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Dedicatoria
Este trabajo va dedicado principalmente a Dios quien nos cuida y nos da la vida para poder
hacer realidad este trabajo. A nuestros padres por su comprensión y ayuda en momentos malos
y menos malos. Quienes nos han enseñado a encarar las adversidades sin perder nunca la
dignidad ni desfallecer en el intento. Nos han dado todo lo que somos ahora como personas,
nuestros valores, principios, nuestra perseverancia y empeño, y todo ello con una gran dosis de
amor y sin pedir nunca nada a cambio. A nuestros docentes quienes nos brindan a diario sus
conocimientos para poder hacer realidad nuestro gran sueño.
iii
Agradecimientos
Queremos agradecer principalmente a Dios, porque ha sabido guiarnos por el camino del bien,
dándonos sabiduría, inteligencia para poder tener éxito en nuestra vida, y poder servir a la
sociedad con nuestros conocimientos, para el progreso del país, el de nuestra familia y en lo
particular. A nuestros padres y hermanos que, con su apoyo incondicional, nos han enseñado que
nunca se debe dejar de luchar por lo que se desea alcanzar. Al Arq. Luis Andrey Paredes
Vásquez, por los conocimientos, experiencias que nos a compartido y por los consejos brindados.
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Resumen
La ventilación natural depende de la diferencia de presiones para mover el aire fresco a través de
la construcción. Esta diferencia de presiones puede ser causada por el viento o el llamado efecto
bouyancy creado por la diferencia de temperaturas o diferencias en la humedad del aire.
v
Tabla de Contenidos
VENTILACIÓN NATURAL
En el tema anterior se expusieron sobre el movimiento aparente del sol y los preceptos
básicos para controlar la radiación solar, principal causa de calentamiento de las
edificaciones en climas tropicales. Sin embargo, estos preceptos pudieran ser
insuficientes para lograr condiciones de confort. De hecho, aunque fundamental, el
control solar es sólo una entre otras técnicas de diseño bioclimático. Éstas no sólo
incluyen prevenir el arribo del calor, sino extraer el excedente que se pudiera presentar, lo
que se conoce como enfriamiento pasivo. En el tema venidero se discutirá (a manera de
síntesis práctica del curso) el conjunto de técnicas relativas al diseño bioclimático. Antes,
al igual que se hizo con el control solar, se dedicará un tiempo a explicar la técnica de
enfriamiento pasivo más importante y más vinculada con el diseño arquitectónico, que es
la ventilación natural.
¿Qué es el viento?
Figura 1
Medición del viento
El viento, al ser un vector de velocidad, se mide en metros por segundo o kilómetros por
hora. La medición de la velocidad y dirección del viento se efectúa con instrumentos
registradores llamados anemómetros, que dispone de dos sensores, uno para medir la
velocidad y otro para medir la dirección del viento.
Figura 2
¿Qué es la ventilación?
“Ventilación es el proceso que permite sustituir al aire ambiente interior de un local (aire
viciado), suministrando aire fresco, ya sea por medios naturales o mecánicos”.
Charles Broto.
Figura 3
LOS EFECTOS DE LA VENTILACIÓN NATURAL
Renovar el aire caliente interior por aire más fresco de afuera abriendo puertas y ventanas
es un procedimiento usual en edificaciones. Obviamente, el refrescamiento será tanto más
efectivo cuanto más fresco esté el aire que ingresa respecto del que sale. Si la diferencia
de temperatura entre ambos fuese pequeña, la utilidad de ventilar sería limitada. Pero
ventilar implica a su vez crear corrientes de aire, las cuales, de hallarse a temperaturas
inferiores a la de la piel, generarían una sensación de enfriamiento. Asimismo, si dichas
corrientes estuviesen más frías que las superficies internas de la envolvente, el aire, al
pasar por ellas, las enfriaría.
Figura 4
1. Expulsar el aire caliente de los ambientes y sustituirlo por aire más fresco de afuera. A
este tipo de intercambios se les llama intercambios de masa. Su eficacia depende de la
diferencia de temperatura entre el aire que entra y el aire que sale y del caudal de
ventilación: a mayor diferencia y caudal mayor será la potencia de enfriamiento. Se dice
que el aire así empleado actúa como un fluido vector de calor.
