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paña con la Unión Europea y, al mismo tiempo, garantizar la sostenibilidad económi-
ca y social de España. La entrada en vigor tuvo lugar el mismo día de su publicación
en el Boletín Oficial del Estado.
Está integrado por nueve artículos en los que se establece (art. 1) que “España se
constituye en Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el plura-
lismo político. Asimismo reconoce que la soberanía nacional reside en el pueblo es-
pañol, del que emanan los poderes del Estado cuya forma política es la monarquía
parlamentaria.
Reconoce asimismo, la lengua castellana o español como oficial del Estado, que
todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla (art. 3).
1.1.2. Título I
El Título I, que regula los derechos y deberes fundamentales está subdividido en cin-
co capítulos que integran los artículos 10 a 55, ambos inclusive.
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En su artículo 10 proclama que “la dignidad de la persona, los derechos inviolables
que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los
derechos de los demás son fundamentos del ordenamiento político y de la paz social.
Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitu-
ción reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de De-
rechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificadas en España”.
Cabe añadir aquí, entre los últimos tratados internacionales a los que se ha adherido
España al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos.
Se intitula “De los españoles y los extranjeros”, y comprende los artículos 11 a 13. Re-
conoce a todo español de origen, la nacionalidad, de la cual no podrá ser privado.
Así mismo recoge que la obtención, conservación y pérdida de la nacionalidad vie-
ne establecido por la ley y por los tratados de doble nacionalidad (art. 11).
Establece la mayoría de edad de los españoles a los dieciocho años (art. 12) y
reconoce a los extranjeros (art. 13) el derecho a gozar en España de las libertades
públicas que garantiza el Título I en los términos que establezcan los tratados y leyes.
Regula asimismo, este artículo 13, la extradición de la que excluye a los delitos políti-
cos y la basa en la reciprocidad, así como el derecho de asilo en España.
Tras proclamar en su artículo 14 la igualdad de los españoles ante la ley, sin que pue-
da prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión,
opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, distingue entre
los derechos fundamentales y las libertades públicas, que regula en su Sección I y los
derechos y deberes de los ciudadanos, que regula en su Sección II.
En esta Sección, que se extiende desde el artículo 15 al 29, se reconocen los dere-
chos a la vida y a la integridad física y moral (art. 15) quedando prohibida la tortu-
ra, los tratos inhumanos o degradantes y se abole la pena de muerte, salvo lo que
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puedan disponer las leyes militares para tiempos de guerra. El derecho a la libertad
ideológica y de culto individual y colectivo. Proclama la aconfesionalidad estatal y
tendrán en cuenta los poderes públicos las creencias religiosas de la sociedad espa-
ñola cooperando con la Iglesia Católica y las demás confesiones (art. 16).
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En su artículo 17, reconoce a toda persona el derecho a la libertad y a la seguridad;
se garantiza la detención preventiva en duración estrictamente necesaria, la asis-
tencia de abogado al detenido y el procedimiento de “habeas corpus”. Asimismo
señala que la ley determinará el plazo máximo de la prisión provisional.
Deroga la censura previa y pone como límite el respeto de los derechos fundamentales.
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cial; prohíbe los trabajos forzados y la prohibición a la Administración civil de imponer
sanciones que directa o indirectamente impliquen privación de libertad.
El artículo 35 dice que todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al
trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, en la promoción a través del trabajo
y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia.
En ningún caso puede hacerse discriminación por razón de sexo.
les de la comunidad.
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1.1.2.3. Capítulo III. De los principios rectores de la política social
y económica
Este Capítulo, que se extiende del artículo 39 al 52, recoge los principios de ase-
gurar la protección social, económica y jurídica de la familia y de los niños (art.
39), promover las condiciones favorables para el progreso social y la formación
y readaptación profesionales (art. 40), el régimen público de la Seguridad Social
(art. 41) para todos los ciudadanos que garantice la asistencia y las prestaciones
sociales suficientes ante situaciones de necesidad; y la salvaguardia de los dere-
chos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y su
retorno.
y psíquicos.
