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GAGUIMEN INGENIO, JUEGOS Y HUMOR ANO III © NUM. 33 © OCTUBRE 1985 * 300PTAS. USA Y PUERTO RICO: US $ 2,50 Tae ata a ge aM ea alge chen CO ETS ee oe (ital ikea aja it (ite Rolling Blocks, 2S3 aa aie jenn tablero er pe Blea) iA [se re 58 am ARSC) iN CATER N cs ine R ae ee Bat eer aces rat) COTO rare ee deUnamuno — =" _ ae NUEVO CURSO DE PROGRAMACION EN BASIC a, = izados. =, = wots L. FORTRAN, PASCAL, CPM, tc ‘ACUMEN. ASO IIT- NUMERO 33, ‘Revista Mensual ‘ediiada por ZUGARTO EDICIONES, S.A. Pablo Aranda, 3. ‘Teléfono: "411 42.64 28006 MADRID Favor: Rafael Tauler Fesser Gerencia: | Gonrale Gonzilez Velo Direccién Ealtoriat: Degotia Garcia Bilbao, Director: José Manuel Gomez Paris Maite Alvarado * Javier Ayesa * Bréccolt Rafael Castleman * Ceo * Dose * Dany Duel + J. A. de Echagte * Agustin Fonse- ‘ca* R, Fortin « Martin Gala * Joaquia ‘Garcia Palacios» Giansi » Eduardo A. Giménez + G. P-TO* U. Gres * “Ibidier » Lawry * Lathecio * Maicas © “Macto * Marin + Tis Mariner Villa Meiji * Tadeo Monevin * Santiago Nace ‘Daniel Paz « Perineli« Jaime Posiachik = D. Reynoso * Héctor Saavedra * Danie! ‘Samollovich * Santiago ‘+ Tacho * Carmen Teran * Mario Tobelem + Romin Torin * Die- ‘g0 Uribe * Alvaro Volando Y In colaboracion especial de Juegos & Co. Suscripciones: ‘Zogarto Ediciones, S.A. Impresion: COCULSA. Torregalindo, 5. 28016 Madrid Distribucioa: COEDIS - Valencia, 245 - 08007 Barcelona Depésito Legal: M. 1.067 - 1983 Copyright by «Cacumen», 1983. rohbida la reproduceion de textos, Fotografias, dajos «juegos, nh ‘ltando st 4 Precio de este empl: 300 peta. rine i Spa Lo que lle espera EXCURSIONES MATEMATICAS: Los arboles de las letras, el bosque de la palabra Hasta no haber leido este articulo, dificilmente podria uno imaginarse que el tema de la escritura pudiera ser tratado de una manera tan origi nal, matemdticamente hablando. Y lo que es mas raro atin, sin perder la amenidad. PAG. 7. CEKADA EL QUE SE ENTERRO Este cuento de Don Miguel de Una- muno vincula, como ocurre en toda su obra, el tema filos6fico con la emocién. El tema del «doble», tan apreciado por muchos escritores, es resuelto por Don Migi do sorprendente. PA\ LITERATURA FIGURATIVA Hoy por hoy siguen siendo escasas up w29|[9q Je|NIAAe 2p seArTTIUD} Se] un texto determinado a través de su Banaue as upINd)? “eyeLs eidosd negar que este modo de disponer el 18 9p OzsaTys9 UN e EBIIgO Orxd) cidn especial? PAG. 30, JUEGO DE TABLERO: «ROLLING BLOCKS» La nueva dimensién en juegos de es- trategia: Rolling Blocks, el apasio- ante juego creado por Henry Lind y James Atchik, combina de un mo: do inusual el clisico tablero plano con un novedgso movimiento tridi- mensional. PAG. 48. = ew Pe x SECCIONES CASI HABITUALES 4 Lo raro, lo viejo, lo nuevo. 12 Test de mente. 18 Mesa de poker. 21 Lexicon. 22 Convocatoria creativa: «Al pie de la letran. 24 El arte de resolver proble- mas de ingenio: «Cémo ma- terializar fantasmas». 26 Historieta enigma: «Vera crénica de indias». 33 4 y zancadi- 36 Lahistorieta mas errada del mundo. 38 Solitario: «Claroscuro». 39 Biribis. 40 Los lectores al poder. 42 Enigma _criminolégico: sAqui hay gato encerrado». 48 cr 8 9. 10, 14 7. HORNIJA Lena menuda, A Gallina del hornero. LNativa de las laderas de! cerro Matterhorn. 8. INFICIONAR Acostumbrar, tomar aficion. E Contagiar, corromper. M Hacer incisiones para drenar una fistula, 9. JUNCINO 1 Relativo a la unién de los caminos. U_ Fildsofo romano del si- glo Ta. de C., opositor de Julio César. R_ Hecho de juncos. 10. KARATA S Planta bromelidicea se- mejante al anands. Y _ Especie de catre de cam- aia usado por los tur- cos. N Cierto golpe de karate propinado con el pie. 11. LAGOTERO G Ave gallinacea zancuda de las lagunas america- nas, el nombre y apellido de un genio del jazz H_ Zalamero, que hace ha- lagos. O Bulto o dureza que se produce en los lagrima- les. . 12. MACAGUITA B Individuo de una tribu de la Isla de Maca A Bebida azucarada util zada por los chibchas en las ceremonias religio- sas W Palma espinosa origina- ria de Venezuela. 13. NEFARIO Muy malvado, impio. Torpe, indigno, Relativo a los riniones. =m 14. NAPANGO G Gierto baile popular me- xicano. N_ EnColombia, mestizo o mulato, L Avenocturna, variedad de lechuza domestica- ble. Convocatoria creattinva, AL PIEsua Cada uno de estos dibujos ilustra una frase hecha, el nombre de algo o un dicho comin. Pero no en el sentido habitual, sino al pie de la letra. Mirelos, y se va a dar cuenta. La propuesta es que usted elija otras frases, y las ilustre de este modo, meta el resultado en un sobre y envielos a CACUMEN. Publicaremos los que nos parezcan mejores en un proximo numero, para fama y bonanza de sus autores. CASTILLO ENCANTADO EL PICO DE LA BOTELLA CEPILLO DE DIENTES por Maria Teresa M. Nafez FUGA DE BACH ‘TRABAJAR EN BALDE SONAR NO CUESTA NADA MATERIALIZAR FANTASMAS por Tadeo Monevin En la creencia de que los fantasmas no existen, su materializacién entraria en el campo de las construcciones imposibles, arriesgada tarea a la que somos tan afectos. Pero lamentamos informarle que, en este caso, los fantasmas si existen. Son numeros, volatiles, isibles al Principio, que mediante una técnica creativa van siendo paulatinamente materializados y constituyéndose en ciudadanos en regla del mundo de lo posible. Claro que alguien podria decimos que ya los niimeros, por ser niimeros, pertenecen al universo de los fantasmas, y zqué seria entonces fantasma de un fantasma? Bonita disquisicion para ser tratado en otra ocasién. Ahora vayamos a lo concreto; uséase, a los fantasmas. n problema que encontramos —jewando no?— mencionado por Martin Gardner, dice asi, a saber! «Una dama, interrogada por su nti- mero telefénico, contesté en una forma ‘saz curiosa. —El mimero termina en 4, y si usted corre el 4 hacia delante, de manera que se convierta en primer digito, el nuevo nnimero que resulta es exactamente 4 ve~ ces mayor que el mimero original {Cuil es el mimero telefénico de la ama?» He aqui un problema que puede su- mirnos en el desconcierto. Para empe- zar, uno quisiera saber de cudntas cifras se compone el mimero. Si uno supiera que son cinco, cabria plantearse la si guiente operacién: ABCD4x4=4ABCD. Estariamos ante un problema de los Hamados «criptoaritméticos», que tie- nen su dificultad bien acotada, Pero ) 02564 4 0256 O2564 4 10256 d) 102564 4 10256 k) 102564 4 410256 Figura 1. Una extrafa forma de multiplicar que va materializando lo que se est4 multiplican do, a partir del resultado. 