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LA MASCULINIDAD CREATIVA Y CONSCIENTE
POR EMILIO FIEL (Autor Miyo)
¡Slonsal! Larga vida a la Tierra multicolor
Donde cabalgan sin descanso los guerreros del espíritu
En pos de su victoria sobre la muerte y el olvido
Asumiendo su papel de guardianes de la Arboleda de la Diosa
“Esta es la era de la Diosa. El retorno de los tiempos ancestrales en que la belleza,
el amor, la sanación, la magia, el conocimiento natural, la creatividad,
y la guía de lo invisible conducían los destinos de los pueblos.
Comenzamos diciendo adiós a los ecos oscuros de tanto adolescente inmaduro convertido en tirano que, en nombre del
poder machista, ha destruido el sentido profundo de lo masculino
(incluso por encima de la violencia inaceptable impuesta sobre la mujer),
y que hoy, humildemente, reconociendo el exceso de pasados errores, intentamos recuperar.
Sólo bajo esta bandera nos convertiremos en hijos del Sol,
en dignos servidores del plan divino sobre la Tierra,
en nobles compañeros de las hijas de Gaia”.
Miyo99
1. EL HORIZONTE ACTUAL
En la actualidad mientras la conciencia femenina se expande de día en día, lo masculino grupal ha atravesado dos décadas
en franca decadencia, especialmente por la errónea utilización de sus energías en los excesos políticos, militares,
empresariales, financieros y deportivos del pasado. Esto sitúa a los hombres en clara desventaja ante la necesidad de
equilibrar ambas polaridades. Conquista imprescindible para la creación de una estructura genética cristalina que nos
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permita realizar de manera natural el proceso de activación genética y el contacto con las facultades de la soberana
Presencia Yo Soy. Finalmente, a principios del 2008 comenzaron a descender sobre la atmósfera de la Tierra, resonando
desde el sol central, las energías de lo masculino sensible y creativo, la ternura y el sentimiento amoroso que emana de la
esencia de la naturaleza masculina.
Desde mediados de los setenta las mujeres integraron progresivamente la energía de Kali, que es la fuerza para decir lo que
verdaderamente quieren y de bailar con calaveras alrededor del cuello (cortar relaciones cuando lo sienten así). Lo que los
hombres necesitan ahora es la energía de Shiva, capaz de afrontar y de armonizarse con la diosa. Es el contacto físico con la
energía de Kala, el christos salvaje en el fondo del estanque. Si no lo hacen no sobrevivirán. Tenemos que ir más allá del
dolor y del sufrimiento emocional de los jóvenes, y comenzar a poner en acción la poderosa y oscura energía del hombre
salvaje (vientre instintivo).
Las hijas de Gaia siguen avanzando en el trabajo de integración de sus energías mágicas femeninas y de su vínculo con los
poderes de la diosa, incluso a pesar de los excesos de algunos hombres que han llevado a muchas de ellas a situaciones de
rechazo y alejamiento de lo masculino. Ahora es imprescindible que los caballeros de nova Terra no nos quedemos atrás,
que abandonemos tanto la agresividad como el miedo y la indolencia (el adolescente inmaduro), y seamos capaces de
afrontar dignamente el avasallador empuje de lo femenino. Caminando a su lado y encendiendo una fuerte polaridad que
haga saltar verdaderas descargas de conciencia en la pareja. Hemos de liberar nuestra dependencia frente al exceso
emocional femenino, y para ello necesitamos desarrollar una intensa sobriedad emocional, centramiento y voluntad,
dejando a un lado la eterna insensatez de nuestra energía sexual (y de sus proyecciones mentales), y abriéndonos al
sentimiento del pecho. Es hora de fortalecer con clara intención nuestra polaridad masculina como una imagen paterna
ligera, alegre, sabia y comprensiva, identificándonos con lo masculino‐sensible, lo fuerte‐compasivo, lo pragmático‐creativo,
lo físico‐no‐competitivo…
¿Qué nueva relación fraternal podemos establecer entre nosotros que no repita los viejos moldes jerárquicos? Casi todos
los caminos iniciáticos antiguamente exclusivos para hombres son ya, gracias a la diosa, compartidos por la mujer, y eso nos
acerca aceleradamente al punto de equilibrio, pero en el sendero los hombres hemos perdido nuestro rostro. La Nueva
Masculinidad ha de encontrar su orientación en la línea siempre actualizada de las tradiciones indígenas, de las tarikas sufis,
de las escuelas de aikido, de las nuevas redes de conciencia, de las ceremonias planetarias, de los guerreros danzantes del
canto y la flor. Y eso incluye los desafíos de la naturaleza mágica, velar la espada, el trabajo con los cuatro elementos, las
artes marciales, el silencio mental, las ceremonias sufis, la maestría sexual del amor sagrado, la concentración de la
atención y la focalización del intento…
“Se trata de los dos contendientes psicológicos, los principios masculino y femenino,
antagonistas eternos que buscan desesperadamente el equilibrio y la reconciliación,
y que están encarnados en todos nosotros.
