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Bestiario: Los monstruos cotidianos

Sergio Figueroa

Abordar una sola de las obras de Cortázar llevaría demasiado tiempo debido a la gran riqueza polisémica
de las mismas. Se puede plantear el análisis desde los diversos tipos de narradores como ya lo hizo en su
momento Alberto Paredes, los juegos formales y lingüísticos a los que tanto recurre, al acercamiento del
mito, a la deconstrucción, la imbricación de planos espaciales y temporales, la otredad, etcétera. Este
trabajo pretende analizar brevemente la obra que le abrió paso como cuentista consumado, en la que se
encuentra la semilla que ramificaran otras de sus obras y que permanecerán como una constante siempre
fiel y renovada: Bestiario.
Desde la más antigüedad –dice el diccionario de símbolos- el hombre sintió fascinación, respeto o temor
por todas las criaturas que, junto a él, poblaban la Tierra. Desde el medioevo los científicos y naturalistas,
los exploradores y aventureros, tomaban nota de sus descubrimientos. Con ellos se conformaba una
obra, mitad prohibida y mitad venerada, que sólo era consultada por los sabios que intentaban descubrir
los nuevos monstruos que aún habitaban el mundo. Un bestiario es un libro que habla y clasifica a las
bestias de la más diversa ralea. Dragones, basiliscos, demonios. Sacados de leyendas, tradiciones
populares, bestiarios medievales, mitos legendarios y obras de antaño.

Como dice Enrique Anderson Imbert en su Historia de la literatura hispanoamericana: “Ya en Los Reyes
(1949), versión dramática del mito del Minotauro, aparece un tema favorito de Cortázar: lo monstruoso, lo
bestial misteriosamente prendido al destino humano. Repárese en el significativo título del libro que le
siguió: Bestiario (1951)” .

Como es común en Cortázar, Bestiario coexiste en un doble juego. Este Bestiario es una colección donde
se muestra una gran fauna, en la que igual conviven, interactúan y “socializan”, “luchan” hombres y
animales. Por un lado tenemos los animales que conforman el zoológico convencional, los conejos, el
tigre, las hormigas, las manscuspias. Por otro lado, tenemos la representación de la bestia o el monstruo
en el hombre mismo, Cito parte de “Las puertas del cielo”: “Me parece bueno decir aquí que yo iba a esa
milonga por los monstruos (…) Mirando de reojo a Mauro yo estudiaba la diferencia entre su cara de
rasgos italianos, la cara del porteño orillero sin mezcla negra ni provinciana, y me acorde de repente de
Celina más próxima a los monstruos, mucho más cercana de ellos que mauro y yo”. Hay que recordar que
Las puertas del cielo su ambiente necrófilo (se alude a Virgilio y a los nuevo círculos del infierno) nos
cuenta de la aparición de Celina en el mundo de los vivos a través de un espectáculo de baile de las
milongas que presencia Mauro y el narrador. Lo interesante aquí es que las milongas, de tono nostálgico
y a la vez festivo dan marco para que se haga presente Celina, -recientemente muerta, recalco- en el
mundo de los vivos. Estos son algunos de los temas de su primer trabajo dentro de la literatura fantástica.

Para Cortázar existe una relación lapidaria, escondida entre esta fauna tan diversa como opuesta. En
múltiples entrevistas el autor de Rayuela ha hablado de la atracción y fascinación que siente por la fauna
de jerarquía inferior, es decir los insectos. Por eso no es gratuito que en el cuento “Circe” la protagonista
ofrezca a su prometido galletas aderezadas con cucarachas ni tampoco la creación de un formicario por
parte de Isabel de “Bestiario”, para representar el mundo complejo de los adultos. También existen las
comparaciones del hombre con el animal: en Bestiario: “Nino sapo, Nino pescado”, en “Las puertas del
cielo” “Mauro lloraba a cara descubierta como todo animal sano y de este mundo”
Por otra parte, existe lo monstruoso, como acto, como hecho irrefutable, de consecuencias dramáticas.
Uno de estos se ve con el tema de la invasión de planos.

Entre los relatos que se observa la invasión del plano de lo irreal sobre la cotidianeidad de lo real,
son “Casa tomada” y “Carta a una señorita en París”. En el primero, las presencias extrañas
(innominadas, entes o fantasmas o monstrusos) que van invadiendo poco a poco la casa obligan a los
hermanos a abandonar el patrimonio familiar heredado. El desalojamiento de este “matrimonio” de
hermanos es visto como un castigo a su incesto, son arrojados del paraíso donde la armonía reinaba.
Ahora están a la intemperie en un mundo desconocido. La referencia a “La caída de la casa Usher”,
de Edgar Allan Poe, es innegable.
En “Carta a una señorita en París” El deseo de desalojo por la invasión de los conejos, obliga al
narrador confesar a su casera que vomita conejos y que lucha siempre por mantener el orden en el
departamento después de los destrozos causados por los animalitos. Para el narrador la cifra de diez
conejos está cerrada, equilibrada, pero cuando vomita el onceavo ese supuesto orden se altera, y se crea
el caos. Desesperado, busca la solución posible: destruir a los conejos y destruirse a sí mismo. De tal
manera relata el suicidio como una confesión suave y velada: “No creo que les sea difícil juntar once
conejitos salpicados sobre los adoquines, tal vez ni se fijen en ellos, atareados con el otro cuerpo que
conviene llevarse pronto, antes de que pasen los primeros colegiales.”

