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Ce Siii e 28010 de 2007
Ce Siii e 28010 de 2007
En primer lugar, el inciso primero (art 48 ley 80 de 1993) establece que sólo los
contratos de ejecución sucesiva, que sean anulados, dan derecho a que se
reconozcan y paguen las prestaciones cumplidas entre las partes. Extrañamente,
aunque no por eso inconstitucionalmente, se excluyeron los contratos de ejecución
instantánea, lo que, por esa razón, quedan sujetos sobre el particular al derecho
privado. Luego, el inciso segundo de esta norma introduce algunas precisiones,
que pueden prestarse a confusión. El artículo se debe interpretar armónicamente
en la totalidad de su contenido, lo cual implica que no importa cuál sea la causal
de nulidad del contrato, para efectos de adquirir el derecho o la obligación de
recibir o reconocer, según el caso, las prestaciones ejecutadas hasta el momento
de la declaratoria de nulidad. El inciso segundo introduce una regla especial para
aplicarla específicamente a los eventos en que la nulidad depende del objeto o de
la causa ilícitos, causales de nulidad que, en el derecho privado, en ciertos casos,
impiden repetir lo dado o pagado. De otro lado, el mismo inciso segundo señala
que se deben reconocer las prestaciones ejecutadas si “...la entidad estatal se ha
beneficiado...” de ellas. Esta prescripción no puede excluir la situación inversa, es
decir, aquella en que es la entidad estatal la que cumple una prestación a favor de
un particular contratista y éste, a cambio, adquiere la obligación de pagarla hasta
concurrencia del beneficio que le haya reportado la actividad del Estado. No
entenderlo de este modo generaría un trato distinto y discriminatorio, carente de
justificación constitucional –art. 13 CP.- Finalmente, el derecho a recibir el
reconocimiento y pago exige que, en el proceso, se encuentre demostrado que la
parte que debe asumirlo se ha beneficiado con la prestación. Según esta regla, es
perfectamente posible que las actividades desplegadas por quien reclama el pago
no hayan beneficiado a la otra parte del negocio. Tal es el caso en que, recién se
haya iniciado la ejecución del contrato, se declare su nulidad, no obstante que el
contratista ya pudo asumir algunos gastos preparatorios para la ejecución del
contrato. En este tipo de eventos, las prestaciones no alcanzan a beneficiar a la
otra parte del contrato, y no habrá lugar a reconocerlos. De otra parte, la regla
dispuesta en el inciso segundo del artículo 48 pareciera hacer abstracción de lo
que ocurre en el derecho civil, del conocimiento que tengan las partes respecto de
la causal de anulación, puesto que siempre subsistirá el derecho a recibir el pago
por las prestaciones ejecutadas a condición de que hayan beneficiado a la otra
parte del contrato.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
Referencia: CONSULTA
ANTECEDENTES
1. LA DEMANDA
Pidió que se declare la nulidad absoluta del contrato de prestación de servicios No. 02-
0233-0-97, suscrito entre FERROVÍAS y CARGOPLUS LTDA., y, en consecuencia, que se ordene
a la demandada reintegrar los dineros entregados a título de anticipo, además de la condena en
costas y agencias en derecho -fl. 12, Cdno. No. 1-.
La Fiscalía General de la Nación inició una investigación, con el fin de determinar si este
contrato se celebró sin la observancia de los principios de transparencia, responsabilidad y selección
objetiva, previstos en la ley 80 de 1993.
Según estos hechos, FERROVÍAS, en lugar de realizar una licitación pública, para escoger
al contratista, adelantó un proceso de contratación directa –amparado en el art. 24, num. 1, lit. d), de
la ley 80 de 1993-, razón por la cual -alega el actor- dicho negocio está viciado de nulidad absoluta,
en los términos del artículo 44, nums. 2 y 3, de la ley 80.
2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
2.1. Sociedad Cargo Plus Ltda. Contestó la demanda a través de curador ad litem. Dijo
que no se oponía ni coadyuvaba las pretensiones. Tampoco propuso excepciones de mérito –fls. 80
y 81 Cdno.1-.
2.2. Seguros el Condor SA. El a quo citó como litisconsorte necesario a la Compañía de
Seguros Generales Condor S.A., mediante auto del 10 de febrero de 2000 -fl 28 C 1-.
Al contestar la demandada solicitó que se accediera a las pretensiones de la misma, y que,
además, se hicieran las siguientes declaraciones -fls. 33 a 38 C. 1-:
PRINCIPAL
1.- Que es nula la garantía accesoria de cumplimiento del contrato de prestación de
servicios celebrado entre FERROVIAS y CARGOPLUS, contenida en la póliza
única de seguro de cumplimiento a favor de las entidades estatales No 7194985.