Ambos son etapas del crecimiento que cada hombre debe experimentar internamente
y cada nivel de civilización debe atravesar…
Pero hoy en día, en lugar de emprender la batalla
para abarcar ambos lados de nuestras contradicciones vitales,
hemos perdido contacto con una de las polaridades y nos aferramos ciegamente a la otra.
Lo cierto es que sólo a través de una verdadera masculinidad los hombres
somos capaces de reunir la fuerza suficiente como para afrontar lo interno femenino…
Estamos a la búsqueda de nuestro propio rostro masculino,
el tesoro que el dragón esconde en nuestro vientre,
y no de una careta definida por las modas femeninas,
ni por el pseudo‐machismo que está en su origen”.
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2. ¿CON QUÉ NOS ENFRENTAMOS?
“Nada influye más en nosotros que la vida no vivida de nuestros padres”.
1‐ Amando al hechicero interno:
Cuando rechazas una de tus energías o renuncias a uno de tus poderes, sin darte cuenta lo proyectarás en otra persona. Es
lo que pasa en los matrimonios y relaciones de pareja en los que el hombre cede a la mujer su poder, su sensualidad
animal, su debilidad o su espiritualidad, haciendo que desde entonces la sienta como una madre, como excesivamente
pasional, demasiado llorica o exageradamente sutil para él. Lo primero que hicimos es renunciar a nuestra sombra y
proyectarla como un poder brujeril sobre nuestra madre, y luego en nuestra amante, hasta el punto de que ahora nos
sentimos débiles, sin energía, sin la "mala leche" necesaria para sobrevivir dignamente entre depredadores. Hemos de
recuperar esa parte oscura, que se opone a nuestra evolución, pero que juega un papel de equilibrio importante de la
personalidad. Si te canta mamá, si tu parte mala o salvaje está fuera de tí, nunca podrás decir: “Ni una vez más. Hasta aquí
hemos llegado. Ya basta!”. Te sentirás sin fuerzas para enfrentarte a la adversidad. De aquí que cuando somos seducidos
por algunas personas jóvenes o incluso por nuestros hijos y nos sentimos faltos de espontaneidad, de rapidez de reflejos, de
creatividad, les entregamos el poder de nuestro niño interno y nos dominan. Lo sano es asumir los monstruos que yo soy:
dragón, ogro, héroe, chamán, sin controlar su manifestación. Dejándoles expresarse con naturalidad, y sin temer su
presencia. Sólo así puedo alcanzar la plenitud y la felicidad, conviviendo con mis dos partes en conflicto: lo que quisieron los
demás que fuera (el niño bueno) y la parte oscura que se rebela contra tanta tiranía (el niño malo). Abrazar nuestra sombra
otorga integridad y satisfacción, a eso llamo "cabalgar el dragón".
