lo que en el salmo se Ilarna «sueño de 10s ~maa@s
~ sin consuelo de ninguna especie, elevó su ya apagada voz del Señor».
esta inocente criatura y dijo:
Ocurrió esta santa muerte una hora después del mediodía
-Y,a no puedo más. Te encomiendo, Jesús mío, esta po-
del Sábado Santo, que aquel año de 1903 correspondió al 11
0_. fe alma. de abril. Gema había conseguido del Señor el morir en una
gran solemnidad.
Muerta la santa joven, cuidáronse de su cadáver las Her=
,d!Jonswn111atun1. est»
manas asistentes, y por indicación de quien conocía a fondo el
deseo de su corazón de ser religiosa pasionista, fue vestida de
Era el consummaturn est, unido al in manus tuas del Sal
negro. Después le colocaron sobre su pecho la insignia de la
vador expirando en la cruz. Tales fueron las últimas palabras
Pasión, distintivo de aquel Instituto, una guirnalda de flores en
de Gema.
la cabeza, el rosario al cuello, las manos juntas sobre el pecho,
La víctima estaba ya enteramente dispuesta; solo faltaba
en la misma forma que acostumbraba tenerlas cuando oraba
que exhalase el último suspiro para que el sacrificio fuese
absorta en éxtasis. No se borró de su rostro la bondadosa son
perfecto. Pasó media hora más: Gema sentada en la cama,
apoyó la cabeza en el hombro de uno de los bienhechores. risa que apareció en sus labios al exhalar su último suspiro, y
Parecía dormida; los ojos de todos estaban fijos en aquel ros aquel cuerpo que inspiraba un no sé qué celestial, compuesto
tro angelical y hermoso, a pesar de los estragos causados por de aquel modo, parecía de persona viva que dormía tranquila
la enfermedad, cuando de repente apareció en sus labios una mente o que estaba en íntima comunicación con Dios. Los cir
dulce sonrisa, e inclinando suavemente su cabeza hacia un cunstantes no se cansaban de mirarla.
lado, cesó de vivir, como el Salvador en la cruz, según dice el
Evangelio: Et inclinato capite, tradidit spiritum. En tanto, su
hermosa alma recreada como lo tengo por cierto, por la visi Fama de Santa
ble presencia de su amado Jesús y de su Madre celestial, y
acompañada del Ángel Custodio, al que con tanta familiari Al anunciarse su muerte, muchos fueron los que se acer
dad trató en vida, de San Pablo de la Cruz, a quien llamó en caron al fúnebre lecho para orar. También comparecie~on los
socorro durante los últimos instantes, y de San Gabriel de la niños de la familia donde se había hospedado la difunta, que
Dolorosa, de quien siempre fue devotísima, cargada de pal parecían no querer apartarse de allí. El anciano sacerdote de
mas y coronas, volaba al Cielo. la casa, en otra parte nombrado, y que más que nadie vene
Nadie advirtió que hubiera muerto, puesto que, además raba a aquel ángel, no salió en todo el día de Pascua del apo
de no haber tenido agonía ninguna, no hizo contorsión ni es sento de la difunta, llorando y rezando, sin apartarse de allí
fuerzo para expirar, ni dio señal alguna de opresión que ma hasta que sacaron los benditos restos. Entre los muchos que
nifestase sofocamiento ni asfixia; por el contrario, el acto de allí estuvieron, fue uno de ellos el dignísimo sacerdote de
su muerte fue como un beso y nada más que aquella pura quien Gema se sirvió para hacer la última confesión general.
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Fue tal la reverencia que le infundió la difunta que cayó ae GEMA ([;A.{MfiNl/Nil
rodi1las en tierra exclamando: Hija de Enrique Galgani y A.urelia ffl:an'ili,
-Gema, a tus pies está un gran pecador. Ruega al Señor nació en Camigliano de Luca, el 12 de marzo de li'8:7i8.
¡D0r mí. De puras costumbres y singular piedad,
Seglares y eclesiásticos le tocaban con sus rosarios la fue admirable ejemplo de virtudes cristianas.
mente, para guardarlos como precioso recuerdo. El concurso Probada desde la infancia
rlle visitantes continuó todo el siguiente día, y unos cogían con graves infortunios domésticos,
fil0res de la corona, otros por devoción le tocaban las manos purificada con larga y dolorosa enfermedad,
~ les pies, otros pedían cabello, y hubo en esto último tal in sufrida con edificante resignación,
discreción, que si la Hermana asistente no hubiera puesto halló siempre su consuelo único
en la constante devoción a Jesús Sacramentado
coto a tantas peticiones, no le hubiera quedado ni uno en la
a quien deseaba ardientemente consagrarse,
aallieza.
vistiendo el hábito religioso
El día tocaba a su término y era preciso trasladar los mor
de las Hijas de San Pablo de la Cruz.
tales restos. La venerable Compañía de la Rosa hizo la pia
Madura para el Cielo,
dosa ceremonia con toda pompa; pero la gloria de llevar so
a él voló el Sábado Santo, 11 de abril de 1903.
bre sus hombros prenda tan estimada la reclamó para sí el
Vive con los ángeles,
mayor de los hijos de la familia donde Gema había sido hos
alma piadosa, y ruega por nosotros.
pedada, el cual era a la sazón estudiante de la Universidad,
con otro de la misma casa y dos compañeros más, vestidos El cadáver fue sepultado en una tumba privilegiada y a
con túnica amarilla. cielo abierto, poniéndose sobre el mármol la siguiente ins
cripción, que, traducida en lengua vulgar, dice así:
El sepulcro de Gema
t
GEMA CALCAN!
El bendito cuerpo de la virgencita de Luca, la que unos Virgen luquesa inocentisima,
años después sería llamada, con razón, «la Gran Santa del si que a los veinticinco años de edad,
glo xx», fue colocado en una caja de madera decente, pero sin consumida por las llamas del amor divino
pretensiones ni lujos, y en el interior se colocó un tubo de más que por la enfermedad,
cristal que contenía, escrita sobre pergamino, la inscripción el día 11 de abril de 1903,
que a continuación transcribimos. vigilia de la Pascua de Resurrección,
Este trabajo caligráfico fue redactado por el reverendo se voló al Cielo para unirse con su celestial Esposo.
ñor Roberto Andreucetti, Vicario de la vecina parroquia de la
Rosa, donde Gema acudía cada día para comulgar. He aquí DESCANSA EN PAZ
dicho texto, que es todo un poema. Alma hermosa en compañía de los ángeles.
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CAPÍTULO I
«SÍ, SERÉ SANTA»
Vocación a la santidad
1
E{I, 4.
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El Señor que para tan altas cosas la había creado vino en Almas como la de esta admirable sierva de Dios son las
su ayuda con providencia muy amorosa, conservándola casi que busca el Señor para depositar los tesoros de su munifi
de continuo clavada en la cruz con Jesucristo. cencia. Dejemos disputar a los teólogos sobre si todas las al
Hemos visto cómo la fue despojando de todo: padres, mas son o no llamadas a la contemplación, sobre si este don
bienestar, salud, cariños familiares, logro de la suprema aspi celestial se merece de una u otra manera y sobre si se dan
ración por ser religiosa y hasta de la necesaria libertad para santos que no hayan sido contemplativos. «El Señor se hace
salir a la calle. encontradizo con los que le buscan», leemos en el libro de la
Incapaz el mundo de apreciar los tesoros de virtud que Sabiduría. Los dones del Espíritu Santo actúan divinamente
oculta, la escarnece, burla, corre, desdeña, calumnia y trata en cuantos no los resisten, siendo su acción tan varia como
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con frecuencia imperceptible a nuestros sentidos y faculta Ángel Custodio. Acompañaban de ordinaríe a estas wsi0nes
des. locuciones en las que Jesucristo, María Santísima, los ánge
El Señor premió desde muy temprano la abnegación y les y los santos semejaban tener a gala conversan famhliarr
heroísmo de Gema concediéndole el don de la contempla mente con ella. Ni eran escasas las revelaciones acerca de si
eién, a cuyo favor adelantó tan rápidamente en virtud, que a tuaciones presentes o acontecimientos futuros, abundando
tla edad de los veinte años se nos muestra ya como santa es entre las primeras las referentes al estado de las almas de l0s
clarecida. pecadores, por los cuales se ofrecía al Señor como víctima.
Débese tener esto muy presente al tratar de las virtudes Finalmente, colmó Dios a Gema de dones y favores de or
~e nuestra santa joven. Permítasenos afirmar que una es la den afectivo. El amor divino la compenetraba y transfor
manera de practicar las virtudes de las almas con mayor o maba. No pudiendo resistir la debilidad de su cuerpo la vehe
menor fundamento clasificadas como ascetas, y otra muy su mencia de ese amor, se le encendía el rostro e inflamaban los
perior la de aquellas que resueltamente caminan por las vías ojos; le reventaba la sangre en el pecho, saliendo a borboto
místicas. El modo de obrar de las primeras tienen todavía nes por la boca; el corazón se le dilataba, llegando a doblar
mucho de humano, en tanto que las segundas, favorecidas violentamente las costillas.
con otra luz, abrasadas en otro fuego y dirigidas directa Dábale también el Señor la sensación de que le había ex
mente por el Espíritu Santo, se ejercitan en más altas virtu traído el corazón y de que la Santísima Virgen lo tenía en sus
des y llegan a conseguir mucha mayor perfección. manos.
Habremos de ver a Gema descollando en todas las virtu Para que nada le faltase a Gema en este orden de favores,
des, alcanzando en ellas maravillosa perfección, ejercitándo Jesucristo la llamó a participar de sus llagas adorables, ha
las con prontitud, alegría y en grado heroico. Todo ello será ciendo se dejasen ver en su cuerpo las heridas de los clavos,
consecuencia del plano en que se desenvuelve su vida. Ele de la lanza, de los azotes y de la corona de espinas.
vada a las cumbres de la contemplación, Dios exigirá de ella Con esto está suficientemente indicado que, si en el orden
santidad especial y, en correspondencia a los divinos desig de las virtudes apareció la virgen de Luca cual astro de pri
nios, no se dará punto de sosiego para alcanzarla. mera magnitud, en el orden de los carismas aparece tal vez
como la santa más extraordinaria de estos últimos tiempos.
Favores místicos
Misión victima!
En cuanto a gracias místicas, viose muy favorecida de
ellas en los tres órdenes, corpóreo, cognoscitivo y afectivo. Para terminar este boceto de la santidad de Gema, falta
Su cuerpo virginal despedía celestial fragancia; su rostro indicar que Dios la escogió para una alta y penosísima mi
aparecía habitualmente como transfigurado, no fue raro sión: para ser víctima, que, en unión con la augusta del Cal
verla aureolada de celestial claridad, semejando un serafín. vario, se ofreciese a la divina justicia por los delitos del
Las visiones del Cielo, sensibles, imaginarias e intelectuales, mundo. Solo teniendo esto muy presente se explica la vida
fueron frecuentísimas, llegando a ser casi habitual la de su crucificada de esta admirable sierva de Dios.
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3
Carta 49 a Monseñor Volpi.
4
Carta 14 al Padre Germán.
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CAPÍTULO II
SU PERFECTO DESPRENDIMIENTO
Negación imprescindible
1
Mt 6, 24.
2
Subida al Monte Cannelo, Lib. I, cap. IV.
177
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SAN'FA: @E'N'JIA @~Ifü,~I
Muerta a todo lo criado tan aficionadas se suelen mostear Ias jóvenes, aun a(!Jurnlilas
que sientan plaza de espirituales. Si a veees le !UegalaflDalil
Sobre este perfecto desprendimiento se asienta toda la estampas, libros u otros objetos piadosos, se desprendía de
santidad de la virgen de Luca. ellos en la primera ocasión, por cons ider'arlos innecesa
No vivió para el mundo, ni le importaron las cosas de la rios. Así que le era dado repetir: «No tengo nada: soy }i>@0re
:tierra más que si estuviera muerta. Nacida en la abundancia por amor a Jesús».
~ sriada en el regalo, cuando de repente se vio en la miseria,
n0 se turbó ni derramó una sola lágrima por ello, antes ben-
1\lecía al Señor que la colocaba en el camino de la humildad y Vestidos
el sufrimiento.
Viéndola en la pobreza, nadie hubiera conocido que un Este desprendimiento de todas las cosas la llevaba a no
filfa había vivido en la riqueza.
preocuparse mayormente de sus vestidos, ni examinar si es
Cuando sus directores le manifestaban que debía vivir taban en conformidad con las exigencias de la moda. Tal vez
muerta a todo y a sí misma, se felicitaba por tan gloriosa sea uno de los hechos que mejor muestran el desprendi
muerte. «Ahora, papá mío -escribía al Padre Germán-, va a miento de nuestra Santa, su aborrecimiento de todo vestido
saber una cosa: que yo, desde las cuatro de hoy, estoy muerta. que no fuese extremadamente modesto o que estuviera ya
Y ¿sabe por qué? Me quejaba ya de una cosa, ya de otra. muy usado. Regalole en cierta ocasión su hermano una pre
Monseñor me escuchó unos momentos, y luego la única obe ciosa sombrilla de seda; no la quiso usar ni siquiera una vez,
diencia que me ha impuesto ha sido esta: Tú debes vivir como dando por razón el que, si la llevaba, todo el mundo fijaría la
si estuvieras muerta. atención en ella, lo cual le repugnaba en extremo.
»A continuación, un poco enfadado, me ha explicado « Cuando la tía de Camayor -depone la Madre Gema- le
todo. No debo ni hablar, ni manifestar mis deseos, ni hacer enviaba camisas o medias nuevas, rogaba a tía Cecilia que
nada: estoy muerta, papá mío. Por último me ha dicho: Un nos las diese a nosotras, y que ella usaría camisas y medias
muerto no dice nunca: "quiero, quisiera, tendría gusto", sino viejas, aunque estuviesen remendadas».
que calla y deja hacer»". A veces querían hacerle en casa Giannini algunas prendas
A tan excelsa norma de perfección aparece conformada nuevas, a lo que siempre se opuso rotundamente, dando por
toda su vida. razón el que su traje estaba bueno, y que una pobre como ella
Cuando se trasladó a casa Giannini, solo llevó un baúl pe no necesitaba vestidos elegantes.
queño donde guardaba poca ropa blanca, un crucifijo, dos o El peinado estaba en relación con el vestido. Ya desde
tres libros de piedad, un rosario y una estatuita de la Dolo niña rehuía toda elegancia sobre el particular. Quería tener
rosa, recuerdo de su santa madre. el cabello modestamente recogido formando con todo él una
Nunca mostró afición a ese cúmulo de chucherías, como trenza que cayese sobre la espalda. A veces le solían hacer
lazos, cuadros, dijes, cadenillas y semejantes bagatelas a que observaciones, y alguna de sus tías le sugirió se echara parte
de él sobre la frente, según lo acostumbraban las jóvenes de
3
Carta 27.
su edad. A tales observaciones y consejos se contentó con
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nesponder: «A mí me gusta más como lo llevo». No conoeiá cuándo cinco, cuándo diez 0 más lirias ... @eJilila: las e,r,r,1pleafüa
otra forma de peinado hasta su muerte. inmediatamente en obras de caridad ... P@F lo <tlemás, m . en
saba en dinero, ni sabía de qué se fabricaba, ni poseía :t11il sén
timo, ni se lo pedía a nadie. Me lo podía haber pedido a mi
'Firiv0lidades con entera confianza, pero nunca lo hizo; estaba despnen
dida; para nada se ocupaba de las cosas materiales, ni pen
Superfluo parece ya decir que Gema no llevaba pendien saba jamás en sí misma, ni se cuidaba de hacerse siquiera un
tes, pulseras, anillos, cadenillas al cuello, imperdibles de lujo triste par de medias».
ru otro objeto de vanidad o adorno.