SUBSIDIARIA
Que se declare la nulidad relativa del contrato de seguro contenida en la póliza
única de seguro de cumplimiento en favor de las entidades estatales No. 7194985...
Por lo anterior, pide que si se declara la nulidad del contrato principal, también se declare la
del contrato accesorio.
El a quo analizó dos causales de nulidad, previstas en el artículo 44 de la ley 80: i) La del
numeral 2, relacionada con la celebración de contratos contra expresa prohibición constitucional o
legal, y ii) la del numeral 3, referida a la celebración del negocio con abuso o desviación del poder.
Sobre la primera, dijo que el contrato no debió celebrarse bajo la modalidad de un contrato
de “prestación de servicios”, porque el contratista no reunía los requisitos especiales que se
requieren para suscribirlo –fl. 206, Cdno. ppal.-, pues no acreditó el grado de profesionalismo
requerido. Por el contrario, el objeto del contrato encajaba en un contrato de consultoría, siendo
indispensable para su celebración, la realización de un proceso licitatorio: como tal cosa no se hizo,
existe objeto ilícito, en los términos de los artículos 1513 y 1523 del CC., pues la entidad, en lugar
de adelantar un proceso de licitación hizo una contratación directa, lo que viola la ley y los
principios de transparencia y selección objetiva.
También encontró estructurada la segunda causal de nulidad, y dijo que hubo desviación de
poder, pues no se respetó el principio de transparencia, ni el de selección objetiva. Por tanto, omitir
el proceso de licitación constituye desviación de poder -art. 24.8, ley 80-, pues su celebración se
hizo con fraude a la ley, y con miras a favorecer a un particular –a CARGO PLUS LTDA.- (fls.
207 a 208, Cdno ppal.).
En cuanto a las pretensiones formuladas por la compañía de seguros, el a quo dijo, sobre la
pretensión principal, referida a la declaración de la nulidad absoluta de la póliza de cumplimiento,
que no prosperaba porque dicho contrato es autónomo e independiente del contrato principal.
Sobre la pretensión subsidiaria, es decir, que se declare la nulidad relativa del contrato de
seguro, también la negó, porque el artículo 1058 del Co. Co. dispone que el tomador está obligado a
declarar sinceramente los hechos o circunstancias que determinan el estado de riesgo, y en el
presente caso el tomador no mintió sobre estos aspectos.
Subsidiariamente, pidió que se le reconozca la suma resultante de dividir el valor total del
contrato –$18.445’600.000- entre el plazo pactado –60 meses-, lo cual arroja un valor mensual a
pagar de $307’426.666.
Teniendo en cuenta que la ejecución del contrato se suspendió a los 6 meses de haberse
suscrito el acta de iniciación, entonces se le debe pagar dicha cantidad multiplicada por los meses
de ejecución, lo que arroja un total de $1.844’599.999.
Esta solicitud fue finalmente aceptada por el Tribunal, según consta en el Auto de junio 9
de 2004 –fls. 291 a 293, Cdno ppal.-. En él se ordenó que de los $5.469’796.000 que FERROVÍAS
entregó al contratista, a título de pago anticipado, i) FERROVÍAS debía pagar a CARGOPLUS
LTDA. la suma de $1.844’599.999, por los seis meses que trabajó en favor del Estado. Una vez
descontada esa suma del dinero del anticipo, ii) el contratista debía entregar a FERROVÍAS la suma
restante, es decir $3.625’236.000, que actualizados desde 1998, a la fecha del Auto, sumaban
$5.615’632.306.
4.1. La consulta. Mediante auto del 10 de septiembre de 2004 –fl. 297, Cdno. Ppal- se
admitió el grado de consulta.
“Subsidiariamente” pide que se confirme el fallo, pero que se precise que no hay razón para
reconocer a la demandada suma alguna de dinero, y que también se disponga lo pertinente sobre la
responsabilidad de la Aseguradora EL CONDOR, cuyas peticiones de nulidad total o parcial del
contrato fueron rechazadas, no obstante que no se dispuso nada en la parte resolutiva de la sentencia
–fls. 298 a 305 C. Ppal-.
4.2.3. El Ministerio Público, por intermedio de la Procuradora Cuarta Delegada, hizo uso
del traslado especial para alegar de conclusión –fls. 311A a 323, Cdno. 4-. Pidió que se modifique
la sentencia, con fundamento en las siguientes razones:
Considera que el contrato está viciado de objeto ilícito, y también de desviación de poder,
lo que genera su nulidad absoluta, conforme a los artículos 1741 del C. C. y 44 de la ley 80 de 1993.
