1. Considero que esta cuarentena la he tratado de vivir con serenidad, buscando estar bien informado y guardando los debidos cuidados de “bioseguridad”. 2. Hasta el momento no veo que haya habido situaciones que expresen afecciones en la salud y en la estabilidad emocional y mental. 3. Nos ha afectado positivamente porque hemos conversado má s detenidamente, nos hemos ocupado de varias actividades domésticas, sentimos la preocupació n por el cuidado de los demá s y de la casa. Asumimos esta circunstancia como una condició n de vulnerabilidad que nos hace sencillos, humildes, mansos y mortificados. Se nota la buena voluntad para hacer que la vida de cada día sea gratificante y cada uno con lo que le corresponde aporta buen gusto, buen humor, buen ambiente, buen á nimo. Esta situació n se ha convertido en una intenció n constante de nuestra oració n, de nuestra reflexió n, de nuestras conversaciones, predicaciones, estudios y aná lisis… 4. Hasta ahora no veo afecciones negativas en nuestra convivencia y en nuestras relaciones. 5. A los dos padres mayores de nuestra comunidad los veo tranquilos, preocupados por el cuidado de su salud, y aportando luces desde su sabiduría y experiencia. Los veo viviendo con serenidad y buscando estar bien informados. 6. Si. Es un tema demasiado recurrente. Por una parte: Los riesgos de desempleo, hambre, saqueos, la desestabilizació n econó mica de familias, instituciones y el país; lo mal que lo está n pasando los migrantes en los diferentes países; el silenciamiento o desatenció n de otros temas y preocupaciones también necesarios y urgentes. La pérdida de las cosechas en los campos por falta de transporte y mercadeo. Por otra parte: la oportunidad de darle un respiro al planeta para que se recupere; la ocasió n de aprender a asumir medidas sanitarias y de higiene para cuidar lo propia salud y la de los demá s; la posibilidad de experimentar que se puede vivir con un ritmo de vida distinto; la valoració n de lo realmente esencial sabiendo dejar a un lado lo accesorio; la posibilidad de dedicar má s tiempo a la oració n, la lectura, el estudio, el contacto con la familia, los amigos, los feligreses, los benefactores; el reconocimiento de la fragilidad y perversidad los sistemas de salud y de bancarizació n de nuestro país; la puesta a prueba del liderazgo y capacidad de gestió n de nuestras autoridades y dirigentes; el despertar de la espiritualidad y la solidaridad a nivel civil; valor y aplicar la disciplina… 7. Hasta ahora no lo he notado. 8. … 9. Claro que sí. No es para menos. 10. Estimular a la familia y a los feligreses para que sigan apostá ndole a la producció n de alimentos en el campo; y hacerles comprender que nuestro rengló n econó mico está con las puertas cerradas y que, si pueden, nos apoyen con sus aportes. Conversar detenidamente con algunos familiares y amigos para ver en qué condiciones econó micas está n, y có mo nos podrían apoyar, en caso de que esta situació n se agudice. Ir reduciendo progresivamente la ingesta de alimentos, para que cuando haya que apretarnos el cinturó n no sea repentino el golpe, y el organismo ya se haya habituado. 11. Apoyar el trabajo en la huerta y hacer que se aumente y diversifique, asumir algunos oficios domésticos, economizar al má ximo los ú tiles de aseo y el uso de los servicios de agua, electricidad, teléfono. 12. Incentivar la implantació n de huertas caseras; constituirnos en puentes de intercambio entre los campesinos de nuestros lugares de origen y de misió n y las necesidades alimentarias de los pobres que tocan las puertas de nuestras casas en la ciudad. Gestionar ayudas de personas o instituciones que está n mejor resguardados en estos momentos de crisis.