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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la
Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

Las bóvedas con nervios prefabricados de yeso de la iglesia de


la Magdalena de Cehegín (Murcia). Análisis geométrico,
constructivo y de estabilidad

Rafael Marín Sánchez


Santiago Tormo Esteve

Se analizan en esta comunicación cuatro bóvedas de ción de peso propio y empujes, etc.) o la posibilidad
crucería moderna, localizadas en la iglesia parroquial de obtener vistosos efectos formales difícilmente al-
de Santa María Magdalena de Cehegín (Murcia), cu- canzables con piedra de cantería. Tal combinación de
yos nervios están constituidos por dovelas prefabri- virtudes debió hacerlas particularmente competitivas
cadas de yeso. Todas presentan características técni- favoreciendo su empleo en una amplia extensión de
cas diversas, particularmente en su trazado territorios peninsulares, en particular durante el siglo
geométrico. Sobre la base del levantamiento métrico XVI, permitiendo edificar obras suntuarias en áreas
realizado con el apoyo de una estación total dotada sin recursos económicos o con escasez de piedra o de
de distanciómetro láser se proponen varias hipótesis especialistas, como de hecho ocurre en el edificio ob-
de traza y se reflexiona sobre su proceso constructivo jeto de esta comunicación.
prestando especial atención a la posible interacción Hasta la fecha escasean los trabajos técnicos sobre
de técnicas de tradición cristiana y morisca. los aspectos constructivos particulares de esta varian-
Las bóvedas de crucería con dovelas prefabricadas te de bóvedas quizás como consecuencia de la tradi-
de yeso y plementerías tabicadas constituyen un epi- cional percepción de «monumento» que, inercial-
sodio singular de la arquitectura hispana de los siglos mente, ha implicado un juicio de valor amparado en
XV y XVI que apenas ha gozado de consideración criterios históricos, estéticos y de riqueza material a
hasta la fecha. Tales elementos forman parte de un la hora de determinar la importancia que un edificio,
conjunto más amplio de variantes tecnológicas pro- como obra de arte, reviste en nuestra evolución cul-
pias del repertorio cristiano (escaleras, galerías, púl- tural obviando otras variables, igual de categóricas,
pitos, retablos, chimeneas, etc.), ejecutadas con alba- relativas a la naturaleza de sus componentes.
ñilería por adaptación o evolución de experiencias En general, estos sistemas de cierre no comportan
previas de raíz romana e islámica. una mera transposición con yeso y ladrillos de los
Los elementos identificados en Levante, Castilla y ejemplos pétreos. El material impone sus propias re-
Andalucía sugieren —al menos por el momento— glas, influyendo en el proceso constructivo y en el
que tales procedimientos podrían haber sido emplea- comportamiento estructural del elemento. Ciertos as-
dos por primera vez en Segorbe o Játiva, áreas muy pectos particulares conllevan ventajas y otros acarre-
próximas a Valencia con abundancia de yeso, ladri- an inconvenientes. La mejor manera de identificar
llos y mano de obra morisca. En estas propuestas unos y otros pasa por intentar comprender sus proce-
subyace la intención de abaratar costes y reducir los dimientos de diseño y construcción, además de su es-
plazos, pero también pesaron considerablemente tabilidad en servicio. Ello implica establecer, por una
otras variables (ahorro de medios auxiliares, reduc- parte, hasta qué punto se respetan en su construcción
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las reglas de la cantería, es decir, si la forma above- primitiva y la conservada, se caracterizan por tener
dada queda determinada a partir de la disposición sus naves cubiertas mediante bóvedas de crucería
previa de una trama de arcos —elementos planos con nervios dovelados de yeso1.
constituidos por pequeñas piezas ajustadas sobre una La nueva iglesia fue iniciada en 1549, a partir de
cimbra— que definen la geometría resultante de su una traza de Juan de Praves2 quizás inspirada en otra
cáscara, facilitando el tendido posterior de las ple- anterior de Jerónimo Quijano. Las obras se prolonga-
menterías. Además, es importante conocer el proce- ron durante casi 150 años, hasta 1695-98 (?), por la
dimiento seguido para la fabricación de las dovelas confluencia de problemas económicos y técnicos.
de yeso, prestando atención a los elementos singula- Durante ese dilatado periodo sufrió varios cambios
res —y más costosos— de la bóveda (claves y jarja- de dirección que, en más de una ocasión, conllevaron
mentos) para determinar hasta qué punto sus cons- la aportación de nuevas trazas. El edificio que ha lle-
tructores fueron capaces de obtener un óptimo gado hasta nosotros (figura 1) plantea aún numerosos
provecho de las técnicas de modelado (albañilería) y interrogantes; aunque se conservan bastantes docu-
talla (cantería). Conviene recordar que las bóvedas mentos, estos son muy imprecisos y no resulta fácil
de crucería ofrecen a priori enormes posibilidades de establecer la importancia de cada arquitecto en el re-
estandarización (Willis 1842; Bechmann 1993; Ra- sultado final ni la evolución concreta de las obras.
basa 2000) aunque, por lo general, fueron deficiente-
mente explotadas por los constructores de la época.
