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Naturaleza de la luz

1. INTRODUCCIÓN

La óptica es la parte de la física que estudia la luz y los fenómenos relacionados con
ella, y su estudio comienza cuando el hombre intenta explicarse el fenómeno de la
visión.
Diferentes teorías se han ido desarrollando para interpretar la naturaleza de la luz hasta
llegar al conocimiento actual. Las primeras aportaciones conocidas son las de Lepucio
(450 a.C.) perteneciente a la escuela atomista, que consideraban que los cuerpos eran
focos que desprendían imágenes, algo así como halos oscuros, que eran captados por los
ojos y de éstos pasaban al alma, que los interpretaba.
Los partidarios de la escuela pitagórica afirmaban justamente lo contrario: no eran los
objetos los focos emisores, sino los ojos. Su máximo representante fue Apuleyo (400
a.C.); haciendo un símil con el sentido del tacto, suponían que el ojo palpaba los objetos
mediante una fuerza invisible a modo de tentáculo, y al explorar los objetos determinaba
sus dimensiones y color.
Dentro de la misma escuela, Euclides (300 a.C.) introdujo el concepto de rayo de luz
emitido por el ojo, que se propagaba en línea recta hasta alcanzar el objeto.
Pasarían nada más que trece siglos antes de que el árabe Ajasen Basora (965-1039)
opinara que la luz era un proyectil que provenía del Sol, rebotaba en los objetos y de
éstos al ojo.
¿Qué es la luz?. Los sabios de todas las épocas han tratado de responder a esta pregunta.
Los griegos suponían que la luz emanaba de los objetos, y era algo así como un
"espectro" de los mismos, extraordinariamente sutil, que al llegar al ojo del observador
le permitía verlo.
De esta manera los griegos y los egipcios se abocaron a la solución de estos problemas
sin encontrar respuestas adecuadas. Posteriormente en la Europa del S. XV al XVII, con
los avances realizados por la ciencia y la técnica, surgieron muchos matemáticos y
filósofos que produjeron importantes trabajos sobre la luz y los fenómenos luminosos.
Es Newton el que formula la primera hipótesis seria sobre la naturaleza de la luz.
2. MODELO CORPUSCULAR.
Se la conoce como teoría corpuscular o de la emisión. A finales del siglo XVI, con el
uso de lentes e instrumentos ópticos, empezaran a experimentarse los fenómenos
luminosos, siendo el holandés Willebrord Snell, en 1620, quién descubrió
experimentalmente la ley de la refracción, aunque no fue conocida hasta que, en 1638,
René Descartes(1596-1650) publicó su tratado: Óptica. Descartes fue el primer gran
defensor de la teoría corpuscular, diciendo que la luz se comportaba como un proyectil
que se propulsaba a velocidad infinita, sin especificar absolutamente nada sobre su
naturaleza, pero rechazando que cierta materia fuera de los objetos al ojo.
Explicó claramente la reflexión, pero tuvo alguna dificultad con la refracción.
Según Newton, las fuentes luminosas emiten corpúsculos muy livianos que se desplazan
a gran velocidad y en línea recta. Podemos fijar ya la idea de que esta teoría además de
concebir la propagación de la luz por medio de corpúsculos, también sienta el principio
de que los rayos se desplazan en forma rectilínea.
Como toda teoría física es válida en tanto y en cuanto pueda explicar los fenómenos
conocidos hasta el momento, en forma satisfactoria.
Newton explicó que la variación de intensidad de la fuente luminosa es proporcional a
la cantidad de corpúsculos que emite en determinado tiempo.
La reflexión de la luz consiste en la incidencia de dichos corpúsculos en forma oblicua
en una superficie espejada, de manera que al llegar a ella varía de dirección pero
siempre en el mismo medio.
La igualdad del ángulo de incidencia con el de reflexión se debe a la circunstancia de
que tanto antes como después de la reflexión los corpúsculos conservan la misma
velocidad (debido a que permanece en el mismo medio).
La refracción la resolvió expresando que los corpúsculos que inciden oblicuamente en
una superficie de separación de dos medios de distinta densidad son atraídos por la masa
del medio más denso y, por lo tanto, aumenta la componente de la velocidad que es la
velocidad que es perpendicular a la superficie de separación, razón por la cual los
corpúsculos luminosos se acercan a la normal.
El fenómeno de la birrefringencia del espato de Islandia descubierto por el danés
Bartholinus en 1669, quiso ser justificado por Newton suponiendo que los corpúsculos
del rayo podían ser rectangulares y sus propiedades variar según su orientación respecto
a la dirección de la propagación.
Según lo expresado por Newton, la velocidad de la luz aumentaría en los medios de
mayor densidad, lo cual contradice los resultados de los experimentos realizados años
después.
Esta explicación, contradictoria con los resultados experimentales sobre la velocidad de
la luz en medios más densos que el vacío, obligó al abandono de la teoría corpuscular.
3. MODELO ONDULATORIO
Propugnada por Christian Huygens en el año 1678, describe y explica lo que hoy se
considera como leyes de reflexión y refracción. Define a la luz como un movimiento
ondulatorio semejante al que se produce con el sonido.
Propuso el modelo ondulatorio, en el que se defendía que la luz no era mas que una
perturbación ondulatoria, parecida al sonido, y de tipo mecánico pues necesitaba un
medio material para propagarse. Supuso tres hipótesis:
1. todos los puntos de un frente de ondas eran centros emisores de ondas
secundarias;
2. de todo centro emisor se propagaban ondas en todas direcciones del espacio con
velocidad distinta en cada medio;
3. como la luz se propagaba en el vacío y necesitaba un material perfecto sin
rozamiento, se supuso que todo el espacio estaba ocupado por éter, que hacía de
soporte de las ondas.