2‐ La esclavitud del líder:
El hombre no tiene ejemplos masculinos a seguir, ni mentores que le enseñen el camino a recorrer. Se siente lleno de
agresividad, con miedos indignos de lo que hasta el momento ha creído que debía sentir como hombre. A él no se le pide
que "esté bueno y disponible" como a la mujer, sino que sea el jefe, que tenga éxito, que disfrute (o sufra) de un trabajo
bien remunerado y una casa‐coche muy grande y aparente. Al hombre actual no le interesa nada el machismo ni la
autoridad, pero se siente culpable de lo que siente, de sus obsesiones sexuales, de su egoísmo, de su rencor, de sus
envidias, y ni siquiera se atreve a hablar con sus amigos de la situación en que se encuentra, del dolor que siente, o de las
angustias reprimidas durante años. No sabe elegir entre la responsabilidad en el trabajo y la necesidad de descanso y
dedicación a la vida familiar; entre la lucha a lo yanqui por ser el mejor y la ayuda desinteresada y solidaria hacia quien la
necesite; entre la amistad y las presiones monetarias en caso de conflicto…
Antiguamente existía el arquetipo del líder comprensivo, amante de su pueblo, inteligente y fuerte para defenderlo y
sacarlo con valor de las dificultades de la vida. Compasivo, justo y generoso, ejerciendo su autoridad con mesura y para el
bien del conjunto. Hoy necesitamos de nuevo recuperar esa perspectiva, en vez de asumir sin vergüenza que el poder
corrompe necesariamente a quien lo utiliza. Más que nunca necesitamos valorar al maestro zen, a don Juan Mathus, a Shri
Aurobindo; a los médicos o ecologistas que se entregan al servicio desinteresado. Es decir, al guerrero con corazón, amante
de la Tierra y en contacto permanente con el espíritu.
3‐ Nunca permitir que lo masculino sea avasallado por lo femenino:
Cuando una mujer quiere controlar tu vida o someter tu voluntad a sus caprichos, como hombre debes mostrarle
pacíficamente tu fuerza y tu poder, mostrarle tu espada. No tanta suavidad que permita que pasen por encima de ti, tanta
dulzura que por no discutir lo permitamos de todo. Ya vale de endulzuramientos pseudo pacifistas. Este tipo de gentes
suaves apoyan la vida y aman la tierra, pero nunca son felices ni tienen fuerza para realizar sus sueños. Siempre dando
bandazos, sin decidirse emocionalmente, y sin conocer la prosperidad prometida. Salvaguardan la vida pero no son capaces
de crearla, mientras que la mujer que les acompaña sí que dispone de energía extra para hacerlo. Tienen miedo a la sombra
oscura y machista de lo masculino, y renuncian a todo viso de agresividad, confundiéndolo con la violencia gratuita y
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desenfrenada. Pero la polaridad es imprescindible y una cierta agresividad bajo control también, porque es generadora de
pasión. Las mujeres nunca pueden iniciar a los varones, ni siquiera las veteranas y sabias, que necesitan para ello integrarse
en los grupos masculinos y ser iniciados por hombres. Cuando los chicos atraviesan la pubertad se ve enseguida que
necesitan más disciplina y algo más de control y dureza, pero la mujer no puede hacer este trabajo a riesgo de perder su
propia feminidad, así que el hijo debe ir con el padre, por mucho que éste se niegue en principio a tal cosa. El exceso de
energía femenina en el hogar, puede convertir la relación madre/hijo después de los 16 en algo imposible, lleno de
enfrentamientos y acompañado por un sentimiento de bloqueo, castración para el hombre, que se ve avasallado por la
fuerza femenina. Sólo los hombres pueden enseñar a ser hombre y las mujeres a ser mujer, sin condiciones ni culpabilidad.
La verdad es que hoy lo que los hombres temen no es la feminidad, sino lo masculino profundo. Esta es la traición interna
que ha llevado a los hombres a la desesperación.