El artículo 53, tras establecer que el respeto y la protección de los principios reconoci-
dos en el capítulo anterior (Capítulo III), informarán la legislación positiva, la práctica
judicial, la actuación de los poderes públicos, hace referencia al procedimiento de
amparo ante el Tribunal Constitucional y a un procedimiento preferente y sumarial
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ante los tribunales ordinarios para recabar su tutela por los ciudadanos. Reserva a la
ley la regulación exclusiva de tales derechos.
En el artículo 54 se refiere a la figura del Defensor del Pueblo como alta comisionado
de las Cortes Generales designado por éstas para la defensa de los derechos com-
prendidos en el Título I, y reserva a la ley orgánica su regulación.
El artículo 56 proclama que el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de la unidad y per-
manencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la
más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales y ejer-
ce las funciones que le atribuye expresamente la Constitución y las leyes.
El artículo 62 señala:
“Corresponde al Rey:
a. Sancionar y promulgar las leyes.
b. Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los términos
previstos en la Constitución.
c. Convocar a referéndum en los casos previstos en la Constitución.
d. Proponer el candidato a Presidente del Gobierno, y en su caso, nombrarlo, así
como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la Constitución.
e. Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de su presidente.
f. Expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros, conferir los empleos
civiles y militares y conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes.
g. Ser informado de los asuntos de Estado y presidir, a estos efectos, las sesiones del
Consejo de Ministros, cuando lo estime oportuno, a petición del Presidente de
Gobierno.
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Por su parte, el artículo 63 establece:
“1. El Rey acredita a los embajadores y otros representantes diplomáticos. Los repre-
sentantes extranjeros en España están acreditados ante él.
2. Al Rey corresponde manifestar el consentimiento del Estado para obligarse interna-
cionalmente por medio de tratados, de conformidad con la Constitución y las leyes.
3. Le corresponde también, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la
guerra y hacer la paz”.
1. Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso,
por los ministros competentes. La propuesta y el nombramiento del Presidente del
Gobierno, y la disolución prevista en el artículo 99, serán refrendados por el presi-
dente del Congreso.
2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden”.
La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán
siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez
sin dicho refrendo (art. 56.3).
El Rey recibe de los presupuestos del Estado una cantidad global para el sosteni-
miento de su familia y casa, y distribuye libremente la misma.
Nombre y releva libremente a los miembros civiles y militares de su casa (art. 65).
CUERPO DE GESTIÓN PROCESAL Y ADMINISTRATIVO
Título III
Este Título III está subdividido en tres capítulos, que acoge a los artículos 66 a 92.
Las Cortes Generales que son inviolables, representan al pueblo español y están for-
madas por el Congreso de los Diputados y el Senado.
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El Congreso se compone de un mínimo de 300 y un máximo de 400 diputados (en la
actualidad y desde 1978, de 350), elegidas por sufragio universal, libre, igual, directo
y secreto.
Cada cámara establece sus propios reglamentos y eligen sus respectivos presidentes
y los demás miembros de sus mesas.
Las Cortes se reunirán en sesión conjunta para ejercer las competencias no legislati-
vas que el Título II atribuye expresamente a las Cortes Generales. Las decisiones de
las Cortes Generales previstas en los artículos 94.1, 145.2 y 158.2, se adoptarán por
mayoría de cada una de las cámaras. En el primer caso, el procedimiento se iniciará
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por el Congreso y en las otras dos por el Senado. Si no hubiera acuerdo entre ambas
cámaras se intentará obtener por una comisión mixta compuesta de igual número
de diputados y senadores. Si no se aprueba el texto que presente, decidirá el Con-
greso por mayoría absoluta (art. 74).
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Las cámaras funcionarán en pleno y por comisiones y podrán delegar en las comisio-
nes legislativas permanentes la aprobación de proyectos o proposiciones de ley. El
pleno, no obstante, podrá recabar en cualquier momento el debate y votación de
cualquier proyecto o proposición de ley que haya sido objeto de esta delegación
(art. 75).