hora, como los físicos de la época consideraban que todas las ondas requerían de algún
medio que las transportaran en el vacío, para las ondas lumínicas se postula como medio
a una materia insustancial e invisible a la cual se le llamó éter.
Justamente la presencia del éter fue el principal medio cuestionador de la teoría
ondulatoria. En ello, es necesario equiparar las vibraciones luminosas con las elásticas
transversales de los sólidos sin que se transmitan, por lo tanto, vibraciones
longitudinales. Aquí es donde se presenta la mayor contradicción en cuanto a la
presencia del éter como medio de transporte de ondas, ya que se requeriría que éste
reuniera alguna característica sólida pero que a su vez no opusiera resistencia al libre
transito de los cuerpos sólidos. (Las ondas transversales sólo se propagan a través de
medios sólidos.)
En aquella época, la teoría de Huygens no fue muy considerada, fundamentalmente, y
tal como ya lo mencionamos, dado al prestigio que alcanzó Newton. Pasó más de un
siglo para que fuera tomada en cuenta la Teoría Ondulatoria de la luz. Los experimentos
del médico inglés Thomas Young sobre los fenómenos de interferencias luminosas, y
los del físico francés Auguste Jean Fresnelsobre la difracción fueron decisivos para que
ello ocurriera y se colocara en la tabla de estudios de los físicos sobre la luz, la
propuesta realizada en el siglo XVII por Huygens.
Young demostró experimentalmente el hecho paradójico que se daba en la teoría
corpuscular de que la suma de dos fuentes luminosas pueden producir menos
luminosidad que por separado. En una pantalla negra practica dos minúsculos agujeros
muy próximos entre sí: al acercar la pantalla al ojo, la luz de un pequeño y distante foco
aparece en forma de anillos alternativamente brillantes y oscuros. ¿Cómo explicar el
efecto de ambos agujeros que por separado darían un campo iluminado, y combinados
producen sombra en ciertas zonas? Young logra explicar que la alternancia de las
franjas por la imagen de las ondas acuáticas. Si las ondas suman sus crestas hallándose
en concordancia de fase, la vibración resultante será intensa. Por el contrario, si la cresta
de una onda coincide con el valle de la otra, la vibración resultante será nula. Deducción
simple imputada a una interferencia y se embriona la idea de la luz como estado
vibratorio de una materia insustancial e invisible, el éter, al cual se le resucita.
Ahora bien, la colaboración de Auguste Fresnel para el rescate de la teoría ondulatoria
de la luz estuvo dada por el aporte matemático que le dio rigor a las ideas propuestas
por Young y la explicación que presentó sobre el fenómeno de la polarización al
transformar el movimiento ondulatorio longitudinal, supuesto por Huygens y ratificado
por Young, quien creía que las vibraciones luminosas se efectuaban en dirección
paralela a la propagación de la onda luminosa, en transversales. Pero aquí, y pese a las
sagaces explicaciones que incluso rayan en las adivinanzas dadas por Fresnel,
inmediatamente queda presentada una gran contradicción a esta doctrina, ya que no es
posible que se pueda propagar en el éter la luz por medio de ondas transversales, debido
a que éstas sólo se propagan en medios sólidos.
En su trabajo, Fresnel explica una multiplicidad de fenómenos manifestados por la luz
polarizada. Observa que dos rayos polarizados ubicados en un mismo plano se
interfieren, pero no lo hacen si están polarizados entre sí cuando se encuentran
perpendicularmente. Este descubrimiento lo invita a pensar que en un rayo polarizado
debe ocurrir algo perpendicularmente en dirección a la propagación y establece que ese
algo no puede ser más que la propia vibración luminosa. La conclusión se impone: las
vibraciones en la luz no pueden ser longitudinales, como Young lo propusiera, sino
perpendiculares a la dirección de propagación, transversales.
Las distintas investigaciones y estudios que se realizaron sobre la naturaleza de la luz,
en la época en que nos encontramos de lo que va transcurrido del relato, engendraron
aspiraciones de mayores conocimientos sobre la luz. Entre ellas, se encuentra la de
lograr medir la velocidad de la luz con mayor exactitud que la permitida por las
observaciones astronómicas. Hippolyte Fizeau (1819- 1896) concretó el proyecto en
1849 con un clásico experimento. Al hacer pasar la luz reflejada por dos espejos entre
los intersticios de una rueda girando rápidamente, determinó la velocidad que podría
tener la luz en su trayectoria, que estimó aproximadamente en 300.000 Km. /s. Después
de Fizeau, lo siguió León Foucault (1819 – 1868) al medir la velocidad de propagación
de la luz a través del agua. Ello fue de gran interés, ya que iba a servir de criterio entre
la teoría corpuscular y la ondulatoria.
La primera, como señalamos, requería que la velocidad fuese mayor en el agua que en
el aire; lo contrario exigía, pues, la segunda. En sus experimentos, Foucault logró
comprobar, en 1851, que la velocidad de la luz cuando transcurre por el agua es inferior
a la que desarrolla cuando transita por el aire. Con ello, la teoría ondulatoria adquiere
cierta preeminencia sobre la corpuscular, y pavimenta el camino hacia la gran síntesis
realizada por Maxwell.
En 1670, por primera vez en la historia, el astrónomo danés Olaf Roemer pudo calcular
la velocidad de la luz.
Se hallaba estudiando los eclipses de uno de los satélites de Júpiter, cuyo período había
determinado tiempo atrás. Estaba en condiciones de calcular cuales serían los próximos
eclipses. Se dispuso a observar uno de ellos, y con sorpresa vio que a pesar de que
llegaba el instante tan cuidadosamente calculado por él, el eclipse no se producía y que
el satélite demoró 996 seg. en desaparecer.
Roemer realizó sus primeros cálculos cuando la tierra se encontraba entre el Sol y
Júpiter; pero cuando observó el retraso en el eclipse era el Sol quien se encontraba entre
la Tierra y Júpiter.
Por lo tanto la luz debía recorrer una distancia suplementaria de 299.000.000 Km., que
es el diámetro de la órbita terrestre, por lo tanto:
Vel. Luz = Diam. Órbita terrestre 299.000.000 Km / Atraso observado 996 seg. =
300.200 Km/seg.
Observaciones posteriores llevaron a la conclusión que el atraso en cuestión era de
1.002 seg. , lo cual da por resultado que la velocidad de la luz sería de 298.300 Km/seg.
Si se consideraba onda, la luz debería atravesar los obstáculos, como el sonido. Como
no era así, se precisaba de alguna nueva hipótesis. Aún mas considerando que tampoco
podía explicar los fenómenos de polarización. Todos estos problemas, junto al prestigio
