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ABSORCIÓN DE GASES

La absorción de gases es una operación en la cual una mezcla gaseosa se pone en contacto con un líquido,
a fin de disolver de manera selectiva uno o más componentes del gas y de obtener una solución de éstos
en el líquido. Por ejemplo, el gas obtenido como subproducto en los hornos de coque, se lava con agua
para eliminar el amoniaco; después se lava con un aceite para eliminar los vapores de benceno y de
tolueno.

Estas operaciones requieren la transferencia de masa de una sustancia en la corriente gaseosa al líquido.
Cuando la transferencia de masa sucede en la dirección opuesta, es decir, del líquido al gas, la operación
se conoce como desorción. Por ejemplo, el benceno y el tolueno se eliminan del aceite que se mencionó
antes poniendo en contacto la solución líquida con vapor, de tal forma que los vapores entran en la
corriente gaseosa y son arrastrados; en consecuencia, el aceite de absorción puede utilizarse nuevamente.

Generalmente, estas operaciones sólo se utilizan para la recuperación o eliminación del soluto. Una buena
separación de solutos entre si, exige técnicas de destilación fraccionada.

SOLUBILIDAD DE GASES EN LÍQUIDOS EN EL EQUILIBRIO

Para que exista transferencia de materia es preciso que las corrientes que entran en cada etapa no estén
en equilibrio, ya que es la desviación de las condiciones de equilibrio lo que proporciona la fuerza impulsora
para la transferencia. La rapidez con la cual se disolverá un componente gaseoso de una mezcla en un
líquido absorbente depende de la desviación del equilibrio que existe; por lo tanto, es necesario considerar
las características en el equilibrio de los sistemas gas líquido.

Sistemas de dos componentes

Si cierta cantidad de un gas simple y un líquido relativamente no volátil se llevan al equilibrio, la


concentración resultante del gas disuelto en el líquido recibe el nombre de solubilidad del gas a la
temperatura y presión predominantes. A una temperatura dada, la solubilidad aumentará con la presión,
como aumenta por ejemplo en la curva A, figura 8.1, que muestra la solubilidad de amoniaco en agua a 30
“C.

Gases y líquidos diferentes presentan curvas de solubilidad distintas, las cuales en general se deben
determinar experimentalmente para cada sistema. Si a una concentración dada de líquido la presión en el
equilibrio es alta, como en el caso de la curva B, se dice que el gas es relativamente insoluble en el líquido;
por el contrario, si es baja como en la curva C, se dice que la solubilidad es elevada. Sin embargo, esto es
meramente relativo, ya que es posible obtener cualquier concentración final del gas en el líquido si se aplica
la presión suficiente, siempre y cuando la forma licuada del gas sea completamente soluble en el líquido.

La solubilidad de cualquier gas depende de la temperatura según la ley de van‘t Hoff para el equilibrio
móvil: “si se aumenta la temperatura de un sistema en equilibrio, ocurrirá un cambio durante el cual se
absorberá calor”. Generalmente, pero no siempre, la disolución de un gas tiene como resultado la evolución
de calor; por ello, en la mayoría de los casos, la solubilidad de un gas decrece al aumentar la temperatura.

Como ejemplo, la curva A (figura 8.1) para amoniaco en agua a 30 °C, está arriba de la curva
correspondiente a 10 °C. Siempre y cuando su presión de vapor sea menor que la del gas o la del soluto
vaporizado, la solubilidad del gas será cero en el punto de ebullición del disolvente.

Por otra parte, la solubilidad en agua de muchos de los gases de bajo peso molecular, como hidrógeno,
oxígeno, nitrógeno, metano y otros, aumenta cuando la temperatura aumenta a más de 100 °C y, por lo
tanto, a presiones superiores a la atmosférica.

Sistemas de multicomponentes

Si una mezcla de gases se pone en contacto con un líquido, la solubilidad en el equilibrio de cada gas será,
en ciertas condiciones, independiente de la de los demás, siempre y cuando el equilibrio se describa en
función de las presiones parciales en la mezcla gaseosa.

Si todos los componentes del gas, excepto uno, son básicamente insolubles, sus concentraciones en el
líquido serán tan pequeñas que no podrán modificar la solubilidad del componente relativamente soluble;
entonces se puede aplicar la generalización. Por ejemplo, la curva A (figura 8.1) también describirá la
solubilidad del amoniaco en agua cuando el amoniaco esté diluido con aire, puesto que el aire es muy
insoluble en el agua; para que lo anterior sea cierto, la ordenada de la gráfica debe considerarse como la
presión parcial del amoniaco en la mezcla gaseosa.

Si varios componentes de la mezcla son apreciablemente solubles, la generalización será aplicable


únicamente si los gases que se van a disolver son indiferentes ante la naturaleza del líquido; esto sucederá
en el caso de las soluciones ideales.

La solubilidad de un gas también se verá afectada por la presencia de un soluto no volátil en el líquido (tal
como sal en una solución acuosa) cuando dichas soluciones no sean ideales.

Soluciones líquidas ideales

Cuando una fase líquida se puede considerar ideal, la presión parcial en el equilibrio de un gas en la solución
puede ser calculada sin necesidad de determinaciones experimentales.