Enemiga nuestra Santa de toda ostentación y vanidad en
el vestir, aborrecía hasta el hablar de trajes y modas. Quien Severas lecciones
<mnsidere lo profundamente encarnada que está en las muje
nes la vanidad y lo poderosamente que las domina el afán por
El celestial Esposo de Gema cuidaba también de que esta
bien parecer entenderá fácilmente que para mostrarse Gema
su querida esposa viviese en absoluto desprendimiento, y si
tan por encima de las apreciaciones, preocupaciones y desve
alguna vez descubría en ella cualquiera imperfección, al
los de la casi totalidad de las de su sexo necesitaba poseer en
punto se la corregía, bien que en honor de la verdad hay que
muy alto grado la virtud del desprendimiento.
confesar que solo dos veces hubo de reprenderla por tal mo
tivo. La primera vez ya hemos dicho que fue cuando a la edad
de dieciséis años se puso al cuello una cadenita de oro con un
Intereses
crucifijo del mismo metal. El Ángel de la Guarda la reprendió
ásperamente, y fue en aquella ocasión cuando tomó la firme
Muerta para todos cuantos objetos pueden ser ídolos o
incentivos de vanidad, lo estaba por igual para el dinero. Ni resolución de no volver a llevar ni joyas, ni alhajas, ni objeto
lo poseía ni lo deseaba, y si alguna vez recibía alguna canti alguno que ni de lejos pudiese saber a vanidad.
dad, se desprendía al punto de ella. Enterada una piadosa se En otra ocasión le exigió Jesús se desprendiese de una re
ñora de la pobreza en que se encontraba la familia de la liquia de San Gabriel, regalo del Padre Germán. «Le había
sierva de Dios, entregó a Gema cierta cantidad para remediar regalado yo -dice el director de Gema- una preciosa reliquia,
sus necesidades. Apenas la recibió, y dadas cortésmente las un diente de San Gabriel. Lo apreciaba como un tesoro, lle
gracias, corrió a depositarlo en manos de su tía. La piadosa vándolo siempre consigo. Sucedió, pues, que platicando fa
señora no pudo por menos de admirar el desprendimiento de miliarmente con el Señor, según acostumbraba, le dijo con
la sierva de Dios y volviéndose a los presentes les dijo: «Está infantil candor: "Esto de vivir desprendida lo entiendo poco,
visto que Gema no hace caso de nada de este mundo, ni tam porque realmente nada tengo, así que yo no sé de qué voy a
poco del dinero». desprenderme".
«La tía de Ca.mayor -depone doña Cecilia- le enviaba de -Dime, hija -me contestó Jesús-, y a aquel diente, ¿no
cuando en cuando alguna ligera cantidad para sus gastillos, estás aficionada en demasía?
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-Bero, Jesús -le dije después de haber quedado un :rrr,10- Ya veremos cómo el Señor exigió a naestrra @ema la ¡;e
mento suspensa y exhalando un lamento-, eso es una reliquíá nuncia de su director, hasta en. el punto <de la rñuente.
13r.eeiosa.
-Hija-contestó Jesús, poniéndose serio-, te lo dice tu Je
sás, y bastas", El corazón en el Cielo
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SAN11A GEMA @AruGA!Nil
PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P.
aplausos mundanos, y el mundo, al fin, viene a hacerles justi y me soltase de todo lazo para volaír a Ét a ~l s0l0 y 1;>aiFa
siempre. Jesús, bromeándose, me preguntaba:
cia, rindiéndole el homenaje de su admiración y alabanzas.
-¿Adónde quieres volar?
:ffis verdad que de momento los desprecia y prescinde por lo
-A Ti, mi amado y dulcísimo Señor -le respondí.
común de ellos, pero ese es justamente el camino por donde
-Deja -me añadió Jesús- que Yo venga todavía un poco
ellos suben a la cumbre de la perfección. junto a ti, y cuando te haya libertado, vendrás tú a Mí»5•
Nuestra Gema despreciaba los bienes, placeres y alaban Por estas ligeras citas, y otras mil y mil a ellas semejantes
zas del mundo. El mundo le pagaba en la misma moneda. Su que podríamos aducir, se ve que nuestra santa joven vivía
m0tlestia angelical, la pobreza de sus vestidos, su larga per más en el Cielo que en la tierra. Allí estaba Jesús, que era
manencia en el templo, el modo de presentarse en público, todo su tesoro y, consiguientemente, su corazón y todos sus
l0s mismos dones sobrenaturales con que el Cielo la favore pensamientos.
cía, todo fue objeto de befas y escarnios. Hasta hubo quien, Su única felicidad en la tierra era contemplar los vislum
lievado del profundo desprecio que le inspiraba, llegó a escu bres y como reflejos de la eterna bienaventuranza con que el
pirla en el rostro. La sierva de Dios se mostró tan por encima Señor tan pródiga y espléndidamente la regalaba.
de los vituperios como de las alabanzas; su desprendimiento
del mundo era total; así que ninguna mella podía hacerle la
actitud en que con relación a su persona se colocase. Hasta de los favores del Cielo
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m
CAPÍTULO
SU MORTIFICACIÓN
«Ton16 su cruz»
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'j
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Crucifixión de la carne ternos». Su tía le hizo esta observacién: «Es <q,me eU0s e1<a!ll
santos». «Sí-replicó Gema-, pero nosotnes también las podes
«No os daré paz -decía a sus pasiones- hasta tanto no os mos hacer». Esos ejemplos eran justamente los que se J!Jrs0p0-
Mea muertas». Muertas aparecieron siempre a los ojos de nía imitar y los imitó efectivamente en cuanto se 10 pefil!Iliti@
cuantos con mayor atención la vigilaban. Tan mortificadas ron sus directores.
as tenía. Cuando el Padre Germán se encargó de su direecíón lo
Todos los miembros de la familia Galgani eran de tempe- primero que hizo fue arrebatarle un corselete armado de se
1:i amento sanguíneo, según asegura Guido, el mayor de los senta púas de hierro bien afiladas, una disciplina igualmente
fuer.manos; se pudo creer, y en esa creencia estuvieron mu de hierro con cinco azotes y una larga cuerda llena de nudos,
@ñ.0s, que Gema era una excepción; pero no era así, puesto en los que introducía puntas y clavos, atándosela fuertemente
g_ue de su natural era sensibilísima, la sangre le bullía en las a la cintura. Solo le permitió el buen Padre usar moderada
venas y su inclinación a la ira y a la independencia eran muy mente el cilicio hasta el mediodía y alguna que otra disciplina
marcadas. Si, por consiguiente, aparecía al exterior grave y aplicada también con moderación.
tiumilde, retirada y silenciosa, débese atribuir al señorío que Desarmada de esta suerte por la obediencia, su afán por
Tuabía adquirido sobre sí misma y a lo extraordinario de su mortificarse se revelaba, no obstante, en todos los momentos
virtud. y de mil formas distintas. Pedía y suplicaba con tanta insis
Muy bien ha podido escribir el Padre Germán: «trabajaba tencia se le autorizase, cuándo esta, cuándo aquella peniten
sin descanso, siendo su corazón como un altar donde desde cia, sabía insinuarse de tal suerte en el ánimo de sus directo
la mañana hasta la noche se ofrecían víctimas de mortifica res, que al fin alcanzaba no raras veces lo que pedía. Lo
ción». ordinario era, sin embargo, lo contrario, teniendo que con
tentarse con ofrecer a Jesús sus ardientes deseos. «Pobre de
mí -dice el Padre Germán- si hubiese secundado su fervor.
Aspiraciones Sin duda que hubiera arruinado su salud; pero yo, que sabía
hasta dónde llegaba su fervor, me guardaba bien de ceder a
Las profesoras del colegio aseguran que ya desde niña sus instancias. Conocía por añadidura las grandes penalida
era muy dada a la mortificación y que sabía aprovechar des interiores y exteriores a que Dios la tenía continuamente
diestramente todas las ocasiones para irse a la mano en sus sujeta, las cuales por sí solas eran más que suficientes para
gustos e inclinaciones. Poco sabemos de las austeridades a hacer de ella una mártir».
que se entregó en sus primeros años; solo consta que se pro
puso ser santa imitando los rigores de los más austeros pe
nitentes. Ingenios
Recuerda su tía Elisa que, leyendo en casa durante las ve
ladas de invierno las vidas de los santos al referirse a las es Ya que no se le autorizaba para entregarse a ciertas aus
pantosas penitencias a que se entregaban, dijo: «Mirad lo que teridades, procuraba aprovechar todas las ocasiones para
hacían los santos; es necesario que también nosotros les imi- mortificarse en otra forma. En los rigores del estío, si la invi-
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taban a salir al campo con toda la familia Giannini, lo reriu don Roberto Andreuccetí, «que siempre me na Mamad0 ¡;>0-
saba en cuanto podía, prefiriendo quedarse en Luca acompgs derosamente la atención y ni siquiera acierto a des€riowla».
ñando a doña Cecilia, que tampoco salía de ordinario. En el Algunos años antes de su muerte, en 19©0, llegó a t0maF
im.Mier,no no cuidaba de abrigarse, pudiendo observar alguna la resolución de no mirar el rostro de persona alguna: <lle este
¡v.ee; que para mayor mortificación no usaba medias. Estando mundo. Esta resolución la tomó con el siguiente motives es
eífilemma no buscaba ningún alivio, y cuando le preguntaban taba cierto día en el templo, cuando sin advertdrlo vino a figar
si ñecesitaba algo, respondía siempre negativamente. Aun en sus ojos en el vestido y aderezo de una niña que se le puso
SN última enfermedad, atormentada por muy alta calentura, delante. Al advertirlo concibió tan intenso dolor de la que 11e
m,i siquiera pidió un vaso de agua. putaba gravísima falta, que tomó esa heroica resolución. IDe
ILa obediencia debida a sus directores, a una con su com su voluntad jamás quebrantó tal propósito, y si alguna vez se
;¡;>lexión delicada, impidieron a nuestra santa joven reprodu lo obligaba la obediencia, miraba el menor tiempo posible,
ek en su cuerpo los rigores de los más célebres penitentes; bajando al punto los ojos como avergonzada. Para contem
pero no por eso deja de ofrecerse a nuestra admiración cual plar en el espejo de aquellos ojos recatadísimos la hermosura
acabado modelo de mortificación, Buscó en cada una de las de este ángel de la modestia, era necesario aprovecharse de
facultades de su alma y en cada uno de los sentidos de su sus éxtasis, en los que permanecía frecuentemente con los
ojos fijos en el Cielo, tal como aparece en los retratos que de
cuerpo materia para ofrecer sacrificios al Señor, encontrán
ella poseemos.
dola abundantísima y muy agradable a los divinos ojos. Se
Con esta severa disciplina sobre sus ojos ofrecía Gema al
aplicó a mortificarse en todo y por todo, no habiendo ins
Señor un sacrificio perenne, multiplicando sus actos de vir
tante del día en que no se negase alguna satisfacción o impu
tud hasta lo infinito durante todos los momentos del día.
siese algún sacrificio.
Mortificación de la gula
El sacrificio de los ojos
Tan dominado y mortificado como el sentido de la vista
Empezando por sus sentidos, nos encontramos con que tenía el del gusto. Las religiosas que de niña la veían comer
desde muy niña refrenó con especial cuidado los ojos. Ya en en el colegio aseguran que ya desde entonces era muy parca
en el alimento y que jamás aceptaba fuera de las comidas ca
tan tierna edad parecía como dueña de ellos, teniéndolos
ramelos, pastas y otras golosinas que le ofrecían. En el hogar
modestamente inclinados hacia el suelo, bien que sin afecta
doméstico, nos dice su tía Elisa que era lo propio, añadiendo
ción ni violencia. Como las cosas de la tierra ningún atrac
que se imponía especiales vigilias y que ayunaba siempre que
tivo ofrecían a su espíritu, no se cuidaba siquiera de mirar
no se lo impedía la obediencia debida al confesor o motivos
las. En las conversaciones no fijaba la mirada en las personas de salud. Nunca tuvo costumbre de merendar y fuera de las
con quienes hablaba, y si levantaba los ojos del suelo, era comidas se abstenía hasta de beber agua.
para elevarlos dulcemente hacia el Cielo; pero de manera tan A veces la obsequiaban los parientes o amistades con go
natural y exclusivamente suya, dice el venerable sacerdote losinas. Si buenamente podía, las rehusaba, y cuando no po-
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día por menos aceptaba el obsequio, pero para entregárselo es en el hecho de que en 1902 no recibió de-sede Penrecosrés
inmediatamente a su tía o hermanos. hasta fines de junio otro alimento que la sagrada c0J.ililuru0m.
Pero donde mejor se pudo observar su mortificación en el «Con todo -declara doña Cecilia-, durante ese pemodo estaba
somer fue en casa Giannini. Siendo muchos de familia y sen bien de salud y me decía que la sagrada comunión y un poco
tándose todos a la misma mesa, ya se comprende que sería de agua le bastaba». Lo que claramente nos revela que en tan
cl!iiücil que pudiese pasar siempre su mortificación inadver prolongado ayuno estaba sostenida por una virtud sobrena
t,i<ll.a. Y digo siempre, porque las más de las veces sí que pa tural es la manifestación de la misma Gema a doña Cecilia,
sab>a, gracias a ciertas estratagemas de que se valía. Una de según la cual, al finalizar el mes de junio le dijo Jesús:
ellas, que tardó bastante tiempo en descubrirse, era la si «Piensa, hija mía, que de aquí en adelante ya no te sostendré
guiente: encontró casualmente en la cocina un plato que te en esta forma».
nía un orificio en el fondo. Encargada por lo común de pre
parar la mesa, se reservaba cuidadosamente ese plato. Servía
la sopa, haciendo creer a todos que comía; mas en realidad, Sin gusto
nepasándose casi todo el caldo al plato que tenía debajo, se
quedaba medio en ayunas. Llevaba luego los platos a la co Con tanto cercenarse en la comida no quedaban todavía
cina, daba algunas vueltas y se volvía a sentar; mas era para satisfechas las ansias de padecer de la sierva de Dios. Se mor
simular que comía, pues ya apenas tomaba otra cosa. tificaba el gusto absteniéndose de muchos manjares, pero en
lo poco que comía encontraba la satisfacción consiguiente.
¿No sería duplicar el mérito de la abstinencia si aun en ese
Maravillosa abstinencia poco dejase de encontrar gusto? Sin duda que sí. Esto pensó
la sierva de Dios, y satisfecha de la ocurrencia acudió al direc
Causaba realmente maravilla que pudiese conservarse tor suplicando que la autorizase para pedir a Jesús la gracia
buena alimentándose con tanta parsimonia. «Con la cantidad de no experimentar sabor en los manjares. He aquí la ingenui
de alimento que tomaba -depone don Mateo- puede afir dad con que pide ese permiso: «Ahora, Padre mío, sepa que ha
marse que era imposible que pudiese vivir y sustentarse, ya mucho tiempo me inspira Dios, según parece, deseos de
siendo así que, por otra parte, se la veía lozana y como go pedirle una gracia. Yo haré lo que usted me mande, mas tam
zando de perfecta salud». Doña Cecilia, encargada particular bién verá usted cómo no se sigue ningún daño en concedér
mente de cuanto a Gema se refería, refiere a su vez lo si mela. Ya sé que usted me pondrá mil excusas para negármela,
guiente: «Comía poquísimo y frecuentemente era necesario como que estoy flacucha, que no es cosa necesaria... y así es
que se lo mandase por obediencia. A veces solía responder a en verdad, que para nada servimos. Oiga: ¿me concede que le
mis mandatos: pida a Jesús la gracia de no experimentar gusto alguno en las
-No se aproveche tanto de la palabra obediencia». comidas mientras viviere? Padre, esta gracia me es indispen
Y si esto causa extrañeza, no la causa menor el hecho de sable y confío en que Jesús le dirá que me conceda permiso de
que la sierva de Dios llegó a pasar dos o tres días sin probar implorada. Yo quedaré contenta con lo que usted me diga»1•
bocado, no experimentando a pesar de ello desfallecimiento
ni falta de fuerzas. Pero donde sube de punto la admiración 'Carta 112.