de Newton que defendía la teoría contraria, relegó a un segundo plano, durante algún
tiempo, el modelo ondulatorio.
En 1849, el físico francés Fizeau, logró medir la velocidad de la luz con una experiencia
hecha en la tierra.
Envió un rayo de luz, por entre los dientes de una rueda dentada que giraba a gran
velocidad, de modo que se reflejara en un espejo y volviera hacia la rueda.
Esta relación de velocidad entre el camino recorrido por la luz en su ida y vuelta y las
revoluciones de la rueda dentada, fue la que tomó Fizeau de base para calcular la
velocidad de la luz.
Podemos escribir: t = 2d / v
Si la rueda tiene N dientes y N espacios, y da n vueltas por segundo y pasan en 1 seg. 2
Nn dientes y espacios
t= 1 /.2Nn
Cuando no llega mas luz al observador es evidente que estos tiempos son iguales y por
lo tanto tenemos:
2d / v = 1 / 2Nn
de donde v = 4 d Nn
Fizeau colocó el espejo a 8.633 m del observador, la rueda tenía 760 dientes y giraba a
12,6 revoluciones por segundo.
Si aplicamos la fórmula obtenida, resultará:
V = 313.274 Km./seg.
León Foucault y casi simultáneamente Fizeau, hallaron en 1850 un método que permite
medir la velocidad de la luz en espacios reducidos.
La idea consiste en enviar un haz de luz sobre un espejo giratorio haciéndole atravesar
una lámina de vidrio semitransparente y semirreflectora, un espejo fijo devuelve el rayo
y atraviesa luego lámina observándose la mancha luminosa en una pantalla.
Con este método se obtuvo que:
V = 295.680 Km./seg.
Luego Foucault junto a concibió la idea de calcular la velocidad de la luz en otro medio
que no sea el aire.
Midieron la velocidad de la luz en el agua y obtuvieron un resultado experimental que
decidió la controversia a favor de la teoría ondulatoria.
En general todas las mediciones de que se tiene conocimiento obtuvieron resultados
entre 298.000 Km/seg y 313.300 Km/seg sin embargo se toma como velocidad de la luz
la de 300.000 Km/seg por ser un término medio entre los valores obtenidos y por ser
una cifra exacta que facilitan los cálculos.
4. MODELO ELECTROMAGNETICO
Si bien en la separata 1.03 de este ensayo nos referiremos a ella con una relativa
extensión, cuando hablemos del electromagnetismo, aquí podemos señalar sucintamente
que fue desarrollada por quien es considerado el más imaginativo de los físicos teóricos
del siglo XIX, nos referimos a James Clerk Maxwell (1831-1879). Este físico inglés dio
en 1865 a los descubrimientos, que anteriormente había realizado el genial autodidacta
Michael Faraday, el andamiaje matemático y logró reunir los fenómenos ópticos y
electromagnéticos hasta entonces identificados dentro del marco de una teoría de
reconocida hermosura y de acabada estructura. En la descripción que hace de su
propuesta, Maxwell propugna que cada cambio del campo eléctrico engendra en su
proximidad un campo magnético, e inversamente cada variación del campo magnético
origina uno eléctrico.
Dado que las acciones eléctricas se propagan con velocidad finita de punto a punto, se
podrán concebir los cambios periódicos - cambios en dirección e intensidad - de un
campo eléctrico como una propagación de ondas. Tales ondas eléctricas están
necesariamente acompañadas por ondas magnéticas indisolublemente ligadas a ellas.
Los dos campos, eléctrico y magnético, periódicamente variables, están constantemente
perpendiculares entre sí y a la dirección común de su propagación. Son, pues, ondas
transversales semejantes a las de la luz. Por otra parte, las ondas electromagnéticas se
transmiten, como se puede deducir de las investigaciones de Weber y Kohlrausch, con
la misma velocidad que la luz. De esta doble analogía, y haciendo gala de una
espectacular volada especulativa Maxwell termina concluyendo que la luz consiste en
una perturbación electromagnética que se propaga en el éter. Ondas eléctricas y ondas
luminosas son fenómenos idénticos.
Veinte años más tarde, Heinrich Hertz (1857-1894) comprueba que las ondas hertzianas
de origen electromagnético tienen las mismas propiedades que las ondas luminosas,
estableciendo con ello, definitivamente, la identidad de ambos fenómenos.
Hertz, en 1888, logró producir ondas por medios exclusivamente eléctricos y, a su vez,
demostrar que estas ondas poseen todas las características de la luz visible, con la única
diferencia de que las longitudes de sus ondas son manifiestamente mayores. Ello, deja
en evidencia que las ondas eléctricas se dejan refractar, reflejar y polarizar, y que su
velocidad de propagación es igual a la de la luz. La propuesta de Maxwell quedaba
confirmada: ¡la existencia de las ondas electromagnéticas era una realidad inequívoca!
Establecido lo anterior, sobre la factibilidad de transmitir oscilaciones eléctricas sin
inalámbricas, se abrían las compuertas para que se produjera el desarrollo de una
multiplicidad de inventivas que han jugado un rol significativo en la evolución de la
naturaleza humana contemporánea.
Pero las investigaciones de Maxwell y Hertz no sólo se limitaron al ámbito de las
utilizaciones prácticas, sino que también trajeron con ellas importantes consecuencias
teóricas. Todas las radiaciones se revelaron de la misma índole física, diferenciándose
solamente en la longitud de onda en la cual se producen. Su escala comienza con las
largas ondas hertzianas y, pasando por la luz visible, se llegan a la de los rayos
ultravioletas, los rayos X, los radiactivos, y los rayos cósmicos.
Ahora, la teoría electromagnética de Maxwell, pese a su belleza, comporta debilidades,
ya que deja sin explicación fenómenos tan evidentes como la absorción o emisión; el
fotoeléctrico, y la emisión de luz por cuerpos incandescentes. En consecuencia, pasado
el entusiasmo inicial, fue necesario para los físicos, como los hizo Planck en 1900,
retomar la teoría corpuscular.
ero la salida al dilema que presentaban las diferentes teorías sobre la naturaleza de la
luz, empezó a tomar forma en 1895 en la mente de un estudiante de dieciséis años,
Albert Einstein, que en el año 1905, en un ensayo publicado en el prestigioso periódico
alemán Anales de la física, abre el camino para eliminar la dicotomía que existía sobre
las consideraciones que se hacían sobre la luz al introducir el principio que más tarde se
haría famoso como relatividad.
La luz es, de acuerdo a la visión actual, una onda, más precisamente una oscilación
electromagnética, que se propaga en el vacío o en un medio transparente, cuya longitud
de onda es muy pequeña, unos 6.500 Å para la luz roja y unos 4.500 Å para la luz azul.