Por lo tanto, las cosas deben volver al estado anterior a la celebración del negocio, aunque el
artículo 48 de la ley 80 de 1993 dispone que se debe reconocer, a favor del contratista, las
prestaciones ejecutadas, si además hubo lucro o ventaja para el Estado.
CONSIDERACIONES
Para una mejor comprensión de esta providencia la Sala estudiará los temas involucrado en
ella, en el siguiente orden: i) brevemente clarificará la procedencia del grado jurisdiccional de
consulta, ii) posteriormente se estudiará el régimen de la nulidad absoluta de los contratos estatales,
y, iii) por último, la factibilidad de declarar la nulidad de la póliza de cumplimiento, como
consecuencia de la declaratoria de nulidad del contrato. Advierte la Sala que la sentencia será
modificada parcialmente.
En sentido contrario al criterio del actor, la Sala observa que se han presentado, incluso, los
dos supuestos previstos en la ley para que opere esta instancia.
Por las razones anotadas, y dado que la consulta se surtirá en favor de las dos partes del
proceso, la Sala decidirá el conflicto en su integridad, pues sería jurídicamente imposible proteger a
una de ellas sin afectar a la otra.
1
Dice Hernán Fabio López Blanco que (…)“la consulta únicamente busca que se surta la
segunda instancia para asegurar al máximo el acierto en la decisión, en orden a proteger los
intereses de determinados sujetos de derecho que actúan en un proceso y que con ella reciben un
especial tratamiento.” (Subraya fuera del texto) (Procedimiento Civil. Parte General, Dupré
Editores, Bogotá. 2005. Novena edición, pág. 882)
Un negocio jurídico es válido cuando se ajusta al ordenamiento jurídico, y observa en su
formación los requisitos previstos en la ley. Sin embargo, no toda trasgresión a las normas afecta
de nulidad absoluta el contrato, sino aquéllas irregularidades previstas expresamente por el
legislador, lo cual constituye una reserva de ley, es decir, que sólo él puede establecer causales que
afectan de nulidad absoluta un contrato.
Se desprende de ello que sólo la ley puede señalar las causales de nulidad de los contratos,
incluidos los estatales, materia que, efectivamente, la ley 80 de 1993 trató en el art. 44, en los
siguientes términos:
Según esta norma, no todas las causales de nulidad de los contratos estatales están previstas
en ella, pues también quedan incorporadas las causales contempladas en el derecho civil y en el
comercial, de manera que existen dos fuentes normativas en cuanto a las causales de nulidad de los
En este sentido se expresa Guillermo Ospina Fernández, quien dice que cuando un acto reúne los
elementos esenciales de todo acto jurídico, la ley lo reconoce como una de esas manifestaciones de la voluntad
privada jurídicamente eficaces “Pero la concesión de esta visa no es incondicional ni irrevocable, sino que su
conservación está sujeta a que el acto cumpla además otros requisitos específicos que la ley prescribe con
miras a la preservación del orden público y a la protección de los terceros y aún de los mismos agentes .
Tales son los requisitos para el valor de los actos jurídicos a que se refiere el artículo 1740 del código civil, y
cuya nulidad de tales actos, sanción que los condena a ser privados de la eficacia normativa que la ley, en
principio, atribuye a las manifestaciones de voluntad privada. O dicho de otro modo: la nulidad es la
descalificación que el propio legislador decreta cuando la llamada ley contractual o ley particular incurre en
quebranto de normas de jerarquía superior. (Teoría general del contrato y de los demás actos o negocios
jurídicos, editorial Temis, Bogotá, 1995,cuarta edición, pág. 445)
negocios estatales: i) las del derecho común, y ii) las exclusivas del derecho administrativo. No
obstante, todas están recogidas en la norma pública citada.
Por tanto, a las causales de nulidad previstas en el artículo 44 de la ley 80, se deben agregar
las siguientes del derecho civil:
Art. 1740. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la
ley prescribe para el valor del mismo acto o contrato según su especie y la calidad
o estado de las partes.
Hay así mismo nulidad absoluta en los actos o contratos de personas absolutamente
incapaces.
Art. 1742. La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aún sin
petición de parte, cuando aparezca de manifiesto en el acto o contrato; puede
alegarse por todo el que tenga interés en ello; puede así mismo pedirse su
declaración por el Ministerio Público en el interés de la moral o de la ley. Cuando
no es generada por objeto o causa ilícitos, puede sanearse por la ratificación de las
partes y en todo caso por prescripción extraordinaria.
