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el principio de legalidad tributaria.

Hemos dejado establecido que la finalidad primordial que nos muestra esta
disciplina es la de regular la actividad del fisco, que es el órgano encargado de la
determinación, liquidación, recaudación y administración de los ingresos tributarios
del Estado. Ahora bien, si conceptuar mos al derecho fiscal como un conjunto de
normas jurídicas del orden público, resulta evidente que toda la actividad fiscal debe
encontrarse regida por la ley. Esto nos lleva directamente al análisis de uno de los
principios fundamentales en materia que nos ocupa elde legalidad, principio que
algunos autores consideran como la piedra angular del derecho tributario. Al
respecto. Cabe destacar que este principio obedece a un doble enunciado. El
primero atañe al fisco. En tanto que el segundo se refiere a los particulares. Así
afirmamos que 1. La autoridad hacendaria no puede llevar a cabo acto alguno o
realizar función alguna dentro del ámbito fiscal sin encontrarse previa y
expresamente facultado por ello por una ley aplicable al caso. Ahora bien. 2. Por su
parte. Los contribuyentes sólo se encuentran obligados a cumplir con los deberes
que prevé y expresamente les impongan las leyes aplicables y consecuentemente
pueden hacer valer ante el fisco los derechos que esas mismas leyes les confiere.
En términos generales, el principio de legalidad actúa como una importante
limitación del ejercicio del poder público y como una especie de escudo protector de
la esfera de los derechos de los particulares. Ya apuntábamos que la potestad
otorgada a los funcionarios públicos de exigir de la ciudadanía el pago de
determinadas prestaciones para el sostenimiento del Estado, puede presentarse en
un momento dado para la comisión de toda clase de abusos, exacciones y
discriminaciones. Por eso es necesario de antemano existan leyes de aplicación
general por supuestos que con toda precisión determinen los límites y naturaleza
de tal potestad. Leyes que permitan al causante conocer en forma previa hasta
dónde llega la función recaudadora de los representantes de la Hacienda Pública.
En esa forma, al subordinarse la acción del fisco al imperio de la ley, se enfren, se
frena e impide, hasta donde las circunstancias lo permiten, el desarrollo de las
conductas abusivas y, a fin de cuentas, y antisociales. Por otra parte, el principio de
la legalidad permite al contribuyente conocer con la debida anticipación cuál es la
naturaleza y cuáles son los alcances de sus obligaciones frente al fisco. Así como
la esfera de derechos ejercita cables en contra del Estado cuando este en su función
recaudatoria. Pretenden traspasar o exceder los límites del marco jurídico a lo que
se debe constreñir ce sus actuaciones. Como afirma Adolfo Carretero Pérez, las
potestades públicas que deben ejercerse en la actividad financiera están
conformadas por la ley y por el ordenamiento jurídico en virtud del principio de
legalidad que por un lado defiende o más bien define positivamente, positivamente
su actuación y por otra, limita su esfera. El origen de la existencia de la legalidad
financiera se encuentra en que la soberanía fiscal puede afectar a los derechos
fundamentales de los individuos libertad y propiedad que sólo pueden ser
intervenidos por la administración financiera. Si existe una autorización legislativa,
que ésta la permita. Gabino Fraga, citando al león Dudard, hace notar que el
llamado principio de legalidad consiste en que ningún órgano del Estado puede
tomar una decisión individual que no sea conforme a la disposición general de los
anteriormente dictadas. De modo que, en esencia, el principio de legalidad tributaria
opera como una balanza que busque el justo y adecuado equilibrio entre los dos
sujetos que normalmente intervienen en la relación jurídico fiscal, al sujetar la acción
tanto del fisco como de las causantes al cumplimiento de un régimen legal
específico cuyo contenido debe ser eminentemente equitativo. Como indicábamos
en el párrafo anterior. Este principio representa uno de los pilares fundamentales
sobre el derecho fiscal. Se sustenta, por lo que resulta de gran importancia
comprender cabalmente su significación, puesto que a largo de los diversos temas
que iremos tocando, ésta es la componen de la presente clase, conforme los iremos