(1Å = un Angstrom, corresponde a una décima de milimicra, esto es, una diez
millonésima de milímetro).
Por otra parte, la luz es una parte insignificante del espectro electromagnético. Más allá
del rojo está la radiación infrarroja; con longitudes de ondas aún más largas la zona del
infrarrojo lejano, las microondas de radio, y luego toda la gama de las ondas de radio,
desde las ondas centimétricas, métricas, decamétricas, hasta las ondas largas de
radiocomunicación, con longitudes de cientos de metros y más. Por ejemplo, el dial de
amplitud modulada, la llamada onda media, va desde 550 y 1.600 kilociclos por
segundo, que corresponde a una longitud de onda de 545 a 188 metros, respectivamente.
En física, se identifica a las ondas por lo que se llama longitud de onda, distancia entre
dos máximos y por su frecuencia, número de oscilaciones por segundo, que se cuenta en
un punto, y se mide en ciclos por segundo (oscilaciones por segundo). El producto de
ambas cantidades es igual a la velocidad de propagación de la onda.
En el otro extremos del espectro electromagnético se encuentra la radiación ultravioleta,
luego los rayos X y a longitudes de onda muy diminutas los rayos .
La atmósfera terrestre es transparente sólo en la región óptica, algo en el infrarrojo y en
la zona de ondas de radio. Por ello, es que la mayor información que hemos obtenido
sobre el universo ha sido a través de la ventana óptica, aunque en las últimas décadas la
radioastronomía ha venido jugando un rol sustancial en la entrega de conocimientos
sobre el cosmos, proporcionando datos , como así también decruciales. Observaciones
en el ultravioleta, rayos X y parte del infrarrojo, hay que efectuarlas con instrumentos
ubicados fuera de la atmósfera de la Tierra. Sin embargo, es posible también obtener
resultados en el infrarrojo con instrumentaciónalojada en observatorios terrestres
empotrados a gran altura sobre el nivel del mar o con tecnologíapuesta en aviones o
globos que se eleven por sobre la baja atmósfera, que contiene la mayor parte del vapor
de agua, que es la principal causa de la absorción atmosférica en el infrarrojo.
5. LONGITUD DE ONDA DE DE BROGLIE
En 1924, Louis de Broglie, plantea la posibilidad de asociar una funciónde onda a las
partículas. El razonamiento lo hace por criterios de simetría con respecto a la necesidad
de asignar propiedades corpusculares a la radiación electromagnética, cuya
conveniencia es el resultado de analizar experiencias como por ejemplo los efectos
fotoeléctricos y Compton. Una consecuencia inmediata del principio de de Broglie es la
interpretación de las leyes de cuantificación utilizadas, por ejemplo, en el modelo
atómico de Bohr, como equivalentes a considerar solo aquellas "órbitas" cuya longitud
hace que la onda del electrón sea estacionaria. 
La hipótesis de de Broglie adquiere fuerza con los resultados del experimento de
Davisson y Germer, entre otros, en los que un haz de electrones acelerados produce un
patrón de interferencia, resultado típicamente ondulatorio, al ser dispersado por un
cristal de Níquel. 
Las conclusiones de los experimentos de difracción de haces de partículas, y de
interpretación del efecto Compton, así como otras experiencias con radiación
electromagnética, hacen que nos cuestionemos sobre la "verdadera" naturaleza de la
materia y de las radiaciones, ¿són ondas o partículas?. El principio de
Complementariedad de Niels Bohr, nos indica la dualidad de ondas y partículas, siendo
el experimento planteado el que determine el modelo a utilizar. 
En vista de la necesidad de asociar una función de onda a las partículas, nos induce a
plantear la posible interpretación física de la misma. Los conocimientos previos de
campos electromagnéticos, unidos a la interpretación corpuscular de la radiación
electromagnética, indujeron a Albert Einstein a interpretar el cuadrado de la amplitud
del campo eléctrico como una medida de la densidad de fotones de un haz, por tanto, la
densidad de partículas de un haz podría asociarse al cuadrado de la amplitud de la
función de onda de materia. Sin embargo, el significado de la función de ondas de una
única partícula no queda claro. Max Born, sugiere que en ese caso la interpretación es la
de una densidad de probabilidadde presencia de la partícula entorno a una posición
determinada del espacio y en un instante de tiempo. Queda de esta forma asociada la
función de onda a una probabilidad, concepto contrapuesto, en cierta medida, al
determinismo asociado a la "posición espacial" de la física clásica. 
Haciendo uso, una vez más, de los conocimientos del electromagnetismo intentaremos
representar las partículas por medio de ondas armónicas, u ondas planas. Sin embargo la
interpretación de Born conduce a una total "deslocalización" espacial para éstas
partículas, tendremos por tanto, que introducir paquetes de ondas, es decir superposición
de ondas planas, para poder limitar la deslocalización de la partícula a una zona de
dimensiones finitas. Ahora bien, matemáticamente, para construir un paquete de ondas
de dimensiones espaciales finitas, necesitamos un rango de vectores de ondas distintos.
Si el paquete es una representación de la onda de materia concluiremos que cuanto más
localizada esté una partícula, más amplio será el espectro de vectores de ondas, es decir
de cantidades de movimiento, necesario. Este es el concepto básico contenido en el
Principio de Indeterminación de Heisemberg. Éste principio destruye por completo el
determinismo clásico ya que impide la definición, con absoluta precisión, de las
condiciones iniciales de un sistema físico, premisa en que se basa la supuesta
posibilidad de predecir, de nuevo con absoluta precisión según la física clásica, la
evolución futura del sistema.
Luis de Broglie fue quien señaló que las partículas poseían no sólo características de
tales sino también de ondas, lo que llevó al señalamiento jocoso de que los electrones se
comportaban como partículas los lunes, miércoles y viernes y como ondas los martes y
jueves. Ya se conocía, gracias a Einstein, que el fotón podía ser descrito por su masa en
reposo y por su frequencia lo que llevó a relacionar el momento del fotón (característica
de partícula) con la frecuencia (característica de onda), y a de Broglie a proponer que
esta asociación era característica de todas las partículas, no sólo del fotón, lo que se
esquematiza en las siguientes ecuaciones
De esta asociación entre partículas y ondas es que surge luego la teoría ondulatoria de
Schrödinger, que es el objeto del cual estamos hablando en este capítulo.
Anexos