Art. 899. Será nulo absolutamente el negocio jurídico en los siguientes casos:
1) Cuando contraría una norma imperativa, salvo que la ley disponga otra cosa;
Art. 900. Será anulable el negocio jurídico celebrado por persona relativamente
incapaz y el que haya sido consentido por error, fuerza o dolo, conforme al Código
Civil.
Esta acción sólo podrá ejercitarse por la persona en cuyo favor se haya establecido
o por sus herederos, y prescribirá en el término de dos años, contados a partir de la
fecha del negocio jurídico respectivo. Cuando la nulidad provenga de una
incapacidad legal, se contará el bienio desde el día en que ésta haya cesado
Sobre esta causal el a quo dijo que prosperaba, porque “... La desviación de poder se
presentó en este caso, pues fue evidente que no se respetó el principio de transparencia ni el de
selección objetiva, con el interés de favorecer a la Empresa CARGOPLUS LTDA., lo cual quedó
corroborado con la suscripción del contrato.” –fl. 207, Cdno ppal.-
Desde esta perspectiva “(...) Aparece, entonces claramente la vulneración del mandato
constitucional contenido en el artículo 209, conforme al cual la función pública está al servicio de
los intereses generales y debe ser ejercida con sujeción al principio de moralidad acorde con los
fines del Estado. Precepto constitucional desarrollado por el artículo 3° de la ley 489 de 1998, que
señala como principios de la función administrativa ‘los principios constitucionales, en particular
los atinentes a moralidad, responsabilidad y transparencia’, lo mismo que por el artículo 23 de la ley
80 de 1993 establece que ‘las actuaciones de quienes intervengan en la contratación estatal se
desarrollarán con arreglo a los principios de transparencia, economía y responsabilidad y de
conformidad con los postulados que rigen la función administrativa’. De modo que, el marco
constitucional y legal prohíbe ejercer la función administrativa dentro de la cual se encuentra la
contratación estatal con violación de dichos principios erigidos como orientadores de la gestión
pública.”4
4
Consejo de Estado, Sección Tercera, Rad. AP 01588 del 5 de octubre de 2005.
5
Aplicadas estas ideas al caso concreto, la Sala encuentra que la decisión del a quo, al anular
el contrato por la causal tercera del art. 44 de la ley 80, es decir, cuando el negocio “Se celebre con
abuso o desviación de poder”, fue acertada.
Esta causal, entre otras cosas, constituye para la Sala un supuesto de “causa ilícita”, prevista
en el art. 1524 del código civil, pues según esta norma la causa es el motivo que induce a la
celebración del acto o contrato, y causa ilícita es aquélla que contraría la moral, las buenas
costumbres, el orden público y en general la prohibida por la ley –art. 1524-.
En este orden de ideas, toda desviación de poder, y en especial el supuesto analizado en este
proceso, se involucra con la causa ilícita del negocio, es decir, que aquélla figura se contiene en
ésta. Incluso, si el numeral 3 del art. 44 no hubiera contemplado esta causal de nulidad, en forma
6
Tomás Ramón Fernández. De la arbitrariedad de la Administración, Cuarta edición. Ed.
Civitas. págs, 35, 87 y 166.
independiente, de todas maneras obrar con desviación de poder generaría el vicio de nulidad del
negocio, según lo dispuesto en los arts. 1524 y 1741 del CC., además de lo dispuesto en el art. 899.2
del Co. de Co., normas estas aplicables a los contratos estatales, según ya se dijo.
Regresando al caso concreto, se encuentra que el abuso y la desviación del poder, en que
incurrió el entonces Presidente de Ferrovías, se encuentra acreditado con el análisis que de los
hechos hizo la justicia penal, el cual acoge la Sala. Allí se indicó que 7:
7
Sentencia de noviembre 14 de 2002, del Tribunal Superior de Bogotá, Sala Penal. Esta
decisión, incluso, fue objeto del recurso de casación, el cual fue denegado por la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia –sentencia de noviembre 11 de 2003, MP. Herman Galán Castellanos, fls.
209 y ss.-
Cargoplus fue creada para el propósito de adjudicarle el contrato de Ferrovías, esa
firma, para entonces, no obtuvo ningún otro contrato, pero lo mas diciente, es que a
los dos meses de la constitución de Cargoplus, con un capital societario de treinta
millones de pesos, consiguió suscribir con Ferrovías contratos por cifras
multimillonarias. -fl. 152, Cdno. 2-
(...)