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«Gomo yo no contestase a esa carta-añade el Padre Germán=, El temor de faltar em el hablar le ae@IQ]Dafü6 teda su Yicla
@ema volvió a insistir una y otra vez, hasta que al fin, por ver siendo en este particular sumamente esorupulesa, l!lna vez
en qué terminaba tan extraña petición, accedí a ella. La senci que aflojó un poco en tan severos propósitos, pasó llorando a
lla y virtuosa joven conió a decírselo a Jesús, siendo inmedia los pies del crucifijo todo lo restante del día. Es el caso que en
tamente escuchada: desde aquel día perdió completamente el cierta ocasión vinieron a su casa dos muchachas amigas de
una de sus hermanas. Teniendo que acompañarlas, se vino a
sentido del gusto y en el resto de su vida no volvió a percibir
platicar «de cosas -dice ella- no malas, pero sí mundanas».
samor alguno en la comida y la bebida, ni más ni menos que si
Más bien las llamaríamos nosotros indiferentes. Terminada
ingiriese paja o bebiese agua».
la conversación, sintió tanto dolor que no pudo contener las
Mortificada en el gusto hasta este extremo, mortificaba lágrimas en todo lo restante del día. «[Oh Dios -exclamaba-,
con no menor empeño el olfato. Nunca aspiró perfume al y que yo haya tomado parte en tales conversaciones!». Esta
guno, ni empleó esencias olorosas, ni se la vio buscar regalo es la única vez, a lo que sabemos, que hubo de reprenderse
alguno en esta parte, ni aun de aquellos que se tienen por por faltas cometidas con la lengua. Y no se tendría que arre
más inocentes. pentir otras, pues todos cuantos la conocían afirman que ha
blaba muy poco y que todas sus conversaciones eran de Dios.
Lo ordinario era que, cuando se suscitaban en su presencia
Mortificación de la lengua conversaciones de mundo, permaneciese abstraída, como
quien tiene puesta toda su atención en otra cosa.
Dejando el tratar de la mortificación de su tacto para el
capítulo en que hablemos de su pureza, diremos ahora algo
de lo mortificadísima que aparecía en la lengua. Conociendo Desdén por los vanos entretenimientos de la tierra
desde niña lo difícil que es mortificar este pequeño miembro,
no desmandándose en el hablar, procuró siempre, en cuanto Y ya que hemos mentado la curiosidad, justo será que
le fue posible, guardar silencio. En el colegio tenían que invi consignemos lo reprimida que la tenía. Para ella carecía de
tarla las profesoras y alumnas a que hablara, y aun entonces encantos el mundo. Ni sus maravillas la atraían, ni sus he
chos memorables le merecían atención, ni sus hombres ilus
parecía que no supiese romper su silencio, preguntando con
tres la cautivaban. Puede afirmarse que pasó por el escenario
ingenuidad: «¿Qué quieren que hable?»,
del mundo fijos los ojos en el Cielo y sin volver una de sus
Ya llevamos dicho que en aquella primera edad los que miradas a la tierra.
conocían su espabilado ingenio atribuían un tal silencio a so Desde niña se había posesionado el Señor de todos sus
berbia y altanería, mientras que otros la tachaban de idiota. pensamientos y afectos, por lo que ya desde aquella primera
Las Hermanas del colegio, sin embargo, que observaban el edad desdeñaba los juegos y entretenimientos infantiles. San
conjunto de sus virtudes y admiraban lo irreprochable de su tos ha habido que de las mismas diversiones y entretenimien
conducta, bien entendían que semejante reserva en una niña, tos se servían para más y más unirse al Señor, y santos que
por lo demás vivaracha y listísima, solo podía ser efecto de por amor ele Dios se han privado de todas las diversiones.
sólida virtud. Entre estos últimos deberíamos catalogar a Santa Gema.
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/1\Hnque parezca un poco raro y no todos cuantos lean es La alegría del vivir
as páginas acierten a dar la debida interpretación al hecTu@,
es muy cierto que los juegos atraían muy poco a nuestra: No se tome, por consiguiente, la conducta c¡fo Nuesrt1!"a
$anta ya desde su vida de colegiala. Jugaba y se divertía con Gema como revelación de un alma adusta, sombría ~ erre
sus ,hermanitos en casa y con las niñas en el colegio, pero era miga de la alegría del vivir.
tialir s@lo por no llamar la atención y principalmente porque se Su rostro era vivo retrato de jovialidad; nadie logró jamás
10 mandaban. verla triste, ni siquiera en los momentos de las mayores prue
l!!Jna vez que por obedecer a su prima y hermana hubo de bas, y en sus labios se dibujaba una eterna sonrisa, pero tan
asistir a cierta diversión, sufrió indecible pena, como se de suave y celestial que todos cuantos le veían quedaban dulce
, use claramente de la siguiente carta escrita al director: «Pa mente prendados de ella. Si renunciaba a los inocentes place
~e: esta tarde, por obedecer a la tía y a la hermana, he tenido res que a nosotros nos proporcionan los sentidos, si huía <de
ijUe acompañarles a ciertas diversiones y juegos, etc. Yo no cuanto sabía a diversiones o espectáculos, era, sencillamente,
!iJ.lÜero asistir a esos sitios, ¿entiende? ... , no quiero asistir porque en cuanto esos espectáculos y entretenimientos tie
nunca más. Prefiero quedarme siempre con mi Jesús. Porque nen de halagadores a los sentidos, quería ofrecer a Dios un
mire: no solo estando allí, sino también en mi retiro, me asal sacrificio privándose de ellos y, en cuanto eran distractivos,
tan en tropel importunas imaginaciones. Mi Ángel debe de tendía a apartarla del celestial espectáculo de que gozaba en
el fondo de su alma.
haberse disgustado, pues no lo veo. ¿Ha entendido, Padre?
Téngase, por tanto, como muy cierto que la aversión y re
Yo no quiero asistir nunca más a esos sitios; usted piénselo.
traimiento que nuestra santa joven mostraba a cuanto cae
Esta tarde he obedecido, pero el corazón me reprendía áspe
bajo el dominio de los sentidos, nada dice en contra de su
ramente. Pídale usted a Jesús en la Misa cada día que me
carácter y sí mucho en favor de su extraordinaria santidad.
tenga encerrada en su Corazón, donde no vea a otro alguno,
ni sienta a otro alguno, ni piense más en otro alguno, ni fuera
de él ame más a otro alguno»2•
Cuando salió de la compañía de sus tías y hermanos para
vivir definitivamente en casa Giannini, no se sabe que vol
viera a asistir a tales diversiones y entretenimientos. « Una
vez -depone la Madre Gema- la quisimos llevar a un teatrito
de niñas, pero supo ingeniarse de tal manera que al fin logró
desentenderse de nuestra invitación».
A la verdad que teniendo tan dulces y regalados entrete
nimientos con Jesús, por necesidad le había de parecer insí
pido todo aquello en que los hombres encuentran solaz y
contento.
2
Carta 14.
196 197
CAPÍTULO N
SU PACIENCIA
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA GEMA ©AI.:GANil
Para todos ha sembrado de cruces el Señor el camino de Y ya que acabamos de referir su resignación. en la muerte
la vida, porque todos debemos asemejarnos a Jesucristo, de sus padres y hermano Ginés, dejemos aquí consignada la
nuestro capitán y cabeza; pero ha sembrado singularmente el que mostró en la muerte de su tía Elena y de sus hermanos
camino de los contemplativos y los santos, por cuanto siguen Antonio y Julia. Al comunicar a su director en una de sus car
de más cerca al Redentor crucificado. tas las dos primeras muertes, le dice escuetamente: «Padre
Por lo que respecta a Santa Gema, el dolor y el infortunio mío, la tía que usted conoció enfermó y ha muerto. Sepa que
se hicieron encontradizos con ella casi desde la cuna para no era muy buena; pero la encomiende a Jesús, por si tuviere
abandonarla un momento en todos los días de su vida. necesidad de sufragios. Ha muerto también Antoñito. ¡Pobre
Cuando apenas tiene siete años le arrebata la muerte a su hermano! Ha sufrido mucho; dígale a Jesús que use de mise
madre y, ¡cosa sorprendente!, nadie pudo observar en ella en ricordia con él».
tales momentos ni el llanto irreflexivo de los niños ni la falta Muy intenso era el cariño que tenía a su predilecta her
de resignación de los imperfectos. mana Julia, pero llegado el momento de ofrecer al Señor el
A la edad de catorce años nuevamente tiende sus alas so sacrificio de ella se olvida de su propio dolor para simple
bre el hogar el ángel de la muerte. El carísimo hermano Gi mente ocuparse de aceptar la cruz que le entrega el Señor.
nés, tras larga y penosa enfermedad, vuela también al eterno Véase el sublime laconismo con que comunica esta desgracia
descanso. Gema oculta a los ojos del mundo la desgarradura al director: «Padre, Julia ha muerto. Ruegue muchísimo por
de su corazón y adora reverente la mano que la priva del más ella. Jesús es fuerza y valor, y no ha dejado de comunicárme
querido de sus hermanos. los. ¡Viva Jesús!».
La perspectiva de la muerte de su padre era para ella el
anuncio de ruina espantosa e inevitable; con todo, nadie la
vio al ocurrir aquella catástrofe perder su habitual sereni Escenas tristes
dad. Cuando todos lloraban inconsolables, cuando los agen
tes de la autoridad se incautaban de cuanto había disponible Agréguese a estas desgracias el hecho de que no todos sa
en casa, cuando todos los horizontes aparecían horrible bían en el mismo hogar doméstico apreciar su virtud y dones
mente oscuros, en medio de aquella tremenda desolación y celestiales y que algunos de sus hermanos la molestaban no
angustia aparecía ella cual ángel consolador. Tenía palabras poco por semejante motivo. Una de sus hermanas, particular
de resignación para todos; afrontaba denodadamente las cir mente, de carácter inquieto y no poco inclinado a las vanida
cunstancias; tomaba las providencias oportunas y exhortaba des del mundo, ridiculizaba sus éxtasis, se burlaba de su pie
a todos a buscar en Dios el remedio de sus males. «Se aban dad, aprovechaba todas las ocasiones para humillarla y
donaba -depone un testigo- a la voluntad de Dios y siempre molestarla, llegando a profesarle verdadera antipatía.
tenía en los labios la palabra fiat. Tomaba todas las desgra Gema solo oponía a semejante proceder su invicta pa
cias como venidas de la mano del Señor y permanecía resig ciencia. Su tía E lisa cita el siguiente episodio: « Un día tuvo
nada a esa voluntad soberana». Gema que reprocharle el que se estuviera en la ventana y le
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aconsejó se retirara, diciéndole: "No quieren los hermanos ni Esto lo he sabido de labios de la: !Dr@¡;,ia: @er,ma.
está bien que nosotras estemos a la ventana". Ella se volvió -Es que tú no te habrás portado hiero. con tu emiña:cla -te
hacia Gema enfurecida y se puso a tirarle violentamente por dije.
los cabellos. Al rumor acudió mi hermana Elena, repro -Ya sabe usted, Madre Priora, cómo soy yo -me 00n
ehando a la irascible hermana la manera como maltrataba a testó-; no puedo ocuparme de otras cosas; tengo a Jesús y me
@ema. Esta, con toda calma y serenidad, exclamó: basta».
-No es nada, no es nada -y le suplicó que no lo dijera a Es de notar que Gema fue a la boda vestida eomo de cos
su hermano, que, de saberlo, sin duda hubiera castigado la tumbre y debió de darse por ofendida la vanidad de la despo
ofensa». sada. De todos modos, la paciencia y humildad de nuestra
Otra vez sucedió que uno de sus hermanos deseaba ir al santa joven brillaron una vez más al ofrecer al Señor el sacri
teatro. Como no tenía dinero a mano, se lo pidió a Gema; ficio de que se le cerrase el nuevo hogar de un hermano, a
esta procuró disuadirle de su intento. El muchacho se puso quien después de la muerte de don Enrique obedecía y amaba
de muy mal humor, a pesar de lo cual todavía se permitió como a padre.
@ema decirle: -¡Con qué gente te mezclas! A estas palabras, el
encolerizado hermano descargó un fuerte puñetazo contra el
En el crisol de las enfermedades
ojo de la sierva de Dios, dejando bien marcado su puño. «Por
la mañana siguiente -depone una religiosa-, habiendo venido Las enfermedades ofrecieron también a Gema ocasión
Gema a nuestro colegio, al verla en aquel estado, con el ojo propicia para revelar su invicta paciencia.
sanguinolento, le preguntamos qué le había pasado. Se con En la enfermedad del pie, de que hemos hablado, tardó
tentó con responder escuetamente: más de lo justo en manifestar a la familia los dolores que sen
-Me lo he merecido -y no añadió una sola palabra». tía. Durante ese tiempo sucedió cierto día en el colegio que
Al casarse su hermano Guido, ya farmacéutico de San Ju vino a caerle sobre el pie lesionado una pesada banqueta. No
Iián, se encontró con que la nueva hermana política la des se inmutó ni dio muestras de dolor, y cuando acudió una
echó de su casa el mismo día de la boda. «Invitada a esta Hermana presurosa a preguntarle si había sufrido daño, con
boda a una con sus hermanos -atestigua la Madre Priora de testó con una simple sonrisa. ¡Cuánto dominio sobre sí
las Servitas de Luca-, vacilaba sobre si debía ir y vino a acon misma no revela este hecho, particularmente si se tiene en
sejarse conmigo, diciéndome: cuenta que Gema no tenía por entonces sino catorce años!
-¿Qué le parece, Madre, debo ir? La enfermedad de que curó milagrosamente en 1899 era
-Y ¿qué vas a hacer? -le respondí-. Si no vas, segura- como para probar la virtud de un santo. Permaneció por es
mente que se habrá de comentar tu ausencia. pacio de más de un año clavada en el lecho, sufriendo dolores
Efectivamente fue; pero sucedió que su cuñada la recibió espasmódicos y sin poder siquiera menearse. Estoy crucifi
muy mal. cada, decía cuando tenían que moverla; pero, por lo demás,
-No vuelvas a esta casa -le dijo de buenas a primeras, «no solamente no dejó escapar una palabra de lamento -dice
suplicando a los presentes que no la volvieran a colocar de un testigo-. sino que todo el tiempo se la vio jovial, somiente
nuevo en su presencia, porque era una estúpida. y tranquila».
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Carta 119. 2
Carta 122.
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está que tales molestias ninguna mella hacían en el ánimo pero todo en vano. El claustro por e] que susp,iraTua n@ ~ füaThía
varonil de Gema, pero viene a demostrar todo esto su pmn de abrir sus puertas, y el descanso que nesesitaba n0 Io Jfüa~a
dencia en no querer salir de casa sin compañía. Hay que con de gozar en este mundo. Herido el corazón con tan cl\l.llta con
fesar que la compañía de una mujer, aun siendo tan respeta trariedad, los años que le restaban de vida fueron años de t0r
lMe señora como doña Cecilia, no siempre lograba contener a mento y desconsuelo; tanto que hasta, según paeece, el ver
tanto desalmado como pululaba por aquellas calles; pero ser frustrada esa única aspiración de su vida le arrebató veinti
MÍa de consuelo y protección a la pudorosa doncella. cinco años de existencia. Encontramos en los Procesos que a
En ocasiones la molestaban hasta en el mismo lugar sa más de una persona hizo la siguiente manifestación: «Me ha
grado. En una de ellas, en que además de doña Cecilia la dicho Jesús que si me encierran en un convento me concederá
ac0mpañaba la mayor de las hijas de los señores Giannini, al vivir hasta los cincuenta años y que, de lo contrario, mella
w.erse de tal suerte escarnecida, se volvió hacia ellas y les dijo: mará a los veinticinco». A los veinticinco, efectivamente, se la
«Pues bien; a despecho de todo el mundo, me quiero hacer llevó, consumida por las ardientes ansias de ser religiosa.
santa». A nada menos podía aspirar con tanta paciencia en A pesar del profundo dolor, sin embargo, que experimen
medio de semejante rechifla. taba por las constantes repulsas recibidas, nunca exhaló una
queja, ni contra las superioras que amontonaban dificultades
para no admitirla, ni contra los médicos que, pudiendo, se ne
Las puertas del Paraíso en la tierra, cerradas a cal y canto gaban a certificar su buena salud, ni contra los prelados que
sin atender explicaciones se cerraron en su negativa. Todo lo
soportó con invencible paciencia, y en cada repulsa, como al
También apareció admirable la paciencia de la sierva de
aceptar definitivamente morir fuera del claustro, no salió de
Dios en las repulsas que recibió de los distintos conventos a
sus labios sino el [iat de la resignación y el abandono.
cuyas puertas llamó pidiendo el hábito religioso.