mencionando con bastante insistencia, como obligado al marco de referencia. Ahora
bien. Pasaremos a lo que viene haciendo en el principio de constitucionalidad, si
bien es cierto es otro de los principios básicos para el estudio del derecho fiscal, es
el que comúnmente conocemos como el de constitucionalidad, cuyo contenido
explica, justifica y complementa al de legalidad. Se trata de un principio que obedece
a los lineamientos esenciales de nuestro orden jurídico, que basa su existencia en
una norma suprema y, por ende, jerárquicamente superior a todas las demás. La
Constitución, como afirma Miguel Villoro Toranzo, dentro de un sistema nacional de
grado superior, corresponde que corresponde a la Constitución que podrá ser
escrita o Constitución área. Kelsen la llama la norma fundamental, porque sirve de
fundamento la validez de todas las demás normas del sistema nacional. El maestro
Herrera Lazo lo llama ley primaria, porque tiene primado primacía sobre todas las
demás, que son leyes secundarias. Cada norma de grado jerárquico superior tiene
respecto de las normas que le son inferior. Dos propiedades la de regular su
creación y la de establecer preceptos que deben ser representados por las normas
inferiores a las cuales su pena. De a las cuales sería una pena de invalidez. Ahora
bien, la regulación de la creación de las normas inferiores les puede hacer la norma
superior en forma expresa o de forma tácita. Hay regulaciones expresas cuando la
norma superior determina la constitución del órgano que deberá crear normas
inferiores y especificar los ámbitos de validez de las mismas. Así, por ejemplo.
Nuestra Constitución determina expresamente la estructura del Congreso. La Unión
especifica en el artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. Cuáles son las facultades para crear normas inferiores? La Constitución
establece los principios fundamentales de todo orden jurídico a manera de
enunciados generales, los cuales significa que todas las normas restantes, en una
u otra forma, derivan de ella y no pueden, bajo ningún motivo, contradecirla o alterar
el sentido de esos enunciados generales. Parafraseando a Hans Kelsen, podemos
decir que el orden jurídico nacional puede expresarse figurativamente hablando
como un gran una gran pirámide invertida, cuyo vértice que sirve de fundamento y
soporte está representada por la Constitución. El derecho positivo mexicano es inin
eminentemente constitucionalista. La Carta Magna lo fundamenta, lo crea y le
otorga la validez. Esto trae como consecuencia que las llamadas leyes secundarias,
es decir, todas aquellas cuya creación y existencia autoriza la propia Constitución,
pero que inevitablemente no forman parte de ella, tengan que ajustarse y respetar
los principios y enunciados constitucionales, puesto que de lo contrario, su invalidez
y su invalidez y en casos concretos pueden ser declararÃ. Por los tribunales
federales a solicitud de cualquier interesado mediante la interposición del llamado
juicio de amparo. O sea que nuestro sistema constitucional no solamente prevé la
subordinación de las leyes ordinarias o secundarias a la disposición de la ley. Sino
que establecen además los mecanismos de jurisdicción apropiados para que tal
subordinación resulte efectiva. Dentro del contexto, el derecho fiscal no puede
constituir, por supuesto, un caso de excepción. Las normas jurídico tributarias, al
igual que el siguiente, deben sujetarse a sus principios y disposiciones, aún cuando
la materia propiamente fiscal no es objeto de un tratamiento detallado y preciso por
parte de nuestra Carta Magna. Esto, claro, es evidente, como lo veremos en los
capítulos subsecuentes de diversos textos del artículo 31, fracción cuarta.
ARTÍCULO 73, fracción septima, y el artículo 131, que aparecen consignados los
principios fundamentales de nuestro sistema tributario en condiciones. Las leyes
fiscales, para resultar válidas y aplicables, deben respetar y adecuarse dentro de
las características y modalidades propias de su contenido específico a esos
principios fundamentales, puesto que en caso contrario, los afectados por sus
disposiciones estarían legitimados para demandar su inconstitucionalidad a través
de los mecanismos jurisdiccionales correspondientes. Así. Para demostrar lo
anterior.

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