Espectro electromagnético.- La región correspondiente a la luz es una disminuta ventana


en todo el espectro. La atmósfera terrestre sólo es transparente en la región óptica y de
ondas de radio. El infrarrojo se puede ,observar desde gran altura con globos o
satélites, al igual que los rayos rayos X, y la radiación ultravioleta.
Representación de una onda. Se llama longitud de onda a la distancia entre dos "valles"
o dos "montes".
6. CONCLUSIÓN
Podemos decir que la luz es toda radiación electromagnética capaz de ser percibida por
nuestro sentido de la vista. El intervalo de frecuencias de las radiaciones que componen
la luz solamente está delimitado por la capacidad del órgano de la visión.
La luz que nosotros percibimos será siempre formada por radiaciones correspondientes
a grandes cantidades de frecuencias. El láser constituye la única radiación visible
formada por radiaciones de la misma longitud de onda todas ella. La luz, en un medio
homogéneo, se propaga en línea recta. Cada una de las direcciones de propagación de la
luz es un rayo luminoso. Un conjunto de rayos que parten de un punto es un haz. Si el
punto de donde proceden los rayos está muy alejado se consideran paralelos.
La velocidad de la luz en el vacío es de 3 . 108 m/s. Para comparar la velocidad de la luz
en una sustancia con la del vacío se emplea el índice de refracción, obtenido como
cociente entre la segunda y la primera:

n=c
v
c = velocidad de la luz en el vacío
v = velocidad de la luz en la sustancia
Un prisma óptico es un cuerpo con dos caras planas no paralelas. Este dispositivo se
utiliza, con accesorios más o menos sofisticados, para efectuar análisis de la luz.
Si sobre una cara de un prisma óptico se hace incidir una luz compuesta, debido al
distinto índice de refracción que presenta el prisma para cada longitud de onda, las
distintas radiaciones sufrirán desviaciones distintas y se podrán discernir fácilmente.

7. REFRACCIÓN DE LA LUZ
Se produce cuando la luz pasa de un medio de propagación a otro con una densidad
óptica diferente, sufriendo un cambio de rapidez y un cambio de dirección si no incide
perpendicularmente en la superficie. Esta desviación en la dirección de propagación se
explica por medio de la ley de Snell. Esta ley, así como la refracción en medios no
homogéneos, son consecuencia del principio de Fermat, que indica que la luz se
propaga entre dos puntos siguiendo la trayectoria de recorrido óptico de menor tiempo.

Por otro lado, la velocidad de la penetración de la luz en un medio distinto del vacío está
en relación con la longitud de la onda y, cuando un haz de luz blanca pasa de un medio
a otro, cada color sufre una ligera desviación. Este fenómeno es conocido como
dispersión de la luz. Por ejemplo, al llegar a un medio más denso, las ondas más cortas
pierden velocidad sobre las largas (ej: cuando la luz blanca atraviesa un prisma). Las
longitudes de onda corta son hasta 4 veces más dispersadas que las largas lo cual
explica que el cielo se vea azulado, ya que para esa gama de colores el índice de
refracción es mayor y se dispersa más.

En la refracción se cumplen las leyes deducidas por Huygens que rigen todo el
movimiento ondulatorio:

 El rayo incidente, el reflejado y el refractado se encuentran en el mismo plano.


 Los ángulos de incidencia y reflexión son iguales, entendiendo por tales los que
forman respectivamente el rayo incidente y el reflejado con la perpendicular a la
superficie de separación trazada en el punto de incidencia.

La velocidad de la luz depende del medio que atraviese, por lo que es más lenta cuanto
más denso sea el material y viceversa. Por ello, cuando la luz pasa de un medio menos
denso (aire) a otro más denso (cristal), el rayo de luz es refractado acercándose a la
normal y por tanto, el ángulo de refracción será más pequeño que el ángulo de
incidencia. Del mismo modo, si el rayo de luz pasa de un medio más denso a uno menos
denso, será refractado alejándose de la normal y, por tanto, el ángulo de incidencia será
menor que el de refracción.

8. ÍNDICE DE REFRACCIÓN
Artículo principal: Índice de refracción

Es la relación entre la velocidad de propagación de la onda en un medio de referencia


(por ejemplo el vacío para las ondas electromagnéticas) y su velocidad en el medio del
que se trate.

El índice de refracción de un material determinado sirve para determinar el ángulo


crítico de una sustancia. Cualquier rayo incidente (θ1) que tenga un ángulo mayor al
ángulo incidente de un determinado material, en lugar de refractarse, se reflejará.

9. LEY DE REFRACCIÓN (LEY DE SNELL)


La relación entre el seno del ángulo de incidencia y el seno del ángulo de refracción es
igual a la razón entre la velocidad de la onda en el primer medio y la velocidad de la
onda en el segundo medio, o bien puede entenderse como el producto del índice de
refracción del primer medio por el seno del ángulo de incidencia es igual al producto
del índice de refracción del segundo medio por el seno del ángulo de refracción.
Donde: n1 = índice de refracción del primer medio, θ1= Ángulo de Incidencia, n2 =
índice de refracción del segundo medio y θ2 = ángulo de refracción.

10. LA REFLEXIÓN DE LA LUZ


Al igual que la reflexión de las ondas sonoras, la reflexión luminosa es un fenómeno en
virtud del cual la luz al incidir sobre la superficie de los cuerpos cambia de dirección,
invirtiéndose el sentido de su propagación. En cierto modo se podría comparar con el
rebote que sufre una bola de billar cuando es lanzada contra una de las bandas de la
mesa.

La visión de los objetos se lleva a cabo precisamente gracias al fenómeno de la


reflexión. Un objeto cualquiera, a menos que no sea una fuente en sí mismo,
permanecerá invisible en tanto no sea iluminado. Los rayos luminosos que provienen de
la fuente se reflejan en la superficie del objeto y revelan al observador los detalles de su
forma y su tamaño.