Por cuanto llevamos dicho se entenderá que la vida de
Hemos dicho que desde muy temprana edad se manifestó
nuestra Gema estuvo toda ella sembrada de espinas. Nos
en Gema decidida vocación al estado religioso. Singular
falta, con todo, lo principal.
mente desde su milagrosa curación, le atraía el claustro con
irresistibles encantos. Y es que Jesús le daba a entender con
meridiana claridad que el mundo no era para ella ni ella para
el mundo. El supremo tormento
Privada de realizar sus deseos en las Salesas, solicitó in
gresar en otras órdenes religiosas; mas por unas u otras ra Los mayores tormentos de las almas contemplativas no
zones, en todas fue desechada. Hubo singularmente una son los que como tales se ofrecen a los demás mortales.
Congregación hacia la que sentía irresistible atracción y en Como quiera que en los contemplativos el desprendimiento
la que Jesús y San Gabriel le dieron esperanza cierta de que de todas las cosas de este mundo es muy perfecto, no les
sería admitida. Fue la Congregación de las Pasionistas. causa el mismo dolor que a nosotros sentirse heridos o verse
Llamó una y otra vez a sus puertas; movió cuantos resortes privados de ellas. Lo que a estas almas mayormente ator
humanos y divinos estuvieron a su alcance; lloró y suspiró, menta es considerarse abandonadas de Dios, verse entrega-
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saba con la mayor naturalidad a ocuparse en los humfldes un gracias asoma a mis labios para r,es}D©lilclieF a tanto Ga.liiÍil1Í.©...
quehaceres domésticos. Desearía, como se lo tengo dicho a ella, que me t:!\Wümañt ¡¡¡i@:u
Todo cuanto digno de aplauso había en su persona, o n0 criada, aun de los más pequeñitos de casa».
lo veía o, viéndolo en el todo de Dios, le parecía nada. Sobre Llevada la misma familia del tierno cariño que le ~rofe
atribuir a Dios todo cuanto era y hacía, nunca quedaba tan saba, quiso colocar su retrato entre los demás de la familia.
contenta como cuando nadie hacía caso de ella. Manifestado el designio a la sierva de Dios, opuso tenaz resís
Ante los purísimos esplendores de la luz divina empezaba tencia a dejarse retratar. Hizo falta se interpusiera el Padre
por verse manchada y cubierta de pecados. «[Si viese qué fea Germán con toda su autoridad para que se colocara ante la
es mi alma! -escribía al director-. Jesús me la ha hecho ver y cámara fotográfica. Merced a esa imposición poseemos el
me ha causado horror»:', verdadero retrato de Gema, al natural.
Con este concepto de la fealdad de su alma, sobre el que No paró aquí el intento de la familia Giannini. Al cabo de
vuelve innumerables veces en sus cartas, claro es que todos algún tiempo quiso tener no una simple fotografía de su hija
les pensamientos y sentimientos de Gema habrían de ser hu adoptiva, sino un hermoso cuadro pintado al óleo. Calcúlese
mildes; y lo eran en tanto grado, que sufría constante ver la confusión de la humildísima joven al verlo en casa. Obede
güenza ante aquellos que la rodeaban. ciendo al primer impulso, lo escondió para que nadie pudiera
verlo, necesitándose un severo mandato para que lo volviera
al lugar de donde lo había retirado.
Aunque el móvil de su determinación fue su profunda hu
Confusión elocuente
mildad, se confunde por ello, según puede verse en las cartas
125-127.
Como consecuencia de esa íntima persuasión sufría inde
cible tormento ante cualquiera muestra de aprecio o conside
ración que recibiera. En la familia Giannini ya todos estaban
aleccionados por el Padre Germán para guardar con ella el Hiriéndola en lo vivo
menor número posible de consideraciones, y para no mostrar
sino desdén e indiferencia ante sus virtudes excelsas y dones Fácil es ya imaginar lo mucho que molestaría a Gema que
celestiales. Todo cuanto fuera salirse de esta norma era ator hiciesen algún caudal de su virtud. No sufría ni el que se en
mentar a la humildísima Gema. «Yo no quisiera -escribe al comendasen a sus oraciones. A una carta de doña Cecilia
director- que se hiciera conmigo lo que se hace. ¡Si usted lo donde le suplicaba rogase por cierta señora, le contestó: «He
viera, Padre, hasta por la tarde me calientan la cama con el quedado como aturdida viendo que usted solicita mis oracio
braserito! ¿Son cosas estas que deben hacerse conmigo, nes en favor de N. N. Si usted no me conociera, tendría al
cuando solo merezco que se me trate como a las gallinas? Por guna excusa; pero ahora me conoce ya lo bastante ... y no digo
el contrario, en mí no busque sino desatenciones; ni siquiera más; un alma llena de defectos, que poco o nada se cuida de
amar a Jesús! ¿Qué podría obtener? Con todo, obedeceré»4•
3
Los mismos sentimientos en la carta 39, en la última al Padre Ignacio,
en la 4 a Serafina, en el éxtasis 38, etc. 4
Epistolario, pág. 305.
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SAN'fA GEMA G$GANil
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que escuchar tan sencillo elogio se retiraba apenas las ha:Tuía fue a contárselo a doña Cecilia. Esta <41:litló toda imp0rtailil.Gia
al hecho, indicando que tales humjllacíones las re0i0í-a la
colocado en sus manos.
No satisfecha su virtud con ocultar cuantas prendas naras sierva de Dios, de unos y otros, con uno u otro fin, ml!];y Ime
mles pudieran enaltecerla, aprovechaba y buscaba cuantas cuentemente.
eeasiones podía para humillarse. Los oficios más bajos de la Y es que realmente así quería ser de todos tratada. «Me
debe considerar como nada -decía a doña Cecilía-: como si
easa eran para ella los preferidos. Por más que en casa Gian
iFliNi ni la recibieron ni consideraron nunca como criada, ba no existiese o fuese aquel estropajo. Me ha dicho el confesor
m-ía la casa, fregaba los suelos, sacaba agua del pozo, ayu que debo ser tratada como las gallinas, y que no merezco otra
daba en la cocina y desempeñaba todos los demás oficios cosa. Cuanto hace conmigo imagine hacerlo con el polDre
más despreciable que encuentra en la calle; de lo contrario,
neservados a las criadas.
Jesús no se lo premiará».
A caza de humillaciones
Alegría en los desprecios
La hemos visto desde niña cargar con culpas ajenas. Lo
mismo en la casa paterna que en la de los señores Giannini se Todos estos hechos y testimonios nos revelan claramente
industriaba constantemente por que le atribuyeran cuantos que nuestra santa joven, sobre los grados de humildad de
trastornos y desórdenes ocurrían; y es lo raro que a veces se sentir bajamente de sí misma y desear que otros igualmente
presentaba como culpable en forma tan ingeniosa, que había lo sientan, alcanza aquel otro más alto de buscar el ser des
que conocerla muy a fondo para no dejarse engañar. preciada y tenida en poco. Si después de esto llega a felici
Sea que la molestaran en la calle muchachos desvergon tarse y alegrarse en los desprecios y humillaciones, tendre
zados, sea que en el hogar la ridiculizasen por sus fenómenos mos que su humildad alcanza el último grado de perfección.
sobrenaturales, ella se confesaba culpable de todo. «[Oué de ¡Vaya si lo alcanza!
veces -exclama- pongo a las gentes en ocasión para que mur Sirva de confirmación el hecho siguiente: hemos dicho
muren de mí!». que Gema sufría lo indecible cuando alguien se encomendaba
No pocas veces ocurría también que doña Cecilia u otras a sus oraciones. Subía de punto su pena si alguna persona
personas le dirigían palabras injuriosas para probarla: siem buscaba visitarla, atraída por la fama de sus virtudes. Esclava,
pre la encontraron inconmovible. Un religioso se puso en por otra parte, de la obediencia, algunas veces, muy raras,
cierta ocasión a insultarla con los denuestos y calificativos pues las órdenes que doña Cecilia tenía a este respecto del
más humillantes. «Tisicona -le decía- imbécil, ¿cuándo te Padre Germán eran severísimas, tuvo que recibir tales visitas
morirás y dejarás de ensuciar esta casa?». Gema escuchaba de homenaje. La humildísima joven discurría en tales casos
toda una letanía de improperios por este estilo, respondiendo cómo podría convertirlas en humillaciones. En el caso pre
sonriente a cada uno: «Tiene razón; dice bien». Alarmado el sen te, la ocurrencia fue oportunísima y el éxito, fulminante.
religioso que acompañaba al insultante de la actitud en que Era un respetable Prelado quien solicitaba visitarla. Doña Ce
se había colocado con respecto a Gema aquel su Hermano, cilia no tuvo valor para oponerse y fuese a llamar a la sierva
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Moradas cuartas, cap. II.
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Añadamos que los favores que nuestra Santa recibía del «El muladar de Gema»
Cielo, lejos de servirle de engreimiento, le servían admirable
mente de humillación. Ponía frente a tales favores el con El Padre Germán, que nada tenía tan puesto en el cora
cepto de su indignidad, por lo que solo contribuían a humi zón como conservarla en profunda humildad, en lugar de
llarla y confundirla. Entendía que tantas y tales misericordias manifestar sorpresa o admiración ante las comunicaciones y
del Señor exigían de ella correspondencia fidelísima, y al no favores del Cielo que le manifestaba su santa dirigida, fingía
descubrir en sí misma sino ingratitudes y pecados, suplicaba indiferencia o desdén, siendo lo más frecuente que termi
al Señor que le retirase esos favores para derramarlos sobre nase dirigiéndole alguna frase humillante o haciéndole algún
almas que mejor supieran agradecérselo y corresponder a desprecio. Una de esas frases recogió con singular compla
ellos. «Puedo asegurar -dice el Padre Germán- que la piadosa cencia la humildísima Gema, haciendo mucho gasto de ella
joven jamás me habló de viva voz o por escrito de las especia hasta en sus conversaciones con el Cielo. Es el caso que, para
les comunicaciones que recibía del Cielo sin terminar con al humillarla, le dijo en cierta ocasión el director: «Para mí es
gún acto de profundísima humildad». inexplicable el que no tenga reparo Jesús en ensuciarse las
Después de los muchos hechos ya referidos, sirva para de manos con ese muladar de Gema». Sonrió la angelical don
mostrarlo el siguiente: le colmó cierto día el Señor de consola cella, y llena de júbilo, por parecerle haber encontrado en las
ciones tan inefables que le parecía haber nacido a nueva vida. dichas palabras el epíteto que desde hacía mucho tiempo ve
Véase ahora cómo se desahoga después de haber referido esas nía buscando, lo retuvo en la memoria, y ya hablase, ya es
maravillas: «[Cuánto no debo maravillarme de la infinita mi cribiese, y aun cuando se encontraba arrebatada en éxtasis,
sericordia de Dios! Sí, sí, mi Jesús es verdaderamente el Jesús
11
de la bondad. De nuevo ha obrado el milagro de mi conver- Carta 65 al Padre Germán.
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CAPÍTULO VII
ífl0talmente desconocida SU OBEDIENCIA
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Cuando llegó a casa de los señores Giannini, su conducta No era solamente a doña Cecilia a quien obeeeda; 0:li,ecle
a este respecto era ya de alma perfecta. Conocía las excelen cía a todos los demás, no excluidos los criados.
eias de esta virtud como el más observante religioso; tenía su Su obediencia era ingenua y sencilila hasta 1110 más. ~i
jmiicio totalmente rendido a la voluntad de sus superiores: la indagaba razones, ni examinaba consecuencias, :ai se panaoa
sola palabra «obediencia» era sagrada en sus labios y en sus en dificultades, ni conocía dilaciones; solo se echaba de ver
@ídos. su santo afán por obedecer, importándole poco todo lo
Como quiera que en dicha casa la encargada de su cu i demás.
dado, por expresa voluntad de Monseñor Volpi y del Padre Así es como desde la mañana hasta la noche estaba ofre
Germán, era doña Cecilia Giannini, empezó la sierva de Dios ciendo al Señor el sacrificio de la propia voluntad.
JDOr hacerle la siguiente advertencia: «Tenga la bondad de no
preguntarme nunca si quiero esto o aquello. No me vuelva a
decir: te parece que salgamos; hagamos esta obra o la de más En manos de sus directores
allá, sino dígame simplemente: Gema, vamos, Gema, haz o
hagamos, sin pedir mi parecer o consejo». Más adelante ha Si obedecía con tanta puntualidad y gozo de espíritu a
bremos de ver hasta dónde llegó la obediencia de Gema a cuantos quisieran mandarle, bien se comprende que su obe
esta buena señora. Por ahora diremos que sus relaciones con diencia a los directores de su conciencia había de ser ejem
ella por espacio de cuatro años se encuentran reflejadas en plarísima. Lo fue en efecto, y a ella se debe que los directores
esa advertencia. Obedeció a doña Cecilia no raras veces a encontraran facilísima su dirección y el que no diera un solo
costa de gravísimos dolores; frecuentemente privándose por paso fuera del camino por donde el Señor la llamaba.
ella de la dulcísima comunicación con el Cielo, y a veces Monseñor Volpi y el Padre Germán descubrieron desde el
hasta con peligro de la vida. primer momento en su dirigida vivísimo deseo de llegar a la
más encumbrada perfección y juntamente decidida voluntad
Refiriéndonos ahora solamente a los dolores que hubo de
por que fueran ellos quienes le mostrasen el camino y la alen
padecer por obedecer, acaeció algunas veces que la sierva de
tasen en la subida.
Dios se alimentaba con tanta parquedad que semejaba que
La satisfacción que los directores de Gema encontraban
no se pudiera sostener con ello. Ignorando doña Cecilia el
en esta infantil docilidad la hallamos consignada en los Pro
motivo, y atribuyéndolo a mortificación, le mandaba comer
cesos. Monseñor Volpi depone: «Obraba siempre según los
por obediencia. Gema sabía perfectamente que la comida le consejos y mandatos que recibía de quien la dirigía en la pre
iba a causar grave daño; con todo, sin replicar una sola pala sencia del Señor, no habiendo tenido jamás que reprocharle
bra, poníase a comer. Las consecuencias no se dejaban espe el haber obrado por propia voluntad. Como era muy sencilla,
rar. Experimentaba al punto atrocísimos dolores, le devolvía nunca replicaba a lo que se le ordenaba o aconsejaba».
el estómago lo que acababa de comer, y en los esfuerzos y El Padre Germán depone a su vez: «Si con tanta facilidad
bascas consiguientes, llegaba a arrojar sangre por la boca. se avenía a la voluntad ajena en las cosas exteriores, fácil-
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El placer de obedecer
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~A».RES @BRMÁIN Y BASiili..IO, C. P.
<~iWete, Jesús»
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t1las las almas parecidas maravillas a las que admiramos en
Sél!Nta @ema, no es principalmente porque con voluntad ante CAPÍTULO VIIl
aedente tiene dispuesto que brillen en el firmamento de la SU PUREZA V]R:GINAL
ilrg lesia estsellas de distinta magnitud y claridad, sino porque
errsuentra en nuestra voluntad una resistencia a su acción
santifü«aaora que no encontró en esta su sierva. ¡ Cuesta tanto « Por la excelsa perfección de tu virginidad»
el cumplimiento de aquel divino precepto de negarnos a no
sotros mismos! ¡Es tan difícil encontrar almas que hayan re Para escribir debidamente el presente ca11>fbul0 sobre la
nuñciado en todo y por todo a su propia voluntad! pureza virginal de Santa Gema necesitaría que Ulil ángel mo
viera mi pluma y un serafín inspirara mi mente. Solo así me
sería dado tratar dignamente esta materia y hacer respirar a
mis lectores la celestial fragancia de la pureza de esta angeli
cal criatura, una de las más puras vírgenes que han embalsa
mado los deliciosos vergeles de-la Iglesia católica.
-Es por la excelsa perfección de tu virginidad -decía en
cierta ocasión a Gema su Ángel de la Guarda- por lo que Je
sús te concede tantas gracias1•
Extraordinarios fueron los favores que el Cielo derramó
sobre Gema, pero no menos extraordinaria fue su puneza.
A los limpios de corazón les está permitido ver a Dios.
La seráfica Gema Galgani vio a Dios, y esto parece decir
poco, pues la presencia de Dios fue para ella casi tan familiar
y continua como la de aquellas personas con quienes convi
vía; escuchó a Dios cual un amigo; atrajo todas las compla
cencias de Dios, que se dignó por Sí mismo instruirla y co
rregirla, consolarla y alentarla; mereció las caricias y regalos
de Dios, que quiso tenerla por familiar en las alegrías del Ta-
1
Carta 118 al Padre Germán.
