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Hallan a un nuevo neandertal enterrado junto a la

«tumba de las flores»


Descubierto en la famosa cueva iraní de Shanidar, puede arrojar
luz sobre los ritos funerarios de esta especie humana extinta
J. de J.Madrid Actualizado:19/02/2020 02:02h Guardar
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Durante los años 50, el arqueólogo estadounidense Ralph Solecki descubrió los esqueletos fosilizados de
ocho neandertales adultos y dos bebés que habían vivido hace decenas de miles de años en los paisajes de
la cueva de Shanidar, actualmente el norte de Irak. Algunos de ellos yacían agrupados, rodeados de polen
antiguo, lo que llevó al investigador a pensar que esta especie extinta enterraba a sus muertos y, además,
realizaba ritos funerarios con flores.

Aunque el significado de la presencia de las flores sigue siendo controvertido, Solecki (precisamente
mañana 20 de marzo se celebrará el primer aniversario de su muerte, a los 101 años por una neumonía)
ayudó a desacreditar la idea de que los neandertales eran bestias, más cercanos a los animales que a los
humanos. Muy al contrario, estos y otros descubrimientos han confirmado que, en realidad, eran muy
parecidos a nosotros: rendían culto a los muertos, tenían lenguaje e incluso, dicen, fueron artistas.

Ahora, un equipo británico ha desenterrado en Shanidar el esqueleto muy bien conservado de otro
neandertal de hace unos 70.000 años, un hallazgo inesperado que, según sus descubridores, ofrece una
oportunidad incomparable para investigar las prácticas mortuorias de estos homínidos a la luz de las nuevas
tecnologías.

Cráneo aplastado

Los huesos de la mano izquierda del neandertal emergen de los


sedimentos - Graeme Barke

Según explican en un artículo publicado en la revista «Antiquity», los investigadores de las universidades de
Cambridge, Birkbeck y John Moores en Liverpool abrieron la antigua trinchera de Solecki para recolectar
nuevas muestras de sedimentos, pero lo que encontraron iba mucho más allá: el cráneo aplastado y los
huesos del torso de otro neandertal.
«Mucha de la investigación de cómo los neandertales trataron a sus muertos implica regresar a los hallazgos
de hace sesenta o incluso cien años, cuando las técnicas arqueológicas eran más limitadas», comenta Emma
Pomeroy, del Departamento de Arqueología de Cambridge y autora principal del nuevo artículo. Por eso, los
nuevos hallazgos «permitirán utilizar tecnologías modernas para explorarlo todo, desde el ADN antiguo
hasta las preguntas sobre cómo morían y si se parecían a las nuestras ».

Entrada de la cueva de Shanidar - G.B.

Ralph Solecki intentó varias veces volver a excavar en Shanidar, pero nunca lo logró. En 2011, el gobierno
regional kurdo se acercó al profesor Graeme Barker del Instituto de Arqueología McDonald en Cambridge
para volver a visitar la cueva de Shanidar. Con el apoyo de Solecki, la excavación comenzó en 2014, pero se
detuvo dos días después por temor a que los terroristas del ISIS se acercaran demasiado. Se reanudó al año
siguiente.

En 2016, en una de las partes más profundas de la zanja, una costilla emergió de la pared, seguida de una
vértebra lumbar, luego los huesos de una mano derecha apretada. Durante 2018 y 2019 descubrieron un
cráneo completo, aplastado por miles de años de sedimentos y huesos de la parte superior del cuerpo casi
hasta la cintura, con la mano izquierda doblada debajo de la cabeza como si fuera un pequeño cojín.

Mediana edad

Posición del neandertal hallado en Shanidar. En gris, la roca colocada


junto a a su cabeza - Emma Pomeroy

Los primeros análisis sugieren que se trata de un adulto de mediana edad, aunque el sexo aún no se ha
determinado. Shanidar Z, como ha sido bautizado, ha sido prestado a los laboratorios arqueológicos de
Cambridge, donde se escanea para ayudar a construir una reconstrucción digital.

El equipo también está trabajando en muestras de sedimentos de todo el nuevo hallazgo, buscando signos de
cambio climático en fragmentos de conchas, huesos de ratones y caracoles antiguos, así como rastros de
polen y carbón que podrían ofrecer información sobre actividades como cocinar y el famoso «entierro de
flores».
Cuatro de los neandertales, incluido el del «entierro floral» y el último hallazgo, formaron lo que los
investigadores describen como un «conjunto único» que les lleva a preguntarse si los neandertales
regresaban una y otra vez al mismo lugar dentro de la cueva para enterrar a sus muertos.

Lugar de memoria

Mapa de la cueva de Shanidar - Antiquity

Una roca prominente junto a la cabeza de Shanidar Z puede haber sido utilizada como marcador para que
los neandertales depositaran allí repetidamente sus muertos, aunque será difícil determinar si el tiempo entre
muertes era de semanas, décadas o incluso siglos.

«La nueva excavación sugiere que algunos de estos cuerpos fueron colocados en un canal en el piso de la
cueva creado por el agua, que luego fue excavado intencionalmente para profundizarlo», dice Barker.
«Existe evidencias sólidas de que Shanidar Z fue enterrado deliberadamente».

Las tomografías computarizadas en Cambridge han revelado que el hueso petroso, situado en la base del
cráneo y uno de los más densos del cuerpo, parece estar intacto, lo que ofrece la esperanza de recuperar el
ADN de los neandertales de la región seca y caliente donde probablemente se cruzaron con los humanos
modernos cuando salieron de África.

Trabajos en la «tumba de las flores» en 1960 - Ralph Solecki

Flores a los difuntos

Solecki creía que las flores de Shanidar fueron colocadas de forma ornamental y elegidas por sus
propiedades terapéuticas, pero nunca estuvo claro si los neandertales eran realmente capaces de tal
sofisticación cultural. Si así fuera, la práctica de llevar flores a nuestros difuntos sería mucho más antigua de
lo que creíamos. «En los últimos años hemos visto una creciente evidencia de que los neandertales eran más
sofisticados de lo que se pensaba anteriormente, desde las marcas de cuevas hasta el uso de conchas
decorativas y garras de rapaces», dice Pomeroy. «Si los neandertales estuvieran usando la cueva Shanidar
como un sitio de memoria para el entierro ritual repetido de sus muertos, sugeriría una complejidad cultural
de alto orden».
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