2. Refrescar a las personas expuestas a las corrientes de aire. Este refrescamiento obedece
al vínculo directo entre el confort y la velocidad del aire, el cual se da a través de los
intercambios convectivos de calor sensible entre el aire y la piel y los intercambios de
calor latente asociados con la evaporación del sudor. A mayor diferencia de temperatura,
mayor velocidad y menor humedad mayor será el enfriamiento.
3. Enfriar las superficies de los cerramientos expuestos a las corrientes de aire. Dicho
enfriamiento se produce en razón de los intercambios convectivos de calor sensible entre
el aire y los cerramientos. Su eficacia depende de la diferencia de temperatura entre el
aire y las superficies y de la velocidad con que el aire roce esas superficies.
LAS FUERZAS MOTORAS DE LA VENTILACIÓN NATURAL
Para que el aire fluya alrededor y dentro de las edificaciones se requiere de alguna fuerza
motora. Ésta puede originarse de causas naturales o de equipos fabricados por el hombre.
El aire sólo se moverá al ser empujado, succionado, calentado o enfriado. En cada caso el
movimiento será causado por una diferencia de presión que hace que el aire fluya desde
la zona de mayor presión hasta la zona de menor presión, buscando con ello restituir el
equilibrio. Esta diferencia de presión puede ser de dos tipos:
· Diferencia de presión dinámica: es la que produce un empuje o una succión del aire,
caso en el cual se habla de una corriente dinámica.
· Diferencia de presión estática: es la que se genera al calentar o enfriar el aire, caso en el
cual se habla de una corriente convectiva o corriente térmica. El viento atmosférico tiene
de por sí una presión dinámica proporcional al cuadrado de su velocidad:
Donde P0 es una presión estática de referencia a una altura z0 (por ejemplo, a nivel del
suelo) (N/m2).
ρ es la densidad del aire (kg-masa/m3)
g es la aceleración de gravedad (m/s2)
z es la altura en la que se evalúa el aire, medida por encima de z0 (m)
Adviértase que la multiplicación (ρ.g.z) no es otra que el peso de la columna de aire que
está entre z0 y z. De allí, que al restársele a P0, lo que se obtiene es simplemente la
presión estática del aire a esa nueva altura, la cual será obviamente menor si z indica un
lugar más alto que z0. Nota: la presión atmosférica es en realidad la presión estática a una
altura z de la atmósfera. Ésta disminuye con la altitud, pues a mayor altitud, menor
cantidad de aire hay hasta la superficie de la atmósfera, es decir, menos peso se tiene por
encima (como cuando se está, en el caso del agua, más cerca de la superficie). Ahora
bien, cuando se calienta una masa de aire ésta se expande, disminuyendo su densidad o,
lo que es lo mismo, su peso, dando lugar a un flujo ascendente que deja una depresión
que succiona el aire más frío y pesado, el cual que cae. De manera esquemática, deberán
recordarse siempre las siguientes correspondencias:
Figura 5
La ventilación cruzada significa que se colocan aberturas del lado de las presiones
positivas para la entrada del aire y aberturas del lado de las presiones negativas para la
salida del mismo. A tal fin la orientación de la edificación, así como la ubicación relativa
de las ventanas, espacios y particiones internas debe adecuarse a la dirección dominante
de los vientos de la zona, con el objeto de que el aire pueda entrar, fluir y salir con
facilidad. Mientras más se entorpezca el flujo al interior más se producirán zonas de
estancamiento y turbulencias que generarán pérdidas de velocidad, disminuyéndose la
eficacia de la ventilación cruzada.
Figura 7: Adaptación de la orientación de la edificación a la dirección de los vientos y
acoplamiento de las ventanas y particiones internas a su trayectoria natural.