De acuerdo con las características de la superficie reflectora, la reflexión luminosa


puede ser regular o difusa. La reflexión regular tiene lugar cuando la superficie es
perfectamente lisa. Un espejo o una lámina metálica pulimentada reflejan
ordenadamente un haz de rayos conservando la forma del haz. La reflexión difusa se da
sobre los cuerpos de superficies más o menos rugosas.

En ellas un haz paralelo, al reflejarse, se dispersa orientándose los rayos en direcciones


diferentes. Ésta es la razón por la que un espejo es capaz de reflejar la imagen de otro
objeto en tanto que una piedra, por ejemplo, sólo refleja su propia imagen.
Sobre la base de las observaciones antiguas se establecieron las leyes que rigen el
comportamiento de la luz en la reflexión regular o especular. Se denominan
genéricamente leyes de la reflexión.

Si S es una superficie especular (representada por una línea recta rayada del lado en que
no existe la reflexión), se denomina rayo incidente al que llega a S, rayo reflejado al que
emerge de ella como resultado de la reflexión y punto de incidencia O al punto de corte
del rayo incidente con la superficie S. La recta N, perpendicular a S por el punto de
incidencia, se denomina normal.

11. Principio de Huygens.

Cuando una onda se propaga por cualquier medio, aparecen en todo instante ciertos
puntos que empiezan simultáneamente a tomar parte en el movimiento. Llamamos
frente de ondas a la superficie que contiene todos los puntos que en el mismo instante
son alcanzados por la perturbación.

El principio de Huygens establece que todo punto de un frente de ondas puede


considerarse como un centro de perturbación, del cual salen ondas elementales
exactamente iguales a las del centro original, y en todo instante el nuevo frente de ondas
es el que abarca a todas estas ondas elementales.

Cualquier punto que esté entre A y B, por ejemplo, c, d, e, lo podemos considerar nuevo
centro de vibración del que salen ondas, y el nuevo frente es la línea que envuelve a
todas las nuevas ondas.

Este principio es muy importante, porque permite explicar fenómenos como la


difracción, la reflexión o la refracción.
12. PRISMA
Sistema óptico, formado por uno o varios cristales de forma prismática, que tiene varios
usos en astronomía: dispersión de la luz en espectroscopia, aplicaciones de la
interferometría, de la polarimetría, etc. Cada lado del polígono de una base forma una
arista de base con la cara correspondiente; dos caras adyacentes forman una arista
lateral. Según el número de lados de la base se califica al prisma de triangular,
cuadrangular, etc. Si el triángulo, el cuadrilátero, etc., son regulares se dice que el
prisma también es regular; en el caso contrario, es irregular. Por otra parte, dícese que el
prisma es recto cuando las aristas laterales son perpendiculares a las bases y, cuando no
lo son, se tiene un prisma oblicuo. El área lateral de un prisma recto es igual al producto
del perímetro de la base por la longitud de la arista lateral (altura del prisma). El área
lateral del prisma oblicuo se halla de la misma manera, aunque considerando el
perímetro de una sección perpendicular a su eje. El volumen de un prisma es igual al
producto del área de su base por su altura o del área de la sección recta por la longitud
de la arista lateral. Dase el nombre de prisma truncado o tronco de prisma a cada uno de
los sólidos que se obtienen al cortar un prisma por un plano que no sea paralelo a las
bases. Todo rayo de luz monocromática que se propague por una sección principal
experimenta dos refracciones y el rayo emergente es desviado, respecto al incidente,
según un ángulo que depende del ángulo de incidencia, del ángulo del prisma y del
índice de refracción de la materia que lo constituye. En el caso de una luz compuesta, la
desviación de los rayos depende también de la longitud de onda de las radiaciones, lo
cual permite utilizar el prisma para descomponer la luz blanca en las distintas
radiaciones del espectro. Los prismas tienen numerosas aplicaciones en óptica. Además
de descomponer la luz, como ya se ha indicado, también se emplean para desviarla, lo
cual permite reducir las dimensiones de ciertos instrumentos o facilita su uso. Con este
fin se recurre al prisma de reflexión total, cuya sección normal es un triángulo
rectángulo e isósceles, en el cual, el rayo S es reflejado por la hipotenusa en I, en una
dirección R perpendicular a SI.
Leyes de la reflexión y de la refracción
Básico
 Rayo Incidente, es aquel que llega a la superficie de separación de los medios
trazados.
 Rayo Refractado, el rayo que pasa al otro medio.
 Ángulo de Incidencia, el ángulo que se forma entre el incidente y la normal.
 Ángulo de Refracción, el ángulo formado por la normal y el rayo refractado.
 Normal, es la perpendicular a la superficie de separación de los medios trazados.

Primera ley:

El rayo incidente, la normal y el rayo refractado pertenecen al mismo plano.

Segunda Ley de Snell


La razón o cociente entre el seno del ángulo de incidencia y el seno del ángulo de
refracción es una constante, llamada índice de refracción, del segundo medio respecto
del primero o sea:

Consideremos dos medios caracterizados por índices de refracción n1 y n2 separados por


una superficie S y en los cuales n2 > n1. Los rayos de luz que atraviesen los dos medios
se refractarán en la superficie variando su dirección de propagación dependiendo de la
diferencia entre los índices de refracción n1 y n2.