4‐ Sexo sin culpabilidad:
Es imprescindible que los gays, lesbianas, bisexuales, travestis… se relacionen libremente en la sexualidad y en el amor, sin
culpabilidad alguna. Primero hay que lograr hacerlo con nosotros manteniendo una energía equilibrada, y luego con
nuestra pareja de elección. Hasta que no se libere la culpa y se asuma la conciencia de nuestro derecho natural a compartir
con la persona que amamos, sea del sexo o de las condiciones que sea, nunca encontraremos soluciones científicas para el
sida y derivados. La conciencia debe sentirse en paz para que el problema pueda resolverse, o mejor disolverse.
Quienes han llegado a la Tierra con ambas energías mezcladas, masculina y femenina, en un solo cuerpo, han de aprender a
honrar las dos partes que contienen, tanto a una como a la otra. Ambas tienen que mezclarse equilibradamente, papel que
se atribuye a ese treceavo filamento genético capaz de disolver cualquier dualidad y retornar a la unidad. Es el que une luz y
oscuridad, masculino y femenino, el bien y el mal, reúne a todo lo que está en abierta oposición. Hay que agradecer a estos
seres que han cargado con la parte más pesada y conflictiva de la unión de polaridades, a pesar de que si han integrado el
abuso sexual y la culpa es fácil de que la enfermedad llamada sida se active en sus sistemas vitales. Hay que liberar todo
esta energía bloqueada del sida, sin necesidad que cada uno de vosotros asimile la culpa de la humanidad entera. Toda
culpa relacionada con la sexualidad debe ser liberada, sea de esta o de otras vidas, y tenemos que perdonarnos y perdonar
por cualquier situación vivida. Una cosa es ayudar a la humanidad y otra cargar su culpa, por eso cuando ésta se libere
seremos más eficaces en la sanación. Sanar también esa parte de la energía masculina desequilibrada que aún intenta el
control de la tierra y de la sexualidad.
En India se considera que el hombre devoto del altar de los sacrificios en el yoni femenino, sirve a la diosa y ve todos sus
deseos realizados. Los labios del yoni son los pétalos de la flor o las llamas de la ofrenda, y su piel es el recipiente del elixir
de la inmortalidad. Por su lado la mujer adora el poder del lingam, que se considera como la manifestación viviente de
Shiva, y un verdadero camino hacia lo trascendente. En los rituales tántricos todo se vuelve extremadamente erótico ya que
se trata de estimular las emociones. El hombre se visualiza a sí mismo como el cuerpo desnudo y exuberante de la diosa,
rodeada de flores y resplandeciente en medio de la luz. Tu gurú entra por tu yoni abierto y reposa en el corazón, mientras
que la diosa de la sabiduría está encima de tu coronilla, con el pelo revuelto, el yoni exuberante de secreciones sexuales, y
sus tres ojos mirando al cielo en éxtasis amoroso. Comienza a bailar y de todas partes en el horizonte surgen otras
imágenes como ella, bailando también a su ritmo y llenando la atmósfera de erotismo y excitación. De esta manera puede
comprobarse que los rituales antiguos están exentos de culpabilidad y tienden un puente sin tibieza de la relación entre
erotismo y sabiduría espiritual.
Buscamos el equilibrio del andrógino interno, hombre y mujer unidos, porque los desequilibrios que se establecen en este
binomio atraen alteraciones, enfermedades, crisis, depresiones, y situaciones altamente conflictivas a nuestra vida. Hay
diversos contratos del alma con sucesivas parejas y eso influye en la relación, ya que a veces se trata de unirnos sólo para
experimentar una emoción, sea positiva o negativa, e inmediatamente nos separamos. Y no sólo existe el tirano machista o
el adolescente usurpando el trono, sino que en lo femenino hay que estar atentos a la energía viuda negra en mortal pelea
con los hombres, a la seductora sirena, o a la emotividad desbordante de las que no saben decir no a lo masculino. Cada
experiencia nos enriquece y tiene que ser integrada en nuestro sistema sin autocastigo, como si de un arte de vivir se
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tratara, aprendiendo de cada experiencia y sacando las lecciones necesarias para el futuro. En el camino tántrico vamos
creciendo de manera personal y grupal, junto a nuestra compañera y encontrando vías para la transformación social.