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bor como en las agonías del Calvario, en las caricias del ce El pleno dominio del espíritu sobre la carne
' áculo como en las expansiones de Betania.
La vida de la virgen de Luca fue más del Cielo que de la No solo· no se observó en. ella palalsra, mrh¡aitla 0 m0vi
tierra, principalmente porque con su pureza robó el cora miento contrario a las reglas de la más severa m0desnia, .:p,eii0
zón del celestial Esposo de las almas, de quien está escrito ni siquiera acarició en su corazón afecto alguno des0Fillemad0
que se recrea y tiene colocadas sus delicias entre las azu ni empañó el purísimo cielo de su mente pensamiento Lima:rao
cenas. o menos casto. Fue Gema ángel de pureza y en s11 éspfnitt;
inundado en los esplendores de la divina claridad y abrasado
en llamas de amor divino no parece haber Influido la canne
más que si no tuviera cuerpo mortal.
Con los primeros albores de la infancia
Caso extraño parece el de Gema, pero si se tiene en cuenta
su perfecta consagración a la santidad desde la más tierna
Gema amó la pureza desde el primer alborear de su inte edad y que cuando fue tiempo de que asomara la sensualidad
ligencia, infundiéndole semejante amor aquella misma que le andaba ya por unas vías en las que se encuentran plenamente
enseñó a suspirar por el Cielo y a amar tiernamente a Jesús, dominadas las pasiones, se entenderá ser esto no solo posi
su piadosísima madre. ble, sino también consecuente.
Al encariñar doña Aurelia a su hija con la virtud de la pu
reza ofreció a su amor e imitación el ejemplo de la Reina de
las Vírgenes, María Santísima. Gema aspiró a ser pura como El voto de virginidad
María y esperó confiadamente conseguirlo por intercesión de
esa Madre Inmaculada. Enamorada en edad tan tierna la sierva de Dios de la pu
Entre las prácticas que doña Aurelia recomendó a Gema reza, quiso consagrarla al Señor con voto. Largos años hubo
para obtener del Señor la gracia de no mancillar la pureza de suspirar por emitirlo, consiguiéndolo al fin en 1897, a la
merece especial mención la de rezar todas las noches tres edad de diecinueve años. Este voto debió de ser temporal,
porque el de perpetua virginidad no lo hizo hasta la víspera
Avemarías con las manos bajo las rodillas en honor de la
de la Purísima del año siguiente, durante la gravísima enfer
Concepción Inmaculada de María. Adoptó desde pequeñita
medad de que hemos hablado.
esta práctica, y nunca la olvidó. Pocos días antes de morir,
cuando ya apenas podía sostenerse en pie, la sorprendieron
en esta actitud, y al preguntarle el motivo respondió que su
Pudor y recato
madre se lo había enseñado para conseguir del Señor, por
intercesión de María Inmaculada, la perfecta pureza.
Por más que en Gema aparecía como muerta la sensibili
Esta oración perseverante y devota proporcionó a la vir dad, puso el mayor empeño por evitar todo aquello que aun
gen de Luca la conservación y guarda de la pureza hasta el remotamente pudiera poner en peligro la pureza. Su modes
último instante de su vida. tia y recato fueron admirables.
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PAID R!ES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
iLo curaplió sin duda. En su seráfico corazón jamás G© 0- Caridad para con su familia ad@ptifl.a
©aJF@IoI su planta el rencor ni el desprecio, la envidia lili el
egeísnso. el resentimiento ni la antipatía. Amó con deldeio
sus pmhies y hermanos, parientes y bienhechores, amig0s ~
enemigos: a los niños y a los ancianos, a los pobres y a l0s
enfermos y singularmente a los pecadores.
El grado a que llegó en esta virtud veremos que fue hasta
la meta señalada por el divino Salvador, hasta ofrecer la vida
JDOr sus hermanos.
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l?~IDR!ES @ B RIM Á.'N Y BASIU@, C. P.
lf-/J.as,ta el hesoismo
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PMD~S @ER!'vtÁN Y BASILIO, C. P.
ilIDfeetiiValílilente, a los pocos días curó doña Justina repent,hia Sobre darles euanto en casa fualJah a mam.o, s cdesll!@jaba
melil.te del gravísimo mal del estómago, quedándole, en cam en su favor hasta de los vestidos, y al observarle <i}t!rn ~e ese
bio, uaa ligera enfermedad de los nervios. Del estórnago no modo acabaría por quedar desmida, nes_D0m.édía: «~ :mí me
~@b.d@ a smfair en adelante; en cambio, la enfermedad de 10s basta con un traje». En cierta ocasión le sornpsé su tía ~lisa
nelíWiios puso a prueba su virtud lo restante de su vida. un abrigo; al poco tiempo se desprendíó de él para dárselo a
Bt sanar de doña Justina fue el enfermar de Gema. Tua un pobre, diciendo que a ella le dama 10 mismo andar sin
misma dolencia, con los mismos síntomas e idénticos dolores abrigo.
em,p>ezarnn a atormentarla, reconociendo ella misma que Cuando llegaron a la familia Galgani los reveses de for
eran horribles. tuna de que hemos hablado, parece que Gema se encentra
N0 es esa la única vez que Gema pidió permiso a su direc ría en situación más bien de implorar la caridad que de ejer=
ter para ofrecer la vida por personas que se encontraban en cerla; con todo, aun en esas difíciles circunstancias supo
graves necesidades o heridas de muerte. Lo hizo, cuando me ingeniarse para atender a los indigentes. Cerca de su casa y
nos, otra vez por una amiga suya llamada Serafina, según en la misma calle vivía un pobre ancianito a quien de tiempo
puede leerse en la carta 13 al Padre Germán. atrás llevaba lo que buenamente podía apañar en casa. Ve
nida a menos la familia, aún encontraba modo de socorrer
al pobre anciano. Al verle su tía llevarle comida y considerar
Afanes por los niños que nada quedaba en casa para la siguiente refección, le
dijo un día:
Caritativa hasta el sacrificio en favor de aquellos que le -¡ Pero si a nosotros nos faltará para cenar esta misma
estaban especialmente unidos por los lazos de la sangre o noche!
particulares favores, se mostró por igual ejemplarísima en el -La Providencia nunca falta -respondió Gema con
amor a todos sus semejantes. Hacia los niños reveló siempre calma.
especial cariño y celo de apóstol. La reserva que en casa Cuando ya nada podía dar a los pobres se ofrecía para
Gíanníní guardaba con todos los miembros de la familia pa ayudarles en sus trabajos: les hacía un par de medias, les re
recía temperarse un tanto tratándose de los niños. Los aITe mendaba la ropa, les aseaba la casa y se constituía en su sir
glaba para ir al colegio, les ayudaba a preparar las lecciones, vienta. Con ello revelaba que, si los tesoros de donde sacaba
les enseñaba el catecismo, les daba saludables consejos y les cuando niña para hacer abundantes limosnas vinieron a me
reservaba las golosinas que recibía. nos, su caridad fue a más, creciendo sin cesar con el andar de
los años.
En casa de los señores Giannini encontró ocasión propi
Compasión hacia los pobres cia para ejercitar largamente su ardiente caridad. Hacíanse
en ella copiosas limosnas, pero desde que entró la sierva de
Capítulo especial merecería su caridad para con los po Dios se hacían todavía mayores. Cuidaba de recoger todas
bres. El amor hacia ellos lo hemos visto remontarse a los pri las sobras de la cocina, comedor, ropería y demás dependen
meros años de su infancia. cias para distribuirlas entre los pobres. Las limosnas ordina-
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Caridad invencible
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dearse de niños para adoctrinarlos y excitarlos al amor di Doña Cecilia se ponía a veces a: G:Oliltemp,1a~ estas eseenas
vino. a través de las celosías, pudiendo observar que @erina se en
Practicaba esto de modo muy especial con los niños de la contraba como en su centro. Se le encendía el r0str0, apare
familia de sus generosos bienhechores, instruyéndolos, edus cía su palabra fluida y abundante, sus movínrietrtas ttiern0s y
cándolos, encaminándolos por la senda del bien e infundién expresivos y su actitud la de un apóstol en el teatro cle su
doles muy tierna devoción a la Pasión de Jesucristo. apostolado.
Es una lástima que los datos registrados en los Procesos Parecido a este celo por los pobres era el que mostrcaoa
sobre el apostolado de Gema entre los niños sean tan escasos. por los enfermos de los hospitales. Después de derramar so
Por ello llegamos a entender que fue una abnegada catequista bre ellos los socorros de su caridad, derramaba los efectos de
y un apóstol de la infancia; pero nuestra piedad no queda to su compasión y las lecciones de su virtud. Les exhortaba a
talmente satisfecha y desearía saber mucho más sobre la llevar con paciencia sus dolores; les mostraba los tesoros en
forma, métodos, extensión y frutos de ese apostolado. cerrados en el padecer; los alentaba con la esperanza del
Cielo, y descendiendo a examinar sus particulares necesida
des si los veía ignorantes en la religión los instruía; si aleja
El alimento del alma dos de los Sacramentos, los preparaba para recibirlos; si tal
vez apartados de Dios y sumidos en la desesperación, se es
Al tratar de la caridad de la sierva de Dios para con los forzaba por abrir sus ojos a la luz y sus corazones a la espe
pobres hemos omitido de intento, reservándolo para este lu ranza. Sus encantadores modales y persuasiva elocuencia
gar, el hablar de su apostolado en favor de los mendigos. Sa vencían todas las resistencias, cosechando frutos de salva
bemos singularmente que, mientras vivió en casa de los Gian ción abundantes.
nini, al tiempo que depositaba la limosna en manos de los
indigentes depositaba en sus corazones la limosna más pre
ciosa de sus santas exhortaciones. Invitábalos a pasar al jar El Colegio de Jesús
dín, los hacía sentar y después de distribuir la limosna se sen
taba junto a ellos para ejercer su apostolado. Lo empezaba Una de las obras de celo a que se consagró también con
haciéndoles algunas sencillas preguntas: «¿Ha oído Misa esta todo ahínco nuestra Gema fue el llamado por el Padre Ger
mañana? ¿Cuánto tiempo hace que no se acerca a recibir los mán Colegio de Jesús.
santos Sacramentos? ¿Reza las oraciones al levantarse y «Había yo fundado -dice- en Roma y en otras varias ciu
acostarse? ¿Piensa con frecuencia en los tormentos que por dades y aldeas una piadosa asociación titulada Colegio de Je
nosotros ha padecido Jesucristo?». Con estas sencillas pre sús, compuesta de un grupo de almas generosas que sin os
guntas y con el cariño que les demostraba lograba fácilmente tentación exterior de cargos y oficios, sin secretario ni
insinuarse en su ánimo. Conseguido esto, poníase a platicar tesorero, se dedicaban a cultivar en sí mismas la vida inte
de Dios y de la virtud, esforzándose por inspirarles senti rior y bajo la dirección de un celoso sacerdote se ocupaba
mientos de fe, sincera piedad y resignación con las disposi cada una, según sus aptitudes, en preparar algunas cosillas
ciones amorosas de la Providencia. para el culto divino de las iglesias, especialmente del Santí-
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PAIDRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
7
Carta 8.
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Dechado de almas piadosas
1
Sum. Theol., II-II, q. 82, a. l.
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
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Pt\DRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
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PNIDR!ES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
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PAD RE S GERMÁN Y BASILIO, C. P.
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PAD RE S GERMÁN Y BASILI O, C. P.
de orar durante el sueño. «Como dormía muy poco -diee d por las mociones g_me F@cibía! del ilfilsJDffim!I Sa!lilt"@. ® ,1\"Gialma ~e
Padre Germán-y en breves alternativas, apenas intemungia preparar los puntos de Iil1ed'ita~ió111 segÚllill las Llil.snrn.theGi© es
su oración. Al despertarse volvía a enhilar sus consideracies que tenía de sus directores, pero entrada e,m. mate.roa segmiía'
nes y así proseguía hasta la madrugada. Alzábase del lecd:10 dócilmente los impulsos de lo alt@.
e.mal si toda la noche la hubiera pasado orando en la iglesia, y Tenía señalados de un día para ©tF© los JDl!lnt0s <de mefü,tiá
quien 1a observara al despertar la vería santiguarse devota ción, si es que no acostumbraba, come suelen To:aoe.rd0 aJlgl!l
mente con el crucifijo, que ni para dormir lo dejaba de las nas personas piadosas, señalárselos <desde el <il0rning0 para
manos, besarlo y sonreír con gracia celestial. Aludiendo a es todos los días de la semana. En la carta 16 al Padre @ernaáFl!
tos coloquios nocturnos con el Señor, se le oyó decir en uno le dice: «El tema de la meditación de hoy es este: con cuánt0
de sus éxtasis: «Mira, Jesús, también por la noche, aquellas amor me sacó Jesús de mis miserias. El de mañana: eon
horas, aquellas horas ... Duermo, sí, pero el corazón no cuánto dolor me redimió». Sobre el mismo tema le eseribe en.
duerme, sino que vela a todas horas en tu compañía» 1• la 44: «Hoy reanudo el hilo de mis meditaciones; ¿ql!lé iJ.e pa
rece? La de hoy versa sobre esto: Jesús, por no perderme a
A diferencia del trato con las criaturas, que no es raro lle
mí, ha querido perder la vida. Pero ¿qué he de hacer si ni si
gue a cansar y convertirse en enojoso, cuanto más trataba
quiera soy capaz de formar un pensamiento, el más sencillo?
Gema con el Señor más se aficionaba a su conversación y
compañía. · No desmayo por ello; Jesús ha de ayudarme, porque ha sido
el confesor el que me ha ordenado».
Estas realidades explican la afición de nuestra Gema por
De lo dicho cabe ya deducir que el asunto preferente y
la soledad. No nacía de misantropía o desengaños recibidos
casi exclusivo de las meditaciones de Gema era el amor di
del mundo, sino de que en su soledad gozaba de más dulce
vino, manifestado singularmente en la Pasión de Jesucristo.
compañía de la que pudiera ofrecerle el mundo con todos sus
De las llagas del Salvador sacaba la seráfica virgen luz para
atractivos.
sus dudas e incertidumbres, consuelo para su aflicciones,
Si hoy nos es dado contemplar en Gema Galgani uno de
bálsamo para sus heridas, fuego para su corazón, fortaleza
los más estupendos prodigios de la gracia, es debido a que
en sus trabajos y celo de apóstol para ofrecer a cada instante
fue alma de oración, santamente empeñada por imitar en
su vida por la salvación de las almas.
cuanto le fue posible sobre la tierra la vida de los bienaventu
Engolfada en tales meditaciones, las horas le parecían
rados en el Cielo.
instantes, según eran de regalados los favores que recibía, ne
cesitándose que la obediencia viniera a sacarle de la abstrac
ción en que durante ellas permanecía.
Temas de meditación y [orma de desarrollarlos
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PADR!ES GBRM W Y BASILI O, C. P.
2
Escritos varios, págs. 123-125.
3
Véase, por ejemplo, la carta 1 12 al Padre Germán y el éxtasis 3 1.
280 281
CAPÍTUL© III
SU DEVOCIÓN A LA PASIÓN DE JRSIQlERi]Si.F®
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Desde la cuna
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
'Pr1;ácticas piadosas rios favores que más adelante llía:ll>Fem0s file lie~rr tl'it:mem ím
timas relaciones con la Hora Santa.