En último término, merecen atención las dimen-
siones de los nervios y las características de las ple-
menterías. Estas últimas han sido consideradas tradi-
cionalmente como un relleno informal y, por tanto,
ajustado a las reglas de la albañilería aunque el peso
propio de los cascos generó ciertas dificultades hasta
la incursión de abovedamientos ligeros como los ta-
bicados. La naturaleza de los rellenos y trasdosados
condicionan la construcción y la estabilidad del con-
junto.
Aunque las bóvedas de Santa María Magdalena re-
sultan tardías en relación con otros ejemplos de simi-
lar factura (debieron construirse entre 1622 y 1695),
también son las de mayor dimensión al cerrar tramos
de hasta 9,15 metros de luz. Además, su posible traza
presenta novedades con respecto a los planteamien-
tos canónicos del periodo y el hecho de resultar visi-
tables por su trasdós permite conocer con mayor de-
talle sus particularidades constructivas. A todo ello, Figura 1
hay que añadir la singularidad de sus nervios y sus Interior de la iglesia de Santa María Magdalena (foto del
características dimensionales. autor 2013)

LA IGLESIA DE SANTA MARÍA MAGDALENA


Un documento3, fechado en diciembre de 1548, re-
La parroquia de Santa María Magdalena es la iglesia fleja la fuerte presión vecinal para que la obra se rea-
mayor de Cehegín. Fue construida intramuros, entre lizara de albañilería, «e no de cantería como estaba
la plaza Vieja y la del Concejo, en la parte más alta acordado» pues «haciéndose de tapiería se hará en
de la ciudad. El edificio que ha llegado hasta nues- breve tiempo e tan buena como de cantería con ha-
tros días sustituyó total o parcialmente a otro más an- cerse sus esquinas e arcos de cantería». Con este
tiguo concluido en 1507. Ambas construcciones, la planteamiento, asumido por el maestro Juan de Pra-
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ves, la piedra se restringió a los cimientos, esquinas, sus proporciones un tanto inconexas, en particular en
estribos, pilares y arcos principales (fajones, forme- las dos crujías de los pies, las más antiguas.
ros y de embocadura). Conviene aclarar que la au- La nave central tiene mayor altura que las conti-
sencia de buena sillería en las proximidades obligaba guas, pero carece de iluminación directa, al menos en
a acarrear las piedras desde las canteras de Caravaca, la actualidad. En el trasdós de los lienzos de cierre se
situadas a unos 8 km. distinguen las jambas de antiguos huecos de ilumina-
En 1596 al parecer estaba casi concluida la envol- ción, hoy tapiados. Las bóvedas de crucería estrella-
vente exterior de las dos primeras crujías de la igle- das descansan sobre unas columnas pétreas de orden
sia, edificadas sobre el primitivo solar, quedando toscano y proporción heterodoxa con unos capiteles
aún pendientes las bóvedas y la techumbre. Dichos jónicos incrustados en la mitad del fuste, coincidien-
trabajos, en su mayor parte, corrieron a cargo del do con el arranque de las embocaduras laterales.
maestro Ginés de Gea4, vecino de Cehegín. En 1604 Además, las cuatro columnas que delimitan las dos
acudió a la obra el maestro Joan Mirón para tasar las crujías más próximas al testero, erigidas después de
obras de «reparo» (mantenimiento) ejecutadas por 1622, tienen un módulo distinto a las de los pies. Por
otro maestro de la villa: Alonso de Carrión5. En ese su parte, las bóvedas de las naves menores descansan
momento el edificio contaba con una techumbre exteriormente sobre soportes apilastrados adosados
provisional, que aprovechaba las escuadrías del pri- al muro, a modo de contrafuerte, ante la imposibili-
mitivo templo inaugurado en 1507. En 1613 volvió dad de disponerlos al exterior por falta de espacio.
Joan Mirón el viejo para tasar nuevos reparos 6 e Tales soportes tampoco guardan una relación formal
igualmente constan otros pagos entre 1618 y 1622 al canónica con las columnas centrales.