Hay cuatro características significativas de las soluciones ideales; todas se relacionan entre sí:

1) Las fuerzas intermoleculares promedio de atracción y repulsión en la solución no cambian al mezclar los
componentes.
2) El volumen de la solución varía linealmente con la composición.
3) No hay absorción ni evolución de calor al mezclar los componentes. Sin embargo, en el caso de gases
que se disuelven en líquidos, este criterio no incluye el calor de condensación del gas al estado líquido.
4) La presión total de vapor de la solución varía linealmente con la composición expresada en fracción
mol.

Cuando la mezcla gaseosa en equilibrio con una solución liquida ideal, sigue también la ley de los gases
ideales, la presión parcialp* de un soluto gaseoso A es igual al producto de su presión de vapor p a la misma
temperatura por su fracción mol en la solución x. Esta es la ley de Raoult

p* = p x ecuación (8.1)

El asterisco se utiliza para indicar el equilibrio. La naturaleza del líquido disolvente no se toma en
consideración, excepto cuando establece la condición ideal de la solución; por esta causa, la solubilidad
de un gas particular en una solución ideal en cualquier disolvente es siempre la misma.

Soluciones líquidas no ideales

Para las soluciones líquidas que no son ideales, la ecuación (8.1) dará resultados muy incorrectos. Por
ejemplo, la línea D (figura 8.1) es la presión parcial calculada del amoniaco en el equilibrio con soluciones
acuosas a 10 °C, suponiendo que se puede aplicar la Ley de Raoult; es obvio que no representa los datos.
Por otra parte, se ve que la línea recta E representa muy bien los datos para amoniaco agua a 10 °C hasta
fracciones mol de 0.06 en el líquido. La ecuación de una línea de este tipo es:
en donde m es una constante. Esta es la ley de Henry que puede aplicarse a diferentes valores de m para
cada uno de los gases en la figura, al menos en un rango modesto de concentraciones en el líquido. m
debe establecerse experimentalmente.

Un método empírico de mucha utilidad es prolongar la gráfica de presión de vapor de una “sustancia de
referencia”. Como ejemplo, en la figura 8.2 se muestran los datos para soluciones de amoniaco-agua; estos
datos cubren un amplio rango de concentraciones y temperaturas. Las coordenadas son logarítmicas. La
abscisa está marcada con la presión de vapor de una sustancia de referencia adecuada; en este caso,
agua. La ordenada es la presión parcial en el equilibrio del soluto gaseoso. Los puntos están graficados en
donde las temperaturas correspondientes para las presiones de vapor de la sustancia de referencia y la
presión parcial del soluto son iguales.

Elección del disolvente para la absorción

Si el propósito principal de la operación de absorción es producir una solución específica (como ocurre, por
ejemplo, en la fabricación de ácido clorhídrico), el disolvente es especificado por la naturaleza delproducto.

Si el propósito principal es eliminar algún componente del gas, casi siempre existe la posibilidad de elección.
Por supuesto, el agua es el disolvente más barato y completo, pero debe darse considerable importancia a
las siguientes propiedades:

1) Solubilidad del gas.


La solubilidad del gas debe ser elevada, a fin de aumentar la rapidez de la absorción y disminuir la
cantidad requerida de disolvente. En general, los disolventes de naturaleza química similar a la del soluto
que se va a absorber proporcionan una buena solubilidad.
Para los casos en que son ideales las soluciones formadas, la solubilidad del gas es la misma, en
fracciones mol, para todos los disolventes. Sin embargo, es mayor, en fracciones peso, para los
disolventes de bajo peso molecular y deben utilizarse pesos menores de estos disolventes, medidos en
libras. Con frecuencia, la reacción química del disolvente con el soluto produce una solubilidad elevada
del gas, pero, si se quiere recuperar el disolvente para volverlo a utilizar, la reacción debe ser reversible.
2) Volatilidad. El disolvente debe tener una presión baja de vapor, puesto que el gas saliente en una
operación de absorción generalmente está saturado con el disolvente y, en consecuencia, puede
perderse una gran cantidad. Si es necesario, puede utilizarse un líquido menos volátil para recuperar la
parte evaporada del primer disolvente.
3) Corrosión. Los materiales de construcción que se necesitan para el equipo no deben ser raros o costosos.
4) Costo. El disolvente debe ser barato, de forma que las pérdidas no sean costosas, y debe obtenerse
fácilmente.
5) Viscosidad. Se prefiere la viscosidad baja debido a la rapidez en la absorción, mejores características en
la inundación de las torres de absorción, bajas caídas de presión en el bombeo y buenas características
de transferencia de calor.
6) Si es posible, el disolvente no debe ser tóxico, ni inflamable, debe ser estable químicamente y tener un
punto bajo de congelamiento.

TRANSFERENCIA DE UN COMPONENTE. BALANCE DE MATERIA

Flujo a contracorriente

En la figura 8.4 se muestra una torre a contracorriente, que puede ser una torre empacada o de aspersión,
con platos de burbuja o de cualquier construcción interna para lograr el contacto líquido-gas.