24 nuestra enigmatica dama no nos comu- nied la cantidad de cifras del ntimero. Podrfa ser el teléfono de una pequena localidad, con niimeros de tres cifras, oun teléfono madrileio, de siete cifras, ‘oun teléfono de Tokio, de nueve cifras, vaya uno a saber. La verdad es que la falta de datos so- bre Ia longitud del mimero nos obliga a buscar una forma de ataque diferen- te, O quizas no tan diferente, si es que uno observa nuevamente la operacién sin tantas exigencias y se lanza temera- riamente a efectuarla. Al multiplicar 44, revelamos el va- lor de D, que pasa a ser 6. Podemos en- tonces sustituir en el primer factor D por 6, lo que nos habilita para avanzar Ja multiplicacién un paso mds. Hacemos 4x6, més 1 que nos llevabamos de la ‘multiplicacién anterior, y revelamos el valor de C= 5, El panorama se va des: pejando y el fantasma materializando! Sélo debemos tener en cuenta que ‘acaso el niimero buscado no tenga cin- co cifras. ;Cémo sabremos dénde de- tenernos? Le proponemos no ponerle le- tras a las cifras incdgnitas, sino dejarlo abierto. Los sucesivos pasos de la reso- Iucién lucirian como muestra la figura 1. ¥ la multiplicacion finaliza cuando cn el resultado aparece un 4, sin que nos adlevemos» nada para la columna si guiente, Elartilugio de ir construyendo un fac- tor de la multiplicacién a partir de un resultado también desconocido es apli- cable a otros teléfonos, con los que us- ted podrd comunicarse facilmente, En. caso de fuerza mayor, consultar la guia de teléfonos, al final del articulo. 1) El mimero telefénico de mi bella profesora de flauta dulce termina en 6; si se lleva él hacia adelante, de manera que se convierta en primer digito, el ‘nuevo niimero que resulta es exactamen- te cuatro veces mayor que el original Usted puede llamar a mi bella profeso: ra de 9a 23 PM. 2) El niimero telefénico de mi esbel- ta profesora de yoga termina en 9; si se da la vuelta este 9 para convertirse en 6, y se lo lleva asi hacia adelante, de ma- nera que se convierta en primer digito, el nuevo nimero que resulta es exacta- mente seis veces mayor que el original. Miesbelta profesora de yoga atiende de 445 AM. 3) El mimero telefénico de Barbare- lla, mi cimbreante profesora de gimna- sia laser en el planeta Ultra, termina en 9; si se da la vuelta este 9 para conver- tirse en 6, y se lo lleva asi hacia adelan- te, de manera que se convierta en pri ‘mer digito, el nuevo niimero que resul- ta es exactamente cinco veces mayor que el original. Podra lamar a Barbarella via satélite a cualquier hora. 4) El mimero telefénico de Lorna, mi inquietante profesora de contorsionis- ‘mo en el sistema gakictico H7, empieza en 7 y termina en 6; si se elimina ese 7, el mimero que resulta es un sexto del original. Lorna atiende de Ja W, hora galactica, En este tiltimo problema deberd us- ted variar levemente el método de reso- lucién y plantearse una divisién, en lu- gar de una multiplicacion, Haga su in- Tento y luego comparelo con la solucién detallada que se ofrece al final del arti: culo. GUIA TELEFONICA Profesora de flauta dulee: 133846. Llevando el 6 adelante resulta 615384, {que es igual a 4 153846, Profesora de yoga: 101694. Sise da Ia vuelta el 9y fo levamos adelante resulta 6101694, que es igual a 6% 1016549. Barbarella: 12244897959. Si se da la vuelta 19 lo llevamos adelante re-_ | sult 61224489795, que es igual a 5312244897959. Loma: 7118644067796, Si elemina- | sos 7 ini, resulta 118644067796, {Quees un sexto del ndmero original En este caso nos planteamos una division, que desarrollamos de acuer- do ala Secuencia de Ia Figura 2 Figura 2. La division va construyendo paso a paso e| ndmero que estamos dividiendo, mediante ol artilugio de ir subiendo cada citra que obtenemos en el resultado, 25 VERA CRONICA ne INDIAS n: U, Gress HISTORIETA CON ENIG Dibyjo: D. Duel G Sf Se aNyZ. MV re es weed? me oe 3 SE i ie 2. x ae ° S *) Pe SUN RBSR UCU) = lt why POR FIN) LLEGO EL MOMENTO DE F7orackd LA CASA DE SS > PREPARTIR LOS SOLARE: ]/ HASADE QUNTO ALA i TE MIAPARA GLE MoJKRME LOS DiAD DE LLUVIA, CRED QUE VA LLEGANDO P LA HORA DE EL WII NUELVE A LLAMAR. A SUS COMPAREROS.., eae ES Ee LES PROPUSE_UNK’ SOLWCION GUE CONTENTO’ A TODOS we LA PELE SE HABIA ACKTORDO. PUBIQUE LA CASA DE NASKOES DE MANERA QUE LA SUMA TE LS DISTANCIRGS ENTRE ELLA'Y LX CURTRO CXaiio FUERA MINIMA UA ZONA DOWDE BE. CUMPLE ESTA CONDICISIU Y DE ESTA MANERA LACIUDAD 3E. SALVG. pecions AoRA 1309 | por ejemplo, donde, mas que la capta- “nadauungore afesuat un 2p epides tot do, interesa una impregnacién total de epenmoey ‘stueure jap pepyreuosiod e] sin duda por las maniobras que, a ma- tin U9 207094 Je UprEMIS “OW ap wot actitud animica paralela a la que expe- "BLI89 ] OpUreIOqe 1OHID89 [9 OIUDUIL &, ost welfis 5. ey os ¥ sy Pag MF © xe 4 w ¢ se le aes hin aes le Nec WW César Augusto SigUenza Rodriguez (La Corufa). 40 SOMBRAS NADA MAS (llamada efectuada desde Cacumen-31). Julio Martin Reoban (Zaragoza). SACANDO LA PATA QUE OTRORA METIMOS Cacumen-30 pag. 5 “El mundial de lo imposible” Se decia que José Maria Yturralde es argenti- | no, pero no es asi: es espaol Cacumen:31 pag. 58. “Trucos, trueques y sorpresas”, 5. No es LOGOS sino LOGO, segtin nos corti ge Ramén Garate Aizpuria, de Bilbao. Cacumen-32 pag. 68. Solucién a Biribis 8. Donde dice «Leopardo» debe decir «Leopar- dos» (Leo par dos) César Augusto Sigvenza Trodaguer lca Coral a1 Enigma criminols S SICO AQUIHAY GATO ENCERRADO por Rafael Castleman Algun bidgrafo con prisas puso un dia en los papeles que Ewaldo Cacho, como el comisario Maigret, habia sido monaguillo. Extremo éste que fue rotundamente desmentido por el interesado en ei sentido de que formar parte de la escolania de la escuela y la parroquia obligaba a la sotanilla como uniforme, que no como atributo. Esas manias repentinas de escarbar en el pasado de los individuos —mascullaria Cacho tras releer minucioso su carta de réplica fotos delictivas y minutos inconfesables. Nosotros —ajiadi paella de chi en busca de — somos mas amarillos que una \guito; pero nos limitamos, en lo fundamental, al presente del indicativo y estamos inmunizados contra el sindrome del no-do. Viene este preambulo a cuento de que nuestro personaje, segun recuerdan en su barrio, tenia buen oido. No todo iban a ser carencias. Thombre venia, sin rodeos ni es- cripulos, a vender informacién. Seaiin el sindrome de! no-do, de- biera haber traido, hilvanado en la man- ga, un brazalete negro, al estilo del re- iente pasado. Pero el Tuto se lleva en las ojeras, que a Calixto Pefia le subra- yaban unos ojos mansurrones —equi- vocamente liquidos, pens6 