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¡Volarás, volarás, volarás!

Tremendo clásico en el puesto #12… Basada en la pieza del mismo


nombre de J.M. Barrie, la película narra la historia de cómo los adorables hermanos Darling
(aaaaaaaaaaah) Wendy, Juan, y Miguel vivirán una noche de aventuras de la mano de Peter Pan,
quien los llevará al País de Nunca Jamás, donde pelearán con Piratas, jugarán con los Indios,
conocerán a las Sirenas y formarán parte de los Niños Perdidos, siempre bajo la amenazante figura
del Capitán Garfio y su tripulación, quienes no descansarán hasta vengarse de Peter Pan. En este
lugar, Wendy y sus hermanos no sólo exploraran el mundo que fue objeto de tantas historias en
casa, sino algo sobre ellos mismos, especialmente Wendy, que aprenderá una lección
importantísima de vida.

Aunque, hay que decirlo, es de las películas que no ha envejecido muy bien. De todo el repertorio
animado del gran ratón, quizás “Peter Pan” es la que más se siente un producto de su época
¿Creían que Cenicienta era cincuentera? ¿Han vuelto a ver “Peter Pan”? Señor Jesucristo, esto es
más blanco que pan en crema de maní en con jugo de naranja en un suburbio con casas, carros y
vestidos color pastel. No voy a defender muchas de las decisiones tomadas, como la
representación de los indios (YIKES… aunque su canción, lo siento, es muy pegajosa) Incluso los
animadores y directores reconocieron sólo unos años después que pudieron haber manejado
mucho mejor esa situación.

Tampoco me agrada cómo Wendy, Campanita y Tigridia se enfrentan en una pelea de celos por
Peter Pan, y este sigue ahí jugando como si… fuera un juego, y uno podría argumentar que ese es
el punto, pero entonces ¿Por qué sólo las chicas son las que son presentadas como celosas sin
razón y dominadas por sus emociones? Muy cincuentero, y no en el mejor de los sentidos, Y ESO
que el doblaje arregló algo del sexismo, porque la versión original es… problemática, por así
decirlo. Son problemas que el velo de la nostalgia no logra ocultar, y me parece importante
reconocer que existen estos problemas en la película, y que no son cosas que se deban promover
hoy en día.

Dicho esto, hay muchas cosas que rescatar de esta película. Seré breve esta vez. La música y la
animación tienen una capacidad maravillosa para hacerte sentir esa sensación de aventura y de
ilusión que sólo son posibles en el País de Nunca Jamás. Antes de que Superman volará en los
setenta, fue “Peter Pan” quién me hizo creer que podía volar. La música ascendente, los pequeños
accidentes de los hermanos como principiantes, las imágenes de Londres debajo mientras te
paseas por las nubes y sigues ascendiendo hacía la segunda estrella a la derecha, realmente es
cautivante ¿Quién no ha soñado con volar? Con Peter Pan, es posible. La orquestación está muy
bien hecha, y las canciones, aunque cortas, son pegajosas y tienen buenas letras (a excepción de
una, evidentemente) Mis favoritas siendo “Volarás” y “La vida de un pirata”. Nada del otro mundo,
pero cumplen su propósito y algo más.

Los personajes más memorables tienen que ser el Capitán Garfio, su compañero Smee, y
Campanilla. La relación entre Garfio y Smee es comiquísima, el rango de emociones que se
permite el capitán en esta película da lugar a muchas escenas y situaciones graciosas, desde sus
arrebatos de ira contra Smee, su ansiedad al escuchar como se acerca el cocodrilo, el terror en su
cara cuando lo persigue, la frialdad con la que MATA A UNO DE SUS MARINEROS porque cantaba
mal, la elegancia con la que manipula a Campanilla, su forma de utilizar palabras para engañar. Es
el primer villano que utiliza su expresividad para hacer reír e intimidad, y del cual tomarían
inspiración Ratigan y Hades en futuras películas. Smee no puede ser odiado, se supone que es
mano derecha del villano, pero es tan adorable, tan atento con el capitán, tan gustoso de querer
complacer a todo el mundo, no lo sé, se me hace muy tierno. Las escenas con el capitán, Smee y el
cocodrilo representan la cúspide de la animación cómica de Disney en la era de plata, escenas con
esa energía, expresión y coordinación no se verían hasta el Renacimiento Disney, una muestra de
comedia animada clásica de golpes, al puro estilo de Tom y Jerry o los Looney Tunes.