Para adoptar acuerdo las cámaras deben estar reunidas reglamentariamente y con
asistencia de la mayoría de sus miembros. El voto de los diputados y senadores es
personal e indelegables y los acuerdos, para ser válidos, deberán ser aprobados
por la mayoría de los miembros presentes, si no requieren mayorías especiales. Las
sesiones plenarias de las cámaras serán públicas de cada cámara adoptado por
mayoría absoluta (art. 79 y 80).
El artículo 81 de la Constitución define las leyes orgánicas diciendo que son las re-
lativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las
que aprueban los Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general y las demás
previstas en la Constitución.
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Su elaboración sigue el mismo procedimiento, en lo demás, que las leyes ordinarias
(art. 81).
Las proposiciones de ley por iniciativa popular necesitan, como mínimo, 500.000 fir-
mas acreditadas. No procederá esta iniciativa en materias propias de la orgánica,
tributaria o de carácter internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia
(art. 87).
Los proyectos de ley serán aprobados en Consejo de Ministros, que los someterá al
Congreso, acompañados de una exposición de motivos y de los antecedentes ne-
cesarios para pronunciarse sobre ellos (art. 88).
Una vez aprobado un proyecto de ley orgánica u ordinaria por el Congreso de los Di-
putados, su presidente dará inmediata cuenta del mismo al presidente del Senado,
el cual lo someterá a la deliberación de éste, y en el plazo de dos meses, a partir del
día de la recepción del texto, puede, mediante mensaje motivado, oponer su veto
o introducir enmienda al mismo. El veto deberá ser aprobado por mayoría absoluta.
El Congreso, en caso de veto, deberá ratificar el texto inicial por mayoría absoluta, o
por mayoría simple una vez transcurridos dos meses desde la interposición del mismo,
o se pronuncie sobre las enmiendas, aceptándolas o no por mayoría simple, antes
de ser sometido el proyecto de ley para su sanción en el plazo de quince días desde
la aprobación de la ley por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su in-
mediata publicación (art. 91).
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no podrán afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los
derechos, deberes y libertades de los ciudadanos reguladas en el Título I, al régi-
men de las Comunidades Autónomas, ni al Derecho electoral general. Deberán
ser inmediatamente sometidos a debate y votación de totalidad en el Congreso
de los Diputados convocado al efecto en el plazo de los treinta días siguientes a
su promulgación. En dicho plazo deberá pronunciarse el Congreso expresamente
sobre su convalidación o derogación siguiendo un procedimiento especial y su-
mario (art. 86).
Capítulo III
Corresponde a las Cortes Generales o al Gobierno, según los casos, la garantía del
cumplimiento de los tratados internacionales, que requerirán de la autorización de
las Cortes Generales para que el Estado preste su consentimiento para obligarse por
medio de tratados o convenios que sean de carácter político, militar, que afecten
a la integridad territorial del Estado o a los derechos y libertades fundamentales; o
que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda Pública; o que supongan
la derogación o modificación de alguna ley.
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1.5. El Tribunal Constitucional: composición
y funciones
Título IX
El Título IX, que comprende, los artículos 159 a 165, regula la composición del Tribunal
Constitucional en los siguientes términos:
Los miembros del Tribunal Constitucional serán designados por un período de nueve
años y se renovará por terceras partes cada tres. Serán independientes e inamovi-
bles, en el ejercicio de su mandato (art. 159).
El presidente del Tribunal Constitucional será nombrado entre sus miembros por el
Rey, a propuesta del tribunal en pleno y por un período de tres años.
1.5.2. Competencias
caso, deberá ratificarla o levantarla en un plazo no superior a cinco meses (art. 161).
Cuando un órgano judicial considere, en algún proceso, que una norma con rango
de ley, aplicable al caso, de cuya validez dependa el fallo pueda ser contraria a la
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Constitución, planteará la cuestión ante el Tribunal Constitucional en los supuestos,
en la forma y con los efectos que, establezca la ley, que en ningún caso serán sus-
pensivos (art. 163).
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