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LA MUJER MEDIEVAL

Por Agustín Pérez Reynoso

El tema de la mujer en la Edad Media siempre parece nuevo. ¿Le sorprendería saber que la reina
era coronada como el rey por un obispo en catedrales como Sens, con Margarita de Provenza o en
París, con María de Médicis? Luego, las necesidades militares prevalecerían para hacer del rey,
primero, un jefe de guerra. El estatuto de las reinas da una idea del camino paralelo que la
influencia de la mujer seguiría en la sociedad. Si la mujer de los tiempos clásicos fue relegada, en
cambio, una Leonor de Aquitania o Blanca de Castilla hablarán por su marido, enfermo o muerto.

Y es en la creciente influencia del derecho romano donde podemos encontrar la razón de este
declive, que llegará a su climax en el siglo XIX, y al menos en Francia, será fácil seguirlo, según
Régine Pernoud. Este derecho se empieza a considera superior para asegurar y garantizar bienes,
tráficos y negocios, otorgando al propietario el jus utendi et abutendi, derecho de usar y abusar;
un instrumento ideal de centralización y de autoridad, unido a la admiración por la antigüedad en
el siglo XVI, lo que lleva a elevar el poder del Estado, restringiendo la libertad de la mujer.

Como consecuencia, se reduce la mayoría de edad de 12 y 14 años para mujeres y hombres, a los
25 años; los derechos del padre pasan gradualmente, de administrador, a propietario monopólico,
mientras ella los pierde sobre sus bienes, cuando antaño una abadesa podía ser como un señor
feudal y tener conventos de hombres bajo su magisterio, o que podía ejercer oficios de maestra de
escuela, médico, boticaria, yesera, tintorera, copista, miniaturista, encuadernadora, peluquera,
etc. Apenas sorprende que esta época termine con el rostro de una mujer: Juana de Arco.

Lo anterior, da fe de la degradación de la mujer al papel subalterno limitado al hogar que


culminaría con el Código Napoleónico, contra lo que sólo se reaccionaría en tiempos recientes, con
la salvedad de que casi, con una admiración inconsciente, parezca que basta imitar al hombre sin
una marca propia, negando de antemano, su originalidad, creyendo de buena fe que la mujer «ha
salido por fin de la Edad Media». agusperezr@hotmail.com

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