Lo que quiere evitar el legislador penal es justamente lo acá sucedido, que entre
amigos se conformen sociedades para obtener contratación con una empresa
Estatal; la esposa del Presidente de Ferrovías coadyuvando mediante terceras
personas (para no caer en el régimen de incompatibilidades e inhabilidades), a
formar una sociedad que consigue a los dos meses jugoso contrato concedido por su
esposo JULIAN PALACIO LUJAN. -fl. 153, Cdno. 2- (Negrillas fuera de texto)
Los jugosos contratos fueron el medio para acceder alas exorbitantes sumas de
dinero que pertenecían a la Estatal, creándose para ese fin empresas como Cargoplus
( que suscribió contratos por mas de dieciocho mil millones de pesos) y Asesorías
Jurídicas Especializadas de Colombia (que obtuvo contratos por más de cuatro mil
doscientos millones de pesos)
Dilapidados la gran mayoría de esos dineros, solo algo más de seis mil millones de
pesos lograron congelarse, el resto se evaporó en contrataciones, pago de asesorías,
adquisición de lotes de terrenos por desmedidas cuantías, algunos de ellos
pertenecientes al otrora Secretario General de Ferrovías JUAN JOSE NEIRA, y parte
necesariamente quedó en los bolsillos de los implicados, aunque se itera, al margen
de cabal demostración de esto último, para la consumación del punible de peculado
por apropiación basta que los bienes salgan de la órbita de disponibilidad del Estado,
que fue lo que fehacientemente se demostró. –fls. 159 a 160 Cdno. 2-
El anterior análisis, contenido en la sentencia que obra en copia auténtica en este proceso, y
que acoge la Sala, demuestra que la Empresa CARGOPLUS Ltda., fue creada con el propósito de
que FERROVÍAS le adjudicara este contrato, para lo cual se evadió el proceso del concurso
público, tratando de asegurar el contrato por medio de una contratación directa.
Además, en la constitución de la empresa contratista se advierte que hubo socios que solo
prestaron el nombre, sin siquiera hacer los aportes respectivos al capital social. Asimismo, se
acreditó que el Presidente de FERROVÍAS adjudicó el contrato a CARGOPLUS Ltda., con el
propósito de obtener provecho económico indebido, configurándose el concurso heterogéneo de los
tipos penales de peculado por apropiación y de interés ilícito en la celebración de contratos.
La Sala comparte el análisis expuesto por la sentencia de primera instancia de este proceso,
pues del fallo proferida por el Tribunal Superior de Bogotá, es suficiente para demostrar que la
actuación del representante legal de Ferrovías tuvo motivaciones diferentes al buen funcionamiento
del servicio y la realización satisfactoria de los fines del Estado.
Por estas razones se confirmará la decisión del a quo, en relación con el análisis de la causal
tercera del art. 44 de la ley 80.
2.3. La nulidad absoluta, declarada por el a quo, por celebración del contrato
“contra expresa prohibición constitucional o legal”.
El a quo también declaró la nulidad del contrato por encontrar configurada la causal
segunda del artículo 44 de la ley 80 de 1993, esto es, porque el contrato se celebró contra expresa
prohibición constitucional o legal.
Para la Sala, este criterio es incorrecto, porque el contrato que se estudia no está prohibido
por las normas jurídicas, al contrario, el artículo 32 de la ley 80 permite expresamente su
celebración.
Se debe aclarar, a propósito del alcance de esta causal de nulidad, que ella se aplica cuando
el ordenamiento jurídico haya prohibido expresamente la celebración de determinados tipos
contractuales, o el pacto de ciertas cláusulas, o que determinados contenidos de un contrato lícito no
los pueda pactar el Estado, como proscripción general o especial; pero la causal no comprende,
como lo entiende el Tribunal, cualquier violación al ordenamiento jurídico, pues de lo contrario,
habría que concluir que ella comprende todos los demás.
Esta Sección ha dicho, sobre esta casual de anulación - Sentencia de agosto 16 de 2006,
exp. No. 31.480-, que:
El numeral 2 del art. 44 de la ley 80 de 1993 establece que los contratos estatales
son nulos cuando “se celebren contra expresa prohibición constitucional o legal”,
por lo que es necesario establecer, en este contexto, a cuáles disposiciones el
ordenamiento jurídico les confiere el carácter de Ley prohibitiva cuya trasgresión
genere la sanción de nulidad absoluta. Para el a quo los acuerdos son leyes en
“sentido material”, y por tanto sirven de fundamento para estructurar la causal
prevista en el numeral citado.
Para responder esta pregunta hay que remitirse a la Constitución Política, la cual
define, de manera taxativa, cuáles normas tienen naturaleza de ley, tanto en sentido
formal como material.