5‐ Mi mamá me mima (aunque para ello me tenga que castrar en nombre del amor):
Si el joven no se separa de su madre para caminar en pos de su padre (desarrollar la personalidad), será imposible que se
identifique con el poder masculino. Después de la mayoría de edad el hijo tiene que alejarse de la madre si quiere crecer.
Tiene que ser hombre, renunciar a lo femenino interno, y esperar que llegue a través de la relación con otra mujer (distinta
de la madre), estableciendo un vínculo intenso y quizás duradero de pareja. En este encuentro (a veces encontronazo), el
hombre entrega su fuerza masculina y la mujer la femenina, que deben estar recargadas y potentes por el vínculo del
hombre con los hombres y de la mujer con las mujeres. Por eso hay que encontrar espacios donde los hombres compartan
entre sí con el corazón abierto y sintiéndose apoyados por otros hombres, lo que eleva la frecuencia masculina en todos los
participantes. Ya no es el tiempo en que cualquier mezcla de energía masculinas y femeninas en una persona era visto
como una degeneración a perseguir socialmente. Todo fluye con más naturalidad y ligereza.
Y ¿qué cualidades disfrutan cada una de las polaridades? Lo masculino tiene que ver con la serenidad, el propósito, la
perseverancia, la voluntad y la disciplina, la sobriedad emocional, el valor, la racionalidad, la capacidad de decisión y de
poner límites, la sexualidad y el poder personal. Lo femenino se irradia desde el sentimiento, la capacidad de entrega y
disolución en el amor, la creatividad, la sensibilidad, los afectos, la intuición, el perdón, la ternura y la generosidad. El
equilibrio de polaridades en ambos sexos da como fruto hombres y mujeres más íntegras y capaces de vivir plenamente las
oportunidades que les presenta la vida, además de materializar sus propios sueños. Todas las cualidades descritas están
disponibles en cada momento, de uno y otro lado, para el hombre y la mujer que han integrado su complemento. Y esto no
es tan fácil hoy en día en que los más puros machos tienen cuerpo de mujer y los hombretones se deshacen por los caminos
de la dependencia materna. El resultado es una verdadera enfermedad social, debido al desequilibrio de polos. Y a su lado
no faltan mujeres hipersensibles, que no saben decir no, llenas de culpabilidad y con muy baja autoestima, llorosas, llenas
de miedo y dependientes, que se dejan avasallar por lo masculino y que incluso sufren de malos tratos sin tener nunca
fuerzas suficientes para acabar con esta situación. Creando relaciones complicadas con sus hijos, con su pareja, con la vida
misma. En el otro extremo están los adolescentes inmaduros y caprichosos, desconectados de sus emociones, duros, ultra
racionales, que se vuelven fanáticos de sus creencias o agresivos con las que creen ser sus verdades, llenos de pasión por el
éxito y siempre cabreados por no alcanzar el puesto número uno.
Unas se congelan en sus miedos, su culpa, su tristeza y sus sensaciones de rechazo. Y otros se queman en sus ataques de
cólera, acumulan rencor en sus articulaciones, explotan de celos, y viven como verdaderos avaros la relación con lo que
consideran sus posesiones materiales o humanas. Sin olvidar las matanzas de género que se siguen reproduciendo en
nuestros días, y que aún alcanzan límites alucinantes en Sudamérica, en los países de la antigua Rusia, y no digamos nada
en algunas repúblicas o monarquías árabes. Los malos tratos, las violaciones, la esclavitud sexual, la prostitución forzada,
son el pan de cada día en las tres cuartas partes del mundo.