Diversos experimentos han mostrado sin embargo que para el caso de ventilación cruzada
no se requiere en rigor que las ventanas de entrada de aire (aquellas que se encuentran
bajo presiones positivas) sean totalmente perpendiculares a la dirección del viento
incidente. De hecho, aunque los coeficientes de presión tiendan a ser más bajos, se podrá
considerar que se tiene un margen de unos 60º hacia ambos lados, dentro del cual la
ventilación, siempre que sea cruzada, será adecuada (ver figura). Este hecho es
importante en el trópico puesto que permite sin mucha dificultad conciliar el control solar
con la ventilación (si, por ejemplo, se plantease con base en criterios de control solar una
edificación alargada este-oeste con fachadas ciegas en esas orientaciones y aberturas en
las orientaciones norte y sur en un sitio en el que predominan vientos alisios del noreste,
el que el viento llegue desde esa dirección podrá entenderse como no problemático
respecto de la ventilación).
Figura 8
Es más fácil generar ventilación cruzada cuando la planta es dispersa (con volúmenes
salientes y entrantes) que cuando es compacta. Ello habilita inducir flujos de ventilación
independientes en cada espacio, permitiendo resolver el conflicto entre ventilación y
privacidad en algunos recintos, pues disminuye la necesidad de aberturas internas que
comuniquen las aberturas externas de entrada y salida del aire. Además, una planta
dispersa reduce la importancia de la orientación respecto de la incidencia del viento
Figura 9: Una edificación dispersa permite tener ventilación cruzada en todos los
espacios así cambie la dirección del viento.
Otra posibilidad es usar atrios centrales abiertos (o con cerramientos permeables o de
apertura controlable), patios o cualquier espacio grande central que atraviese la
edificación, sirva para actividades comunes y a su vez distribuya las corrientes de aire e
induzca ventilación cruzada en los recintos de uso más privado. Ello implica sin embargo
comunicar dichos recintos con el espacio central por medio de aberturas internas abiertas
o permeables, menguando con ello la posibilidad de lograr privacidad acústica y visual.
De manera general, la altura de las aberturas se corresponde con la altura más ventilada de los
ambientes:
Figura 11: Ubicación vertical de las aberturas a los efectos de ventilar distintas zonas de
la edificación.
El ancho de las aberturas debe ser lo suficientemente grande y la ubicación de las mismas
debe permitir que el flujo se reparta lo más uniformemente posible en todo el espacio a
ventilar cuando se trate de refrescar a las personas y a todo lo largo y ancho de los
cerramientos cuando se trate de enfriar la masa de la edificación.
Figura 12: Distribución de los flujos a lo largo y ancho de los espacios agrandando las
ventanas y ubicándolas convenientemente.
Sin embargo, repartir las corrientes de aire a lo largo y ancho de un ambiente no implica
necesariamente colocar ventanas grandes abiertas para la entrada y salida del viento,
tratando de que éstas abarquen todo el ambiente. De hecho, las aberturas pueden
colocarse de tal manera que generen un ligero cambio de dirección del flujo de aire,
creando una corriente ensanchada y circular a través de todo el espacio. Esto se logra
cuando las ventanas de entrada y salida del aire no están alineadas con la dirección del
viento (ver figura). Si bien con ello se afecta un tanto el caudal de ventilación total por
aumentarse las pérdidas al chocar el aire con las paredes, tal pérdida queda compensada
desde el punto de vista del confort por una mayor velocidad en algunas zonas y una mejor
repartición de las corrientes.
Usar aberturas en los techos, además de hacer correr el aire por el plafón, permite extraer
el aire caliente que se podría estancar si sólo se contara con ventanas ubicadas a baja
altura. Los techos de doble inclinación facilitan la colocación de tales aberturas. Un techo
así genera una ventilación cruzada entre las aberturas colocadas en él y las aberturas de
cara a estas últimas, lo que no basta para generar una ventilación cruzada completa,
requiriéndose colocar ventanas en la fachada opuesta. Ello crea una “doble” ventilación
cruzada, con lo que se resuelve tanto el enfriamiento de las personas como el
enfriamiento del techo
Figura 14: Uso de techos de doble inclinación para repartir verticalmente las corrientes
de aire.
CAPTAR ADECUADAMENTE EL VIENTO
Aumentar las velocidades de aire y por ende las probabilidades de lograr confort en razón
del aumento de los intercambios convectivos y evaporativos entre la piel y el aire puede
hacerse apelando al llamado efecto Venturi. Dicho efecto se da cuando un fluido circula a
través de un estrechamiento (por ejemplo, un embudo). En ese caso, la velocidad del
fluido aumenta.