En el último caso, es necesario que la norma que prohíba el negocio jurídico sea
una ley en sentido formal o en sentido material, entendiendo por esta última
acepción aquellas normas que, según la Constitución Política, tienen “fuerza de
ley”, es decir, las que se relacionaron párrafos atrás. Cualquier otra norma del
ordenamiento jurídico carece de fuerza de ley, luego su violación no genera el vicio
de nulidad del contrato.
De un lado, el concepto de “ley”, contenido en el numeral 2 del art. 44, debe ser
interpretado en forma restrictiva, o mejor en forma estricta, pues se trata de una
norma que establece una sanción para los actos jurídicos que incurren en los
supuestos fácticos previstos en ella; luego, la hermenéutica propia de este tipo de
normas no es la extensiva, sino la rigurosa y estricta, es decir, la que concibe los
conceptos allí contenidos en forma precisa y muy técnica.
(...)
Hay que añadir, a fin de precisar adecuadamente el alcance del art. 44.2 de la ley 80
de 1993, que, además de que la prohibición debe estar contenida en la Constitución
o en la ley, en los términos dichos, la prohibición constitucional o legal ha de ser
expresa, bien en relación con i) el tipo contractual, como cuando las normas no
permiten que el Estado haga donaciones a los particulares –art. 355 CP 8-, o en
relación con ii) la celebración de un contrato, dadas ciertas condiciones, como
cuando no se autoriza que una concesión portuaria supere 20 años –ley 1 de 1991-,
o un comodato supere 5 años –ley 9 de 1989, etc.
Por las razones expuestas, la declaratoria de nulidad, declarada por el a quo, se confirmará
en esta providencia, pero no se extenderá a la violación del art. 44.2 de la ley 80. Por estas mismas
razones se corregirá, en lo pertinente, la sentencia consultada.
Al respecto dijo el a quo que esta solicitud no prosperaba, porque el contrato de seguro es
autónomo e independiente del contrato principal. También dijo que el artículo 1058 del Co. de Co.
dispone que el tomador está obligado a declarar sinceramente los hechos o circunstancias que
determinan el estado de riesgo, y en el presente caso el tomador no mintió sobre estos aspectos.
“Art. 355. Ninguna de las ramas u órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones
en favor de personas naturales o jurídicas de derecho privado.
Para la Sala este aspecto de la providencia no será objeto de análisis, pues el grado
jurisdiccional de consulta no se desató en favor de la compañía de seguros, porque estuvo
representada por su propio apoderado judicial quien no apeló la providencia. De manera que sus
pretensiones quedaron definidas en los términos en que lo señaló el Tribunal Administrativo, no
siendo posible estudiarlas en este momento procesal.
El Tribunal argumenta que, según el artículo 48, aquella parte de la ejecución del contrato
que haya beneficiado a la entidad estatal, genera el derecho para el contratista a que se le pague
hasta el monto del beneficio recibido, incluso en caso de que el contrato sea anulado por objeto o
causa ilícita. En este sentido prescribe el artículo 48 que:
A partir de esta norma la Sala debe hacer las siguientes precisiones, con el propósito de
esclarecer su alcance y definir este aspecto de la sentencia consultada.
En primer lugar, el inciso primero establece que sólo los contratos de ejecución sucesiva,
que sean anulados, dan derecho a que se reconozcan y paguen las prestaciones cumplidas entre las
partes. Extrañamente, aunque no por eso inconstitucionalmente, se excluyeron los contratos de
ejecución instantánea, lo que, por esa razón, quedan sujetos sobre el particular al derecho privado.
Luego, el inciso segundo de esta norma introduce algunas precisiones, que pueden prestarse
a confusión.
El artículo se debe interpretar armónicamente en la totalidad de su contenido, lo cual
implica que no importa cuál sea la causal de nulidad del contrato, para efectos de adquirir el
derecho o la obligación de recibir o reconocer, según el caso, las prestaciones ejecutadas hasta el
momento de la declaratoria de nulidad. El inciso segundo introduce una regla especial para
aplicarla específicamente a los eventos en que la nulidad depende del objeto o de la causa ilícitos,
causales de nulidad que, en el derecho privado, en ciertos casos, impiden repetir lo dado o pagado 9.
De otro lado, el mismo inciso segundo señala que se deben reconocer las prestaciones
ejecutadas si “...la entidad estatal se ha beneficiado...” de ellas. Esta prescripción no puede excluir
la situación inversa, es decir, aquella en que es la entidad estatal la que cumple una prestación a
favor de un particular contratista y éste, a cambio, adquiere la obligación de pagarla hasta
concurrencia del beneficio que le haya reportado la actividad del Estado. No entenderlo de este
modo generaría un trato distinto y discriminatorio, carente de justificación constitucional –art. 13
CP.-10
9
Dice el art. 1525 del CC. que “No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un
objeto o causa ilícita, a sabiendas.”