Para un rayo luminoso con un ángulo de incidencia θ1 sobre el primer medio, ángulo
entre la normal a la superficie y la dirección de propagación del rayo, tendremos que el
rayo se propaga en el segundo medio con un ángulo de refracción θ2 cuyo valor se
obtiene por medio de la ley de Snell.

Observese que para el caso de θ1 = 0° (rayos incidentes de forma perpendicular a la


superficie) los rayos refractados emergen con un ángulo θ2 = 0° para cualquier n1 y n2.
Es decir los rayos que inciden perpendicularmente a un medio no se refractan.

La simetría de la ley de Snell implica que las trayectorias de los rayos de luz es
reversible. Es decir, si un rayo incidente sobre la superficie de separación con un ángulo
de incidencia θ1 se refracta sobre el medio con un ángulo de refracción θ2, entonces un
rayo incidente en la dirección opuesta desde el medio 2 con un ángulo de incidencia θ2
se refracta sobre el medio 1 con un ángulo θ1.

Una regla cualitativa para determinar la dirección de la refracción es que el rayo en el


medio de mayor índice de refracción se acerca siempre a la dirección de la normal a la
superficie. La velocidad de la luz en el medio de mayor índice de refracción es siempre
menor.

La ley de Snell se puede derivar a partir del principio de Fermat, que indica que la
trayectoria de la luz es aquella en la que los rayos de luz necesitan menos tiempo para ir
de un punto a otro. En una analogía clásica propuesta por el físico Richard Feynman, el
área de un índice de refracción más bajo es substituida por una playa, el área de un
índice de refracción más alto por el mar, y la manera más rápida para un socorrista en la
playa de rescatar a una persona que se ahoga en el mar es recorrer su camino hasta ésta
a través de una trayectoria que verifique la ley de Snell, es decir, recorriendo mayor
espacio por el medio más rápido y menor en el medio más lento girando su trayectoria
en la intersección entre ambos.

Reflexión interna total (Ángulo límite)

Esquema de trayectorias de rayos en reflexión interna total

Un rayo de luz propagándose en un medio con índice de refracción n1 incidiendo sobre


con un ángulo θ1 con una superficie sobre un medio de índice n2 con n1 > n2 puede
reflejarse totalmente en el interior del medio de mayor índice de refracción. Este
fenómeno se conoce como reflexión interna total o ángulo límite y se produce para
ángulos de incidencia θ1 mayores que un valor crítico cuyo valor es:
Reflexión total interna de la luz (I)

Material:

 1 puntero láser
 1 vaso
 Leche (unas gotas)
 Agua

En un vaso vierte agua y unas gotas de leche. Dirige la luz de un puntero láser desde
una de las paredes del vaso, por debajo del nivel del agua, hacia arriba. Las gotas de
leche en el vaso permiten observar el camino del haz a través del líquido. Con esta
geometría se observa el fenómeno de reflexión total interna de un haz de luz. Este
fenómeno se produce cuando el ángulo incidente del haz de luz que alcanza una
superficie de separación de dos medios de diferentes índice de refracción supera un
determinado valor, llamado ángulo crítico, y tiene sólo lugar al pasar el haz de un medio
de mayor índice de refracción (como el agua) a un medio de menor índice de refracción
(como el aire). En nuestro experimento se observa cómo el haz se refleja en la superficie
del líquido y vuelve a introducirse dentro del mismo. Jugando con la orientación del
haz, se observa que el ángulo que forma el haz incidente con la superficie del líquido es
igual al que forma con esta superficie el haz reflejado. Este experimento se observa
mejor en una habitación con poca o ninguna luz.
Experimento 2: Reflexión total interna de la luz (II)

 Material
o 1 puntero láser
o 1 botella de agua de 1.5 litros
o Agua
o Recipiente prismático para recoger agua ("tupper"), con tapa blanca
 Haz un orificio de 3 mm de diámetro en un lateral de una botella de agua de 1.5
litros, a 1 cm de su base (es conveniente hacerlo con un soldador eléctrico, para
que el orificio no presente rebordes de plástico). Prepara un trozo de material
adhesivo resistente que sirva para tapar el orificio. Rellena la botella con agua.
Es conveniente cerrar la botella con su tapón, para que, si el agua tiende a salir
por el orificio, se produzca una depresión dentro de la misma y el agua deje de
salir. Esta botella debe colocarse en la parte superior de un soporte que
sobresalga por encima de un recipiente para recoger agua, con el orificio
orientado hacia este recipiente. Coloca un puntero láser en el extremo de la
botella opuesto al orificio, a la misma altura que éste, apoyado en algo, para que
al encender el puntero la luz pase a través del agujero. En el interior del
recipiente para recoger agua coloca una placa de plástico blanco (puede ser la
tapa del recipiente) formando unos 75º con el fondo. Quita el tapón de la botella,
retira el material adhesivo para que el agua empiece a salir por el orificio y
enciende el puntero láser. La luz del puntero sigue el camino del chorro de agua
y un círculo de luz es visible en el punto en el que el agua golpea a la placa en el
interior del recipiente. A medida que la cantidad de agua disminuye en la
botella, el chorro de agua sale con menos presión y el punto de luz va
desplazándose sobre la placa, siguiendo el camino del chorro de agua. La luz del
puntero sufre una reflexión interna total dentro del chorro de agua y no sale de
él. Éste es el principio de funcionamiento de la fibra óptica.

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