Los aleros, la vegetación, las pantallas solares, el entorno construido y otros elementos
pueden diseñarse con formas aerodinámicas que canalicen la ventilación generando el
efecto Venturi. Tales recursos son útiles especialmente en sitios de poco viento en los que
cualquier aumento de velocidad puede hacer la diferencia entre malestar y confort
(recuérdese que una corriente de aire es sensible sólo si supera los 0.4 m/s). En sitios de
vientos apreciables, en cambio, esta estrategia pudiera ser contraproducente, a menos que
se complemente con elementos de control de la ventilación que eviten la inconveniencia
de velocidades mayores que 1 m/s, las cuales están asociadas con el levantamiento de
polvo y objetos livianos.
Figura 16: Uso de formas aerodinámicas para favorecer la velocidad del aire
canalizando el flujo.
Contrariamente, la presencia de obstáculos en las inmediaciones de una edificación puede
restringir severamente la llegada del viento. Una masa vegetal cuyas partes más
frondosas se encuentren a la altura de las ventanas o un muro de lindero pueden ser en
este sentido muy perjudiciales. El manejo de la vegetación o cualquier elemento aledaño
en aras de permitir la ventilación deberá evidentemente conjugarse con los criterios de
control solar. Por otro lado, en países como Venezuela en los que el criterio de la
seguridad es fundamental, son comunes los muros altos destinados a proteger las
edificaciones. Conviene por ende considerar el uso de enrejados o celosías o incorporar
aberturas en los muros (las cuales pudieran contar con rejas). Ello siempre que se acepte
la visibilidad hacia adentro.
Figura 19: Determinación del plan urbano favoreciendo la llegada del viento.
Finalmente, siempre es provechoso proporcionarle al usuario la posibilidad de dirigir las
corrientes de aire según la dirección del viento (la cual normalmente varía en el tiempo) o
según el área de permanencia en el recinto. Para ello son útiles las ventanas batientes,
basculantes o de romanillas, las cuales proporcionan ciertas posibilidades a tales efectos.
Sin embargo, el criterio más importante al momento de escoger el tipo de ventana es
adecuar la permeabilidad de las mismas a los requerimientos de ventilación (porcentaje
de área abierta respecto del área total de la ventana), pues el caudal y el ancho de las
corrientes de aire dependen de ello. En tal sentido las ventanas corredizas resultan menos
provechosas. Obviamente, dependiendo del tamaño total de la ventana y de la necesidad
real que se tenga de maximizar la ventilación (lo cual depende sobre todo del clima)
podrá considerarse el uso de ventanas con menor o mayor permeabilidad, habida cuenta
de que otros criterios como la iluminación, la practicidad (a nadie le gusta limpiar
ventanas de romanillas) o los gustos pueden resultar esenciales para el usuario.
Más arriba se apuntó que a mayor diferencia entre las presiones dinámicas de las
fachadas de entrada y salida del aire mayor será la energía disponible para ventilar. Se
puede al respecto apelar a muchos recursos constructivos que incrementen tales
diferencias. En líneas generales, cuanto mayor sea la resistencia que ofrezca la forma de
la envolvente y su entorno inmediato al libre flujo del viento atmosférico mayores serán
los coeficientes de presión entre uno y otro lado.
Cuando el movimiento del aire se produce por diferencias de temperatura el flujo tiende a
desplazarse verticalmente siguiendo la ruta que ofrezca la menor resistencia. Como ya se
apuntó, la diferencia de temperatura conlleva una diferencia de densidad y por ende una
diferencia de presión estática, que es la fuerza motora de las corrientes térmicas. Por otro
lado, en vista de que la presión estática varía también con la altura, las corrientes térmicas
serán tanto más fuertes cuanto mayor sea la diferencia de altura entre las masas de aire a
temperaturas disímiles que activan el flujo.