Cacho, que estaba releyendo poesia— de pointer in- glés a quien el amo acaba de regafar. El hombre pedia una cantidad no exce- siva por sus revelaciones desde la prime- ra linea de su viudez tras producirse el caso de la envenenada de Chamberi Que lo queria dejar claro. Viudo y bien viudo. «El nuestro era un divorcio a la espafiola, o sea, corta y navega y cada cual a su casa, pero sin tramitar, y no es que seamos unos salvajes, ni unos re- trégados, sino que, se lo voy a explicar usted, estibamos Seguros de que si nos taban donde el notario o el juez, ya me entiende, para formalizar la separ: cin, de seguro que nos salia la lagrimi ¥ nos enrollébamos otra vez. Yo, per- sonalmente, lo que creo es que los di- vorcios no deben ser para toda la vida. La prueba esti en que todos quisiéra. mos, al transcurrir los aft, volver a es- tar con aquella novia a la que dejamos por aburrimiento.» Entonces Cacho fue al grano: —Asi que, legalmente, es usted el he- redero. —E heredero de qué, si no tenia un duro, Una chispa de orgullo, de hidalga pe- nuria, en 10s ojos de Calixto Peita. Que- ria dejar constancia de que en Madrid s6lo son ricos los ricos. Ni un duro. Era cierto. Lo parecia, al menos. Rememo- 16 Cacho el macabro especticulo, alld en lo alto, en la buharda de aquel edifi cio de la calle Santa Feliciana, habité: eulo que como un atolén emergia de la azotea combada y t6rrida. Alli, Eduvi gis, la difunta, descoyuntada sobre baldosa zafia, con un hilo de baba en fa comisura de los labios pintados. Al- rededor, ademas de las moscas, un de- corado de sainete, peor atin, de zarzue- la, 0 peor alin, de comedia social- existencialista madrilena. En cordeles, servilletas, sostenes y sbanas puestos a secar. Un canario trinando en una jau- la, excitado por las escuadrillas de g rriones y venicejas que se posaban en la antena de televisién. Sujeto por una cuerda que pendia de un gancho claya- do hondo en el reborde del tejadillo de Ta torreta del ascensor, huimedo y fres- £0, a la sombra, un botijo. En otra ga- yola mas pequeia, un grillo incansable, torrencial. Un toldo de lona. Una ha~ maca vieja del mismo material. Algo en- tre Dicenta, Buero y Mihura. ¥ Eduvi sis muerta, untada de nivea, en bikini, con los treinta y cinco alin jévenes y exuberantes, entre dos carnes como quien dice, un poco percherona, sin hi jos, sola, Una Eduvigis que no sopor- taba beber sin compania y que adminis. traba al grillo miga de pan mojada en vino, para que no cesara en sus chirri dos. —Su difunta esposa bebia —Si. Bs0 lo sabe todo el mundo. Fue uuno de los motivos. Cacho quiso dejar sentado que se las sabia todas. ‘Es qué habia més? Replicé Calixto, con cara de cristia- no viejo: —E50 no entra en el precio de esta en trevista —Suponga que lo averiguamos =A, entonces, alla ustedes Ewaldo se propuso dar una vuelta por los barrios paredanos con la glorieta de Iglesia que, a trasmano de la calle San- ta Engracia, llevan ala plaza de Olavi- de. Retoms el hilo de los acontecimien- —Usted me ha dicho que temfan ir donde el abogado matrimonialista, 0 donde el juez, porque si se enfrentaban corrian el riesgo de volver a vivir jun- tos, Si. —Y sin embargo, fue usted a visita Ia en los tiltimos tiempos. No Ie faltaba légica a Calixto Pena ‘cuando respondié: —Alllien la casa de Santa Feliciana, enel atico, era distinto. El ambiente nos traia malos recuerdos y manteniamos las distancias. Era... El viudo miraba a Ewaldo con sus ‘ojos de perdiguero que ha perdido el ol- Fato. —Diga, diga. —Bra como volver al lugar del cri: —Pero, custed cree que ha sido un —Yo no iba por ahi. Era como un a modo de comparacién. —Yo si voy allo. {Piensa qu sido un suicidio? —Yo no pienso nada —declaré taja te Calixto; y tras una larga pausa que Ewaldo respeté, mejor dicho, instig6, como quien larga sedal para cansar a la trucha, dijo: de todos modos la casa la ha peinado de arriba a abajo la policia, y no hay rastro de veneno. Por no ha- ber, ni matarratas habia. Ni limpiame- tales de ésos que intoxican, ni lejia, Los frascos de medicinas estaban casi llenos, De lo cual se desprende que alguien in- trodujo alli el veneno, se lo administro a Edu y se largo sin dejar rastro. Fije se, ademas, que han analizado hasta las botellas vacias, y la medio lena que ha- bia junto a la hamaca, y el vaso... Y el botijo, senalé Cacho, —Bueno, si, y el botijo tambiéi se me habia ocurrido, Y nad Suspir6 el reportero, puso cara de cir- cunstancias profesionales, dejé caer con serenisima impertinencia —Hay quien dice que pudo ser usted. —Eso es mentira. Pregiintele a quien quicra. Pregiintele a la policia. Lo tie: nen comprobado. Cuando yo Megué a la casa de Santa Feliciana, Edu llevaba ya su buen par de horas muerta. Pre- ‘Biinteselo al inspector Ceja, que inves- tiga el asunto. waldo se lo habia preguntado ya. Era cierto, La luz dorada de septiembre apenas alcanza, a través de claraboyas esmeri- 43 no h Enigma crimincligico ladas y de puertas de cristal color cara- melo, la sala de visitas especiales don- de, con un magnetofén en medio, ante la mesa baja de metacrilato con intiti- les ceniceros —ni Cacho ni Peita fumaban—, el reportero y el viudo mantenian su conversacién de tanteo. Hasta el momento se habian limitado a hacer guantes. Guantes blancos. Cacho, harto, lanz6 un jab: "—Usted se apresuré en pegarle una patada a la puerta. Calixto Pefia, mas cientifico que fa- jador, convirtié, para ganar tiempo y descolocar al adversario, la afirmacién en interrogante: —Cémo que me apresuré, —Lo que ha oido. Usted, segiin tes- timonios comprobados, llama al timbre dos o tres veces, digamos que cuatro. Como nadie le abre, yen lugar de de- sistire irse, 0 de dejar el paquete que traia a un vecino, porque sabemos que usted Ilevaba, la tarde que descubrié a Eduvigis muerta en la terraza, un pa- quete, una caja de cartén de unos —pu- so Ewaldo las manos como cubicando el aire— treinta centimetros de ancho por unos cuarenta de alto, no, no pon- ga esa cara de asombro: en las escale- ras madrilefas las mirillas estén para so, para mirar; en lugar de renunciar a ver a su mujer, le iba diciendo, usted se apoya en el barandado, toma impul- so, se lanza en plan kungfi y zas, Ia puerta al suelo. —Es que —arguyé Calixto— la por tera me habia dicho que no habia sal do, —Podia estar en la ducha. —No. Los timbrazos fueron muy es- paciados. Tuvo tiempo de sobra en ves- e, de abrirme. Ewaldo puso su sonrisa mas sagazy lobuna: —Ademés, ella le esperaba a usted Tenian una cita, Bueno —alz6 una mano Calixto Pefia—, ojo, cuidado, a ver como me pone