10
Sobre la interpretación de este artículo, la doctrina dicho lo siguiente. Rodrigo Escobar Gil
dice que según esta norma “…Las partes tienen derecho al reconocimiento y pago de las
prestaciones ejecutadas en cumplimiento del objeto del contrato hasta la declaratoria judicial o
administrativa de nulidad, tal como lo señala el artículo 48 de la Ley 80 de 1993. En consecuencia, al
momento de la liquidación final del contrato debe incluirse en el acto respectivo los valores
pactados por concepto de las obras o servicios prestados por el contratista durante el término que
produjo efectos el contrato nulo.
“Esta regla tiene una limitación que se presenta cuando el motivo de la nulidad obedece a objeto o
causa ilícita, evento en el cual, sólo se reconocerán y pagarán las prestaciones ejecutadas por el
contratista que hayan beneficiado a la entidad pública y hasta el monto del beneficio obtenido por
ésta. El artículo 48.2 de la Ley 80 de 1993, exige la prueba del beneficio de la Administración, lo que
significa que no es suficiente con que el contratista haya ejecutado las prestaciones derivadas del
contrato, sino que además, se requiere que éstas se hayan dirigido al cumplimiento de las funciones
y fines que el ordenamiento jurídico le atribuye a las entidades públicas, es decir, que hayan
servido para satisfacer un interés público. Se trata de otra peculiaridad del Derecho Administrativo
que se justifica en la necesidad de evitar un enriquecimiento sin causa de las entidades públicas,
puesto que en el Derecho Privado existe la norma que no podrá repetirse lo que se haya dado o
pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas (C.C., art. 1525), que constituye una aplicación del
viejo aforismo romano in pari causa turpitudinen (sic) cessat repetitio.” (subraya la Sala) (Teoría
General de los Contratos de la Administración Pública, Editorial Legis, Bogotá, segunda
reimpresión 2000, Pág. 386.
Luis Guillermo Dávila Vinueza, por su lado, dice que “Por regla general, la declaratoria de nulidad
vuelve las cosas al estado anterior a la celebración del contrato, salvo cuando proviene de objeto o
causa ilícita a sabiendas en donde, según el artículo 1525 del Código Civil no podrá repetirse lo que
se haya dado o pagado…Es decir que el contrato afectado de nulidad absoluta por objeto o causa
ilícita podría ser demandado por cualquiera de las partes con el fin de evitar que el contrato siga
produciendo efectos hacia el futuro pero no para repetir lo que hubiere dado o pagado a sabiendas
de la ilicitud.
“Este principio también fue modificado de manera parcial por al (sic) Ley 80 de 1993 al establecer
en el segundo inciso del artículo 48 que procede el reconocimiento por prestaciones ejecutadas por
un contrato con objeto y causa ilícita siempre y cuando se hubiere beneficiado el interés público. Así
las cosas, si a pesar de la ilicitud, el objeto contratado sirve para la satisfacción de conveniencias
públicas, la nulidad de (sic) contrato no impide el pago de lo ejecutado. Sería el caso, por ejemplo,
de la construcción de una carretera para favorecer los predios de un funcionario pero con cuya obra
se benefician dos poblados que se ven unidos por ella.
Finalmente, el derecho a recibir el reconocimiento y pago exige que, en el proceso, se
encuentre demostrado que la parte que debe asumirlo se ha beneficiado con la prestación. Según
esta regla, es perfectamente posible que las actividades desplegadas por quien reclama el pago no
hayan beneficiado a la otra parte del negocio. Tal es el caso en que, recién se haya iniciado la
ejecución del contrato, se declare su nulidad, no obstante que el contratista ya pudo asumir algunos
gastos preparatorios para la ejecución del contrato. En este tipo de eventos, las prestaciones no
alcanzan a beneficiar a la otra parte del contrato, y no habrá lugar a reconocerlos.
De otra parte, la regla dispuesta en el inciso segundo del artículo 48 pareciera hacer
abstracción de lo que ocurre en el derecho civil, del conocimiento que tengan las partes respecto de
la causal de anulación, puesto que siempre subsistirá el derecho a recibir el pago por las
prestaciones ejecutadas a condición de que hayan beneficiado a la otra parte del contrato.
En primer lugar, porque uno de los requisitos para aplicar el art. 48 consiste en que se
encuentre demostrado que las prestaciones ejecutadas hayan beneficiado, en este caso, a la entidad
estatal.