mismo artífice. En esta última fecha ya estaban ha- Como ya se ha señalado, en sus fábricas predomi-
bilitadas las capillas del Rosario, Santa Lucía y San na la albañilería. La cantería solo fue empleada para
Pedro. Además, habría que suponer cerradas todas elementos concretos: los arcos fajones y de emboca-
las bóvedas de los dos primeros tramos por cuenta dura, las columnas, contrafuertes y las esquinas y de-
de Joan Mirón. más puntos débiles de los lienzos murarios. Los pri-
La ampliación7 del templo hacia el norte debió dar meros, de perfil clasicista, tienen un canto de 0,90
comienzo en 1622 prolongándose con interrupciones metros, que arroja un espesor en función de la luz de
hasta 1698. El tramo noreste del solar era muy escar- 1/15. Sobre unos y otros se elevan muros de mam-
pado y su costado norte, de marcada pendiente, con- postería hasta la cubierta de tres palmos de espesor,
taba con numerosas viviendas. Consta que, entre transformando en la práctica a estos arcos en diafrag-
1690 y 1695, Francisco Marín Monsalve, maestro mas de gran canto. De esta forma todas las bóvedas
alarife, trabajó en la obra de albañilería del templo y de crucería con nervios de yeso y plementos tabica-
que durante ese periodo se cerraron las bóvedas de dos, las centrales y las laterales, quedan confinadas
las dos crujías restantes. Igualmente, se sabe que en- por una retícula o caja rígida de fábrica. La cubierta
tre 1695 y 1698 Francisco Bastida y Joseph García, original, sustituida en 1995 por una estructura metá-
maestros arquitectos, terminaron la iglesia por lo lica, estaba formada por una armadura de madera
que, probablemente, se deba a ellos el añadido del continua a dos aguas.
coro elevado de los pies. El 9 de marzo de 1936 la iglesia fue incendiada,
perdiéndose el retablo de la Capilla Mayor y muchos
de sus bienes muebles. Los sillares calizos sufrieron
CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS DEL EDIFICIO una fuerte degradación térmica que acarreó perdidas
de sección por calcinación. En 1940 se acometió una
El edificio es de planta rectangular con tres naves restauración de emergencia y se recompusieron estas
segmentadas en cuatro tramos, que responden a dis- pérdidas de sección con yeso. Además, se trasdosa-
tintos criterios proyectuales. Aunque su envolvente ron las plementerías con una costra de hormigón ar-
encaja sensiblemente en un rectángulo de unos 40 mado a la que fueron anclados todos los nervios, tan-
metros de largo por 20,4 metros de ancho, respetan- to los principales de piedra como los secundarios de
do por tanto la relación 1:2 señalada en el compendio yeso. Posteriormente, en el año 2002, se afrontó una
de Simón García (1681), los tramos son desiguales y nueva intervención a la que debemos su actual aspec-
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to. En esta obra se incrementó nuevamente la sección TRAZA DE LAS BÓVEDAS ANTERIORES A 1622
de los cascos con hormigón gunitado, saneando los
nervios mediante la eliminación de los añadidos an- El dibujo en planta de la bóveda del primer tramo,
teriores y recomponiendo sus secciones con morteros con unas dimensiones estimadas de 8,78 por 7,25 m
orgánicos, previo anclaje a la plementería con torni- de lado (31,5 x 26 pies castellanos), parece aproxi-
llería de acero inoxidable. La actual pátina de aspec- marse a la proporción armónica conocida como sex-
to pétreo procede de aquella intervención. quicuarta (6:5). Su contigua parece ligeramente ma-
yor, con 9,15 por 8,05m (unos 32 x 28 pies), medidas
cercanas a la relación sexquiséptima (8:7). Estas re-
GEOMETRÍA DE LA PLANTA laciones cuadriláteras tan inusuales podrían deberse
al intento de acomodar la nueva traza a los límites
Doce de las trece bóvedas son estrelladas de cinco del solar ocupado por la iglesia primitiva. Las dos
claves, repitiendo el modelo más extendido en la co- bóvedas centrales restantes, construidas después de
marca —probablemente por influencia valenciana—, 1622, son de planta sensiblemente cuadrada, con
con la única excepción de la que cierra el coro eleva- 9,15 por 9,01m de lado (unos 33x 32,5 pies).
do, que es de nueve claves. El análisis geométrico de En las naves laterales también se aprecian grandes
la planta y la escasa información útil que aporta la diferencias de proporción y factura entre las más anti-
confusa documentación histórica sugieren que los guas y las ejecutadas a partir de 1622. Las bóvedas per-
cuatro tramos de la nave central podrían haber sido longadas del primer tramo son más cortas, con una re-
cerrados en al menos dos fases pues los más próxi- lación entre sus lados cercana a 3:2 (7,23x4,9 m, unos
mos a la cabecera siguen distintos criterios de traza- 26x16,5 pies). Las del segundo son más profundas, de
do de los terceletes. La misma premisa se puede apli- proporción superbipartiens tertias (5:3, un cuadrado
car a los tramos laterales aunque, en este caso, los más dos tercios) y unas dimensiones de 7,51x4,42m,
dos primeros presentan una extraña geometría próxi- equivalentes a unos 27x16 pies castellanos. Las latera-
ma a un medio cañón, con su directriz dispuesta les del tercer y cuarto tramo y también la de la capilla
transversalmente al eje principal de la nave, muy ale- mayor parecen idénticas, de proporción dupla. Sus di-
jada de los planteamientos canónicos. Parece más mensiones son de 10,03x5,01 metros (36x18 pies), y su
bien un intento de aparentar el aspecto de una cruce- relación con las contiguas centrales es 1:2.