esto, que lo de la cita se presta a malentendidos, y en este pais se inter- preta como para una relacién, usted ya meentiende. Y no. Simplemente, Edu- vigis me habia pedido que le trajera una Jampara que me habia llevado yo, con- fieso que por despecho, porque proce- dia de un regalo que le habia hecho una antigua relacién suya. —iSe citaron por teléfono? — 1i6 Cacho, placido. El viudo reciente, el inconsolable de laenvenenada de Chamber, tardé mu- cho en contestar, esta vez —No. Estuve en la casa, también, ef 44 qui dia antes. Discutimos y me exigié la lampara. La limpara esta alli; lo digo —ironia en los dientes blancos, castizo seguramente de protesis, de Calixto— por si la quieren fotogratiar. —Ya lo hemos hecho —indicé Ca. cho; y encadena inmediatamente—: sin embargo, usted tenia la llave de la ca- sa —Si. Pero Edu se encerraba por den- tro con un pestillo corredero. Tenia la cosa de la inseguridad ciudadana, —Y cémo es que tenia la lave, si es- taban separados —No sé —vacilaba Calixto Pefia— Supongo que a ella le daba corte decir me que se la entregase. La casa, al fin y al cabo, es de los dos. —Era. Era, Mensuré Cacho mentalmente a su in- terlocutor. No era un alfefiique, pero tampoco un anuncio del vitacao. Tal vez, lamaba a engafio, como esos fibrosos campeones de taekwondo y otras artes marciales. —Hace usted karate 0 algiin ejerci- cio similar. No. {Lo dice por la puerta? Si. —Es que es de contrachapado. Casi corteza de pan. Lo del cerrojo de Edu- vigis venia a ser como colocarle un pes: tillo a una caja de zapatos. El magnetofén exhalé un chasquido seco. Ewaldo accioné el interruptor y le dijo a Calixto Peta que mejor si seguian otro dia, mafana por ejemplo; que te nfa que copiar todo aquello y ordenar- lo. Segiin se sale de la glorieta de Iglesia, bajando por Santa Engracia hacia Alon” so Martinez, a mano derecha se abre co- mo un pasadizo, la calle Sagunto, que junto con la de Juan de Austria, la del Castillo, Trafalgar, Jordan y, en suma, las que se estrellan en la plaza de Olavi- de, forman el intestino de Chamberi hondo. Barriada de tabernas umbrosas, cacharrerias, chamarileros y mecanicas del calzado con su remendén clavetean- do bajo la bombilla de pantalla descas- carillada. Cacho penetré en la tienda de electro- domésticos. Se identified. Hizo la pre- gunta que traia rumiada durante el tra- yecto en metro. Si. Nosotros le vendimos el video. Porque en el domicilio abuhardilla- do y tico en el doble sentido de la palabra— de la envenenada de Cham- beri se habia descubierto, contrastando con la ascética decoracién de esterillas, aaneas, cretonas ancestrales y conglome- rados para mesas, mesillas y estantes, un video iltime modelo de una marca célebre. Bueno, iltimo modelo, no — precisaba el duefto de la tienda—. De es- to hard afto y medio, cuando se lo ven- dimos, digo. Desde entonces ha habido novedades, pero en fin, es un video bue- no, hecho para durar. Y caro, no se lo oculto. Dela tienda de electricidad pasé el re- portero al centro asistencial de Rafael Calvo, donde se le confirmé la fecha en la que Eduvigis Martinez habia sido atendida de contusiones varias como re~ sultado de la paliza que su marido le propinara. Sucedia aquello el diez de marzo del pasado ao. Un dia antes, se- ‘gin certificaba la factura debidamente archivada en la tienda de electrodomés- ticos de Juan de Austria, Eduvigis ha- bia comprado un video. —1Con qué dinero? Esa fue la pregunta que Ewaldo dejé caer, un cuarto de hora mds tarde, ante los ojos de tucan de la portera de la ca- sa de Santa Feliciana donde Calixto y Eduvigis, romantica pareja, habian des- pedazado su matrimoni —Ah —dijo la sefiora Agueda, la ti- tular del chiscén de olor irreproducible y penumbras solanescas, tras convidar a Cacho, que rehusé cortés, a un chu- pito de aguardiente suave—. Ah — repitio—, asi que usted no sabe lo del colchén, —No. Se dice que la madre de la Eduvi sis, que vivian en La Celsa, tenia un col- chon leno de billetes, una millonada que se habia sacado con la historia del marido en el psiquidtrico y los tres hi- jos con el sindrome t6xico, —Quién lo dice. —Son leyendas. Aqui en Madrid —sentencid la vieja, de rostro rugoso, multicolor, reticulado de cdrdenas venillas— nos conocemos todos. Total, que la suegra del Calixto cuentan que dejo un mogote enterrado que no ¢1 contré nadie, y eso que sus siete hijos, entre ellos Eduvigis, le quitaron el sue- To a la casa, una de esas casas de una planta, de ladrillo, como las que se ven enlas afueras; y dejaron la huerta, que habia huerta también con un emparra- do, pues, es un decir, como la plaza de Ja Paja cuando lo de las momias roma- nas que habia dejado de la tuberia de —Pero usted cémo se ha enterado de esas cosas. La portera manifest, con su aliento anisado, guiflando uno de los ojos de gorgona: —Me las contaba ella misma, la Edu —Asi que el sindrome t6xico, ch —Bueno, o muertos en la Legion, 0 en una explosién de grist, o en cual: quier catdstrofe ferroviaria, La madre de la Eduvigis habia sido tanguista, gsa- be?, y sabia representar comedias. Mar- quesas, banqueras y gente asi le man- daban cheques para su mogote. Hizo defi fidad una industria, Asi que Eduvigis era rica. —iQuid! Me conté que lo del colchén. enterrado, rebosante de billetes, era ver- dad. Pero que ni ella ni sus hermanos Jo encontraron nunca. En este instante del didlogo los ojos ‘macilentos de la sefora Agueda se dila: taron con alarma. Silbo, acuciante: —iEscOndase! Agichese! Obedecié Ewaldo. En momentaneo ‘eclipse una sombra sc interpuso entre la luz polvorienta del portal y la cristalera del chiscén. Los pasos, decididos, ner- viosos, hicieron crujir las baldosas. Se hizo un fugaz silencio, roto por una im: precacién, y luego las escaleras gimic- Ton. Ewaldo estaba ya en pie. —iEra él? —iA cual de ellos se refiere usted? susurré maliciosa la vieja, Ewaldo adivin6, — Usted me quiere hacer otra con- fidencia, —{Tampoco lo sabe? —La funcién de los periodistas es ig- norar. Si no, no preguntarian. —Asi que no sabe lo del carpintero. —iHay un carpintero? —i¥ como! El de la calle Raimundo Luo. —sFrecuentaba la casa? —Irse Calixto a intentar vender en- ciclopedias y aparecer él, todo uno. —Asi que ése era uno de los otros motivos —gruné Cacho cogitabundo, Inquirié luego, persuasivo: —Me interesa un detalle. Usted es, me he dado cuenta, persona observado- ra. Cémo iba vestido Calixto la mafia na en que descubrié el cadaver de Edu- vigis. —Llevaba gabardina, Estaba un po- co nublo, pero no amenazaba realmen- te lluvia, Una gabardina de las que se