Está en la página 1de 3

La venganza de la tierra

Capítulos 5, 6, 7, 8 y 9
La guerra entre Gaia y la humanidad
Una de las principales formas en que le hemos declarado la guerra a Gaia, es el modo en que
llevamos a cabo la producción de energía ya que, en nuestro universo, no es posible utilizarla
para cualquier propósito sin corromperla. Además, el suministro continuo de energía es un
requisito esencial para la civilización, ya que, como humanos, en un día cotidiano dependemos
en gran medida de ella.
Uno de los grandes problemas es la quema de combustibles fósiles que conlleva a la producción
de gases de efecto invernadero, aumentado la concentración de éstos en la atmosfera para luego
contribuir al calentamiento global. Este tipo de combustible es el más empleado en general,
contando con una gran demanda a nivel mundial, en donde las grandes petroleras desabastecen
los depósitos subterráneos, extrayendo la energía de la tierra a una velocidad mayor de lo que
Gaia puede reponer de forma natural. Por estas y muchas razones más, Lovelock realiza la
propuesta de emplear la energía nuclear como una fuente para satisfacer nuestra demanda
energética, debido a que, las reacciones nucleares son millones de veces más potentes que las
reacciones químicas. Para fortalecer más su propuesta, nos describe brevemente las ventajas y
desventajas de algunos métodos para la producción de energía renovable.
La energía geotérmica podría ser una buena alternativa, puesto que prácticamente no tiene
contraindicaciones, no obstante, está disponible en muy pocos lugares ya que proviene del calor
que generan los elementos radioactivos de las rocas. El gas natural presenta una desventaja en
cuanto a los escapes de éste debido a su contenido de metano y, según el informe de la Sociedad
de la Industria Química de 2004, en escapes se pierde entre el 2 y el 4 por ciento del gas usado.
Este porcentaje por si solo puede parecer insignificante, pero sumados forman un valor
considerable de gas metano liberado a la atmosfera, por esta razón, no es una consideración
viable para adoptar como una fuente fija de energía. En cuanto a la energía eólica, el autor nos
indica que, según el informe más reciente de Alemania, la energía eólica sólo está disponible un
16 por ciento del tiempo, esto debido a que las corrientes de los vientos no son constantes. Los
biocombustibles producidos a gran escala presentan una amenaza para Gaia, ya que únicamente
para cultivar alimentos le hemos quitado la mitad de las tierras productivas, por tanto, sería
peligroso tanto para Gaia como para nosotros mimos apropiarnos del resto de sus tierras para
cultivar combustible. La energía solar sería una buena alternativa sin contar el hecho de que es
un método que no está muy desarrollado y actualmente aún es muy costoso llevar a cabo la
fabricación de las placas solares, además, como pasa con la energía eólica, los rayos solares no
son constantes y mas aun en los polos de la tierra donde la luz del sol es muy débil.
Por lo descrito anteriormente, Lovelock supone que, en un futuro la mejor opción que podemos
presentar es la energía nuclear, la cual se desglosa en fisión nuclear (la más usada a partir de la
división de átomos de torio, uranio y plutonio) e infusión del núcleo (no se ha usado para
producir energía de uso público, pero si para la bomba de hidrógeno). En cuanto a la desventaja
que presenta este tipo de energía, se cuenta con los residuos radiactivos que se generan como
subproductos y el temor que en general acecha a las poblaciones debido a los accidentes y las
bombas nucleares que han producido efectos devastadores en el pasado. Sin embargo, Lovelock
propone que estos residuos pueden ser almacenados en pozos subterráneos y no supondrían
ninguna amenaza para Gaia, asimismo dice lo siguiente: “La naturaleza daría la bienvenida a los
residuos nucleares, pues son los guardianes perfectos para ahuyentar a los codiciosos
promotores, y cualquier pequeño perjuicio que pudieran causar sería un precio mínimo que pagar
por sus muchos beneficios. Las plantas silvestres y los animales salvajes no perciben la radiación
como algo peligroso” haciendo referencia a que, nosotros como humanos somos mas peligrosos
para la naturaleza que los mimos residuos nucleares. Desde mi punto de vista, no me parece tan
adecuado decir que la vida silvestre no percibe la radiación como algo peligroso y de igual
forma, no daría por sentado lo que el autor nos dice sobre el número de muertes (entre 45 y 75)
que produjo el accidente del reactor cuatro en la planta nuclear de Chernóbil. Aun así, si se
llevan los estudios correspondientes y se realizan los protocolos adecuados con ayuda de la
tecnología con la que contamos actualmente, podría lograrse de esta forma que, se puedan evitar
futuros desastres nucleares y considerar que la energía nuclear es una buena opción para
disminuir considerablemente la quema de combustibles fósiles, la construcción de
hidroeléctricas, el uso de gas natural y biocombustibles, etcétera. Todo lo dicho anteriormente