La corriente gaseosa consta de G moles totales/tiempo. Esta corriente está constituida por el soluto A que
se difunde, en fracción mol y, presión parcial p, o relación mol Y; y por un gas que no se difunde Gs
moles/tiempo.

• G= flujo de gas en moles totales / tiempo


• Componente A soluto, fracción molar en gas y, p presión parcial, Y relación de mol (mol soluto/ mol
de gas)
• Gs = flujo de gas no soluble
• Pt presión total

Asimismo, la corriente líquida consta de L moles totales/tiempo conteniendo x fracción mol de gas soluble,
o relación mol X y Ls moles/tiempo de un disolvente no volátil.

• L = flujo de líquido en moles totales / tiempo


• X = fracción mol del soluto en el líquido o relación mol X
• Ls = disolvente no volátil
Puesto que el gas disolvente y el líquido disolvente no cambian en cantidad cuando pasan a través de la
torre, conviene expresar el balance de materia en función de éstos. Un balance de soluto en la parte inferior
de la torre (entorno 1) es:

Esta es la ecuación de una línea recta (la línea de operación) sobre las coordenadas X, Y, de pendiente
Ls/Gs que pasa a través de (X1, Y1). La sustitución de X2, Y2 por X y Y muestra que la línea pasa a través de (X2,
Y,), como en la figura 8.5a para un absorbedor. Esta línea indica la relación entre las concentraciones del
líquido y el gas en cualquier nivel de la torre, como en el punto P.

Los datos de solubilidad en el equilibrio para el soluto gaseoso en el disolvente líquido pueden también
graficarse en función de estas unidades de concentración en el mismo diagrama, como la curva MN, por
ejemplo. Cada punto sobre esta curva representa la concentración del gas en equilibrio con el líquido
correspondiente, a la concentración y temperatura locales.

Para un absorbedor (transferencia de masa del gas al líquido), la línea de operación siempre cae arriba de
la curva de solubilidad en el equilibrio, mientras que para un desorbedor (transferencia de masa del líquido
al gas) la línea siempre está por debajo, como en la figura 8.5b.

La línea de operación es recta sólo cuando se grafica en unidades de relación mol. En fracciones mol o
presiones parciales, la línea es curva, como en la figura 8.6 para un absorbedor. Entonces, la ecuación de
la línea es

Con este propósito, la presión total pt, en cualquier punto puede ordinariamente considerarse constante en
toda la torre.
Relación mínima líquido-gas para absorbedores

En el diseño de absorbedores, la cantidad del gas que se va a tratar G o Gs, las concentraciones finales Y1 y
Y2 y la composición del líquido entrante X2, generalmente se fijan por las necesidades del proceso, pero la
cantidad de líquido que se va a utilizar es sujeto de elección.

En la figura 8.7a se muestra la relación mínima líquido-gas para la absorción. La línea de operación debe
pasar a través del punto D y terminar en la ordenada Y1.

− Si se usa tal cantidad de líquido para obtener la línea de operación DE, el líquido saliente tendrá la
composición X1.
− Si se utiliza menos líquido, la composición del líquido saliente será obviamente mayor, como en el
punto F; pero, puesto que las fuerzas motrices para la difusión son menores, la absorción es más difícil.
El tiempo de contacto entre el gas y el líquido debe ser mayor y el absorbedor debe ser lógicamente
más alto.
− El líquido mínimo que puede utilizarse corresponde a la línea de operación DM, que tiene la
pendiente mayor para cualquier línea que toque la curva en el equilibrio, y es tangente a la curva
en P.

En P, la fuerza motriz de difusión es cero, el tiempo de contacto requerido para el cambio de concentración
deseado es infinito; por tanto, se obtiene una torre de altura infinita. Esto representa la relación limitante
liquido-gas.

Con frecuencia, la curva en el equilibrio es cóncava hacia arriba, como en la figura 8.7b; entonces, la
relación mínima líquido-gas corresponde a una concentración del líquido saliente en equilibrio con el gas
entrante.

Estos principios también se aplican a los desorbedores, en donde una línea de operación que toque en
cualquier punto a la curva en el equilibrio representa una relación máxima de líquido a gas y una
concentración máxima de gas saliente.
Flujo en corriente paralela

Cuando el gas y el líquido fluyen en corriente paralela, como en la figura 8.8, la línea de operación tiene
una pendiente negativa (- Ls/Gs). No hay límite para esta relación, pero una torre infinitamente alta
produciría líquido y gas salientes en equilibrio, como en (Xe,Ye).

El flujo en corriente paralela puede usarse cuando una torre excepcionalmente alta se construye en dos
secciones, como en la figura 8.9, con la segunda sección operada en flujo en corriente paralela, para
eliminar la tubería de diámetro grande para el gas que conecta a las dos. También puede utilizarse si el gas
que se va a disolver en el líquido es una sustancia pura; en este caso no existe ninguna ventaja en utilizar la
operación a contracorriente. Asimismo, se utiliza cuando ocurre una reacción química rápida e irreversible,
con el soluto en el líquido, en donde sólo se necesita el equivalente a una etapa teórica.

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