evan ahora porque se llevaban antes, larga, amplia. La traia abierta, y deba- jo vestia guayabera de cuatro bolsilios, una de esas camisas de verano que se lle van por fuera del pantalén. Pero déje- me —apuré la seflora Agueda su sua- ve, se sirvié otro— que le cuente lo del Fuencislo, el carpintero. La culpa era un poco de Calixto, que, con lo buena ja- ca que era la Eduvigis, la dejaba inclu- sive los domingos para irse al campo. —;Al campo? —A desenterrar cosas. Cachos de ce- rémica de cuando los moros. —Arquedlogo. —sa, ésa es la palabra. Bueno, afi- cionado, eh. Fue él quien me conté, va. ya barrila, ch, no crea, lo de las momias Tomanas de Ia plaza de la Paja. Estaba entusiasmado, Otra vez que venia un poco chispa me juré que si se ahonda aqui en Chamber saldrian esqueletos de los cartagineses y mamtis enteros, ‘A Cacho el brillaba la frente. Esté arriba, :no? —Si. Ya habré llegado. Es que esta- ‘mos sin luz en la escalera y no hay as- censor. —Habré que echar una parrafadita con él Treps Cacho, atlético, hasta el ult mo piso, probs el timbre, que no sond, por falta de corriente, y luego, al prin- cipio con suavidad, mas tarde con ener- aia, golpeé la puerta, cuyos goznes re- yelaban que habia sido recientemente repuesta en el marco. Fruncié las cejas intrigado, y fue con esta expresidn ce ca- ratula japonesa como le descubrié Ca- lixto al abrir. {Qué busca usted aqui? —Me parece que yo podria plantear- le idéntica pregunta, Calixto. Ya, ya sé que ello no entra dentro de la enirevis- ta exclusiva para Sucesos. Pero en fin, tengo una pequefia duda que si viene in- cluida en el precio. Usted es llamémos- lo arquedlogo dominguero. —Supongo que en su casa, en el piso que ha alquilado en Ia calle Maudes, guarda religiosamente clasificados es- quirlas de craneo ibérico, puntas de fle- cha, arpones de pescador fluvial de ‘cuando el Manzanares era magdalenien- se, trozos de cerimica medieval, sigila- ta, mozérabe; fésiles, dijes, arracadas y agujas de hueso. —Asi es, Ewaldo gird sobre sus talones, sin- tiendo en la nuca la mirada hiimeda, va- gamente alarmada, de Calixto Peia, Aquella noche la seflora Agueda y Ewaldo Cacho se emboscaron en el ati co donde la envenada de Chamberi ha: Iara la muerte. No vino nadie. A la si- Buiente noche, tampoco. Fue a la cuar- ta cuando un personaje furtivo abrié con mil precauciones la puerta, la cerrd con infinito sigilo y, al volverse, se en- contré con el haz de luz de la linterna, ycon la risita de hiena de la vieja. La identidad de este rostro sorprendido le descubriré a usted déde se encontraba el dinero de la suegra de Calixto. En ‘cuanto a quién le puso el veneno a Edu- vigis y cémo lo hizo, esta clarisimo. 45 pan q%O eae PR A sreseeeae al i PS S Fy Fy 8 3 By = c=} ey £ Fy a & S a & = a a f= 6 3 FS 5 6 B i & = < g 3 g rf 5 a ey ‘9 a 2 a 2 ca Juego de tablero ROLLING BLOCKS: La nueva dimension __en juegos de estrategia fios unidos, un prisma grande, que equi- Cubo pequefio: Turrito. Vale decir que cada jugador tiene $ vale a cuatro cubos pequefios unidos, y Cubo grande: Opa. piezas, de color claro para uno y de co- tuna ficha redonda plana. En la jerga del Prisma pequeio: Flaco. lor oscuro para el otro. La figura 2 juego se los nombra del siguiente mo- Prisma grande: Chato. muestra la posicién inicial. do: Ficha redonda: Cabeza. MOVIMIENTOS La cabeza, la tinica pieza plana, se desplaza una o dos casillas por vez en cualquier direccién, ortogonal o diago- nal. Si en un turno se la mueve dos ca- sillas, puede ir recta 0 en zig zag. Ver Ja figura 3. El turrto, el flaco, el chato, y el opa (los bloques) mueven de un modo que 5 caracteristico de este juego: ruedan sobre las aristas de la base. Vale decir que, manteniendo una arista fija sobre al tablero, se hace pivotar la pieza. El turrto, el flaco y el chato pueden ha- cerse rodar una 0 dos veces por turno. El opa, en cambio, puede rodarse una sola vez por tuo. Ver la figura 4. DESARROLLO Figura 3. La cabeza mueve una o dos casillas, pudiondo ir en una jugada a cualquiera de Cada jugador mueve una de sus pi las casill zas por turno. El objetivo consiste en Ilevar sana y salva la eabeza propia a cualquier casilla del borde opuesto. Pa- ra ello debera cuidar que su cabeza no sea aplastada, lo que ocurriria si uno de Jos bloques adversarios le cayera enci- ma tras un movimiento. Una manera de eludir el aplastamiento consiste en usar los bloques propios como paredes que delimiten pasadizos por donde podra desplazarse la cabeza. Los bloques s6- lo pueden caer sobre casillas libres, 0 bien sobre la cabeza adversaria. Las ca- bezas tambien se desplazan hacia casi llas libres, no pudiendo una cabeza it aresar a la casilla ocupada por un blo- {ue 0 por la cabeza adversaria, FINAL Gana el juzador que logra llevar a sal- vo su cabeza hasta el borde opuesto 0 quien consigue aplastar la cabeza adver- saria. Eventualmente puede ocurrir que am- bos jugadores repitan tres veces seg das los movimientos: en tal caso se acuerda un empate. ANOTACION Si usted desea registrar sus partidas, anote cada movimiento del siguiente modo: inicial del nombre de la pieza se- ‘guida por el punto cardinal hacia don- de se desplazé. Ejemplo: si chato rue- Figura 4. Los bloques ruedan sobre sus aristas. Aqui se muestra una posible jugeda del Fle- da hacia el Norte y enseguida al Este, ‘60; rodé hacia el Este y enseguida hacia ol Norte. se anotard Ch-N. 49 El acertijo mas vieio del mundo CORTAR POR LO SOLIDO ‘mo la miisica o los cuentos po- < y pulares, el acertijo de la pirdm de seccionada no tiene autor ni fecha de invencién conocidos. Dos pie- zas idénticas, de cinco caras cada una (fig. 1), deben adosarse para formar un tetraedro, una pirdmide cuyas cuatro caras tienen forma de tridngulos equi- lateros. Si alguna vez el lector tropez con te problema sin conocerlo, seguramen- te recordard el esfuerzo que le costé. Las dos caras cuadradas deben casar una con la otra (fig. 2), y ello es preci samente lo que desorienta: un tetraedro no parece tener Angulos rectos por nin- iin lado, Cuando se descubre que el cuadrado es una seccién, un corte prac- ticado en el poliedro, la solucién se vuel- ve evidente, ZQué otro poligono puede ser seccién de un tetraedro? Evidente- mente, ninguno que tenga mas de cua- tro lados, uno por cada cara triangular. Resuelto el caso del cuadrado, pasemos al de tres lados, al tridngulo. Como las, caras son triangulares, no hay mucho para pensar. Pero, ,cudl es el mayor triéngulo que se obtiene? La respuesta es: la misma cara. La ra- z6n es simple. La linea mds larga que puede inseribirse en un tetraedro es igual una de las aristas. Por lo tanto el tridn- gulo de mayor tamafo tendré por lado a una arista. Con respecto a la seccion cuadrada, ésta es también la de mayor tamaio. Siel lector se interesa por una varian- te tramposa del problema, ensaye la si- ‘guiente. Muestre la pirdmide armada en Ta mano. Tire las dos partes sobre la me sa, junto con una tercera que tuvo ocul- ta! Solicite al incauto candidato que in- tente rearmar el tetraedro. Si el lector es de los que disfrutan con la frustra~ cidn ajena, éste es el momento. Con la difusion de los materiales plas- ticos en la década del 50, la pirdmide seccionada se volvié inmensamente po- pular y hoy puede comprarse en cual- Quier negocio al paso en casi todo el mundo. Entonces, es notable que no se 50 V Fig Figura 1. Con dos piezas similares a a de ls ilustracién, zpuede el lector armar una piré- ‘mide de caras triangulares? 