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COVID 19

Israel Arévalo Muñoz, CM


1. Considero que esta cuarentena la he tratado de vivir con serenidad, buscando
estar bien informado y guardando los debidos cuidados de “bioseguridad”.
2. Hasta el momento no veo que haya habido situaciones que expresen afecciones
en la salud y en la estabilidad emocional y mental.
3. Nos ha afectado positivamente porque hemos conversado má s detenidamente,
nos hemos ocupado de varias actividades domésticas, sentimos la
preocupació n por el cuidado de los demá s y de la casa. Asumimos esta
circunstancia como una condició n de vulnerabilidad que nos hace sencillos,
humildes, mansos y mortificados. Se nota la buena voluntad para hacer que la
vida de cada día sea gratificante y cada uno con lo que le corresponde aporta
buen gusto, buen humor, buen ambiente, buen á nimo. Esta situació n se ha
convertido en una intenció n constante de nuestra oració n, de nuestra reflexió n,
de nuestras conversaciones, predicaciones, estudios y aná lisis…
4. Hasta ahora no veo afecciones negativas en nuestra convivencia y en nuestras
relaciones.
5. A los dos padres mayores de nuestra comunidad los veo tranquilos,
preocupados por el cuidado de su salud, y aportando luces desde su sabiduría y
experiencia. Los veo viviendo con serenidad y buscando estar bien informados.
6. Si. Es un tema demasiado recurrente. Por una parte: Los riesgos de desempleo,
hambre, saqueos, la desestabilizació n econó mica de familias, instituciones y el
país; lo mal que lo está n pasando los migrantes en los diferentes países; el
silenciamiento o desatenció n de otros temas y preocupaciones también
necesarios y urgentes. La pérdida de las cosechas en los campos por falta de
transporte y mercadeo. Por otra parte: la oportunidad de darle un respiro al
planeta para que se recupere; la ocasió n de aprender a asumir medidas
sanitarias y de higiene para cuidar lo propia salud y la de los demá s; la
posibilidad de experimentar que se puede vivir con un ritmo de vida distinto;
la valoració n de lo realmente esencial sabiendo dejar a un lado lo accesorio; la
posibilidad de dedicar má s tiempo a la oració n, la lectura, el estudio, el
contacto con la familia, los amigos, los feligreses, los benefactores; el
reconocimiento de la fragilidad y perversidad los sistemas de salud y de
bancarizació n de nuestro país; la puesta a prueba del liderazgo y capacidad de
gestió n de nuestras autoridades y dirigentes; el despertar de la espiritualidad y
la solidaridad a nivel civil; valor y aplicar la disciplina…
7. Hasta ahora no lo he notado.
8. …
9. Claro que sí. No es para menos.
10. Estimular a la familia y a los feligreses para que sigan apostá ndole a la
producció n de alimentos en el campo; y hacerles comprender que nuestro
rengló n econó mico está con las puertas cerradas y que, si pueden, nos apoyen
con sus aportes. Conversar detenidamente con algunos familiares y amigos
para ver en qué condiciones econó micas está n, y có mo nos podrían apoyar, en
caso de que esta situació n se agudice. Ir reduciendo progresivamente la ingesta
de alimentos, para que cuando haya que apretarnos el cinturó n no sea
repentino el golpe, y el organismo ya se haya habituado.
11. Apoyar el trabajo en la huerta y hacer que se aumente y diversifique, asumir
algunos oficios domésticos, economizar al má ximo los ú tiles de aseo y el uso de
los servicios de agua, electricidad, teléfono.
12. Incentivar la implantació n de huertas caseras; constituirnos en puentes de
intercambio entre los campesinos de nuestros lugares de origen y de misió n y
las necesidades alimentarias de los pobres que tocan las puertas de nuestras
casas en la ciudad. Gestionar ayudas de personas o instituciones que está n
mejor resguardados en estos momentos de crisis.

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