ría a partir de una bóveda de cañón construida pre- La traza en planta de algunos terceletes de las bó-
viamente. vedas que cierran las dos primeras crujías, parecen

Figura 2
Comparativa de varias propuestas de traza para la bóveda del segundo tramo central (dibujo del autor 2013)
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diferir ligeramente de las propuestas reseñadas en los Madrid y tradicionalmente atribuida a Bartolomé
apuntes y manuales de la época. Como en los dibujos Sombigo y Salcedo (inicios del s. XVII), se distingue
de Pedro de Alviz (antes de 1545), Hernán Ruiz asimismo un tanteo a punta seca del trazado según
(1545-1562 fol. 46v) o Alonso de Guardia (antes de medianas como estrategia para cerrar plantas de
1560), entre otros muchos, los terceroles convergen- «rombo igual» y «rombo desigual». Los profesores
tes en el eje longitudinal de la nave debieron trazarse Miguel Ángel Alonso y José Calvo (2007) lo citan en
tomando como referencia la circunferencia circuns- un artículo casi inédito dedicado a una clave de bó-
crita al cuadrado de su planta. Sin embargo, para los veda de la parroquial de Santa Catalina de Valencia
concurrentes al eje menor parecen haberse dirigido y, más recientemente, han retomado esta cuestión
hacia el punto medio del cuadrado de tal forma que con motivo del análisis de los nervios que tercian los
las ligaduras de sus claves dibujan una cruz de bra- espacios resultantes en las esquinas al implantar bó-
zos desiguales. Pero eso no es todo, mientras que en vedas octogonales sobre planta cuadrada (Rabasa,
la bóveda de los pies pudo haberse tomado como re- Alonso, Gil, López Mozo, Calvo y Sanjurjo 2012).
ferencia el lado mayor para el dibujo del círculo ins- Además, ha sido tratado en relación con la bóveda en
crito, en el tramo contiguo la referencia podría ser el planta de rombo de la catedral de Tui (Taín, Alonso,
inscrito del lado menor (figura 2). Se trata, por tanto, Calvo y Natividad 2012).
de un diseño singular, poco común, aunque su excep- El empleo del trazado combinado en ambas direc-
cionalidad no radica tanto en la disyuntiva de obtener ciones podría deberse al intento de salvar algún im-
los terceletes según medianas sino en el hecho de pedimento práctico para alcanzar el punto de la cir-
emplear, presumiblemente, reglas geométricas distin- cunferencia circunscrita, como ocurre habitualmente
tas en cada una de las direcciones, solución que, has- en la parte del formero por la presencia de los muros
ta el momento, no habría sido identificada ni publica- de cierre, o para acomodar el trazado de la bóveda
da, como informa Enrique Rabasa. sobre alguna planta que se aparta del canon cuando
Esta excepción, que no resulta apreciable en nin- la envolvente plantea numerosos problemas, como en
guna otra bóveda de piedra del noroeste murciano, las estudiadas por Vandelvira. Por último, quizás ha-
podría repetirse también en la de cinco claves con bría que considerar sin más la intención de imprimir
elementos de yeso que cierra el segundo tramo de la cierta direccionalidad a la bóveda diferenciando la
ermita de la Preciosísima Sangre de Cristo (ca.1595) dimensión de sus ligaduras. Es una cuestión que, por
de la misma ciudad, de proporción sexquioctava el momento, queda abierta, a la espera de otros ejem-
(9:8) y dimensiones 7,52 x 6,68 m (27 x 24 pies) y, plos que puedan reforzar y hacer evolucionar esta hi-
por tanto, casi contemporánea a la anterior aunque de pótesis.
distinta autoría. En este ejemplar, muy mal conserva-
do, los terceletes concurrentes al eje principal de la
nave parecen tomar como referencia los puntos me- LAS BÓVEDAS POSTERIORES A 1622
dios de los lados. Sin embargo, en los convergentes
al eje transversal no se puede afirmar con rotundidad El trazado de los terceletes de las bóvedas más tardí-
el criterio adoptado. Las deformaciones del elemento as, tanto de los tramos centrales como de sus conti-
dejan abiertas varias posibilidades, entre ellas la se- guos laterales, se aleja de los anteriores. En este
ñalada. caso, siguiendo posiblemente un criterio modular, el
Aunque escasean las referencias documentales, las punto de intersección de los ejes de los terceletes pa-
investigaciones de campo acreditan el empleo habi- rece haber sido determinado mediante la división en
tual de terceletes según medianas en ambas direccio- retícula del tramo (figura 3), un recurso frecuente en
nes sobre plantas perlongadas. En los modelos valen- el gótico tardío alemán empleado también en impor-
cianos de cinco claves, tanto de piedra como de yeso, tantes obras castellanas (Palacios 2009, 81). Así, los
parece ser un recurso común (Navarro 2004 y Marín puntos de cruce de dichos ejes podrían situarse a 1/6
2013) y también era conocido en Castilla (Palacios del lado en el caso de las bóvedas centrales sobre
2009). En los títulos 140 y 141 de la copia del ma- planta cuadrada y a 1/8 de la longitud del lado mayor
nuscrito de cantería de Alonso de Vandelvira (1575- y 1/4 de la longitud del lado menor en el caso de las
1591) conservada en la escuela de Arquitectura de duplas. Ello implica la definición de rampantes más
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centro de la circunferencia a partir de sucesivas tria-


das de puntos. Aunque el procedimiento es costoso y
de resultado siempre incierto habida cuenta de las
deformaciones acumuladas por los arcos, el abanico
de soluciones obtenido en cada caso ha permitido de-
ducir un valor medio del radio aceptablemente fiable
y suficientemente útil al exclusivo objeto de compa-
rar los distintos arcos para detectar coincidencias.