El motivo del desdoblamiento, de tradición romántica alemana se ve claramente en el cuento


“Lejana”. Alberto Paredes dice que “Con la propia Alina se comunica la experiencia de extrema
subjetividad del desdoblamiento de identidad” . Es el primer cuento donde se toca el desdoblamiento
“Lejana”, en el que Alina sufre frecuentes sensaciones de estar en otro lado, en donde la “otra” es
golpeada por su marido, entonces Alina decide buscarla y la encuentra. Y pasa de la sospecha de un
doble en algún lugar remoto a la metamorfosis en el otro yo. La mezcla de narradores, que va desde la
primera persona del diario a una tercera persona que plantea el final, como si fuera una nota periodística,
lo que le da cierta objetividad al relato esa distancia del narrador. El uso contundente de contar un
desenlace exterior de una experiencia humana, un narrador en tercera persona, lo objetiviza. La
asociación también con otro cuento de Poe, “William Wilson”, es también innegable. Aquí responde a una
tradición pero con una propuesta nueva, es el doble pero es también la metamorfosis en que se funden
las dos Alinas. Es interesante señalar que en este texto Cortazar utiliza varios indicios como los juegos de
palabras, anagramas, palindromas para sugerirnos esa otra cara de la moneda, ese complemento doble
que está buscando Alina.

En la obra cuentística de Julio Cortázar resalta de una manera especial el tema del doble, como en
Borges y en toda la corriente de la literatura fantástica. Hay que añadir que este tema no es propio
únicamente de la literatura hispanoamericana sino que es un tema recurrente en casi toda la literatura
universal, en Alemania existe toda una tradición del doble –la obra de E.T.A Hoffmann es una muestra de
ello- denominada Doppelganger, y en Escocia Fetch. En Cortázar se expresa el tema de forma excelente
en cuentos como: “Lejana”, “Axolotl”, “Una flor amarilla”, “La noche boca arriba”, entre otros. Cortázar
habla de estas recurrencias temáticas: “Sí, hay en mí una especie de obsesión del doble ¿viene de la
lectura temprana de “Dr. Jekyll and Mr. Hyde”, de Stevenson, de “William Wilson”, de Edgar Allan Poe o
de la literatura alemana que está habitada por el tema del doble.”
Cortázar afirma que no se trata de una influencia literaria. Cuando escribió el cuento “Lejana”, esa noción
del doble no era una contaminación de otros textos sino un acto vivencial. La experiencia que Cortázar
vivió fue en una época en la que él tuvo que tomar una droga por prescripción médica. Lo que le provocó
la sustancia al principio fue jaqueca, pero se fue acostumbrando. Un día se vio acompañándose a sí
mismo, lo que le produjo una sensación extraña.

Otra afirmación que hace del doble como experiencia indirecta es la semejanza que él encuentra en dos
grandes escritores, Charles Baudelaire y Edgar Allan Poe. Afirma que son dobles el uno del otro. Primero
señala su gran parecido físico y después su enorme semejanza psicológica, la misma devoción a la
necrofilia, los mismos problemas sexuales, la misma actitud ante la vida, la misma calidad poética.
Baudelaire se obsesionó con los cuentos de Poe y tradujo algunos de sus cuentos al francés, lo que
resulta un tanto paradójico ya que no era docto en el inglés y en aquella época no había diccionario de
modismos. Y el resultado de la traducción, según Cortázar es fiel al original.

Al hablar de esto, Cortázar cita la teoría de Jung y las de las cosmogonías: “El doble, los
personajes dobles, los mellizos ilustres: Rómulo y Remo, Castor y Pólux, los dioses dobles, son una de
las constantes del espíritu humano como proyección del inconsciente convertido en mito, en leyenda.”
Para Cortázar el tema del desdoblamiento les sirve para manifestar una alternancia, un juego con
lo "otro" que está ahí, agazapado en espera del instante para cruzar esa línea paralela que es nuestro
destino.
El aspecto fantástico en la obra literaria de Cortázar responde, no a un recurso imaginativo como
lo especifica en su postulado, su propuesta va más allá: es la manera como él percibe la realidad con
búsquedas más amplias y auténticas y no sólo al realismo que marca limitantes ingenuas y
convencionales.
Volviendo a Bestiario, “Ómnibus” es el relato de un día extraordinario llevado por el absurdo, no tanto por
lo fantástico, pero representado por cierta fauna monstruosa en los personajes pasajeros del dicho
ómnibus. Aquí la narración está elaborada con imágenes poéticas: “bajo Clara taconeando distintamente,
saboreando un sol de noviembre roto por islas de sombras que le tiraba a su paso los árboles de
Agronomía.” Ese paseo de tarde libre de Clara se verá empañado por un suceso absurdo: todos los
pasajeros de la ruta 168 traen consigo ramos de distintas flores, con excepción de ella y su acompañante
ocasional por lo que provocan la furia de los demás. La adhesión a los otros para no contrastar y
despertar su enojo se soluciona comprando flores. Con esa acción, siguen su camino felices el uno junto
al otro. La protagonista y su acompañante tienen que bajarse a comprar un ramo para estar seguros en
esa comunidad absurda.