Al revisar las pruebas que obran en el expediente, no se encuentra acreditado cuáles fueron
las actividades útiles realizadas por CARGOPLUS LTDA. De hecho, el Tribunal concedió el
millonario pago sin contar con pruebas periciales, documentales o siquiera testimoniales sobre el
alcance del trabajo realizado y el beneficio reportado para la entidad. Sólo se limitó a hacer una
regla de tres, sugerida por la propia entidad demandante, según la cual, si el contrato tenía un plazo
de 60 meses y un valor total de $18.445’600.000, entonces si se divide esa suma por los 60 meses,
arroja un valor promedio mensual de $307’426.666. De manera que éste último valor, multiplicado
por los 6 meses que duró la ejecución del contrato –pues fue suspendido por la oportuna
intervención de la Fiscalía General de la Nación- arrojó la cifra aceptada por el Tribunal.
Para la Sala esta operación es incorrecta, pues el art. 48 de la ley 80 establece, como
requisito para tener derecho al pago de las prestaciones ejecutadas, que se demuestre el beneficio
“Si la anterior condición que avala el pago no se configura, debe aplicarse el principio general del
Código Civil que niega el reconocimiento o la repetición de lo dado a sabiendas de la ilicitud.”
(Régimen jurídico de la contratación estatal, aproximación crítica a la ley 80 de 1993, Ed. Legis,
Bogotá, 2001, Pág. 565 y 567)
recibido por la entidad estatal, no que se pruebe, simplemente, que el contratista trabajó durante un
tiempo determinado del plazo del contrato.
En este sentido resultan acertados los planteamientos del Ministerio Público, para quien, en
el expediente, no existe prueba del cumplimiento del contrato, a cargo del contratista, y mucho
menos del beneficio reportado para FERROVIAS, por lo que no se debe reconocer dinero a favor
de CARGOPLUS LTDA.
Por tanto, al no haberse acreditado en el proceso, mediante prueba idónea, en qué consistió
el beneficio para FERROVÍAS -quien, además, lo ha negado a lo largo del proceso-, se deberá
revocar la decisión consultada y, en su lugar, se ordenará el reintegro, a favor de la entidad pública,
del dinero dado a título de pago anticipado al contratista, con sus rendimientos, para lo cual la
Fiduciaria procederá a hacer entrega de los mismos.
Lo anterior se fundamenta en el artículo 177 del CPC., que establece que la carga de la
prueba de lo supuestos de hecho que se alegan corresponde a quien los alega.
Este sólo hecho impide que se le pueda reconocer a CARGOPLUS LTDA. el pago de su
trabajo, incluso si estuviera probado en el proceso que FERROVÍAS se benefició de él, ya que
resulta incomprensible cometer un delito contra la administración pública, y no obstante eso pedir
que el Estado pague por el trabajo realizado. La paradoja de este tipo de hechos llegaría al extremo
de tenerle que pagar a quien está en la cárcel, por peculado y celebración indebida de contrato -lo
que guardó relación con la causal ilícita del negocio jurídico-, y a la espera de un pago
multimillonario por los hechos que sirvieron de causa al proceso penal.
Para efectos del reintegro del dinero, la Sala dispondrá que se actúe de la siguiente manera,
a falta de prueba en el proceso sobre el monto de dinero que actualmente se encuentra depositado en
la entidad fiduciaria, así como del valor pagado al contratista, con los recursos del anticipo, durante
los meses de ejecución del contrato.
Por lo anterior, las partes del contrato deberán liquidar estas sumas de dinero, en un plazo
de 1 mes, contado desde la ejecutoria de esta sentencia, para lo cual tomarán en cuenta los
siguientes criterios: i) los recursos existentes en la fiducia, con sus respectivos rendimientos -
debidamente soportados o certificados-, serán entregados a FERROVÍAS por parte de la entidad
fiduciaria. ii) Del mismo modo, los pagos efectuados al contratista, bien con recursos de la fiducia
o bien con recursos propios de FERROVÍAS, por trabajos realizados durante el tiempo en que se
ejecutó el contrato, serán reintegrados por éste a FERROVÍAS, debidamente actualizados, con el
IPC.
En caso de que no sea posible realizar la liquidación, de común acuerdo, en el plazo
previsto, FERROVÍAS procederá a liquidar estos valores, siguiendo las anteriores instrucciones,
para lo cual dispondrá de un mes adicional para hacerlo.
FALLA
Tercero. El reintegro del dinero a que se refiere el numeral anterior, por parte de la fiducia
y de CARGO PLUS LTDA., se realizará en la forma y según los criterios expuestos en la parte
motiva de esta providencia.