Hablando de las devociones de nuestra santa joveju ~iJ'i Aquí solamente referimos el tiempo y fonmia: en ~ue wm.n
mos que tenía muy pocas en el sentido que comúnrnentñ se cipió a practicarla. Se remonta a la pFimaveFa: ele 18~!!>. y füe
suele dar a esta palabra. Ahora debemos añadir que las prin aquí cómo lo refiere el Padre Germán: «N1,ientras estal:Sa: en
cipales se ordenaban a honrar la Pasión del Redentor y TieNTI0- ferrna en el lecho -dice- le solía venir a visíear sui antigya
ducir en sí misma los dolores del Mártir del Gólgota. maestra la religiosa Zitisa Sor Julia Sestini, quien para ani
Las estampas que tenía en sus libros de devoción y en la marla en los dolores de la enfermedad le habló del mencio
capilla procuraba representasen distintos pasos y emblemas nado ejercicio, que se practica el jueves de cada semana por
de la Pasión, llegando a decir el Padre Germán, con frase no la noche en memoria del divino Redentor, que en tal día dio
muy feliz, que poco caso hacía de las otras imágenes del Sal principio a su dolorosísima Pasión. Gema se encariñó con
vador, procurándose tan solo aquellas que lo representaban esta devoción desde el instante en que la conoció, y a pesar
crucificado. de la debilidad de su cuerpo, que la obligaba a guardar cama,
La familia Giannini tenía en el comedor un piadoso cru quiso empezar a practicarla desde entonces. Pidió con insis
cifijo de cartón piedra. ¡Cuánto tendríamos que decir de la tencias el Manual que contenía ese piadoso ejercicio, encar
devoción de Gema a esta piadosa imagen! ¡Cuántos fenóme
gándose la buena maestra de proporcionárselo. Está com
nos sobrenaturales van vinculados en la vida de Gema a este
puesto por la fundadora del Instituto de Santa Zita y se titula
crucifijo! Por ahora solo diremos que no se cansaba de con
Una hora de oración con Jesús agonizante en Getsemani y con
templarlo, sintiendo al hacerlo que el Redentor se apoderaba
tiene piadosísimas meditaciones y oraciones»4•
de todas sus facultades hasta arrebatarle en éxtasis.
Era también muy devota del piadoso ejercicio del Vía Recibido que hubo Gema ese Manual creyó haber en
Crucis. Lo recorría casi todos los días en compañía de doña trado en posesión de un tesoro. Prometió desde aquel día al
Cecilia y con los más vivos sentimientos de compunción y Sagrado Corazón de Jesús que, si sanaba de su mortal enfer
ternura. medad, practicaría todos los jueves dicha Hora Santa. Con el
Desde que conoció a los Pasionistas y tuvo ocasión de tra permiso de su confesor, comenzó este piadoso ejercicio el
tarlos se aficionó a la coronilla de las Cinco Llagas, propia de Jueves Santo de aquel mismo año, deseando hacer confesión
nuestra Congregación. La llevaba siempre consigo y la rezaba general para mejor prepararse a practicarlo. Tan elevado era
casi todos los días en familia. Frecuentemente le acaecía no el concepto que de él se había formado, aun ignorando el fin
poder terminarla por quedar arrebatada en éxtasis. a que el Señor lo ordenaba. Escuchemos a la misma Gema
refiriendo este suceso: «Era la primera vez que lo hacía le
vantada, pues se lo había prometido al Corazón de Jesús ...
La Hora Santa
Púserne a hacer la Hora Santa, sintiéndome tan fuertemente
dolorida de mis pecados que pasé varios días de continuo
martirio. En medio, sin embargo, de este dolor infinito (nó-
Muy digna de especial mención es la devoción de Gema
al ejercicio llamado de la Hora Santa. Los más extraordina- 4
flora Sal/la, publicada por Editorial Litúrgica Española.
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PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
5
Autobiografía, págs. 32-34.
Devotísima, como acabamos de ver, nuestra santa joven
6
Epistolario, pág. 332. de la Pasión de Jesucristo, debía cumplirse en ella lo que
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Destino providencial
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Éxtasis 126. 2
lbíd.
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Ansias sublimes
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El momento dichoso
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referir algunos con las mismas palabras con que los ===na"'""' El mayor tormento
doña Cecilia en los Procesos: «La mañana del viernes ~ü~e-,
en que por primera vez fue sometida nuestra querida ®ema
al tormento de la flagelación, como yo la viese horriblerneñ e
llagada no le consentí que se levantase. Obedeció sin re~LieaF
la pobrecita, y recogiéndose interiormente púsose a haeer la
preparación para la comunión espiritual, que solía sen la
misma que hacía en la iglesia cuando comulgaba sacramen
talmente. Entró en éxtasis y en un momento dado la vi juntar
las manos, recobrar los sentidos, brillarle los ojos, ínflamár,
sele el rostro, como le sucedía siempre que tenía alguna V,i
sión extraordinaria. En el mismo instante sacó la lengua, vol
vió a retirarla y de nuevo se puso en éxtasis para hacer la vaya».
acostumbrada acción de gracias. El hecho se repitió el vier Llevada de tales anhelos por comulgar, no era raro que se
nes siguiente y puédese suponer que otras veces, pero yo no levantase del lecho marcando el termómetro cuarenta grados
fui testigo de ellas». de fiebre. El Señor venía en auxilio de sus ansias no permi
A veces hacía Jesús que su fiel sierva al deglutir la sagrada tiendo que le sucediese por tal motivo contratiempo alguno.
forma experimentase gusto celestial que se comunicaba a sus Una vez, sin duda que por probar su virtud, Monseñor
sentidos. «Ayer -escribe al director-, día de la Purificación, Volpi le negó la comunión. ¡Terrible prueba! En la lucha en
después de comulgar sentí la boca llena de sangre. ¡Qué tre la obediencia y sus ansias abrasadas triunfó fácilmente la
buena y sabrosa era! Comprimí fuertemente el estómago primera, pero ¡con cuán fiera desgarradura del corazón! «Pa
para que pasase toda ella al corazón. ¡Padre, si experimen dre -escribía al director-, hoy a las cinco fui a confesarme y
tase cuán agradable es consumir a Jesús! Lo experimenté yo el confesor me prohibió que comulgase. Padre mío, la pluma
(por primera vez) en el mes de octubre, desde el viernes al no quiere escribir, la mano me tiembla, no puedo menos de
mediodía hasta el viernes siguiente (durante ocho días conti llorar-", «En efecto -añade el Padre Germán-, estas palabras
nuados); después me pasó. Lo mismo me ha sucedido esta de la carta, que tengo a la vista para copiarlas, aparecen tra
mañana; pero me consume y a cada instante me siento morir. zadas con mano convulsa».
Jesús acaba conmigo; pero ¡si viera qué bien me encuentro!
La veremos en su última enfermedad arrastrándose mate
¿Ha probado usted alguna vez esta gracia de sentirse consu
rialmente para llegar a la iglesia a comulgar, y no dejar tan
mir? ¡Qué dulce es! El fuego de esta mañana llegaba hasta la
santa práctica sino pocos días antes de su muerte.
garganta. ¡Viva Jesús! Créame, Padre, si Jesús continúa ha
ciéndoseme sentir como hasta ahora, no voy a vivir sino algu Bendita alma para quien ningún atractivo tenía el mundo
nos meses y ¿quién sabe?»4• con todos sus encantos y placeres, pero que, en cambio, no
podía vivir un solo día, ni siquiera un instante, sin Jesús.
5
4
Carta 42 al Padre Germán y 41 a Monseñor Volpi, Carta 67.
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Devociones inseparables
1
Ca 2, 20.
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«Mi fiesta»
Misterio inexplicable
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CAPÍTWLCD VII
VIDA MARIAN A
Dulces atractivos
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, 1
mas:».
Cuán cumplidamente le alcanzase esta gracia la Santí
sima Virgen lo prueba la sed insaciable de padecer que
Gonstituye uno de los fenómenos más sorprendentes de su
vida.
Los días más solemnes y las fiestas principales de María
eran aprovechados por esta aventajadísima discípula de la es
cuela del Calvario para suplicar a María nuevas cruces y más
terribles dolores. «Esta mañana -escribía al director- es la
fiesta de mi Mamá. Yo amo mucho a esta Mamá, y si por ven canzó numerosísimas y portentosas conversiones.
tura no la amo bastante, a Ella toca concederme un corazón
más inflamado y luego la gracia de llevarme pronto con mi
Jesús al Paraíso. Yo amo a Jesús y a mi Mamá; los busco Filial correspondencia
siempre y deseo no perder ocasión de agradarles ... Para ma
ñana quiero una gracia de mi Mamá: deseo una cruz, una Digamos solamente, para terminar, que acogida Gema
cruz muy grande; esto se lo pido como regalo, pero que sea desde su más tierna infancia bajo el manto de singularísima
una cruz muy grande, para con ella seguir a mi crucificado protección de María y colmada por esta tierna Madre de los
Jesús»6• más señalados favores, correspondió a tanta fineza amando a
su celestial protectora con ardores de serafín.
Todo contribuía a encender en ella ese amor. El día que
Poderosa intercesora tuvo la dicha de ser acompañada por María en la comunión
escribía a su director: «¡Qué bella es la Cornuriiórihecha con
También acudía ante el trono de María cuando deseaba la Mamá del Paraíso! Ayer, ocho de mayo, la hice, Padre.
conseguir del Cielo favores para otros. Era muy frecuente Nunca había comulgado con la Mamá. ¿Y sabe cuáles eran
oírla nombrar en los éxtasis a determinadas personas, singu los impulsos de mi corazón en aquellos momentos? Estas so
larmente pecadores, suplicando gracia para ellas. «Cuida, las palabras: ¡Mamá, mi Mamá ... , cuánto gozo en llamarte mi
Madre mía, de aquella señora que tanto quieres». «Muchas Mamá! Ya lo ves, mi corazón salta de alegría con tu recuerdo,
son las personas que he de recomendarte. [Ojalá hiciera Jesús lo mismo que al recuerdo de mi Jesús.
que todos me conociesen por lo que soy, pues entonces ya Ella, en cambio, me respondía:
6
Carta 20. 7
Véanse, por ejemplo, los éxtasis 16 y 46.
320 321
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
de gloria»8•
Las fiestas de María la inundaban en gozo celestial, cons
mtuyendo nuevos avances en la devoción a la Reina del Ciel0.
Singularmente el mes de mayo la sacaba como fuera de sí. :ruo
celebró desde niña con singular devoción. Con el adelantar
de los años fue creciendo y perfeccionándose su piedad y en asunto sin sentir como traspasado el corazón. A:tesbigMan t0-
tusiasmo por el mes llamado por antonomasia de María. Ma dos los de su familia que cuando se ponían en casa a rezar la
cia el fin de su vida ya no podía pensar ni hablar de él sin que Corona de los Dolores era lo ordinario que al segundo o ter
se la viera como transfigurada. «Ya estamos en el mes de cer dolor quedase ya en éxtasis.
mayo -escribe-. El mes de mayo es para mí el más lindo de Complaciéndose sobremanera la Madre Dolorosa en la
todos los meses que tiene el año; es para mí el mes de las gra tierna compasión de esta amadísima hija a sus dolores, se le
cias. Este año espero de la Mamá dos gracias. Primeramente aparecía con frecuencia, generalmente todos los sábados. Se
deseo (es pedir mucho, ¿verdad?) ... deseo de mi Mamá una ría vano empeño tratar de referir lo que en tales apariciones y
clara y cierta señal o garantía de que salvaré mi alma; y es como efecto de ellas pasaba en el corazón de Gema, conten
que a todas horas temo mucho por ella, Padre mío. En se tándonos con remitirle al Libro de los Éxtasis, por ejemplo, a
gundo lugar, deseo, si es gusto suyo, que me conceda ... 9• Le los números 16, 19 y 23.
pido con mucha instancia estos favores, y es tanta la fuerza Si la vida de la virgen de Luca fue una vida crucificada, lo
que le hago, que no dudo de conseguirlos. ¡Pobre Mamá, fue en compañía de la Madre Dolorosa. «Cuando vayáis al
cuánto me quierel»!". Calvario -decía San Pablo de la Cruz-, no podréis por menos
de encontrar a María al pie de la cruz».
Siempre la encontró Gema Galgani. Con María se compa
Los dolores de la Madre deció de los dolores de Jesús, copiándolos cruentamente en
su cuerpo; con María recogió la sangre que brota de las llagas
Hablando de la devoción de nuestra san la joven a la San de Jesús, aplicándola por todas las necesidades del mundo;
tísima Virgen y habida cuenta que la devoción a la Pasión de con María lloró el abandono en que los hombres dejan al Sal
8
vador; con María ofreció al mundo ejemplos de las más excel
Carta 61.
9
«Entonces entendí -dice el Padre Germán- cuál fuese la segunda gra sas virtudes y enriqueció su alma de inmensos merecimien
cia que la joven solicitaba de su Mamá; mas ahora que vuelvo a Lomar en mi tos para el Cielo.
manos la presente carta no me viene a la memoria para poderlo decir con
certeza al lector».
1
° Carta 59.
322 323
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SAN1i'A GEMA @AI!G~
M©fles recibiera.
Su última carta la escribe Gema delirando y en los tenñi
Tules desamparos del Gólgota. Parece que trató de dirigir esta
sarta al director, pero dominando en su mente el pensa
miento de María, a Ella termina por dirigirla. «Mamá mía tianos!
-empieza-, mi débil existencia sigue aún batallando con la
vida ... , pero estoy contenta. Entre el temor y la esperanza, me
abandono por completo en las manos de Dios. ¡Oh Madre
mía, ruega siempre a Jesús por mí! Yo deseo haber conten
tado a Jesús en todo ... , pero ¿no podría muy bien ser que me
hubiera engañado? Querida Madre, me encuentro muy mala;
Tú lo sabes. Mi vida se va escurriendo, se va consumiendo
cada día. ¿Y el espíritu? ¡Oh Dios mío, me siento en él ator
mentada! Pero Jesús me hace volver hacia su Madre para
buscar consuelo.
-Hija mía -me dice-, encomiéndate a Ella todos los días;
la hice linda, graciosa, amable, dulce, para que así me atra
jera las almas, ganándolas para la salud eterna. La hice be
nigna, mansa, pacífica, con el fin de que a todas las admita,
sin despreciarme ninguna.
Madre: tengo muchas promesas que renovar a Jesús,
pero Jesús está escondido ... En mi postrer instante pronun
ciaré el Nunc dimittis... Perdóneme -se dirige al director- si
la llamo Mamá, porque me viene siempre y como instintiva
mente a los labios ese nombre. ¡Oh mi Mamá! ¡Viva Cristo!
¡Viva María!» 11•
11
Carta 131.
324 325
CUARTA PARTE
ÉXTASIS, VISIONES Y APARICIONES
CAP ÍTULO I
ÉXTASIS
332 333
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
334 335
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANTA ©EMA ©M,@WNii
dolores que se le mostraban. Aceptaba al punto semejante in mente los coloquios que profema: @erna en. [0s é:x;tasis. Se en
➔
vitación y era de verla entonces bebiendo a grandes tragos el cargaron de esta labor doña «:eciHa y la señoñíta Eufemia,
terrible cáliz de los tormentos que sufrió Jesucristo. hoy Madre Gema Magdalena.
Cuando sus directores le permitían recibir las llagas del En el espacio de tres años llegaron: a transorobiF 1.50 elle es
Salvador, veíanse aparecer al punto en sus manos, pies y cos tos coloquios, que reducidos a 141 los poseemos ya: ordenados
tado las de la crucifixión, en todo su cuerpo las de la flagela cronológicamente por la Postulación de los Pasionistas y pulfü
eión y en su cabeza las de la corona de espinas. cados en nuestra lengua por Editorial Litúrgica, de Bar.celona,
Con solo mirar a Gema en tales éxtasis se venía en cono bajo el título El Libro de los Éxtasis de Santa Gema.
cimiento del martirio interior que sufría. Su rostro palidecía, Nos ocuparemos de ellos al hablar de los escritos de
cerrábanse sus ojos, tornábase anhelante la respiración, tem Gema. Ahora solo diremos que la elevación y precisión teoló
l)jlaba y se estremecía todo su cuerpo y caía pesadamente so gica, a una con los nobilísimos sentimientos que en ellos pal
bre el lecho o respaldo del sofá. pitan, son prueba concluyente de que la virgen de Luca go
Los éxtasis de la noche del jueves y la tarde del viernes zaba en sus éxtasis de muy íntima comunicación con Dios, ya
eran siempre dolorosos. También solían serlo los que tenía que su inteligencia aparece bañada en los esplendores de la
en las arideces y desamparos celestiales; cuando aparecién luz divina y su corazón abrasado en incendios de serafín.
dose el Ángel de la Guarda, San Gabriel de la Dolorosa y a Hablaba la bienaventurada joven unas veces con voz ape
veces la misma Virgen Santísima no alcanzaban a consolarla, nas perceptible y otras en tono familiar, con intervalos más o
porque sus ansias solo se apagaban con la visión y consuelos menos largos, en los cuales escuchaba al celestial personaje
de Jesucristo. con quien dialogaba, y reflejando en toda su persona los efec
Cuanto era sobrehumano el júbilo que experimentaba en tos que expresaban sus palabras de fuego.
los éxtasis gozosos, otro tanto era el quebranto que demos Al tratar los doctores místicos de los éxtasis hacen par
traba experimentar en sus éxtasis dolorosos. ticular mención de los raptos y arrobamientos, que vienen a
ser los mismos éxtasis acompañados de cierta vehemencia.