Para determinar el grado de confianza en los resulta-
dos se ha procedido, además, a su contraste gráfico
con los datos topográficos de partida teniendo pre-
sente su aproximación a un número entero de pies o
palmos y su relación con otras dimensiones relevan-
tes de la bóveda. Este mismo procedimiento ya ha
sido utilizado anteriormente con cierto éxito en otros
trabajos para la obtención del radio de trazado de ar-
cos estructurales que han sufrido desplomes y defor-
maciones significativas.
Con este método se concluye que, en el caso de la
bóveda de nueve claves, los radios de intradós de los
cruceros y los de las ligaduras parecen idénticos
Figura 3 (5,43 metros, unos 19,5 pies castellanos), aproximan-
Propuestas de traza para la bóveda del tercer y cuarto tramo do visualmente la geometría del elemento a la esfera.
central (dibujo del autor 2013) Esta hipótesis se alejaría del criterio seguido por
Hernán Ruiz, pero coincidiría con el de Gil de Hon-
tañón, aunque esta propuesta ha sido entendida por
cortos, y también desiguales, respetando a su manera algunos investigadores como una simplificación de
el criterio fijado por el constructor de los tramos más carácter didáctico. Finalmente, todos los terceletes
antiguos, pero recurriendo a diferentes métodos de parecen tener un radio cercano a los 5,01 m. (18
trazado que dejan impronta visual de la ampliación pies). El resultado es una bóveda «de pañuelo», par-
acometida. ticularmente evidente por su trasdós.
En la bóveda del segundo tramo, que parece ser
del mismo tracista a la vista de las coincidencias mé-
LAS ELEVACIONES tricas detectadas en las elevaciones, los radios de los
cruceros y de las ligaduras parecen coincidir con los
Al tratarse de bóvedas ejecutadas con nervios de del ejemplo anterior (unos 19,5 pies), mientras que
yeso, susceptibles de fabricación a partir de moldes, los terceletes se aproximan a dos medidas distintas
la determinación del volumen de la bóveda adquiere de 4,73 y 5,01 m (17 y 18 pies, respectivamente), la
aquí una nueva dimensión pues, el virtual empleo de segunda de ellas idéntica a la del ejemplo anterior.
un único radio para la definición de las distintas fa- Sobre las dimensiones del crucero, en realidad, se
milias de arcos, podría haber facilitado notablemente plantean algunas dudas pues también existían coinci-
el proceso de obtención al requerir virtualmente solo dencias en el entorno de los 5,69m. de radio. Esta se-
dos encofrados: para piezas de molde recto y molde gunda hipótesis conduce a un trazado de medio pun-
revirado, respectivamente. Esta posibilidad fue con- to mientras que la primera conlleva aceptar la
templada al observar que todos los nervios de las dis- definición del nervio a partir de dos semicircunferen-
tintas bóvedas tenían la misma sección transversal. cias (figura 4).
Al efecto, se ha intentado determinar con la mayor Esta posibilidad ha sido ya contemplada en otros
precisión posible el radio del intradós de los arcos ejemplos, concretamente, en los cruceros de yeso del
mediante procedimientos analíticos, deduciendo el segundo tramo de la capilla de Santa María de Xàtiva
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Las bóvedas con nervios prefabricados de yeso 607

Figura 4
Elevación del crucero del segundo tramo central. Hipótesis de trazado (dibujo del autor 2013)

(Marín 2013) y en los de la Sala dei Baroni de Nápo- de entre 6,12 y 6,26 metros (entre 22 y 22,5 pies).
les, de Guilem Sagrera estudiada por Rabasa (2012). Aunque la gran deformación de los terceroles dificul-
La primera y la última tienen en común su deficiente ta enormemente establecer una hipótesis de trazado,
estado de conservación con motivo de un incendio, el radio de los concurrentes al eje longitudinal podría
pero en el segundo caso, el elemento ha podido ser aproximarse a los 5,01 m. El resultado es una cáscara
medido con precisión y, difícilmente, se puede acha- fuertemente peraltada en el entorno de los cruceros,
car la cota de la clave a un cedimiento estructural. La con unas pendientes muy pronunciadas en el tendido
distancia entre los centros de trazado coincide, apro- de plementos entre éstos y los terceletes y cuatro po-
ximadamente, con las dimensiones de la clave polar, tentes «lunetas» levemente tendidas, con un aspecto
lo que sugiere quizás alguna intencionalidad ligada al más próximo a una bóveda de arista que a una esfera.