2. La solucién del problema dela fi- ura 1; a cara cuadrada era una secelén de la piramide, wtf Figura 4. Un hoxégono se abtiene cortando un ‘cube por el punto medio de algunas arstas. Figura 3. Los lados del triéngulo de ma {yor tamafio que se obtiene cortando un tubo son dlagonales de las caras de es- fe timo. fae Te She ces del cubo, medida sobre las aristas, es: tin los del cuadrado? hayan ensayado variantes cortando por otros sélidos. Aqui lo intentaremos. La seecién de un cubo es un tridngu- Jo equildtero cuando el plano de corte es perpendicular a la diagonal mayor. En el momento en que los lados del tridngulo coinciden con diagonales de las caras del cubo, la superficie se vuel- ve maxima (fig. 3). Si se cortan todas las caras de un cubo pasando por el punto medio de seis aristas, se obtiene tun hexdgono (fig. 4). Obtener la seccion cuadrada de mayor superficie es apenas iis trabajoso (fig. 3). Los lados son mayores que las aristas del cubo, y co- mo indica Martin Gardner, esto impli- ca que es posible hacer pasar un cubo a través de otro ligeramente menor. Puede el lector determinar a qué dis- tancia de los vértices mas cercanos, me- dida sobre las aristas, pasa el plano de corte? El s6lido siguiente es el octaedro, el poliedro regular con ocho caras trian- gulares. A diferencia del tetraedro, el mayor tridngulo que se le puede inscri- bir no es igual a una cara. En la figura 6 cuatro vértices han sido marcados; co- rresponden a una seccién cuadrada cu- yos lados son aristas del sdlido. Este es Figura 7. En un cuadrado se puede inscrbir lo equilatero de lado aproximads- Figura 6. E1 mayor cuadrado que se obtione cortando un ctoedro coincide con cuatro aristas del solide. el mayor cuadrado que es posible obte- ner, y puede inscribirse en él un trién- gulo de lado aproximadamente igual a 1,0718 veces la arista (fig. 7). ;Sera te el mayor? Esperamos que los lecto- res nos eseriban sus opiniones. Mientras tanto, se puede obtener un hexdgono cortando, como en el caso del cubo, al- ‘gunas aristas por el punto medio (fig. 8). Se podrd obtener un corte octogo- nal? No, y la razén tiene que ver con los cuadrados como el ya indicado en la figura 6. Supongamos que se cortan con un plano las cuatro caras que se en- ‘cuentran arriba. Entonces ¢s imposible cortar las cuatro caras inferiores, ya que el plano continiia fuera del poliedro. El razonamiento se completa aplicéndolo después a los otros dos cuadrados. El lector interesado puede intentar inves- tigar qué secciones permiten inscribir ‘otros poligonos de mayor superficie, ¢s- pecialmente el pentagono o el heptago- no, Nosotros cortamos por lo sélido y nos despedimos. 51 Cuestién de lég ica TUMULTO PQSNK COLECCIONE En cada numero todo un mundo de=sa y humor Precio de suscripci6n anual, incluidas las tapas para encuadernar 12 numeros de la revista, 3000 ptas. fee En estes péginas eo nara Ia lnvenclon de ocho comidas 0 implementos faite de comer. Peo sucede que cinco de estas sabrosas historias on reales y lac otras es son solemnes bolazos. relacionados con tnob EL PocHocto: EsTADOS UuIDs, 1630 Etpecoco mca 2 de erro 16.0 ptnes teat dels tae orcs nce feat eve, dhe uae ‘ema aba de poste, ua bol ‘SES ior enn ge ez egouimuteasioo ea a Daneman © ‘tide eran Whom ion From 8 ot aio: roe chnane Skea ieee tr deadt caer Jone trend de csodo en evo; slo oe {UA MEDIALUNA: AUSTRIA, ‘oe gen ait et satya tc rai Telaoe ton also ‘Sisco tc os LA.CENA: CIRCA (nglater), tae ‘Spin even, oly xan ieee ene es Sai pins SSRN ce chen rade lnbl ee le beta aa Res ‘haan EL SUNDAE: EsTADOS hibos, 1390 "ib ten arr ol nik fatioe Glance eee ‘Sendo quel ladda om evn una oe cream), Peres pr fis senaon porns nomads Sn carne EL CHICLE: ESTADOS UNIDOS, 1648 ‘Una tnd censor una ‘arm averunte Ton Ant ‘Stepeal tote det qe sma ‘Sik ae Cut hsb con evan Se ct, cumoy malo yesinembara, se Puedon ustedes coterminar qué Sia Cuneta foc ‘abc goms de perce ae (alos nan a Soar cumple ne’ Dva sa [vention dhe bir so mor oe ase Cor LA PAJITA: FRANCIA, 1871 Meg Moats epi ae pe ‘ats Neo je de ayuda Seder peice ‘Gc fdr ecco ttn cen pons oe ‘Se bu ramos eo ‘eee no oy rele vows ae a cama 8 EL VERMUT: ITALIA, 1778, qin anda io i reo 09 sSaevmeune Ea deal Sonata vn fino pads ‘mayo conten alsoico rio. ‘Steeda ee ‘iaborma con cain de ver i—> Si usted, como todo el mundo, acumuld a lo largo de los aftos una notable cantidad de conocimiento inutil, éste es el momento de demostrar que lo conserva. Y si lo perdido, puede ir a buscarlo a las a 7, EW TOTAL, GOLAOTS HUESS THEWEN LOS (ND yefes Pe UNA MA- No2 Bi EN Ave ano se Eurezs A veurety HLA COCA cola: A9%6, A406 6 A926% 6. 2 EW Que nis. SE situa LA RcciBR) YE SHAMLETY A$. éVUATON ERA EL MAESTRO VE So- RATES? do ERD AL eves? 2k. i Uke EFA Lp Por ESiOn JE WATSON, EL CORATANE- 0 YE SHERLOCK JOLMES © 96 aS Z. & UIEDES haw ATHOS, PORTHOS ltimas paginas. 3. 2 QUE Si- lo FUE EL S as ocAuis 2 SimLo VE Luces zd Bi Gule ideas ‘PASAY PDS LoS TLDS, LoS MERI DIANDS o Los PAnALE- Lost 15. i0sitisye S ERD LA MuiekTe ve isis? AD. @QUE WETAL convuce MEJOR LA ELEC TRICDAD: LA PLATA, EL CORE { Acuni ioe 20. é Qa Fue LA PRMELA BEDIDA Que PASTEURIZS PasTEURt 23. 6 Que EScRi- TOR CRED EL GE~ Neto LLAMAS ahequErias”? SS 25. équiew Mumio’ mAs JNEU, MOZART © scHu BERT 2 if Hu 49. 