La lengua expedita
Levitación
Lo que sí llamaba la atención en los éxtasis de Gema es que
Leemos de muchos santos que durante estos arrobamien
durante ellos conservaba expedita la lengua, manifestando sin
darse cuenta los varios sentimientos que embargaban su alma. tos, perdida la pesantez del cuerpo, se elevaban en el aire,
Aquí es donde se abre un abismo entre los éxtasis de Gema permaneciendo en semejante posición a veces largas horas.
y los registrados por la patología, haciéndolos totalmente in Los éxtasis de Gema, atendida la suavidad y casi diría na
confundibles La inteligencia de Gema aparecía elevada en sus turalidad con que entraba, permanecía y salía de ellos, no
éxtasis a las excelsitudes de lo divino, en tanto que la de los pueden llamarse en general raptos ni arrobamientos, y, por
neuróticos aparece rebajada hasta la idiotez y la locura. consiguiente, no se daba en ellos el fenómeno de la levitación
Tuvo el Padre Germán la felicísíma y muy sagaz ocurren a que nos hemos referido. Algunas veces, sin embargo, fue
cia de suplicar a la familia Giannini tomase taquigráfica- ron verdaderos raptos y arrobamientos acompañados de levi-
336 3J7
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P.
tación, «si bien -añade el Padre Germán- fue pocas veces 00-
servada por personas extrañas. Con el pretexto de aten.cfür a
ias faenas domésticas -prosigue-, entraba y salía muchas ve
ces del comedor, de cuya pared pendía un gran crucifijo, ~
que profesaba singular devoción. Cuando estaba sola se celo
@aóa de pie o arrodillada ante la devota imagen, fíjande en
ella sus ardientes miradas. Al sentir se le encendía el corazón
con los profundos pensamientos que aquella imagen le inspi
uaba, y temiendo quedar en éxtasis, imprimía un ósculo al pie
cle la cruz y salía presurosa. A veces, sin embargo, le ocurría
que atraída por su devoción no lo hacía con la suficiente cele
ridad; antes bien, vencida del deseo de besar el costado de
!f esús y mientras discurría el modo de conseguirlo le sobreve
nía el rapto, elevándose del suelo para abrazarse con el Señor
crucificado.
No puedo asegurar las veces que esto sucedió, por no ha
berme atrevido a preguntárselo a ella misma».
Con esto se confirma que apenas registra un fenómeno la Término de los éxtasis
teología mística del que no hubiese participado esta santa
virgen en sus breves años de peregrinación sobre la tierra. Digamos ahora, para cerrar este capítulo, algunas pala
bras sobre la manera de terminar los éxtasis de Gema.
Así como durante los mismos no aparecía en ella la rigi
dez cadavérica de la generalidad de los estáticos, así tampoco
"Tengo sed de tu sangre»
salía cual ellos, paulatinamente y como quien recobra los
sentidos después de un desvanecimiento.
Todavía me resta mucho que narrar. En una de estas
amorosas visitas al devoto crucifijo, por el mes de septiembre 5 El crucifijo ante el cual ocurrieron los raptos y el singular y tierno
de 1901, según me lo refirió ella misma por obediencia, mien abrazo que aquí refiere el Padre Germán, se conserva todavía en aquella
tras preparaba la mesa, y como tenía tiempo sobrado para misma habitación, en la casa Giannini (Vía del Seminario, número 16). Son
innumerables los devotos que acuden a visitarlo, entre los cuales no faltan
ello, no hacía sino dar vueltas como una mariposa alrededor ilustres personajes del clero secular y regular y hasta eminentísimos purpu
de Jesús. Cuanto más, lo miraba más le oprimía el corazón rados. Este devotísimo crucifijo, de tamaño algo menor que el natural, está
con sus palpitaciones. Hubiera deseado lanzarse hacia Él esculpido en cartón piedra siendo de notar que la pátina del tiempo, más
bien que deteriorarlo lo torna cada vez más devoto y expresivo.
para abrazarlo y hasta intentó varias veces hacerlo. Al fin ex Arden continuamente a sus lados dos lámparas, y a veces también dos
haló un grito diciendo: velas sobre el pavimento, para perenne testimonio de la piedad de aquella
-Jesús, ayúdame, que tengo sed de tu sangre. familia que se juzga feliz en poseer tan gran tesoro, y de los visitantes que
manifiestan vivos deseos de que aquellas luces ardan a su devoción.
338
339
PADRES GERMÁN Y BASILIO, C. P. SANífA <l;EM~ GAlJG~
Tan pronto como le retiraba el Señor la divina claridañ 0 se pudo comprobar una y cien veces en los éxtasis de la MÍF
celestial visión productora del éxtasis, o se lo ordenaba la gen de Luca.
obediencia, cesaban casi instantáneamente todos los fenéme El que alguna vez no obedeciera la sierva de ID.íos a tales
nos estáticos. Aquellos ojos, que tal vez habían brillado como mandatos solo prueba, como dice el Padre Germán, que «d
soles, perdían su celestial claridad; aquel rostro, antes trans Espíritu Santo no está obligado a obedecer a los hombres» y
figurado por el fuego del amor divino, recobraba su color ha también que no siempre fueron prudentes los mandatos que
bitual; aquellos sentidos enajenados volvían a su natural ejer en tal sentido se dieron a nuestra Santa.
cicio; aquel corazón cuyos latidos no habían podido conteñer
manos robustas, funcionaba con perfecta regularidad; aque
llas pulsaciones que habían pasado de cien por minuto se re Recuerdo de lo contemplado en los éxtasis
ducían de repente casi a la mitad.
Al volver en sí la sierva de Dios se encontraba siempre Otra señal para distinguir los éxtasis patológicos de los
pronta a proseguir sus ocupaciones y trabajos. Quien la hu sobrenaturales es el recuerdo que conserva el extático de lo
biera encontrado saliendo de la iglesia, barriendo la casa, pensado, sentido o hablado durante ellos. Mientras en los pa
preparando la mesa o redactando una carta, imposible lle tológicos no le queda al paciente recuerdo alguno, porque
gara a sospechar que aquella joven acababa de salir del más realmente nada ha discurrido ni sentido a derechas, en los
alto estado a que pueda ser elevada una criatura sobre la sobrenaturales perdura tan vivo el recuerdo que no bastan
tierra. los meses y los años para borrarlo. «Por desmemoriada que
sea la persona -díce el Padre Arintero, O. P.-, repetirá fiel
mente al cabo de muchos años, y sin alterar un ápice, todas
Obediencia en los éxtasis las locuciones y visiones divinas que haya tenido»6•
De que Gema recordase fielmente las impresiones recibi
Acabamos de afirmar que los éxtasis de Gema termina das y palabras escuchadas es buena prueba la cuenta que de
ban o por sustracción de la luz divina o por un mandato de ellas daba a sus directores. «Tales y tales cosas me ha dicho
sus superiores. Esta es otra prueba de que provenían de Jesús -les participaba-: tal o cual persona (a la que nunca
Dios. Tráigase a la memoria cuanto sobre este particular de había visto) está llena de mala voluntad; para tal tiempo se
jamos referido al ocupamos de la obediencia de la sierva de convertirá el pecador que me ha encomendado». Los sucesos
Dios. Siempre que Monseñor Vol pi, el Padre Germán o doña venían a confirmar que efectivamente Jesús había hablado,
Cecilia juzgaban conveniente o necesario que terminara el que el juicio de Gema era verdadero y que la luz profética
éxtasis, no tenían que hacer más que ordenarlo. había ilustrado su mente.
Y sube de punto la admiración si se tiene en cuenta que Tenemos una prueba no menos concluyente en el hecho
no hacía falta que tales órdenes fueran verbales; bastaba con siguiente: durante los éxtasis transcribían doña Cecilia y la
que fuesen mentales. ¿Cuándo se ha visto en los éxtasis clíni señorita Eufemia todo cuanto Gema iba hablando. Es de ad-
cos que cesen por un acto de voluntad de una persona ex
traña? Pues lo que nunca se ha visto ni se verá en las clínicas 6
Evotncion Mtstica, part, II, cap. VII, § l.
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quiera-'.
Algo menos expuestas a engaño están las visiones imagi
narias: y en cuanto a las intelectuales, puede afirmarse que
no cabe engaño.
Algunos teólogos han exagerado un tanto los peligros que
encierran las visiones. El esclarecido Padre Arintero afirma Candorosa persuasión
ijUe «son medios importantísimos para la perfección propia,
les cuales nunca se deben menospreciar o desechar, por más Como de tantos otros favores selestdales, esraba ínt,ima:
que a veces convenga mirarlos con cierto recelo y siempre mente persuadida la candorosa joven de que estos eran GO
con todo desprendimientos". Ya anteriormente había recono munes a todas las almas que tratan de virtud.
cido Santa Teresa que «deben ser grandísima ayuda para te Conversando un sábado de cosas espirituales con el Bler
ner las virtudes en más subida perfección»:'. mano Fabián, pasionista, que a su paso por Luca se fi0spe
La tarea del director en este punto será estudiar los efec
daba en casa de los señores Giannini, le manifestó que aquel
tos de las visiones; por ellos entenderá si proceden de Dios o
día se le había mostrado la Santísima Virgen toda dolorosa, y
de loca fantasía.
a continuación le hizo esta candorosa pregunta:
Hemos querido adelantar estas breves nociones para me
-Usted, ¿cómo la ha visto?
jor inteligencia de cuanto vamos a decir sobre las visiones de
Particularmente vivía en la creencia de que todos cuan
Gema.
tos la rodeaban contemplaban junto a sí al Ángel de su
Guarda.
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PAD RE S GERM ÁN Y BASILIO, C. P.
Sabias precauciones
347
346
PADRE S GERM ÁN Y BASILIO , C. P. SANTA GEM~ GAll.GAITT
¡Cuán bien se echa de ver en semejante conducta que le diri Visiones y apariciones en particulan
gía el Espíritu Santo!
En una carta donde refiere al director una aparición de la Descendiendo ahora a tratar en concreto de las visiones y
Santísima Virgen le dice juntamente: «Créame, Padre; ciertas apariciones con que nuestra Gema fue fa:v011e(úda, füuem0s
sosas las detesto; no quisiera las consolaciones de Jesús; de que empiezan a la edad de los catorce años, que con el anclar
grado renuncio a todas ellas. Jesús ha sido varón de los dolo del tiempo se hacen más frecuentes, hasta <que al llegar a: la
nes. y yo quiero ser la hija del dolor»9• edad de veinte años pueden decirse casi continuas.
También suplicaba con infantil sencillez a Jesucristo le Son principalmente del Ángel de la Guarda, al que contem
netirase todos estos favores y regalos. pla habitualmente cabe sí; de San Gabriel de la Dolorosa:, ql!.le
Esta admirable renuncia no quitaba que Gema buscase la la visita con mucha frecuencia; de Jesucristo, a quien ve du
presencia y conversación de Jesús cuando las juzgaba necesa rante los éxtasis en muy distintas formas y en la sagrada Hos
rías o provechosas para su alma; principalmente en las peno tia; de María Santísima, en cuya compañía se asocia todos los
sábados a los tormentos de Jesucristo; algunas veces de su
sísimas noches del sentido y del espíritu de que hemos ha
muy amable Padre San Pablo de la Cruz, al que se reconoce
blado, en sus abrasadas ansias de padecer con Jesús y en los
deudora de señalados favores; frecuentemente de las benditas
temores de ser vencida del demonio. «Es verdad -escribe al
ánimas del Purgatorio, que se encomiendan a sus oraciones;
director- que busco a Jesús, pero le busco para que me no raras veces de los pecadores, cuya conversión traía entre
ayude en el cumplimiento de sus quereres». «Como Jesús esté manos; muy a menudo de los demonios, que por permisión
conmigo, yo estoy dispuesta a todo» 10• divina acudían bajo formas sensibles a combatir su virtud. No
Cuando la atormentaban las ansias de padecer buscaba la leemos que tuviese apariciones de almas condenadas.
presencia de Jesús para hacerlo en su compañía. «Ven, Jesús Si hubiéramos de referir todas las visiones y apariciones
-exclamaba en uno de sus éxtasis-. ¿Es que ya no te recuer que encontramos registradas en la Biografia'? del Padre Ger
das que estoy ansiosa de padecer contigo? ... Sí, Jesús, quiero mán, en el Epistolario, en el Libro de los Éxtasis13 y en los Pro
sufrir, pero sufrir contigo ... Cuando te plazca, cuando quie cesos, necesitaríamos un grueso volumen.
ras, Jesús. Yo no ceso de amarte, mas de hecho desearía, Je Para abreviar cuanto nos sea posible procuraremos sinteti
sús, que no me dejaras sola ... Contigo quiero sufrir. Pero zar, refiriendo más bien que casos particulares, hechos genera
¡sola, Jesús!»11• les, por donde se entienda la íntima comunicación en que vivía
Una cosa débese advertir aquí y es que, como dejamos nuestra Santa con el Cielo.
dicho al hablar del desprendimiento de Gema, su corazón es
taba completamente despegado de estos celestiales favores;
por encima de todos sus deseos o repugnancias estaba para Apariciones de Jesucristo
ella la voluntad divina. «Príveme de todo Jesús, con tal que
no me pr'íve de su amor», escribía al director. En cuanto a las visiones y apariciones de Jesucristo, las
más frecuentes eran las de Jesús paciente. No suspirando esta
9
Véase, por ejemplo, en la carta 6 al Padre Germán.
° Carta
1
118. 12
Éxtasis 41.
11
Carta 123. 13
Publicados por Editorial Litúrgica Española.
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Leemos en las vidas de algunos santos que Jesús y María reció la divina Madre y le dijo:
les dispensaban las más tiernas caricias, llegando hasta abra -Hija, cuando vaya al Cielo esta mañana llevaré conmigo
zarlos, reclinarlos sobre su pecho, cubrirlos de besos, etc. tu corazón.
También nuestra Gema recibió tan tiernas caricias. Acaba « En el mismo instante -escribe Gema- me pareció que se
mos de referir algunas del Niño Jesús. Muchas podríamos re me acercaba... me lo arrancó, lo tomó en sus manos y me dijo:
ferir de la Santísima Virgen. Escuchemos cómo refiere una -Nada temas, sé buena, que siempre tendré yo allá
de ellas: «¿Quién habría imaginado que mi querida Mamá arriba tu corazón conmigo, siempre estará en mis manos.
iba a venir a visitarme? ... Me sentí recogida interiormente y Me bendijo de prisa y según marchaba todavía pronunció
sucedió lo de siempre: que se me fue la cabeza. Me hallé con estas, palabras:
mi Mamá Dolorosa. ¡Qué felicidad en esos momentos! ¡Qué -A mí me has entregado el corazón, pero Jesús quiere
dulce es entonces proferir el nombre de "madre"! ¡Qué satis- todavía otra cosa.
17
16
Carta 88. Diario, pág. 102.
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18
Diario, pág. 84.
354 355
El capítulo de la Biografía del Padre ©ermán, cff0n~e mata
de la familiaridad de Gema con su Ángel de la Guarda, clesat0
singularmente las burlas de la impiedad y las críüicas aeena=
das de una prudencia muy del agrado del rñundtr, Efecto Me
ello, hubo de suprimir el buen Padre en sucesivas eai@i0nes
algunos episodios edificantes, pero que chocaban demasiado
con el medio ambiente del siglo.
Yo creo que de escribir en nuestros días pana nada hu
biera tenido en cuenta las carcajadas de la impiedad y los se
sudos reparos de la prudencia mundana.
Los esplendores de la fe son cada día más fü,:illantes, y en
estos tiempos del agnosticismo y el fenomenismo, lo sobre
natural de las vidas de los santos tiene pleno derecho a figu
rar en el orden de los fenómenos comprobados e irrebatibles.