proceso de ejecución y, más concretamente, al deseo Finalmente, sus contiguas, las crucerías de la cabe-
de reutilizar las cimbras, como parece ocurrir tam- cera y de los tramos laterales, igualmente podrían es-
bién en la iglesia de la Magdalena. tar resueltas a partir un mismo radio. En esta ocasión,
En las dos bóvedas restantes del espacio central se casi todos los arcos rondan los 5,01 metros (unos 18
observa que la curvatura del intradós de sus arcos cru- pies), a excepción de los terceletes concurrentes en el
ceros, ligaduras y terceletes laterales, todos muy de- eje transversal, con radio de 4,73 m (17 pies). Esto
formados, parecen converger hacia una medida única ha ocasionado que las ligaduras que forman rampan-
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te longitudinal hayan tenido que apuntarse para for- badas contra un cilindro de piedra que da continui-
zar una geometría redondeada. dad al soporte hasta una cota de dos metros por enci-
ma del plano superior del capitel. Los perpiaños, de
piedra, nacen muy retranqueados sobre los capiteles
ASPECTOS CONSTRUCTIVOS Y DE ESTABILIDAD de las columnas toscanas y los formaletes se reducen
una simple moldura en el muro lateral. Los haces de
Ya se ha señalado que todos los nervios de yeso de la nervios de yeso arrancan verticalmente, muy juntos
iglesia, a excepción de los correspondientes a las entre sí, pero manteniendo su individualidad, recu-
cuatro bóvedas laterales de las dos primeras crujías rriendo al recorte de las piezas en los puntos de con-
de los pies, tienen idéntico perfil y dimensiones, en tacto. Tampoco resulta descartable que, en algunos
oposición a las recomendaciones de Rodrigo Gil (fol. casos, el primer tramo de estos nervios de yeso haya
23r). Se ha podido medir exactamente la sección de podido ser conformado in situ, cuestión que resulta
varios nervios gracias a las piezas recuperadas duran- particularmente evidente en las bóvedas laterales en
te los últimos trabajos de restauración y, en todos los las que, además, el encuentro del haz de produce
casos, pero especialmente en las bóvedas posteriores muy atrás, fuera del cuadrilátero que la delimita en
a 1622, las esbelteces son mayores que las propues- planta.
tas por Gil de Hontañón. En cuanto a las claves, al igual que ocurre con los
Las dovelas presentan una molduración clasicista, nervios, conviven elementos de molde cuadrado (las
encajada en una sección próxima al cuadrado de un polares) con otros de eje revirado, siendo de mayor
palmo de lado (20 ó 21 cm) y una longitud de unos tamaño en las dos primeras crujías. El grave deterio-
45 cm, equivalentes a poco más de dos palmos caste- ro de las bóvedas y las fuertes intervenciones sufri-
llanos. En general predominan las secciones de mol- das no permiten establecer con seguridad si estas pie-
de cuadrado, especialmente en las bóvedas más tardí- zas fueron talladas o confeccionadas en el propio
as. Los perfiles de molde revirado se limitan a los lugar, una vez descimbrados los nervios. Aunque las
terceletes y combados de la bóveda central de los escasas imágenes previas a la restauración y las inco-
pies y terceroles de su contigua. En sus caras trans- rrecciones en los ángulos de ataque de los nervios,
versales cuentan con tres zurcos radiales de unos dos particularmente evidentes en las bóvedas laterales,
o tres centímetros de profundidad. Las superficies la- parecen apuntar hacia la segunda hipótesis no habría
terales y el lecho inferior conservan numerosos res- que descartar incluso un procedimiento mixto. Estos
tos de policromía de una tonalidad rojiza, quizás al- y otros supuestos han podido ser documentados en
magra. Su núcleo contiene numerosas piezas de otras bóvedas similares conservadas en Xàtiva.
piedra caliza de tamaño mediano. Durante la restauración de 2002 se pudo recabar
Probablemente, las dovelas fueron obtenidas me- desde un andamio algo de información relativa a la
diante un procedimiento mixto que combinaba la for- disposición por el intradós de las plementerías de la
mación de sólidos capaces a partir de moldes, e in- bóveda central del segundo tramo. Los cascos son ta-
cluso la fabricación en serie de piezas terminadas, bicados de una hoja, con ladrillos de 24x11 cm. El
con las técnicas de talla propias de la cantería en el gunitado de hormigón armado vertido por el trasdós
caso de los elementos singulares o de mayor comple- impide conocer el espesor total de la cáscara. Sin
jidad. Aunque este aspecto no ha podido ser analiza- embargo, en la bóveda lateral del segundo tramo, re-
do con detalle en este edificio por el elevado grado sulta claramente visible la existencia de un vertido
de deterioro de sus piezas, muy retocadas durante los sobre el tabicado, a base de mampuestos, árido y
trabajos acometidos en 2002, se dispone de numero- mortero de yeso de unos 20 cm. de espesor. Tal ob-
sas evidencias de otros edificios levantinos de similar servación, no obstante, podría no resultar común a
factura. las bóvedas posteriores a 1622, aunque el edificio
Este procedimiento de elaboración mediante técni- evidencia un empleo restrictivo del ladrillo, muy es-
ca mixta parece particularmente evidente en los jarja- caso en el área.
