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Luego de las guerras civiles entre conquistadores, se dio el definitivo establecimiento del

Virreinato del Perú, cuyo organizador fue el virrey Francisco de Toledo. La llegada de los españoles
y la era colonial significó la introducción de la Iglesia católica y un intenso mestizaje entre
españoles, indígenas y negros trasladados en calidad de esclavos desde África. Durante el siglo
XVII, la explotación minera dominó la economía mercantilista del virreinato, especialmente
alrededor de Potosí.

La implementación de las agresivas Reformas Borbónicas en el siglo XVIII fomentaron sucesivas


rebeliones que desembocaron en la violenta rebelión de Túpac Amaru II (1780-1781). La invasión
francesa en España fomentó las ideas libertarias en el Perú, que declaró su Independencia en
1821, pero se consolidó tres años después en la batalla de Ayacucho en 1824 con la ayuda de los
movimientos libertadores del sur y del norte.

El inicio de la República del Perú está marcado por la instalación del primer Congreso
Constituyente del Perú en 1822. Las primeras décadas de la República se caracterizaron por el
predominio del militarismo en la escena política. Entre 1836 y 1839 el Perú estuvo unido con
Bolivia a través de la Confederación Perú-boliviana, entidad política que sucumbió ante la reacción
de peruanos nacionalistas apoyados por Chile.

Entre los años 1840 y 1860 se produjo el boom guanero, que supo capitalizar el presidente Ramón
Castilla, iniciando la modernización del Estado y las grandes obras públicas. Luego de una
victoriosa guerra con España (1865-1866), sobrevino una severa crisis económica, que derivó en el
desarme de la nación, que fue aprovechada por Chile para desatar la guerra del Pacífico (1879-
1883), en su ambición por apoderarse de las riquezas guaneras y salitreras del sur peruano. Esta
guerra ha sido la mayor catástrofe bélica que ha sufrido el Perú a lo largo de su historia
republicana.

Finalizada la guerra con Chile, empezó la Reconstrucción Nacional, resurgiendo el militarismo en la


vida política, hasta 1895, cuando, tras el triunfo de la revolución de Nicolás de Piérola, se inició
una etapa de predominancia civil, llamada la República Aristocrática (1895-1919). Esta etapa se
caracterizó por el predominio del capitalismo inglés y el impulso a las exportaciones
agroindustriales (azúcar, algodón) y a la extracción del caucho.

Otro caudillo civil, Augusto B. Leguía, inició la etapa conocida como el Oncenio (1919-1930). El
gobierno de Leguía, tachado de dictatorial y corrupto, y de estar sometido a los intereses de los
Estados Unidos, tuvo sin embargo la virtud de empezar la modernidad del país y de resolver los
litigios territoriales con Colombia y Chile. El litigio con Ecuador se solucionó tras la guerra del 41 y
la firma del Protocolo de Río de Janeiro en 1942.
Luego del Oncenio, sobrevino una etapa de crisis política, social y económica, caracterizada por
gobiernos militares y civiles que se intercalaron a lo largo de cincuenta años. Surgieron nuevos
partidos como el Apra y el comunismo, que centraron sus reclamos en el cambio de las estructuras
socioeconómicas.

El Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada de 1968 a 1980, fue un intento de cambiar los
viejos moldes de la sociedad peruana y en muchos sentidos lo logró; no obstante, fracasó en el
aspecto económico. Los gobiernos populistas de la década de 1980 (Fernando Belaúnde Terry y
Alan García Pérez) no hicieron sino agravar la crisis económica y no supieron contener el embate
del terrorismo de extrema izquierda.

El gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) afrontó la crítica situación orientando la economía del
país al neoliberalismo y derrotando al terrorismo, aunque cayendo en el autoritarismo y la
corrupción. A partir de 2001 se inició un nuevo periodo de continuidad democrática.

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