con el propósito de darle un respiro a Gaia, de disminuir la sobreproducción de gases de efecto
invernadero, la deforestación y destrucción de ecosistemas mediante inundaciones “controladas”
para generar energía eléctrica, la apropiación de sus tierras fértiles para producción de
combustibles, entre otras.
Para lograr satisfacer nuestra demanda energética debemos tener en cuenta un equilibrio, no solo
abastecernos principalmente de un único método de producción de energía, puesto que, sí sólo
hiciéramos uso de la energía nuclear, las reservas de uranio de fácil extracción se agotarían
pronto. Por esta razón, debemos tener en cuenta los diversos métodos de energía mencionados
anteriormente y no reemplazarlos por completo, simplemente disminuir su demanda.
Actualmente, otro de los factores que perturba a Gaia es el uso de pesticidas y abonos que, con el
paso del tiempo ha envenenado tierras y ríos. A nosotros como humanos nos preocupa la buena
alimentación, nos inquietamos por los químicos que puedan contener las comidas y cada día, más
personas tienden a optar por una alimentación orgánica, por esta razón, en lugar de usar
fertilizantes de nitrato ahora se emplea el estiércol, sea directamente o disuelto en agua. Según el
autor, esto debido a que, “los aminos que están presentes de forma natural en nuestros alimentos
pueden reaccionar con el ácido nitroso de los nitritos y formar las potencialmente letales
nitrosaminas”. A consecuencia de usar este tipo de abonos orgánicos, los ríos se cargan con una
cantidad de excrementos mucho mayor de la que pueden tolerar, llenándose de algas verdes y
hierbajos que impiden el ritmo natural de este tipo de ecosistema, conllevando a la paulatina
muerte de los ríos y lagos cercanos a estos cultivos.
2
Para lograr ayudar a Gaia, podemos apoyarnos de la tecnología para una retirada sostenible, en
este caso, Lovelock nos menciona diferentes autores que plantearon propuestas para disminuir la
cantidad de radiación solar que recibimos, como la construcción de una pantalla solar reflectante
que colocaría entre la Tierra y el sol, y la formación artificial de nubes bajas marinas sobre una
gran área de océano. Lo que mas me llamó la atención, fue la propuesta del científico Klaus
Lackner, la cual se basa en la producción de un equipamiento capaz de extraer el dióxido de
carbono directamente del aire y luego hacerlo reaccionar con un polvo elaborado a partir de la
roca ígnea alcalina conocida como serpentina. El resultado sería carbonato de magnesio, un
sólido estable que podría usarse en parte como material de construcción y que es relativamente
fácil de almacenar. Si se lograra invertir más presupuesto económico en este tipo de
investigaciones, probablemente en un futuro nos podríamos evitar las desgracias que conlleva el
calentamiento global y no desatar la furia que Gaia podría arrojar sobre nosotros por declararle la
guerra al ocasionarle tanto daño con nuestra civilización.
Pero para conseguir que nosotros como humanos le rindamos a Gaia el respeto que se merece,
debemos abrir nuestra conciencia puesto que, hoy en día, conceptos importantes como Dios o
Gaia no son comprensibles en las mentes conscientes, pero sí tienen sentido en esa parte de
nosotros en la que reside la intuición. Lovelock dice: “como científico sé que la teoría de Gaia es
provisional y que es probable que en el futuro sea desplazada por una teoría mayor y más
completa de la Tierra. Pero por ahora lo veo como un ecologismo que revelaría instantáneamente
la salud o enfermedades del planeta y ayudaría a mantener el mundo saludable.” Por esta razón,
creo que es justo que necesitamos de estas metáforas para comprender el sentido de Gaia y
cuidarla como nuestro hogar. Además, algo que debemos tener muy presente es que Gaia no
cuenta con los recursos suficientes para mantener un número ilimitado de personas, el
crecimiento incontrolado de la población es la raíz de nuestros problemas, sumado al hecho de
que todos nosotros aspiramos a tener una calidad de vida de primer mundo. Por ello, nuestro
deber para mantener un planeta tierra sustentable para la vida, es limitar nuestro número y
mantenerlo dentro de lo que Gaia puede alimentar, el autor estipula que entre los 500 y 1000
millones de personas son los limites que la tierra puede soportar.
Finalmente, Lovelock propone una idea sobre un libro en donde se explicaría el aire, las rocas y
los océanos y en general, lo que es la vida en la tierra. Según el autor “Ofrecería a los escolares
de hoy la posibilidad de comprender adecuadamente nuestra civilización y el planeta que ocupa.
Les formaría en la edad en que sus mentes son más receptivas y les daría datos que recordarían
durante toda su vida.” Esto sería una información muy valiosa para dejar a las generaciones
futuras y que desde una edad temprana se les inculquen valores de respeto por Gaia.

Referencias.
Lovelock, J. 2007. La venganza de la tierra. Barcelona, España. Editorial Planeta, SA.

También podría gustarte