mentos. Aunque la pátina pétrea hace desconfiar de Los plementos tendidos entre los nervios del lado
las juntas marcadas, visualmente se intuye que están de la Epístola tienen sus ladrillos dispuestos de ma-
formados por piezas independientes, recortadas y tra- nera atípica, con las sogas alineadas en paralelo a los
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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la
Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.
Las bóvedas con nervios prefabricados de yeso 609

nervios cuando lo habitual en las bóvedas levantinas del relleno (figura 5). En los ejemplos de yeso locali-
era disponer los ladrillos en el sentido opuesto. La zados en Valencia la práctica más extendida consistía
agrupación de recortes de piezas en los encuentros en arriostrar contra el muro los arranques de los ner-
con el crucero y en los flancos exteriores de los ter- vios con muretes de medio pie de ladrillo. También se
ceroles sugiere un método de ejecución, sin cimbra, recurría al relleno con ollas y mortero o se tendían ta-
similar al de formación de una bóveda de escalera, bicados rebajados para evitar sobrecargas excesivas.
convirtiendo en primer lugar al fajón y seguidamente De las bóvedas murcianas de albañilería, sin embargo,
al tercelete en el principal apoyo del abovedado du- apenas se dispone de información. Escasean los ejem-
rante la construcción. Dado que ninguno de los ner- plos y muy pocas de ellas han sido intervenidas.
vios tiene «cola» —son prácticamente inexistentes
en la arquitectura levantina— la plementería forma
un abovedado continuo que tiende a sustentarse con CONCLUSIONES
autonomía de los cruceros y terceletes, lo que sin
duda se ha visto favorecido por la excesiva delgadez Las dos bóvedas más antiguas repiten modelos muy
de estos y la escasa resistencia a compresión del comunes en el antiguo Reino de Valencia, donde se
yeso, que acrecienta la deformación de los arcos localizan los antecedentes más antiguos, que debie-
cuando se forman rótulas plásticas. También se ha ron llegar a la comarca hacia el último cuarto del si-
podido constatar un ligero descuelgue (de 1 a 4 cm.) glo XV (Marín 2013). La bóveda de cinco claves con
de los nervios con respecto a los plementos, algo por terceletes de la antigua capilla de la Vera Cruz de
otra parte habitual en muchos ejemplos de piedra. En Caravaca, cerrada hacia 1578 y hoy desaparecida,
cualquier caso, se confirma el imprescindible carác- parece ser el ejemplo más antiguo al que le siguen
ter previo de los nervios como definidores de la geo- muy de cerca las que cerraban la ermita de San Se-
metría y sostén constructivo del tendido de ladrillo. bastián de Cehegín (ha. ¿1495?).
La inspección por el trasdós revela el relleno de las Los escasos datos históricos conservados apuntan
enjutas hasta algo más de la mitad de la altura de la a que, en su definición, intervinieron maestros cante-
bóveda, pero no arroja información sobre la naturaleza ros, contando para la ejecución con ayuda de alarifes.
Las bóvedas más antiguas podrían haber sido traza-
das por el cantero Juan de Praves y construidas, total
o parcialmente, por algún alarife local, sucesor de
Ginés de Gea. De forma análoga, en las más tardías,
habría participado el maestro albañil Francisco Ma-
rín Monsalve, no siendo posible asignar con seguri-
dad la autoría de su traza a ningún cantero.
Las soluciones analizadas parecen respetar escrupu-
losamente las reglas de la cantería, tanto en su defini-
ción geométrica como en los procedimientos de cons-
trucción. Aunque en momentos puntuales se han
aprovechado las ventajas del yeso frente a la piedra
(definición de los enjarjes y claves, retoques o el cie-
rre de las plementerías) no se evidencia ningún avance
hacia la estandarización, a pesar de las claras posibili-
dades que ofrecen ambos sistemas. La combinación de
secciones cuadradas y reviradas y las hipótesis plante-
adas en relación con los radios de los arcos, a pesar
del innegable grado de incertidumbre que encierran,
Figura 5 evidencian el desconocimiento o la renuncia a la deno-
Trasdós de las bóvedas del espacio central. En primer pla- minada «estandarización inglesa», procedimiento que,
no, la bóveda del tercer tramo. Al fondo, las dos más anti- mediante el tendido o peralte de los centros de trazado
guas, situadas a los pies (fotos del autor 2013) posibilita el empleo de un mismo radio para todos los
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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la
Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.
