Está en la página 1de 4

A lo largo de la historia del país, las políticas de Estado y su forma de articulación en una

estrategia nacional de desarrollo, han sido reducidas a un sinnúmero de actividades


parciales y poco relacionadas con la calidad de vida de los ciudadanos, que sólo se conocen
y se establece contacto con ellas, a través de sus efectos inmediatos; como es el caso del
incremento de la pobreza, del gasto social y del bienestar social. Este hecho no es casual.
Tiene un punto de partida, claro y preciso: en muchas ocasiones se considera que las
políticas de Estado son el principio, el punto de partida de la visión del mismo, cuando es
todo lo contrario: son el resultado de la visión de Estado que tienen o no, quienes se
encuentran en el ejercicio gubernamental.

Las políticas estatales priorizan, relevan y clasifican los problemas nacionales según su
relación inmediata con la ciudadanía. Es decir, atienden integralmente aquello que es
urgente y necesario para alcanzar el desarrollo humano sostenible de los panameños. La
carencia de políticas de Estado provoca en muchas ocasiones, que no exista un
ordenamiento claro de acciones y mucho menos relación entre las mismas y los proyectos
que se impulsan a diario. En muchas ocasiones, existe una discontinuidad y hasta
duplicidad en las acciones que se realizan debido a la carencia de una concepción clara de
lo que el Estado debe ser y la función fundamental que debe cumplir. En ambos casos, se
trata de un servicio al ciudadano, que es quien conforma en última instancia las
instituciones del Estado y quien, con sus impuestos y demás apoyos, lo sostiene
económicamente.

En los últimos doce años, Panamá ha cambiado significativamente. La articulación de


programas y la reorganización de intervenciones lograron sostener el crecimiento
económico, disminuir la pobreza, incrementar el gasto social, mejorar el empleo y su
calidad, además de incidir levemente en la desigualdad. La diversificación de los
mecanismos de redistribución del bienestar logró reducir la pobreza, mitigar la exclusión,
pero al mismo tiempo mantuvo la desigualdad. Es decir, la desigualdad tiene una dinámica
y una composición compleja y todavía poco conocida. La profundidad y severidad de la
pobreza, combinada con la dispersión de los pobres y la migración parecen incidir en las
características de la desigualdad.

La redefinición de las políticas públicas implica reorganizar el gasto social, mejorar la


focalización y definir intervenciones orientadas hacia la reducción de las desigualdades, la
definición de impactos, objetivos y
metas en materia de desarrollo humano. Este proceso está en desarrollo y cristalización.
Cinco momentos parecen definir los hitos más importantes de la política pública hacia el
año 2030

Los ejes Estratégicos para el desarrollo nacional de Panamá son los siguientes:
Desarrollo Social
Desarrollo Institucional
Desarrollo Económico
Infraestructura
Seguridad
Ambiente

Las prioridades para este plan de desarrollo nacional son:


Trabajo decente y crecimiento económico
Salud y bienestar: Uno de los desafíos para el logro de los ODS es la salud, especialmente
la de las mujeres, las niñas y los niños, que constituyen una población prioritaria en las
políticas de desarrollo. La implementación de planes, estrategias y programas y el
incremento de la inversión pública en la salud, el crecimiento y el desarrollo, contribuye a
formar y fortalecer sociedades pacíficas, estables y productivas. Para alcanzar las metas
establecidas de desarrollo, se requiere que los sistemas de salud garanticen intervenciones y
servicios esenciales de calidad. Las grandes y graves desigualdades en este tema se asocian
con las dificultades de acceso geográfico, los costos indirectos de acceder a los servicios
(dejar de trabajar, pagar transporte y alimentos), la falta de adecuación de los programas, la
poca supervisión sobre la calidad del servicio y el deficiente trato que, con frecuencia,
reciben las personas pobres que van a atenderse a las instalaciones de salud pública, entre
otros.

Paz
Justicia e instituciones sólidas: La reforma al sector justicia es casi siempre una iniciativa
institucional. Durante la última década se han realizado esfuerzos sustantivos para alcanzar
independencia, accesibilidad, eficiencia y transparencia en el sistema de justicia. En el
sistema democrático, la administración de justicia fortalece el sistema de garantías, controla
al poder político, resuelve los conflictos de la colectividad y garantiza la seguridad jurídica.
De allí que la reforma del sector
justicia implique cambios integrales tanto en la justicia penal, como en la política criminal.
De igual manera, supone una medición constante del desempeño, la rendición de cuentas y
transparencia del sistema de justicia

Educación de calidad: El primer impacto que se puede observar con el desarrollo de


acciones, programas y políticas de promoción y protección social, es el incremento del
desarrollo humano y el capital humano (salud y educación) de la población vulnerable,
pobre y pobre extrema. El segundo impacto tiene que ver con el desarrollo de capacidades.
El tercer impacto se relaciona con la generación de oportunidades, que se impulsa sin una
institucionalidad consolidada y dinámica, como sí sucede en otros países.

Ciudades y comunidades sostenibles

También podría gustarte