Y muchos de estos problemas derivan de que nos hemos polarizado demasiado en uno u otro de los papeles masculino o
femenino, llegando a un punto de falta de comunicación que ya no sabemos leer los códigos que emite nuestra pareja,
hasta tal punto que se malinterpreta cualquier gesto y se penaliza cualquier palabra. Hay quien dice que para lograr el
equilibrio de la balanza los hombres tienen que tender a la feminidad (más sensibles y emotivos) y las mujeres desarrollar
las cualidades masculinas de autonomía y fuerza personal, pero la realidad nos enseña que estas cosas pasan por falta de
estructura masculina y de ejemplos vivos para el hombre y la ausencia de verdadero amor en las mujeres. Hay ternura en la
verdadera masculinidad y poder interno en lo que es esencialmente femenino.
Nos relajamos sentados, sintiendo el pecho abierto y el palpitar del corazón unido al pulso de la Tierra. Inundamos el
hemisferio derecho silencioso del cerebro con luz rosada, que se expande por la parte izquierda y femenina del cuerpo,
activando todos sus potenciales. Luego vamos hacia el hemisferio izquierdo racional que se encarga del lado derecho
masculino, con una luz azul que activa armoniosamente estas zonas. Equilibra tú mismo la intensidad de una y otra energía
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según prevalezca en ti el pecho femenino o el vientre masculino, así serás capaz de sentir una mayor plenitud y felicidad.
Poco a poco te acercarás a las frecuencias del alma que está fuera de toda polaridad, y es completa y perfecta en sí misma.
6‐ Lo masculino sagrado:
Los antiguos sumerios, hace más de cinco mil años, ya afirmaban que lo femenino es la fuente de toda manifestación. Y así
decían que en el principio sobre un mar primordial reinaba la diosa sumeria Nammu. El sol como siendo masculino
(contiene el 90% de la energía de nuestro universo y lo mantiene unido) y la Tierra femenina (la Luna lo femenino de la
Tierra). En la pareja cuando cada uno rechaza su papel natural y se intercambian las polaridades se producen situaciones
muy extrañas y conflictivas. También , como en las constelaciones familiares, cualquier guerra a gran escala arrasa con la
sagrada energía masculina, como sucedió a todo lo ancho de Europa hace más de sesenta años, incluyendo las violaciones y
abusos que esto implica contra lo femenino. La unidad familiar, el crecimiento creativo y amoroso de los hijos, el respeto
mutuo depende de esa energía masculina y, aunque siempre hay roces entre los polos masculino y femenino, todo eso se
ha incrementado mucho a lo largo de la primera mitad del siglo veinte, hasta el punto de que hoy abundan mujeres
ejerciendo un papel masculino. No podemos postergar más tiempo el que los hombres aprendan lo que es ser hombres, y
descubran que al margen de la agresividad machista existen la fuerza, el poder y el sentimiento amoroso en su naturaleza
original. Hay momentos para que surja la fuerza y aparezca la firmeza propia del hombre, y otros momentos en que lo
esencial es la suavidad y la gentileza. Nunca una cólera desbordada sino la sensata decisión de un maestro de artes
marciales que se sabe letal y que asume su integridad sin darle poder a nadie externo para alterarla. La cólera debe estar
bajo el dominio del corazón y desde allí hay que relacionarse con los demás, dando toq1ues de atención para que los
jóvenes abandonen su pataleta de adolescentes mal criados. Y como cada vez hay más ausencia de padre en la vida familiar
de algunos jóvenes, éstos ni siquiera conocen lo que significa ser hombre. Ya ni siquiera existe el papel del mentor que
antaño, desde tiempos de la Edad Media, los padres elegían con cuidado para que ayudara a la maduración de su hijo,
enseñándole un oficio, transmitiéndole las normas éticas de los caballeros o comerciantes, y sustituyendo en todos los
aspectos al propio padre al que siempre era más difícil obedecer sin rebeldía. Pero aún existen tradiciones en las que los