Figura 23
Es decir, la velocidad de viento para la cual los flujos térmicos pierden significación es
proporcional a la raíz cuadrada de la diferencia de temperatura y a la raíz cuadrada de la
diferencia de altura. En las siguientes figuras se muestra la dependencia de esta velocidad
límite respecto de la diferencia de altura para una diferencia de temperatura de 5ºC y
respecto de la diferencia de temperatura para una diferencia de altura de 10 m:
Tabla 2: Velocidad de viento por encima de la cual se anulan las corrientes térmicas
(Calculados usando la norma británica BS 5925–1980)
2. En edificaciones con poca ventilación dinámica (bien por restricciones de diseño o por
indisponibilidad de viento) las corrientes térmicas serán beneficiosas cuando se den
diferencias de temperatura importantes y/o se tengan diferencias de altura grandes entre
las aberturas de entrada y salida del aire.
Métodos analíticos
Se basan en enfoques teóricos en los que se aplican principios de mecánica de los fluidos
y de análisis numérico. Se presentan comúnmente bajo la forma de programas de
computación. De éstos, los más difundidos son el método de red de presión para el
cálculo de caudales y los métodos CFD (“Computacional Fluid Dynamics”) para
reproducir en computadora los patrones del flujo con sus temperaturas y velocidades.
Figura 27: Izquierda: formulación del método de red de presión en una vivienda
sencilla / Derecha: visualización de las corrientes de aire, sus velocidades y
temperaturas para el caso de una ventilación unilateral usando el programa de CFD
Fluent.
Métodos empíricos
Combinan apreciaciones teóricas con ensayos en campo y laboratorio a fin de proponer
correlaciones de cálculo fácilmente aplicables tanto para predecir los caudales globales
como las velocidades medias de las corrientes de aire. Dichos métodos se ciñen a
condiciones muy específicas, por lo que su aplicabilidad queda restringida a los casos
particulares para los cuales fueron creados. De hecho, la mayoría ha sido propuesta para
edificaciones de un solo ambiente. No obstante, son muy útiles y prácticos cuando baste
contar con una estimación aproximada del orden de magnitud de la velocidad promedio o
de los caudales totales que atraviesan la edificación. En la siguiente figura se presenta
uno de ellos, el ya citado método de las normas británicas para el cálculo de caudales (BS
5925–1980), al cual puede apelarse de manera general para hacer una evaluación inicial
de las opciones de diseño que se planteen en un proyecto.
Figura 28: Formulación esquemática del método de las normas británicas BS 5925–1980
(Tomado de Santamouris et al)
Confort
La falta de condiciones térmicas adecuadas provoca trastornos fisiológicos. Las
principales alteraciones se presentan en el aparato circulatorio y en los demás órganos
que intervienen directamente en el intercambio de calor.
Figura 30
Bajo condiciones de alta temperatura la presión arterial aumenta así como el ritmo
cardiaco y respiratorio; los vasos sanguíneos se dilatan, se incrementa la evo
transpiración, aumentando la demanda de oxígeno e ingestión de líquidos, además de
otros efectos secundarios.
El movimiento del aire tiene efectos térmicos en el individuo, aún sin cambiar su
temperatura, ya que a través del movimiento del aire se aumenta la disipación del calor
del organismo de dos maneras: incrementando las pérdidas convectivas y acelerando la
evaporación.
Figura 31
Capítulo 2
CONCLUSIÓN
Es preferible que cada cuarto tenga dos entradas de viento separadas y dos salidas
separadas, para maximizar la ventilación.
LISTA DE REFERENCIAS
Izard, Jean Louis & Guyot, Alan. (1980). Arquitectura Bioclimática. Edit Gili, Barcelona.
Olgyay, Víctor. (1998). Arquitectura y clima. Manual de diseño bioclimático para
arquitectos y urbanistas. Edit Gustavo Gili, Barcelona.
Naghman Khan, Yuehong Su, Saffa B. Riffat (2008), "A review on wind driven
ventilation techniques", Energy and Buildings, volumen 40, 1586-1604.
Pearlmutter D., Erell E., Etzion Y., Meir I.A. and Di H. (1996), "Refining the use of
evaporation in an experimental down-draft cool tower". Energy and Buildings, volumen
23, 191-197