Sabemos, por las enseñanzas de la Iglesia, que cada cual
tenemos un Ángel encargado de nuestra custodia. La pre
sencia de este celestial espíritu, atestiguada por la Revela
ción, siéntela cada uno según la viveza de su fe. Las almas
de fe dormida o muerta apenas se dan cuenta de tal compa
ñía, ni sienten su influencia; las almas, por el contrario, que
viven muy intensamente la vida sobrenatural lo contemplan
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Persuasión. candorosa
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Maestro celestial
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üensor inflexible
-Y ¿por qué me quieres tanto?
Las ligeras negligencias de Gema en el divino servicio (ya -Porque me enseñas la humildad -Fesp0néálía: @mna- ~
que faltas voluntarias nunca tuvo que reprocharle) encontra porque conservas la paz interior en mi corazcf>n12•
ban siempre un censor inflexible y riguroso en su Ángel de la
Guarda. En tales casos se ausentaba más de lo acostumbrado,
mostrábale ceño severo, le negaba la palabra o le dirigía seve Servicios cariñosos
ros reproches, llegando algunas veces hasta imponerle diver
sos castigos, lo cual no solamente hacía el suyo, sino aun el Esta paz interior era simplemente uno de los innumera
del Padre Germán"; bles favores que Gema recibía de su Ángel de la Guar.a.a. En
No se vaya, sin embargo, a creer que todas las correccio cargado de la custodia y servicio de tan santa criatura y en
nes del Ángel fuesen ásperas y rigurosas. Lo ordinario era contrando en ella un alma más celestial que terrena, se
que aun cuando tenía que amonestarle o reprocharle alguna complacía en servirla no ya simplemente en las cosas concer
leve negligencia, lo hiciera con palabras dulces y amorosas. nientes a su alma, sino también en toda suerte de meneste
Véase un ejemplo: «Mientras hacía las oraciones de la tarde res.
-refiere en el Diario- se me ha acercado el Ángel y dándome ¿ Quién no ha leído, en la vida de los santos, episodios cu
un golpecito en la espalda me ha dicho: riosísimos acerca de los servicios que el Ángel de la Guarda
-¿Cómo, Gema, tanta pereza para la oración? les prestaba? A San Raimundo de Peñafort le despertaba para
-No -he respondido-, no es pereza; es que hace dos días la oración; a la Beata Francisca de las Cinco Llagas, en oca
estoy algo malucha. sión de tener una mano enferma, le partía el pan en la mesa;
-Aplícate a cumplir con tu deber -ha añadido él- y verás a Santa Rosa de Lima le servía de recadero para cuanto de
cómo Jesús te quiere más y más cada día. seaba ordenarle, y encontrándose enferma le preparó en al
Le supliqué que fuese a pedir permiso a Jesús para pasar guna ocasión una suculenta taza de chocolate; a la Beata
la noche en mi compañía. Desapareció al punto y, obtenido el Crescencia de Has le encendía el fuego y cuidaba de las ollas
deseado permiso, volvió de nuevo»!'. para que pudiera permanecer más tiempo en adoración ante
el Santísimo, y a la misma Beata, en ocasión de encontrarse
9
Pueden leerse a este respecto las cartas 46 y 54 al director. enferma y no poderse mover en el lecho, la volvía a una y otra
10
Véase la carta 119 al mismo, y el Diario en las págs. 59, 97-98, 104.
11
Pág. 76. 12
Carta 114 al Padre Germán.
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Hay otras cartas que se las entrega al Ángel para que las
lleve, pero que no se las lleva. «Su Ángel -escribe al Director
no_ quiere recoger las cartas; tengo preparadas dos, pero las
deja donde las coloco; ¿es que usted no quiere recibir'las» " _
En otra ocasión tenía que escribir al Padre Germán, y re
dactada la carta, se la entregó al Ángel. El Ángel no la llevó en
varios días. Como el Director no recibiera la carta esperada,
se adelantó a escribir a Gema propinándole una buena re
prensión por su tardanza en escribirle. «Padre mío -le con
Véase la inmediata respuesta: «La carta de Gema eneo
testaba la sien.,~ de Dios-: ¡Si viera lo que son las cosas!. .. y
mendada al Ángel Custodio me fue fielmente entregada. ¡Viva
todo porque el Angel no ha recogido la carta». En otra parte
se lamenta de que su Ángel no le lleve las cartas tan pronto Jesús!».
como desearía, atribuyendo esa tardanza a su negligencia en ¿Se quieren todavía pruebas más concretas de que el Án
obedecer. gel tomaba las cartas haciéndolas llegar a su destino? Aduz
camos solamente dos, pero muy concluyentes. Escribiendo
doña Cecilia al Padre Germán, le dice: «El día 12 (de junio de
1901) le fue remitida una carta; ¿la ha recibido? Fue expe
Cartas recogidas y llevadas por el Ángel
dida en la siguiente forma: se la entregué a don Lorenzo,
quien la colocó bajo llave el día 12. A las tres de la tarde del
, Digamos ahora de las cartas recogidas y llevadas por el día 13 estábamos Gema y yo en el jardín, Gema con el niño
Angel, pero que llegan por correo a su destino. Son estas mu- en brazos y yo trabajando a ganchillo. De repente me dice
que el Ángel había salido por la ventana del cuarto de don
2
° Carta 12 al Padre Germán.
21
Carta 21 bis. 22 Véanse las cartas 25, 35, etc., al Padre Germán, la 4". a Anita, etc.
370
371
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23
En el Epistolario, pág. .146. Léase también las notas de las páginas 78 y
84 referentes a esta materia.
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Acción seductora
1
Carta 66.
2
Puede leerse en la pág. 37 del Epistolario.
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gaña, ¿Me perderé entonces por las palabras del confes@r:?- ...
¡Ayúdame Tú, oh buen Jesús!; [dímelo!».
Así era como se resistía a las malignas sugestiones y @@m0
terminaba por entregarse con mayor ardimiento al divino
servicio.
IJF,1npujándola a la desesperación
5 Carta 106.
3
Carta 41 a Monseñor Vol pi.
4
6
Carta 111.
Véanse la carta 26 a Monseñor Vol pi y numerosos éxtasis, por ejemplo, 7
los números 32, 33, 44 y 45. Carta 71 al Padre Germán.
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guía de sus Padres espirituales. Poseemos otras no mesaos Tomando diversas figura!S
perversas y mal intencionadas.
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cuerpo estén todos en pecado y todos corrompidos: solo f.raM Eficacisimos proteaores
una excepción... el corazón, sede de Jesús»16•
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24
Véase el Diario, págs. 59-61 . 26
25
Carla 74 al Padre Germán.
Diario, ibid, 27
Carta I O a Monseñor Volpi.
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IDS
La fama de Gema
Su biografía
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Canonización CAPÍTULO I
NACIMIENTO DE GEMA. VIRTUDES DE UNA NIÑA
Aprobados por el Papa dichos milagros, se señaló para la (1878-1886) . 13
solemne canonización el 2 de mayo, fiesta aquel año 1940 de Nacimiento y bautismo 13.
la Ascensión del Señor. De la casa al colegio 14.
La solemnidad que acompañó al magno acontecimiento, Predilecta del padre 16
• • • • • • •· • • • •· • • •
a una con el fervor del público, excedió a toda ponderación. Gema y su madre •••••••••••••••• · 17
Era la primera canonización celebrada por Pío XII; asistían Suspirando por el Cielo •.•·••·•·•••••••··· 19
todas las personas allegadas a la Santa que habían presen Huérfana de madre . 20
ciado su beatificación y era la primera Santa del siglo XX ele Toma por madre a la Virgen ••••••••••••••• 23
vada al honor de los altares.
Los anhelos de los innumerables devotos de Gema queda CAPÍTULO II
ban colmados. Pliegue al Señor que esa suprema exaltación SU PRIMERA COMUNIÓN (1886-1887) . 25
sirva para despertar y avivar en las almas el deseo de imi En el colegio de las monjas ••··•••••••·•••••···· 25
tarla, singularmente en su ferviente devoción a la Pasión de Se prepara para su Primera Comunión • • • •· • •· 27
Cristo, a la Sagrada Eucaristía y a la Santísima Virgen; en su Día feliz . 29
perfecta abnegación y amor a la virtud angélica; en sus desve El día de su fiesta •·••······••························ 31
los por la salvación de las almas y por alcanzar las cumbres
de la santidad cristiana. CAPITULO lII
EJEMPLOS DE VIRTUD EN EL COLEGIO (1888-1893) .. 33
« Yo no conozco este pecado» •· 33
El natural de Gema •••. 34
402 403
ÍNDICE
404 405
ÍN DI CE
En la nueva casa............................................................. 90
Nuevo tenor de vida 91
Trabajo y conversación . .. .. . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
CAPITULO XI
OONOCE A SU NUEVO DIRECTOR
ESPIRITUAL (1900-1903) 97
ce Ese será tu director» . . .. . . .. . .. . . . . . . 97
ll.l Padre Ge1mán.................................................................. 98
'Relación epistolar . 99
Primer encuentro personal . 100
El pecador de Gema . 101
Director prudente . 103 CAPÍTULO XV
Opina su director . 104 ÚLTIMA ENFERMEDAD DE GEMA
(mayo de 1902-marzo de 1903) OC39
CAPÍTULO XII Se ofrece como víctima 139
UNA ILUSIÓN: SER PASIONISTA ......................................................... 109 Cura de momento . . .. . . . . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . .. . . 140
Ayúdeme a ser Pasionista .. .. . . . . .. . . . 109 Noche oscura 141
Soñando por el claustro.................................................. 11 O El Padre Germán............................................................. 141
Las Pasionistas .. . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . 111 Viático 142
Viaje e intento frustrados................................................ 112 Adiós al Padre Germán . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . .. . . . . . . .. . . 144
La venganza de Gema . . . . . .. .. .. . . .. .. .. . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Adiós a casa Giannini 144
A pesar de todo 113 Anécdota y llanto .. . 145
Se afana por la fundación............................................... 114 Una carta 147
Las Hijas de mi Pasión .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Predicción de Gema .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . 118 CAPÍTULO XVI
Conseguirá muerta lo que no consiguió viva . . . . . . . . . . . . . . . . . 118 MUERTE DE GEMA (abril de 1903) 149
Inmávil 149
CAPITULO XIII Guerra del infierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 O
PERFIL HUMANO DE GEMA........................................... 121 Particulares . . . . . . . .. . .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Las vidas de los santos.................................................... 121 Arrecian los embates....................................................... 151
Rasgos característicos..................................................... 121 «Jesús mío, no puedo rnds» 153
Ingenuidad y agudeza .. .. . . . . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123 Quiero ser toda tuya .. . .. . . .. . . . . .. . .. . .. .. . 154
Familiaridad con Jesús 124 Agradecida 154
Inteligencia y cultura...................................................... 125 Crucificada 155
Notas bajas 126 En total abandono 157
406 407
ÍNDICE
165
iV0cación a la santidad . 165
«Seré santa» ···································································· 166
Inocencia nunca mancillada . 166
Supremos esfuerzos .. 168
Celestiales auxilios .......................................................... 168
CAPÍTULO IV
En las cimas de la contemplación . 169
Favores místicos .............................................................. 170 SU PACIENCIA [f!l9
Misión victima! ................................................................ 171
Carácter distintivo de la santidad de Gema . 172
La sencillez presidiendo sus relaciones con el Cielo . 173
Ingenua persuasión . 174
Santidad encantadora . 175
CAPÍTULO II
SU PERFECTO DESPRENDIMIENTO............................. 1 77 206
Negación imprescindible................................................. 1 77 207
Muerta a todo lo criado 178
Vestidos . . . . . . . .. .. . .. . ... .. .... .. .. . .. .. . .. . .. .. .. .. . .. . .. .. . .. .. .. .. . 1 79 CAPÍTULO V
408 409
ÍNDICE
rumíWWL© \l,l
CAPITULO VII
SU OBEDIENCIA 229
Sin voluntad propia 229
Conducta de alma perfecta 230
En manos de sus directores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231 TERCERA PAR:rE
El placer de obedecer 232 MEDIOS DE SANTIEI CA@I(Í)N
Hasta el sacrificio de los celestiales carismas 233
Todo obedece en Gema: hechos demostrativos 234
Hasta los fenómenos sobrenaturales 235
Obediencia durante los éxtasis 236
Obediencia a preceptos mentales 237
<< Vete, Jesús» 238
Tras el triunfo, el galardón 239
410 4H
ÍNDICE
CAPÍTULO IV
ALMA EUCARÍSTICA 291
Destino providencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 91
El Cielo en la tierra 292
Como los ángeles 293
Tiernos desahogos 294
Volando hacia el Sagrario . .. .. . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 94
Arrojando nuevos carbones . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 5
CUARTA PARTrE
CAPÍTULO V ÉXTASIS, VISIONES Y AJJARIOIONES
LA COMUNIÓN DE GEMA 297
Ferviente súplica del Padre Germán 297 CAPÍTULO I
Ansias sublimes 297 ÉXTASIS 329
Diligentisima preparación 298 Nociones sobre los éxtasis 329
El momento dichoso 300 Clasificación de los éxtasis de Gema 330
Favores celestiales 301 Éxtasis mayores 331
El mayor tormento 303 Éxtasis extraordinarios 332
Comienzo de los éxtasis 333
CAPÍTULO VI Durante los éxtasis •••• •• 334
DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 305 Éxtasis dolorosos 335
Devociones inseparables 305 w lengua expedita 336
«Mi fiesta» 306 Levitación 337
Singulares favores 306 «Tengo sed de tu sangre» 338
412 413
ÍINIDIOE
de los éxtasis
fI'émni1w 339
@bediencia en los éxtasis . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 340
Recuerdo de lo contemplado en los éxtasis . .. . .. . . . .. . .. . . . . . . 341
©Jffifml!JL© Il
~Si[ONES Y APARICIONES 343
Concepto y peligros de las visiones................................. 343
IJlas visiones de Gema y la conducta de sus directores 344
Candorosa persuasión 345
Miedo y desconfianza 345
Sabias precauciones 346
Sentido en que Gema deseó visiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 7
Visiones y apariciones en particular 349
Apariciones de Jesucristo 349
Apariciones de la Santísima Virgen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 51
Tiernas caricias de María................................................ 3 5 2
Corazón arrebatado y llevado al Cielo 353
Apariciones de San Gabriel.. 354
QUINlfA PAR:JIE
CAPfTULO ID
GLORIFICACIÓN Y MILA©ROS
EL ÁNGEL DE LA GUARDA 357
Críticas de la prudencia mundana
CAPÍTULO I
y enseñanzas de la Iglesia 357
LA GLORIFICACIÓN DE GEMA 395
Viveza de la fe y simplicidad infantil 358
La fama de Gema 395
Presencia habitual 359
Su biografía 39§
Persuasión candorosa 360
Trámites para su glorificación •· • 397
Dulces conversaciones 361
Se inician los Procesos 398
Maestro celestial.. 362
Milagros • •· 398
Censor inflexible 364 Beatificación . .. . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . 400
Servicios cariñosos 365 Nuevos milagros 401
Servicios durante las enfermedades 367 Canonización •• ••• 402
Llevando y trayendo la correspondencia 368
Correspondencia rehusada por el Ángel 370
Cartas recogidas y llevadas por el Ángel 370
Forma en que llegaban a su destino 372
414 4U5
BIOGRAFÍAS SOBRE
. SANTOS CONTEMPORÁNEOS
(Siglos XIX - XX)
EL CURA DE ARS
Patrono de todos los sacerdotes del mundo
Francis Trochu
191 edición
DON BOSCO Y SU TIEMPO
Educador nato, patrono
de la juventud trabajadora
HugoWast
8,!edición
LA MADRE TERESA
Su vida y su obra
«Lo hacemos por Jesús»
Edward Le Joly
16,! edición
NO OLVIDÉIS EL AMOR
La pasión de Maximiliano Kolbe
André Frossard
7- edición
EL APÓSTOL DE LOS LEPROSOS
La vida del Padre Damián
Wilhelm Hünermann
7- edición
SANTA TERESITA
Vida de Teresa de Lisieux,
Doctora de la Iglesia
Maxence Van der Meersch
9~ edición
SANTA GEMA GALGANI
Vida de la primera santa del siglo xx
Germán de San Estanislao y Basilio de San Pablo
7] edición
EL PADRE PÍO
El capuchino de los estigmas
YvesChiron
10~ edición