Campanilla es tanto negativo como positivo dentro de la película. Negativo porque se le asignaron
varias características de lo que se creía era una mujer en esa época: celosa, mentirosa, sin
escrúpulos, cegada por sus sentimientos, volátil… Pero al mismo tiempo, positiva porque es el
primer personaje al que se le permite tener un rango amplio de emociones sin ser el villano. No
sólo se molesta, se enoja, se pone roja y lo muestra. No sólo está triste, llora, toma malas
decisiones y se arrepiente, quiere ocultar lo que siente, pero no lo logra, e incluso cuando está
(justificadamente) enojada con Peter y le dice al capitán donde se ocultan, le hace jurar que no
pondrá ni una sola mano (ni el garfio) sobre Peter Pan, y es capaz de sacrificarse por quienes le
importan, en este caso, Peter. Es el primer personaje Disney que se siente desarrollado más allá de
la historia (aunque no completamente), el primer personaje que no es perfecto, el primer
personaje más o menos humano. Que claro, se haría mucho mejor en el futuro, pero no le quita
mérito.

Otro aspecto positivo de esta película es la posición privilegiada que se le otorga a la madre. Antes
de “Peter Pan”, apenas y se había hablado de mamás en Disney (siendo sólo Dumbo y Bambi en
haberlo hecho, y de maneras bastante traumáticas) y tendríamos que esperar hasta el 2002 (de ti
hablaré después, Sarah) para ver a una figura maternal positiva y humana (Mérito para ti,
Duquesita <3) que tuviera más de 3 líneas e influyera de buena manera en la vida del protagonista,
o no estuviera muerta. No voy a profundizar mucho en esto porque sería meterse en el campo de
la psicología, y hay quienes meterían argumentos psicoanalistas y definitivamente no estoy
capacitado ni dispuesto para tener esa conversación.

Wendy es la representación de una de las lecciones, o más bien, la lección central de Disney, parte
fundamental de su éthos. La idea de crecer, sí, de madurar y seguir creciendo, sin perder de vista
ni olvidar lo que es ser niño, lo que es tener aún esa curiosidad, esa pasión irrefrenable por lo que
te gusta y disfrutas, esa capacidad de asombro y de fascinación, el estar abierto a las posibilidades,
ese gusto de escuchar y contar historias. Wendy empieza temiendo crecer, creyendo que tiene
que renunciar a lo que más le gusta, que es contar historias y jugar con sus hermanos. A la primera
oportunidad, sin dudarlo, acepta la oferta de Peter y escapan a Nunca Jamás junto con sus
hermanos. A medida que está ahí, ella misma se da cuenta que ser joven por siempre y escapar
tampoco es una opción que quiera, convenciendo de ello a sus hermanos, e incluso a varios de los
niños perdidos. Al llegar a casa, acepta que su padre la cambie de cuarto, ha llegado a términos
con la idea de crecer, pero no deja de contar historias; después de decirle a su padre que está lista,
procede a contar con regocijo lo que acaba de vivir, a tal grado que contagia de esa imaginación a
sus padres, quienes por primera vez en años, vuelven a ver el mundo con ojos de niños, y
distinguen el barco del Capitán en las nubes, volviendo a donde pertenecen, Esta idea incluso sería
retomada, expandida y mejor aplicada en la secuela “El regreso al País de Nunca Jamás”, donde
comprobamos que Wendy nunca dejo de contar historias, ni de creer en Peter Pan. Ya le paró,
porque sino voy a chillar.
Tengo una relación personal con esta película. No lo puedo asegurar al cien por ciento, pero mi
gusto y fascinación por los barcos y el mar probablemente empezó con “Peter Pan”. Varios son los
recuerdos de infancia en los que estoy jugando con uno, dos, tres barcos de juguete, con
pequeños cañones, velas de papel, piratas de plástico, y en ninguna ocasión estaban ausentes el
Capitán Garfio o su mano derecha Smee. Siempre había una isla, un tesoro que descubrir, un
enemigo del cual vengarse, mares por explorar. Mi juguete favorito durante muchos años (e
incluso años preadolescentes) fue la réplica del barco del capitán Garfio QUE FLOTABA EN EL
AGUA. Fue fantástico jugar con él. Más adelante en mi vida descubriría a Stevenson, Defoe,
Gulliver, Verne, los Piratas del Caribe, O’Brian, Melville, y mil y una historias más de aventuras en
el mar cuyo germen se encuentran en esos días imaginando nuevas aventuras para Peter Pan,
Garfio y su tripulación. Son recuerdos que atesoró muchísimo.

La película es una bomba. Lo tiene todo: piratas, sirenas, pistolazos, barcos


(BARCOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS), puedes volar, puedes
explorar, puedes jugar, tiene indios (no representados de la mejor forma, como ya lo mencioné)
tiene drama, acción, intriga, un sentido de aventura inefable. Lo único que le falta es un bosque o
colina de caballeros con un dragón, y sería el reino perfecto de Fantasía. Esta película es un viaje;
al país de Nunca Jamás, y de vuelta a la infancia, al reino de las posibilidades, de la imaginación sin
límites, de la despreocupación, a la creación de mundos, al arte de contar una historia, a ver lo que
es invisible a los ojos (MMM…..) Pocas películas pueden desconectarme del mundo en el que vivo
y regresarme a aquel lugar que sólo yo conozco. “Peter Pan” es una de esas películas, y aunque
imperfecta, significa mucho para mí.

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