hombres sabios se encargan de la educación de los hijos más sobresaliente de las familias nobles. Son hombres que
conocen el amor sagrado y la relación armoniosa con lo femenino, que han buceado en los entresijos de las fantasías
masculinas y conocen perfectamente sus debilidades así como las consecuencias futuras de algunas actitudes
desequilibradas. Saben que se trata de caminar juntos unidos de las manos y multiplicando la fuerza de cada uno por diez,
mirarse a los ojos y amarse, compartir los sueños y realizar cada uno su destino, mientras el corazón comparte con la pareja
su dicha. A veces habrá que aceptar valientemente el dolor y la pena, pero no hay que proyectarla sobre la pareja, de esta
manera las relaciones se convierten en un camino del despertar de la conciencia. Al principio lo que hay es tan sólo el
reflejo de lo que nuestros padres dejaron en nosotros, y sus fallos se han convertido en los nuestros hasta que en la línea de
las generaciones alguien del linaje de sangre acabe por resolverlas para siempre. Antes o después, retornando ambos
voluntariamente el purgatorio de la infancia, las energías masculinas y femeninas tendrán que fusionarse y unificarse. El
hombre debe encontrar en su interior lo masculino sagrado, su naturaleza original o la verdad del ser, e ir creciendo en ella
con la edad. Cuanta más se une a su energía masculina sagrada, mayor poder de realización siente y más grande es su
capacidad de amar. Cada día más fuerte y también más sensible, más tierno y amable. En el camino necesita del apoyo de la
mujer amada para recuperar su masculinidad sagrada, tan destruida en las generaciones europeas anteriores por las dos
guerras mundiales del siglo veinte.
7‐ El verdadero huérfano de padres e hijo del espíritu:
Cuando finalmente se recapitula totalmente la relación emocional con nuestros padres y se devuelve toda la energía que
nos prestaron, con la que nos hicieron dependientes psíquicos, además de recoger la que nosotros les entregamos en cada
bronca, la presencia omnipresente hasta el momento de los padres comienza a diluirse. El niño interno en el corazón
(mamá abajo en los tres chakras de la Shakti y papá arriba en los tres chakras de Shiva) pasa su adolescencia y madura,
crece en integridad y es capaz de afrontar todo tipo de desafíos en la vida cotidiana. Se ha convertido en padre y madre de
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sí mismo y así puede afrontar el encuentro con su llama gemela, viviendo experiencias de alegría y éxtasis, sin caer como
contrapartida en la desesperación posesiva del adolescente ultrajado. Y al liberar progresivamente las angustias, los celos,
la ansiedad, poco a poco vamos desarrollando una mayor integridad y sentiremos con más facilidad la plenitud de lo divino
padre/madre, que es la unión armoniosa de lo masculino y femenino en nuestra vida. Lo femenino descubre el orden (y no
el caos de las emociones desbordadas o el fluir espontáneo de la crítica o el marujeo). La mujer encuentra la alegría en lo
femenino y el hombre en lo masculino, pero el hombre equilibrado que de manera natural honra a lo femenino sólo puede
hacerlo cuando la mujer ha hecho el esfuerzo consciente de entrar en un cierto orden emocional, ya que esta es la
condición básica para que pueda relacionarse con lo masculino. Ha de abandonar la feminidad de la joven adolescente para
alcanzar la feminidad adulta. Por su lado el hombre también tiene que alcanzar el orden en su aspecto femenino, dejando
de lado esa energía de joven ligón, buscando sólo la autosatisfacción de la conquista y el polvo fácil, esa energía de locura
en la que no dando nada quiere recibirlo todo. Porque entonces la mujer madura tampoco querrá ser manipulada de esa
manera. Por otro lado la parte femenina tiende a abusar de lo que se le ofrece y a apropiarse de todo, de manera salvaje y
por propio derecho, siendo necesario no tomar nunca más de lo necesario en este momento, como hace todo el mundo
animal.