6 un YESCA ES LUA Ficnen? QU 9 @ Crear) COON CAN el juego del Far West por Medea Juraido El Coon can, como Io Ilaman los vaqueros de Texas, es en verdad un juego de origen mejicano —en fin, tambien el territorio de Texas es de origen mi icano— y supo llamarse gCon quién? De ‘sus primeras épocas le queda el uso de los 40 naipes, la cantidad usual del mazo espafiol. Se juega entre dos personas, las que van construyendo combinaciones de cartas, por palo o por Mazo ‘Se juega con el mazo de cartas espa- tolas; es decir, con 40 barajas. La se~ cuencia de valores es la normal: As, 2, 3, 4, 5, 6, 7, Sota, Caballo y Rey. REPARTO Se dan 10 cartas a cada jugador. El resto queda boca abajo, en una pila. OBJETIVO ‘Combinar 11 cartas en grupos de 3.0 més cartas. Las cartas se agrupan por valores iguales por escaleras de igual palo. Las 11 cartas que se bajan son las 10 que se reciben en el reparto inicial mas una tomada de la pila o de la me- sa. DESARROLLO El primer jugador da la vuelta a la carta superior de la pila y la deja alli ex- Puesta. Puede tomarla tnicamente si ‘combina con dos o mas eartas de su ma- no (formando un grupo de 3.6 4 cartas de igual valor, o bien 3 0 mas cartas de igual palo en secuencia). De lograr tal combinacién, la baja a su lado, con las cartas ala vista y puede al mismo tiem- po bajar cualquier otra combinacién que tenga completa en su mano. Termi- na su jugada descartando una carta, que pone boca arriba junto a la pila, inau- gurando una nueva pila de descarte. Pe- i. numero, hasta vaciar sus manos. ro sino puede armar ninguna combina ion, debe pasar, sin tomar la carta que destapo de la pi ‘A partir de alli cada jugador en su tumo tendré a la vista una carta y po- Gra elegir entre dos posibilidades. Pri- mero, tomar esa carta si es que puede combinarla con dos o més de su mano, Iuego de inmediato bajar otras combi- naciones que tenga y terminar el turno descartando una carta. © bien, dar la vuelta a la carta que esta junto a la pi- la, dejandola boca abajo y destapar una nueva carta della pila, poniéndola boca arriba sobre la pila de descarte. En tal caso, podré utilizarla para hacer com- binaciones y descartarse, como ya se di- jo, 0 pasar el turno al adversario, que actuard de forma similar. Las cartas que fueron puestas boca abajo en la pila de descarte quedan inutilizadas para siem- pre. Si agotada la pila de reposicién nin- atin jugador completé su juego, la par- tida se da por empatada. Es importante destacar que el objeti vo consiste en combinar TI eartas, las diez de la mano més una recogida de la pila de reposicién 0 de la pila de des- carte: de manera que si un jugador cém- bind sélo diez cartas, debera aunque haya vaciado su mano— seguir jugan- do hasta poder agregar la onceava car- ta a alguna combinacién RECOMBINACIONES En su tuo, el jugador puede agre- gar la carta que recoge 0 una carta de su mano a una combinacién propia que ya esté bajada, pudiendo a tal fin reor- denar la combinacién. Por ejemplo: ha- biendo bajado 3-3-3-3, si tiene en la ma- no el 2 y el S de copas, y se le ofrece el 4 de copas, puede tomar el 3 de copas de su combinacién y formar la escalera 3-4 de copas, puede tomar el 3 de co- pas de su combinacién y formar la es- calera 2-3-4.5 de copas. Pero no puede deshacer ninguna combinacién sila re- duce a menos de tres cartas o a una es. calera de menos de tres cartas seguidas, FORCING En su turno, el jugador puede agre- gar una carta a'una combinacién del ad- versario y esta carta agregada cuenta co- mo su descarte por este turno. En tal ca- 50, el adversario no tiene opcién y debe compensar la carta extra descartando de su: mano una carta boca arriba. No po- dra hacer nada més, y con este descarte termina su turno. Hay otra forma de forzar al adversario. Si cl jugador de turno puede alzar la carta disponible pa- ra agregarla a una combinacién propia, pero declina hacerlo y simplemente pa sa (lo que a veces es necesario por razo- nes tdcticas), su adversario puede exi- sir que tome tal carta y él deberd tomar- a. FINAL La partida finaliza tan pronto como un jugador logra combinar 11 cartas. Si agotada la pila de reposicién nadie lo consiguid, es un empate, debiendo ca- da jugador poner una ficha, que gana- r4 quien gane la siguiente partida. cr fer Juedos de Srupos GUERRAS DE PAPEL, DISPAROS VERBALES por Alvaro Volando El crucigrama, juego para un solo jugador, puede convertirse facilmente en juego competitivo para varios parti ipantes. El famoso scrabble lo lleva a cabo con un tablero y fichas. Hoy le proponemos varias posibilidades que no requieren mas que unas cuartillas de papel blanco y, por supuesto, algunos instrumentos de escritura. Cuatro vientos Jugadores 2 por lo menos, pero pueden ser has- tad, Tablero Un cuadriculado de 11 x 11 casillas, cuando se desea una duracién de mas de una hora. Puede también jugarse so- bre tableros mas reducidos, de 9x9 6 7x7. Sobre este iltimo, una partida ocupa una media hora. Comienzo Se inscriben nueve letras al azar en las rnueve casillas centrales, pudiendo ele- girse a tal fin el comienzo de una frase cualquiera de un libro o revista. En nuestro ejemplo las tomamos de una frase que empezaba diciendo: «Control materia prima ...» Desarrollo Cada jugador, por turno, anota la le- tra que quiera én una casilla vecina a una que y@ tenga letra, intentando for- mar palabras en cualquiera de las cua- tro direcciones disponibles: horizontal, vertical y ambas diagonales. Las palabras se construyen reorde- nando mentalmente como se desee la le- tra que se acaba de poner, junto con las otras alineadas con ella, sin satarse nin- guna. En nuestro ejemplo, el primer j gador anot6 O, y logrs formar OTRO en horizontal (y esta vez, aunque no es necesario que asi sea, sin reordenar le- tras), y LO en diagonal. La puntuacién de la jugada es la multiplicacion de las Tongitudes de las palabras lograda 4x2=8. El siguiente jugador anoté A (aqui, y tinicamente con el propésito de hacer claras las instrucciones del juego, 60 hemos numerado las sucesivas jugadas), logrando ALMA, en horizontal y ATO, en diagonal. Su puntuaci6n: 4x3 = 12, El siguiente anot6 A, logrando RAMO, en vertical, y OCA, en diagonal. Su Puntuacién: 4x 3= 12. El cuarto anoté L, logrando LONA, en vertical, LATO, en diagonal, y LA, en horizontal. Su Puntuacion: 4x4 x2= 32. Hasta el momento, los jugadores fue- ron utilizando todas las letras de la li- rhea, pero no es obligatorio: pueden uti lizarse s6lo algunas, siempre que sigan sin interrupcién a la letra que se juega en el turno. Un ejemplo de tal situacién se dio en la jugada 11, cuando se anoté , lograndose PESO, en vertical, LOA, en horizontal, y RON, en diagonal. Se permite igualmente jugar en una casilla libre flanqueada por otras dos ya ‘ocupadas. Este caso ocurrié en la juga- da 15, cuando se anoté §, lograndose LONAS, en vertical, SAN, en horizon- tal, SACO, en una diagonal, y OS, en la otra