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arcos de la bóveda. Este sistema, escasamente utiliza- 4. AMCh, A.C. Sección 1,2,1. 31/01/1555.
do en España, hábilmente combinado con la fabrica- 5. AMCh, A.C. 1211/1604.
ción mediante molde de un formato único de dovelas 6. AMCh, A.C. 1609-16, fol. 710 1/01/1613.
para todos los arcos de iguales características hubiera 7. AMCh, A.C. 1620-25, fol. 20-21. 24/01/1622.
supuesto una importante simplificación del proceso fa-
voreciendo, además, la reutilización de las cimbras cu-
yos plazos de empleo se reducen aquí drásticamente
aumentando los ciclos de uso previo a la fatiga del LISTA DE REFERENCIAS
material. Sin embargo, en algunas de las bóvedas, ni
siquiera parecen coincidir los radios de los terceletes Alonso Rodríguez, Miguel Ángel y José Calvo López.
opuestos, evidenciando la pervivencia del estilo tardo- 2007. «Una clave de bóveda de la iglesia de Santa Cata-
medieval de la construcción con piedra, con la pecu- lina de Valencia». Http://www.gothicmed.es. Valencia:
liar vibración que transmiten sus características imper- Gothicmed, versión digitalizada.
fecciones. Bechmann, Roland. 1981. Les racines des cathédrales. Pa-
ris: Payot.
Los trabajos de restauración recientemente acome-
Calvo López, José. 1999. Cerramientos y trazas de montea
tidos en el claustro de Santo Domingo de Xàtiva re- de Ginés Martínez de Aranda. Tesis doctoral inédita.
flejan que la obtención de dovelas de yeso tiene sus Madrid: Universidad Politécnica de Madrid.
propias reglas y requiere de mano de obra especiali- Gutiérrez-Cortines Corral, Cristina. 1987. Renacimiento y
zada, no solo en el trabajo de las mezclas sino tam- Arquitectura religiosa en la Antigua Diócesis de Carta-
bién a la hora de tallar las piezas. Aunque consta el gena. Murcia: Colegio de Aparejadores y Arquitectos
uso tradicional del yeso para la talla de modelos a es- Técnicos.
cala, para la exploración de nuevas trazas y en la for- Marín Sánchez, Rafael. 2013. Bóvedas de crucería levanti-
mación los aprendices (Calvo 2000), esto no resulta nas de los siglos XV y XVI con nervios prefabricados de
exactamente equiparable con la construcción de bó- yeso. Análisis técnico. Valencia: Pendiente de publica-
ción.
vedas de hasta nueve metros de luz que, además, de-
Navarro Fajardo, Juan Carlos. 2006. Bóvedas de la arqui-
ben perdurar en el tiempo. tectura gótica valenciana. Valencia: Universitat de
Por último, las diferencias con los ejemplos de pie- València.
dra también abarcaron el ámbito estructural posibili- Palacios Gonzalo, José Carlos. 2009. La cantería medieval:
tando la depuración del sistema abovedado hacia La construcción de la bóveda de crucería moderna. Ma-
otros modelos más acordes con la corriente clasicista. drid: Munilla-Lería.
La mayor ligereza de los nervios y su combinación Rabasa Díaz, Enrique et al. 2012. «The 100 Ft Vault: The
con plementerías tabicadas dio paso a secciones más Construction and Geometry of the Sala dei Baroni of the
esbeltas con claves menos pesadas y arriostramientos Castel Nuovo, Naples». Actas del IV Congreso Interna-
puntuales, dispuestos justo donde eran necesarios. cional de Historia de la Construcción. París.
Rabasa Díaz, Enrique. 2000. Traza y construcción en pie-
dra. De la cantería medieval a la estereotomía del siglo
XIX. Madrid: Akal.
Taín Guzmán, Miguel et al. 2012. «Stonecutters’ literature
NOTAS and construction practice in Early Modern Gothic: the
tracings for a rib vault at the Cathedral of Tui in Gali-
1. Durante la excavación arqueológica de 2002 se recupe- cia». Construction History, Vol. 27, 1-22. Londres:
raron algunas dovelas de la primitiva construcción hoy Construction History Society.
conservadas en el museo municipal. Asimismo, son vi- Vandelvira, Alonso de. S.XVII. Libro de Traças de cortes
sibles otras muchas en los tramos superiores de los de Piedras. Manuscrito. Madrid: Escuela Técnica Supe-
contrafuertes, bajo la cubierta. rior de Arquitectura. (Versión digitalizada: Colección
2. AHN OO.MM. AJT, Mss. Santiago, libro 1085. fol. Digital de la UPM, http://cdp.upm.es/)
803. Juan de Praves acude a Cehegín por mandato de Willis, Robert. 1842. On the construction of the vaults of
los visitadores de la Orden de Santiago the Middle Ages. Transactions of the RIBA, vol. I, parte
3. AMCh, A.C. 1546-52., 2/12/1548 y 14/12/1548. II. London.

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