8‐ Las bodas divinas y el perdón:
Lo que buscamos es establecer las bodas divinas entre lo masculino y lo femenino en nuestro interior, para así poder
realizarlas fuera con el amor de la pareja adecuada. Este matrimonio nos convierte en uno, como si fuéramos dioses,
porque es una conquista de la segunda atención, capaz de hacer descender el cielo a la tierra, es decir capaz de hacernos
ascender a los planos de la conciencia sutil. Para eso hay que completar el proceso de limpieza corporal (en las
articulaciones, órganos, músculos), dejando que el dolor se manifieste y transmutándolo, quemando el rencor y el miedo
acumulado por el niño interno desde sus primeros años de vida. Las energías masculinas y femeninas están preparadas para
unificarse, saben combinarse a la perfección para producir amor y libertad, y con ellas la alegría, la abundancia y el éxtasis
capaces de sanar cualquier alteración corporal o mental. Y esta relación seguirá creciendo, aumentando sin límite hasta
transformar totalmente la conciencia del sueño y los estados amorosos de silencio mental.
Cuando establecemos una relación de pareja, se establece un lazo de unión, se enciende un filamento, entre el sacro del
hombre y el sacro de la mujer. Es un acuerdo de la energía femenina de la diosa, sea para alimentarse, para amarse o para
establecer acuerdos. Ahí se activa la primera etapa de la energía femenina que va del sacro al corazón, y la primera etapa
de la energía masculina que actúa sobre el plexo solar. Allí la energía masculina ha de pasar por el corazón y la garganta
antes de que pueda seguir ascendiendo, y la verdad es que todo lo que tenemos pendiente se bloquea al nivel de la
garganta, y si no es capaz de atravesar la barrera del amor impersonal vuelve de retorno al sacro para comenzar de nuevo
su ascenso, abriendo en el sacro la puerta del perdón. El poder de lo masculino y la sabiduría de lo femenino se unen a
través del amor, que transfiere esta energía al corazón. Entonces todo lo bloqueado con papá y con mamá sube a la
superficie y lo recapitulamos y perdonamos, o vuelve de nuevo al sacro en un círculo inacabable. Todo lo que tememos, lo
que nunca nos atrevimos a realizar, los anhelos inconclusos, los fracasos no digeridos… se estancan en el centro sacro, que
es el primer escalón del proceso creativo, al que todo vuelve para poder recomenzar de nuevo. En los próximos años el
sacro, el centro base y los aspectos densos del plexo solar y el tercer chakra se fundirán en uno. La parte positiva del centro
solar se fundirá con el corazón. La garganta seguirá siendo el principal desafío para liberar el centro base donde se guardan
las raíces de todos los miedos, ya que sólo la voluntad del quinto chakra puede afrontar exitosamente este obstáculo. Lo
que un día soñamos y deseamos hacer y nunca cumplimos es lo bloquea el centro sacro e impide actualmente nuestra libre
creatividad, y la paz con uno mismo. En este centro se alimenta inconscientemente todo lo que somos, y es aquí donde se
enciende el fuego de la diosa desde el centro base y la luz de la kundalini. Y todos los problemas que puede acarrear este
poderoso despertar derivan de la falta de preparación del centro sacro, con lo que el despertar espontáneo de la kundalini
hacia el plexo solar despierta una sexualidad desbordante y enfermiza, activando el desprecio de la diosa a través del poder
adictivo del ego. El que pasa por esta experiencia y no abraza su propia oscuridad se ve dominado por ella, y empujado
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hacia una especie de purgatorio obsesivo y degradante. No hay expresión de su sensualidad y la fuerza bruta de la
sexualidad sin corazón toma las riendas de estos descarriados que son dirigidos por sus propias fuerzas oscuras sin resolver.
Casi todas las enfermedades del cuerpo humano tienen su origen en el chakra base, y sólo a través de la sanación del
desbordante activismo masculino la energía de la diosa puede despertar. Cuando ambas energías masculina y femenina se
fundan la sanación definitiva llega al cuerpo y a la mente. Sin la bendición de la diosa, sin el amor fluido no entraremos en la
sexta dimensión, y este amor es imparable, puede con todo, pero sólo se logra cuando hemos disuelto la importancia
personal y la arrogancia interna del lado masculino. Es la sanación del yo a través del amor del corazón.
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