diagonal, Es conveniente que antes de iniciar la partida, os participantes establezcan ué palabras se admiten y cuales se pro- hhiben. Nuestra experiencia indica que es conveniente prohibir nombres propios, prefijos, sufijos, simbolos quimicos (y, en fin, todo lo que no constituye de por siuna palabra), pero admitiendo plura~ les, diminutivos y verbos conjugados. La partida finaliza una vez que se to- caron los cuatro bordes del tablero con al menos una letra. Se entiende que la casilla de un vértice toca dos bordes. Cuatro vientos fue ideado por el nor- teamericano Sid Saekson, y su nombre original es Ultima palabra, porque sus amigos lo consideraron la hima pala- bra en juegos de palabras. Tél vez no lo sea, pero podemos asegurarle que se trata de un hermoso juego, que usted disfrutara, Batalla verbal Son dos los participantes de esta va- riante verbal de la archiconocida Bata- lla Naval. Aun cuando en este caso la intuicién idiomtica juega un papel im- Pportante, es también la capacidad de de- duceién légica la determinante Cada jugador traza en su cuartilla dos cuadriculas de $x$ casillas. En una ocultara un mensaje y utilizaré la otra para ir anotando lo que va descubrien- do del mensaje oculto por el adversario. Las columnas de cada tablero se nume- st | [MIE] | 17] [alo] | aR] | Oo) | opine [RTT [| slzjojm) | ran del 1 al 5, y las filas del 6 al 0, mo en la figura, Cada casilla quedara ‘entonces identificada por un par de ci- fras distintas y que no generan confu- sion, mensaje puede ser una frase cont ida o un dicho o el titulo de una peli- cula o de un libro, de hasta 25 letras, y se anota de corrido, aunque siguien- do un camino tan retorcido como se quiera, avanzando de una casilla a otra adyacente, Ver nuestro ejemplo, donde anotamos «DE MAO, A MOZART». El objetivo de cada jugador consiste ‘en descubrir el mensaje que oculté el contrario, Por turno van «tirando» so- bre la cuadricula adversaria y reciben en respuesta la letra que ocupa fa casilla co- rrespondiente o la informacién de que esti vacia, En su turno el jugador pue- de preferir anunciar cual es el mensaje del otro en vez de hacer un «iro», Cada vez que un jugador dispara so- bre casilla vacia, se anota un punto. (Se alienta de tal modo que los jugadores anoten mensaje que cubran la mayor cantidad posible de las 25 casillas.) Ca- da vez que un jugador hace un anunci incorrecto, el adversario se anota un punto. Y quien primero anuncia acer- tadamente el mensaje contrario se ano- ta un punto por cada casilla llena sobre Ta que no habia atin disparado. Alli ter- mina el partido, que gana quien reunid mas puntos. La Batalla verbal es un juego ideado por el ingles David Partet, de quien ya 10s publicado varias invenciones en sige oe 61 COMPETENCIAS PARA VOCABULARISTAS El acrostic6n moceQ) mozC MEN EL Nau N c A A * pzmC zmzp> Desencontronazos Los participantes —2, 3 0 todos armando, paso a paso, una lista de palabras, de acuerdo con ciertas re- alas, a saber }) El primer jugador anota una pa~ labra de cinco letras. Una, tan buena co. ‘mo cualquier otra, podria ser: LLAVE. 2) El segundo jugador anota debajo otra palabra de cinco letras, pero ct dando de no provocar encontronazos con las tres letras centrales (L, A, V) de la palabra anterior. Vale decir que no podra poner una L como segunda letra, nina A como tercera, ni una V como. cuarta. Podria escribir, un suponer: ANIMO, 3) El nuevo jugador anota debajo también una palabra de cinco letras, pe- ro teniendo sumo cuidado de no provo- car encontronazos con las tres letras centrales de las palabras anteriores. Va- la decir que no podra poner ni L ni N. en segunda posicién, ni A ni len terce ra posicién, ni V ni M en cuarta posi cign. Podria anotar: TRUCO. 4) Se prosigue en forma similar, ano- tdndose en cada turno una palabra de cinco letras que no tenga encontrona 20s con las tres letras centrales de nin- ‘guna de las palabras anteriores. Se pue- de visualizar mejor la zona de conflicto encerrdndola entre dos lineas verticales. ‘A continuacién mostramos un juego bastante avanzado. 5) El jugador que en su turno no et cuentra palabra adecuada, queda elimi- nado. Los demds, si pueden, siguen ju. gando. Gana el ditimo que hizo una j gada valida. ;Ah!, no se admiten ver bos conjugados. ATPAIML LNRABCEU AILUSEOJC VMCTJNOI EOOOAORR Dalucio por G.P.TO Cuando viene el bien, métele en tu casa, y cuando viene el Dalucio, también, y mas si viene car- gado de los refranes que nuestro sefior don Miguel puso en «El Quijote», porque sobre un huevo pone la gallina y sobre un dalucio pone el lector su conocimiento. Y aunque no se le pueden po- ‘ner puertas al campo y no es bueno dar de coces contra el aguijén, también es cierto que buen corazén quebranta mala ventura y cuando Dios amanece, para todos amanece y por el hilo se saca el ovillo y quien te cubre, te descubre. Y también sabes, lector, que cada uno es hijo de sus obras y sabe donde le aprieta el zapato, y por mas que te digan que no le busques tres pies al gato porque no es oro todo lo que reluce, también sabes que no se gané Zamora en una hora, y que las letras sin virtudes son perlas en el muladar, y no hay libro malo que no tenga algo bueno, que la rueda de la fortuna anda mas lista que la rueda del carro. Y como prueba, pon Io tuyo en consejo y unos te diran que es blanco y otros te diran que es negro, que no hay que pedir cotufas en el golfo, y todo es burla, sino est diar y mas estudiar y tener favor y ventura, que si el ciego guia a otro ciego ambos caeran en hoyo, que dime con quién andas y te diré quién eres y cada oveja con su pareja. De modo que en los circulos leeras, en su orden, de dé se sacé lo que tablero esta; asi que hablen cartas y callen barbas, y alla se lo hagan y con su pan se lo coman, que a buen hambre no hay pan du- ro, y el pan comido y la compafiia deshecha; y al loro, que quien destaja, no baraja, y a quien Dios se la dio, San Pedro se la bendiga. , hacedle el puente de plata. “Bn todas las casas cuecen habas, y en la mia a Aan 8 ion eT O ha de cuidados. HD wy —Lo que has de dar al ratén, dalo al gato y cmp wes —Oficio que no da Binh Fimo a su duefio, no vale dos habas. —No hay regla sin CommmH me wR —Cada uno es DS mw H § de su ventura. Mas vale buena esperanza que ruin lt nd FUROTM BKe Sw se piensa, salta la liebre. —A enemigo Ginw waaw 64 —No se ha de mentar la soga en casa del 16221 ww —Més sabe el necio en su JDwas + que el cuerdo en la ajena. “No hay Ky SH Fm iT BM a quien sus hijos parezcan feos.

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