Cefalea los cuidadores de ciertos seres como bichos llamados mancuspias, sufren el ataque de los
mismos por alterar su orden tan estricto.Nadie sabe con precisión qué clase de animal de cría es la
mancuspia; por otra parte, también son pocos los que pueden decir en qué consiste, o sobre qué
postulados se basa, la clasificación homeopática de las enfermedades, ni tampoco su farmacopea.
Cortázar demuestra aquí en forma práctica lo que muchos lectores de informes científicos ya
sospechaban: que es posible escribir sobre vaguedades y fantasías con la misma precisión que si se
tratara de realidades incontrovertibles. Si se cuenta con el talento suficiente, claro.
Circe La Circe mitológica que en La Odisea convierte a los compañeros de Ulises en bestias. En el
cuento de Cortázar es una hija de familia maniática y de instinto criminal que intenta asesinar a su
prometido, como lo hizo con sus prometidos anteriores que murieron, ofreciéndole galletas con
cucarachas y veneno.
Bestiario La bestia que ronda, como el tigre, cada rincón de la casa y donde los personajes viven
cotidianamente con él. Aludiendo como en el primer texto, “Casa tomada”, al incesto, con el asedio de
Nene con Rema.
Carlos Monsiváis a dicho de esta obra de Cortázar que los personajes de son aniquilados –strictu sensu,
son sacrificados- porque provenientes de un barrio Descartes, Hume o Locke, se ven enfrentados de
pronto a callejuelas William Blake o Bran Stoker o Monk Lewis. Así el sacrificio, el gran tema cortazariano,
se vuelve la propición, la remisión de culpas, en este caso, la culpa de vivir un solo nivel del tiempo o de
habitar la realidad de un modo unívoco, sin percatarse de que está vulnerada por dimensiones infinitas y
simultáneas.
Julio Cortázar habla de Bestiario en la famosa entrevista con Ernesto González Bermejo y dice que la
complejidad de este su primer libro de relatos es casi siempre de orden patológico, son aberraciones, son
excepciones a las reglas. Piense en “Circe”, en “Bestiario”, en “Cefalea”, son cuentos donde lo fantástico
se da en situaciones marginales de vida que sólo le pueden ocurrir a una persona en un millón.

Cortázar define su fantástico de la siguiente manera: Lo fantástico puro, lo fantástico que ha dado los
mejores cuentos, está raramente centrado en la alegría, el humor, las cosas positivas. Lo fantástico es
negativo, se aproxima siempre a lo horrible, a lo espantoso. Eso ha dado la novela “gótica”, con sus
cadenas, sus fantasma, etc. Además ha dado a Edgar Allan Poe que es el verdadero inventor de cuento
fantástico moderno, siempre horrible también. No he llegado a comprender por qué lo fantástico está
centrado en el costado nocturno del hombre no en su lado diurno (Alazraki, 1994: 61)

“Para mí, lo fantástico –dijo en una de sus mejores entrevistas- es la indicación súbita de que, al margen
de las leyes aristotélicas y de nuestra mente razonante, existen mecanismos perfectamente válidos,
vigentes, que nuestro cerebro lógico no capta pero que en algunos momentos irrumpen y se hacen sentir”
(González Bermejo, 1978: 42)

Cepeda Samudio al referirse a los cuentos de Bestiario, hablaba de una frontera borrada entre la
realidad y la irrealidad. Lo propiamente fantástico era solamente una modalidad posible, al lado de otras,
en ese concepto del cuento, Importaba el que, en el universo elaborado por un cuento dado, una parte de
los elementos determinantes no se concretara en la expresión, tratárase de la parte sumergida del iceberg
hemingwayano o de los elementos estrictamente fantásticos.
Finalmente, puedo decir que Bestiario representa una colección de relatos poblados por monstruos y
bestias nocturnas que surgen del subconsciente y llegan a habitar el mundo de lo cotidiano.

Enrique Anderson Imbert , Historia de la literatura hispanoamericana, México, Fondo de Cultura


Económica,1995. Pp. 367-368

Ernesto González Bermejo, Conversaciones con Cortázar, Editorial Hermes, México, 1978. p.32

Idem

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